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Relaciones

versión impresa ISSN 0325-2221versión On-line ISSN 1852-1479

Relaciones vol.46 no.2 Buenos Aires dic. 2021

 

Artículos

DIETA HUMANA, MOVILIDAD Y TECNOLOGÍA EN UN CONTEXTO MORTUORIO DEL VALLE DEL ATUEL: EL REGISTRO DE CAÑADA SECA-1 (SAN RAFAEL, MENDOZA)

HUMAN DIET, MOBILITYAND TECHNOLOGY IN A MORTUARY CONTEXT ATATUEL RIVER VALLEY: CAÑADA SECA-1ARCHAELOGICAL RECORD(SANRAFAEL, MENDOZA)

Eva Ailén Peralta1 

María de la Paz Pompei2 

José Manuel López3 

Danae Fiore4 

Sergio Diéguez5 

Andrew Ugan1 

Adolfo F. Gil1 

Gustavo A. Neme1 

1Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto de Evolución Ecología Histórica y Ambiente. E-mail: evaailenperalta@gmail.com Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto Superior de Estudios Sociales -Universidad Nacional de Tucumán. E-mail: paz.pompei@gmail.com Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas - Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. E-mail: mlopez@mendoza-conicet.gob.ar Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Asociación de Investigaciones Antropológicas- Universidad de Buenos Aires. E- mail: danae_fiore@yahoo.es Comisión Nacional de Energía Atómica. E-mail: dieguez@cnea.gov.ar

RESUMEN

Este trabajo tiene como objetivo caracterizar el sitio Cañada Seca-1, un entierro múltiple (NMI=24) localizado en el valle del Atuel y fechado en ca. 1500 años AP, a través de la integración de diferentes líneas de evidencia. A partir de este registro se discuten las interpretacionesen torno a la presencia de cultígenos y sus implicancias para la subsistencia humana en unárea caracterizada tradicionalmente como el límite de la dispersión agrícola sudamericana,ca. 2200 años AP. Los resultados destacan que los individuos inhumados en el sitio no habríandesarrollado una estrategia fundamentalmente agrícola, aunque el maíz formó parte de su dieta.Además, la nueva información sobre los comportamientos mortuorios en la zona del valle delAtuel, ofrece evidencias tanto sobre movilidad como sobre el uso de tecnologías utilitarias (líti-cas) y no utilitarias (ornamentos líticos y malacológicos) que trascendieron la vida cotidiana ylos acompañaron en la muerte.

Palabras clave: agricultura prehispánica; dieta; movilidad; isótopos estables; Mendoza

ABSTRACT

The goal of this paper is to describe an archaeological burial site with commingled skeletal remains, named Cañada Seca-1 (MNI= 24), located in the Atuel River valley and dating from ca.1500yearsBP. This isperformedby integrating well-known and recently developed lines of inquiry.Based on this record, we discuss interpretations related to cultigen presence and its implicationsin human subsistence and mobility, in an area traditionally characterized as the pre-Hispanicagricultural limit, ca. 2200 years BP. Results show that the individuals did not developed a farmingstrategy, although maize seems to have been part of their diet. In turn, the new information aboutmortuary behavior in the Atuel River valley provides new insights regarding mobility, as well asthe use of utilitarian (lithics) and nonutilitarian (lithic and malacological ornaments) technologythat went beyond these peoples' life into their death.

Keywords: prehispanic agriculture; diet; mobility; stable isotopes; Mendoza

INTRODUCCIÓN

El objetivo principal de este trabajo es presentar y evaluar por primera vez de manera articulada la información sobre el sitio Cañada Seca-1 (CS-1) fechado en ca. 1500 años AP: se trata de un área de entierro múltiple localizada en el valle del Atuel, que incluye un número mínimode veinticuatro individuos acompañados de ornamentos, instrumentos líticos y restos de fauna. Elanálisis aquí propuesto integra numerosas líneas de evidencia -patrones de entierro, característicasde los restos óseos de las personas enterradas, dieta y movilidad a través de información isotópica,análisis de restos arqueofaunísticos y estudios de artefactos líticos y ornamentales enterrados enel sitio- que aportan información sobre sus tecnologías de producción e implicancias socioeconómicas en este contexto mortuorio.

El registro arqueológico del centro occidente argentino constituye un referente empírico para entender las características y causas del proceso de dispersión agrícola en América del Sur.Las investigaciones realizadas hasta el momento presentan a esta región como uno de los límitesmeridionales en el registro de cultígenos prehispánicos en la vertiente oriental andina de América(Lagiglia 1982; Gil 1997-98; Lema et al. 2012; Bernal et al. 2016a; Gil et al. 2018; Llano et al.2019). Específicamente, el valle del río Atuel ha sido propuesto como el límite meridional hastadonde llegaron los primeros asentamientos agrícolas alrededor de 2200 años AP (Lagiglia 1982).Las ocupaciones de estos primeros agricultores fueron incluidas en la definición de la cultura AtuelII que se extendió temporalmente hasta ca. 1800 años AP (Lagiglia 1982). Tanto los documentoshistóricos como la interpretación del registro arqueológico señalan la presencia de grupos cazadores-recolectores para los momentos de contacto hispano-indígena, ca. 500 años AP (Lagiglia1968; Gil y Neme 2010; Giardina et al. 2015). Los estudios arqueológicos relativos al procesode agriculturización han destacado tres aspectos importantes. Por una parte, si bien en un primermomento (cultura Atuel II) se registra una abundancia de plantas domésticas (e.g., Gruta del Indio),su papel en la dieta humana habría sido poco relevante (Gil 2003; Peralta 2019). Por otra parte,en épocas históricas (cultura Atuel I) no hay mención de poblaciones agricultoras, por lo que laobtención de recursos domesticados se pudo haber dado por intercambio con vecinos productoresde alimentos (Lagiglia 1968; Gil 1997-98). Finalmente, la secuencia cronológica-cultural clásicaen este valle no definió unidades culturales que sucedieron entre Atuel II (2200 a 1800 años AP) yAtuel I (300 años AP), de modo que han quedado aproximadamente 1500 años sin una asignacióndel registro arqueológico a las categorías tradicionales de la región, provocando una suerte de"hiatus cultural". Aunque implícitamente se asumieron para este lapso ocupaciones de agricultoresasociados a las culturas Agrelo y Viluco en el área del valle del Atuel (definidas originalmente parael registro arqueológico localizado en el norte de Mendoza; Lagiglia 1968, 2001), aún permanece lanecesidad de profundizar en el registro arqueológico posterior a los 2000 años AP. Esto permitiríacomprender la dinámica de ocupación humana en un contexto en el que estarían interactuandoestrategias basadas en la caza-recolección y la producción de alimentos. El sitio Cañada Seca-1tiene un marco cronológico que lo ubica entre las unidades culturales Atuel I y Atuel II, por loque la discusión de su registro resulta significativa para entender los momentos posteriores alingreso de los cultígenos en el área. En un trabajo previo, Gil y colaboradores (2018) exploraronde manera preliminar las tendencias isotópicas en este sitio y las integraron con la informacióndisponible para otros dos sitios cercanos temporal y espacialmente, Jaime Prats-1 y Rincón delAtuel-1. En dicha oportunidad los datos se analizaron en escala más amplia, con menor detalle ysin considerar las particularidades contextuales inherentes al registro de Cañada Seca-1. En estetrabajo, se presenta y describe el registro óseo humano recuperado en este sitio y se profundizaen aspectos relativos a la dieta y al patrón de movilidad de los grupos que lo ocuparon, a travésdel análisis de isótopos estables. Concomitantemente, se ofrece información inédita relativa a lascondiciones del hallazgo, características del registro esqueletal humano, ornamentos, instrumentoslíticos y registro óseo no humano.

DIETA Y MOVILIDAD HUMANA EN LA FRONTERA AGRÍCOLA: IDEAS, MODELOS Y REGISTRO EN EL CENTRO OCCIDENTE ARGENTINO

En el sector norte del centro occidente de Argentina los estudios arqueológicos de las décadas de 1970 y 1980, propusieron la incorporación de plantas domésticas hacia ca. 4000 añosAP (Lagiglia 1968; Gambier 1980; Bárcena et al. 1985). Se definieron, clásicamente, distintasunidades culturales que sustentaron un modelo general de agriculturización apoyado en el registroarqueológico de tres sectores: suroeste de San Juan (Gambier 1977), noroeste de Mendoza (Bárcenaet al. 1985; Bárcena 2001) y valle medio del Atuel (Lagiglia 1982, 2001). En estos sectores, lacronología y las características del proceso habrían sido semejantes, variando principalmente ladenominación regional que los investigadores dieron a cada contexto. En una primera etapa (ca.4000 años AP), algunas veces vinculada con cazadores-recolectores del Arcaico tardío, el registroseñala escasos restos de cultígenos, cuya cronología se les asignó por asociación contextual conotros materiales fechados (Lagiglia 1968, 1982, 1999; Bárcena et al. 1985). Se señala una rápidadispersión geográfica de plantas domésticas en esta etapa inicial, aunque mantuvieron un papelpoco significativo en la dieta humana. Para la segunda etapa, entre ca. 2300 y 1700 años AP, seincrementa la presencia de restos de vegetales domesticados, aunque los grupos humanos nohabrían abandonado la explotación de recursos silvestres (Gambier 1977; Lagiglia 1982, 2001;Barcena et al. 1985; Barcena 2001). En algunas áreas los cambios de esta etapa involucraron uncrecimiento demográfico significativo y nuevas organizaciones socioculturales que se cristalizaronprincipalmente en grupos con menor movilidad residencial, incluso sedentarios (Gambier 1977;Lagiglia 1982, 2001; Bárcena et al. 1985, 2001). Estos cambios se asociaron con innovacionesposteriores en la historia regional, como el desarrollo de los primeros sistemas de irrigación enla zona de San Juan (Gambier 1977). La temporalidad de los cambios habría significado unatransición lenta a una mayor dependencia de la agricultura (en algunos casos atada al pastoreo).

El valle del Atuel fue propuesto como el límite de estos productores, que convivieron hasta épocas históricas con cazadores-recolectores asentados hacia el sur (Gil y Neme 2010). Estasituación de coexistencia entre sistemas de subsistencia aparentemente contrastantes en el valledel Atuel podría explicar la falta de patrones claros en el registro como los definidos en las otrasdos áreas mencionadas. En esta área, la continuidad de los estudios y la incorporación de otrosenfoques teóricos han ajustado algunos aspectos de estos modelos clásicos (Neme y Gil 2012).Primero, la presencia de plantas domésticas no habría significado el establecimiento de la agriculturapropiamente dicha. Hay una amplia gama de estrategias que deberían ser consideradas y que vandesde el intercambio con vecinos productores, pasando por productores de baja escala, hasta eldesarrollo de una fuerte agricultura local (Gil et al. 2020). Segundo, las plantas domésticas nosiempre tuvieron la misma función, incluso en algunos momentos pudieron ser materializacionesde aspectos simbólicos sin implicancias para la dieta humana (Gil 1997-98, 2003). Tercero, elregistro espacial y temporal muestra un mosaico de estrategias que incluyeron la producción dealimentos en distinto grado, o la excluyeron a pesar de la disponibilidad (Gil et al. 2018). Gil ycolaboradores (2018) mostraron cómo la importancia del maíz en la dieta humana varió entrepoblaciones próximas espacial y temporalmente, incluyendo en esta variación una reversión aestados previos. Los modelos derivados de la ecología evolutiva señalan que la incorporación deplantas domésticas se relaciona con una caída en la frecuencia de recursos silvestres (Winterhaldery Golad 1997; Barlow 2002; Corbat et al. 2020) ya sea por sobre explotación o cambio climático.Hay varios escenarios que pueden explicar la forma y la posterior evolución de dicha incorporaciónteniendo en cuenta la estructura de los recursos, las variaciones climáticas y la dinámica poblacionalhumana (Winterhalder y Goland 1997; Winterhalder y Kennett 2006, 2020). Esta perspectivateórica ha influido en la manera en que las investigaciones llevadas a cabo en el valle del Atuelbuscan entender las causas y el contexto en que los cultivos se incorporaron a la dieta humana, asícomo las consecuencias posteriores en el sistema humano-ambiental. Cañada Seca-1 se emplazaen este valle y su estudio intenta ofrecer información que permita ajustar el entendimiento deeste proceso evolutivo.

CS-1: LOCALIZACIÓN, ANTECEDENTES, CONTEXTO Y PATRONES DE ENTIERRO

El sitio Cañada Seca 1 (en adelante CS-1) se localiza en el valle medio del río Atuel (S34°45''2,6" y O69°1'18,3"; 596 m s.n.m.) al sur de la provincia de Mendoza (figura 1). Se tratóde un hallazgo fortuito ocurrido en el año 1991, como consecuencia del movimiento de suelospara extracción de arcilla destinada a la fabricación de ladrillos. En ese mismo año, el equipodel Museo de Historia Natural de San Rafael (MHNSR) desarrolló los trabajos de rescate y ladocumentación de campo del sitio. CS-1 habría sido perturbado previamente por los lugareñosen la búsqueda de "objetos de valor económico" (Lagiglia 1991). Las condiciones de hallazgo yla ausencia de información acerca de las modalidades de entierro condujeron a que el sitio fueradefinido como un entierro múltiple mezclado, compuesto por elementos óseos disociados (Peralta2015) (figura 2). Cabe aclarar que no se cuenta con anotaciones o registro escrito de campo, nise pudo confirmar la ubicación exacta del área de entierro, lo que impidió conocer en detalle elcontexto estratigráfico y el proceso de formación del sitio o las asociaciones en el interior del áreade entierro. Junto con los restos humanos se hallaron restos de fauna, objetos de ornamentaciónpersonal (cuentas de collar y tembetás) y puntas de proyectil. Aunque fueron recuperados en elmismo contexto, se desconoce la asociación precisa entre estos elementos y los esqueletos.

Figura 1: Ubicación del sitio Cañada Seca-1 (CS-1; valle medio del Atuel, San Rafael-Mendoza). 

Figura 2: Vista general de las excavaciones arqueológicas en Cañada Seca. (Foto Archivo MHNSR). 

La cronología del sitio se definió sobre la base de cinco fechas radiocarbónicas, todas obtenidas sobre hueso humano (tabla 1). La figura 3 muestra detalles de la calibración de cadafechado, basados en la curva SHcal20 (Hogg et al. 2020). Tres de ellos se realizaron a través delmétodo AMS en la Arizona Radiocarbon Facility, mientras que los dos fechados restantes fueronobtenidos mediante la técnica de espectrometría de centelleo líquido, en el Laboratorio de Tritioy Radiocarbono (Universidad Nacional de La Plata, Argentina). Las fechas radiocarbónicas varíanentre 1420 y 1790 años 14C AP, mientras que la mediana calibrada oscila entre 1286 y 1656 añoscal. AP, con rangos máximos de 1180 y 1706 años cal. AP, si se considera un sigma. Se identificaron diferencias estadísticamente significativas al evaluar todo el conjunto de fechados, cuyamedia es de 1588 ± 20 años 14C AP (X2= 9,49; 4 grados de libertad). Si no se consideran la fechamás antigua y la más reciente, procesadas por espectrometría de centelleo, la media calculada apartir de las restantes, obtenidas por AMS, es similar (1565 ± 25 años 14C AP), pero en este casono se observan diferencias significativas entre las tres fechas (X2= 5,99; 2 grados de libertad) ysu calibración ofrece una mediana de 1398 años cal. AP, con un rango de un sigma entre 1314y 1514 años cal. AP (tabla 1; figura 3). Dada la diferencia de metodología, de procedimientoen la obtención de colágeno y la falta de corrección por fraccionamiento isotópico esta últimainterpretación es más sólida que la que incluye la totalidad de las muestras.

Tabla 1: Fechados radiocarbónicos obtenidos en CS-1 (todos sobre restos humanos).

Hasta el momento, el avance de las investigaciones bioarqueológicas en el sitio se abocó al análisis de indicadores no específicos de dieta y salud (desgaste dental, caries e hipoplasia),morfometría craneofacial y dental, paleodemografía y marcadores de uso del cuerpo (Novellinoy Guichón 1997-98; Novellino et al. 2004; Novellino y Gil 2007; Gil et al. 2018; Peralta 2020).En CS-1 no se identificaron hipoplasias del esmalte dental ni caries, mientras que sí se registróuna alta prevalencia de desgaste (avanzado para más del 50% de los individuos), lo que resultacompatible con lo observado en grupos con subsistencias basadas en la caza-recolección (Coheny Armelagos 1984; Novellino y Guichón 1997-98; Novellino et al. 2004; Novellino y Gil 2007).En el mismo sentido, estudios de morfometría craneofacial y dental mostraron afinidades conpoblaciones cuya subsistencia implicó principalmente la explotación de recursos silvestres (Gilet al. 2018). En cuanto al uso del cuerpo, estudios recientes mostraron que las prevalencias delesiones articulares y cambios entésicos, registradas en miembros inferiores, permiten suponerniveles altos de exigencia física vinculados con la movilidad (lesiones articulares= 37,5%; cambios entésicos= 44%), aunque menores a lo observado en poblaciones de cazadores-recolectorestípicos (lesiones articulares= 44,9%; cambios entésicos= 87,9%) (Peralta 2015, 2017, 2020). Porotra parte, estudios paleodemográficos preliminares refuerzan la interpretación de una ocupaciónde cazadores-recolectores en CS-1 en la que los recursos domésticos no habrían impactado demanera determinante en el estilo de vida (Peralta 2019). La ausencia de individuos menores a1 año de edad y el Índice de Juventud 15P5 (3/21= 0,14), obtenidos a partir de las distribucionesde edad de muerte, indican la ausencia de crecimiento demográfico esperable en un contexto detransición hacia la agricultura (Binford y Chasko 1976; Buikstra et al. 1986; Bocquet-Appel 2002;Bocquet-Appel y Dubouloz 2003, 2004).

Los resultados mencionados se obtuvieron en el marco de investigaciones de escala regional con poca resolución a nivel de sitio. En este trabajo se articulan, integran y reinterpretan estas tendencias explorando a nivel individual y grupal los datos de isótopos estables con mayorexhaustividad, profundizando en el rol del maíz en CS-1. De esta manera se espera aportar alentendimiento de la dinámica de la incorporación de cultígenos en el área.

CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS

Tamaño y composición de la muestra ósea humana

En primer lugar, se caracterizó cuantitativamente la muestra ósea humana, lo que permite visibilizar posibles sesgos culturales y/o tafonómicos en relación con la representación diferencialde los elementos. Para estimar cuán fragmentado está cada elemento y cuán completo está el esqueleto se calcularon dos índices: el de Fragmentación (IF) y el de Completitud (IC). Asimismo,se obtuvieron valores correspondientes a las medidas de abundancia taxonómica y relativa: númeromínimo de especímenes (NISP), número mínimo de elementos (NME) y unidades anatómicasmínimas, absolutas y porcentuales (MAU y MAU%). El NISP se obtuvo a través de la contabi-lización de todos los especímenes, incluyendo elementos fragmentados y fragmentos identifica-bles y lateralizables. Para el NME se consideraron las frecuencias de cada tipo de hueso, segúnsu lateralidad, segmento representado (e.g., epífisis proximal, distal, diáfisis, tercio medio de ladiáfisis, tercio proximal de la diáfisis) o parte diagnóstica identificada (e.g., ilion, rama isquiopú-bica; cuerpo, arco dorsal). Los valores de MAU se obtuvieron dividiendo el NME de cada unidadanatómica (i.e., cráneo, húmero, vértebras cervicales) por su frecuencia en el esqueleto completo,mientras que los valores de MAU% se estimaron proporcionalmente considerando el valor deMAU más alto (Mengoni Goñalons 1988, 1999; Lyman 1994; Mondini 2003). EL IF se obtuvoa partir de la razón entre el NME y el NISP, obteniendo resultados en una escala de 0 a 1: cuantomayor sea el valor obtenido, menor es la fragmentación (Mondini 2003; Luna 2008). De maneracomplementaria a estas mediciones, se llevó a cabo un relevamiento tafonómico exploratorio enel que se consideraron las siguientes variables: marcas de raíces, roedores y carnívoros, grado demeteorización, precipitaciones químicas (óxido de manganeso y carbonato de calcio), fracturasy pérdida ósea, y marcas de origen antrópico moderno y no moderno. Se consideró la presencia/ausencia de las variables mencionadas a nivel del elemento anatómico, aunque contemplandoa nivel general (no sistemático) las distribuciones e intensidad de impacto de algunos agentes(i.e., raíces, precipitaciones químicas). Se siguieron las recomendaciones presentes en Buikstray Ubelaker (1994), White y Folkens (2005) y González (2014).

Junto con las medidas de abundancia se analizaron las características de la muestra en términos de sexo y edad, y se estimó el número mínimo de individuos (NMI). La estimación delsexo de los adultos se llevó a cabo a partir del relevamiento del coxal y del cráneo, siguiendo loscriterios recopilados en Buikstra y Mielke (1985) y Buikstra y Ubelaker (1994), y los propuestospor Bruzek (2002). Asimismo, se analizaron variables métricas de huesos largos y del calcáneo(Steele 1976; Berrizbeitia 1989; Holland 1991; Bruzek 1995; Silva 1995; Introna et al. 1997;Trancho et al. 1997, 2000; Seidemann et al. 1998; Wilbur 1998; Alemán Aguilera et al. 2000;López-Bueis et al. 2000; Robledo et al. 2000; Murphy 2002; Ríos Frutos 2003; Cowal y Pastor2008). Los datos obtenidos fueron procesados posteriormente considerando la variabilidad di-mórfica de los individuos hacia el interior de la muestra, vinculando los valores más bajos conlos individuos femeninos y los más altos con los masculinos (Peralta 2019). En esta instanciatambién se consideraron valores de referencia, obtenidos en muestras arqueológicas de la regiónen las que el sexo se estimó a través de variables morfológicas del coxal.

La edad de muerte en los adultos se estimó a partir del registro de los cambios producidos en la sínfisis púbica y la superficie auricular de los coxales, siguiendo los criterios propuestos porTodd (1921 a y b), Lovejoy et al. (1985), Meindl y Lovejoy (1989) y Meindl et al. (1980). Demanera complementaria se aplicó el método basado en la obliteración de las suturas craneanaspara el sistema latero-anterior (Meindl y Lovejoy 1985). La estimación de la edad en subadultosse realizó considerando la longitud de huesos largos y los estadios de fusión de epífisis y apófisis,a partir del compendio realizado por Scheuer y Black (2000).

Análisis de los ornamentos corporales

Las cuentas y tembetás hallados junto a los esqueletos se observaron en su totalidad a ojo desnudo y con lupa de mano; y, en casos específicos, con estereomicroscopio (Nikon SMZ conaumentos entre 50X y 200X). Se registraron sistemáticamente las siguientes variables: forma,tamaño, materia prima y estado de conservación. Debido a la gran cantidad de cuentas halladas ya su registro en "grupos"1, se realizó un estudio preliminar de su tamaño midiendo en cada grupoel diámetro de la pieza más grande (diámetro máximo) y el diámetro de la pieza más pequeña(diámetro mínimo). Para obtener un tamaño promedio estimativo de cada grupo, se extendió eltotal de piezas de cada grupo para observarlas simultáneamente, eligiendo aquella que registrarael diámetro más frecuente, que se tomó como representación del tamaño promedio del conjunto(diámetro más frecuente). El estado de conservación entero/fragmentado fue observado a escaladel grupo, evaluando visualmente si la mayoría de las piezas estaban enteras, muy fragmentadaso si solo unas pocas piezas estaban fragmentadas. Las materias primas fueron identificadas mediante la observación de las piezas a ojo desnudo y con magnificación de diversos aumentos, yse compararon con muestras naturales previamente conocidas para la región y zonas adyacentes.

Análisis lítico: puntas de proyectil

El análisis del conjunto lítico de CS-1 (n= 8) se realizó utilizando el enfoque tecno-tipoló-gico, sensu Aschero (1975, 1983), y se consideraron las modificaciones realizadas por Aschero y Hocsman (2004). En cada pieza se identificaron diversos atributos: tipo de materia prima, segúndeterminación por petrografía macroscópica, y su calidad para la talla (sensu Aragón y Franco1997); reserva de corteza (presente o ausente); estado de fragmentación (entero o fracturado);tamaño (largo, ancho y espesor, en milímetros) según eje morfológico; y peso de cada pieza engramos, mediante el uso de balanza digital (con error de 0,1 gr). Debido a que el grupo tipológicode todas las piezas es el de las puntas de proyectil, en ellas se analizaron las siguientes variables: técnica de manufactura, continuidad y profundidad de los lascados, forma perimetral dellimbo, forma secundaria del borde del limbo, serie técnica (definida por el ancho de la boca delos lascados y por la extensión sobre las caras de la pieza), sección transversal (en vista sagital),reactivación (presente o ausente) y tratamiento del ápice (sensu Aschero 1975, 1983). En laspiezas cuyo subgrupo tipológico identificado fue el de las puntas de proyectil apedunculadas,se evaluaron otros atributos morfológicos como la forma de la base del limbo y el tratamientotécnico diferencial de la base.

Análisis zooarqueológico

El conjunto arqueofaunístico fue analizado considerando la composición y estructura taxonómica y anatómica, así como las características tafonómicas (Lyman 1994). Para realizar estas determinaciones se utilizó material óseo comparativo disponible en la colección del Laboratoriode Ecología Humana del Instituto de Evolución, Ecología Histórica y Ambiente (IDEVEA) -SanRafael, Mendoza- y del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja (CRILAR) -Anillaco, La Rioja-, así como literatura específica (Prevosti et al.2009, 2013; Fernández et al. 2011). Las asignaciones taxonómicas correspondientes a cánidostambién fueron corroboradas por el doctor F. J. Prevosti. Se presentan solo los valores de NISP,dado que representan muy bien las características de la muestra, evitando los errores generados enel manejo de datos más complejos como el NMI (Lyman 1994). Para las variables tafonómicas prey postdepositacionales se aplicó la metodología desarrollada en trabajos previos (Behrensmeyer1978; Binford 1981; Todd y Rapson 1988; Andrews 1990; Fernández et al. 2017).

Análisis de isótopos estables

Se presentan los valores de 513C y 515N basados en el procesamiento de la fracción orgánica (colágeno) y de 513C obtenidos de la fracción inorgánica (hidroxiapatita o bioapatita). Los valoresde 513C y 518O se calcularon utilizando el estándar V-PDB, mientras que el de 515N se calculócon el estándar AIR (Samec et al. 2019). El colágeno y la bioapatita se obtuvieron procesandolas muestras en el Laboratorio de Paleoecología Humana del IDEVEA, siguiendo el protocolodescrito en Coltrain y Leavitt (2002) y Gil et al. (2011). Las mediciones se efectuaron en SIRFERde la University of Utah (código MSR) y en la University of South Florida (código USF). Lasmediciones en SIRFER se determinaron utilizando un espectrómetro Finnigan Delta Plus acoplado mediante Conflo III a un analizador elemental Carlo Erba Model 1110. Como estándar parala normalización de las mediciones se emplearon los patrones USGS40 y USGS41; la precisiónanalítica es de 0,1%e para las relaciones isotópicas de carbón (V-PDB) y de 0,2%e para nitrógeno(AIR). Para las mediciones en la University of South Florida se utilizó un analizador elementalCNH acoplado a Finnigan MAT. La precisión analítica de la espectrometría de masas para la razónisotópica es ±0,1%e para 513C y ±0,2%e para 515N. Para medir carbonatos se empleó el equipoacoplando un Kiel III. Se obtuvieron también valores de 513C y 515N de colágeno de una muestraósea de cánido. Las mediciones sobre esta última se realizaron en el Laboratorio de Isótopos Estables en Ciencias Ambientales (LIECA, San Rafael, Mendoza) a través del espectrómetro de masasde flujo continuo Thermo Scientific DELTA V acoplado vía ConFlo IV al Analizador Elemental

Flash 2000. Para este equipo la precisión analítica es de 0,1%e para las relaciones isotópicas de carbón (V-PDB) y de 0,2%e para nitrógeno (AIR).

Para evaluar la integridad de las muestras de colágeno se analizó en cada una de ellas la relación C:N siguiendo los criterios de Ambrose (1990) y se aceptaron aquellas cuyos valores esténcomprendidos entre 2,9 y 3,6. Por otra parte, se ha demostrado que existen procesos diagenéticosde recristalización que pueden afectar las relaciones isotópicas de los carbonatos y fosfatos quecomponen la fracción inorgánica del hueso (Hedges et al. 2005). Dado que para la bioapatita nose han desarrollado protocolos semejantes a los del colágeno para controlar la calidad del datoisotópico, se tuvieron en cuenta los valores de la relación C:N y la coherencia interna de los valores obtenidos como parámetro de la confiabilidad de los resultados en la fracción inorgánica.

De acuerdo con información arqueológica de base de investigaciones previas (Giardina et al. 2015; Gil et al. 2018, 2020; Otaola et al. 2018), los recursos considerados en las reconstruccionesdietarias fueron: guanaco (Lama guanicoe), armadillo (Zaedyus pichiy), maíz (Zea mays) comoejemplar C4, algarrobo (Prosopis sp.) como ejemplar C3, pescado y huevo de reído. Para conocerlos valores de isótopos estables de estos recursos consultar la tabla suplementaria 2 (http://doi.org/10.5281/zenodo.4769808). En los gráficos bivariados se corrigió el fraccionamiento de dietaa tejido óseo humano utilizando los siguientes factores de discriminación: para animales, 513Ccol+ 1,0 ± 0,3 / 515N + 4,6 ± 1,0 (Bocherens y Druker 2003; Bernal et al. 2016 b; Cheung y Szpak2020; Gil et al. 2020); para plantas, 513Ccol + 3,1 ± 1,4 / 515N + 4 ± 1 (Bernal et al. 2016 b; Gilet al. 2020); para animales, §13Capa + 8,0 ± 0,1/ 515N + 4,0 ± 0,1 (Tykot et al. 2009; Bernal et al.2016b; Gil et al. 2020); para plantas, §13Capa + 11,1 ± 0,1/ 515N + 4,6 ± 0,1 (Tykot et al. 2009;Bernal et al. 2016 b; Gil et al. 2020). Esta elección se realizó considerando que son los fraccionamientos que se han empleado en las últimas investigaciones regionales, lo que permite futurascomparaciones. Además, estos valores contemplan la corrección de músculo a colágeno de tejidoóseo de los animales.

Para la interpretación de los datos isotópicos se utilizaron también modelos bayesianos de mezcla de dieta. Estos modelos permiten ajustar la interpretación de las dietas profundizando elanálisis bivariado mediante modelos de combinación estadística donde se explora la probabilidadde los aportes de distintos recursos (Moore y Semmens 2008; Phillips 2012; Parnell et al. 2013;Giardina et al. 2014; Phillips et al. 2014; Bernal et al. 2016; Gil et al. 2018). Para ello se utilizóel software Food Reconstruction Using Isotopic Transferred Signals (FRUITS) desarrolladopor Fernandes et al. (2014). Para mantener la coherencia con lo que este autor propone para laaplicación de su modelo de mezcla, se utilizaron los siguientes factores de discriminación: 5,5%epara 515N, de 4,8%e para 513Ccol y de 10,1%e para 513Capa (Fernandes 2016). Aparte de los factoresde discriminación de dieta a tejido óseo humano, los valores de 513C y 515N obtenidos sobrecolágeno óseo de animales fueron corregidos de acuerdo con Fernandes (2016) del siguiente0,5%e (Fernandes et al. 2015). Asimismo, el modelo considera las concentraciones relativas de los diferentes recursos en términos de proteínas y energía, presentes enlos músculos de los animales. Se calculan a partir de tablas nutricionales utilizando las fórmulasindicadas a continuación, de acuerdo con la propuesta de Nakamura et al. (1982) y Morrison etal. (2000) (Fernandes et al. 2015; Kochi 2017). Bajo la asunción de que el carbono compone el52,4% de las proteínas, el 44,4% de los carbohidratos y el 76,8% de los lípidos, las fórmulas porutilizar son las siguientes (Nakamura et al. 1982; Morrison et al. 2000): proteína= (0,524xProteínas)/(0,524xProteínas + 0,444xCarbohidratos + 0,768xLípidos) energía= (0,444xCarbohidratos + 0,768xLípidos)/(0,524xProteínas + 0,444xCarbohidratos +0,768xLípidos)

Las proteínas, carbohidratos y lípidos corresponden a los gramos presentes de cada uno en 100 gr del recurso considerado. Esta información se obtuvo de United States Department ofAgriculture (2015), Urbistondo y Pereyra (2015) y Boeri et al. (2017). Las estimaciones generadasa partir de FRUITS se realizaron en términos de la contribución calórica de cada recurso -Food(%)- de acuerdo con Fernandes et al. (2015). Para hacer funcionar el modelo se realizaron combinaciones de cuatro a cinco de estos recursos, variando la fuente proteica y manteniendo la fuentevegetal C3 y C4. Para conocer los valores de isótopos estables de los recursos en el programa y susconcentraciones en términos de proteína y energía consultar la tabla suplementaria 2. La elecciónde trabajar con este software se realizó considerando que fue diseñado para modelizar la dieta apartir de casos arqueológicos y que permite considerar las proporciones de los macronutrientes(proteínas, carbohidratos y lípidos) en las que contribuye cada recurso a la dieta (Fernandes etal. 2014, 2015). En este sentido, provee reconstrucciones más robustas en grupos con dietasmás o menos especializadas, como aquellas que son ricas en carbohidratos o lípidos (Cheungy Szpak 2020). Es esperable, entonces, el uso de este modelo en contextos en los que se quieraestimar la importancia del maíz en la dieta, por ejemplo. Por otra parte, en un trabajo previo (Gily colaboradores) se intentaron modelizaciones a través del modelo MixSIAR, por lo que realizarnuevas exploraciones empleando otro modelo de mezcla permitirá comparar los alcances de cadapropuesta y su impacto en las reconstrucciones de dieta.

Los gráficos bivariados también se realizaron empleando los fraccionamientos sugeridos por Fernandes (2016) para evaluar similitudes y diferencias en las tendencias obtenidas con ambosgrupos de fraccionamientos.

Para evaluar las tendencias en la movilidad se convirtieron los valores de 518O de carbonatos humanos a valores de aguas usando las relaciones entre los estándares VSMOW y VPDB, los valoresde 518O de carbonatos (c) y fosfatos (p) (VSMOW), y los valores de fosfatos y aguas bebidas (ab)(VSMOW), como se muestra en las siguientes ecuaciones (siguiendo los trabajos de Luz et al.1984; Iacumin et al. 1996; Sharp 2007; Buzon et al. 2011; Ugan et al. 2012; Bernal et al. 2020):

Los valores de aguas provienen de muestreos realizados en tres grupos de fuentes (río Atuel, río Diamante y Cerro Nevado), cuyos resultados se publicaron en trabajos previos (Gil etal. 2012, Ugan et al. 2012).

RESULTADOS

Tamaño y composición de la muestra ósea humana

Sobre un total de 3.470 especímenes óseos humanos recuperados en los trabajos de campo, se obtuvo un NME de 1.096, con representación de todos los elementos anatómicos delesqueleto humano, aunque en distintas frecuencias (tabla suplementaria 1: http://doi.org/10.5281/zenodo.4769808). En cuanto a la representatividad de las unidades anatómicas, las que exhibieronmayores porcentajes de supervivencia (entre 66 y 100%) fueron el húmero, el cubito, el fémury la tibia (figura 4). El cráneo, la cintura pélvica, la cintura escapular, la columna vertebral, elradio, la rótula, el peroné, los metacarpos, los metatarsos y los tarsos presentaron porcentajes desupervivencia de 65-33%. En las restantes unidades se observaron los porcentajes de supervivenciamás bajos (32-0,1%).

Figura 4: MAU correspondiente a Cañada Seca graficando la representatividad de los diferentes elementos anatómicos. 

El IF a nivel de cada elemento indica que el cráneo, las costillas y el coxal fueron los elementos más fragmentados. Resulta significativa la baja frecuencia de cráneos completos que componenla muestra, en relación con las mandíbulas y el resto de los elementos presentes. Considerandoel potencial de preservación del cráneo, y que no están ausentes otros elementos de mayor fragilidad, esta diferencia de frecuencias y la alta fragmentación pueden asociarse con actividades deprofanación por parte de los lugareños.

El relevamiento de variables tafonómicas indica que las raíces fueron los agentes que más afectaron a los restos. El 98,8 presenta marcas atribuibles a raíces, desde coloración superficial hasta deterioro químico y corrosión. Dichas marcas se distribuyen de manera uniforme yextensiva en los elementos óseos en los que se presentan, aunque con mayor o menor intensidadde alteración química-mecánica. En muy bajas frecuencias se registraron marcas atribuibles aroedores y carnívoros (0,03 y 0,09%, respectivamente). La pérdida ósea (89,7%) y las fracturaspostdepositacionales (88,5%) se encuentran entre las variables más representadas. Considerandola alta prevalencia de marcas de raíces, es probable que una parte significativa de las fracturas ypérdidas óseas se expliquen como resultado de la acción de dicho agente.

Las señales vinculadas con el proceso de meteorización se atribuyeron al grado 1 en la escala de Behrensmeyer (1978) con una prevalencia del 0,94%. No se registraron grados más severos deeste fenómeno, lo que nos permitiría inferir que los episodios de eventual desentierro y exposiciónde los restos óseos no tuvieron lugar o fueron muy poco frecuentes y de corta duración. En cuantoa las precipitaciones químicas, la presencia de óxido de manganeso (56,8%) se dio con muchamayor frecuencia que la de carbonato de calcio (9,8%). La distribución y cantidad del óxido demanganeso fue muy variable entre los distintos elementos óseos, yendo desde una distribuciónhomogénea a una irregular o en parches, y desde pequeñas manchas dispersas a extensos "manchones" de coloración oscura. En el caso del carbonato de calcio el patrón de distribución fuemucho más acotado, presentándose en forma de pequeños parches de coloración blanquecina enalgunos elementos. Las marcas de origen antrópico de carácter no moderno se registraron conun porcentaje del 0,4%. Las huellas de actividad moderna fueron más fácilmente identificables ymás numerosas (3,1%). En estos casos las características de los cortes (pulimentados) y fracturasdel hueso seco permitieron vincular las marcas con impactos accidentales durante la excavacióny/o con el manejo posterior de los restos (e.g., extracción de material para análisis isotópicos).

La estimación del sexo y de la edad mediante el registro de variables morfológicas de la pelvis solo fue posible en catorce elementos. Se identificaron: un individuo femenino adulto joven, tresindividuos masculinos y dos individuos femeninos adultos medios, y dos individuos masculinosadultos maduros. Se registraron solo tres cráneos, correspondientes a un masculino adulto medioy dos masculinos adultos maduros. En dos individuos pudo observarse la variación morfológicade la bóveda y se pudieron describir modificaciones culturales del cráneo. Mientras que el individuo AF-2019 presenta un aplanamiento plano-lámbdico, el individuo AF-2020 presenta unaplanamiento occipital (cf. Gil et al. 2018). El fémur resultó el elemento más frecuente arrojandoun NMI de 18 individuos adultos (20 años), 2 juveniles (15-19,9 años) y 1 niño (5-9,9 años). Latibia permitió además identificar 3 individuos infantiles (1-4,9 años). A partir de estos elementosdel poscráneo se obtuvo un NMI de veinticuatro individuos, entre adultos, juveniles y subadultos.

Análisis de ornamentos corporales

La colección consta de 1.243 cuentas distribuidas en 20 grupos (grupo #1 al grupo #20) y 16 tembetás (que conforman el grupo #21) (figura 5). La morfología general de las cuentas esdiscoidal, con orificio central. Dentro de esta morfología general, la mayoría de las piezas tieneuna morfología subcircular, mientras que algunas presentan una morfología subpentagonal. Por suparte la morfología de los tembetás es cilíndrica alargada, con un extremo en forma de mamelóno "botón".

Figura 5: Ornamentos corporales en CS-1 (se presenta una selección de estos). 

Los grupos de cuentas pueden subdividirse en tres tipos, según sus materias primas: 1) cuentas producidas en materia prima lítica carbonáticas (n= 567), 561 piezas producidas usandouna materia prima lítica carbonática terrosa y 6 piezas producidas usando una materia prima car-bonática vítrea; 2) cuentas producidas en material malacológico nacarado (n= 587); y 3) cuentasproducidas en materia prima lítica turquesa (n= 62). Se registró además un grupo de cuentas (#19)de materias primas líticas mixtas (n= 27) tanto carbonática como turquesa.

Todos los tembetás fueron producidos usando una materia prima lítica carbonática. Posiblemente esto se deba a dos factores: a) que dicha materia prima sea más blanda que las otras, facilitando la formatización de un artefacto de morfología comparativamente compleja en tantoque requiere la talla de un cilindro con terminación en un botón redondeado; b) que el tamaño delos guijarros o bloques de esta materia prima fueran adecuados para la extracción de un ornamentode proporciones longilíneas como lo son los tembetás.

El estado general de conservación del conjunto de cuentas es bueno ya que el 20% de la muestra corresponde a piezas totalmente enteras y el 37% de la muestra incluye piezas enteras ysolo algunos fragmentos. Los 16 tembetás se encuentran aparentemente enteros.

Los datos sobre tamaño indican que las cuentas registran diámetros mínimos de 2 mm y máximos de 18 mm, siendo los más frecuentes los de 5 mm (registrados en 8 grupos), seguidospor diámetros de 6, 7, 8 y 9 mm.

El tamaño de los tembetás muestra una alta estabilidad en el diámetro de su porción cilín-drica (entre 7 u 8 mm), mientras que la superficie de la porción del botón (calculada mediante la multiplicación de largo por ancho) y el largo del cilindro son variables. Esto sugiere que eldiámetro era estandarizado debido a la superficie de penetración que debía generarse en la piel delsujeto para atravesarla y suspenderlo, mientras que la superficie del botón y el largo posiblementepodrían depender de otros factores, tales como la edad, el género y/o la contextura física-facialde la persona, que requirieran largos mayores o menores.

Dadas las condiciones de registro de estos materiales, en el contexto de una excavación de rescate, su potencial asociación con los restos humanos no está documentada, por lo cual esimposible realizar inferencias respecto de la vinculación de los ornamentos con el género y edadde las personas enterradas. Tampoco es posible indicar que todos los individuos hayan sido enterrados ornamentados con cuentas. Sin embargo, es interesante notar que la cantidad de tembetás(N=16) es menor que el número mínimo de individuos (NMI=24), por lo cual es posible sugerirque no todos ellos/ellas portaban este tipo de ornamento, lo cual, a su vez, implica algún tipo dediferenciación social interna al grupo de personas enterradas.

Puntas de proyectil

De la colección generada en los trabajos de campo en CS-1 se obtuvieron ocho artefactos formatizados correspondientes, en su totalidad, al grupo tipológico de las puntas de proyectil(tabla 2; figura 6). La materia prima más frecuente utilizada en su confección corresponde a lasrocas silíceas (75%), de calidad muy buena para la talla, excepto la correspondiente a la pieza#CS/91-5, que es de calidad excelente. También se registró una vulcanita (de calidad buena-muybuena) y una obsidiana (de calidad muy buena-excelente). Esta última procede, según su análisisgeoquímico realizado por Fluorescencia de Rayos X (XRF) en el MURR (Estados Unidos), dela fuente de obsidiana denominada El Peceño, localizada a aproximadamente 70 km al suroestede CS-1, por lo que es considerada como no local. Las demás rocas son de procedencia local(sensu Civalero y Franco 2003). Ninguna de las puntas de proyectil presenta reserva de corteza.El 62,5% de ellas se halla en estado fragmentado (tabla 2; figura 6). Las ocho puntas de proyectilfueron confeccionadas bajo la técnica de manufactura por presión. Los lascados son continuos yprofundos a lo largo del borde perimetral de cada una de las puntas de proyectil. La forma peri-metral del limbo de mayor representación es la triangular alargada (tabla 2). La forma secundariadel borde del limbo es mayoritariamente convexa. La serie técnica de la mayoría de estas piezasimplica retalla, retoque y microretoque extendidos. Todas presentan sección transversal biconvexa, excepto la pieza N°#CS/91-3, que es triangular redondeada. Ninguna presenta evidenciasde reactivación y la mayoría (75%) son apedunculadas, excepto en los casos que se clasificancomo fragmentos no diferenciados por poseer fracturas en el extremo basal-proximal. El 50% delas puntas de proyectil apedunculadas posee un tratamiento técnico diferencial de la base de tiponormal y, en la otra mitad, se observa adelgazamiento por retoques. El tratamiento del ápice y laforma de la base del limbo se describen en la tabla 2.

Figura 6: Instrumentos líticos en CS-1. 

Tabla 2: Variables morfométricas de las puntas de proyectil registradas en CS-1 Nota general: Largo, Ancho y Espesor en mm; Peso en g.

Registro zooarqueológico

Los trabajos de campo permitieron recuperar 496 especímenes óseos no humanos que fueron identificados siguiendo criterios previamente definidos en la región (Neme y Gil 2002). No secontabilizaron los especímenes de moluscos de las cuentas de collar. La tabla 3 señala que todala fauna identificada corresponde al grupo de los mamíferos, confirmando el registro de cánidosy roedores. Las especies identificadas son típicas del ambiente en el que se encuentra el sitio,con excepción de Lycalopex culpaeus (y probablemente Mollusca). Es notoria la abundancia decánidos (Lycalopex sp.) respecto a los otros taxones, incluso considerando su baja presencia en elregistro zooarqueológico regional (Neme y Gil 2002; Otaola et al. 2012). Asimismo, se destacael registro de L. culpaeus fuera de su actual área de distribución geográfica (Pía et al. 2019). Enel apartado de resultados de isótopos estables se profundiza sobre el significado de los restos deLycalopex sp. en el contexto de CS-1.

Ninguno de los taxones presenta evidencias de consumo humano. Los microvertebrados, además, presentan evidencias de digestión por aves rapaces de la categoría 2-3 de modificación(Athene cunicularia o Bubo virginianus), por lo que se asume que su presencia en el sitio noes de origen antrópico. La meteorización de los especímenes óseos es baja (0 y 1), con muchasevidencias de marcas de raíces y precipitaciones de óxido de manganeso.

Tabla 3: Taxa recuperados en CS-1, abundancia medida en NISP.

Para los humanos se obtuvo información isotópica sobre 24 individuos cuyos datos de sexo y edad están detallados en la tabla 4. Asimismo, se obtuvo un valor sobre colágeno de fauna (Ly-calopex sp.) que es presentado separadamente, aunque en relación con los resultados obtenidospara los humanos de CS-1. Para entender las tendencias en las dietas humanas inferidas desde losisótopos estables se requiere un modelo sobre las cadenas tróficas que contemple la variabilidadisotópica de los recursos de base (Szpak et al. 2013). Por ello se utilizaron los datos disponiblesen la región (Gil et al. 2006, 2014; Giardina et al. 2014; Otaola et al. 2018).

Tabla 4: Valores.

Figura 7: Promedios y desvíos estándar en las muestras de CS-1, haciendo la distinción entre adultos y subadultos. 

palmente por estos recursos. En las figuras 8c y 8d se comparan los valores de colágeno y bioapatita obtenidos sobre hueso humano con respecto a los recursos corregidos con los fraccionamientospropuestos por Fernandes (2016). Con estas correcciones se observa cierta correspondencia enlos valores de 515N de CS-1 y los de guanaco, reídos (huevo y carne) y peces. Asimismo, losvalores de 513Ccol y 513Capa de CS-1 se encuentran en una posición intermedia entre los peces y losreídos, coincidiendo en mayor medida con el de los armadillos. Mediante estas aproximacionesbivariadas, se destaca una participación de recursos proteicos más o menos constante en la dieta,como en el caso del armadillo, con ciertas variaciones en cuanto al papel del guanaco, los pecesy los reídos, dependiendo del fraccionamiento considerado. El maíz y el algarrobo, por otra parte,se mantienen alejados de CS-1, con uno y otro grupo de fraccionamientos.

Los modelos de mezcla de dieta basados en estadística bayesiana indican distintos escenarios según se incluya guanaco, huevo de reídos y/o peces: el escenario A incluye guanaco, armadillo, maíz y algarrobo; el B, guanaco, armadillo, maíz, algarrobo y huevo; el C, guanaco,armadillo, maíz, algarrobo y pescado; el D, armadillo, maíz, algarrobo y pescado; el E, guanaco,armadillo, maíz, algarrobo, pescado y huevo; y el F, armadillo, maíz, algarrobo y huevo (figura 9). En todos los escenarios el guanaco constituye cerca del 20% de la dieta, con una medianaque alcanza el 24% como máximo y 13% como mínimo; el armadillo forma parte de la dieta enun menor porcentaje (menos del 20%) con una mediana que alcanza un valor máximo de 27%y un valor mínimo de 10%. Las contribuciones del maíz y el algarrobo se encuentran entre lasmás altas, con sus respectivas medianas rondando el 30% y el 20%. Solo en el escenario queincluye todos los recursos simultáneamente y aquel que no incluye ni guanaco ni peces, la mediana de la contribución del maíz supera el 30% (tabla suplementaria 3: http://doi.org/10.5281/zenodo.4769808). Cabe aclarar que estos dos escenarios son los que presentan mayor debilidad,en un caso por incluir un número elevado de recursos en la misma modelización y en el otro porno incluir dos de las fuentes de proteína más relevantes de acuerdo con el registro arqueológico.Finalmente, la contribución del pescado y del huevo fue mucho menos importante que la delguanaco y del armadillo, con medianas que no alcanzan el 20%. Al considerar los recursossilvestres respecto al maíz, se observa en todos los modelos una predominancia del primergrupo respecto al segundo.

Figura 8: A) y B) Tendencias isotópicas (S13Ccol, S15N, S13Capa) de las muestras óseas humanas (adultos) respecto de los recursos de la región del Atuel (corregidos por discriminación isotópica de acuerdo conBocherens y Druker 2003; Tykot et al. 2009; Cheung y Szpak 2020; Gil et al. 2020). C y D) Tendenciasisotópicas de las muestras óseas humanas respecto de los recursos (corregidos por discriminaciónisotópica de acuerdo con Fernandes 2016). 

Figura 9: Medias y desvíos de los porcentajes de contribución calórica de los diferentes recursos de acuerdo con el software FRUITS. Las medias y desvíos se calcularon a partir de los valores medios de cada recurso para cada individuo. 

La figura 10 muestra las tendencias geográficas para los valores de 518O de las aguas superficiales junto con los valores de los humanos de CS-1 corregidos (Gil et al. 2012; Ugan et al. 2012). Los valores de los individuos varían entre -7,4%e y -11,3%e, y muestran el uso de un ampliorango de fuentes (tabla 4, figura 10). Se diferencian dos patrones: uno en el que los individuos seasocian al área del Cerro Nevado y otro en el que se asocian a dicha área y a la de los ríos Atuel/Diamante. Para este último puede también sugerirse el uso de otros sectores cuyos valores de518O aún se desconocen (figura 1). Dado que los valores no muestran un uso predominante deuna fuente cercana al sitio, se debilita la posibilidad de que los individuos de CS-1 mantuvieranuna residencia a largo plazo, asociada a una baja movilidad residencial cercana al sedentarismo.

Figura 10: Valores de S18O de aguas y su comparación con los valores de éste isótopo en humanos. 

Un hueso asignado a Lycalopex cf. L. culpaeus fue procesado para medir los valores en las relaciones de isótopos estables de carbono y nitrógeno en colágeno. Se realizó sobre un radio-cú-bito y su resultado fue para 513C de -12,4%e y para 51SN de 12,6%e (Código MSR#651, relaciónC:N atómica= 3,2). Al comparar dichos resultados con los de otros carnívoros nativos (Otaola etal. 2018) y los humanos de CS-1 se destacan los siguientes aspectos. Por una parte, los valoresde ambas relaciones isotópicas obtenidos en la muestra de Lycalopex sp. de CS-1 se diferenciansignificativamente de los de carnívoros previamente analizados en la región (n=17). Lycalopex sp.de CS-1 tiene ambos valores significativamente más altos, entre 4 y 5 puntos para 515N, y entre3 y 6 puntos para 513C (figura 11). Por otra parte, dichos valores se asemejan notablemente a loshumanos del mismo sitio. La diferencia respecto al promedio de 513C en humanos es de 1,9%ey respecto del promedio de 515N es de 0,8%e. Como muestra la figura 11, la dieta inferida parael carnívoro de CS-1 se asemeja en mayor medida a la de los humanos de CS-1 que a la de losotros carnívoros nativos.

Figura 11: Valores de 513C y 515N de carnívoros autóctonos de la región en comparación con el de Lycalopex sp. recuperado en CS-1. 

CAÑADA SECA-1: REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE POBLACIONES DE PEQUEÑA ESCALA

El sitio CS-1 se emplaza en una región límite para el registro de plantas domésticas prehispánicas en la vertiente oriental de los Andes (Lagiglia 1982; Gil et al. 2014). Su cronología es unos 500 a 800 años posterior a la incorporación de plantas domésticas en el registro arqueológicoregional. De acuerdo con su temporalidad y con la historia cultural regional, se lo asignó a comunidades agroalfareras afines a Agrelo, cultura que ha sido clásicamente asociada a un contexto deagricultores con baja movilidad residencial (Lagiglia 1991; Bárcena 2001).

Los resultados de isótopos estables muestran que, si bien los humanos presentan valores relativamente altos de 513C, estos no se explican de manera exclusiva por una mayor importanciadel maíz en la dieta. Los recursos silvestres, faunísticos principalmente, también incluyen unaseñal C4 que sería trasmitida a los humanos (Otaola et al. 2018; Gil et al. 2020). Asimismo, almodelizar diferentes combinaciones de recursos empleando el software FRUITS, se observa engeneral una importancia media a baja del maíz, con frecuencias semejantes para cada recursosilvestre. En términos absolutos, el aporte de los recursos silvestres a la dieta sobrepasa al delos recursos domésticos. La baja importancia del maíz posibilitaría la reversibilidad desde unaorganización apoyada en la producción de alimentos a una basada en la extracción de recursossilvestres, cuando las condiciones del sistema humano-ambiental sufren algún cambio (véaseGil et al. 2020 para un ejemplo de los últimos 1000 años en una macro región que incluye elvalle del Atuel).

En comparación con los resultados obtenidos con el modelo MixSIAR (Gil et al. 2018) a partir de cinco grupos de recursos (guanaco, armadillo, maíz, algarrobo y pescado), se destaca lamenor contribución del armadillo a la dieta humana y se observa que la importancia del maíz y elalgarrobo es relativamente mayor a la de la proteína animal considerada individualmente. Tambiénes interesante que se mantiene la importancia levemente superior del algarrobo en relación con elmaíz y la del guanaco con respecto al pescado. La aplicación de este modelo y la posibilidad deconsiderar los aportes de cada recurso en términos de proteína y energía (lípidos y carbohidratos),pudo haber contribuido a refinar algunas tendencias observadas previamente en la dieta de esteconjunto. Es interesante notar que una de las contribuciones que más varió en importancia es ladel armadillo, cuyo aporte de lípidos es considerablemente mayor al del resto de los recursos,variable que pudo ser incorporada a través del FRUITS. Asimismo, aunque la importancia relativadel maíz continúa siendo baja, es mayor que la observada mediante MixSIAR, lo que tambiénpodría responder a que se están considerando las concentraciones de proteína y energía de losrecursos de manera particular.

En cuanto a la movilidad, al considerar los valores de 518O se descarta una residencia de largo plazo en este sector del valle. La integración de estos datos con algunas observaciones realizadas sobre el patrón de entierro y el análisis del acompañamiento mortuorio, apunta a descartarla idea de un grupo humano con una baja movilidad. Por una parte, la modalidad de entierrosecundaria estaría indicando un transporte de los individuos inhumados desde otro sector. Sibien la información del contexto de inhumación es muy escasa y limita nuestras interpretaciones,la modalidad de entierro secundario puede inferirse si se tienen en cuenta otros antecedentesregionales (Novellino 2002; Gil y Neme 2010; Peralta 2019), como también si se consideranalgunas particularidades del registro: la presencia de pigmento ocre en algunos elementos y ladisociación de elementos anatómicos pueden ser indicativas del armado de paquetes funerarioscaracterísticos de los entierros secundarios (Luna 2008). En este mismo sentido, aunque las marcas antrópicas no modernas se registraron en un muy bajo porcentaje, la mayoría se restringen alpostcráneo (huesos largos de miembros inferiores) y se corresponden a un único tipo (cutmarks),lo que podría asociarse con el descarne en contextos de entierro secundario (Buikstra y Ubelaker1994; White y Folkens 2005).

Por otra parte, la gran cantidad de tembetás y cuentas asociadas a los entierros muestran una importante diversidad de técnicas de confección y de materias primas, algunas de las cualespodrían haber sido obtenidas de lugares distantes, como la turquesa o los especímenes de moluscos (Berón 2007; Lagiglia 2009). Si bien no se pudo realizar una identificación taxonómica apartir del registro de cuentas malacológicas, se estima que tendrían un origen marino. Esta idease sustenta por la ausencia de gasterópodos o bivalvos locales con una estructura adecuada paraeste tipo de trabajo y por los antecedentes regionales que corroboraron la presencia de moluscosmarinos, muy probablemente del Pacífico (Neme y Gil 2005; Lagiglia 2009). Tampoco se hanregistrado moluscos ni piezas de materias primas líticas formatizados en el sitio, lo cual implicaque estos fueron ingresados como ornamentos e instrumentos ya manufacturados, potencialmenteusados por los individuos en vida y/o como ajuar de acompañamiento mortuorio. Determinar sila presencia de estos ornamentos implica aprovisionamiento directo o intercambio en un sistemamacrorregional, involucrará futuros abordajes más exhaustivos. De igual forma, en vista de laevidencia, los rangos de acción de estos grupos humanos serían mucho más amplios que lo sugerido por las interpretaciones iniciales.

Sumado a esto, las tendencias obtenidas del análisis tecno-tipológico de las puntas de proyectil de CS-1 señalan un conjunto donde predominan las rocas locales de muy buena calidad para la talla, y donde la obsidiana (no local) habría sido obtenida a partir de un aprovisionamiento detipo cíclico directo, como propuso Salgán (2015) para otra área del sur de Mendoza. Dicho tipode abastecimiento implica que las rocas son obtenidas directamente en la fuente, ya sea porquelos rangos de acción de las poblaciones son amplios o porque se dan incursiones logísticas alargas distancias (Salgán 2015), sin que sea necesaria la interacción con otros grupos. Este tipode aprovisionamiento lítico se observó también en el sitio de actividades múltiples Los Gallegos1, localizado a unos 10 km de CS-1 y con una cronología que también corresponde al Holocenotardío final (Sugrañes et al. 2020).

Los resultados obtenidos en este trabajo mostraron una dieta en la que los recursos vegetales domesticados estuvieron presentes, aunque con una importancia variable. A pesar de conocerlos y haberlos incorporado en alguna medida, el rol de estos recursos no habría impactado demanera significativa en las estrategias de subsistencia y movilidad, que se mantuvieron ligadasmayormente a la caza-recolección. Al integrar CS-1 con sitios próximos espacial y temporalmente, como Rincón del Atuel-1 (RA-1) y Jaime Prats-1 (JP-1) (Gil et al. 2018), se destaca quedurante los primeros 1000 años posteriores a la incorporación de cultígenos, la subsistencia nose organizó de manera estable y exclusiva en torno a la producción de alimentos, sino que sehabría logrado una suerte de integración entre la estrategia productiva y la estrategia cazado-ra-recolectora predominante. Esta alta variabilidad cuestiona el uso de unidades estilísticas quehomogenicen los procesos humanos.

Consideraciones sobre los restos de cánido hallados en CS-1

La fauna asociada no incluye a las principales especies explotadas para la subsistencia humana como guanaco, armadillo, reídos o huevos de reídos (Gil y Neme 2010). Sin tener en cuenta lasespecies cuya presencia no se relaciona de manera directa con la actividad humana en el pasado,el registro de fauna se limita a carnívoros no domésticos representados por dos especies. Unade estas habita en la actualidad el área, L. griseus, mientras que la otra, L. culpaeus, lo hace ensectores andinos patagónicos (Roig 1965). Sumado a esto, se destaca la gran abundancia de restosde estos carnívoros, que es única en la región (Otaola et al. 2018; López et al. 2019). Se proponeque fueron intencionalmente depositados por los humanos en las inhumaciones. Las medicionesde relaciones de isótopos estables de carbono y nitrógeno obtenidas son significativamente diferentes de las de otros carnívoros de la región y tienen una diferencia menor a 2%e con respecto alos valores de los humanos de CS-1. Esta diferencia se ha tomado como un umbral convencionalpara distinguir entre cánidos no domesticados y perros domésticos cuya dieta reflejaría la de loshumanos con los que conviven (Guiry 2012).

Se destacan dos aspectos de esta evidencia. Por un lado, que efectivamente estos restos pertenezcan a un cánido doméstico, cuya depositación en contextos fúnebres ha constituido unapráctica habitual (Byrd et al. 2013; Berón et al. 2015). La historia evolutiva y la fuerte hibridaciónde los carnívoros hacen dificultosas las identificaciones zooarqueológicas basadas en la comparación morfológica (Guiry 2012; Byrd et al. 2013; Popovic et al. 2020). Por otra parte, puedeplantearse que este patrón, comúnmente observado entre perros domésticos, también se haya dadocon carnívoros silvestres. En esta línea, un reciente estudio molecular sobre restos registrados enBolivia reclasificó especímenes previamente identificados como perro doméstico y los asignó aL. culpaeus (Popovic et al. 2020). Según Prevosti et al. (2011), el cánido Dusicyon avus se habríaextinguido en algún momento entre los ca. 3000-500 AP, por lo que la cronología y ubicación deCS-1 podría sugerir la presencia de este cánido en el sitio. Incluso Prates (2014), por ejemplo,reportó un entierro intencional de esta especie de zorro por parte de los seres humanos en un sitiode la región pampeana con cronologías dentro del Holoceno tardío, asociado a inhumacioneshumanas. Sin embargo, los restos óseos de cánido recuperados en CS-1 son considerablementemás chicos en tamaño y su morfología sugiere alguna especie de Lycalopex, a pesar de haberlosrecuperado en contextos de entierros humanos.

Si bien este hallazgo no tiene una implicancia directa para la discusión sobre la incorporación de cultígenos, sí aporta información valiosa e inédita con respecto a los antiguos ocupantes deCS-1 y a la complejidad de su desarrollo cultural y la relación con su entorno, que es, asimismo,relevante para entender las estrategias de subsistencia y movilidad particulares a este grupo humano.

CONCLUSIÓN: DIETA, MOVILIDAD Y TECNOLOGÍA CONDENSADAS EN UN MISMO ENTERRATORIO

Desde el hallazgo de CS-1 transcurrieron varios años en los que los materiales de este sitio aportaron datos específicos de manera aislada, pero sin un detalle de su contexto y sinintegrar la evidencia disponible. Los resultados obtenidos en este trabajo indican que el sitioCS-1 correspondió a un entierro múltiple compuesto por al menos veinticuatro individuos, incluyendo infantiles, juveniles y adultos. Las condiciones de recuperación de los esqueletos nofueron totalmente controladas, por lo que gran parte de la información contextual se perdió. Losfechados permiten estimar que sucedieron múltiples eventos inhumatorios, en los que pudieronexistir entierros primarios y secundarios. Si bien estas condiciones no han permitido establecerasociaciones directas entre los individuos y los artefactos utilitarios (puntas líticas) y no utilitarios(ornamentos corporales) hallados en el sitio, ha sido posible evaluar que las puntas de proyectilfueron producidas sobre materias primas mayormente locales y están fragmentadas en alta proporción, sugiriendo la posibilidad de que fueran instrumentos utilizados en vida previamente asu depositación junto a las personas enterradas. Respecto de los ornamentos corporales (cuentasy tembetás), resulta importante destacar que estos pueden haber estado ornamentando el cuerpoy/o la ropa de las personas enterradas, aunque también pueden haber sido colocados como ofrendaasociada a ellas sin que la estuvieran portando en sus cuerpos al momento de ser enterrados, temaque no es posible dilucidar debido a que el contexto de recuperación mediante excavaciones derescate carece de registros relevantes a este punto. Sin embargo, las materias primas de las cuentasy tembetás demuestran no solamente una cierta variabilidad interna en el uso de por lo menos trestipos distintos de materiales para sus ornamentos (turquesa, carbonática y malacológica), sinotambién que por lo menos una fracción de estas -las de turquesa y las de moluscos posiblementemarinos- debe haber provenido de zonas de aprovisionamiento no local, lo cual a su vez permiteinferir un amplio rango de acción de estas poblaciones. Por otra parte, si bien el alto número decuentas potencialmente podría implicar un uso por y/o acompañamiento de todas las personasenterradas (sin poder diferenciar la existencia de tendencias por género o edad), la posibilidadde alguna diferenciación interna al grupo también existe en tanto que los tembetás son muchosmenos que las personas enterradas.

Los resultados relativos a los isótopos estables muestran un patrón en CS-1 distinto al esperado para grupos sedentarios y agricultores. Se infiere variabilidad en la residencia de los individuos queal menos debilita la idea de un establecimiento local de largo plazo. Por su parte, la dieta incluiríaun fuerte componente de recursos silvestres. El componente doméstico, presentado en términosde maíz, habría contribuido a la dieta en un 30%, en promedio. Este registro puede interpretarsecomo resultado de una estrategia que si bien incluyó recursos domésticos fue distinta a la clásicamente caracterizada como agricultora y podría corresponderse mejor con la de productores debaja escala o cazadores-recolectores con cultígenos (Smith 2001; Winterhalder y Kennett 2020).

Los restos de fauna recuperados en el sitio destacan por la presencia de al menos dos especies de cánidos, uno de los cuales corresponde a una especie local (zorro gris), mientras que el otrocorrespondería a una especie proveniente de ambientes distantes (zorro colorado). Su significadoen el sitio es difícil de explicar, pero es posible que hayan sido enterrados intencionalmente conlos humanos. La presencia de estos ejemplares de fauna, junto con otras particularidades del sitio,como la presencia de maíz en algunas de las dietas, la ornamentación y el número de individuos,aportan sustento a la idea de un estilo de vida más complejo y versátil de lo que se ha interpretadocomúnmente para los grupos de la región.

La comparación de CS-1 con sitios similares y próximos geográfica y temporalmente (JP-1 y RA-1), indica que es probable que se trate de ocupaciones correspondientes a un momento deretracción de la frontera agrícola meridional de tiempos prehispánicos. La alta variabilidad deestrategias en este sector del Atuel y del sur de Mendoza, genera la necesidad de entender cuálesson las causas para mantener un sistema en bajos niveles de producción y qué mecanismos enmarcaron esta reversión advertida en los estudios recientes (Gil et al. 2018, 2020).

AGRADECIMIENTOS

Las investigaciones se realizaron en el marco de los proyectos PICT 2016-2667 "Estrategias Humanas de Largo Plazo en Desiertos del Sur de Mendoza", PIP-CONICET 2015-20170342 "Estrategias Humanas y Variabilidad Ambiental en los Desiertos del Sur de Mendoza: Una Perspectiva Biogeográfica" y UNCuyo (Project 06/G805). Agradecemos a la dirección delMuseo de Historia Natural de San Rafael por facilitar el estudio del sitio y al personal técnico dedicha institución por sus tareas de acondicionamiento y preservación. Agradecemos a FranciscoPrevosti (CONICET) por corroborar y realizar identificaciones taxonómicas de los especímenesasignados a cánidos, y a Miriam I. Ayala por su asistencia y colaboración en el estudio de estosmateriales. Agradecemos los aportes de dos evaluadores anónimos que realizaron comentarios ycríticas muy valiosos que permitieron mejorar la versión previa. Un agradecimiento también paraSayuri Kochi por compartir su experiencia y saberes en el manejo de FRUITS, y a Darío Soria(IDEVEA-CONICET) por realizar el mapa para este trabajo.

NOTAS

1 Se conservó la definición de grupos de la colección. No se pudo precisar si las agrupaciones responden a un criterio tomado a posteriori -en el marco de los trabajos de limpieza y acondicionamiento- o siefectivamente se trata de asociaciones observadas durante la excavación.

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Recibido: 15 de Enero de 2021; Aprobado: 09 de Septiembre de 2021

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