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Relaciones

versión impresa ISSN 0325-2221versión On-line ISSN 1852-1479

Relaciones vol.46 no.2 Buenos Aires dic. 2021

 

Artículos

SECUENCIA CRONOLOGICA DE LAS OCUPACIONES PREHISPÁNICAS DEL SECTOR CENTRAL DE LA QUEBRADADE HUMAHUACA (JUJUY, ARGENTINA)

CHRONOLOGICAL SEQUENCE OF THE PREHISPANIC OCCUPATIONS OF THE CENTRAL SECTOR OF QUEBRADA DE HUMAHUACA (JUJUY, ARGENTINA)

María Clara Rivolta1 

Clarisa Otero2 

Catriel Greco3 

1Instituto Interdisciplinario Tilcara, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades (ICSOH), Universidad Nacional de Salta.E-mail: rivoltaclara@gmail.com

2Instituto de Datación y Arqueometría, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Instituto Interdisciplinario Tilcara, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). E-mail: clarisaotero@yahoo.com.ar

3Departamento de Geología, Universidad Nacional de San Luis - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. E-mail: catrielgreco@conicet.gov.ar

RESUMEN

Se propone una nueva secuencia cronológica para el sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina), estructurada en cinco períodos que dan cuenta de los cambiosy continuidades en las poblaciones locales entre los que se destaca la presencia de grupos ex-trarregionales. Partiendo de la compilación de todos los fechados radiocarbónicos publicadoshasta el momento, se analizó el contexto de procedencia, lo que permitió clasificar los datos apartir de la información vinculada con las características arquitectónicas, de emplazamiento yalfarería. Esto permitió examinar las tendencias temporales de los patrones observables utilizandomodelación estadística bayesiana y destacar situaciones de contemporaneidad entre fenómenosanteriormente considerados como sucesivos en el tiempo. La propuesta no está estructurada paraofrecer un modelo cerrado, sino más bien para consolidar un esquema de trabajo que parte dehipótesis basadas en datos actualizados y confiables que deberán ser puestas a prueba en futurasinvestigaciones.

Palabras clave: temporalidad; Noroeste argentino; materialidad; procesos prehispánicos; modelos bayesianos

ABSTRACT

This work proposes a new chronological sequence for the central sector of Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina), structured infive periods that account for the changes and continuitieswithin local populations and the presence of extra-regional groups. Based on a compilation ofall radiocarbon dates published to date, the immediate context of origin was analyzed, whichallowed classifying the data from the information related to the architectural, settlement patternand pottery characteristics considering their level of representativeness in the analyzed regionalsegment. This allowed us to examine the temporal trends of the observablepatterns using Bayesianstatistical modeling and to highlight contemporaneity situations between phenomena previouslyconsidered as successive in time. The structure of this proposal is not meant to offer a closedmodel, but rather to consolidate a work scheme built upon hypotheses based on updated andreliable data that should be tested in future research.

Keywords: temporality; northwestern Argentina; materiality; pre Hispanic processes; bayesian modeling

INTRODUCCIÓN

La formulación de esquemas cronológicos en Arqueología constituye una herramienta valiosa en la medida que permite construir marcos de referencia a partir de los cuales posicionarlas sociedades en el pasado. Claramente, las primeras propuestas para el Noroeste argentino tuvieron como objetivo situar diferentes manifestaciones materiales, en particular valiéndose de losestilos cerámicos, en ausencia de otras técnicas de análisis más precisas. En la actualidad, a pesarde contar con diversos métodos radiométricos, la formulación de esquemas cronológicos siguerepresentando un modo de comprender y contener los desarrollos de las sociedades prehispánicas,entre las que se pueden considerar perspectivas como procesos sucesivos, resaltando cambios,continuidades, asignaciones recortadas temporalmente del contexto material, grados de contemporaneidad entre tradiciones de diferentes regiones, entre otros. Sin embargo, independientementedel posicionamiento teórico que se tome, resulta conveniente considerar que las construccionescronológicas son herramientas conceptuales por lo que, en la medida que se producen avancesen las investigaciones, deben ser reformuladas acorde con los cambios que demanden los nuevosdescubrimientos. Los esquemas construidos resultan operativos solo en la medida que exhiban unaestructura de carácter dinámico y flexible. En caso contrario, su capacidad explicativa se reduce,convirtiéndose en un armazón rígido inaplicable a sociedades que como norma no reproducen suvida social en formatos estancos ni de manera lineal. Por ello, resulta importante discutir el gradode predictibilidad y el nivel de aplicabilidad que suele esperarse de las cronologías en la medidaque la construcción de bloques temporales tiende a presentar contenidos excluyentes en los queno siempre se atiende a posibles continuidades entre un intervalo y otro.

El objetivo de esta contribución es dar a conocer una propuesta cronológica que se ajuste a las nuevas evidencias como resultado de las investigaciones realizadas en el sector central de laQuebrada de Humahuaca. Dicho sector está delimitado por dos quebradas tributarias, al norte porla quebrada de Yacoraite y al sur por la de Purmamarca (figura 1). Representa el sector donde seencuentra el mayor número de sitios arqueológicos estudiados en profundidad y que cuentan concontextos de asociación precisos por lo cual los fechados brindan un alto grado de confiabilidad.

Esta propuesta se sustenta en avances recientes realizados en torno a diferentes problemáticas, entre las que se consideraron dataciones radiocarbónicas, excavaciones, estudios de colecciones,análisis arqueométricos y la reinterpretación de evidencias a partir de enfoques renovados. Si bien,anteriormente realizamos otras contribuciones en torno a la cronología (Otero y Rivolta 2015;Greco y Otero 2016; Rivolta et al. 2017) en este caso se suman una serie de perspectivas diferentes.

Figura 1: Mapa del sector central de la Quebrada de Humahuaca con la ubicación de los sitios arqueológicos indicados en el texto. 

Principalmente, se incluyen dataciones radiocarbónicas considerando las evidencias disponibles hasta la fecha aplicando estadística bayesiana, a fin de lograr un modelo actualizado y que seajuste a los avances recientes en el campo de la disciplina. Asimismo, se amplió la perspectivapara incluir los desarrollos posteriores al siglo XIV, es decir, no solo los que comprenden a laocupación incaica, sino también a su desenlace e inicios de la Colonia española, a fin de generarun marco explicativo abarcativo en una propuesta unificada. Finalmente, se construyeron períodosen los que se discuten las evidencias y se plantean hipótesis de trabajo que permitan ahondar ycomprender los procesos sociales que tuvieron lugar en el sector bajo estudio interpelando losmodelos tradicionales.

LOS DESARROLLOS CRONOLÓGICOS PREVIOS

A lo largo del tiempo, a partir de información provista por colecciones e investigaciones, se elaboraron distintas propuestas vinculadas a esquemas cronológicos diacrónicos a fin de comprender la dinámica de las sociedades del Noroeste argentino. Si consideramos la época en la quefueron realizadas, es comprensible que no estuvieran refrendadas por resultados radiocarbónicosque permitieran situar de manera precisa a los contextos materiales, al tiempo que las evidenciaseran recuperadas aplicando técnicas que actualmente se reconoce que presentan limitacionesmetodológicas. Una de las primeras contribuciones basadas en el trabajo sistemático de revisiónde colecciones de sitios arqueológicos para el Noroeste argentino fue realizada por Bennett ycolaboradores (1948). La metodología desarrollada consistió en segmentar el Noroeste en tresregiones: Norte, Centro y Sur, dando lugar a la conformación de períodos basados en el estudiode colecciones, lo que derivó en la formulación de estilos cerámicos específicos para cada unade las regiones identificadas.

Desde esta perspectiva, la Quebrada de Humahuaca fue ubicada en el segmento Norte y organizada a partir del reconocimiento de cuatro períodos denominados: Temprano, Medio, Tardíoe Inca, asociados a tres culturas: Media, Humahuaca e Inca. Asimismo, el cuadro cronológicoconfeccionado contenía información sobre estilos cerámicos, reconociendo los siguientes: IslaPolícromo, Alfarcito Polícromo, Tilcara negro sobre rojo, Hornillos negro sobre roj o, Angosto chicoinciso, Poma negro sobre rojo, Cuzco Polícromo, Complejo Puna y Complejo Iruya (Bennett etal. 1948). Este cuadro constituyó el punto de partida para que, con posterioridad, González (1955)generara otras secuencias temporales que fueron modificándose en la medida que se realizaronavances en las investigaciones. De este modo, su secuencia maestra desarrollada para el vallede Hualfín en Catamarca (González 1955) fue revisada y transformada hasta lograr un esquemaabarcativo para todo el Noroeste argentino. Es así que a partir del enfoque sobre culturas agroal-fareras define los siguientes intervalos: Período Temprano (primeras culturas hasta el 650 d.C.),Medio (650-850 d.C.), Tardío (850-1480 d.C.), Inca (1480-1536 d.C.), Hispano Indígena (1536d.C.) y Colonial (1640 d.C.) (González y Pérez 1972). La finalidad principal en la elaboraciónde esta periodificación se centró en comprender el proceso histórico en el Noroeste argentino y,a su vez, contar con herramientas para relacionar dichos procesos con los acontecidos en generalen el área centro-sur Andina. En cuanto al alcance que tuvo este esquema para la Quebrada deHumahuaca, los autores reconocieron la escasa evidencia con la que se contaba al momento deelaborarla, particularmente para el Período Temprano representado por el sitio Estancia Grande,trabajado por Salas (1948). El Período Medio correspondió a las evidencias que fueron registradaspara sitios como La Isla de Tilcara y Alfarcito, en tanto el Período Tardío se encontraba reflejadoen sitios como Pucará de Tilcara, Yacoraite, Hornillos y Juella. Para el momento incaico, los sitiosmejor representados fueron el Pucará de Tilcara y La Huerta. A pesar de contar con este cúmulode evidencias, la ausencia de dataciones radiocarbónicas dificultó de alguna manera la aplicaciónde este esquema en toda la Quebrada de Humahuaca. A su vez, en la medida que se fueron recopilando más resultados radiocarbónicos, comenzaron a surgir problemas de adecuación entre losintervalos construidos y los nuevos contextos arqueológicos relevados.

A partir de la década de 1980, fue posible ampliar progresivamente el número de fechados obtenidos para la Quebrada de Humahuaca, debido a que las investigaciones incorporaron nuevossitios de estudio y problemáticas. Desde entonces, se construyeron diferentes esquemas que, enocasiones, recreaban el primer marco cronológico propuesto por González y Pérez (1972). Entrelas diferentes propuestas se cuenta con la de Raffino (1991), quien construye un cuadro generalabarcativo tomando como escala de aplicación al Noroeste argentino, iniciando la secuencia conel Período Formativo, segmentado en Inferior (500 a.C.-400 d.C.) y Superior (400 d.C.-900 d.C.);Desarrollos Regionales (900 d.C.-1471 d.C.); Horizonte Inka (1471 d.C.-1532 d.C.) y PeríodoHispano Indígena (1535 d.C.-1660 d.C.).

Más recientemente, otros esquemas cronológicos se centraron particularmente en la Quebrada de Humahuaca (Nielsen 1997, 2001). Estas propuestas fueron elaboradas a partir de una mayor cantidad de evidencias tanto radiocarbónicas como contextuales, generando un desarrolloen fases (Nielsen 1997). En una contribución posterior, Nielsen (2001) elabora otro modelo enparte sostenido con referencias al previo, pero reconociendo los siguientes períodos: Formativo(final) al que se integra la fase Vizcarra; Desarrollos Regionales I con las fases Calete y Muyuna;Desarrollos Regionales II que incorpora las fases Sarahuaico y Pukara; Inca e Hispano Indígenacon las fases homónimas (Nielsen 2001). La propuesta más reciente de este autor (Nielsen 2007)organiza las evidencias arqueológicas utilizando "componentes cerámicos" como unidad conceptual,a fin de evaluar la situación cronológica y sistematizar la materialidad en cuatro grandes conjuntos: Alfarcito Antiguo, Isla/Alfarcito, Humahuaca e Inka. Retomamos de ese trabajo la idea deorganizar los datos disponibles sobre la base de la materialidad observable y evaluar su cronologíacon estadística bayesiana, siendo un antecedente directo para esta metodología a nivel regional.

Posteriormente, y a escala más específica, Otero y Rivolta (2015) elaboraron un esquema de intervalos para la planta urbana de Tilcara en el que se identificaron ocupaciones: del primermilenio de la era, siglos XI a XIV, XIII-XIV al XV, XV a XVI, siglo XVI e intervalo del primermomento histórico. La cronología se generó sumando a resultados previos los contextos materialesy fechados de investigaciones recientes, que fueron confrontados con los esquemas de cronologíaclásicos, permitiendo de este modo evidenciar la dificultad inherente de ubicar el momento Islaen el Período Medio, tal como fuera señalado en el esquema de González y Pérez (1972). Otrasde las dificultades que remarcan las autoras de este esquema es la amplitud temporal propuesta para el Formativo o Período Temprano en Tilcara, sugiriendo una mayor antigüedad que laque habían considerado González y Pérez (1972). Claramente la falta de adecuación entre estacronología clásica y la reciente, que partió tanto de los resultados radiocarbónicos como de lasinvestigaciones realizadas en el sector central de la Quebrada de Humahuaca, dieron cuenta de lanecesidad de efectuar ajustes mayores para analizar las problemáticas que se iban originando. Enuna contribución posterior y mediante la aplicación de estadística bayesiana se efectuó un planteoreconociendo particularidades de la cronología en el sector central de la Quebrada, a partir de laidentificación de momentos designados como: Formativo, Humahuaca Temprano e Isla, para locual se combinaron evidencias materiales y arquitectónicas asociadas a los resultados radiocar-bónicos (Rivolta et al. 2017). En este texto además se discutió la problemática Isla planteandocomo hipótesis el desplazamiento de grupos altiplánicos hacia la Quebrada de Humahuaca, sinembargo, no se incluyeron eventos posteriores al siglo XV d.C. Es a partir de la presente contribución que se toman en cuenta los desarrollos completos para el sector central, desde la reflexióncrítica centrada en la producción de los propios autores de este trabajo.

El análisis cronológico parte de una revisión bibliográfica exhaustiva a fin de generar una base de datos de fechados radiocarbónicos para el área de estudio. En total se cuenta con 109dataciones que fueron realizadas entre los años 1967 y 2019 (tabla 1). Dejamos de lado aquellasque fueron procesadas antes de 1980, es decir un total de dos dataciones, ya que podrían tenerdistintos estándares de medición y sería necesario corregirlas (Carbonari et al. 2011). Del mismomodo, se descartaron seis mediciones con un error de 100 años o más ya que agregaban demasiadaimprecisión al análisis estadístico. Es por ello que finalmente, la muestra analizada estadísticamente se compone de 101 fechados. En cada caso revisamos la información disponible sobre loscontextos, los materiales directamente asociados y respetamos la interpretación de los autorescon respecto a la cronología de los sitios y la confiabilidad de los resultados.

Para esta propuesta adoptamos un enfoque cronológico bayesiano, que implica asignar los fechados a grupos sobre la base de criterios arqueológicos y establecer un orden entre ellos encaso de que hubiera información suficiente. Utilizamos un modelo de fases uniformes y superpuestas (Buck et al. 1996; Bronk Ramsey 2009) para evaluar siete grupos de fechados de maneraindependiente. De este modo, entendemos que aquellas categorías cronológicas tradicionales (osurgidas desde otros marcos conceptuales), como Formativo, Isla o Tardío pueden reconceptualizarse como procesos, que no necesariamente son consecutivos, sino posiblemente contemporáneos.

Tabla 1: Base de datos de fechados radiocarbónicos del área de estudio. 

El área de estudio se encuentra en el límite sur estimado para la zona de convergencia intertropical (ZCIT) (Hogg et al. 2020) y de la influencia del Monzón Sudamericano, con una potencial mezcla de masas de aire de los hemisferios norte y sur (Marsh et al. 2018). Por lo tanto, siguiendolas recomendaciones de ambos trabajos utilizaremos una curva de calibración mixta entre IntCal20(Reimer et al. 2020) y SHCal20 (Hogg et al. 2020). Esto podría generar ciertas discrepancias conresultados previos, aunque las variaciones entre usar la curva mixta o solo ShCal20 no son mayoresa veinte años para cada edad calibrada (Nesbitt et al. 2020). El análisis estadístico se realizó conel software OxCal v4.3 (Bronk Ramsey 2009) y los resultados se representan con gráficos KDE(Kernel Density Estimation) que muestran una conjunción de probabilidades modeladas de todoslos fechados individuales y se utilizan para representar la duración de los procesos datados a nivelregional. La ventaja con respecto a otras técnicas de suma de probabilidades es que los gráficosKDE reducen el ruido debido al número limitado de muestras, al proceso de calibración y a laincertidumbre excesiva de algunos fechados (Bronk Ramsey 2017). Asimismo, para cada grupose calcularon los parámetros de límite cronológico inicial y final, que utilizaremos para plantearnuestra propuesta cronológica.

Para clasificar los fechados en grupos excluyentes tomamos en cuenta la combinación de evidencias surgidas recientemente, sumada a reinterpretaciones vinculadas con la dinámicasociocultural en el sector central de la Quebrada de Humahuaca. Entre los criterios se han considerado variables tales como: contexto material, poniendo particular énfasis en los conjuntosalfareros; emplazamiento y disposición de los sitios en el paisaje; tipo de organización interna ycaracterísticas arquitectónicas. La selección de la alfarería dentro del conjunto de la materialidadse debe a que constituye un elemento presente en la totalidad de los sitios relevados y refleja unvolumen de información comparativamente mayor que otros elementos del registro. Los demáscomponentes de la materialidad pueden estar presentes en ocasiones y de manera diferencial odirectamente encontrarse ausentes de los registros con lo cual resulta complejo abordarlos demanera comparativa. Del mismo modo, la localización de los sitios en el paisaje representa unavariable que, por lo común, se manifiesta, al igual que los rasgos arquitectónicos en gran parte de los poblados, aún en caso de que estén constituidos por un segmento de la totalidad.

En cuanto a la organización interna, se consideró el modo en que se ordenan los diferentes espacios (caminos, plazas, recintos, etc.) en el interior de los sitios. No obstante, uno de los elementos que condicionaría la interpretación es que los sitios que convalidan el esquema no siemprecorresponden a poblados. En este sentido, la información utilizada remite no solo al registro deasentamientos para los que se cuenta con sus trazas distinguidas por entero, sino que también seincluyen unidades arquitectónicas aisladas, espacios de inhumación, es decir evidencias parcialescon diferentes grados de asociación al contexto material.

De acuerdo con lo señalado, y luego de analizar distintas opciones, las evidencias fueron agrupadas en torno a las siguientes denominaciones: A) ocupación en aldeas, B) ocupaciónen terrazas, C) ocupación en semiconglomerados y D) ocupación en conglomerados (figura7). Estas categorías se generaron a fin de dar cuenta del registro material, las particularidadesarquitectónicas y de emplazamiento para los diferentes sitios analizados; de manera sumatoriaincorporaron evidencias de carácter descriptivo útiles para postular nuevas interpretaciones. Conrespecto a los fechados radiocarbónicos, consideramos que sería ideal referir los resultados alsector de procedencia y al contexto asociado, y no atribuirlo a la totalidad del sitio de donde seobtuvo la muestra (tabla 2). Dado que, por el momento, no es posible avanzar con una propuestade estas características, se implementó una estrategia metodológica particular para el caso de losconglomerados debido a que la gran cantidad de contextos excavados permite una clasificacióncon mayor detalle, distinguiendo los siguientes subgrupos:

D1) basurales

D2) contextos sin evidencia inca D3) contextos con evidencia incaD4) contextos con evidencia colonial

Tabla 2: Estimaciones del inicio de final de cada grupo de fechados. Valores redondeados cada 10 años. 

CARACTERÍSTICAS DE LAS OCUPACIONES

Ocupación en aldeas

En lo que comprende al sector central de la Quebrada de Humahuaca, las evidencias de las primeras sociedades sedentarias son escasas y se concentran en dos entornos diferentes, enel fondo de valle (correspondiente a la planta urbana de Tilcara) por un lado y en las quebradasaltas, por el otro.

Para el caso de Tilcara, la gran mayoría de los sitios formaron parte de rescates arqueológicos que brindaron información relevante, entre las que se cuentan estructuras arquitectónicas representadas por segmentos de muros (posiblemente constitutivos de recintos habitacionales)así como también contextos de inhumación del tipo cistas y agrupamientos de tumbas. El uso deltérmino aldea está directamente vinculado con el concepto que en general se asocia a ocupaciones del primer milenio de la era, de carácter sedentario cuyos modelos arquitectónicos resultanheterogéneos con patrones de patio central y recintos circulares adosados dispersos entre áreasde cultivo, como sería el caso de Tafí (Berberián y Nielsen 1988; Oliszewski 2017) hasta agrupamientos concentrados, tal es el caso de la Aldea Piedra Negra, con 450 hectáreas cubiertas deestructuras residenciales (Delfino et al. 2015).

Claramente, y hasta el momento, las evidencias no permiten constatar el grado de organización existente para esta instancia en la Quebrada de Humahuaca ya que la posibilidad de identificarcontextos completos resulta sumamente dificultosa dado que sobre estos mismos espacios seasentaron los poblados modernos.

Por otra parte, los sitios localizados en quebradas altas son Alfarcito (Debenedetti 1918a; Madrazo 1969a; Zaburlín et al. 1996; Tarragó y Albeck 1997) y Estancia Grande (Salas 1948;Palma y Olivera 1992-93; Olivera y Palma 1997). Ambos marcan una diferencia en términos deemplazamiento con los anteriormente mencionados debido a que se trata de poblados extensoscon estructuras complejas. Esto implica que posiblemente estuvieron ocupados durante siglos,marcando una trayectoria vinculada a diversos períodos y no únicamente al grupo de aldeas. Parael caso de Alfarcito, si bien las dataciones corresponden a uno de los trabajos de investigaciónen el que se intervinieron un perfil y una terraza (Zaburlín et al. 1996), las referencias del sitio lodefinen como de gran extensión en el que se distinguen espacios de cultivo con recintos habita-cionales dispersos (Debenedetti 1918a; Madrazo 1969a). Del mismo modo, el emplazamiento deEstancia Grande comprende sectores diversificados con características disímiles entre los que sereconocieron contextos materiales y fechados representativos de este momento (Palma y Olivera1992-93; Olivera y Palma 1997).

En cuanto al conjunto de restos materiales se cuenta con cerámica, en general fragmentada, puntas de proyectil, adornos elaborados en metal y cuentas de collar, entre los más destacados.Con particular referencia a la cerámica, son frecuentes los estilos monocromos pulidos y alisadosen tonalidades grises, negras, marrones y ante, mientras que los diseños pintados se restringen alnegro sobre rojo con diseño de líneas paralelas y quebradas en vasos y escudillas altas (Rivoltay Albeck 1992; Olivera y Palma 1997; Tarragó y Albeck 1997; Juárez et al. 2020). En cerámicatambién se realizaron modelados zoomorfos y pipas. En cuanto a los tipos ordinarios resultanmayoritarios en todas las colecciones y forman parte, entre otros, de las grandes ollas tubularesde aproximadamente 1 m de alto, cuyas funciones alternaron entre el almacenaje y entierrosesporádicos de párvulos. Cabe mencionar que el estilo pintado negro sobre rojo no está presenteen los contextos tempranos de Alfarcito ni de Estancia Grande (Zaburlín et al. 1996, Olivera yPalma 1997).

Estancia Grande (Salas 1948; Palma y Olivera 1992-93; Olivera y Palma 1997), Alfarcito (Zaburlín et al. 1996; Tarragó y Albeck 1997), Malka (Nielsen 1997; Juárez et al. 2020). Incluimos tambiéncomo parte de este grupo los sitios que comparten las características previamente mencionadas,pero que no cuentan con dataciones absolutas: Til.23 (Aleksandrowicz 1987a), El Antigal (Madrazo1968), Intiwayna (Rivolta et al. 2010a) y Flores I (Seldes 2006). En el caso del rescate realizado enCalle Belgrano (Tarragó y Albeck 1997), si bien cuenta con fechado radiocarbónico, el resultadoobtenido estaría fuera del rango del grupo de aldeas. Es posible que la muestra utilizada para estadatación sea de un evento intrusivo.

Ocupación en terrazas

Está conformado por poblados que presentan la particularidad de redefinir el uso de las laderas como espacios habitacionales partiendo de una resolución similar a la utilizada para sectores agrícolas. Cada uno de los escalones constituye un componente desde la perspectiva de la unidaddoméstica, en el que el muro perimetral bordea al sector aterrazado. Presentan subdivisionesinternas y muros de contención por fuera del perímetro principal, posiblemente para minimizarlos efectos de la pendiente. En el interior de estos grandes espacios se identificaron actividadesde consumo, preparación de alimentos, así como también el procesamiento de materias primas.

Una característica importante en el conjunto de sitios en terrazas es que alternan su localización en sectores de las márgenes del río Grande y también pueden disponerse en el interior de quebradas por lo que resulta notoria la escasa visibilidad hacia el entorno y desde los sitiosen particular. Este último aspecto es característico de poblados como Sarahuaico (Rivolta 1996),Aguirre (Rivolta 2003b), Quebrada del Cementerio, Campos Colorados (Nielsen 1997; Nielsen yRivolta 1997), entre otros. En menor proporción se encuentran asociados a las laderas aterrazadas,emplazamientos de menor envergadura con particularidades defensivas y/o de control visual comosería el caso de Puerta de Maidana Alto (Aleksandrowicz 1987b), Sarahuaico Alto y Pucará dePerchel (Debenedetti 1918b; Scaro y Sica 2015).

La cerámica corresponde principalmente a fragmentos ordinarios de ollas y pucos y, en menor proporción, a vasijas decoradas. Los fragmentos de pucos negro pulidos constituyen partedel conjunto, así como también se cuenta con escasos fragmentos que podrían adscribirse al estiloYavi, Algunos conj untos incluyen dameros, manos, triángulos sólidos y reticulados en general negrosobre rojo y también pintados en negro y blanco sobre rojo. Hasta el momento, no se registraronen estos sitios estilos como Angosto Chico Inciso, ni Poma negro sobre rojo.

Los sitios representativos de este grupo que cuentan con fechados radiocarbónicos son: Alto de La Isla (Rivolta 2000, 2003b), Puerta de Maidana (Schuel 1930; Aleksandrowicz 1987b; Rivolta2003b), Banda de Perchel (Rivolta 1997, 2003b), Sarahuaico (Rivolta 1996, 2003b), Quebradadel Cementerio, Campos Colorados (Nielsen 1997; Nielsen y Rivolta 1997), La Señorita (Nielsen1996, 1997; Nielsen y Rivolta 1997), Pucará de Perchel (Debenedetti 1918b; Scaro y Sica 2015)y Angosto Chico (Casanova 1942a; Rivolta et al. 2010b). En tanto que el sitio Aguirre (Rivolta2003b) aún no cuenta con dataciones radiocarbónicas.

Ocupación en semiconglomerados

Los sitios que componen este conjunto muestran una organización de carácter comprimido con una densidad de recintos dispuestos sobre un sector nivelado, sugiriendo un grado de compac-tación similar al de los grandes conglomerados, pero en superficies no mayores a dos hectáreas.Los espacios seleccionados para la instalación de estos poblados comprenden sectores ameseta-dos en cerros contiguos al curso del río Grande de Jujuy o en morros bajos, tal como los casosde La Isla de Tilcara, que se ubica en la playa del mencionado curso fluvial o el sitio Huacalera,similar al anterior, pero en la banda opuesta del río. Otras evidencias proceden de rescates en laplanta urbana de Tilcara y están asociados a inhumaciones aisladas como los sitios El Manzano yHotel Las Marías (Otero y Rivolta 2015). En estos dos últimos, si bien no se cumple la condiciónde semiconglomerados, registramos inhumaciones con alfarería semejante a los restantes sitiosconsiderados.

El conjunto de piezas representativas cuenta mayormente con datos de procedencia y está conformado por escudillas, vasos, platos, jarras y modelados antropomorfos y zoomorfos (Rivolta2003a), entre los cuales se presentan formas novedosas en la región, tal como los vasos denominados reloj de arena. La iconografía generalmente es geométrica, con motivos de líneas paralelasy reticulados en negro sobre rojo o en blanco y negro sobre rojo, así como también se presentaen piezas modeladas, del tipo antropomorfo y zoomorfo, entre otros. En una relación minoritariarespecto del total se encuentran piezas que se identifican con ejemplares cerámicos del altiplanoboliviano, propios de los estilos Yura, así como de otros conjuntos que podrían proceder del nortede Chile, incluyendo además estilos reconocidos como el Yavi (Rivolta et al. 2017).

Los sitios que representan este grupo y que se encuentran fechados son: La Isla de Tilcara (Debenedetti 1910; Rivolta 2000), El Manzano (Otero y Rivolta 2015), Hotel Las Marías (Oteroy Rivolta 2015) y Keta Kara (Pelissero 1995). Aquellos sitios que comparten evidencias arqueológicas, pero no se encuentran datados son: Huacalera (Rivolta 2003b), Puerta de Juella (Casanova1937; Raffino 1991), Calle Jujuy, Estación Tilcara del Ferrocarril (Boman 1908; Rivolta 2003a)e Iglesia Parroquial de Tilcara y Calle Belgrano (Otero y Rivolta 2015).

Ocupación en conglomerados

La característica más representativa en este grupo es la presencia de sitios clásicamente denominados "pucará" o grandes conglomerados (Madrazo y Ottonello 1966). Tradicionalmente,el emplazamiento en altura se interpretó como una manifestación en torno al conflicto (Ottonelloy Lorandi 1987; Olivera y Palma 1997; Tarragó 2000; Nielsen 2001). Aunque, muchos de ellospresentan la particularidad de contar con un destacado control visual del entorno sin que estacaracterística los convierta necesariamente en sitios defensivos. Por lo que no se puede descartarque los emplazamientos estén correlacionados con los factores propios de la geodinámica delpaisaje, más allá de los tradicionalmente propuestos. Por ejemplo, en la zona del fondo de valle enTilcara es común registrar ocupaciones, sepultadas a varios metros de profundidad, como resultadodel deslizamiento producido por flujos torrenciales, la actividad de los conos de deyección y lascrecidas fluviales (Rivolta et al. 2017). De allí que un factor condicionante para la construcciónde los poblados haya sido la selección de áreas de menor riesgo ambiental. La recurrencia de estosfenómenos ha sido constante a lo largo del tiempo y fueron registrados en la cordillera Orientaldurante el cuaternario entre los 35.000 y 25.000 años AP y luego de los 5.000 años AP (Trauthet al. 2000; Sancho et al. 2008).

En cuanto a la estructura interna, los conglomerados exhiben una alta densidad de recintos, en superficies que varían entre diez y quince hectáreas, asociados a una organización en la quese destacan sectores específicos tales como plazas, espacios formalizados de descarte, caminosy sectores de inhumación, ya sean entierros en espacios habitacionales y/o en cementerios. Elestado actual del conocimiento y la gran cantidad de excavaciones sistemáticas recientes en estetipo de emplazamientos permiten diferenciar los contextos sobre la base de las características dela materialidad asociada y evaluar sus tendencias temporales por separado. Tal como referimosen la metodología, en primer lugar, integramos en el subgrupo D1 a los espacios formalizadosde descarte o basurales, ya que por sus particulares procesos de formación es muy difícil deslindar la asociación entre fechados y los hallazgos arqueológicos diagnósticos. Por lo general,las evidencias referidas a contextos de descarte aún son escasas en la región, un ejemplo de estesubgrupo estaría representado por el Pucará de Tilcara (Casanova et al. 1976; Tarragó y Albeck1997) así como también por el sitio La Huerta (Raffino y Alvis 1993).

Por otro lado, el subgrupo D2 incluye espacios habitacionales y funerarios sin evidencia de material inca. En estos, la alfarería se caracteriza por estilos bicolores en negro sobre rojo,representada en cántaros, pucos, ollas y cuencos. Las piezas restringidas, definidas para el estiloHumahuaca negro sobre rojo presentan diseños reticulados, círculos concéntricos y banderines(Otero 2017). También se reconocen motivos incisos, propios de las vasijas Angosto Chico Inciso,que pueden ser tanto de manufactura local como no local. Las formas abiertas exhiben un amplio repertorio decorativo estructurado de manera bipartita o cuatripartita. Abundan los motivospintados en negro con líneas cortas oblicuas colocadas sobre una línea fina, los triángulos conapéndices paralelos y los círculos concéntricos. Entre las piezas abiertas aparecen con frecuencialos pucos Interior Negro Pulido y los Poma negro sobre rojo, que poseen bandas sólidas en lassuperficies externas. Los conjuntos cerámicos a su vez cuentan con un importante número depiezas restringidas del tipo ordinario y monocromo. Este último representado en su mayoría pormorados, castaños y rojos pulidos o alisados.

Entre los sitios representativos de este subgrupo se pueden mencionar: Pucará de Tilcara (Ambrosetti 1908; Debenedetti 1930; Krapovickas 1958-59, 1980-81; Madrazo 1969b; Tarragó1992; Otero 2015), Huichairas (Casanova 1934; Mercolli et al. 2014), Pucará de Hornillos (Casa-nova 1942b), Juella (Cigliano 1967; Pelissero 1969; Leibowicz 2013) y Los Amarillos (Marengo1954; Nielsen 1997, 2006; Nielsen y Walker 1999; Taboada y Angiorama 2003), entre otros.

El subgrupo D3 incluye contextos con evidencia inca. En la sección central de Quebrada de Humahuaca gran parte de las evidencias referidas a la ocupación incaica destacan una improntacuzqueña adaptada a las condiciones locales. Si bien existen pocos sitios habitacionales en elsector para los que se pueda aseverar que fueron erigidos durante este intervalo, resulta comúnregistrar determinadas características constructivas que se sobreimprimen a otras correspondientesal grupo previamente mencionado y que, en general, resultaron novedosas para la región (Ochoa2017, 2019). Asimismo, se edificaron estructuras especiales en sectores de los poblados, utilizandoespacios disponibles, ampliando construcciones y aplicando criterios de organización del espaciodiferenciales respecto a los precedentes. También se identifican áreas específicas de uso políticoceremonial, como es el caso de "La Iglesia" del Pucará de Tilcara que responde al modelo derectángulo perimetral compuesto (Madrazo y Ottonello 1966; Otero y Ochoa 2011; Otero 2015),o el sector próximo a la cima del sitio con actividades de producción artesanal especializadasentre los cuales se encuentra el taller de Lapidario (Krapovickas 1958-59, 1981-82) y numerosascasas-taller destinadas a la producción de objetos suntuarios confeccionados en metales y en rocasmarmóreas, sílices, ónix, obsidianas, travertinos, alabastros, entre otras (Otero y Tarragó 2017;Ochoa y Otero 2020; Otero et al. 2021a). Otros espacios que responden a la remodelación delentorno como causa de la ocupación inca son el sector A en el sitio La Huerta, que de acuerdoa Palma (1998) comprende edificios relacionados a dicha presencia, o el Complejo A del sitioLos Amarillos, reformulado a partir de un episodio de violencia simbólica durante la ocupaciónincaica (Nielsen 2006).

La cantidad de talleres instalados en el Pucará de Tilcara, la compleja cadena operativa identificada en cada uno de ellos, la circulación de variadas materias primas y de bienes manufacturados, sumados a todas las materialidades y geosímbolos identificados en el paisaje del sectorcentral de la Quebrada de Humahuaca son parte de los indicadores necesarios para caracterizarla matriz productiva a nivel regional (Ochoa y Otero 2020). Asimismo, la marcada presencia deobjetos de filiación cuzqueña en los centros administrativos y de piezas cerámicas de los estilosregionales que circularon por los Andes meridionales, como el Pacajes, Yavi-Chicha y el NegroPulido, y la aparición de nuevas tecnologías líticas en Tilcara podrían manifestar la existencia degrupos de mitimaes, dedicados de manera exclusiva a fortalecer la especialización artesanal y laproducción agrícola.

Las características de la alfarería para este momento responden a piezas que reproducen atributos incaicos entre los que se cuentan platos ornitomorfos, aríbalos, pelikes, jarras y pucos degrandes asas acintadas. A su vez, continúa la producción de cántaros, escudillas, ollas y cuencosmanteniendo la identidad local. Si bien las transformaciones estilísticas en los conjuntos localesa primera vista parecerían incluir simplemente variantes morfológicas, resulta notoria la modificación y recombinación de los motivos decorativos propios de la región para momentos previosa la anexión incaica (Otero 2017). A pesar de ello, la cerámica local no fue objeto de interés porparte del Estado ya que los estilos de la Quebrada no circularon extrarregionalmente como lohicieron otros, entre los que se cuentan el Yavi-Chicha, el Pacajes y el Negro Bruñido.

Tal como se mencionó, los sitios más representativos son: Pucará de Tilcara (Ambrosetti 1908; Debenedetti 1930; Krapovickas 1958-59, 1980-81; Madrazo 1969b; Tarragó 1992; Otero2015; Otero et al. 2018), La Huerta (Lafón 1954; Palma 1998; Raffino y Alvis 1993), Yacoraite(Krapovickas 1969), Campo Morado (Debenedetti 1918b; Palma 2003; Palma et al. 2006; Fernández do Rio 2009), y Los Amarillos (Marengo 1954; Nielsen 1997, 2006; Nielsen y Walker 1999).

Por último, han sido datados por radiocarbono unos pocos contextos con evidencia colonial (subgrupo D4). No obstante, a pesar de esta falta de fechados, se sabe sobre la base de datos históricos más precisos que la llegada de los españoles a la región se produjo en 1536. La informaciónarqueológica es exigua en lo que atañe a la sección central de la Quebrada de Humahuaca, restringiéndose a restos materiales en contextos de inhumación. En cuanto a los hallazgos se centranen objetos tales como cuentas de collar de vidrio, elementos fabricados en hierro, fragmentos detextiles como batista y terciopelo, y semillas de uva. Por lo general, estos materiales se encuentran asociados con elementos locales entre los que se reconocen piezas cerámicas con influenciaincaica y otras del conjunto local.

Hasta el momento en el sector que nos ocupa, las evidencias más relevantes están contenidas en sitios como el Pucará de Tilcara (Otero et al. 2021a y b) y La Huerta (Palma 1998). En el Pucará se registraron discos de metal con motivos decorativos que emulan imágenes europeas yhasta el entierro completo de un bovino. También es frecuente la incorporación de cerámicas quepresentan diseños iconográficos que rompen con la estructuración estilística de la última épocaprehispánica (Otero et al 2021b). En cuanto al registro material en La Huerta, Palma (1998) hacemención del contexto funerario en el que se incluyen como acompañamiento, cuentas venecianasvariadas en asociación con material incaico y de manufactura local.

Con respecto a los fechados radiocarbónicos resultan insuficientes y de dificultosa interpretación dado que requieren rangos acotados sumado al abordaje de un conjunto de evidencias que se presentan, hasta el momento, solo en contextos de inhumación contenidos en recintos,generalmente combinando elementos Incas, locales y europeos.

Los sitios que forman parte de este grupo son: La Huerta (Palma 1998) y el Pucará de Tilcara (Ambrosetti 1908; Schuel 1930; Tarragó 1992; Otero 2017; Otero et al. 2021 a y b).

TENDENCIAS TEMPORALES

Con un índice Amodel de 92,3%, el modelo aquí propuesto y la agrupación de fechados es aceptable globalmente siguiendo a Bronk Ramsey (2009), quien considera como tal un índicemayor a 60%. Solo hay tres fechados que podrían considerarse marginales porque tienen un bajoíndice de ajuste individual con respecto a su grupo. Se trata del fechado 19 dentro del grupo D2,procedente de Los Amarillos (920±50 AP), y los fechados 108 y 109, que son más modernosque el resto del grupo D3. Es posible retirar esos fechados del modelo, aunque siendo tan pocoscasos dentro de una muestra grande de fechas observamos que su efecto es despreciable. Es asíque para discutir los resultados tomamos los rangos de 68,3% de probabilidad y los promediosde cada límite inicial y final, aunque debe entenderse como una estimación ya que el método ylos datos disponibles por ahora permiten calcular la mayoría de esos parámetros con un ampliomargen de error.

Para el grupo A de las aldeas contamos hasta ahora con solo nueve fechados radiocarbónicos aceptables para un proceso que pudo durar entre 950 y 1140 años, habiendo iniciado en algúnmomento entre el 100 a.C. y el 150 d.C. (figura 2). El final en la ocupación de este tipo de sitios-y/o del uso de materiales anteriormente considerados como Formativos o Tempranos- se puedeubicar entre 1110 y 1320 d.C. Aunque es un margen de error bastante grande que se deberá precisaren el futuro, los datos actuales permiten sostener que las aldeas se mantuvieron ocupadas -y queese material circuló- por más tiempo del que pensábamos, incluso cuando otros modos de vidamuy diferentes ya estaban hace tiempo instalados.

Figura 2: Rangos de probabilidades modelados para el Inicio y Final de cada tipo de sitios o contextos y gráficos KDE que sintetizan todos los fechados radiocarbónicos del grupo. El Inicio del grupo A no estágraficado por la escala utilizada, pero sus valores se encuentran en. 

El grupo B de las terrazas se inicia entre el 900 y el 1020 d.C. (con un 67,3% de probabilidad, solo hay un 1% de que comenzara en el Siglo XII) y fue un proceso que duró alrededor de 440 años. El gráfico KDE muestra una máxima probabilidad entre los siglos XIII y XIV ypodríamos hipotetizar que se trata del momento de máxima ocupación de este tipo de sitios. Elfinal se estima entre 1420 y 1490 d.C. en relativa coincidencia con el final de otros grupos y elinicio de la presencia incaica en la región.

El grupo C se inicia entre el 1120 y el 1220 d.C. Este tipo de ocupación duró alrededor de 200 años, pero la mayoría de los datos se concentran en dos momentos, uno hacia fines del sigloXII y principios del XIII y otro a mediados del siglo XIV. Será importante seguir estudiando estetipo de contextos para precisar estas tendencias y deslindar si se trata de ocupaciones continuas oseparadas. El fin de las ocupaciones en semiconglomerados fue entre 1330 y 1440 d.C., pudiendoser unos años antes o en coincidencia con la llegada de los incas a la región. La separación temporalcon el periodo Inca también se corrobora con el estudio de los contextos funerarios porque hastaahora no se ha registrado la asociación de material Isla con material incaico.

Las primeras ocupaciones en los Conglomerados están representadas en sus basurales (D1) desde algún momento entre el 850 y el 1000 d.C., aunque no sabemos con certeza cómo era laconfiguración de los poblados durante esos siglos. Con catorce fechados se puede observar un usocontinuo de este tipo de contextos por alrededor de 460 años, abarcando un rango similar al delgrupo B. En cambio, la ocupación de los espacios habitacionales y funerarios (grupo D2) comenzó posteriormente y de todos los procesos es el que puede ser estimado con mayor precisión ya quese trata del grupo con mayor cantidad de fechados y contextos estudiados en los últimos años. Elinicio se puede estimar con mucha certeza hacia principios o mediados del siglo XIII (entre 1190y 1260) y la ocupación pudo durar entre 180 y 250 años hasta 1440-1480 d.C. El gráfico KDE muestra probabilidades bastante homogéneas, lo que podría interpretarse como una ocupacióncontinua a nivel regional durante todo este tiempo.

Una tendencia destacable es la similitud cronológica entre los grupos C, correspondientes a los semiconglomerados y D2 (figura 3), que corresponden a tipos de sitios que todos los marcoscronológicos previos postularon como sucesivos y no contemporáneos. El inicio de los semicon-glomerados podría ser unos 70 años antes, aunque la diferencia entre unos y otros todavía estádentro del margen de error de las mediciones. También es evidente que la ocupación de C terminóunas décadas antes que D2.

Figura 3: Superposición de gráficos KDE entre los contextos sin evidencia inca en conglomerados y los semiconglomerados. 

En cuanto a los contextos con material inca (grupo D3), los fechados disponibles son coherentes con una ocupación breve desde principios del siglo XV hasta inicios del XVI. Lapresencia incaica es un marcador muy importante en todos los marcos cronológicos de la región,por la visibilidad de su impronta y los grandes cambios que suscitó. Sin embargo, tambiénpodemos observar una superposición cronológica de al menos 50 años entre este grupo yalgunos de los otros (figura 4) señalando una distribución diferencial de las evidencias inca anivel regional.

Del último grupo D4, correspondiente a los contextos con material europeo, poco se puede decir desde el radiocarbono ya que son solo cuatro fechas que apuntan claramente hacia mediados del siglo XVI, pero además la curva de calibración para estos siglos no es muy precisa. Por lotanto, la discusión sobre la cronología de la conquista es mejor sustentarla por ahora en base alos datos historiográficos.

Figura 4: Superposición de gráficos KDE entre los contextos con evidencia inca y otros tipos de ocupaciones. 

PROPUESTA CRONOLÓGICA

Las evidencias con las que se cuenta hasta el momento permitieron avanzar en un esquema de periodificación partiendo de la elaboración de un conjunto de hipótesis de trabajo que vinculanlos diferentes eventos e intervalos. Los períodos construidos son cinco y se organizaron tomandoen cuenta la correlación de las tendencias temporales observadas en cada grupo (figura 5). Loslímites temporales de los períodos se expresen en años aproximados o siglos, ya que en generalentendemos que no hubo cambios abruptos entre uno y otro, sino que reflejan procesos graduales.

El primer período abarca un rango temporal amplio desde inicios del primer milenio hasta aproximadamente el año 900 d.C. (siglo X) y se constituye como el momento en que se registranlos primeros grupos agroalfareros. Desde el punto de vista conceptual, este período corresponderíaal momento de ocupación de aldeas, aunque también se incluyen otros poblados para los cualeses dificultoso reconocer la fisonomía del sector más antiguo debido a que se trata de sitios multi-componentes. Además de lo que precisamos previamente sobre la noción de aldea, consideramosque se trata de una forma de organización ligada a la explotación de recursos agropastoriles,tratándose de grupos humanos que compartieron tanto espacios contiguos como estructuras devivienda dispersas en sectores agrícolas. Sin embargo, restan efectuar investigaciones que den cuenta del modo en que se fueron consolidando los poblados durante un intervalo tan extenso y los cambios que pudieron tener lugar durante este.

Figura 5: Propuesta de periodificación. 

Desde las evidencias disponibles es posible identificar sitios como Alfarcito y Estancia Grande y, en el sector de fondo de valle, los contextos urbanos de Tilcara. Anteriormente, Olivera y Palma(1997) plantearon esta distinción en la instalación afirmando que los fechados radiocarbónicosresultaron más antiguos en los sitios localizados en las quebradas altas. Asimismo, destacaron unadiferencia en el manejo tecnológico agrícola del fondo de valle respecto de las quebradas altasdado que en este último caso el panorama es de mayor estabilidad ambiental, libre de aluviones(Olivera y Palma 1997). Estos fenómenos pudieron detectarse en el registro arqueológico de Til-cara ya que los flujos de barro impactaron puntualmente en los sectores seleccionados por estassociedades tempranas (Rivelli y Zelarayan 2016). Diversos hallazgos dan cuenta de estos episodios,algunos de los cuales inclusive produjeron importantes hiatos entre ocupaciones (Madrazo 1968).

En síntesis, las evidencias con las que contamos aún no permiten ahondar en particularidades respecto a este período, pero creemos importante no dejar de lado la perspectiva referida a loscambios que pudieron tener lugar no solo en el sector de emplazamiento, sino también en la formacómo los grupos se organizaron espacialmente en el interior de los poblados. Hasta el momento,el planteo referido a viviendas dispersas en áreas agrícolas no pareciera aplicarse tan claramenteen la planta urbana de Tilcara, sino que más bien estaría apuntando a un conjunto de estructurasjunto al curso del río Grande, concentradas en el ángulo noreste del cono de deyección, sustratosobre el cual se localizan hasta el momento las evidencias disponibles.

Este período podría caracterizarse por la coexistencia de poblaciones asentadas en aldeas y paulatinamente reorganizadas en sitios en terrazas sobre las laderas medias, próximas a los cursosfluviales. Es probable que durante este período las aldeas se encontraran en su máximo desarrollo, pero a la vez el escenario estuviera sufriendo transformaciones a partir de la reconfiguraciónde los espacios y la dinámica poblacional en general. Entre otros aspectos, las modificacionesse plasmaron en un tipo de ocupación caracterizada por espacios habitacionales en desniveles oterrazas, constituyendo el punto de partida de un conjunto de sitios que con el tiempo siguierontrayectorias disímiles. Durante este período, los sitios en terrazas se caracterizaron por ocuparfaldeos en proximidad al curso del río Grande, lo que además representa la cercanía con el fondo de valle en el que se disponen espacios de cultivo. A lo largo de los siglos, estos pobladosmantuvieron su estructura general, pero la selección de los emplazamientos varió notablemente,situación que se consolidó durante el siguiente período.

En cuanto al contexto material, las diferencias no resultan significativas al comparar la cerámica propia del momento aldeano respecto a la producida durante la ocupación en terrazas. Se evidencia una continuidad en aspectos tales como la preponderancia de estilos ordinarios sobrelos decorados a la vez que, a lo largo de este período se daría inicio a un motivo decorativo quetuvo amplia representación en la región tal como es el diseño reticulado. Asimismo, pierde representatividad el único estilo pintado en negro sobre rojo propio del momento anterior caracterizadopor líneas paralelas combinadas con líneas quebradas.

Junto con los sitios en terrazas domésticas, durante este período se originaron los sectores identificados como áreas de descarte de los que más adelante se convirtieron en grandes conglomerados, marcando el inicio de la ocupación en estos emplazamientos. El caso particular delbasurero del Pucará de Tilcara da cuenta no solo de la estructura de descarte en sí misma, sinotambién de posibles evidencias sepultadas que pudieran indicar ocupaciones previas (Tarragó yAlbeck 1997). Del mismo modo, algunos sectores de las laderas de los conglomerados en formación muestran posibles estructuras aterrazadas, condición que permite plantear la hipótesisde una instalación de este tipo que luego fue reutilizada, abandonada o sufrió deterioro debidoa las pendientes sobre las que se ubican. Esta condición puede reconocerse en las laderas nortey sudoeste del Pucará de Tilcara, pero también en las proximidades del sector de descarte de LaHuerta (Rivolta 2004), que cuenta con espacios aterrazados en cercanía al basurero denominadoPS1 (Raffino y Alvis 1993).

Durante los siglos venideros, se produjeron diferentes acontecimientos en el sector central de la Quebrada de Humahuaca, que consolidaron un período altamente dinámico. Es fundamentalcomprender que estos eventos fueron contemporáneos, entre ellos se cuenta el inicio de la ocupación de los sitios denominados semiconglomerados, el máximo de la ocupación de los sitiosen terrazas domésticas que surgieron durante el período anterior, la consolidación de los grandesconglomerados y el final de la ocupación de las aldeas. Esta dinámica posiblemente se exteriorizóa partir de un crecimiento poblacional sostenido, la ocupación del espacio con emplazamientosheterogéneos y modalidades de instalación altamente diversificadas. De este modo, durante elperíodo 3, se identifica el siguiente conjunto de sitios: semiconglomerados con origen foráneo(ej.: La Isla de Tilcara), conglomerados de carácter local (ej.: Pucará de Tilcara, La Huerta), sitiosen terrazas domésticas (ej.: Angosto Chico, Sarahuaico) y, por último, el final de las ocupacionesaldeanas. En este último caso, será necesario contar con nuevas evidencias a fin de ajustar elmomento en que estos sitios fueron abandonados.

Durante el período 2 surgen los sitios en terrazas y, si bien definimos el actual período como el de máxima ocupación de estos poblados, también en él se verificaron cambios significativos. El mosaico de situaciones registradas comprende sitios aterrazados en vías de abandono oabandonados, otros que se modificaron para dar lugar a grandes conglomerados, y algunos quemantuvieron sus características iniciales continuando la ocupación. Asimismo, se destaca uncambio en la disposición ya que, de ubicarse en proximidad del curso del río Grande en el períodoanterior, comienzan a emplazarse en quebradas tributarias, en particular en sectores de dificultosalocalización y visualización. Durante el transcurso de este período, en algunos de estos sitios seemplazaron estructuras en sectores de alto control visual por encima de las laderas aterrazadas,en casos como Sarahuaico Alto y Puerta de Maidana Alto (Aleksandrowicz 1987b).

Las hipótesis planteadas en relación con cambios ambientales (Nielsen 2007) o conflictos intra e intergrupales (Ottonello y Lorandi 1987; Nielsen 2001; Olivera y Palma 1997; Tarragó2000), podrían haber representado el disparador que marcó el preludio del abandono de determinados sitios en terrazas, tema para el cual existe cierto consenso entre los investigadores (Nielseny Rivolta 1997; Rivolta 2003a; Nielsen 2007). Si bien las situaciones de conflicto pudieron causarun reagrupamiento poblacional en aquellos sitios seleccionados por alguna característica o condición relevante (emplazamiento, control territorial, recursos, etc.), nos inclinamos a sostener quelos factores climáticos, en particular las características geodinámicas de la región y el frecuentenúmero de aluviones, fueron los factores que principalmente llevaron a remodelar una gran cantidad de espacios para albergar un número creciente de individuos.

Considerando el proceso de conformación de los grandes conglomerados, resulta necesario pensarlos como sitios que se complejizaron gradualmente. De este modo, es posible identificarel resultado de una sumatoria de eventos a lo largo de varios siglos, condición que pareciera nohaber tenido lugar en otros poblados de la región. De allí que, la estrategia de disociar el análisisde las evidencias en sectores, tal como se planteó en el apartado metodológico, constituye unavía que permite comprender su estructuración sin que esto signifique desvincular los procesosque tuvieron lugar a lo largo del tiempo.

Tal como se señaló para el período anterior, el inicio de la ocupación de los conglomerados pareciera haberse producido en sectores acotados de la totalidad del espacio disponible, condiciónregistrada en la principal área de descarte del Pucará de Tilcara (Tarragó y Albeck 1997) y de LaHuerta (Rivolta 2003b; Rivolta 2004). Posteriormente, como parte de los eventos de este período, se produce la ocupación de gran parte de las áreas disponibles, principalmente los sectoresnivelados con espacios residenciales, caminos, plazas, etc.

A la par, se inicia la ocupación en sitios semiconglomerados que planteamos como instalaciones de grupos no locales, mostrando particularidades en la organización y en los contextos recuperados, lo que marca un contraste importante respecto a los desarrollos locales. Es sabidoque, a partir del siglo XII, el Área Andina Centro Sur constituyó el escenario de un cambiodrástico originado por la caída de Tiahuanaco (Janusek 2005). La fragmentación y el colapsofueron el resultado de múltiples procesos interdigitados producto de una larga trayectoria dedesarrollo y consolidación de un estado que exacerbó tensiones sociales preexistentes. Es asíque se convirtió en una época de innovación cultural caracterizada por una larga secuencia deeventos sostenidos a lo largo de varias generaciones (Janusek 2005). En este sentido, son numerosas las contribuciones que han dado cuenta de este proceso, entre las cuales se encuentranlas que consideran que el cambio climático podría haber constituido un factor desencadenantedel ocaso de Tiahuanaco. Los eventos de aridez y bajas temperaturas entre los siglos XII y XVd.C. (Binford et al. 1997; Kolata y Ortloff 2003; Engel et al. 2014) sumado a otros de índolesociopolítico y la drástica reducción en la productividad agrícola, obligaron a la población alti-plánica a diversificar recursos, en especial hacia el pastoralismo (Stanish 2003; Arkush 2008).Estas razones, entre otras, produjeron el desplazamiento de poblaciones (Owen y Goldstein 2001;

Janusek 2005; Owen 2005; Smith y Janusek 2014; Sharratt 2016) desde el área del Titicaca hacia nuevas comunidades y redes de asentamientos dispersas, cuyo inicio se produjo hacia fines del 1100 d.C. (Janusek 2005) en dirección a áreas poco habitadas con la instalación de aldeaspequeñas, dispersas y defendibles.

Consideramos que la Quebrada de Humahuaca constituyó, entre otras, un área de vacancia favorable al desplazamiento de grupos altiplánicos (Rivolta et al. 2017), en el que se vieroninvolucrados los grupos humanos que dieron origen a sitios semiconglomerados como La Islade Tilcara, Keta Kara y Puerta de Juella, entre otros. La aparición de estos grupos, en los quepueden reconocerse características propias de los procesos migratorios (Owen 2005), marcóun contraste con las poblaciones locales asentadas en la región. Un elemento clave vinculadoa las migraciones en contextos arqueológicos es el surgimiento de materialidades de maneraabrupta en asentamientos con características diferenciales, sin que exista un registro previoen el ámbito local (Owen 2005). Los trabajos de autores como Anthony (1990) y Cameron(1995, 2013) efectuaron aportes valiosos para la integración del tema migratorio a los estudiosarqueológicos. Principalmente abordando aspectos teórico metodológicos concernientes a lascorrientes, tanto las que involucran distancias cortas como largas y, dentro de esta última, lasdiferentes variantes y los procesos de retorno involucrados. Otros autores plantean la problemática directamente ligada a las condiciones que se presentaron en los Andes Centro Sur conposterioridad al primer milenio de la era (Blom et al. 1998; Knudson et al. 2004; Owen 2005;Knudson 2008; Goldstein 2015).

Esta situación parecería reflejar la problemática concerniente a los semiconglomerados y su evidencia material. Es decir, que estamos considerando como hipótesis de trabajo que hacia elsiglo XIII el sector central de la Quebrada de Humahuaca, representó un espacio de convergenciade grupos que convivieron en proximidad, pero con características sustancialmente diferencialesentre sí. Desde la perspectiva de la materialidad, las comunidades Isla se instalaron configurandositios habitacionales con una modalidad de alta concentración de estructuras en superficies niveladas no mayores a 2 ha. Asimismo, el conjunto alfarero pasó a constituirse por piezas con formasnovedosas tanto en lo que refiere al aspecto formal como iconográfico. Estas comunidades Islamantuvieron su ocupación a lo largo de dos siglos, ya que los resultados radiocarbónicos efectuados sobre los contextos materiales dan cuenta de una permanencia prolongada que incluye elespacio delimitado en la planta urbana de Tilcara, aunque en este último caso se trata de contextosaislados de inhumación (Rivolta et al. 2017).

Otros elementos que podrían aportar información a fin de testear la hipótesis son los estudios bioantropológicos centrados en la estructura social de las poblaciones prehispánicas. Las publicaciones han tratado la temática de los vínculos que tuvieron lugar a lo largo del tiempoentre poblaciones prehispánicas en general, aunque concentrados en particular desde el primermilenio de la era en adelante (Cocilovo et al. 2017 a y b, 2019). Recientemente, el análisis sobreuna muestra de 947 individuos realizada por Cocilovo y colaboradores (2019) permitió avanzarsobre aspectos de la residencia postmarital en el NOA. En este estudio se proponen patrones deresidencia patrilocal y matrilocal determinados por tasas migratorias que afectaron la estructurasocial y que para el caso de la Quebrada de Humahuaca remite a un desplazamiento mayoritariode hombres, sostenido en el tráfico de personas e intercambio de productos.

Otro aspecto para considerar son las evidencias de deformaciones craneanas propias de la región altiplánica, en el ámbito que nos ocupa. El estudio de las prácticas deformatorias para elaltiplano fue tratado en diferentes publicaciones (Allison et al. 1981; Blom et al. 1998; Knudsonet al. 2004; Blom 2005), inclusive en diccionarios antiguos de la lengua aymara, de acuerdo alo señalado por Blom (2005). Esta autora destaca tres variantes en la deformación del cráneoque se agrupan en las categorías: no modificado, fronto-occipital o tabular oblicua y anular. Deacuerdo a los estudios llevados a cabo, Blom (2005) detecta un patrón de deformación fron-to-occipital o tabular oblicua en la región de Moquegua; anular en el Valle de Katari hacia elnoreste de Tiahuanaco y en lo que correspondería al sitio Tiahuanaco propiamente se registraríanambos tipos de deformaciones. Asimismo, destaca el registro de variantes del tipo anular en SanPedro de Atacama, así como también en Cochabamba, comprendiendo ámbitos con evidenciasmateriales Tiahuanaco. Para el caso de la Quebrada de Humahuaca, las escasas evidencias detipo bioarqueológico con las que se cuenta para los semiconglomerados no permite avanzar enresultados concluyentes, no obstante, es llamativa la presencia de deformaciones que no fueronregistradas a lo largo de las diferentes épocas en la Quebrada de Humahuaca y que forman partede los contextos de inhumación de La Isla de Tilcara y Keta Kara (Dillenius 1913; Imbelloni 1932) (figura 6).

Figura 6: Cráneos con deformación circular. Izquierda: Cráneo recuperado en la Isla de Tilcara (MT N° 3876). Centro: cráneo recuperado en la Tumba 2 del Recinto V de Keta Kara (Pelissero 1995).Derecha: Cráneo de la región de Chuquisaca Bolivia (Museo de Charcas, Sucre). 

Período 4: 1400-1536 d.C.

Desde inicios del siglo XV, el impacto que generó la ocupación incaica en la región modificó una vez más las condiciones de vida de los pobladores, tanto en la materialidad como en los rasgos arquitectónicos, la alfarería y el paisaje en su totalidad. Durante este período se evidenciael abandono de los semiconglomerados, mientras que probablemente se mantuvieron ocupadosalgunos sitios en terrazas, conservando las características originales de emplazamiento. Unaparticularidad de este período es la concentración poblacional en grandes conglomerados que yase encuentran consolidados, sumado a la incorporación de estrategias y modos de vida propiosdel Tahuantinsuyo. La relación con los grupos locales se encuentra documentada a partir del surgimiento de espacios especializados para la producción artesanal, explotación agrícola, minera,entre otros, así como también cambios en la ritualidad.

La organización de las poblaciones locales y la sacralidad de los paisajes del sector central de la Quebrada de Humahuaca permiten estimar una fuerte presencia estatal que llevó a integraresta región como Wamani o provincia incaica.

Además de las evidencias reconocidas en conglomerados, también se identifican en el paisaje otros elementos que, aunque no fueron datados por radiocarbono, marcan la presencia Inca enla región: el asentamiento defensivo del Peñón de la Huerta (Ochoa 2012) y aproximadamentequince tambos asociados a las principales rutas de conexión de la Quebrada con otros ambientes(Ochoa y Otero 2017, 2020; Otero et al. 2018).

Asimismo, el rol protagónico del Pucará de Tilcara debió sostenerse con la articulación con otros centros y en la conexión con grandes ámbitos agrícolas próximos a este poblado, como ElAlfarcito, Ovejería y Churquiaguada. A su vez, se ampliarían otras áreas de cultivo en directaarticulación con La Huerta, entre ellas El Churcal, Sixilera y los campos en la zona del Molulo,todos con una importante complejidad en sus sistemas de regadío (Ochoa y Otero 2017).

Postulamos que esta matriz productiva, inserta en una estructura política con una marcada impronta religiosa, contempló la intervención estatal directa para la apropiación y control de lasfuerzas y medios de producción. La regulación de la producción artesanal de bienes suntuarios defina calidad, alto valor simbólico y, posiblemente, uso selecto (como pudo ser el caso de los objetos de alabastro o los confeccionados en finos metales) demuestran una planificación económicade impacto social en las comunidades locales, con la consecuente readecuación de las prácticasproductivas tradicionales (Otero et al. 2018).

Los diagramas de circulación de los recursos, que abarcan más de 220 km de caminos, de los cuales muchos cuentan con características típicas del Qhapaq Ñan asociados, a su vez, acentros religiosos de altura demuestran la resignificación de las prácticas religiosas locales bajoel culto estatal y la readecuación del sistema vial en función de los intereses del Inca (Ochoa2019; Ochoa y Otero 2020). Tal es así que la procedencia de las materias primas, particularmentede los minerales y rocas marmóreas y silíceas, presentes en fuentes localizadas en la Puna dancuenta de que el traslado de insumos para proveer los talleres del Pucará y otros poblados se hizodesde largas distancias.

El conjunto de dataciones obtenidas para este intervalo sugiere una anexión al Imperio más temprana de lo que se consideraba, lo que lleva a reconsiderar también estas formas de intervención estatal tan marcadas, respondiendo quizás a una perduración más extensa de lo previsto enlos modelos tradicionales sobre la historia de la expansión Inca.

Período 5: 1536 en adelante

La contemporaneidad de las luchas que se iniciaron en las esferas de la elite cuzqueña y que generaron el quiebre en la dominación inca convergieron con otro evento que marcó un cambiodefinitivo para las poblaciones locales: la llegada de los españoles.

De qué modo se dieron los acontecimientos en la región resulta un aspecto problemático desde la información obtenida a partir del contexto arqueológico. Este último se remite a espaciosde inhumación entre los que se identifican elementos de origen europeo, de los cuales el cementerio de La Falda, en la planta urbana de Tilcara (Mendonga et al. 2010; Bordach 2006) es unode los casos más emblemáticos. Entre los objetos que integran el acompañamiento mortuorio se encuentran cuentas de vidrio venecianas, puntas de proyectil de hueso, fragmentos de telas comobatista y terciopelo y objetos de hierro (Bordach 2006).

Otra inhumación detectada en proximidad del cementerio de La Falda es el hallazgo referido como familia Gallardo (Otero y y Rivolta 2015). En este caso se trata de un entierro con la estructura típica "en bota" de un individuo femenino en el que se contabilizan diferentes objetos,como cuentas de collar de vidrio de diversos formatos. Si bien las evidencias fueron abordadasdesde la materialidad europea registrada en inhumaciones en el interior de los conglomerados,específicamente en los sitios Pucará de Tilcara y La Huerta, claramente el cementerio de La Falday el hallazgo de familia Gallardo constituyen casos particulares, dado que se encuentran retiradosde los grandes poblados.

Podría plantearse para este período que el abandono completo de los sitios se produjo con la creación de los pueblos de indios y su reducción en encomiendas. Otro aspecto a tener encuenta, y que pudo haber diferenciado a la Quebrada Humahuaca de regiones vecinas, es la tardíaocupación efectiva del territorio por parte de los españoles. Durante las seis décadas en que loshabitantes resistieron la conquista, la Quebrada pudo haber funcionado como un espacio naturaldonde sus características geográficas debieron resultar estratégicas para el refugio de las diferentescomunidades indígenas. Asimismo, el tiempo en que se prolongó la ocupación de los sitios porparte de las poblaciones locales no puede ser explicada en profundidad hasta el momento.

A MODO DE REFLEXIÓN

A lo largo de esta contribución se brindó una secuencia cronológica para el sector central de la Quebrada de Humahuaca con la incorporación de investigaciones actualizadas y nuevosfechados radiocarbónicos, procesados mediante el uso de estadística bayesiana. Pero también seproporcionaron interpretaciones forjadas a partir de la formulación de hipótesis de trabajo entrelas que se consideró la presencia de grupos no locales en el espacio quebradeño. Esta hipótesiscorrespondería a las evidencias y la fase denominada Isla que, lejos de representar al PeríodoMedio tal como lo definieran las cronologías clásicas (González y Pérez 1972), han demostradoser contemporáneas con los desarrollos locales y extenderse en el tiempo inclusive alcanzandolas postrimerías del siglo XIV. Por otra parte, se brindó un panorama acerca de los contenidosparticulares que forman parte de cada uno de los grupos y, mediante la noción de continuidad, seelaboró una propuesta explicativa acerca del modo en que las diferentes poblaciones se relacionaron con sus antecesores y predecesores.

La Quebrada de Humahuaca parece haber sido un espacio de convergencia y desplazamiento de grupos en diferentes momentos. De allí que uno de los riesgos en la construcción de secuenciastemporales a partir de compartimientos rígidos podría implicar un énfasis a enfocarse exclusivamenteen los procesos sociopolíticos locales. Somos conscientes de que armar o construir secuenciascronológicas de fases que demostraron reflejar acontecimientos breves con grados variables decontemporaneidad resultan extremadamente dificultosos dado que expresan prácticas y circunstancias complejas tales como resistencia, dominación, integración, desplazamientos, entre otros.De esta forma entendemos que la formulación de un esquema de cronología cobra sentido en lamedida que se ve acompañado de la comprensión de los procesos y de la dinámica regional, porlo que resulta esencial trabajar conjuntamente con eventos previos, transiciones, grados de contemporaneidad, evidencias de carácter local y/o extrarregional, entre otros (figura 7). Asimismo,consideramos que es necesario efectuar ajustes constantes a los modelos cronológicos elaboradosen la medida en que las investigaciones generen nuevos conocimientos y permitan acercarnos conmayor precisión a los escenarios que tuvieron lugar en el pasado. Así como también las hipótesisformuladas en esta contribución deberán ser contrastadas a partir de nuevas evidencias que permitan fortalecer o modificar las ideas sugeridas para el sector central de Quebrada de Humahuaca.

Figura 7: Propuesta de periodificación con ejemplos de conjuntos de piezas cerámicas y planimetrías. a) Planta del conjunto de hallazgos recuperados en Til 20 (tomada de Mendonga et al. 1991). b) Planode Banda de Perchel, elaborado por Rivolta. c) Planimetría de Keta-Kara, tomado de Raffino (1991) yPelissero (1995). d) Plano del Pucará de Tilcara, tomado de Otero 2013. 

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos al personal de las Reservas de los Museos Arqueológico "Dr. E. Casanova" (FFyL-UBA), Etnográfico "J.B. Ambrosetti" (FFyL-UBA) y de Ciencias Naturales de la Universidadde La Plata, por su valiosa colaboración durante la revisión de las colecciones. A los estudiantesde la UBA, UNSa y UNJu y a los técnicos y profesionales del Instituto Interdisciplinario Tilcarapor su esforzado trabajo en las tareas de excavación de numerosos sitios arqueológicos. Estainvestigación fue financiada por distintos proyectos, entre ellos el de Investigación Científica yTecnológica (PICT) 2015-2164, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, "Expresiones de la dominación incaica en el sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy,Argentina). Análisis de las materialidades identificadas en Ciénaga Grande y el Pucará de Tilcara",Programa de Apoyo a la Investigación en el Instituto Interdisciplinario Tilcara (PAITI N° 2271)"Paisajes Surandinos. Configuraciones del espacio, identidades e interacción prehispánica en el Valle CalchaquíNorte y la Quebrada de Humahuaca" e Idea Proyecto de Unidades Ejecutoras, CONICET, "Análisis espacio-temporal de problemáticas socioambientales actuales y emergentesde las eco-regiones de Jujuy. Un enfoque multidisciplinario".

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Recibido: 20 de Mayo de 2021; Aprobado: 03 de Septiembre de 2021

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