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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versão On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.22 Córdoba dez. 2009

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Córdoba en las elecciones de 1983. Partidos, prácticas y discursos políticos de campaña

Gabriela Closa

Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba.

Resumen

El llamado a la elecciones de 1983 constituyó el momento clave para el reinicio de la actividad de los partidos políticos. Tras los  largos años de silenciamiento impuestos por la dictadura, los partidos experimentaron una renovada vitalidad, dieron inicio a su reorganización y se lanzaron a la disputa por obtener el reconocimiento de la sociedad civil. En términos amplios, se produjo un redescubrimiento y una valoración positiva de lo que eran y significaban la democracia y las prácticas asociadas a ella. Además se consideró que el tiempo inaugurado a partir de la constitución de un nuevo gobierno sería el propicio para producir una  transformación general de la sociedad, lo cual aparecía como un imperativo después del descalabro producido por los años de la dictadura.
En ese marco, el objetivo de este trabajo es analizar la campaña que desarrollaron en los medios gráficos de Córdoba, los partidos políticos que participaron en esa elección fundacional, prestando especial atención a los discursos y prácticas  desarrollados por los aquellos considerados mayoritarios, el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical. En el desarrollo de la campaña, fue posible identificar, la construcción de discursos políticos legitimadores, que partieron de una particular concepción del pasado y construyeron su proyección hacia el futuro. El proceso aludido contribuyó a la conformación de la identidad política éstos partidos e incidió en la manera en que se relacionaron con la sociedad civil.

Palabras clave: Partidos Políticos; Elecciones; Campaña Electoral; Discursos; Identidad Política

Abstract

The call for elections in 1983 was the key moment for the fresh start to the activity of political parties. After long years of silence imposed by military dictatorship, the political parties experienced a renewed vitality, started their reorganization and began a struggle for the acknowledgement of civil society. Broadly speaking, there was a re-discovery and positive evaluation of what democracy and its associated practices were and meant. Also, the new period launched as from the start of the new government was deemed to be the adequate moment for producing a general transformation of society and it emerged as an imperative demand after the chaos brought about by dictatorship.
It is within this frame that this research paper intends to analyze the political campaigns as reflected in the mass media of Córdoba as well as the role of the political parties that participated in that foundational election; also, to focus on the political discourses and practices developed by the two major parties: Partido Justicialista and Unión Cívica Radical. In the course of the development of the campaign, it was possible to detect the construction of legitimizing political discourses based on a particular conception of the past, which set a projection into the future. The above-mentioned process contributed to establish the political identity of those parties and had an influence on the way they correlated to civil society.

Key words: Political Parties; Elections; Political Campaign; Discourses; Political Identity

Introducción

La derrota de la guerra de Malvinas aceleró el derrumbe de la dictadura, jaqueada por el desprestigio de sus gobiernos y severamente cuestionada por el fracaso del proyecto económico, las violaciones a los derechos humanos, la implantación del terror y la destrucción de todo lo que había sido importante para la sociedad argentina. El fracaso de la operación militar, pensada como una forma de recomponer el dominio autoritario, profundizó el desprestigio de las Fuerzas Armadas, y agudizó los conflictos entre los miembros de las tres fuerzas.

En esa situación, el retorno a la democracia, el respeto a la representación de los partidos políticos, la vigencia del Estado de derecho aparecían como las condiciones necesarias para poder recuperar a la sociedad argentina de la crisis superlativa que se extendía hacia todos los planos. Así, pocos días después de la rendición argentina, el 22 de junio de 1982, en el marco de un imposible acuerdo entre las tres armas para decidir sobre el futuro político del país, el ejército designó presidente de la Nación al General Reynaldo Bignone y la Junta Militar comunicó la plena institucionalización del país para los próximos meses. El presidente Bignone dio a conocer el nuevo estatuto de los partidos políticos y se estableció la fecha para las próximas elecciones. Los partidos aceptaron de buen grado el descongelamiento de la actividad política, y dieron inicio a su reorganización con vistas a los comicios futuros (Quiroga, 2004: 343).

En efecto, la convocatoria a elecciones en 1983 impulsó a los partidos políticos a organizarse y a desarrollar la campaña electoral, la cual supuso la puesta en marcha de todos los procedimientos encaminados a presentar las propuestas políticas y atraer la atención de los electores para, finalmente, obtener su voto. En este marco, el objeto de este trabajo es analizar las características y modalidades, en clave comparativa, de la campaña electoral del Partido Justicialista (PJ) y la Unión Cívica Radical (UCR), publicada y publicitada por el matutino cordobés La Voz del Interior.1El interés se concentra, fundamentalmente, en las prácticas y expresiones de estos partidos en el ámbito de la ciudad de Córdoba con vistas a la cobertura de los cargos ejecutivos de la provincia y la municipalidad. Las particularidades que asumieron estas campañas constituyen un elemento importante para avanzar en el estudio sobre las notas identitarias de los principales partidos políticos de esta provincia en el momento de la transición. Del mismo modo, el análisis de las campañas posibilita una aproximación a las concepciones políticas prevalecientes en los partidos en el momento de las elecciones, a sus modos de hacer política, a los temas privilegiados y a la forma de comunicar esos tópicos políticos a la sociedad.

La campaña electoral y el conflicto de los tiempos

Una campaña electoral es un conjunto de acciones de comunicación destinadas a influir en los públicos en cuanto a sus comportamientos políticos, con el propósito de orientar su voto en las elecciones. Entre las principales funciones de las campañas electorales se incluyen, en primer lugar, proporcionar información a la población sobre las propuestas y los candidatos, en segundo lugar, movilizar al electorado para inducirlo a participar en el debate que implica la compulsa electoral, y, finalmente, en tercer lugar, persuadir al electorado sobre la orientación última de su voto.2

La etapa preelectoral estuvo acompañada por un alto grado de movilización y participación política. Para otorgar la personería electoral a los partidos, el gobierno militar exigió la presentación de un número mínimo de afiliados. En ese marco, los partidos gozaron de una renovada vitalidad. Tras tantos años de prohibición de las actividades político partidarias, la población respondió masivamente y los resultados de las campañas de afiliación fueron sumamente satisfactorios. En Córdoba, se presentaron doce listas para electores de presidente y vicepresidente y diez listas de candidatos para los niveles provincial y municipal de gobierno.3

La fecha de las elecciones fue fijada para el día 30 de octubre. Si bien el ambiente de debate y confrontación política se generó desde la convocatoria a elecciones y, en ese sentido, se desarrollaron las acciones de comunicación destinadas a influir el comportamiento de los ciudadanos, la campaña publicada y publicitada en La Voz del Interior se intensificó desde fines de septiembre de 1983. En efecto, a partir de esa fecha se multiplicó la propaganda electoral de todos los partidos, pero fue superior la capacidad de difusión y más notoria la presencia, en el medio gráfico analizado, de los dos partidos mayoritarios, la UCR y el PJ. Del mismo modo se amplió la cobertura de distintos aspectos y alternativas de la campaña, por ejemplo, reportajes a los candidatos, crónicas de los actos políticos, notas sobre problemas suscitados entre los seguidores de esos partidos, entre otras.

La Unión Cívica Radical publicó en ese diario un cuadernillo con la plataforma de gobierno, titulada: Plataforma para un Tiempo Radical, la cual había sido aprobada en el Congreso Partidario del 20 de agosto de 1983 y elaborada sobre la base del proyecto presentado por el Centro de Investigación Radical (CIR) del Comité de la Provincia de Córdoba.4

El radicalismo centró su campaña para la intendencia de la ciudad de Córdoba, en la idea del tiempo, el Tiempo Radical. El Tiempo Radical se ubicaba en el futuro, el cual estaba cargado de connotaciones positivas, porque se asociaba a la idea de cambio y construcción de algo nuevo. Avanzar hacia el futuro implicaba dejar atrás un pasado cargado de connotaciones negativas, el cual remitía claramente al pasado reciente e incluia a la dictadura pero, fundamentalmente, a la experiencia del peronismo en el gobierno de la provincia, entre 1973 y 1976.5 En efecto, por medio de la elaboración de un juego de opuestos se marcaban las diferencias con el peronismo. Se asociaba al radicalismo con el futuro y al peronismo con ese pasado. El radicalismo, por su parte, se apropiaba de otro pasado, un pasado impregnado de rasgos positivos, tal como se puede advertir en el aviso que se transcribe a continuación:

Quienes detentan con orgullo un honesto pasado, pueden aspirar a construir un digno futuro6

Tres eran los valores que marcaban este slogan y aparecían como propiedad del radicalismo: orgullo, honestidad y dignidad. Era entonces, la posesión de un pasado honesto lo que otorgaba la legitimidad, al radicalismo, para construir un futuro digno. No se nombraba al justicialismo, pero se puede pensar que era ubicado en el universo de quienes no podían detentar con orgullo un honesto pasado porque era reconocido ampliamente que la experiencia en el trienio de gobierno justicialista había sido negativa para el buen funcionamiento de las instituciones y habían imperado en ella la violencia y el terror. En consecuencia, era el radicalismo quien aspiraba a construir un futuro digno, no sólo porque podía llegar a ganar las elecciones, sino también porque era el depositario de valores superiores que justificaban esa aspiración.

También con la idea del tiempo se apelaba a una concepción cíclica de la política, por la cual se resaltaba a la alternancia como un atributo deseable del sistema político. En efecto, la alternancia garantizaba el pluralismo y la consecución de un gobierno perteneciente a un signo político, por otro perteneciente a un signo político diferente. El justicialismo había gobernado en el pasado, ahora le correspondía al radicalismo, de ahí que se apelara al Tiempo Radical. El inicio del Tiempo Radical rompía, entonces, con un antecedente que se pretendía cambiar.

La idea de un nuevo tiempo, el Tiempo Radical, se reforzaba con las propuestas concretas del radicalismo. En ese sentido, se le otorgaba un lugar importante a la educación, a la atención de los centros periféricos de salud, a la renegociación de los contratos de limpieza de la ciudad a un costo razonable, a la transformación del servicio de transporte urbano de pasajeros.

El tema del tiempo también era abordado por los justicialistas, pero con un sentido diferente al aplicado por los radicales. José Manuel de la Sota, candidato a intendente municipal por el Partido Justicialista, afirmaba:

La ciudad exige hombres con mas futuro que historia"7

En esta frase hacía alusión a las referencias de los radicales sobre su pasado, cuando apelaban a las figuras o hechos memorables, como Amadeo Sabattini (gobernador de la provincia de Córdoba en la década de 1940), Arturo Illía (presidente de la nación entre 1963 y 1966) o la Reforma Universitaria. En la afirmación se reconocía la importancia de los mismos porque se les atribuía un lugar en la historia, pero a la vez se remarcaba la significatividad que tenían para el pasado. Desde esta perspectiva, los méritos del pasado radical no tenían mayor influencia en la atención de las necesidades del presente. Por el contrario, se reservaba para el justicialismo el futuro y se aseguraba que el justicialismo tenía los hombres adecuados -por sus méritos y capacidad- exigidos por la ciudad, para dar respuesta a las nuevas demandas.

Actos y discursos

Los actos políticos adquirieron gran importancia en la campaña electoral. Masivos, coloridos, entusiastas, los actos fueron los protagonistas de un nuevo estilo de comunicación política. Tras los años de dictadura, la realización de los actos ponía de manifiesto la apertura de espacios de participación como así también constituia una forma de expresión del poder de convocatoria del partido. Los actos impartían un mensaje hacia adentro y hacia fuera del partido que los organizaba. En efecto, fortalecían la cohesión interna, reforzaban la identidad, estimulaban a los participantes al tiempo que causaban un fuerte impacto en los adversarios y en los indecisos, en palabras de Eliseo Verón, en el contra y paradestinatario, respectivamente (Verón, 1987).

El 7 de octubre se realizó el acto de proclamación de la UCR en la plaza Vélez Sarsfield, situada en el centro de la ciudad. En la oportunidad hablaron los candidatos a intendente de la ciudad, Ramón Mestre; a vicegobernador de la provincia, Edgardo Grosso; a gobernador, Eduardo César Angeloz; a vicepresidente, Víctor Martínez y a presidente de la nación, Raúl Alfonsín. La cantidad de asistentes fue calculada entre ochenta y cien mil personas. El candidato Ramón Mestre dijo:

Después de soportar diecisiete años de agravios, de frustración y de humillación, esta ciudad y el pueblo en sus calles, se vuelve a encontrar con su destino de la mano que le tienden los hombres de la UCR.. (...) ....hace aproximadamente 17 años que tuvo lugar el infame golpe militar que derrocó al doctor Arturo Illía y significó que Córdoba perdiera el gobierno municipal más extraordinario de todos los tiempos: el de Víctor Martínez. Desde entonces el dolor y la frustración fueron golpeando a nuestro pueblo. Y a los pocos días en septiembre de 1966 las calles de Córdoba, fueron testigo de la primera muerte que significó iniciar el camino de destrucción hasta nuestros días. Fue el de aquel dirigente de la Reforma Universitaria, Santiago Pampillón, al que le rendimos nuestro homenaje8

Nuevamente el pasado era fuente de legitimación para los radicales, en las figuras del presidente derrocado en 1966 por el golpe militar, Arturo Illía, y del intendente de Córdoba, en esos años, Víctor Martínez, quien también sufrió las consecuencias de dicho golpe. En la misma sucesión de hechos se colocaba al estudiante Santiago Pampillón, muerto en 1966 por la policía, en el marco de una protesta estudiantil y se remarcaba su vinculación con la Reforma Universitaria, hecho en el que también participaron hombres de la UCR, en 1918. Continuamente se apeló y valorizó el pasado con la intención de reforzar la posición del radicalismo y de realzar los valores que portaban sus hombres. Al hablar de la interrupción del orden democrático por parte de los militares, práctica que se condenó, no se hacía ninguna referencia al último golpe, el de 1976, el que debía estar más fresco en la memoria colectiva y del que se conocían las peores consecuencias. Tampoco se mencionó la situación de Córdoba en el pasado reciente, en el que gobernantes elegidos democráticamente, como Ricardo Obregón Cano y Atilio López habían sufrido los embates del autoritarismo. Por el contrario, se rescataban del pasado únicamente los momentos en los que habían resultado afectados personajes vinculados directa o indirectamente con el radicalismo. Sólo eso contaba, lo demás estaba fuera de la memoria y ni siquiera se hacía mención a ello.

A continuación habló Edgardo Grosso:

Amigos radicales y no radicales, pueblo de Córdoba, la Unión Cívica Radical nace como una reacción del pueblo de la República, de su juventud, contra una minoría oligárquica y agresiva que desarrolla el poder político y económico en su propio beneficio. Desde entonces, el radicalismo usa para su lucha el arma de la paz: el voto secreto, universal y obligatorio y por primera vez el pueblo llega al gobierno de la mano de Hipólito Yrigoyen9

En este caso, la apelación al pasado sirvió para revalorizar los procedimientos de la democracia como el voto universal, secreto y obligatorio, los cuales se atribuían al radicalismo. Grosso, señalaba que desde su nacimiento hasta el presente el radicalismo se había valido de esos instrumentos para llevar adelante su lucha, lo cual marcaba una continuidad entre el ayer y el hoy. En ese sentido, se enfatizaba también la utilización por el radicalismo "del arma de la paz", en contraposición con la utilización de otro tipo de armas, en el pasado cercano.

Por su parte, Angeloz, dirigiéndose a los jóvenes, dijo:

...la generación que los precedió, en el 73, atento al clima de violencia que vivía el mundo, también estaba inmersa en la violencia. Y creyó que la ametralladora, el homicidio, la bomba, era el método para alcanzar el poder. La violencia trajo la muerte, y esto la represión indiscriminada, y con ella miles de desaparecidos, cuyas madres andan por el mundo buscando sus despojos. Ustedes son diferentes y tienen, por muchos motivos, razón para estar resentidos.10

Angeloz hizo referencia a la historia reciente, con la mención de la juventud del 73. Al tiempo que la calificó de violenta, vinculó en una cadena de justificaciones, la utilización de la violencia por parte de la juventud, con la aplicación de la represión indiscriminada y con el problema de los desaparecidos. De acuerdo a su razonamiento, la violencia de la juventud generó la represión y los desaparecidos fueron fruto de ésta. Estableció también la diferencia entre esa juventud y los jóvenes de hoy, los jóvenes a los que él les hablaba.  Nuevamente aparecían los pares opuestos, si aquella juventud había sido violenta, ésta era pacífica, a pesar de que tenía motivos para estar resentida.

El comentario realizado por La Voz del Interior, sobre el acto del 7 de octubre de la UCR, daba cuenta del sentimiento de redescubrimiento de la democracia y de la nueva modalidad de ocupación de los espacios públicos. En la nota aludida, se consideraba que asistieron al acto aproximadamente cincuenta mil radicales y treinta o cincuenta mil personas no pertenecientes al partido quienes "se acercaron para ver y escuchar". También se afirmaba que la gente caminaba, paseaba, hablaba, se tendía en el césped de la plaza, para disfrutar de "una noche de alegría"

El acto del 7 de octubre ha sido el mas grande acto político en la historia de Córdoba..." (...)"No importan las cantidades. Importan el significado y el estilo del acto. Fue una asamblea ateniense. Estábamos acostumbrados hace una década a los actos espartanos, militarizados, integrados por columnas y brigadas que desfilaban por las calles con aires marciales. Estábamos acostumbrados también a la amenaza, a la intimidación, a las demostraciones de fuerza. La del viernes fue una noche de alegría.11

Numerosos fueron los actos que protagonizaron los candidatos de los partidos mayoritarios en la ciudad y en la provincia de Córdoba. José Manuel de la Sota -candidato a intendente de la ciudad de Córdoba por el Partido Justicialista- reunió aproximadamente a cuatro mil personas frente a la Plaza Colón el 13 de octubre. Allí revalorizó los atributos que se consideraban propios del peronismo como aquellos vinculados con el trabajo y la productividad.

...en esta Córdoba de las motos Puma, de los tractores Pampa y de los Institec, el gobierno peronista de Raúl Bercovich Rodríguez volverá a hacer que las chimeneas echen humo y haya miles y miles de fuentes de trabajo.12

Al mismo tiempo aseguró que la candidatura de Alejo Simó, representante del sector sindical, a la vicegobernación, aseguraría que no hubiera explotación para los trabajadores. En este sentido se reforzaba la tradicional vinculación entre los trabajadores y el peronismo con la presencia de un hombre perteneciente al sindicalismo en la fórmula gubernamental.

El justicialismo realizó el acto de cierre de campaña el 17 de octubre, en la intersección de la avenida Chacabuco y bulevar Junín.13 En la oportunidad se congregaron alrededor de 150 000 personas. Hablaron los candidatos a gobernador y vice de la provincia, Raúl Bercovich Rodríguez y Alejo Simó, el candidato a intendente, José Manuel de la Sota, el candidato a presidente de la nación, Ítalo Argentino Lúder, la candidata a diputada nacional Lily de la Vega y un conspicuo miembro del justicialismo, el prestigioso neurocirujano Raúl Matera.

Las palabras de Lúder enfatizaron:

Nuestra convocatoria no es una simple convocatoria electoralista; por eso sabemos que esta situación no se resuelve con un cambio hacia las estructuras de una democracia formal; es necesario instaurar una verdadera democracia social y recrear las bases de una comunidad solidaria con todos sus integrantes. El justicialismo no es una partido demo – liberal más. Es un movimiento que aspira al cambio social.14

En este segmento era posible advertir la presencia de un tema recurrente en el ideario político del peronismo, el menosprecio hacia lo que denominaban la democracia liberal porque el justicialismo se presentaba como una opción superadora de la política, que iba más allá de las elecciones. Esta posición provenía del tono peyorativo con que Perón se había referido a los partidos políticos como partidocracia y a la política como algo nocivo (Cavarozzi, 1997: 110).

La apelación al miedo

La campaña radical tuvo como un elemento fundamental la apelación al miedo, con el objetivo de desprestigiar a su principal oponente, el Partido Justicialista. La apelación al miedo, como afirman Crespo et al es la forma más tradicional de articular un mensaje negativo durante una campaña electoral.15 En esta situación, "el partido emisor transmite al elector la posibilidad de un acontecimiento desagradable, de una amenaza, y además le informa que está en su mano (en su voto) cambiar o evitar ese pronóstico."16

En ese momento se hicieron presentes distintos miedos: miedo a que el pasado retornara, miedo a que se volviera a vivir en Córdoba el clima de inseguridad y temor que había prevalecido una década atrás y miedo a que el justicialismo ganara las elecciones. Hacia el final de la campaña, la apelación al miedo era abierta y explícita. Un aviso publicitario de la UCR estaba orientado a presentar al elector dos opciones, en las que se visualizaban un conjunto de organizaciones, características y connotaciones referenciadas a dos tiempos, por un lado, un tiempo calificado como oscuro y amargo, por otro, un tiempo denominado radical.

Impreso sobre fondo negro:

Elija

un tiempo oscuro y amargo...

ERP, Montoneros, Triple A, Caos, Fascismo, Ezeiza, "Borrados", "Brujos", "Navarrazo", Prepotencia, odio,secuestros, patotas, asesinatos, autocracia, corporativismo, pactos, tortura, coima, guerrilla, robo, oportunismo, demagogia, inestabilidad, temor, impunidad, malversación, bastones largos, violación, sectarismo ilícitos, desocupación, desaparecidos, especulación, entrega, indexación, irresponsabilidad, guerra, censura, inflación, estado de sitio, soberbia.

Impreso sobre fondo blanco:

un tiempo radical...

paz, trabajo, libertad respeto, tolerancia, honestidad, estabilidad, dignidad, justicia, progreso, educación, seguridad

Ud. decide.17

Como se puede apreciar, el conjunto que conformaba el "tiempo oscuro y amargo", era heterogéneo y los elementos que lo integraban correspondían a distintos tiempos históricos. No se nombraba al Partido Justicialista ni al peronismo, pero sin embargo, el conjunto presentaba algunos nombres y conceptos importantes que remitían directamente a ellos. Además, los nombres y elementos aparecían vinculados entre sí, al punto de constituir una opción política que se asociaba a un posible triunfo del justicialismo. El mensaje era el siguiente: todo ello podría llegar a ocurrir si el justicialismo resultaba ganador en las elecciones. Por el contrario, la otra opción, era absolutamente clara, tanto en la apelación al radicalismo como también en contenido. Todas las características que conformaban esta segunda opción remitían a las condiciones que posibilitarían el desarrollo de una sociedad democrática.

El Justicialismo, por su parte, apelaba a la figura de quien fuera el padre fundador y líder indiscutido de todos los peronistas: Juan Domingo Perón. Por ese motivo apareció una propaganda en la que se indicaba a los electores qué se votaba y qué boleta correspondía a cada candidato. El encabezado de dicha propaganda decía:

 CUMPLA CON PERÓN
votando correctamente.18

El mandato dirigido al electorado remitía a la lealtad hacia la única figura incuestionada e incuestionable por todos los peronistas. La frase se asociaba al establecimiento de un vínculo de subordinación por parte de los peronistas porque tenían la obligación de cumplir con Perón. En este caso, el slogan no apelaba a la afinidad de propuestas y prácticas políticas, sino a la necesidad de cumplir con una orden, ya que el no hacerlo implicaba desobedecer al líder.

La lucha por el pasado continuaba. El partido Justicialista publicó una propaganda que estaba encabezada por esta frase:

"Mientras algunos llaman a la discordia
Lúder y Bercovich
Llaman a la unidad nacional

El pueblo peronista y el pueblo radical aprendieron a hermanarse en la larga noche de la dictadura militar, a la que resistieron solidariamente unidos...(...)

Pero hay una dirigencia que no es heredera ni de Hipólito Yrigoyen, ni de Amadeo Sabattini, ni de Santiago del Castillo, ni menos de Ricardo Balbín, que ha pretendido y pretende crear la división de los sectores populares con único objetivo de ocultar el rostro del verdadero enemigo del pueblo argentino: las multinacionales del dinero que desean mantener sus privilegios en una nación dependiente. Esa dirigencia, ataca, destruye, mansilla, agravia, desprecia, tergiversa y miente sobre el pasado. (...) se coloca en vestales impolutas de la historia del país y desde allí pretende adueñarse con exclusividad de la patente de invención de la democracia argentina y de la honestidad en la función del gobierno. Pero los radicales y los peronistas que no desean retornar al pasado, que no se dejan engañar por falsos profetas, derrotarán a esa dirigencia en las urnas el próximo 30 de octubre.

Volveremos para realizar:

La unidad nacional
La revolución en paz
La integración latinoamericana
Por un gobierno de civiles desarmados."19

Al agudizarse las referencias al pasado, circunstancia en la que el justicialismo resultaba perjudicado, porque tenía en el pasado cercano una experiencia negativa, De la Sota respondía con este mensaje:

Frente al los ataques la difamación y la mentira, no-
sotros respondemos llamando a la cordura. 20

En este sentido, no nacía del candidato justicialista, una reflexión sobre lo que había sido el último gobierno peronista. La ausencia de crítica sobre ese período lo llevaba a ubicar lo que se cuestionaba en el terreno de la agresión, la difamación y la mentira. Desde su perspectiva, eran consideraciones falsas que se subsanarían con el ejercicio de la cordura por parte del justicialismo. De la Sota expresaba que, ante semejante falsedad, no había necesidad de corregir el error, sino, simplemente entenderlo y calificarlo como un ataque de los oponentes políticos. De este modo, el pasado no tenía que ser explicado ni justificado porque las apreciaciones que sobre dicho pasado se hacían eran incorrectas.

Palabras finales

El 30 de octubre se realizaron las elecciones y en ellas la UCR obtuvo un triunfo importante en todos los niveles de gobierno. En efecto para la elección de gobernador y vice, obtuvo 778.579 votos (55,84%), con lo cual se consagró la fórmula Eduardo César Angeloz - Edgardo Grosso. El PJ, con 546.856 votos (39,22%), se ubicó en el segundo lugar. En la elección para intendente de Córdoba, el candidato radical, Ramón Mestre, obtuvo la victoria, con el 54,92% de los votos, frente al candidato justicialista, José Manuel de la Sota, quien recogió el 39,11%.

Las experiencias del último gobierno peronista (1973-1976) y de la dictadura militar (1976-1983) estaban guardadas en la memoria colectiva como períodos de violencia, desorden, autoritarismo, burocracia sindical, vacío institucional, violaciones a los derechos humanos y debacle económica. En conjunto formaban parte de un pasado que se pretendía superar a través de la recuperación de la democracia. En ese sentido, la democracia fue percibida como un medio para dar solución a los problemas mencionados y también como el reaseguro para evitar que éstos, que tanto daño habían causado a la sociedad, se repitieran en el futuro. Así existía la esperanza que, de la mano de la democracia, la Argentina comenzaría a transitar un camino sesgado por el respeto a las leyes y las instituciones, como así también por el progreso económico.

El peronismo orientó los mensajes de su campaña hacia una permanente apelación y reivindicación de su pasado fundacional. En ese marco, aparecía como central la figura del líder y fundador del movimiento, Juan D. Perón, se revalorizaba su autoridad y los que se consideraban los postulados básicos de la doctrina peronista.

Es decir las referencias sobre la independencia económica, la justicia social y la soberanía política, como también la apelación a la figura del trabajador, los sindicatos y la industria. Por el contrario, en sus distintos discursos no había referencias al pasado cercano del peronismo. No se realizaba, por lo tanto, una evaluación, ni explicación sobre lo que habían sido las marcas prevalecientes de los últimos gobiernos peronistas a nivel provincial y nacional como eran la falta de institucionalidad y el imperio de la violencia.

La campaña desarrollada por el radicalismo puso el acento en las virtudes republicanas, de las cuales el radicalismo aparecía como el único depositario. Asimismo, se reforzó esta construcción por medio de la referencia a hombres del partido que ejercieron funciones de gobierno en el pasado. En ese sentido, la campaña se orientó a la revalorización de la democracia y de la paz. En contraposición a ello intensificaron la construcción del principal oponente en torno a la violencia y la inseguridad.

Entonces, la apelación al miedo fue uno de los ejes de la campaña que desarrolló el radicalismo. De acuerdo a este planteo existía la posibilidad de que el peronismo, en caso de ganar las elecciones, reeditara el pasado y la sociedad estuviera expuesta nuevamente a la violencia y al caos. Este mensaje sin dudas encontró receptividad en el conjunto social que había sido duramente castigado por las experiencias vividas durante el último gobierno peronista y la dictadura militar.

En consecuencia, los mensajes del radicalismo como la apelación a la paz, la crítica del pasado, la presentación de la democracia como una vía para organizar adecuadamente la vida en sociedad resultaron sumamente atractivos para una sociedad ávida de vivir en paz y de transitar el camino supuestamente previsible de la democracia.

Notas

1. La fuente analizada en este trabajo es el diario La Voz del Interior, que era a principios de la década del ochenta y lo continúa siendo en la actualidad, el diario de mayor tirada en la provincia. Fundado por Silvestre Rafael Remonda y Juan Dionisio Naso en marzo de 1904 es un medio que ha demostrado una mayor vinculación con la Unión Cívica Radical. En 1975, durante la intervención de Raúl Oscar Lacabanne, siendo presidenta de la nación María Estela Martínez de Perón del Partido Justicialista, sufrió un atentado que destruyó su planta de impresión ubicada en el barrio de Alta Córdoba. Muchos de sus más importantes periodistas y colaboradores tuvieron que exiliarse durante la última dictadura militar. Al recuperarse la democracia tuvo más afinidad con el radicalismo de Córdoba y con el alfonsinismo. El análisis de la filiación política del diario y su participación directa o indirecta en la campaña electoral exceden los objetivos de este trabajo. Por ese motivo el interés se ha centrado especialmente en lo que los partidos han dicho sobre sí mismos, a través de sus propagandas, solicitadas, adhesiones, más que en los artículos ó editoriales realizados por el diario sobre ellos.

2. Paisley,William J. (1981), citado por Crespo, Ismael, Rodríguez, Antonia y Riorda, Mario, Campañas electorales y comportamiento político, Escuela electoral del Perú, Jurado Nacional de Elecciones, IUOyG, Lima, 2006, p. 1

3. Las listas que presentaron candidatos para los tres niveles de gobierno fueron las siguientes: Lista 1: Movimiento de Integración y Desarrollo, Lista 2: Partido Justicialista, Lista 3: Unión Cívica Radical, Lista 4: Partido Socialista Popular, Lista 5: Partido Demócrata Cristiano, Lista 6: Partido Intransigente, Lista 7: Frente de Izquierda Popular, Lista 18: Confederación Nacional de Centro, Lista 41: Alianza Demócrata Socialista (Partidos Socialista Democrático – Partido Demócrata Progresista), Lista 55: Alianza Federal. El Movimiento al Socialismo y el Partido Obrero, sólo presentaron candidatos a electores para la fórmula presidencial. Por su parte, el Partido Comunista, bajo el lema "comunistas y peronistas juntos en el voto y en la lucha por la liberación" decidió apoyar electoralmente a los candidatos del peronismo. Sólo presentó candidatos propios a diputados nacionales y otros cargos legislativos.

4. La Voz del Interior, 03/09/83.

5. Entre 1973 y 1976, el gobierno de la provincia de Córdoba estuvo en manos del Partido Justicialista. Durante ese período el escenario político provincial experimentó una marcada inestabilidad institucional, lo cual se evidenció con la obligada renuncia del gobernador y vice gobernador, Ricardo Obregón Cano y Atilio López, electos en 1973, a causa de un golpe policial realizado por Antonio Domingo Navarro, las consecuentes intervenciones al Poder Ejecutivo de la provincia por el gobierno nacional y el imperio de la violencia por el desarrollo de las prácticas del terrorismo de estado, especialmente durante la intervención de Raúl Oscar Lacabanne, en el período 1974 – 1975. Un análisis exhaustivo de esos años se encuentra en Servetto, Alicia, (1998) y Ferrero, Roberto, (1995).

6. La Voz del Interior, 08/10/83, p. 5

7. La Voz del Interior, 09/10/83, p. 5

8. La Voz del Interior, 08/10/07, p. 1

9. Ibídem, p. 6

10. Ibídem, p.6

11. La Voz del Interior, 09/10/83, p. 9

12. La Voz del Interior, 14/10/83, p. 9

13. El 17 de octubre era un día fundamental para la identidad peronista. Era una fecha fundacional. En 1945 una cantidad importantísima de personas marcharon hacia la ciudad de Buenos Aires para pedir por la libertad de Perón, quien había sido hasta hacía poco tiempo Vicepresidente, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión. Justamente desde esa Secretaría, Perón, había llevado adelante una serie de medidas que habían favorecido ostensiblemente a los trabajadores, lo cual le granjeó el apoyo, la admiración y el agradecimiento de éstos. Una vez iniciados los gobiernos peronistas, desde 1946, este día se convirtió en una de las celebraciones oficiales del régimen y se lo denominaba el día de la Lealtad.

14. La Voz del Interior, 18/10/83, p. 1

15. Crespo et al, op cit, p. 33.

16. Ibidem, p. 33.

17. La Voz del Interior, 23/10/83, p. 7

18. La Voz del Interior, 24/10/83, p. 5

19. La Voz del Interior, 26/10/ 83, p. 7

20. Ibídem

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