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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.21 Córdoba jun. 2009

 

Tortuga verde
Sergio Ramírez

 

 

Chelonia mydas

Quelonio típico del océano Atlántico tropical. Los adultos tienen el carapacho en forma oval, con una gran variación de color de individuo a individuo; la cabeza, relativamente pequeña y chata, se halla cubierta de escamas simétricas, y el hocico es redondo y aserrado. Cada aleta, también aserrada, tiene una uña visible.
Sus migraciones las efectúan costeando, pero también pueden realizar mi­graciones transoceánicas desde sus sitios de alimentación a los sitios donde desovan. Se alimentan de pastos marinos y de algas, aunque también comen pequeñas cantidades de crustáceos, moluscos, medusas, esponjas, erizos y pe­ces pequeños y huevos de peces.

Miss Junie persigue a Miss Junie

Miss Junie fue escogida entre las miles de tortugas verdes hembras que por tem­poradas regulares acuden a desovar a la playa de Tortuguero, en la costa del Caribe de Costa Rica, un sitio protegido que tiene el rango de parque nacional, para que desempeñara una delicada misión científica, la primera en su género.
La noche de un  18 de septiembre, mientras hacia su nido en la milla 2 2/8 de la playa de la reserva, fue cercada por un equipo de científicos de la Turtle Survival League, que tiene sede en Florida, y bajo los cuidados del caso se la condujo a la estación biomarina de la misma reserva, donde se procedió a encartarla. Dé acuerdo a la entrada respectiva de la bitácora, midió 103,1 centímetros de la cabeza a la cola, tomada en cuenta la curvatura del caparazón, y pesó doscientos treinta y cinco kilogramos. Fue inscrita con el número 94.821.

Se la bautizó Miss Junie en homenaje a la bióloga marina Junie Hawthorne Ph. D., jefa del equipo involucrado en el operativo, quien ese día de la captura cum­plía casualmente cuarenta y tres años de edad. Al cabo de dos días Miss Junie, la bióloga marina, seleccionó entre otras de su especie a Miss Junie, la tortuga, para la misión ya mencionada, en base a determinados parámetros técnicos que no viene al caso relatar. Baste decir que se trataba de un ejemplar hembra maduro, si puede hablarse de madurez en una especie cuya fama de longevidad se pierde en la noche de los tiempos.

El siguiente paso fue implantar en su caparazón el novedoso dispositivo. Del tamaño de un encendedor de cigarrillos, el aparato emite una señal cada vez que el individuo emerge a la superficie, y entonces la información es recibida por un satélite orbital que la traspasa a un banco central de datos. Esta información es útil para formular estrategias destinadas a evitar la extinción de la tortuga verde.
La creciente contaminación del ambiente marino; las capturas accidentales o deliberadas que consuman los barcos de las flotas pesqueras; los abruptos cambios ecológicos en las costas y en las plataformas continentales, cayos y arrecifes, que han disminuido la riqueza de los comederos habituales; así como la violación contumaz de las vedas, ponen en severo riesgo a esta especie que apareció en nuestro planeta hace ciento cincuenta millones de años.

El sofisticado aparato implantado en el lomo de Miss Junie, la tortuga, además de rastrear su ruta por los caminos del mar, permitiría vigilar de cerca sus usos sexuales -alteraciones de su naturaleza en tiempos de celo y formas y tiempos de apareamiento- así como sus costumbres alimenticias; y arrojaría también datos para estudiar el efecto de los cambios de temperatura, tanto en las profundidades como en la superficie, sobre su naturaleza biológica.

Dotado de un microchip de vasta capacidad, y de una fuente de energía de alimentación solar, que como se sabe sobra en el mar, el dispositivo sería capaz de enviar información de manera continua hasta el satélite, aun de noche. Parte de esa información, en lo que concierne a la ruta de desplazamiento, empezó a ser mostrada en el sitio www.cccturtLe.org/sat_junie.htm. de modo que los interesa­dos pudieran conocer en cada momento la posición de Miss Junie, la tortuga. El lector que se muestre escéptico al leer el desenlace de esta historia deberá visitar el mencionado sitio.
Una vez que recibió el implante del dispositivo, colocado en el vértice superior de su concha por las propias manos de Miss Junie, la bióloga marina, Miss Junie, la tortuga, fue llevada de regreso a la playa y liberada la noche del 20 de septiembre. El dispositivo fue activado, y la lucecita intermitente de color verde empezó a pulsar hasta perderse en la oscuridad.

De acuerdo al mapa de ruta nadó primero con rumbo sur cerca de cien kilómetros, y trazó luego un círculo de cincuenta kilómetros de diámetro, para tomar entonces hacia el este, como si se dirigiera a mar abierto, pero tras otros cien kilómetros de recorrido enfiló por ultimo hacia el norte, seguramente en dirección a los comede­ros de los cayos Misquitos, en aguas territoriales de Nicaragua.
En agosto del año sisguiente la señal desapareció sin explicación alguna cerca de la barra de Laguna de Perlas, cuando Miss Junie, la tortuga, había completado unos seiscientos kilómetros de viaje; y por muchos intentos que se hicieron para restablecer el contacto, se dio por perdido su rastro. El precio de fabricación del dispositivo, financiado por la Disney Wildlife Conservation Fund, era de treinta mil dólares.
Pero el 13 de noviembre de ese mismo año la señal empezó a ser recibida de nuevo en los cuarteles de la TSL en Gainesville, Florida, y las coordenadas mar­caron como lugar de emisión la comunidad de Raitipura, en Laguna de Perlas, un humedal al que sólo una barra separa del océano. Brillaron las esperanzas. La propia Miss Junie, la bióloga marina, fue comisionada de inmediato para viajar a Nicaragua, en busca de Miss Junie, la tortuga.
Llegó a Managua al mediodia del 18 de diciembre, y al realizar esa misma tarde en su habitación del hotel un primer control de la señal desde su lap-top, equipada para conectar con el satélite, se sorprendió al advertir algo inusual. En el mapa se marcaba el avance con rumbo sur de Miss Junie, la tortuga, a lo largo del río Kukra, que corre paralelo a la costa y conecta Laguna de Perlas con el río Escondido, el que, a su vez, desemboca en la bahía de Bluefields.
Mayor fue su sorpresa al comprobar que el registraba una velocidad de ocho nudos, algo absolutamente alejado la capacidad de una tortuga, que como también se sabe, ha sido utilizada inveteradamente como ejemplo de len­titud, baste recordar la proverbial fábula acerca su desigual competencia con Aquiles.
Una nueva comprobación mostró que la señal se había detenido cerca de las seis de la tarde en Kukrahill, un pequeflo puerto de la ribera oeste del río, y Miss Junie, la bióloga marina, no dejó de esbozar una sonrisa escéptica -como estoy seguro es a estas alturas la sonrisa que se insinúa en los labios del lector- al pensar que Miss Junie, la tortuga, pudiera haber escogido Kukrahill para descansar, ago­tada por la velocidad inusitada de su marcha. El misterio conduce no pocas veces al escepticismo.
Cuando Miss Junie, la bióloga marina, quitó de su regazo la laptop y la puso a un lado sobre la plaza desocupada de la cama doble a buscar el sueño, al apagar la luz la pantalla permaneció iluminada, marcando el punto fijo de la señal; pero cerca del amanecer, al regresar del baño, notó que había empezado de nuevo a moverse por el río Kukra, siempre con dirección sur, a la misma velocidad de ocho nudos. Miss ]unie, la tortuga, no dejaba que se le pegaran las sábanas. Cuando Miss Junie, la bióloga marina, volvió de desayunar, la señal había variado su curso hacia el este, y ya en aguas del río Escondido avanzaba rumbo a la bahía de Bluefields.

Tomó pasaje aéreo esa misma mañana hacia Bluefields, y al hacer su última lectura de la ruta antes de subir al avión, el punto luminoso había llegado al muelle de la ciudad, y allí se hallaba detenido. Cuando aterrizó, al volver a consultar la pantalla, vio que la señal se había movido desde el muelle con rumbo sur-sureste, en un rango de distancia difícil ahora de determinar porque el desplazamíento era menor de un kilómetro, el mínímo de capacidad de medíción del dispositivo. Míss Juníe, la bióloga marina, sabía que Miss Junie, la tortuga, se hallaba en Bluefields, pero le era imposible saber exactamente dónde.
Tomó un taxi y pidió al chofer que la llevara al muelle, el único sitio desde el que podía partir para buscar una pista. Guiándose por los registros del reloj del dispositivo preguntó en la intendencia del puerto cuál embarcación había llegado desde Kukrahill una hora y media antes, y así averiguó que se trataba de la lancha de pasajeros The Golden Mermaid.
Caminó entre bultos de mercancías, canastas de frutas, cabezas de plátano, latas de manteca, y pilas de cajillas de cerveza y aguas gaseosas, con todo el sol en la cabeza, hasta llegar al lugar donde amarraba la lancha. Era una pintoresca embarcación construida enteramente de madera y pintada de azul y rojo, de unas veinte plazas, desierta a esa hora de pasajeros y de tripulantes. Dominada por su perplejidad, se sentó en una caja de embalar jabón, y puso la lap-top sobre sus piernas. No podía ser más extraña su situación. ¿Iba a acercarse a alguno de los marineros o estibadores que pasaban frente a ella para preguntar si alguien había visto bajar de la lancha, y luego alejarse calle abajo, a una tortuga que respondía al nombre de Miss Junie?
En la pantalla la señal seguía dentro del rango de un kilómetro. Y de pronto, empezó a moverse. Venía de regreso hacia el muelle desde el rumbo sur-sureste, dando extraños tumbos, como si se hallara fuera de control. Cada vez más cerca. Cerró de golpe la lap-top, que ya no le servía de nada en estas circunstancias de estrecha cercanía, y se puso de pie.
¿Creyó de verdad en algún momento Miss Junie, la bióloga marina, que Miss Junie, la tortuga, aparecería, con aquel paso incierto que marcaba el dispositivo, entre tantos pies descalzos y zapatos burdos que se movían por el muelle? Debió ser así, si nos atenemos al rumbo de su mirada. Porque sus ojos buscaron precisamente entre los pies descalzos y los zapatos, hasta que, aturdida, alzó la vista.
Frente a ella se hallaba un negro atlético, aunque excedido de barriga, de quizás cuarenta años. Los brotes de canas asomaban entre los rizos apretados de su pelo, y llevaba shorts debajo de la rodilla, zapatos deportivos y una camiseta rosada sin mangas, en la que en letras fosforescentes se leía THE LORD IS COMING. Le ofrecía en venta algo como un encendedor de cigarrillos, y ese algo, no sabía por qué tardaba en entenderlo, era el dispositivo que con sus mismas manos había colocado en el lomo de Miss Junie, la tortuga.
Miss Junie, la bióloga marina, bien supuso que el hombre venía procedente de  alguna cantina, porque un olor áspero a aguardiente parecía emanar más que de su aliento, de sus poros. ¿Una cantina ubicada en el rumbo sur-sureste? Mientras le mostraba el dispositivo en la palma de la mano, la pequeña luz verde chispeaba intermitente.
Wanna buy ma'am? Very cheap, indeed, desde que la vi a usted de lejos aquí sentada pensé en mi cabeza: Señor, Tú la has traído, nadie más la puso en mi camino, ella sí va a comprar el aparato, las personas distinguidas saben para qué sirve las cosas finas, y el Señor me ordenó entonces: dáselo barato, Sam, y porque con El no se discute, se lo doy barato.
¿Dónde? Se lo cuento. Ya volvía sin nada en las redes cuando ella apareció. Así como el Señor la puso a usted en mi camino, ma'am, así la puso a ella tambien mi camino, bingo, le dije a Jemima, you know, Jemima is my wife, gorda, no sé qué come pero cada día engorda, culo y tetas, sobre todo, gran billete nos vamos echar tú y yo, mammy, se nos cumple la suerte del pescador afortunado, el cuento que nos leían en la escuela morava, remember, mammy?, el gran fish que tenia dentro de la panza un diamante gordo corno un pejibaye, sólo que ella lo traía no en la panza, sino en el lomo.
No, no sé qué es ni para qué sirve la cosa esta, lo mismo preguntó Jemima, debe servir para algo grande, le dije, big shit, algo de espionaje tal vez, será la CIA o será la DEA, anyway, y jemirna, el desprecio en persona, that thing?, no ve, mi rey eso está destrastado, fuck you, brother, that fucking shit no vale nada, ¿alguien a visto a una mujer llamando hermano a su marido?, rey está ok, pero ¿brother?, fuck, shit, fuck, siempre las palabras sucias en su boca, oh mammy, wash your dirty mouth, el Señor te escucha, pero ¿no tenia ella razón, ma' am?
Si, se compuso solo, the fucking shit. Me lo ponia en el oido, y nada, silencio muerto por completo, hasta que una noche en la oscuridad parpadea la lucecita Jemima, wake up!, la cosa está funcionando, ¿qué cosa?, dijo entre sueños y shit, estiró la mano y medio dormida me agarró la cosa, oh, that?, eso está más frío que un muerto, brother, dijo, y se dio vuelta, pardon me, ma' am, no he querido ofenderla yo sólo quiero hacerle una oferta, soy sincero, he fracasado, Bluefields es el único lugar donde puedo vender la cosa, pensé, pero vengo y nadie quiere comprarla no se sabe para qué sirve. Misterio. ¿Para qué sirve? Usted tiene cara de saber.
¿Ella? Sorry, ma'am, she is in this world no more, gane, se fue de este mundo, destazó Jemima con sus manos, un barril entero de sopa, a big barrel full of turtle soup, ma'am, no sabré por qué se engorda Jemima, se sentó a comer en serio hasta que yació el balde, lonjas de tortuga, yuca, dasheen, plantains, a machine, an eating machine. Da miedo verla comer.
How much? Very cheap, no question, last opportunity, ¿verdad que sí le interesa, ma'am? No desprecie a Dios que la puso en mi camino como la puso a ella, sólo Dios sabe cuándo se cruzan los caminos.

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