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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.22 Córdoba dic. 2009

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

El partido socialista democrático: electorado real y electorado ideal desde una perspectiva local. Cambios y continuidades durante la proscripción del peronismo. El caso de Mar del Plata

Silvana Ferreyra

Universidad Nacional de Mar del Plata - CONICET

Resumen

Este artículo forma parte de una investigación sobre el Partido Socialista Democrático en la provincia de Buenos Aires (Argentina) entre 1958-1966. El recorte propuesto implica una aproximación a su electorado, tanto a partir de una disposición socioespacial y cuantitativa como desde las formas de interpelación que los políticos socialistas desplegaron durante las campaña electorales. En concreto, nos concentraremos en el caso de Mar del Plata, donde los socialistas democráticos se hicieron con la intendencia entre 1958 y 1966. El problema central será entrecruzar, desde una mirada local pero sin perder el horizonte de la política provincial y nacional, los desfasajes y articulaciones que se producen entre electorado real e ideal a partir de la irrupción y posterior

Palabras clave: Partido Socialista Democrático; Electorado; Antiperonismo; Proscripción; Historia local.

Abstract

This article is part of a research work on the Partido Socialista Democrático (Democratic Socialist Party) in the Buenos Aires Province (Argentina) between 1958 and 1966. This implies an approach to the Party’s electoral district, both from the socio-spatial and quantitative distribution and from the different types of political appeal that the socialist politicians implemented during electoral campaigns. In particular, the case of Mar del Plata is closely dealt with, where the Democratic Socialists won the city council from 1958 until 1966. The key issue is to relate, from a local perspective but without losing the provincial and national political horizon, the gaps and the articulations that take place between the real and the ideal electorates since the emergence and later ban of Peronism.

Keywords: Democratic Socialist Party; Electorate; Antiperonism; Proscription; Local history

Introducción

En los últimos años el Partido Socialista [PS] adquirió un influjo creciente como objeto historiográfico (Camarero y Herrera: 2005). Si bien la mayor parte de la producción académica coincide con el período de origen, desarrollo y consolidación de la organización, algunos trabajos incorporaron el análisis de la crisis partidaria que se abrió a partir del surgimiento del peronismo (Herrera: 2004; García Sebastiani: 2005). Tras el derrocamiento del régimen peronista y la participación del socialismo en el gobierno de la "Revolución Libertadora" (Spinelli: 2005) el partido terminó dividiendo sus filas en 1958, fracturado principalmente por posiciones contrapuestas sobre la "cuestión peronista". Mientras que la trayectoria del Partido Socialista Argentino [PSA] comenzó a ser explorada recientemente (Tortti, 2002; Blanco, 2005), no se han desarrollado aún trabajos sobre el Partido Socialista Democrático [PSD].

Este último camino es entonces el que nos disponemos a recorrer. Al respecto, como primer acercamiento a la temática, profundizaremos en torno al análisis de su electorado, apuntando tanto a una disposición socioespacial y cuantitativa (electorado real) como a las formas de interpelación que los políticos socialistas desplegaron durante las campañas (electorado ideal). En este marco nos interrogaremos sobre en qué medida la proscripción del peronismo introdujo modificaciones alrededor de estos tópicos. A tal efecto, nos proponemos ahondar en las contiendas electorales de 1962, 1963 y 1965, selección que consideramos pertinente para explorar las variantes que introdujo la alternancia entre escenarios con participación neoperonista (1962 y 1965) frente a aquellos que ofrecieron una proscripción más obtusa (1963).1

En relación a la escala de análisis, si la atención a la provincia de Buenos Aires responde a un recorte regional del objeto de estudio2, son las particularidades propias del objeto las que determinan un recorte en el plano local. Al respecto, la pérdida de caudal electoral que el socialismo sufre tras la llegada del peronismo, parece relegar su actuación a la escena municipal. Si bien puede considerarse esta situación como uno de los signos de decadencia partidaria3, nos resulta también interesante indagar cómo a partir de su pervivencia en los municipios el partido logra mantener su estructura y acceder a algunos cargos de nivel provincial y nacional durante la proscripción del peronismo.

A partir de su excepcionalidad, exploraremos con más profundidad el caso de Mar del Plata, cabecera del partido de General Pueyrredón. No obstante, y a efectos de no confundir las peculiaridades de Mar del Plata con las atribuibles al desarrollo de la política en un ámbito local, procuraremos establecer algunas relaciones con otros municipios donde el PSD participó también del gobierno municipal.

A efectos de comprender la relevancia del caso seleccionado, resulta conveniente efectuar una sucinta reseña de la historia del socialismo en Mar del Plata, cuyos orígenes se remontan a la fundación del Centro Socialista en 1907. El mayor dinamismo vino recién a partir de su articulación con la Junta Popular de Resistencia de Comisionados en 1911. A partir de esta experiencia se sumaron al partido nuevos miembros que se transformaran en renombrados dirigentes, como Teodoro Bronzini y Rufino Inda quienes, junto con Juan Ignacio Camet, fundaron en 1915 el semanario El Trabajo, devenido en diario ya para 1920 y que se mantendrá bajo este formato hasta 1974, transformándose en uno de los principales periódicos de Mar del Plata. Será la del veinte una de las décadas de esplendor del socialismo en la ciudad, pues T. Bronzini, R. Inda y Juan Fava se harán cargo del gobierno municipal entre 1920- 1929. En las intendencias conservadoras de los años treinta y las peronistas de los cuarenta y cincuenta, el PS mantendrá una presencia significativa en el Concejo Deliberante. Durante el gobierno peronista fue T. Bronzini el único socialista en obtener un cargo legislativo, siendo electo como diputado provincial por la quinta sección en 1948 y 1951. Tras el golpe militar de 1955, donde el socialismo tuvo una participación activa, se transformó en la primera fuerza local, triunfando en prácticamente todos los comicios a nivel municipal, provincial y nacional, en lo atinente tanto a cargos ejecutivos como legislativos. En 1957 ganó en las elecciones para la Asamblea Constituyente; entre 1958-1962, T. Bronzini alcanzó la intendencia y entre 1963-1966 Jorge R. Lombardo repitió el logro. Como puede observarse, la división partidaria de 1958 no le restó fuerzas, pues el socialismo democrático preservó prácticamente la totalidad de los militantes y simpatizantes. Este avance del socialismo sólo se vio truncado en 1965 por un nuevo triunfo del justicialismo, cuya votos se nuclearon en aquella oportunidad en torno al partido neoperonista "Unión Popular". Pero tras la interrupción de la vida política que significó la Revolución Argentina, el PSD volvió a triunfar en los comicios municipales en 1973.4

El "electorado real"

Durante los "años dorados" del socialismo, el escenario capitalino fue sin duda su bastión. En la provincia de Buenos Aires los resultados no fueron descollantes5 siquiera en esa época, aunque también aquí sufrió una merma de votos después de los triunfos del peronismo. Tras el derrocamiento y posterior proscripción de esta fuerza política, el socialismo recuperó buena parte de su caudal electoral, y para el caso del PSD los porcentajes relativos superaron en la provincia a los de Capital Federal.6 El peso del electorado de Mar del Plata7 es importante para comprender esta tendencia. [Véase tabla 1]

Tabla 1. Sufragios por el Partido Socialista en la provincia de Buenos Aires y en Mar del Plata [1946- 1965]

Fuente: Elaboración propia en base a Darío Cantón (1968), Zalduendo (1958) y diario El Trabajo. Los porcentajes para PBA se efectuaron sobre el total de inscriptos. Para el caso de Mar del Plata, cabe aclarar que los socialistas obtuvieron siempre una mayor cantidad de sufragios en las elecciones municipales.

Como se desprende de la tabla 1, la merma relativa que se observa en el caudal electoral provincial desde 1946, sería uno de los indicadores de la crisis partidaria. Al respecto, una de las explicaciones para comprender en profundidad esta declinación es la referencia al proceso de destrucción y recomposición de alianzas sociales que entre 1943 y 1945 acercó a la mayoría de la clase obrera al proyecto de Perón (Iñigo Carrera, 1996), modificando entonces la tradicional base social del PS y otras fuerzas de izquierda, las cuales pasaron a integrar la alianza política y social que tomo el nombre de antiperonismo. En Capital Federal se comprobó a través del análisis ecológico que una relevante proporción de obreros, particularmente los calificados, apoyó al PS hasta 1936. Sin embargo, desde 1946 esta situación se invirtió, a partir de la fuerte captación del voto popular por el peronismo (Cantón y Jorrat, 2001:251). Un cambio socioespacial similar pareció operar en la provincia de Buenos Aires8, aunque no sea conveniente en este caso, por tratarse de una cantidad de votos sensiblemente inferior, considerar una modificación en las preferencias políticas del electorado obrero. Por el contrario, sería más pertinente señalar únicamente modificaciones en el análisis de la composición socioespacial del electorado socialista. Por ejemplo, a partir de 1958 se desdibuja decididamente su perfil obrero y aparece una correlación positiva entre voto socialista y aquellos municipios donde existía un mayor número de empleados de comercio. No obstante, continua registrándose una relación negativa entre voto socialista y distritos con baja presencia de obreros industriales. En este caso, merece destacarse la importancia clave del momento fundacional para comprender la fisonomía de las organizaciones partidarias (Panebianco, 1982), pues la inercia de la estructura socialista original mantuvo el peso que zonas como el Gran Buenos Aires tuvieron en la configuración inicial del movimiento.

Desde otro punto de vista deberíamos analizar el distrito de General Pueyrredón, donde el PSD resultó triunfante en varias de las elecciones del período, asemejándose al tipo de partido catch- all. Por ejemplo, un análisis del voto por partido mesa a mesa para los comicios municipales de 1962 (Ferreyra, 2007), mostró como el PS tenía peso tanto en los barrios donde predominaba la clase obrera (La Juanita, el Puerto), como en los propios de la clase media y alta (Villa Primera, Centro, La Perla, San Carlos, etc.). Al respecto, nos interrogamos sobre las causas del triunfo del socialismo en Mar del Plata, y aunque sea muy difícil develar esta pregunta en toda su complejidad, nos parece oportuno iniciar el trabajo interrogándonos sobre el lugar que ocupó la proscripción del peronismo en estas victorias electorales.

Por un lado, y tal como señalábamos al inicio del apartado para el nivel provincial, se registró un alza relativa en los votos del PS entre 1948 y 1958, brecha que se profundiza si elegimos los años 1951 y 1958 como parámetros de comparación. Por otra parte, a raíz de la fragmentación que se generó en la escena partidaria, los éxitos electorales pasaron a lograrse con porcentajes inferiores a los anteriormente requeridos. En ambos sentidos resulta indudable que la proscripción mejoró las perspectivas electorales del socialismo, así como las de otras fuerzas antiperonistas en el resto de la provincia.9

Sin embargo, y sin descartar este panorama general, la comparación con otros escenarios locales junto con la diferenciación interna del período en estudio, nos devuelve una visión con matices. En cuanto a los casos locales, observemos a General Pueyrredón en comparación con Balcarce y General Alvarado, los únicos tres distritos de la provincia donde el socialismo triunfó en al menos una elección a nivel municipal.

Tabla 2. Votos por partido en Balcarce, General Alvarado y General Pueyrredón para los comicios de 1962 ,1963 y 1965

Fuente: Elaboración propia en base a Fondo DINE (Dirección Nacional Electoral - Ministerio del Interior). AGN. Archivo Intermedio

Tal como se desprende de la tabla 2 la victoria del socialismo democrático en Balcarce y Gral. Alvarado se vinculó directamente con la proscripción del peronismo. En 1962, triunfó en ambos distritos la Unión Popular, colocando en un quinto y cuarto lugar respectivamente al socialismo democrático. Recién en 1963 el PSD pudo obtener una victoria, aunque sobrepasada por el voto en blanco, principal expresión del voto peronista en esos comicios. Desde esta perspectiva el panorama de Mar del Plata fue muy diferente, pues el socialismo ganó incluso en los comicios de 1962, superando a la Unión Popular, cuyo triunfo a nivel provincial desembocó en un final abrupto para la presidencia de Frondizi. Sin embargo no ocurrió lo mismo en 1965, año en que el PSD perdió en la ciudad frente al neoperonismo. De este modo, la comparación pone en evidencia como en Mar del Plata, la proscripción del peronismo incidió en los triunfos socialistas, de una manera significativa aunque no determinante.

El "electorado ideal"

Más allá de las modificaciones que la proscripción del peronismo produjo en el caudal electoral del socialismo y en la composición socioespacial de su "electorado real", también nos interesa observar cómo los políticos del PSD interpelaban a un "electorado ideal". A tal efecto, nos centraremos en los discursos articulados durante las campañas locales, concentrándonos en Mar del Plata y utilizando como complemento el análisis de la ciudad de Luján. En esta última localidad, los socialistas tenían una importante presencia desde principios de siglo pero, a diferencia de Mar del Plata, sólo alcanzaron posiciones en el Concejo Deliberante. También publicaron un semanario titulado Verdad, dirigido por Franciso Pasini, y cuyos artículos utilizaremos aquí como fuente de información.

Según Guillermo O’ Donnell (1972) durante el "juego" que se desarrolló entre 1955 y 1966, los partidos políticos habilitados diseñaron fundamentalmente dos estrategias para ganar las elecciones. Mientras que los más pequeños procuraron trasladarse al modo peronista para formar una coalición ganadora, los más grandes se vieron ante la tentación de promover la polarización para captar el electorado antiperonista. Pese a su carácter de partido minoritario, y tal como observaremos a continuación, la posición del PSD es difícil de identificar con alguna de estas opciones. En primer lugar, rechazaba explícitamente cualquier estrategia vinculada a la cooptación del voto peronista, por considerarla sinónimo de oportunismo. En varias editoriales de la prensa partidaria se pronunció al respecto...

Desde 1957, desde la elección de constituyentes en la política argentina se ha desarrollado una lucha repugnante de parasitismo: son los grupos de políticos que viven de la proscripción peronista y sin ningún escrúpulo pretenden adular a los peronistas para cosechar sus votos (...) no hemos mendigado votos prestados. Los ciudadanos que han votado por nuestro partido lo han hecho movidos por una convicción ajena a equívocos (Verdad, 28/01/65)

Sin embargo, los políticos del socialismo democrático continuaban  interpelando a la clase obrera, núcleo del electorado peronista, como sostén político centraL En la perspectiva socialista, una apelación demagógica y utilitarista a los trabajadores, propia del "totalitarismo", se enfrentaba con una propuesta de educación moral e intelectual de los obreros. En sus palabras ...

Los partidos tradicionales se manejan en sus discursos como si existieran dos clases de ciudadanos: los no obreros y los obreros. A los primeros dirigen mensajes vinculados a problemas más amplios y vinculados al interés general, mientras que a los segundos solamente se les dirigen discursos vinculados con sus necesidades inmediatas (. .. ) Muy otra es la posición socialista auténtica, o sea la que encarna el llamado socialista democrático. Desde hace más de sesenta años el socialismo ha puesto su preocupación más acentuada en la movilización de las energías morales e intelectuales de la clase trabajadora. (Verdad, 23/2/62).

De este modo, los socialistas pretendían recuperar su tradicional base social...

Llegará un día, estén ustedes seguros de ello. Todo obrero debe tener su partído, pero no ser el cíego iluso que sigue a un hombre como amo de su libertad y su concíencíá (El Trabajo, 13/2/65)

En cuanto a la segunda estrategia mencionada, la polarización del electorado antiperonista, también era rechazada de plano, aunque posiblemente la causa se encontraba en sus escasas posibilidades de triunfo a nivel nacional. Al respecto, los socialistas encabezaron una abnegada campaña por la representación proporcional, sistema que se implementó en 1963 y 1965, aunque sólo cosechó frutos para el socialismo en la primera ocasión. Desde su perspectiva, dicho sistema garantizaba la libre expresión de las minorías

Cada uno votará por el partido y los candidatos de su preferencía y tendrá la seguridad de que su voluntad quedará representada en la distribucíón proporcional de cargos a cubrirse. Quedara en fin, libre de la disyuntiva de votar, como lo ha hecho tantas veces por quien represente el mal menor. (El Trabajo, 06/07/63).

Como queda explícito en las citas enumeradas, la estrategia principal del PSD para sumar votos era la interpelación a la "ciudadanía consciente y civilizada", la cual, según ellos percibían, se iría ampliando progresivamente gracias al esfuerzo y el valor moral de sus militantes. En el imaginario socialista, justamente allí residía la causa de los triunfos en Mar del Plata

Mar del Plata se ha levantado por encíma de ese nivel moral, por eso es el de esta cíudad el electorado más esclarecído y más cívilizado del país. (El Trabajo, 06/03/62).

Esta visión trascendía los límites de la ciudad y se extendía hacia toda la provincia con el lema de campaña: "Vote Bien. Siga el ejemplo de Mar del Plata" (Verdad, 1965). Asimismo, la conciencia civica del electorado se conectaba con otro elemento ejemplar: la eficiencia en la administración municipal. Los periódicos socialistas de otras localidades se hacían eco del fenómeno marplatense:10

En Mar del Plata hay una obra socíalista extraordinaria, importante, palpable (...) también una obra de cultura y educacíón política trascendental. Esa educacíón política no está dada solo por la divulgacíón de una doctrina sino fundamentalmente por una conducta edificante que se traduce en el limpio manejo de los dineros públicos, el concepto cívilizado de la administracíón separada totalmente del comité, la comuna al servicío del pueblo (Verdad, 14/96/63).

En 1965, al no poder sustentar en los hechos esta frase profética, Lombardo ofrecía al partido su renuncia. El impacto fue tan importante a nivel nacional que la asamblea del centro socialista local, en la cual por unanimidad se rechazó la dimisión, fue presidida por Américo Ghioldi.

Como hemos ilustrado, tanto en el plano nacional como local, más allá de la habilitación o no de la Unión Popular para la contienda electoral, las disputas durante la campaña se concentraban contra la fracción del radicalismo que tuviese mayores oportunidades en esa contienda. En El Trabajo es raro encontrar alguna mención sobre los candidatos neoperonistas, incluso la omisión parece ser una de las formas más efectivas que los socialistas encontraron para defender la alternativa proscriptiva.

Aún así, merece destacarse que en el plano local las caracterizaciones del peronismo adquirieron un tono menos beligerante. Fundamentalmente llama la atención la ausencia de la homologación entre peronismo y totalitarismo en los discursos impartidos por los dirigentes socialistas de Mar del Plata. Por supuesto, esta conceptualización no dejaba de circular en la escena local a través de los discursos de Ghioldi (Herrera, 2004) en los actos de apertura y cierre de campaña, así como en las declaraciones del Comité Ejecutivo Nacional o la Federación Socialista Bonaerense que publicaba El Trabajo. De cualquier modo, es posible que las particularidades de la política local impusieran un lenguaje menos beligerante, ya que en la campaña de Luján tampoco encontramos esta referencia, en cierta medida por las posibilidades reales de captar el voto peronista y quizás también por los vínculos personales que impone la política en otras dimensiones. Un ejemplo ilustrativo de este último aspecto es el itinerario de Isidro Souza, quien en 1963 estuvo vinculado con el gobierno de Lombardo a través de su rol directivo en el Secretariado de Sociedades de Fomento, y en 1965 fue candidato a concejal por la Unión Popular.

Pese a estos reparos, es dudoso que durante el período bajo estudio el socialismo en Mar del Plata haya sido exitoso en captar al electorado peronista, mientras que no hay duda sobre cómo, principalmente en el nivel municipal, se produjo una polarización de los votos antiperonistas hacia el PSD.

Reflexiones finales

Para cerrar nuestro trabajo nos pareció interesante traer a colación el trabajo de Pierre Ostiguy, quien nos brinda una serie de herramientas metodo1ógicas para pensar el espacio político y las identidades políticas a partir de la segunda mitad de los años cuarenta. En el esquema que nos brinda este autor, la política en la Argentina se estructuró desde esa fecha en un doble espectro: Izquierda - Derecha/Alto - Bajo. Para Ostiguy, las circunstancias históricas a través de las cuales las clases populares fueron incorporadas en la arena electoral y la reacción política y discursiva que su incorporación puso en funcionamiento en nuestro país, ocasionaron que el "clivaje de clase" se traduzca políticamente como una polarízación socio-cultural entre lo Alto (cosmopolita, racionalista, eficiente, civilizado, legal-racional y bien educado) y lo Bajo (localista, "crudo" y personalista). En este artículo, hemos detectado en las campañas del socialismo democrático algunos de los elementos que el autor ha caracterizado como propios de lo alto/ antiperonista. Puntualmente, hemos señalado algunos de los valores que el socialismo destacó, tales como la eficiencia administrativa; el rechazo a los elementos emocionales, en oposición a los racionales, como motivadores del voto; las críticas al clientelismo político y las prácticas de comité en contradicción con la democracia y organicidad partidarias. Tanto estos rasgos como las apelaciones que el socialismo dirigió a la clase obrera nos llevan a compartir la intuición de Ostiguy respecto al posicionamiento del PS, y especificamente del PSD, en el cuadrante alto -izquierda de este croquis.

A partir de este esquema general nos pareció interesante complejizar esta visión inicial construyendo un nuevo diagrama cartesiano, para analizar especificamente las modificaciones del electorado del socialismo democrático durante la proscripción del peronismo. El primer eje tendría como coordenadas extremas, por un lado, el electorado ideal, vinculado a las formas de interpelación que reseñábamos en el párrafo anterior; y por otro, el electorado real, desde su magnitud y composición social. Transversalmente nos desplazaríamos desde lo local hacia lo provincial/ nacional, no tanto con el objeto de marcar contrastes, sino principalmente para encontrar puntos de articulación, pues en gran medida optamos por pensar lo provincial y lo nacional a partir de las experiencias locales.

En primer lugar, importa señalar que la interpelación a un electorado obrero, culto y racional estuvo asociada al PS desde sus orígenes. Sin embargo, a raíz de la importante adhesión de la clase obrera al peronismo y la integración del PS en la alianza antiperonista, se modificó la composición socioespacial del electorado socialista, razón por la cual los llamamientos al voto obrero no tuvieron durante el período que estudiamos una correspondencia directa con la distribución efectiva de los sufragios. Al parecer, las apelaciones a la clase obrera en los discursos de campaña evidencian la inercia de los llamamientos en política que, materializados en un período anterior, siguen operando aún cuando la base social de un partido, así como las alianzas que establece, se han modificado sustancialmente.

Aún así, los desfasajes registrados entre el electorado ideal y el electorado efectivo del partido pueden en cierto modo compensarse si atendemos a la relación entre la composición socio espacial y la estructura organizativa. El PSD no participó con candidatos municipales y no tuvo centros locales en aquellos distritos rurales con escasa o nula presencia de obreros industriales, mientras que su presencia fue muy significativa en las localidades del Gran Buenos Aires. Pero si aquí se retorna alguna conexión entre el electorado real e ideal, la misma vuelve a disiparse cuando recordamos que en el distrito de General Pueyrredón el socialismo respondía a un perfil social más amplio y disperso. Notemos también que el avance real del socialismo en algunas localidades del interior bonaerense no podía basarse, en función de su estructura social, en el sujeto obrero que se erigía como uno de los protagonistas del discurso partidario. Justamente por eso resulta llamativo que estas apelaciones mantengan un espacio significativo en los periódicos socialistas de Luján y Mar del Plata, incluso en comparación con el órgano de prensa capitalino (La Vanguardia).

El análisis de Mar del Plata también puso en evidencia cómo los socialistas democráticos desplegaron algunas de las estrategias que rechazaban en las instancias generales. De este modo, si bien el trabajo con "partidos políticos menores", tales como el PSD, parecía obligamos a revisar algunos de los supuestos de G. O' Donnell, el foco en la dimensión local, donde el partido tenía posibilidades de triunfo, nos vuelve a remitir a sus tesis11. Al respecto, si por un lado, los socialistas democráticos criticaban los intentos por cooptar al electorado peronista, en el escenario local eran menos beligerantes a la hora de caracterizar esta fuerza política, a la vez que promovían la pacificación. De cualquier modo, y complementado con el enfoque de Ostiguy, su ubicación en lo ''Alto'' del espectro político generó que las apelaciones más efectivas fueron aquéllas que apuntaban a la polarización de los votantes antiperonistas, estrategia que utilizaron en aquellos escenarios locales donde tenían posibilidades de superar al radicalismo.

Por supuesto, si bien en Mar del Plata las condiciones de excepción para el triunfo de esta opción la brindó la exclusión del peronismo, lejos estamos de considerar el factor proscripción como determinante, tal como lo demostramos al comparar esta situación con la de Balcarce y GraL Alvarado. En este línea no podemos avanzar mucho más allá de un ajuste en nuestros interrogantes de investigación, acotando la duda más amplia sobre las causas del triunfo socialista en Mar del Plata hacia un interrogante mejor delimitado: ¿Por qué en dicha localidad la polarización del electorado antiperonista favoreció al socialismo y no al radicalismo como en la mayor parte de la provincia? En este artículo hemos observado como la interpelación al ciudadano consciente y la utilización de la administración racional como bandera fueron estrategias discursivas diferenciadoras que contaron con algún grado de eficacia simbólica en el distrito, a la vez que fueron utilizadas por los políticos socialistas como recurso y ejemplo para interpelar al electorado en otros distritos e instancias electorales. En el mismo sentido, la tradición socialista en el distrito debe haber jugado un rol importante. Con todo, ésta no puede considerarse más que una lejana aproximación a las formas de construcción real del electorado, cuyos mecanismos concretos pueden ser mejor estudiados a través de la observación de las estructuras organizacionales. De este modo lograremos ampliar aún más el universo de dimensiones y escalas a indagar, siempre con el objeto de complejizar la aproximación a nuestro objeto de estudio.

Notas

1. Para una caracterización panorámica del período 1958-1966, la cual nos fue imposible incluir en función del espacio, sugerimos la lectura de Tcach (2003) y Smulovitz (1991).

2. Mi plan de trabajo se desarrolla en el marco del proyecto colectivo "El peronismo, del poder al poder. La política en la provincia de Buenos Aires entre 1946 y 1973" del Grupo de Movimientos Sociales y Sistemas Políticos en la Argentina Moderna del Departamento de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar de! Plata.

3. Según A. Gramsci (1972): "Un partido que tiene muchos votos en las elecciones locales y menos en las de importancia superior es cualitativamente deficiente en su dirección central: posee mucho subalternos o al menos un número suficiente, pero no posee un Estado Mayor adecuado al país y su posición en el mundo, etc."

4. Para más detalles sobre la hístoria de! socialismo en Mar del Plata, véase J ofré, Da Orden y Pastoriza (1991) y Da Orden (1994).

5. Entre 1920 y 1942 en la provincia de Buenos Aires los socialistas obtuvieron, tomando en cuenta elecciones legislativas y presidenciales, un promedio de 7,20%. El máximo lo alcanzaron en 1934 con un 24,00% y el mínimo en 1937 con 1,50%. En comparación, para e! mismo período, el promedio en Capital Federal era de 28,85 %.

6. Para un relato sobre la importancia del PSA en Capital Federal véase Gil Lozano, Bianchini y Salomane (1995).

7. El electorado de Mar del Plata crece en estos años al ritmo exponencial en que lo hace la ciudad. Así es de 27.548 ciudadanos en 1948; ya de 104963 para 1958 y llega a 137575 en 1965.

8. Véase S. Ferreyra, "Las bases socioespaciales del Partido Socialista Democrático en la provincia de Buenos Aires (1958 -1965)", trabajo final presentado al seminario de doctorado Clase y voto de clase: Aspectos conceptuales, metodológicos y de investigación empírica, dictado por el doctor Jorge Raúl Jorrat.

9. Según Tulio Halperin Donghi (1994: 38), durante los sesenta el dominio peronista más allá del conurbano bonaerense es mucho menos seguro que en e! pasado.

10. La eficiencia de la administración socialista trascendía los limites partidarios, pues halagüeños comentarios eran escritos incluso por La Nación. Una reproducción de esta nota puede ser leída en La Vanguardía, 10/03/65.

11. En los años que siguieron a la publicación de la obra de O' Donell se suscitaron distintas críticas a su tesis apuntando, entre otras cuestiones, a la necesidad de imprimir una perspectiva más histórica al trabajo. Smulovitz puso e! acento en la necesidad de descubrir "juegos múltiples", considerando la lógica que gobernó la conducta de cada uno de los participantes en coyunturas concretas. Aunque con otros objetivos, en esta línea historicista nos parece oportuno recuperar la propuesta de Julio Melón quien señala que "no pretende contribuir tanto al sempiterno propósito de 'matizar' visiones generales (que por algo han llegado a ser tales) sino a documentadas y a nutrir nuevas hipótesis de trabajo", recuperando un punto de equilibrio entre estudios de caso y visiones generales.

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