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versión impresa ISSN 0325-2221versión On-line ISSN 1852-1479

Relaciones vol.46 no.2 Buenos Aires dic. 2021

 

Articulos

ARTE RUPESTRE Y BIOGEOGRAFÍA HUMANA EN EL NORTE DEL NEUQUÉN (PATAGONIA): LINEAMIENTOS CONCEPTUALES PARA EL ESTUDIOMULTIESCALAR DE PROCESOS DE COMUNICACIÓN VISUAL Y CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN

ROCK ARTAND HUMANBIOGEOGRAPHYIN NORTHERNNEUQUÉN (PATAGONIA): CONCEPTUAL GUIDELINES FOR A MULTI-SCALAR APPROACH ON VISUALCOMMUNICATION AND INFORMATION EXCHANGE

Guadalupe Romero Villanueva1 

1Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. E-mail: gromerovillanueva@conicet.gov.ar

RESUMEN

Se presenta una perspectiva multiescalar de base biogeográfica para el estudio arqueológico sistemático de procesos de comunicación visual y circulación de información mediante arte rupestre. Se proveen definiciones operativas de los componentes conceptuales del enfoque (arterupestre, biogeografía humana, multiescalaridad). También se refiere el rol de otros elementos ymarcos analíticos (modelos biogeográficos, estudios internodales, geografía social) que operancomo puntos de partida y ejes estructurantes de las preguntas de investigación sobre estos procesos en el pasado. Además, se especifican temas geográficos, temporales y sociodemográficosde la organización humana pretérita de interés al enfoque propuesto. Se reseñan los resultadosmultiescalares alcanzados producto de su aplicación en el norte del Neuquén y se discute elpotencial del enfoque para modelar los roles desempeñados y tipos de información transmitidospor el arte rupestre en las dinámicas comunicacionales que los grupos móviles del noroeste dePatagonia plasmaron en el paisaje durante el Holoceno.

Palabras clave: imágenes rupestres; sistematización; métodos formales; múltiples escalas espaciales; marcación del paisaje

ABSTRACT

A biogeographic-based multiscale perspectivefor the systematic archaeological study ofvisual communication and information exchange processes through rock art is presented. Operationaldefinitions of the conceptual components of the approach (rock art, human biogeography,multiscalarity) are provided. It also discusses the role ofdifferent analytical elements andframeworks(biogeographic models, internodal studies, social geography) that work as starting points andstructuring axes of research questions on these processes in the past. Additionally, geographical,temporal and socio-demographic aspects of past human organization of particular interest to thisproposal are also summarized. We review the multiscale results obtained from their application innorthern Neuquén in order to discuss the possibilities of the approach for modeling the roles andinformation types transmitted through rock art within the communicational dynamics that mobilegroups of northwestern Patagonia deployed over the landscape during the Holocene.

Keywords: rock art images; systematization; formal methods; multiple spatial scales; landscape marking

INTRODUCCIÓN

Una de las grandes enseñanzas de los estudios arqueológicos y etnográficos sobre arte rupestre a nivel global es que, como se desarrollará más adelante, esta evidencia puede desempeñar diversosroles en las sociedades que la produjeron para comunicarse en términos visuales y materiales.En parte, esto se debe a la capacidad inherente a estas imágenes de transmitir distintos tipos deinformación, incluso en forma simultánea, de acuerdo a múltiples factores (por ej. propiedadesformales, escala, contexto de uso). Así, su estudio conlleva el desafío de incorporar esta potencial versatilidad en la generación de datos rupestres sistemáticos que permitan elaborar lecturasconcordantes con la complejidad de los procesos comunicacionales bajo estudio. Sin embargo,las miradas analíticas empleadas en la generación y posterior discusión del dato rupestre, tambiénson versátiles ya que varían de acuerdo con el marco teórico-metodológico de quien investiga,sus preguntas de partida y las características del caso bajo estudio, entre otros factores. Por ello,siempre resulta de interés a la comunidad académica la publicación de trabajos donde se explicitanvías analíticas particulares para el análisis del arte rupestre que no solo contribuyen a encuadrarteórica y metodológicamente los datos resultantes, sino que ofrecen la información necesaria parareplicar, en otros casos de estudio, aquellas miradas consideradas útiles.

Sobre esta base, el objetivo de este trabajo es sintetizar los principales lineamientos conceptuales de una propuesta de base biogeográfica para desarrollar un análisis arqueológico sistemático sobre procesos de comunicación visual y circulación de información mediante el estudio multiescalar del arte rupestre. En primer lugar, se proveen definiciones operativas de los componentes conceptuales clave del enfoque -la biogeografía humana y el arte rupestre- y se planteanlas articulaciones analíticas propuestas para vincularlos. Seguidamente, se destaca el rol de otroselementos conceptuales, tales como diversos modelos biogeográficos y marcos de trabajo como losEstudios Internodales y la Geografía Social, que operan como puntos de partida para la generaciónde preguntas de investigación y expectativas materiales. Luego, se mencionan brevemente lasestrategias metodológicas relevantes para la implementación del enfoque que permiten explorar,en forma sistemática, el potencial carácter multiescalar del arte rupestre. Por último, se provee unejemplo de aplicación de la propuesta al corpus rupestre de la Localidad Barrancas-Buta Ranquil(en adelante LBB), ubicada en el norte de la provincia del Neuquén (Patagonia, Argentina). Losresultados alcanzados son reseñados para enfatizar la discusión de temas geográficos, temporalesy sociodemográficos vinculados con la producción, el uso y los potenciales roles desempeñadospor las imágenes rupestres bajo estudio en distintas escalas y contextos.

La propuesta aquí presentada comenzó a ser delineada y aplicada hace varios años (Barberena 2013; Romero y Re 2014; Barberena et al. 2015a, 2017; Romero Villanueva y Barberena 2015,2017; Belardi et al. 2016; Romero Villanueva 2016). Luego, fue revisada, ampliada, sistematizaday explicitada en la tesis doctoral inédita de la autora donde se aplicó al caso del arte rupestre dela LBB (Romero Villanueva 2019a). Esta aplicación permitió desarrollar un acercamiento mul-tiescalar sistemático, además de teórica y metodológicamente orientado, al modelado de los rolesdesempeñados y tipos de información transmitidos por el arte rupestre de la LBB en la dinámicacomunicacional y de marcación del paisaje implementada por los grupos móviles del noroestede Patagonia durante el Holoceno y, en particular, en el Holoceno tardío. En esta oportunidad,no se presentan los resultados detallados de este análisis -tarea ya comenzada y que se continúaen otros trabajos (Romero Villanueva 2019b, 2021; Romero Villanueva et al. 2020, 2021a, b,c y d; Rughini et al. 2020; Romero Villanueva y Barberena 2021)-, sino que serán reseñadosbrevemente a fin de ilustrar el potencial heurístico multiescalar de la propuesta, de acuerdo conel objetivo de este trabajo.

LA MIRADA CONCEPTUAL: EL ENTRAMADO DE LA BIOGEOGRAFÍA HUMANA CON EL ARTE RUPESTRE

Definiciones operativas y temas de interés en escala arqueológica

La biogeografía consiste en analizar las pautas de conducta y distribución espacial y temporal de poblaciones de organismos en relación con las propiedades del paisaje que habitan, e implicaevaluar la influencia que éste ejerce en las características de procesos históricos de largo plazo(Lahr y Foley 1998; Lomolino et al. 2010). Dado su énfasis distribucional y evolutivo, el paisaje-su configuración y sus cambios- ocupa un rol analítico clave. En particular, la biogeografía humana considera a las poblaciones humanas como un componente más de los ecosistemas (Terrell2006; Harcourt 2012; Gjesfjeld et al. 2020). Así, el espacio es la dimensión en la que se evalúala intersección entre las trayectorias humanas de cambio biológico y cultural (Borrero 1989-90;Veth 1993; Harcourt 2012). Sobre la base de estos aportes, desde la perspectiva aquí adoptadase concibe a la biogeografía humana como una instancia teórica de rango medio que proveeconceptos y herramientas metodológicas para articular en forma coherente las distintas líneas deevidencia arqueológica documentadas en una región y con el paisaje -actual y pretérito- en elcual se emplazan (figura 1) (Barberena 2008, 2013; Belardi et al. 2016; Barberena et al. 2017).

Asimismo, se entiende por arte rupestre1 las imágenes realizadas por los humanos en soportes rocosos naturales inamovibles (Whitley 2001; McDonald 2008; Fiore 2009). Entre otras posibles,esta definición destaca algunos aspectos -visuales, materiales y espaciales- que ocupan un rolanalítico fundamental en la presente propuesta ya que permiten operativizar el estudio de imágenesrupestres en una escala arqueológica (figura 1). Por un lado, como toda imagen al mediar procesosde comunicación visual, los motivos rupestres conllevan el potencial de desempeñar variadosroles en una sociedad en relación con la posibilidad de transmitir múltiples tipos de información(por ej. identitaria, religiosa, ritual, ecológica) en diversas escalas espaciales y contextos sociales(Layton 1991, 1992; Morphy 1991; McDonald y Veth 2006, 2011, 2013; Carden 2008; Fiore2009; Re 2010; Loubser 2013; Re y Belardi 2019; Acevedo y Fiore 2020; entre otros). Por otrolado, el uso de la roca como soporte puede propiciar una mayor perdurabilidad de las imágenes yde la información que transmiten en el tiempo, factor que torna al arte rupestre en un fenómenosocial potencialmente aditivo e interactivo (Aschero 1988; Hartley 1992; Re 2010; Charlin yBorrero 2012; Martel et al. 2012; Loubser 2013; McDonald y Veth 2013; Fiore y Acevedo 2018;Carden y Miotti 2020; entre otros), sujeto a múltiples (re)interpretaciones, recurrentes o novedosas. Asimismo, al estar ancladas de forma deliberada a determinados rasgos del paisaje, lasimágenes rupestres constituyen un indicador arqueológico excepcional sobre formas pasadas depercibir, experimentar, organizar, construir, señalizar y socializar lugares significativos para losgrupos humanos del pasado (Tagon 1994; Troncoso 2006, 2019; Carden 2008; Re 2010; Charliny Borrero 2012; Langley 2013; Fiore y Acevedo 2018; Romero Villanueva 2021; Sepúlveda etal. 2019; Carden et al. 2020; entre otros).

Además de orientar teórica y metodológicamente el estudio arqueológico del arte rupestre, la perspectiva biogeográfica adoptada permite estructurar la generación de información multiescalarsistemática y enfatizar la discusión integral de ciertos temas -geográficos, temporales y sociode-mográficos- cuya relevancia para un análisis biogeográfico ya ha sido resaltada (Borrero 1989-90;Gamble 1993; Lahr y Foley 1998; Barberena 2008, 2013; Romero Villanueva 2019a) (figura 1).Su importancia radica en que la discusión integral de los temas propuestos puede informar sobrela amplitud espacial y trayectoria temporal de distintas esferas de acción humana pasada (por.ej. comunicación, interacción social, movilidad, uso del espacio), al tiempo que la perspectivamultiescalar contribuye a maximizar las chances de interceptar un mayor rango de variaciónconductual (Borrero 2020; ver también Belardi 2020). Cabe señalar que los temas referidos sediferencian de aquellos clásicamente discutidos desde otras perspectivas biogeográficas aplicadasen la arqueología de Patagonia, tales como los procesos de especiación, la identificación de ende-mismos o el establecimiento de filogenias (Scheinsohn y Szumik 2007; Scheinsohn et al. 2009).

Más específicamente, desde la perspectiva biogeográfica aquí propuesta, se entiende que la fijeza espacial del arte rupestre le confiere una alta resolución para ahondar en temas geográficoscon anclajes espaciales precisos (figura 1). Así, el análisis de la variabilidad observada en lasimágenes rupestres plasmadas en emplazamientos y ambientes con diferente potencial para eluso humano (por. ej. tránsito, asentamiento, explotación de recursos asociados) permite evaluarla circulación de personas e información entre espacios sujetos a usos diversos, así como supotencial organización, en términos de articulación y jerarquización diferencial, a partir de sumarcación visual (Romero y Re 2014; Barberena et al. 2015a, 2017; Romero Villanueva 2019a,2021; Romero Villanueva et al. 2020; Rughini et al. 2020).

Por su parte, la discusión de temas temporales o históricos, cuyo desarrollo requiere de segmentaciones cronológicas, contribuye a introducir variación en los patrones espaciales y explorar su profundidad temporal (figura 1). Así, las variaciones observadas en las imágenes rupestres a lolargo del tiempo, permiten conectar esta evidencia con la historia poblacional de una región paraidentificar los momentos en los cuales se inició y, posteriormente, sistematizó y/o diversificó laproducción rupestre, así como distinguir cambios y continuidades en los pulsos y ritmos de producción (sensu Fiore 2006) de estas imágenes en distintas escalas espaciales (Romero Villanueva2019a y b, 2021). Desde luego, la contextualización temporal del arte rupestre constituye un enormedesafío dado que rara vez las imágenes se encuentran cubiertas por sedimento o compuestas pormateriales datables en forma cronométrica. No obstante, en el caso la LBB, en estos años se handesarrollado diversas metodologías y aplicado variadas técnicas analíticas que permitieron integrarmúltiples tipos de indicadores cronológicos -relativos y absolutos- para ahondar en estas cuestiones(Romero y Re 2014; Barberena et al. 2015a, 2017; Romero Villanueva y Barberena 2015, 2017;Romero Villanueva 2019a y b, 2021; Rughini et al. 2020; Romero Villanueva et al. 2021a, b y c).

Por último, la vinculación del arte rupestre con las tendencias paleodemográficas y paleoclimáticas disponibles permite discutir temas sociodemográficos que contribuyen a abordar los aspectos sociales y espaciales de la demografía, en conjunto con su dimensión biológica o ecológica (figura 1). Así, en tanto correlato material de códigos visuales y redes sociales que mediaron la interacción de distintos grupos entre sí y con el paisaje que habitaron, esta evaluaciónposibilita abordar dinámicas humanas complejas vinculadas con la señalización de identidadesen el paisaje, la demarcación de territorios y la construcción de lugares y su socialización en unaescala arqueológica (Conkey 1984, 1997; Schlanger 1992; Tagon 1994; Domingo Sánz etal. 2008;McDonald 2008; Langley 2013; McDonald y Veth 2006, 2012; Fiore y Acevedo 2018; Haas yKuhn 2019; Romero Villanueva 2021; entre otros).

Figura 1: Síntesis esquemática de los principales componentes analíticos y temas de interés a la perspectiva biogeográfica propuesta para un análisis arqueológico multiescalar del arte rupestre. 

En suma, varias razones permiten proponer a la biogeografía humana como un marco de trabajo particularmente apropiado para un estudio sistemático multiescalar del arte rupestre. Porun lado, el paisaje2 lato sensu desempeña un rol articulador clave que otorga un carácter analítico fundamental a estas imágenes espacialmente fijas y a los lugares lato sensu en los cualesse ejecutaron. Por el otro, el abordaje multiescalar (por ej. motivo, panel, sitio, región, macro-rregión) puede ser operativizado desde una aproximación distribucional y comparativa. Ademásde factible, esto es deseable en el caso del arte rupestre para explorar el potencial comunicativomultiescalar de estas imágenes, que puede variar de acuerdo con la escala espacial considerada,entre otros factores. Además, la articulación del arte rupestre con las tendencias paleodemográficasy paleoclimáticas disponibles permite evaluar los roles desempeñados por estas imágenes en losdiferentes contextos sociodemográficos que suelen caracterizar las dinámicas poblacionales (ver

Borrero 1989-90, 1994-95 para la Patagonia; ver Aschero 2000 y Fiore 2006 para expectativas rupestres). Todas estas potencialidades del enfoque aquí propuesto serán retomadas en la discusión.

Claves teóricas: enfoque socioecológico y articulaciones con propuestas complementarias como los estudios de Espacios Internodales y la Geografía Social

De modo general, la propuesta presentada se basa en una perspectiva socioecológica que parte del supuesto de que los individuos y las poblaciones perciben su ambiente -que incluyeaspectos ecológicos y sociales- de distintos modos y, sobre la base de esa información, tomandecisiones que generan consecuencias materiales (Jochim 1981; Gamble 1990; Minnegal 1995;entre otros). Estas últimas pueden evaluarse arqueológicamente en distintas escalas y mediantediversos indicadores.

En la arqueología de Patagonia, la biogeografía -definida y practicada de diversas maneras- ha sido mayormente empleada en relación con la Ecología Evolutiva (Borrero 1989-90, 1994-95; Barberena 2008, 2013; Neme y Gil 2008; Prates 2008; Goñi 2010; Scheinsohn 2011;entre otros). Este marco sostiene que el ambiente genera constreñimientos y oportunidades paralos grupos humanos, quienes tenderán a adoptar estrategias que conlleven la maximización de losbeneficios y la minimización de los riesgos y la incertidumbre (Jochim 1981; Halstead y O'Shea1989; Winterhalder y Smith 1991; Kelly 1995; entre otros). Se entiende por riesgo la variaciónimpredecible de alguna variable ecológica, mientras que la incertidumbre alude a la falta de información acerca de dichas fluctuaciones.

Algunos principios y modelos de la Ecología Evolutiva han sido aplicados desde la Ecología del Comportamiento del Humano, que busca explicar la diversidad conductual en relación con lasrespuestas ambientalmente contingentes exhibidas por los individuos en su intento de maximizarsus beneficios, concebidas como componentes de estrategias diseñadas para resolver problemas(Winterhalder y Smith 2000; Bird y O'Connell 2006).

Sin embargo, se reconoce que no todas las decisiones humanas son necesariamente óptimas en términos económicos ya que existe la posibilidad de comportamientos que no se rijan por esteprincipio (Richerson y Boyd 2005). Esto permite evaluar la influencia que ejercen, entre otrosfactores, los contextos demográficos, culturales e históricos particulares sobre las estrategiasdesplegadas por un grupo humano en un determinado momento (Kelly 1995; Binford 2001; Veth2005; entre otros).

Respecto del arte rupestre en particular, desde enfoques ecológicos y ecológicos-evolutivos se ha resaltado su potencial como medio material de comunicación visual orientado a la circulación de información para lograr la adaptación, destacando así su relevancia para comprender lasdinámicas espaciales y trayectorias históricas adoptadas por los grupos humanos (Conkey 1978;Jochim 1983; Hartley 1992; Barton et al. 1994; David y Lourandos 1998; Fiore 2006; Troncoso2006; McDonald 2008; McDonald y Veth 2006, 2011, 2012; Re 2010; Scheinsohn 2011; entreotros). La mayoría de estas propuestas se basan en los postulados de Wobst (1977) y Wiessner(1983), quienes analizan el rol del uso de imágenes sobre bienes materiales para la comunicaciónhumana a partir del concepto estilo. Sobre esta base, el arte rupestre fue conceptualizado comoun mecanismo para la regulación de la circulación de información intra e intergrupal y el establecimiento de redes de interacción y alianzas a grandes escalas espaciales. Entre los principalesaportes del estudio de los usos del arte rupestre desde una postura ecológica se cuentan el énfasisen el análisis de la variabilidad en escala amplia (regional, macrorregional), así como la idea deque desempeña un rol activo en la definición de relaciones y el establecimiento de redes sociales,por ejemplo, al señalar cuestiones relativas a la identidad y/o demarcaciones territoriales (ver detalles en Whitley 2001; Fiore y Podestá 2006; Fiore 2009; McDonald y Veth 2012). Cabe aclararque la codificación de información en el marco de procesos comunicativos vía arte rupestre secanalizaría -principalmente- a partir de las características formales de las imágenes (Troncoso2006; Fiore 2009; Acevedo y Fiore 2020; entre otros). Así, la recurrencia de semejanzas formales -y, principalmente, morfológicas- permite inferir la existencia de pautas socioculturales quesustentan códigos visuales, necesarios para que la comunicación sea efectiva.

Asimismo, en determinadas escalas e instancias de análisis, la perspectiva biogeográfica propuesta es articulada con otros marcos como los estudios de Espacios Internodales (Nielsen2006, 2017; Nielsen et al. 2019), generados inicialmente desde la Teoría de la práctica, y laperspectiva de la Geografía Social (sensu Conkey 1984 a partir de la Geografía Cultural sensuBinford 1982), enmarcada originalmente dentro de la arqueología procesual (ver también Borrero2013). Estas articulaciones tienen por objeto construir un marco analítico de referencia propioque resulte útil y operativo para un análisis arqueológico sobre procesos vinculados con la circulación de información y la marcación visual del paisaje mediante el estudio del arte rupestrede grupos móviles del noroeste de Patagonia (Barberena et al. 2017; Romero Villanueva 2019a;Romero Villanueva y Barberena 2021). Se entiende que la asimilación crítica de los aportes deestos distintos marcos de trabajo contribuye a ampliar y robustecer el alcance conceptual de lapresente propuesta.

Los estudios de Espacios Internodales han contribuido a jerarquizar el rol de determinadas zonas -generalmente desérticas, amplias y ubicadas entre nodos poblacionales- en las trayectoriashistóricas humanas en el largo plazo (Barberena et al. 2017). Así, enfatizan el estudio de "espacios intermedios con respecto a asentamientos relativamente permanentes (escala intrarregional)o regiones con densidades altas de población estable (escala interregional)" (Nielsen 2006:34).El enfoque tiene la virtud de dirigir la atención hacia sectores del espacio que predisponen unuso humano intermitente y, por ende, en un registro arqueológico de baja densidad, aunque éstepueda estar fuertemente concentrado en determinadas localizaciones. En forma exploratoria,propusimos que los espacios estacionales de altura (>2.000 m s.n.m.) del noroeste de Patagonia,en función de sus características biogeográficas y en comparación con espacios circundantes,pudieron haber funcionado como internodos en determinados momentos del pasado (Barberena etal. 2017; Romero Villanueva et al. 2020). Por ello, conllevan el potencial de haber sido utilizadospor grupos humanos diferentes asentados en forma más permanente a ambos lados de los Andes.Así, estos espacios son considerados verdaderos 'laboratorios' para explorar dinámicas espacialesy visuales de circulación de información, de diverso tipo y con diferentes fines, materializadas enel arte rupestre (Romero Villanueva y Barberena 2021).

La Geografía Social constituye una propuesta interpretativa para referir al proceso activo y dinámico que, no solo concierne a las pautas de distribución de grupos móviles en el espacioy los lazos que los vinculan, sino también al conocimiento (Rockman 2003; Borrero 2011) queestos grupos tienen de dichos patrones y de su potencial para presentar correlatos materiales(Conkey 1984, 1997). Este conocimiento es valorado como un recurso en sí mismo, aun si esincompleto y/o se encuentra diferencialmente distribuido al interior de un grupo. Este últimoaspecto es central a la presente propuesta ya que aboga por un reconocimiento activo de losindividuos de la geografía social en la cual están inmersos y contribuyen a reproducir. Además,jerarquiza el rol de la circulación de información para el desarrollo de un grupo humano. Porello, en el marco de esta propuesta, se busca caracterizar el contexto socioespacial en que el arterupestre fue producido y utilizado. Se entiende que este contexto no representa solo el escenariopara el surgimiento y posterior sistematización y/o diversificación de marcaciones visuales en elpaisaje, sino que es un elemento activo de su constitución (Conkey 1984, 1997; Hartley 1992;Layton 1992; David y Lourandos 1998; Aschero 2000; Fiore 2006; Troncoso 2006; McDonaldy Veth 2006, 2011, 2013; Fiore y Acevedo 2018; entre otros). Por ello, cambios en la geografíasocial de los grupos bajo estudio pueden, a su vez, haber fomentado o desalentado cambios enlas estrategias de comunicación visual y circulación de diversos tipos de información, entre otrasmodificaciones conductuales y organizativas3.

El uso de modelos analíticos formales resultó de gran utilidad a la presente propuesta al posibilitar la generación de predicciones acerca del comportamiento humano pasado, en particular, en relación con las dinámicas de comunicación visual de información, interacción social y marcacióndel paisaje mediante arte rupestre (Romero Villanueva 2019a). Estas predicciones luego fueroncontrastadas con la realidad empírica (registro arqueológico) en distintas escalas espaciales. Másespecíficamente, los modelos biogeográficos de poblamiento humano de la Patagonia de Borrero(1989-90, 1994-95) y del norte del Neuquén de Barberena (2008, 2013) resultaron puntos departida fundamentales para delinear los objetivos, elaborar las hipótesis y derivar las implicanciasobservacionales que guiaron la investigación de estas problemáticas en la LBB, donde se aplicó lapropuesta en forma pionera. Además, también se tuvieron en cuenta los aportes de otros colegasdesde enfoques similares (Neme y Gil 2008; Prates 2008; Goñi 2010; Scheinsohn 2011; Berónet al. 2017; Martínez 2017; entre otros).

El modelo de poblamiento humano de la Patagonia de Borrero (1989-90, 1994-95) plantea que este proceso de dispersión multidireccional se entramó a partir de una jerarquización de losespacios disponibles para ser habitados, lo cual condicionó las historias de ocupación de diversosambientes y le otorgó un carácter discontinuo a nivel espacial y temporal. Así, la ocupación de unespacio no es concebida como un proceso lineal y, menos aún, irreversible. Este autor proponetres instancias de ocupación del espacio -exploración, colonización, ocupación efectiva- caracterizadas por diferentes modos de interacción entre los humanos y el ambiente físico y social queocupan, sobre la base de un conocimiento variable de sus propiedades (Borrero 1989-90, 1994-95).A nivel teórico, cada instancia se caracteriza por presentar una firma arqueológica particular, yaque involucra cambios significativos en las estrategias de movilidad y asentamiento, redundanciaocupacional, redes de interacción social y definición de territorios en contextos sociodemográficosdistintos. Dados los lineamientos expuestos arriba, es esperable que estos contextos hayan influidoen la dinámica de circulación de información y, en particular, en las estrategias de comunicaciónvisual mediante arte rupestre. Por lo tanto, se considera probable observar diferencias en los correlatos materiales asociados a la producción y uso de imágenes fijas de una región de estudio alo largo de su historia poblacional (Aschero 1988, 1997, 2000; Fiore 2006, 2009; Carden 2008;Re 2010; Scheinsohn 2011; Romero Villanueva 2019a; entre otros).

En particular, en una instancia de ocupación efectiva, cuando se asume que gran parte del espacio deseable es ocupado de forma estable y redundante por diferentes grupos humanos, esesperable que se desplieguen rangos de acción más pequeños y circunscriptos en simultáneo conredes sociales amplias (Borrero 1989-90, 1994-95). También se prevé la aparición de mecanismosdependientes de la densidad, incluyendo aquellos conocidos etnográficamente por ordenar eluso del espacio como el comportamiento territorial, la fusión/fisión de grupos o las actividadesrituales (Borrero 1994-95; David y Lourandos 1998; McDonald y Veth 2006; entre otros). Si bienresulta complejo evaluar la existencia de estos mecanismos, el estudio de la comunicación visualmediante arte rupestre desde el enfoque aquí propuesto puede constituir una vía adecuada parasu exploración. Así, la posibilidad de que estas imágenes conlleven un valor adaptativo para losgrupos humanos, en tanto medio para comunicar parte de la información necesaria para lidiar conel ambiente físico y social (por ej. reforzar lazos sociales, demarcar territorios), las convierte enindicadores potencialmente sensibles para abordar aspectos sociales de la demografía.

Por su parte, Barberena (2013) plantea un modelo biogeográfico de base actualística para el norte del Neuquén, con énfasis en el Holoceno tardío. El autor segmentó esta zona en términosde la capacidad de carga de herbívoros, las restricciones topográficas y la estacionalidad. Desdesu planteo original, el modelo luego fue revisado y ampliado para integrar nuevas variables eindicadores articulados a partir de Sistemas de Información Geográfica (en adelante SIG). Estopermitió estimar el impacto de la estacionalidad, variable que incide en forma clave en la distribución y accesibilidad anual de recursos críticos para la subsistencia humana en el norte neuquino(Barberena et al. 2017; Rughini et al. 2020).

Sobre esta base, se estratificó el paisaje en unidades espaciales significativas al enfoque biogeográfico marco (ver más adelante EJEMPLO DE APLICACIÓN). Se sugirió que las propiedades de estos espacios habrían impactado en las características de las ocupaciones humanas,en particular durante una instancia de ocupación efectiva (sensu Borrero 1989-90), contribuyendoa su jerarquización diferencial en las redes de interacción, circulación y asentamiento humanodel noroeste de Patagonia (Barberena 2013; Barberena et al. 2017; Romero Villanueva 2019a;Rughini et al. 2020).

Asimismo, las expectativas generadas por otros autores sobre las condiciones bajo las cuales se inició y posteriormente desarrolló la producción de arte rupestre en Patagonia tambiéncontribuyeron a delinear las preguntas de investigación que guían esta propuesta. En particular,ayudaron a definir implicancias observacionales relevantes en términos rupestres (Aschero1988, 1997, 2000; Fiore 2006, 2009; Carden 2008; Re 2010; Scheinsohn 2011; entre otros). Así,ante una fase de colonización, dada una mayor estabilidad en el uso de determinados espaciosfuncionalmente complementarios y sus recursos asociados, se ha sugerido que el arte rupestrepodría reflejar la construcción de vínculos a mayor largo plazo con el entorno (Fiore 2006). Deesta manera, es probable que la producción de imágenes fijas en determinados espacios se iniciedurante esta etapa, en la cual hay un retorno previsto (sensu Aschero 2000) a sitios ubicados endiferentes ambientes por parte de grupos de mayor tamaño, que comienzan a ser ocupados enforma redundante a partir de su articulación mediante circuitos de movilidad. A su vez, un aumentodemográfico paulatino proveería la suficiente masa crítica (sensu Fiore 2006:51) necesaria parasostener la producción de arte rupestre en el tiempo.

BREVES LINEAMIENTOS METODOLÓGICOS PARA EL ESTUDIO SISTEMÁTICO MULTIESCALAR DEL ARTE RUPESTRE

La adopción de una perspectiva biogeográfica incentiva la integración de las imágenes rupestres con las demás líneas de evidencia arqueológica documentadas en una región y con elpaisaje -actual y pretérito- en el cual se emplazan. Para ello, resulta fundamental generar datosrupestres sistemáticos, proceso que se inicia desde su registro en campo y continúa en laboratorio,donde se procede a su caracterización, contextualización, análisis y discusión (ver detalles enRomero Villanueva 2019a). A continuación, se mencionan sucintamente los principales elementosy estrategias metodológicas empleados para tal fin. La presentación exhaustiva de las unidades,variables, criterios y métodos utilizados se realizará en otro trabajo en curso que complementalos lineamientos conceptuales del enfoque publicados en este.

Perspectiva espacial multiescalar de base distribucional y comparativa

El énfasis distribucional de la presente propuesta, dada su base biogeográfica, implica concebir el registro arqueológico como un fenómeno espacialmente continuo, en el cual el artefacto -o motivo rupestre sensu Aschero (1988)- es la unidad de análisis (ver detalles y citas de antecedentesde esta perspectiva en el norte del Neuquén en Rughini et al. 2020). Esto permite visualizar enun marco espacial continuo diferentes evidencias arqueológicas (por ej. lítico, cerámica, motivosrupestres) y analizar de forma comparativa su composición, densidad y distribución en el paisajedentro de un marco de referencia común. La articulación de datos de distintas líneas de evidenciase desarrolla mediante análisis estadísticos, mapas y modelos elaborados a partir de SIG. Estaúltima herramienta es considerada como una tecnología integradora que favorece la interacción,comprensión y visualización de información espacial. En línea con objetivos biogeográficos, esuna herramienta metodológica fundamental para combinar diversas fuentes de datos (por ej. ecológicos, geológicos, geográficos y arqueológicos) y reconstruir la estructura del paisaje (Barberenaet al. 2017; Romero Villanueva et al. 2020; Rughini et al. 2020).

Sobre esta base distribucional, la propuesta adopta una perspectiva multiescalar que entiende las diferentes escalas en términos jerárquicos e inclusivos (sensu Delcourt y Delcourt 1988). Así,su articulación permite un análisis progresivo de los resultados al avanzar desde áreas pequeñas-con información de alta resolución espacial y temporal- hacia otras más amplias que, a pesar dela pérdida de resolución, permiten visualizar patrones humanos que se expresan en extensionesespaciales y temporales mayores. Este cambio estratégico de escalas permite amalgamar la perspectiva distribucional con la necesidad operativa de definir distintos niveles escalares (arbitrarios)para el abordaje arqueológico de procesos socioecológicos continuos (Bailey 1983; Delcourt yDelcourt 1988).

La perspectiva multiescalar referida resulta particularmente apropiada para el estudio de motivos rupestres por su potencial de transmitir variados tipos de información según la escala.Dada la mirada conceptual que estructura la propuesta, la mayor parte del análisis se realiza enuna escala regional (sensu Dincauze 2000). En el caso de aplicación utilizado aquí como ejemplo,corresponde espacialmente con la LBB e incluye los diferentes sectores biogeográficos identificados en su interior (ver más adelante figura 2). Además, se emplea una escala macrorregional(sensu Dincauze 2000) que contempla la LBB, ubicada en el norte del Neuquén, en conjuntocon otras regiones del noroeste de Patagonia y áreas cercanas en ambas vertientes de los Andes.Asimismo, se utilizan escalas espaciales más pequeñas. La escala microrregional o local (sensuDincauze 2000) remite a espacios acotados del área de estudio, operativamente definidos comositios y localidades (ver detalles en Romero Villanueva 2019a, 2021 y Rughini et al. 2020). Porotra parte, las escalas del soporte y del motivo representan las menores extensiones espacialesde relevancia a las preguntas de interés (Romero Villanueva 2019a). Como se desarrollará en ladiscusión, el estudio del arte rupestre desde la perspectiva multiescalar propuesta permitió abordartemas variados en las escalas consideradas operativas para abordar la expresión multiescalar delos procesos bajo estudio relativos a la comunicación visual, la circulación de información y lainteracción social intra e intergrupal (por. ej. escala sitio: marcación visual de lugares persistentes;escala regional: jerarquización visual de espacios con usos diferenciales, pero complementarios;escala macrorregional: redes de información e interacción social intergrupal).

Sumado a la perspectiva multiescalar, esta propuesta también implementa una perspectiva holística multidimensional para el estudio del arte rupestre que enfatiza tres dimensiones de análisiscomplementarias: la formal, la arqueométrica y la contextual (Romero Villanueva 2019a). A losfines expositivos, a continuación se presenta brevemente cada dimensión por separado a pesar deque las tres están interconectadas en las imágenes bajo estudio, aspecto que enfatiza la presentepropuesta. Desde luego, la cantidad de datos disponibles para cada dimensión puede variar yaque las afectan factores diversos (por ej. muestra, preservación, etapa de la investigación, fondosdisponibles para análisis). No obstante, la propuesta prevé esta situación, ya que el uso de unidadesanalíticas y variables con estados específicos4 definidos en forma previa permite una adecuadaarticulación de nueva información a medida que está disponible (Romero Villanueva 2016, 2019a).La integración de información se sustenta en el modelo de análisis e interpretación arqueológicade fibras y cables (sensu Wylie 2002), donde la imbricación de las múltiples dimensiones consideradas, permite generar mayor fortaleza y factibilidad a las proposiciones interpretativas. Así,esta integración holística multidimensional permite un mayor acercamiento a la complejidad realde los procesos subyacentes a las prácticas humanas en las que las imágenes rupestres fueronpensadas, producidas y utilizadas.

Brevemente, la dimensión formal de análisis implica el estudio de las imágenes en sí mismas y de sus soportes, y de las relaciones que presentan entre sí (sensu Tagon y Chippindale1998). Para ello, el primer paso consiste en identificar y, posteriormente, clasificar las unidadesvisuales que componen un conjunto de imágenes rupestres, lo que en ocasiones culmina en laelaboración de una tipología (Romero Villanueva 2016, 2019a). Se opta por utilizar los motivos ylos elementos como las unidades de análisis básicas que componen las imágenes bajo estudio. Lacaracterización de los motivos y sus elementos puede contemplar múltiples y variadas propiedadesformales básicas entre las que se enfatizan la morfología y la técnica, además de otras relevantesa la muestra bajo estudio (por ej. colores y grados de desvaído de pinturas o pátinas de grabados).

A su vez, la dimensión arqueométrica se orienta a generar datos independientes pero complementarios sobre el arte rupestre que permitan ahondar en las tendencias ya identificadas, o bien, visualizar nuevas (Romero Villanueva 2019a, Romero Villanueva et al. 2021c). Se aplicantécnicas físico-químicas de análisis (por ej. Microscopía, RAMAN, SEM-EDS) para profundizaren diversos aspectos de los motivos rupestres (composicionales, técnicos, visuales, de inversiónlaboral, temporales) que conllevan el potencial de revelar información -intencional o no intencional- sobre las prácticas involucradas en la producción rupestre y sus implicancias en términosde movilidad, territorialidad y organización espacial humana, entre otros aspectos (Fiore 2009;Sepúlveda 2009, 2020; MacDonald et al. 2019, 2020; entre otros). De forma excepcional, como enel caso de aplicación utilizado aquí como ejemplo, esta información resultó un insumo fundamentalpara avanzar en la generación de cronologías cronométricas (Romero Villanueva et al. 2021b).

Por último, la dimensión contextual, que es la más inclusiva, abarca el estudio del arte rupestre en relación con diversos aspectos de la misma evidencia y de otras evidencias e indicadores arqueológicos en distintas escalas espaciales y temporales, que conllevan diferente resoluciónconductual. Esto permite dar cuenta del amplio espectro de decisiones tomadas por los ejecutantesde las imágenes consideradas, ya sean acciones individuales y/o sociales más o menos conscientes,pero que, al estar cultural y/o social y/o económicamente informadas, pueden echar luz sobre losroles desempeñados por el arte rupestre (Conkey 1984, 1997; Aschero 1988, 1997, 2000; Hartley1992; David y Lourandos 1998; McDonald y Veth 2006, 2011, 2012; Carden 2008; Fiore 2009; Re2010; entre otros). En el caso particular bajo estudio, esta dimensión implicó analizar la producción y el uso de imágenes rupestres en relación con su ubicación espacio-temporal y contexto endiferentes escalas (sitio, región, macrorregión), a partir de distintas variables para el nivel de lasimágenes, los soportes y los sitios, y de su relación con otras líneas de evidencia arqueológica, losmodelos biogeográficos de poblamiento y con la información paleodemográfica y paleoambientaldisponible (Romero Villanueva 2019a, 2021). Este análisis permitió el desarrollo de posterioresinterpretaciones sobre las estrategias de circulación de información e interacción social mediantecomunicación visual implementadas por los grupos humanos en distintas escalas espaciales y alo largo del poblamiento de la región.

EJEMPLO DE APLICACIÓN: LA LOCALIDAD BARRANCAS-BUTA RANQUIL (NORTE DEL NEUQUÉN, PATAGONIA)

Marco regional y segmentación biogeográfica

La propuesta aquí presentada fue aplicada en forma pionera al estudio del arte rupestre de la LBB, ubicada en el norte de la provincia del Neuquén (36° a 37° Latitud Sur, noroeste de Pa-tagonia, Argentina) (figura 2). Esta región de cerca de 1.200 km2 presenta marcadas diferenciastopográficas, climáticas y ecológicas en un espacio acotado (aproximadamente 30 km oeste-este).En términos biogeográficos, ofrece una excelente oportunidad para estudiar cómo varían los procesos de circulación de información en relación con las formas de organización espacial humanaen espacios heterogéneos. Asimismo, dado que la LBB abarca una parte importante de la variacióntopográfica y ecológica presente en la escala más amplia del noroeste de Patagonia (Oyarzábal etal. 2018), las observaciones regionales tienen implicancias relevantes en escala macrorregional.Así, algunas discusiones implican comparar el registro de la LBB con lo documentado por otrosinvestigadores en diversas regiones de ambas vertientes de los Andes (figura 2) (Romero Villanueva2019a; Romero Villanueva et al. 2020, 2021d).

Figura 2: Ubicación del área de estudio, la LBB (recuadro), y de otras áreas con arte rupestre del noroeste de Patagonia consideradas en escala macrorregional (óvalos). Referencias de las áreas (coberturaaproximada): A: región cordillerana del Maule (Chile); B: cuenca superior-media del río Neuquén(Argentina); C: cuenca del río Curi Leuvú (Argentina); D: LBB y E: sur de la provincia de Mendoza(Argentina). Referencias del mapa: R.: Río; A°: Arroyo; Reg.: Región y Cdlla.: Cordillera. 

El rango altitudinal observado en la LBB (850 a 2.200 m s.n.m.) abarca las provincias fi-togeográficas del Monte, Patagónica y Altoandina (Oyarzábal et al. 2018) (figura 3). En trabajos previos se ha empleado un modelo de capacidad de carga de ovinos para evaluar la capacidadde carga de guanacos, el recurso faunístico más importante en la dieta humana a nivel regional(Barberena 2013). Sobre esta base, la provincia Patagónica puede caracterizarse como de altacapacidad de carga, mientras el Monte presenta sectores de productividad media a baja (Rughiniet al. 2020). Sin embargo, la provincia del Monte ofrece recursos vegetales clave como algarrobo(Prosopis), molle (Schinus) y chañar (Geoffroea) (Llano 2015), marcando una complementariedadclave entre los recursos alimenticios que ofrecen estas regiones. Esta información fue articuladacon un modelo geográfico de estacionalidad construido a partir de la variación en la precipitacióntotal mensual a lo largo del año (ver detalles en Rughini et al. 2020) (figura 3). Así, los espaciosde menor altitud de la LBB están disponibles anualmente para la ocupación humana, mientras queaquellos con altitudes desde los 1.800 m s.n.m. presentan una amplia cobertura nívea y marcadasrestricciones a la circulación humana durante la estación invernal.

La integración de los patrones descriptos permitió diferenciar tres sectores biogeográficos dentro de la LBB con diverso potencial para el uso, la circulación y el asentamiento humano (figura 3) (Rughini et al. 2020). En particular, para una instancia de ocupación efectiva (sensu Borrero1989-90), en la cual se asume que existe abundante información con respecto a la configuracióndel paisaje y los rangos de acción o territorios ya se encuentran establecidos (Eerkens 1999), sepropuso que los sectores altos (con elevada capacidad de carga de herbívoros o k) presentaríanocupaciones más intensas y/o recurrentes que aquellos con baja k (Barberena 2013; Romero y Re2014). También se sugirió la posible existencia de procesos de competencia social en los primerosque conllevarían una demarcación simbólica del espacio más intensa en comparación con los otrossectores, en función de su mayor productividad.

Figura 3: Sectores biogeográficos de la LBB. A: provincia del monte en sectores bajos (1.200 m s.n.m.); B: ecotono en sectores intermedios (1.200-1.800 m s.n.m.); C: provincia patagónica en sectores altos (1.800 m s.n.m.); D: reconstrucción de la estacionalidad regional e indicación de sectores biogeográficos. 

Breve reseña de los antecedentes de investigación: características y cronología de las ocupaciones humanas

La información publicada para la LBB, previo al inicio del proyecto que gestó la propuesta analítica aquí presentada, era escasa y se limitaba a breves referencias generales sobre dos sitioscon arte rupestre: Cueva Huenul 1 (en adelante CH1)5 y Paso de las Tropas 4 (en adelante PDT4)(Fernández 1974-76, 1978; Schobinger 1985). En el año 2010 se inició el proyecto arqueológicoreferido, dirigido por el Dr. Barberena, dentro del cual el estudio del arte rupestre desde un enfoquebiogeográfico multiescalar ha ocupado un rol fundamental desde el comienzo (Barberena 2013;Romero y Re 2014 y publicaciones sucesivas del equipo). A la fecha, se han realizado múltiplestrabajos de campo que incluyen prospecciones y recolecciones dirigidas de superficie (muestreosy transectas), sondeos, excavaciones y estudios paleoecológicos, además de documentaciónde arte rupestre. Como resultado, se ha relevado un registro arqueológico abundante y variadogenerado a partir de conocimiento interdisciplinario. Entre las principales líneas trabajadas secuentan la tecnología lítica y cerámica, la geoarqueología, la zooarqueología, la arqueobotánica,la paleoecología y el arte rupestre y mobiliar, además del análisis de pigmentos y objetos coloridos(Barberena 2013; Romero y Re 2014; Barberena et al. 2015a y b, 2017; Romero Villanueva yBarberena 2015, 2017; Romero Villanueva 2016, 2019a y b, 2021; Fernández et al. 2017; Llanoet al. 2020; Romero Villanueva et al. 2020; Rughini et al. 2020; entre otros).

Por el momento, la información cronométrica disponible para contextualizar temporalmente las ocupaciones humanas de la LBB consiste en un total de veintitrés fechados radiocarbónicosAMS, entre los que se destaca el fechado directo de un soporte de arte mobiliar (Romero Villa-nueva y Barberena 2017:372) y cuatro motivos rupestres (Romero Villanueva 2019a:161; RomeroVillanueva et al. 2021b). Cabe resaltar que, de los dieciocho fechados restantes, todos exceptouno provienen de sitios con arte rupestre (Barberena et al. 2015a:tabla 1; Romero Villanueva2019a:tabla 6.3; Romero Villanueva et al. 2021a:tabla 1). Sumado a ello, también se disponede información temporal relativa asociada con evidencias cerámicas, líticas, de arte rupestre y,en forma exploratoria, de hidratación de cortezas de obsidianas (Rughini et al. 2020; RomeroVillanueva 2019a, 2021; Romero Villanueva et al. 2021a).

Sobre esta base se sostiene que las ocupaciones humanas en la LBB presentan una señal cronológica que se inicia en el Holoceno temprano (12.000 años cal. AP), con posterioridad ala desaparición de taxa de megafauna -Pilosa- en ambientes de la provincia del Monte, representados en el sitio CH1 (Llano et al. 2020; ver también Barberena et al. 2015a). Estas fechasamplían la profundidad temporal de la presencia humana en esta provincia fitogeográfica, engeneral, y en el extremo norte del actual territorio de la provincia del Neuquén, en particular.Las bajas frecuencias de materiales sugieren ocupaciones breves con muy escasa intensidad dedescarte. Esta señal ocupacional inicial de baja magnitud continúa durante el Holoceno medio(Romero Villanueva 2019a; Llano et al. 2020; Romero Villanueva et al. 2021b; ver tambiénBarberena et al. 2015a). Finalmente, hacia el Holoceno tardío, se registra un incremento en ladiversidad y frecuencia de indicadores de presencia humana respecto de momentos previos,aunque se observan intensidades diferenciales de acuerdo con el tipo de ambiente. Mientrassitios como CH1, ubicado en los sectores bajos (provincia del Monte), registra evidencias debaja intensidad de ocupación (Barberena et al. 2015a; Romero Villanueva 2021), otros comoCueva Yagui (en adelante CY), emplazado en los sectores intermedios (ecotono provincias delMonte-Patagónica), presenta evidencias de ocupación más intensas y/o prolongadas durante estelapso (Romero Villanueva et al. 2021a).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN: COMUNICACIÓN VISUAL Y CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN EN PERSPECTIVA MULTIESCALAR

Hasta el momento, la mayoría de los trabajos de campo sistemáticos en la LBB se han concentrado en torno a dos cursos de agua menores, aunque permanentes, que drenan al río Barrancas: los arroyos Buta Có y Huantraico (figura 3). En esta zona de muestreo sistemático, seimplementó un programa de búsqueda dirigida diseñado para identificar específicamente sitioscon arte rupestre. Así, se desarrolló una prospección en campo (12 km lineales) luego de haberidentificado potenciales soportes rocosos por medio de análisis de imágenes satelitales (GoogleEarth) en laboratorio. A esto se suman 26,8 km prospectados mediante transectas, en las cuales nose registraron motivos en los múltiples soportes rocosos disponibles (Romero Villanueva 2019a;Rughini et al. 2020). Estas tareas permitieron generar una superficie de muestreo comparable paralos diferentes sectores de la LBB, por lo que las tendencias observadas en ellos son significativas(Romero Villanueva 2019a). Entre otros resultados, se localizaron diez nuevos sitios que se sumarona los dos ya conocidos en la literatura -CH1 y PDT4-. Este programa de prospección tambiénevidenció la presencia de soportes disponibles potencialmemte aptos para la ejecución de arterupestre que no fueron marcados (incluso con similares condiciones de topografía, orientación,presevación, etc.), lo que resalta el carácter deliberado del emplazamiento de las imágenes ensectores discretos del paisaje.

Se relevó un total de 1.128 motivos rupestres, concentrados en doce sitios, que fueron caracterizados a partir de sus aspectos formales, contextuales y, en menor medida, arqueomé-tricos (tabla 1) (Romero Villanueva 2019a; Rughini et al. 2020). Todos ellos fueron pintados, aexcepción de dos tridígitos que fueron grabados en los sectores altos. Los motivos se ejecutaronen una amplia variedad de tipos de sitios que incluye cuevas, aleros, paredones a cielo abierto ysituaciones mixtas. También se registró variabilidad al nivel de los soportes seleccionados entrelos que se incluyen diferentes tipos de rocas (ignimbritas y basaltos) de distintas formaciones. Encuanto a su topografía, en gran medida se utilizaron paredes, si bien hay imágenes en sectores detecho de áreas bajo reparo, así como en bloques.

Tabla 1: Sitios con motivos rupestres en la LBB por sectores biogeográficos.

En términos temporales, el desarrollo de una metodología especialmente diseñada para contextualizar el arte rupestre, que articula información de distinto grano provista por múltiplesindicadores cronológicos -principalmente relativos y, en menor medida, absolutos- permitióidentificar distintos momentos de ejecución de las imágenes rupestres de la LBB y, posteriormente, asignarles una cronología (Romero Villanueva 2019a, 2021). Se propuso que la mayoríade los motivos de la región fueron ejecutados en diferentes momentos del Holoceno tardío y,en particular, dentro del lapso 1.700 a 300 años cal. AP (Romero Villanueva 2019a, 2021). Noobstante, se realizaron análisis pioneros en los estudios del arte rupestre a nivel nacional que,por primera vez para el norte de Patagonia, permitieron fechar en forma directa por AMS cuatromotivos rupestres que sugieren episodios recurrentes, pero separados de pintado entre los 6800a los 3000 años radiocarbónicos AP, al menos en el sitio CH1 (Romero Villanueva 2019a, 2021;Romero Villanueva et al. 2021b). Aunque en la actualidad no existe evidencia temporal sólidaque permita sostener la producción de arte rupestre en la LBB durante el Holoceno temprano, nose descarta esta posibilidad dado que, durante ese lapso, hay evidencias de ocupación asociadasa la exploración del sitio CH1. Además, algunos de los niveles de esos momentos, contienenpigmentos (Romero Villanueva 2019a, 2021).

A continuación, se reseñan brevemente algunos resultados obtenidos a partir del análisis de múltiples dimensiones del arte rupestre de la LBB en diferentes escalas espaciales. Como seadelantó en la introducción, retomaremos discusiones ya iniciadas que son y serán profundizadasen otras publicaciones.

Escala regional:jerarquización visual de un paisaje andino-patagónico sujeto a usos diferenciales pero complementarios

Sobre la base de información etnográfica de uso del espacio y área total ocupada anualmente por diversos grupos humanos (Kelly 2013), en forma exploratoria se ha sugerido que la amplitudespacial de la LBB tiene el potencial de reflejar una fracción importante, aunque indefinida, delos rangos de acción (sensu Foley 1981) de los grupos móviles bajo estudio, pudiendo contenermúltiples desplazamientos residenciales entre sus distintos pisos altitudinales (Rughini et al.2020) (figura 3). En relación con ello, el corpus rupestre regional presenta similitudes y diferencias que permiten echar luz sobre los modos y la intensidad con que fue utilizado y visualmentejerarquizado este espacio.

Por un lado, se evidencian semejanzas formales entre los motivos de la LBB que fueron interpretadas como el correlato material del uso de un código visual común a escala regional (Romero Villanueva 2019a; Rughini et al. 2020) (figura 4). En forma independiente de otros hallazgos, estosugiere que los sitios con arte rupestre, así como los ambientes en los cuales se emplazan, fueronconocidos y/o utilizados en forma complementaria por los mismos grupos humanos quienes losincorporaron dentro de sus circuitos de movilidad, a los fines de aprovechar los diversos recursosque ofrece cada sector en los distintos momentos del año en que están disponibles (figura 5).Gracias a estos desplazamientos y al uso de un código visual común, la información codificadaen el arte rupestre pudo circular en el interior de la LBB a pesar de la fijeza que caracteriza alos motivos (cfr. Aschero 1997; Fiore 2009). Esta forma planificada de uso del espacio regional,mediante la articulación estratégica de ambientes con propiedades contrastantes, habría permitidoa los grupos humanos de la región, demográficamente poco densos y móviles, efectuar un uso delespacio eficiente para la ocupación de ambientes desérticos sujetos a estrés temporal como losque caracterizan a la LBB (Romero Villanueva 2019a).

Figura 4: Ejemplos del arte rupestre de la LBB. Referencias: En sectores bajos: A: sitio Cueva Huenul 1 (calco digital) y C: sitio El Ciénego 3 (foto original y resalte digital con DStretch). En sectores intermedios:B: sitio Paso de las Tropas 4 (foto original y resalte digital con DStretch). DStretch: Harman (2008). 

Por otro lado, el análisis de estimación de densidad de Kernel de los motivos rupestres mediante SIG señala una distribución desigual ya que la mayoría de ellos se concentran en lossectores bajos, con una densidad menor en los sectores intermedios y altos (figura 5 y tabla 1)(Romero Villanueva 2019a; Rughini et al. 2020). Cabe aclarar que dos sitios en particular producen los patrones observados al aportar el 55,3% de la muestra total: CH1 (446 motivos: 39,5%) yCY (180 motivos: 15,8%) ubicados en los espacios bajos e intermedios respectivamente (RomeroVillanueva 2021; Romero Villanueva et al. 2021a).

Estos resultados se contraponen con las expectativas iniciales derivadas del modelo marco para esta escala que sugerían una marcación visual comparativamente más intensa en los sectores altos, caracterizados por una mayor capacidad de carga de herbívoros, en función de posibleexistencia de procesos de competencia social (Barberena 2013; Romero y Re 2014). No obstante,como se verá más adelante, las expectativas generadas desde el modelo sí se cumplen en una escalaespacial más amplia o macrorregional, si bien se han propuesto explicaciones alternativas paradicho patrón (Barberena et al. 2017; Romero Villanueva et al. 2020). Así, los resultados rupestresinvitan a realizar ajustes en la formulación original del modelo, que contemplaba expectativas demarcación visual similares en escalas espaciales diferentes (Romero Villanueva 2019a).

También se observaron diferencias entre sectores en relación con la presencia/ausencia de algunos tipos de motivos (por ej. los antropomorfos se registran en forma exclusiva en los sectoresbajos) y las proporciones de los tipos presentes (por ej. los sectores intermedios presentan unamayor proporción de motivos zoomorfos en comparación con los espacios bajos y altos) (Romero

Villanueva 2019a; Rughini et al. 2020). En forma exploratoria se sugirió que, en el marco de códigos visuales compartidos a escala regional, estas divergencias podrían vincularse con laseñalización de diferentes tipos de información, pertinentes a los usos humanos desplegados enlos diversos sectores.

Figura 5: Análisis de estimación de densidad de Kernel mediante SIG de la distribución de motivos rupestres en la LBB. Las cruces indican la ubicación de otros muestreos (superficie y estratigrafía).Referencias: Sectores bajos (color verde o gris claro): Cueva Huenul 1 (CH1) y sitios de la localidad ElCiénego (CNG). Sectores intermedios (color marrón claro o gris intermedio): Cueva Yagui (CY) y Pasode las Tropas 4 (PDT4). Sectores altos (color marrón o gris oscuro): sitios de la localidad Paso de lasTropas (PDT). Tomado de Rughini et al. 2020. 

En relación con ello, interesa señalar que la estructura espacial del registro de superficie, sumado a diversos proxies de intensidad ocupacional, sugiere una delimitación funcional delespacio dentro de la LBB (Fernández et al. 2017; Rughini et al. 2020; Romero Villanueva et al.2021a). En particular, esta información indica que los sectores intermedios (1200-1800 m s.n.m.)presentan una frecuencia artefactual -material lítico, cerámico y faunístico- mayor que la registrada en sitios cercanos con excavaciones, ubicados en otros sectores como CH1. En particular,estos indicadores sugieren la realización de actividades vinculadas con estadías prolongadas y/ocomúnmente asociadas a espacios de uso residencial. Sobre esta base, se propuso que los sectoresintermedios de la LBB habrían funcionado como lugares centrales (sensu Zeanah 2004) desdedonde se pudo articular -al menor costo de traslado- el uso del espacio regional en un rango entrelos ~800-2300 m s.n.m. (Rughini et al. 2020) (figuras 3 y 5). Así, espacios discretos dentro de estossectores, como CY, serían ocupados en forma potencialmente anual con fines diversos (obtenerrecursos, procesar vegetales in situ, pintar motivos rupestres), algunos de los cuales pueden teneragendas conflictivas a lo largo del año (Romero Villanueva et al. 2021a).

Entonces, volviendo al arte rupestre, resalta que las dos concentraciones de motivos más grandes de la LBB -CH1 y CY- se ubican en sectores sujetos a usos humanos diferentes segúnla demás evidencia arqueológica disponible, lo cual se verifica en sus respectivos registros estra-tigráficos y de superficie (Barberena et al. 2015a; Rughini et al. 2020; Romero Villanueva 2021;

Romero Villanueva et al. 2021a). Lejos de representar una contradicción, dada la polivalencia y el potencial del arte rupestre de transmitir tipos de información variada de acuerdo con los contextosde producción y uso de las imágenes, resulta plausible que las diferencias observadas entre sectoresreflejen la circulación de tipos de información particulares a cada uno de ellos. Los resultados quese resumen en el siguiente acápite ofrecen datos a escala local, o de sitio, que permiten afinar estasinterpretaciones y avanzar en la definición de los potenciales tipos de información transmitidosen diferentes casos de acuerdo al contexto.

Escala de sitio: el rol versátil del arte rupestre en la construcción visual de 'lugares persistentes ' dentro de la LBB CH1 y CY -aunque el primero en particular- destacan a nivel regional por haber sido marcados, en forma recurrente, mediante un arte rupestre profuso y variado (figuras 4 y 5 y tabla1). Esta cualidad ha resultado un insumo clave para complejizar en sus historias de uso (sensuHoldaway y Wandsnider 2006) en tanto aporta información independiente que complementaaquella expresada en el registro estratigráfico (Romero Villanueva 2021; Romero Villanuevaet al. 2021a). Así, la indagación sobre las historias ocupacionales particulares que enmarcaronla producción y el uso de estas imágenes puede echar luz sobre los potenciales roles y tipos deinformación transmitidos en cada caso.

Tomando como ejemplo a CH1, la alta intensidad que caracteriza su producción rupestre contrasta con las tendencias sugeridas por los indicadores estratigráficos (Barberena et al. 2015a;Romero Villanueva 2021). El sitio cuenta con una secuencia de 12.000 años calendáricos caracterizada por una baja intensidad ocupacional6 que evidencia distintos episodios breves, perorecurrentes, que se sucedieron en forma discontinua a lo largo de todo el Holoceno, aunque conuna mayor frecuencia en momentos tardíos (Barberena et al. 2015a; Llano et al. 2020). En relacióncon su arte rupestre, la mayoría habría sido ejecutado en diferentes momentos del Holoceno tardío(1700 a 300 años cal. AP), a excepción de cuatro motivos que representan episodios de pintadorecurrentes, pero separados durante el Holoceno medio (Romero Villanueva 2021; Romero Villa-nueva et al. 2021b). Se han observado cambios en la abundancia y propiedades formales de lasimágenes asignadas a estos diferentes momentos, así como en sus ritmos de producción e inversiónlaboral, que sugieren que el arte rupestre desempeñó diversos roles en la historia ocupacional delsitio (Romero Villanueva 2021).

La información disponible actualmente indica que la producción rupestre en CH1 se inició en el Holoceno medio, en sintonía con una virtual ausencia de registro arqueológico en la estratigrafía y/o superficie del sitio (Barberena et al. 2015a; Romero Villanueva 2021; entre otros).Esto sugiere que las estadías en el sitio (por corto tiempo y/o por poca gente) se centraron enla producción rupestre y, en particular, en la ejecución de motivos homogéneos: peiniformes decolor negro (Romero Villanueva 2021). Este modo de usar el sitio y su arte rupestre ocurre en elmarco más amplio de notables reorganizaciones conductuales en otros ambientes desérticos deSudamérica en asociación a un período árido (8000 a 6000 años atrás) (Riris y Arroyo-Kalin 2019;Llano et al. 2020; Timpson et al. 2021). Dado este escenario, consideramos que el emplazamientode CH1 en un ambiente de Monte pudo haber influenciado la decisión de utilizar el sitio, y lossectores más áridos de la LBB en general, solo como lugares de paso (sensu Veth 1993, 2005),que pudieron incluso haber sido abandonados por períodos (Rughini et al. 2020).

Al retomar los aportes de autores que han analizado el rol de distintos tipos de información (por. ej. social, religiosa, ecológica, técnica) y su circulación en sociedades de pequeña escala,consideramos probable que la información transmitida en el sitio durante este lapso se hayaorientado al establecimiento de conexiones sociales firmes en escala amplia (Conkey 1978, 1984;

Jochim 1981; Gamble 1982; Layton 1991, 1992; Morphy 1991; Whallon 2006, 2011; Troncoso et al. 2016; entre otros). Numerosos estudios etnográficos destacan la importancia de la movilidad depequeñas partidas de personas en pos de la adquisición y renovación de información, en especialen momentos de estrés ambiental. Ello permite que diferentes grupos forjen lazos que puedenconstituir redes de seguridad (sensu Whallon 2006), potencialmente de gran valor adaptativo enambientes inciertos, al posibilitar ampliar la escala espacial y social de circulación de informaciónsobre lugares, personas y recursos, al tiempo que propician la generación de derechos y obligaciones intergrupales. El establecimiento de estas conexiones pudo ser de vital importancia duranteel Holoceno medio, ante el riesgo que revisten cambios climáticos en ambientes con demografíaestable o baja (Riris y Arroyo-Kalin 2019; Grasset et al. 2021; Timpson et al. 2021). La reiteración durante milenios del mismo tipo de motivo (peiniformes pintados en negro) con variacionesmínimas (por ej. cantidad, largo proporcional y rectitud de púas, púas con elementos asociados),podría indicar que su ejecución estuvo sujeta a condiciones socioculturales particulares. A los finesde la comunicación visual, al establecer un canon7, se limita la variabilidad formal (en potencia,ilimitada) (Wobst 1977; Aschero 2000; Fiore 2009; entre otros). Esto tiende a favorecer la aceptación social de una determinada imagen y que la información codificada en ella sea interpretadaen forma correcta, aunque esto suceda en forma esporádica y/o por grupos humanos ubicados adistancias sociales variables por fuera del grupo residencial local (Gamble 1982; Aschero 2000;Fiore 2006, 2009; Whallon 2006; Troncoso et al. 2016; entre otros).

Milenios después, durante el Holoceno tardío, la producción rupestre en CH1 se intensifica y diversifica en sintonía con ocupaciones de mayor redundancia y diversidad según la informaciónprovista por múltiples indicadores (Barberena et al. 2015a; Romero Villanueva 2021; entre otros).Estas evidencias sugieren la realización de múltiples actividades, algunas de ellas vinculadas contareas de caza, recolección y procesamiento de recursos locales. Otras incluyeron acondicionarel espacio, manejar sustancias colorantes y ejecutar una gran cantidad de motivos sobre unavariedad de soportes, tanto mobiliares como fijos en el caso de las paredes y techo de la cueva.Esta forma particular de usar el sitio y de producir arte rupestre, ocurre en el marco más ampliode cambios notables en el registro arqueológico macrorregional vinculados con el uso de nuevastecnologías, como la cerámica y el arco y la flecha (Hajduk et al. 2011; Gordón et al. 2017),sumado a la marcación sistemática mediante arte rupestre del paisaje del noroeste de Patagonia,incluidos los espacios estacionales de altura de los Andes (Romero Villanueva et al. 2020). Estoscambios suceden en sintonía con aumentos poblacionales inferidos para los últimos 3.000 años apartir de evidencias arqueológicas, radiocarbónicas y de ADN mitocondrial disponibles a escalasuprarregional (Barberena et al. 2015b; Perez et al. 2016; Gordón et al. 2019; Timpson et al. 2021;entre otros). Se considera plausible que este nuevo contexto sociodemográfico macrorregionalhaya activado la circulación de nuevos y variados tipos de información cuyos correlatos materialespueden identificarse en escalas demográficas y/o espaciales diversas (macrorregión, región, sitio).

De esta manera, a pesar de las discontinuidades y baja intensidad con la cual fue ocupado CH1, su arte rupestre resulta un insumo clave para complejizar la historia de uso humano del sitioy la región a través del tiempo. En particular, permitió argumentar que esta evidencia desempeñóun rol clave -aunque versátil- en la construcción de CH1 como lugar persistente (sensu Schlan-ger 1992) dentro de la geografía social de los grupos móviles que ocuparon la LBB durante elHoloceno (Romero Villanueva 2021). A su vez, también ofrece información relevante que sugiereque las redes de movilidad e informacionales en escala macrorregional, presentan característicasdiferenciales a lo largo del Holoceno. No obstante, se entiende que ningún espacio discreto dentrode un sistema humano móvil, es representativo por sí solo de las esferas de acción humana enescalas más amplias. Por ello, la información a escala de sitio (CH1) y región (LBB) es integraday, posteriormente, comparada en relación con lo observado por otros investigadores en regionescercanas del noroeste de Patagonia.

La producción rupestre en el sitio CH1, y en la región LBB en general, se intensifica y diversifica en el Holoceno tardío (últimos 3.000 años) (Romero Villanueva 2019a, 2021). Apartir de este momento, también se verifica una marcación sistemática mediante arte rupestreen diversas regiones cercanas ubicadas en ambas vertientes de los Andes, incluidos los espaciosestacionales de altura del noroeste de Patagonia (ver detalles en Romero Villanueva et al. 2020).Las zonas con arte rupestre referidas incluyen diversas regiones del actual territorio argentino,tales como el norte de la provincia del Neuquén (LBB, cuenca superior-media del río Neuquény cuenca del río Curi Leuvú) y el sur de la provincia de Mendoza, así como otras ubicadas en elactual territorio chileno (región cordillerana del Maule) (figura 2). Por cuestiones de espacio, seremite al lector a publicaciones recientes fácilmente accesibles, donde se analiza y sistematizala información rupestre para estas zonas y se referencian las citas correspondientes (Barberenaet al. 2017:tabla 2 y figura 4; Romero Villanueva et al. 2020:tablas 2 y 3 y figuras 5, 6, y 7).Estos análisis permitieron identificar tanto semejanzas como diferencias entre los conjuntos dearte rupestre de las áreas comparadas, al tiempo que se evaluó el grado de conectividad entre lastierras altas y bajas andinas mediante análisis SIG de modelado de la estacionalidad y caminosde menor costo (Barberena et al. 2017; Romero Villanueva et al. 2020).

Entre las similitudes observadas en el arte rupestre del noroeste de Patagonia resaltan el predominio de los motivos grabados, los motivos no figurativos por sobre los figurativos -si bienen proporciones variables-, y la presencia de un amplio rango de tipos de motivos compartidos,entre los que se destacan distintas líneas paralelas, figuras de simetría axial, figuras adosadas(triángulos, rombos) y cruciformes (Barberena et al. 2017:tabla 2 y figura 4; Romero Villanuevaet al. 2020:tablas 2 y 3 y figuras 5, 6, y 7). Se entiende que estas semejanzas dan cuenta del uso deun código visual compartido a escala macrorregional durante el Holoceno tardío en el noroestede Patagonia que sustentó lazos de comunicación e interacción social entre grupos humanos queocuparon espacios geográfica y ecológicamente contrastantes, sujetos a condiciones variadaspara el uso humano (por ej. anuales vs. estacionales, nodales vs. internodales) (Barberena et al.2017:tabla 2 y figura 4; Romero Villanueva et al. 2020a:tablas 2 y 3 y figuras 5, 6, y 7). Estosvínculos habrían sentado las bases para el establecimiento de redes de seguridad (sensu Whallon2006), de gran valor adaptativo en ambientes como el del noroeste de Patagonia, dada su bajaconectividad geográfica (sensu Fitzhugh et al. 2011) durante una gran parte del año.

No obstante, también se observaron diferencias entre regiones en relación con la densidad de motivos, los porcentajes variables de las categorías representadas y la presencia-ausencia dedeterminadas categorías y tipos de motivos (Barberena et al. 2017:tabla 2 y figura 4; RomeroVillanueva et al. 2020:tablas 2 y 3 y figuras 5, 6, y 7). En particular, las áreas ubicadas a mayoraltitud, cuyo uso es estacional, resaltan por presentar las mayores cantidades de motivos. En unade ellas -región cordillerana del Maule, en Chile-, Niemeyer y Weisner (1972-73) definierontempranamente el estilo Guaiquivilo que, según desarrollos posteriores de otros autores, se caracterizaría por combinar morfologías presentes en los estilos de Pisadas, Paralelas y Grecas del arterupestre de la Patagonia argentina (sensu Menghin 1957). Sobre la base de estas observaciones,preliminarmente se sugirió que esta zona concentraría la mayor diversidad de tipos de motivosdocumentados, incluyendo algunos que son característicos de otras regiones de Patagonia, perose encontrarían ausentes (o en muy baja frecuencia) en las demás áreas de la macrorregión considerada (Belardi et al. 2016; Barberena et al. 2017; Romero Villanueva 2019a; Romero Villanuevaet al. 2020).

En forma inicial, estas divergencias se consideraron indicativas de una circulación diferencial de información entre regiones, en función de su distinta jerarquía para el uso humano (Romero Villanueva 2019a; Romero Villanueva et al. 2020). Sin embargo, aún resta evaluar en profundidad qué tipo(s) de información transmitida en el marco de qué rol(es) desempeñados por el arte rupestre. En relación con ello, es probable que los espacios estacionales de altura del noroestede Patagonia -sectores 2.000 m s.n.m. de la región cordillerana del Maule y de las cordillerasde los Andes y del Viento-, dada su alta productividad estival, hayan sido ocupados durante esaestación por grupos humanos provenientes de diferentes áreas de menor altitud emplazadas enlos actuales territorios de Chile (tierras bajas de la región del Maule) y de Argentina (cuenca delrío Neuquén y espacios al este de la cordillera del Viento y del Campo Volcánico Tromen), querepresentarían nodos demográficos diferentes pero articulados entre sí, sujetos a un uso humanocomparativamente más prolongado, recurrente y/o intenso (Barberena et al. 2017; Romero Villanueva et al. 2020).

Por lo tanto, a futuro se buscará explorar en forma sistemática si las diferencias interregionales observadas en el arte rupestre del noroeste de Patagonia durante el Holoceno tardío pueden resultar informativas sobre la marcación en el paisaje de niveles variables de heterogeneidadsocial. Se considera plausible que, en el marco de códigos visuales macrorregionales compartidos, orientados a fomentar la circulación de información y el establecimiento y mantenimientode redes de cohesión en escala social amplia, ciertos motivos o conjuntos de motivos, pudierondesempeñar un rol emblémico (sensu Wiessner 1983) en una escala socioespacial y demográficamenor para canalizar la marcación de diferentes identidades grupales (cfr. Bernardini 2005).Numerosos casos arqueológicos y etnográficos sugieren que la representación de estilos que expresan la identidad grupal puede resultar un mecanismo social apropiado para facilitar y regularinteracciones en entornos socialmente complejos (por ej. competencia intergrupal, cooperacióno control impuesto en relación con la consecución de metas comunes) donde las redes socialesse hallan más desarrolladas y se discuten límites sociales (Wobst 1977; Wiessner 1983; Hartley1992; David y Lourandos 1998; McDonald y Veth 2006; entre otros). Este podría ser el caso delos espacios estacionales de altura del noroeste de Patagonia, al menos durante el Holoceno tardío,potencialmente sujetos a un uso de tipo comunal (sensu Eerkens 1999) dadas sus característicasbiogeográficas (Barberena et al. 2017). Así, el uso compartido de estos espacios y sus recursospudo involucrar la interacción entre entidades con diferencias etnolingüísticas o de otro tipo, quese puedan ver reflejadas en la conformación de reservorios de información con diversos grados dediferenciación (David y Lourandos 1998; Carden 2008; McDonald y Veth 2006, 2013; McDonald2017; Troncoso et al. 2016; entre otros).

Por el momento, lo que estos resultados y la evidencia rupestre en particular indican con certeza es que los espacios estacionales de altura del noroeste de Patagonia tuvieron una granjerarquía en las redes macrorregionales de comunicación visual y circulación de información,al tiempo que desempeñaron roles variables durante el Holoceno tardío (Barberena et al. 2017;Romero Villanueva 2019a; Romero Villanueva et al. 2020). Por un lado, constituyeron barrerasbiogeográficas durante gran parte del ciclo anual. Por el otro, en época estival, actuaron comozonas de convergencia poblacional (sensu Belardi y Goñi 2006; Re 2010) sujetas a un potencialuso comunal (Barberena et al. 2017; Romero Villanueva 2019a; Romero Villanueva et al. 2020).En suma, este análisis permite conceptualizar a este sector de los Andes como un espacio versátilen términos ecológicos, demográficos y sociales, que desempeñó roles variados en la historiapoblacional del noroeste de Patagonia.

REFLEXIONES FINALES

En este trabajo se explicitaron los lineamientos conceptuales de una perspectiva biogeográfica para estudiar procesos de comunicación visual, circulación de información e interacción socialmediante el análisis multiescalar y multidimensional del arte rupestre. Se entiende que esta prácticade publicar la agenda de una investigación, no solo contribuye a la sistematización de los datosrupestres propios, sino que resulta útil para los colegas interesados en ellos. Asimismo, dado quela propuesta puede ser replicada en otros contextos temporales y espaciales, no necesariamenterestringidos a sociedades móviles y/o cazadoras-recolectoras de la región patagónica, existe unamplio potencial para el desarrollo de una arqueología comparativa con una base biogeográficatanto a nivel regional, como nacional e internacional. Además, estos lineamientos pueden seraplicados desde las primeras instancias de la investigación, ya que facilitan la identificación depatrones y situaciones excepcionales, así como de semejanzas y diferencias, que pueden resultarde utilidad para orientar los pasos posteriores e interpretar las tendencias observadas. Desde luego,dado que algunos de ellos son específicos al caso referido como ejemplo de aplicación, deberánser ajustados en función de las particularidades de cada caso.

El aspecto clave del presente enfoque radica en asumir y afrontar, en forma sistemática y teórica y metodológicamente informada, la potencial versatilidad de los roles desempeñados ytipos de información transmitidos por el arte rupestre en el pasado. El camino elegido para elloimplica el abordaje holístico de sus múltiples dimensiones, escalas de expresión y relacionescontextuales. Si bien cada una de estas vías de entrada analítica son informativas por sí mismas,el potencial heurístico de cada una se ve amplificado al integrarlas en forma comparativa. Así, losanálisis contextuales detallados y el cambio estratégico de escalas, sumado a la consideración delas dimensiones formales, contextuales y arqueométricas del arte rupestre, contribuye a refinar lasinterpretaciones sobre esta evidencia en escala arqueológica. En gran medida, esto se debe a quelas distintas relaciones, segmentaciones y dimensiones identificadas y analizadas separadamenteson recortes analíticos (necesarios, pero artificiales) de vínculos y procesos pluridimensionalesy continuos. Ante esta complejidad, el empleo de criterios claros definidos en forma explícita,también contribuye a generar datos rupestres sistemáticos con mayor potencial argumentativo,que estén a la altura de la retroalimentación analítica propuesta.

En particular, en el caso de aplicación utilizado aquí como ejemplo, el abordaje en simultáneo de diferentes dimensiones del arte rupestre -analizado en sus contextos de ejecución y uso particulares, en diferentes escalas jerárquicas e inclusivas- demostró el potencial de elegir la opción compleja, multidimensional y multiescalar como vía de entrada para discutir problemáticasarqueológicas que también se caracterizan por ello. Así, en el caso de esta propuesta, el problemase concibió como parte de la solución.

Las tareas a futuro son múltiples y variadas. Por un lado, se continuará publicando en detalle diversos aspectos de esta propuesta, sistematizada en la tesis doctoral inédita de la autora (RomeroVillanueva 2019a), a fin de compartir las ideas allí vertidas con el conjunto de la comunidad académica. Se encuentran en redacción y evaluación artículos donde se detalla en forma exhaustivalos lineamientos metodológicos generales de la propuesta y, en particular, aquellos diseñados eimplementados para contextualizar temporalmente el arte rupestre (Romero Villanueva 2019b;Romero Villanueva et al. 2021b y c). Por otro lado, se profundizará en las distintas discusionesya iniciadas en múltiples escalas espaciales. A nivel local, se profundizará en el análisis de lascaracterísticas del arte rupestre de sitios como CH1 y CY para identificar cambios y continuidades en su producción rupestre a lo largo del tiempo y, en particular, durante momentos tardíos. Anivel regional, se evaluarán las similitudes y diferencias registradas en los motivos rupestres dela LBB en relación con la conectividad observada entre los sitios mediante diversos análisis SIG.Estos resultados, en conjunto con nuevos elementos conceptuales, ofrecerán información relevantepara ahondar en la jerarquización visual diferencial observada en rangos de acción emplazadosen espacios andino-patagónicos. Asimismo, a escala macrorregional, se implementarán diversosanálisis (por ej. formales, espaciales mediante SIG, de redes sociales) que ofrecerán medidascuali-cuantitativas sistemáticas sobre el grado de conectividad existente entre motivos, sitios yespacios andinos cordilleranos y pericordilleranos emplazados entre los 36° a 37° de latitud sur(región del Maule, en Chile, y norte del Neuquén, Argentina). A su vez, la discusión de hipótesis de base etnográfica, etnohistórica y arqueológica permitirá ahondar sobre diversos aspectosvinculados con el acceso y el uso de estos espacios (por ej. vectores geográficos dominantes,mecanismos sociales regulares del acceso a espacios de uso comunal) (Romero Villanueva et al.2021d; Romero Villanueva y Barberena 2021). Así, el estudio multiescalar de procesos de comunicación visual, circulación de información e interacción social mediante arte rupestre, desde elenfoque aquí propuesto, se presenta como una vía analítica prometedora para abordar a futurola compleja articulación entre imágenes rupestres, identidades sociales y lugares socialmentesignificativos en una escala arqueológica.

AGRADECIMIENTOS

Este artículo resume información desarrollada durante mi doctorado. Por lo tanto, agradezco a mis directores -Anahí Re y Ramiro Barberena- y consejeros de estudios -Rafael Goñi y Mercedes Podestá- por haberme guiado en ese proceso. También estoy agradecida y honrada de queNatalia Carden, Dánae Fiore y Luciano Prates hayan sido jurados de mi tesis. Oportunamente,todos efectuaron comentarios relevantes sobre las ideas allí vertidas que contribuyen a mejorar lascomunicadas aquí y, a futuro, para un público más amplio. En este trabajo en particular, tambiénresultaron una gran contribución las sugerencias efectuadas por dos evaluares/as anónimos/as aquienes les agradezco el tiempo y la dedicación. No obstante, todo lo reproducido en este texto esde mi exclusiva responsabilidad. Numerosos colegas-amigos colaboraron en las tareas de campoy laboratorio cuyos resultados son presentados y discutidos aquí. A todos ellos, muchas graciaspor sus aportes, el tiempo compartido y los recuerdos. Los trabajos referidos fueron financiadospor una Beca Doctoral del CONICET y diversos proyectos (PICT 2010-1856, 2014-0940, 20160062, PIP 301). Estas tareas siempre contaron con el valioso apoyo de autoridades provinciales(Carlos Cides, Claudia Della Negra), municipales (Juvenal Urrutia, Paulina Valenzuela) y de lospobladores de Barrancas y Buta Ranquil a quienes agradezco por su constante acompañamiento.Por último, pero no menos importante, agradezco de corazón a mis personas favoritas, que compartieron y comparten conmigo el detrás de escena de tantos viajes de campo, horas de análisisy párrafos redactados.

NOTAS

1 El uso del concepto arte siempre requiere precisiones dadas las posturas encontradas respecto de suaplicación. Debido a múltiples razones ya explicitadas (Romero Villanueva 2016, 2019a), se opta porutilizarlo, sin por ello asumir que su producción/uso se haya limitado a consideraciones de tipo estéticoni que su estudio se deba abordar solamente desde ese punto de vista, ya que los roles desempeñadospudieron ser múltiples y simultáneos (incluido el estético) por lo que deben ser investigados caso a casode manera contextual.

2 El uso del concepto paisaje siempre requiere precisiones dadas las distintas definiciones existentes respectode su aplicación, en particular en relación con el estudio del arte rupestre. Aunque esta tarea excede losobjetivos del presente trabajo, se señala, brevemente, que se adopta una definición relacional que refierea la red de lugares y los caminos que los unen, a partir de la cual los grupos humanos experimentan,significan, organizan y viven su vida. Este entramado, históricamente situado, se co-constituye a partirde relaciones no-lineales entre aspectos humanos y no humanos (Dincauze 2000; David y Thomas 2008;Walker 2012; entre otros).

3 En parte, esto se debería al costo/beneficio asociado a determinadas decisiones como la inversión laboralnecesaria para la ejecución de las imágenes, la durabilidad potencial de los materiales que les hacen desoporte, así como el alcance espacial y social de circulación de la información transmitida, entre otrosfactores que pueden ser evaluados a partir de múltiples variables (Fiore 2006, 2009; Troncoso 2006;Carden 2008; Re 2010; Romero Villanueva 2019a; entre otros).

4 Para una correcta integración de la información generada fue necesario explicitar exhaustivamente lasdiversas unidades y variables de análisis consideradas (para el nivel de las imágenes, los soportes y lossitios) que no son mencionadas aquí por cuestiones de espacio (ver detalles en Romero Villanueva 2019a).Del mismo modo, también se han explicitado los indicadores (relativos y absolutos) y métodos utilizadospara establecer tendencias temporales para el arte rupestre, así como las técnicas y los protocolos implementados en el trabajo de campo y en el análisis en laboratorio, incluyendo los análisis arqueométricos.

5 CH1 fue originalmente excavado por Fernández y equipo en los años setenta. Los resultados de estostrabajos no fueron publicados, a excepción de un fechado radiocarbónico sobre materia orgánica deprocedencia estratigráfica desconocida, que arrojó una edad de ca. 11000 años AP (Cordero et al. 2002).

6 A nivel funcional, la baja tasa de descarte artefactual en CH1 es significativa ya que es el sitio muestreadoen forma más intensa en la LBB, tanto a nivel de superficie como estratigrafía. Esto podría vincularse ala presencia local de la fuente de obsidiana Cerro Huenul, con lo cual hay actividades de cantera talleren contextos por fuera del reparo (Rughini et al. 2020).

7 Sobre estos principios de los procesos de comunicación se asienta la noción de estilo como estrategia socialsensu Wobst (1977) cuya función principal permite vincular miembros de una comunidad que no estánen contacto verbal constante, haciendo que las interacciones sean más predecibles y menos estresantes.

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Recibido: 30 de Diciembre de 2020; Aprobado: 11 de Julio de 2021

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