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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

On-line version ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.23 Córdoba June 2010

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Intelectuales y académicos produciendo el Bicentenario

Cecilia Lesgart1

 


Resumen:
Una característica de la Conmemoración fue la casi inexistente profundidad histórica de las diversas intervenciones públicas. Además, los distintos festejos públicos y estatales y las discusiones públicamente relevantes, fueron prácticamente inhallables antes de 2010, y escasas con antelación al mismo 25 de mayo. Este escrito escoge y analiza dos alocuciones. Ellas muestran dos maneras antitéticas de entender el pasado y de emprender la conmemoración de estos 200 años de la Revolución de Mayo. Sus registros teóricos, históricos y argumentativos, se ubican en dos extremos ilustrativos en las contiendas de sentido sobre el Bicentenario. Por un lado, la intervención de algunos intelectuales de «Carta Abierta». Sus palabras se entroncan con el clima de los festejos gubernamentales, sin ser repetidores de la palabra presidencial. El sentido de este relato careció de un propósito explicativo. Fue sobre todo enunciativo y apegado a opuestos pedagógicamente contrastantes. Así posibilidad de abrir nuevas preguntas sobre el pasado quedó relegada  por las intenciones de fijar sentido sobre el presente. Para ellos la historia tuvo un uso estratégicamente político. Por otro lado, las alocuciones de «Los historiadores y el Bicentenario », en donde la Historia se presentó tratando de sortear un uso intencionalmente político e ideológico. Estas intervenciones, más difundidas al interior de los círculos académicos que entre un público más amplio, mostró las posibilidades de abrir nuevas preguntas y caminos para pensar el pasado sin necesidad de fijar sentido sobre el presente. Pero desnudó las dificultades para que estas investigaciones históricas, cuyos novedosos resultados son capaces de desafiar las versiones históricas de mayor sentido común o historiográficamente reduccionistas, tengan la capacidad de viajar más allá de los círculos de donde surgen para hacer que esos resultados logren ser públicamente relevantes.

Palabras Clave:
Argentina; Bicentenario; Intelectuales y política; Académicos y producción científica

Abstract
The Commemoration of Argentina Bicentenary was characterized by the low presence of the historical dimension in every public speech. Other distinguishing point is that, before 2010, it couldn´t possible to find at the state level public convention for the celebrations or relevant public discussions. These present in the mere conjuncture, and when the government place the celebrations. This paper chose and analyzes two kind of public discourses. They show different ways of making the commemoration of these 200 years until the May Revolution and two antithetic views of knowing the past. Also, there theoretical and historical approaches are illustrative of the particular manner in which the sense of the Bicentenary was build. First, the intellectuals known as «Carta Abierta», which words has a close relation with the government partying. Mere enunciatively and build with a dichotomist aim, the explanation sense was absent. The possibility of new questions about the past was closed because the importance was put up in the intention to prefix a political sense on the past and on the present. In sum, they use History with a strategic and ideological purpose. Second, the group named «Los historiadores y el Bicentenario», in where History was done with the objective to trespass a political or ideological use. The interventions of this grouping of academics, that were more spread inside academics sphere than to a massive public, shows the possibilities to open new questions about the past without the intention to fix sense for the present. In the same way, they demonstrate the obstacles of scientific researches to travel far away from academic specialties turning it relevant for the public.

Key words:
Argentine; Bicentenary; Intellectuals and Politics; Academics and Scientific Production


 

1. Presentación2

Se podría comenzar realizando una especie de «estado del arte» de los debates y/o discursos públicamente relevantes que, por lo menos hasta principios del mes de julio, se han generado sobre y en torno a esta fecha redonda que se nombra como «bicentenario». Luego se volverá sobre esta cuestión que no es menor, puesto que si para algunos ha resultado fácil denominarlo como el «cumpleaños de la patria» o el «nacimiento de la Argentina», para otros, este es un núcleo controversial en donde lo que hay que explicar es precisamente qué se festeja. Si algo caracterizó al clima conmemorativo en general, fue la casi inexistente profundidad histórica. Tanto en los distintos festejos públicos y estatales, como en las discusiones públicamente relevantes, prácticamente inhallables antes de 2010, y escasas con antelación al mismo 25 de mayo.

Las disputas más intensas se produjeron al calor de los festejos promovidos por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Precisamente, ellas se entablaron alrededor de la fiesta ocurrida entre los días viernes 21 y martes 25 de mayo. Y en torno a sus interpretaciones, las que se plegaron a la coyuntura: si la masiva concurrencia se vinculaba con los apoyos al gobierno o con la característica emotivamente esporádica de la participación callejera de los argentinos, la heterogeneidad de los concurrentes  y quiénes eran ellos, lo que decían las encuestas de opinión sobre la imagen de la  presidente el día después, si la gente salió a la calle desafiando los discursos mediáticos de la inseguridad pública, el carácter festivo del pueblo argentino frente al clima de crispación subrayado por la oposición política al gobierno, la magnitud de las carrozas preparadas por un grupo del «underground» artístico argentino más allá de los acontecimientos históricos que se remarcaban con su desfile.

El Estado no promovió proyectos de largo alcance para pensar el pasado y el futuro de estos doscientos años. Una referencia por contraste se puede encontrar en los combates políticos e historiográficos ocurridos en torno del aniversario número 200 de la Revolución Francesa. Estos fueron y provocaron una discusión de Estado, que hacia 1986 se patentizó en la «Mission du Bicentenaire de la Révolution française et de la Déclaration des droits de l´homme et du citoyen». De amplio alcance temporal, esta comenzó al menos 5 años antes del evento 14 de julio de 1989 y no se terminó si no hasta varios años después, y alrededor del aniversario de la conmemoración de la «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano». Involucró a hombres de estado, políticos, intelectuales y académicos que produjeron intervenciones que fueron bastante más allá de una discusión puntual sobre la marcha del gobierno de Françoise Mitterrand o del principio del fin del mundo bipolar y la crisis del gran relato marxista que se desenvolvieron en el acontecimiento conocido como «la caída del muro de Berlín». Esta conmemoración no se parece a la nuestra, en donde se mostró muy poca capacidad para que hombres de estado y políticos viajaran en el tiempo y en el espacio más allá del mero festejo gubernamental.

En Argentina el Estado no hizo una convocatoria amplia para discutir qué se celebraba o para organizar cómo celebrar. La impresión que dejan los énfasis puestos por el gobierno, es que la conmemoración buscaba subrayar una historia corta y que debía entenderse en su radical distinción con la década menemista, pero sobre todo en contraste con el clima político y económico de 2001. Dicen que la organización gubernamental de la recordación tuvo una mesa chica. Esta se conformó con la Presidente Cristina Fernández, el Secretario de Cultura Jorge Coscia, el Titular del Sistemas de Medios Públicos Tristán Bauer y el mediático historiador Felipe Pigna a quien se le encargó el asesoramiento histórico. La consigna dada por la Señora Presidente de la Nación de realizar «(...) una celebración federal, participativa, y latinoamericana », sintentiza el eje discursivo con el que se construyó la conmemoración y se fueron disponiendo los distintos escenarios. Los principios nodales del discurso del Bicentenario se articularon en abierta oposición a los festejos del Centenario. Allí donde 1910 había sido, desde la mirada presidencial, una conmemoración reducida a la élite gubernamental, centrada en Buenos Aires y festiva para los «porteños», de carácter europeísta (recordemos que estuvo la Infanta Isabel de Borbón en representación de Alfonso XIII, entre otros invitados), 2010 tenía que constituirse en una festividad popular y participativa, federal y abierta a las provincias, y de carácter fuertemente latinoamericana. De esta manera se marcaban por oposición dos momentos y sus características particulares: el Centenario disímil al Bicentenario, 1910 frente a 2010, la élite opuesta al pueblo, lo europeo desacorde con lo latinoamericano, lo porteño contrapuesto a lo federal. Alrededor de estos pares de opuestos contradictorios se prepararon los festejos que se vieron aquellos días. Lo popular y federal se compuso a través de El Paseo del Bicentenario, que albergó la fiesta abierta a todos en la que hubo stands para que las provincias y diferentes colectividades de las capas inmigratorias se presentaran y representaran ante el público. Allí pudo verse un escenario en el que actuaron distintos artistas del país y en el que se escucharon diversas músicas (rock nacional, folklore, música latinoamericana). Al mismo tiempo, a lo largo de sus calles se presentaron las «19 escenas móviles» armadas como carrozas que desfilaron el día del cierre de los festejos3. Lo latinoamericano se plasmó en los presidentes invitados por la Presidente para los festejos, y en la inauguración de la «Galería de los Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario», que actualmente funciona como muestra permanente en la Casa de Gobierno4. Este gran eje discursivo no sólo fue difundido gubernamentalmente, también un grupo de intelectuales evocó directa o indirectamente segmentos del mismo a través de sus intervenciones. Por esto, se convirtió en un discurso públicamente relevante del que nos ocuparemos más adelante con la presentación de algunos intelectuales de «Carta Abierta».

Con dos o tres años de anticipación al acontecimiento comenzaron a gestarse una cantidad apreciable de libros y/o proyectos editoriales. Aunque los hubo centrado en las más diversas temáticas, una mirada en torno a estos libros muestra que la gran estrella invitada es la Historia. Por un lado, están aquellos libros que recurren a la historia entendida en un sentido amplio. No necesariamente realizada por historiadores profesionales, ellos están dirigidos a un público interesado pero no informado de los debates e innovaciones propias del ámbito histórico académico. Hechos para ser difundidos entre un público heterogéneo, muchos están encuadrados en lo que se conoce como «no-ficción». Por otro lado, aquellos que recurren a la historia entendida como una actividad profesional, una ocupación académica a partir de la cual emergen resultados de investigaciones realizadas o en realización para un público más restringido, pero informado o con interés en los debates e innovaciones del ámbito historiográfico. El aumento de ventas manifestadas por los grandes libreros y librerías argentinas desde fines del año 2009 evidenciaron la existencia de un público dispuesto a consumirlos5, aunque sólo algunos de ellos  generaron discursos y/o discusiones públicamente relevantes. Más abajo nos dedicaremos a presentar algunas intervenciones del grupo de académicos «Los historiadores y el Bicentenario».

Todos estos proyectos editoriales con libros aparecidos o por aparecer, fueron realizados por o entre privados con intenciones de difusión pública. Aunque es notable la presencia de profesores universitarios y/o investigadores del sistema nacional científico, los textos no parecen estar financiados por el Estado. Asimismo, la Biblioteca Nacional dirigida actualmente por Horacio González ha lanzado hace unos años la colección Libros del Bicentenario los que salen al mercado coeditados con distintas editoriales nacionales6. Aquí se puede hacer un contrapunto con el clima de las conmemoraciones del 150 aniversario al que pocos aludieron en este Bicentenario. En una aparición televisiva, Beatríz Sarlo7 recordaba que en la conmemoración del Sesquicentenario hubo un proyecto estatal editorial surgido desde la Cámara de Senadores. Conocido como la «Colección Biblioteca de Mayo», en él se recopilaron cerca de 20 volúmenes con documentos, memorias, diarios y libros de época. Mostrando una actitud crítica y comparativa con el clima de esta conmemoración, Sarlo también remarcaba la «Serie del Siglo y Medio» de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA). Dirigida por Horacio Achával, se compuso de 5 colecciones de 4 títulos cada una, es decir un total de 20 libros destinados a difundir los clásicos de la literatura argentina8. Aunque la ensayista subraya la ausencia de un proyecto editorial como éste en la Argentina del Bicentenario, proyectos editoriales, tal como se ha mostrado en estas páginas, ha habido muchos. Lo que no se puede comparar es cómo en los años ´60 la editorial dirigida por Boris Spivacow revolucionó los modos de circulación del libro, y cómo el público de esos años estaba interesado y dispuesto a pararse en los kioscos o visitar librerías para comprarlos. A diferencia del clima de ese Sesquicentenario, hoy pareciera haber un público que se acerca más a internet o que consume los productos existentes en los medios masivos de comunicación (como la televisión). En este sentido habría que observar -no es la intención de este escrito- cómo consumió el público los programas especiales de conmemoración que fueron exhibidos en los canales televisivos en general, y  específicamente en Encuentro y History Channel9.

En definitiva, también hubo discursos públicamente relevantes disparados desde los medios masivos de comunicación, principalmente la televisión. Y académicos dispuestos a salir del exclusivo mundo de las universidades y del libro para plasmar su voz en formatos menos convencionales que eventualmente puedan alcanzar nuevos públicos, tal los intentos del grupo «Los historiadores y el Bicentenario» que compuso un sitio en la web y confeccionó un DVD. Por supuesto que las universidades no se quedaron atrás, y se encuentran pocas que no hayan realizado algún evento conmemorativo.

Entre todos estos discursos dos pueden constituirse en motivo de observación. Ellos muestran dos maneras antitéticas de entender el pasado y de emprender la conmemoración de estos 200 años de la Revolución de Mayo. Sus registros teóricos, históricos y argumentativos, se ubican en dos extremos ilustrativos. Aunque ellos no se presentaron como interlocutores polemistas, las intervenciones públicas de algunos intelectuales de «Carta Abierta» y las ideas clave de los académicos constituidos como «Los historiadores y el Bicentenario», pueden presentarse como formulaciones antagónicas en las contiendas de sentido sobre el Bicentenario.

2. El Bicentenario no es un torneo para los historiadores10

La intervención de los intelectuales de «Carta Abierta» se hizo desde una lectura del pasado que toma un claro partido sobre el presente. Una frase dicha por Horacio González en un programa televisivo emitido por TN ilustra de manera franca el tono sus discursos públicos: «el Bicentenario no es un torneo para historiadores ». Constituidos como intelectuales que han decidido meter los dedos en los rayos de la rueda de la historia, formulan una  interpretación sobre el Bicentenario en polémica directa con el clima y los festejos del Centenario. Y centran sus combates en las formulaciones públicas que dicen que en 1910 la Argentina estaba mejor que hoy. Aunque no son repetidores de una historia entendida como mito, refuerzan ciertos contenidos estandarizados durante estos festejos y fortalecen algunos argumentos tomados de las narraciones nacional-populares a las que contraponen una historia reproducida por lo que llaman liberalismo republicano, restauración liberal-conservadora o conformación de una «nueva derecha»11.

Las intervenciones del y en el Bicentenario de los intelectuales de Carta Abierta, básicamente de Horacio González y de Ricardo Forster12, se entroncan con el clima de los festejos gubernamentales. Estas no se circunscriben a la «Declaración del Bicentenario» ocurrida el día 22 de mayo en la explanada de la Biblioteca Nacional, y pudieron escucharse o leerse en distintos medios de comunicación (ej. diario Página 12, televisión pública, algunas radios). Como intelectuales polemistas realizan una intervención sobre el presente de carácter político-cultural que no remite solamente al Bicentenario. Estas comenzaron a formalizarse en el mes de mayo de 2008 con el conflicto que mantuvo el gobierno con el campo. A partir de allí se constituyó un grupo que hoy cuenta con casi 300 personas y que actualmente se reúne cada 15 días en la Biblioteca Nacional13.

Estos intelectuales no son meros enunciadores de la palabra presidencial, pero toman partido frente a los discursos públicamente relevantes que combaten y disputan sentido a los festejos gubernamentales. De alguna manera,  entienden que esta fecha redonda puede constituirse como una ofensiva conflictiva sobre las interpretaciones de quienes insisten que esa Argentina que en 1910 prometía mucho perdió el rumbo en los 100 años siguientes14. Esas batallas generaron la pregunta ¿estamos mejor o peor que en 1910?, y fue contestada antes y después de los festejos, trayecto en el que se enfatizaron dilemáticamente el Centenario y el Bicentenario, 1910 y 2010. De esta manera, fueron al menos dos los ejes remarcados por estos discursos públicamente relevantes. Antes de los festejos se indicó qué éramos en 1910 en contrapunto con 2010, qué había caracterizado a los festejos en 1910 y qué debía caracterizarlos en 2010. Después de los cinco días de masiva fiesta se tematizó aquello que constituyó al pueblo de los festejos.

2.1. 1910 no es un paraíso perdido

Sobre el trasfondo de unas discusiones que enfatizaban que la Argentina de 1910 se asociaba a los aires del «progreso», mientras que en 2010 el país constituía una «experiencia frustrada» o decadente, la Presidente Cristina Fernández resaltó que en 2010 los presidentes (latinoamericanos) se parecen más a sus pueblos, y que nuestros pueblos están mejor.

Los intelectuales mencionados, sobre todo Ricardo Forster, resaltaron cuál y cómo era esa «república» liberal que festejó el centenario. Lo que él y Carta Abierta llamaron «juego de espejo», se resumió con consignas, buscando sintetizar gráficamente más que explicar. 1910 era una democracia para pocos, con ausencia de sufragio universal y sin la presencia de trabajadores, mujeres, ni pueblos originarios. Mientras que en 2010 la política entendida como un proyecto de país se encuentra en el centro de la democracia. 2010 es entendido más allá del mero  acontecimiento conmemorativo. Recoge distintas capas de sentido que articulan una secuencia no cronológica de temporalidades significativas para este relato, tendientes a fortalecer los  sentidos del gobierno actual y del inmediatamente posterior. Así, 2010 es entendido como un proceso abierto en mayo de 2003 con la asunción de Néstor Kirchner, especie de «bálsamo» frente a la crisis de representación desatada en 2001. Asimismo, 2010 se aleja de una idea de política entendida como administración cotidiana de los asuntos públicos, y resitúa una democracia que coloca en el centro las convicciones. 2010 no se parece al menemismo, que este relato se pregunta cómo hubiese realizado esta conmemoración, resaltando el brutal daño generado al instalar la «cultura del egoísmo» y de la «especulación capitalista neoliberal». 2010 recoge y se distancia de una temporalidad no tan larga, que llega hasta la última dictadura militar, «(...) el fraude de Malvinas y la desilusión de la expectativa alfonsinista», restituyendo un tipo de política que se aleja del «consensualismo vacío». Y allí donde 1910 la conmemoración se resalta que se realizó con estado de sitio, persecución a dirigentes sindicales anarquistas y socialistas, represión de trabajadores y Ley de Residencia, apropiación de la riqueza por unos pocos, con un modelo de país agroexportador y sin autonomía frente al Imperio Británico, 2010 piensa en un destino sudamericano, en la justicia a través de los Juicios por la Verdad, y que da la batalla por la distribución de la riqueza a través, aunque no solamente, de la asignación universal por hijo y las luchas por las retenciones al campo. En torno a la temporalidad más larga, 2010 se aleja de 1910. Pero también de una historia de rupturas institucionales y/o golpes de estado: 1930, 1955, 1966 y 197615.

2.2. La alquimia del Pueblo del Bicentenario

La fiesta en las calles porteñas disparó otras discusiones. Unas fueron situacionales y rondaron en torno a la cantidad de concurrentes16 y sobre si la fiesta le pertenecía al pueblo o al gobierno. Otras se acomodaron a la coyuntura de altercados que se venían produciendo desde meses anteriores. Se inquiría si la masiva concurrencia había desafiado los argumentos de la oposición política y mediática sobre el clima gubernamentalmente producido de confrontación y crispación, si la presencia de la gente era aprobatoria de los actos del Bicentenario o de la  marcha del gobierno. Finalmente, se planteó una capa discursiva más profunda, que tomó distintos matices y se ordenó tras las preguntas sobre quién es el pueblo del Bicentenario, los sentidos de la fiesta callejera, y qué cosas comparten aquellos que se sumaron a la algarabía popular. Cuestiones que se plantearon como preguntas: una identitaria acerca de quién es el pueblo del Bicentenario, otra en torno a los espacios comunes, compartidos y compartibles, y una sobre la historia y el futuro de aquellos que se sumaron a la fiesta popular y callejera. Lo que podría formularse como una interrogación acerca de «lo común a todos».

De alguna manera, y esto ya lo observamos en el apartado anterior, las interpretaciones de estos intelectuales en torno a la efeméride resumieron un conjunto desigual aunque combinado de proyectos políticos y culturales, colectivos o biográficos y personales, que siguieron patentizándose en las descripciones y prescripciones sobre lo «común a todos», el sentido de lo público y el significado de la política. Por un lado, la caracterización de ese todo llamado desde este relato «pueblo». Y la caracterización de las potencialidades abiertas por la participación en ese espacio abierto en el cual el público se manifestó. La aparición en el espacio público de los muchos se presentó como un hecho fuera de lo común ya que el pueblo no se expresa, al menos de esa forma, cotidianamente en las calles. En un primer registro, se señaló que la aparición repentina pero participativa del pueblo (en la calle, en la plaza, en la fiesta) mostró la aprobación de los actos del Bicentenario, pero también, y especialmente en las palabras de Forster, el lugar en donde se dirime el sentido de lo democrático. Ligado a lo coyuntural, este relato marcó y pudo mostrar después de los festejos que el espacio público no se arbitra tanto desde los medios de comunicación, sino que se conforma en la calle o en la fiesta como lugares de reconquista de lo público y ejercicio de la ciudadanía (Uranga, 2010). Asimismo, ese todo llamado «pueblo» fue caracterizado de diversas maneras que condensaron un cúmulo de historicidades heterogéneas. Un pueblo del Bicentenario que se asocia con una idea no peyorativa de masas, de multitud abigarrada o de colectivo social, que cruza las fronteras que separan la ciudad de los suburbios y se resiste a una descripción homogénea supuesta en la sentencia de «crisol de razas» para marcar a los «pueblos originarios17», o simplemente indios, y reunir tras sí a las mujeres, los negros, los trabajadores (González, 2010). De manera más evocativa, un pueblo que recoge lo que se llama aquí tradición popular, ligado a las «luchas emancipadoras» (el 17 de octubre, las luchas sindicales, las de las diferentes izquierdas insurgentes, el Cordobazo), y que destaca los momentos en que ese pueblo vivió sus noches: la semana trágica, los fusilamientos de la Patagonia, los bombardeos a la Plaza de Mayo en 1955, las persecuciones y desapariciones de la Triple A y de 1976/’83. Por otro lado, la interrogación sobre qué es lo se comparte de la historia pasada y del futuro. Parte de lo compartido en la historia pasada más o menos reciente fue mostrado a través de las carrozas que cerraron las jornadas festivas. Aunque estos no tuvieron la responsabilidad organizativa de esbozar esa temporalidad, hubo similitud de acentos sobre varios momentos de la historia delineada en las carrozas18, aunque mayor fue la similitud con el señalamiento sobre ese destino «sudamericano» compartido19.

3. «Primera Junta» sólo es una estación del subte

Aunque menos difundidas que la de los anteriores, las alocuciones de los académicos «Los Historiadores y el Bicentenario» toman a la Historia como un campo profesionalizado de intervención. Se trata de un grupo heterogéneo de historiadores reunidos en vistas de la conmemoración del Bicentenario. Para ello realizaron dos Jornadas de Debate en la ciudad de Rosario durante los años 2006 y 200820, se creó un sitio web en donde se han colgado intervenciones, análisis de algunos términos clave, y actualmente partes del DVD titulado «Dos Siglos después. Los caminos de la Revolución»21. Se trata de un grupo de más de 100 historiadores de todo el país, que se autocalifica como un «colectivo informal» que se constituyó para difundir perspectivas sobre la Revolución en el año del Bicentenario. Ellas quieren presentarse de manera diferente a las que se lanzan desde los medios masivos de comunicación. Mediante formatos menos convencionales que el libro, intentan salir del exclusivo mundo de los eventos académicos para poner en circulación pública los avances surgidos de investigaciones sobre problemas historiográficos vinculados al período de la revolución, discutidos y trabajados en Europa y en América. Para  hacerlo plantean el común acuerdo de realizarlo desde la «heterogeneidad de voces» que converge en la innovación de la perspectiva historiográfica de los estudios sobre la Revolución22. Mirando el principal resultado de sus intervenciones en el DVD arriba mencionado, se podría decir que muchos de estos historiados encuadran su labor en la renovación historiográfica institucionalmente abierta después de 195523, pero sobre todo de la temáticamente producida hacia principios de los años de la década de 1970. En 1972 por Tulio Halperín Donghi con su ya clásico libro Revolución y Guerra, y mediante sucesivas intervenciones por José Carlos Chiaramonte24. Una renovación de la historiografía y de la Historia Política, practicada por muchos de los principales historiadores aquí reunidos, que se basa en la investigación, en la profesionalización de una labor que se apega a la producción de patrones pautados de carrera académica, y que se liga a movimientos internacionales de producción disciplinaria. Profesionalización que tanto en la Historia y entre los historiadores, como en otras Ciencias Sociales, desdibuja la «traducción» argumentativa de los densos resultados arrojados por años de investigación al vocabulario de un público más amplio que el de los historiadores informados y formados. Esta cuestión, hubiese sido ineludible en vistas de los festejos del Bicentenario, y en función de las disputas de sentido en torno al mismo. Rápidamente dicho, a este grupo pareciera faltarle esa cuota de «traslación» simplemente enunciativa que los intelectuales anteriormente descriptos producen en exceso.

Recurriendo a programas historiográficos que desde hace varios años vienen masticando algunos mitos  estandarizados sobre la Revolución de 1810, escapan a la conmemoración del 25 de mayo como un acontecimiento producido por grandes hombres, justamente una de las aristas en que se centró la conmemoración oficial. Escapando de la idea de efeméride, estos historiadores intentan mostrar los distintos procesos abiertos entre 1810 y 1910, itinerario en el que dejan vacante la explicación sobre los caminos abiertos por esa Revolución en el siglo XX25. Precisamente, una de las preguntas clave es qué se conmemora o festeja el 25 de mayo. Aunque algunos de ellos remarcan que las fechas redondas condensan simbólicamente y convocan a la reflexión, también indican que no puede decirse que se festeja el «cumpleaños de la patria» o «el nacimiento de la Argentina». Aportes que se producen desde el marco de sentido abierto hace varias décadas por Halperín Donghi y que marca el inicio del DVD. En este sentido, un núcleo de controversias importante se produce en torno a lo que llaman «mito de los orígenes26» supuesta en la idea de «Revolución fundacional »27. Un enunciado dicho por Raúl Fradkin en una emisión de Canal Encuentro muestra magistralmente la voz de quienes hacen de la historia una ocupación profesional: «(...) yo siempre le digo a mis estudiantes que Primera Junta es sólo una estación de subte».

En cierta forma, algunas de estas cuestiones convergen en otro de los nudos principales de discusión, colocados en la idea de Nación. Una pregunta clásica que aparece revisitada innovadoramente, y que podría formularse más o menos en estos términos: ¿la revolución de 1810 conforma a la Nación28? Respuestas que se agregan sobre los resultados producidos principalmente por Juan Carlos Chiaramonte. Por supuesto que los argumentos no terminan en estos dos núcleos, y como tercer nudo se encuentra un importante ejercicio de historia conceptual de términos clave que se van abordando en torno a los marcos de sentido que ofrecen esas preguntas29.

3.1. ¿Qué se conmemora?

Como se remarcó más atrás, nombrar aquello que se conmemora en estos doscientos años constituye para estos historiadores dedicados al ejercicio académico de una disciplina una cuestión que requiere ser problematizada. El 25 de mayo, ¿festejamos el cumpleaños de la patria? Sin lugar a dudas los relatos realizados desde el sentido común30 son aquí conmovidos por una explicación de lo que constituyen «las causas de la revolución» línea argumental abierta, como ya se mencionó, por Tulio Halperín Donghi31.

Las causas de la revolución no estarían asociadas a una reacción de los «criollos » a las reformas borbónicas, sino a una crisis de la monarquía ibérica, a un colapso de la metrópoli debido a la invasión francesa y al cautiverio del monarca. De alguna manera, aquí se establece la mirada sobre una revolución que no fue la intervención del pueblo guiado por un grupo de líderes que encabezan un movimiento para sacar del gobierno a los «españoles». No tanto porque no haya habido una apelación al pueblo y a la participación popular32. Sino porque en rigor no existía una clara y definitiva dualidad entre criollos y españoles, relato sobre la constitución de una Nación que sobre todo se expuso desde la historiografía mitrista.

Estos núcleos teóricos son insuflados por los análisis en torno a la crisis de legitimidad producida por acefalia33. Así la revolución de 1810 es aquello que precede a la independencia, y que inaugura la pregunta sobre cómo fundar una autoridad legítima supletoria ya que el rey estaba preso. En este sentido, no sólo se abren los problemas de la legitimidad y la legalidad monárquica, también se pone en circulación uno de los conceptos de soberanía popular que serían importantes para conducir el proceso hasta la Independencia34. Así, la Primera Junta no sería el «primer gobierno patrio», si no juntas que representan a las ciudades y que ejerce el gobierno de un virreinato acéfalo35. Un gobierno local, el de las juntas, que jura fidelidad al rey Fernando VII mientras espera para ver qué sucede en la Corona36.

Entonces, ¿qué es lo que se celebra el 25 de mayo? Por momentos pareciera que el inicio del proceso de la Independencia, que comenzó sin ser pensado como tal. Esto tampoco supone que el 9 de julio se deba festejar la independencia de la Argentina en 1816, puesto que lo que nacía era otra cosa.

3.2. ¿El surgimiento de una nueva y gloriosa Nación?

Si en el afán por deslindar la impronta política de la tarea historiográfica, en «Los historiadores y el Bicentenario» los interlocutores argumentativos están explícitamente licuados, parece que la historiografía de Mitre es aún un fantasma37. La manera en que se construyó una idea de Nación en el S XIX, pensada como una Nación «argentina» capaz de hacer la guerra contra un «enemigo extranjero» todavía sigue siendo un núcleo importante en las  controversias de sentido en torno de la revolución.

En este punto hay una crítica principal alrededor del «giro romántico del S XIX» con el que se construyó un relato que colocó el origen de la Nación en la Revolución. Y en el que se anudó el origen de la «Nación Argentina» con la existencia de un «nosotros» capaz de disputarse con los «peninsulares», o de diferenciarse claramente «del espacio colonial español». Es decir, no sólo se señala la inexactitud de pensar que la Revolución se hizo contra España. Sobre todo se insiste en la imposibilidad teórica, histórica, representacional, e identitaria de pensar en la existencia de una «nacionalidad»38.

El núcleo principal del combate aún vigente, trabajado por años como ya se ha dicho por José Carlos Chiaramonte, es el de la inexistencia de una identidad homogénea que hubiese permitido conformar en 1810 una Nación basada en una «nacionalidad argentina». Hasta allí no habría existido ni el concepto teórico o histórico de Nación39, ni ninguna homogeneidad (histórica, espacial, étnica o cultural) capaz de modelarla. La que recién hay que situar en el acuerdo político por construir una institución capaz de universalizar las particularidades o de construir algo «común» frente a la diversidad del «todos». Mirado desde este lugar, un «pueblo argentino» recién comienza a perfilarse en el momento en que se plasma la Constitución de 1853. Pero cuyo sentido no pudo fijarse, y se prolongó en las diversas luchas montadas en torno «al ser nacional» durante el SXX y que fuera diferencialmente disputada entre «identidades» (aborígenes, españoles, criollos, inmigrantes) e instituciones capaces de arrogarse la representación del «ser nacional» (la Iglesia católica, el Ejército argentino)40

Como se ve, la conmemoración deja abierta la pregunta sobre qué celebrar: ¿1810, 1816 o 1853? Y desnuda que el nacimiento de la Argentina fue un largo camino, que tal como titula el DVD, comenzó por una revolución que llegó hasta la independencia, dos procesos que condujeron, bastante tiempo después, a la construcción del Estado y a la producción de una identidad nacional aún hoy en disputa.

4. Final

Una gran paradoja puede ser observada en este final. Ella tiene relación con la poca cabida que tuvo la historia en la conmemoración del Bicentenario, en los debates y en los festejos.

Sin embargo, ella estuvo presente. Entre los intelectuales de «Carta Abierta», pero también en la conmemoración gubernamental, la historia tuvo un «uso político », tal vez estratégico, pero siempre con miras a darle significado al presente. Por un lado, en el contraste entre 2010 y 1910, realizado a través de consignas dilemáticas, pedagógicamente eficaces pero no contribuyentes a las modulaciones heterogéneas en torno al pasado histórico. El sentido enunciativo de estos relatos públicamente relevantes, careció de propósitos explicativos. Y la posibilidad de abrir nuevas preguntas sobre el pasado quedó relegada por las intenciones de fijar sentido en torno al presente. Así, las controversias montadas en torno a 1910, sólo cobraban significado en relación a los combates contra los relatos mantenidos con quienes hoy son nombrados como «republicanos», «liberales» o «nueva derecha». Por otro lado, hubo un empleo demasiado presente y cortoplacista de la historia. En el cual 2010 sólo parecía tener cabida en relación a aquello no querido: 2001.

En los académicos «Los historiadores y el Bicentenario» ella se presentó tal vez sin el propósito, pero tratando de sortear la larga tradición que en Argentina ha tenido el uso ideológico e intencionalmente político de la Historia. Estas intervenciones, más difundidas al interior de los círculos académicos que entre un público más amplio, mostró las posibilidades de abrir nuevas preguntas y caminos para pensar el pasado sin necesidad de fijar sentido sobre el presente. Y desnudó las dificultades para que estas investigaciones históricas e historiográficas, validadas científica y académicamente, cuyos novedosos resultados son capaces de desafiar las versiones históricas de mayor sentido común o historiográficamente simplistas y reduccionistas, tengan la capacidad de viajar más allá de los círculos de donde surgen para hacer que esos resultados logren ser públicamente relevantes. A la capacidad de la innovación no le siguió, aunque las intenciones sean el DVD y la página WEB, una política para traducir esos resultados. Una política para usar la historia producida, y una posición política con capacidad de ser públicamente difundida frente a los usos presentistas o ideológicos de la Historia41. La profesionalización de las disciplinas sociales no puede implicar la abstención frente a los momentos de condensación, como el Bicentenario. Y en este sentido, una ausencia significativa en las intervenciones de estos Historiadores fue el SXX.

Políticamente usada, la historia construida por «Carta Abierta» tuvo una potencialidad expresiva de la que careció la académicamente validada de «Los historiadores y el Bicentenario». Una historia expresada en frases didácticas, tendientes a legitimar el presente, y a mostrar, tal como lo dijo Horacio González, «que la Argentina no se resuelve con saberes técnicos». ¿Qué nos deja el Bicentenario cuando su conmemoración despoja a la Historia de historicidad, y se convierte en un arma política para el presente? ¿Qué nos deja el Bicentenario cuando su festejo se convierte en una mera intervención política sobre el presente que sustrae a intelectuales comprometidos de señalamientos críticos necesarios y esperables sobre el pensamiento en torno al pasado?

Frente a la densidad emotiva de este relato, los meticulosos y probados resultados investigativos de los «Historiadores y el Bicentenario» se tornaron sosos. ¿Qué nos queda cuando la Historia se profesionaliza hasta dejar vacante cualquier lucha de sentido sobre el presente? ¿Qué le queda a la Historia científicamente formulada cuando las fechas redondas, expresivas de momentos calientes, no puede traducir eficazmente sus innovaciones en enunciados públicamente significativos?                      

NOTAS   

1 Doctora en Ciencia Política (FLACSO, 2000). Investigadora CONICET-CEI Rosario. Profesora de Teoría Política e Historia de la Ciencia Política.  

 2 Este escrito se originó con la invitación de César Tcach y del CEA-Córdoba para hablar de los intelectuales frente al Bicentenario en un panel que tuve el placer de compartir con Diego Tatián y Susana Bonetto, y cuyo público se mostró interesado en preguntar y discutir sobre la temática de referencia y sobre nuestras exposiciones. Este es un «escrito situacional» que intenta integrar tanto aquello que originalmente preparé para exponer en el panel de cierre del Congreso titulado «Corporaciones y grupos de poder en la Argentina del Bicentenario: pasado y presente», como las reflexiones que surgieron a partir de la intervención de los compañeros de panel y del público participante.
3 El desfile atrapó los comentarios posteriores a los festejos. A las distintas representaciones que circularon ese día algunos las llamaron «escenas móviles», otros «perfomance callejera» y los organizadores comentaron que el despliegue callejero los llevó a imaginar la confección de la popular «carroza». Se ha comentado en los diarios que en Septiembre de 2009 el Secretario Legal de la presidencia (Oscar Parrilli), convocó al productor de espectáculos Javier Grosman, quien fue el responsable de contratar al grupo «Fuerza Bruta» que las confeccionó siguiendo un guión histórico propuesto por Felipe Pigna. En ellas se representaron distintos momentos históricos o descripciones sobre la Argentina y la «argentinidad»: la carroza de los pueblos originarios, la de los criollos, y el barco de los inmigrantes; dos más con el cruce de los Andes y las Guerras de la Independencia; una carroza sobre el campo y otra representando a la Industria nacional; una carroza que mostraba las movilizaciones y luchas obreras, y dos que mostraban los movimientos políticos aglutinados tras el «irigoyenismo» y el «peronismo»; otras que se dirigían a un tiempo más actual y en la que se veían la Constitución y las urnas para votación incendiadas, otra con los soldados de la Guerra de Malvinas, una con las Madres de Plaza de Mayo, y una sobre la recuperación de la democracia; finalmente en otras se mostraron el éxodo jujeño, el regimiento de Patricios, una autobomba de Bomberos, la temática del Tango y una mujer envuelta en una bandera argentina. Consultar «El desfile del Bicentenario». 26 de mayo de 2010. En www.argentina.ar
4 La galería se integra con 38 personalidades argentinas seleccionadas por el gobierno nacional, y por personalidades latinoamericanas donadas por los distintos gobiernos o ex presidentes de diferentes países. Enviaron obras Venezuela, Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Cuba, México, Panamá, Ecuador, Perú, Colombia, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Entre otros están en ella: Juan Domingo Perón, Eva Duarte de Perón, José de San Martín, Juan Manuel de Rosas, Manuel Belgrano, Hipólito Yrigoyen, Simón Bolívar, Tiradentes, Getúlio Vargas, Tupaj Katari, Ernesto Che Guevara, José Martí, José María Morelos, Benito Juárez, Emiliano Zapata, Pancho Villa, Lázaro Cárdenas, José Gervasio Artigas, Francisco Solano López, Farabundo Martí, Bernardo
O’Higgins, Salvador Allende, Túpac Amaru II, Víctor Raúl Haya de la Torre, Omar Torrijos.
5 El libro más vendido es el del historiador PIGNA, Felipe, (2010), 1810. La otra historia de nuestra Revolución fundadora. Buenos Aires: Editorial Planeta,. La editorial de la Librería El Ateneo realizó la Colección Claves del Bicentenario compuesta por «Breves Historias» y «El pensamiento político de los argentinos». Se prevé que la primera se integrará con 7 títulos, de los que han salido 5 (uno sobre historia política, otro sobre economía, sobre sindicalismo, sobre deporte y sobre sociedad). La segunda, compuesta por 14 títulos, de los que han salido 7 (sobre el pensamiento de Alberdi, Echeverría, Mitre, José Hernández, la Generación del ’80, y dos antologías
sobre los hombres de Mayo y los Federales). Esta colección se caracteriza por la diversidad de autores. En algunos libros participan conjuntamente difusores de ideas o periodistas e historiadores académicos (ej. Noemí Goldman y Marcela Ternavasio con De Titto), otros han sido realizados por historiadores de amplia difusión (ej. Félix Luna), por periodistas (ej. Muchnik). En el ámbito historiográfico se destaca el de, FRADKIN, Raúl y GELMAN, Jorge (comp.), (2010), 200 años pensando la Revolución de Mayo. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. En el orden de las compilaciones de varios especialistas en ciencias sociales se destaca el proyecto de la Universidad Di Tella. BOTANA, Natalio (editor), (2010), Argentina 2010. Entre la frustración y la esperanza. Buenos
Aires: Editorial Taurus y RUSSELL, Roberto (editor), (2010), Argentina 1910-2010. Balance de siglo. Buenos Aires: Editorial Taurus. Finalmente, se pueden encontrar compilaciones de poesía, de cocina, dedicados al público infantil o adolescente, compilación de ensayos, las fechas patrias nacionales narradas en inglés. Consultar «El Bicentenario impulsó la venta de libros de historia por
Internet». 2/06/2010. En www.bicentenario.argentina.ar/es/noticias
6 La Biblioteca Nacional ha colgado recientemente en su página web el espacio Proyectos del Bicentenario. Asimismo, durante el año 2009 ha realizado un Concurso de Becas sobre el tema de referencia. Y se encuentran en su programación semanal diferentes  actividades relacionadas como la discusión sobre el Plan de Operaciones de Mariano Moreno o sobre Iconografía patria.
7 En el Programa «Argentina para armar» que se emite los domingos a la noche por TN y es conducido por María Laura Santillán. La emisión de «Pensar la Argentina: ¿Hacia dónde va el país?, se realizó el día domingo 30 de mayo y el debate se entabló entre Horacio González y Beatriz Sarlo.
8 Consultar MAUNÁS, Delia: Boris Spivakow: Memoria de un sueño argentino. Editorial Colihue. s/f
9 Canal Encuentro emitió una serie de programas alusivos al Bicentenario, entre ellos el video realizado por «Los Historiadores y el Bicentenario» que circula en formato DVD con el título «Dos Siglos después. Los caminos de la Revolución». En este sentido, la programación se diferenció claramente de los emitidos por el History Channel. Por ejemplo, de una entrega de 10 episodios
conducida por Felipe Pigna y el mexicano Pedro Palau, de carácter latinoamericana y titulada «Unidos por la Historia».
10 Palabras tomadas de Horacio González en el programa televisivo ya citado.
11 La indagación sobre cómo se está conformando una «nueva derecha» y quién sería ella, es una  idea clave que aparece en diferentes intervenciones de estos intelectuales. De todas maneras, la interpretación y contraposición política entre una «nueva derecha» y una «nueva izquierda», también se encuentra en el mundo de las teorías de la política, y se ha planteado tanto allí como en los debates propuestos por estos intelectuales como tensión entre «republicanismo», «liberalismo» y «populismo».
12 Cabe destacar que ambos son intelectuales reconocidos en el mundo de la Universidad pública y de las Ciencias Sociales. Horacio González, actualmente funcionario estatal por ser Director de la Biblioteca Nacional, es un sociólogo que ha publicado decenas de libros y dirigido colecciones de libros. Regularmente da clases en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de
Rosario. Ha participado en la elaboración de guiones de cine, y ha aparecido como actor o entrevistado en distintas películas. Ha sido el responsable de la Revista El Ojo Mocho, y participó en Unidos. Además, ha participado de diversas experiencias políticas desde fines de los años ’60. Forster se ha dedicado a la Filosofía y es Profesor en la UBA. Por Canal Encuentro ha dirigido el ciclo Grandes Pensadores del Siglo XX, e integra la Revista Pensamiento de los Confines.
13 Algunos de los intelectuales visibles son Horacio Verbitsky, Juan Gelman, Jaime Sorín, el fallecido Nicolás Casullo, y los ya mencionados González y Forster entre otros. También se han reunido en otros escenarios, como el Parque Lezama, o la presentación del grupo en la Librería Gandhi. Las «cartas abiertas» suman 8 en la actualidad. El ex presidente Néstor Kirchner concurrió a tres encuentros de Carta Abierta.
14 Consultar la ilustrativa Introducción escrita por Russell al libro RUSSELL (ed), 2010. El texto compilado e introducido por Botana marca matices con respecto al anterior. El autor señala que no busca insistir en la idea de la excepcionalidad argentina, tampoco quiere abrevar en la hipótesis decadentista -o formular una nueva-, pero se sienta la pregunta «¿dónde han quedado en este 2010 los indicios que mostraban el perfil de una sociedad próspera y ascendente?». Consultar BOTANA (ed.), 2010.
15 Estas palabras de Forster ilustran lo que se viene diciendo: «¿Qué fue el primer centenario? ¿Qué es este centenario? ¿Por qué ciertos retóricos del virtuosismo republicano hoy hablan de ese paraíso maravilloso perdido que quedaba en la Argentina de 1910 y no dicen que esa Argentina era una Argentina para pocos, un Estado excluyente, un modelo económico agroexportador que era funcional
a la distribución internacional del trabajo pero que iba en detrimento de la integración y la distribución más equitativa de la riqueza, que había estado de sitio, que había represión, que había protestas callejeras, que muchos de los que llegaron a este país con la promesa de ser recibidos en tanto eran hombres y mujeres de buena voluntad se encontraron con la miseria y las tierras que les prometieron no estaban en ningún lugar y que la acumulación en pocas manos de gran parte de la tierra y de la renta era lo propio de la práctica de ese primer centenario?. Forster, Ricardo: «La Argentina de 1910 era un Estado excluyente» En www.politicaargentina.com Sitio egresados del TEA. 01/06/2010.
16 La asistencia a los festejos fue realmente masiva, pero no es fácil estimar con exactitud el número concurrentes debido a que la fiesta era abierta, ocurría en varios escenarios y duró cinco días. Las cifras más optimistas hablan de 6.000.000.
17Horacio González ha venido insistiendo en el valor de esta expresión «(...) que hace trastabillar el juicio histórico sobre la formación de las naciones americanas». A este concepto González le adjudica diferentes fortalezas y posibilidades, entre ellas invita a los ya constituidos Estados Nacionales a reexaminar «serenamente su culpa civilizatoria» para reparar más que para revisar radicalmente
todo el ciclo histórico de las naciones surgidas de las independencias americanas.
18 En relación a la sedimentación cronológica o históricamente esbozada en las carrozas del cierre de la fiesta, los intelectuales de Carta Abierta sobre todo compartieron la estética del grupo Fuerza Bruta para contar esa historia que había sido delineada por Felipe Pigna.
19 Los intelectuales de Carta Abierta insistieron en que lo que se comparte son los múltiples sueños de emancipación soñados desde los albores de la patria y compartidos con el resto de los pueblos de América latina. Como remarca la Declaración del Bicentenario de Carta Abierta: «Se trata de recrear, con nuestra fuerza imaginativa y con inventivas populares, la fuerza emancipatoria del inicio, y las de las múltiples formas de resistencia que en nuestro suelo fueron ejercidas desde la Conquista y la Colonización, sabiéndonos parte de un destino común, entrelazado con el de los pueblos de toda América latina, sin los cuales no puede pensarse ni un presente ni un futuro. El Bicentenario es, fundamentalmente, una conmemoración de esas luchas emancipatorias que en sus mejores momentos tenían menos un destino local que una idea de lo americano. Que tiene su punto de inicio en la revolución de los esclavos haitianos y se consolida recién en 1824. Cuando hoy América latina traza acuerdos y composiciones, cuando construye UNASUR y afianza los
compromisos políticos y económicos (...)». Felipe Pigna remarcó que «(...) desde la conquista hasta hoy hay una historia afín de los pueblos de América latina». Para este historiador del pasado se puede aprender, y eso que la historia enseña es que tenemos un pasado común. Es ese pasado, esa «identidad» común el que brinda la posibilidad para unirnos y cambiar el presente. En el History Channel se emitieron 10 episodios mostrando el pasado común de los pueblos latinoamericanos, países con historias paralelas (de participación, del pueblo contra las injusticias, y de líderes protagonistas, desde Bolívar hasta el Che Guevara).
20 Y una tercera con motivo de la presentación del DVD en el mes de junio de 2010. Esas reuniones se hicieron con el auspicio del Centro de Estudios Históricos e Información Parque de España de la ciudad de Rosario, y de la Red de Estudios sobre «Política, Cultura y Lenguajes en el Río de la Plata durante la primera mitad del siglo XIX» del Instituto de Historia Argentina y Americana «Dr. Emilio Ravignani» de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
21 Desde el principio se constituyó una comisión para coordinar un conjunto de iniciativas conformada por Hilda Sábato, Carina Frid, Noemí Goldman, Marcela Ternavasio, Alejandro Eujanian, Julio Djenderendjian, Flavia Macías, María Lía Munilla y Gabriel Di Meglio. El DVD cuenta con la dirección general de Sebastían Mignona, la Producción de Eva Lauría, y la Realización de Cecilia
Atán. Los entrevistados no son solamente quienes integran la Comisión de Coordinación de actividades, también aparecen Elías Palti, Luis Alberto Romero, Raúl Fradkin, Jorge Gelman, José Carlos Chiaramente, Gustavo Paz, Sara Mata, Fabio Wasserman, Fernando Alliata. La página puede consultarse www.historiadoresybicenaterio.org
22 Como se sabe, durante muchos años se presentó a Bartolomé Mitre como el «fundador» de una versión oficial de esta historia. Frente a esta «historia oficial» se erigió, año más tarde, el relato de los llamados «revisionistas» que ponían en circulación relatos fundados en las proezas de los caudillos. Ni «oficialistas», ni «revisionistas», estos se llamaron en muchas ocasiones «renovadores». Aunque en alguna intervención también propusieron «revisar» las versiones de la historia difundidas por los medios de comunicación.
23 Institucionalmente, esta renovación de los estudios históricos se inicia después del golpe de 1955 con José Luis Romero en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Y en las provincias con Ceferino Garzón Maceda en la Universidad Nacional de Córdoba y Nicolás Sánchez Albornoz en el Instituto de Investigaciones históricas de Rosario. Como sabemos este proceso es más general al
conjunto de las Ciencias Sociales, e involucra de un modo especial a la Sociología en la ya conocida tensión entre la «sociología de cátedra» y la «sociología científica» impulsada por Gino Germani.
24 Publicadas en 1997 en Ciudades, Provincias y Estados. Orígenes de la Nación Argentina. 1800- 1846. EUDEBA. Buenos Aires, 1997. Es interesante observar que en el DVD aparecen ambos. La aparición de Tulio Halperín Donghi parece más que nada un homenaje, ya que su intervención no es teórica ni conceptual. A diferencia de Chiaramonte, Halperín Donghi sólo aparece haciendo una
graciosa mención al título del DVD. También es importante considerar la labor en este tema de Juan Carlos Garavaglia. Consultar: CHIARAMONTE, et. al, 2008.
25 Llama la atención que siendo más de 100 historiadores reunidos, en el DVD «Dos Siglos después (...)» el siglo XX sólo aparezca brevemente comentado por Luis Alberto Romero.
26 Tomado o retomado de un muy difundido trabajo de CHIARAMONTE, José Carlos: «El mito de los orígenes en la historiografía latinoamericana». Cuadernos del Instituto Ravignani N°2. Facultad de Filosofía y Letras. UBA, 1991.
27 Las posiciones en torno a las tareas del historiador no son comunes y hasta en alguna medida se contraponen, tal como muestra el DVD. La idea de que una de las tareas del historiador es desarmar mitos la tomo, entre otros, de la intervención de Luis Alberto Romero. Algunos dejan esbozado que la mirada hacia el pasado permite sacar conclusiones en el presente. Si bien no se dice
exactamente, como lo haría Pigna, que la «historia es maestra de la vida», hay en esta sentencia parte de ese enunciado. En otros casos, se indica que la historia no puede dejarnos cómodos frente a la pregunta sobre cómo obrar en el presente. Al respecto se pueden consultar las intervenciones de Gelman y de Alliata. También hay invitaciones para relacionar y para separar historia y memoria.
Una controversia interesante se ha producido en el sitio web, sugiero consultar las intervenciones de Adrián Gorelik y Marcela Ternavasio.
28 Trabajada en el DVD de diversas maneras, sobre todo por José Carlos Chiaramonte, pero también por Raúl Fradkin. Se puede consultar CHIARAMONTE, José Carlos: «En 1810 no existía la idea de nacionalidad». Entrevista de Pablo Mendelevich. Diario La Nación. Suplemento Enfoques. «1810-2010 Especial Bicentenario». Domingo, 23 de mayo de 2010.
29 Por ejemplo, guerra, revolución, nación, república.
30 Se podría pensar que estos relatos del sentido común ya han pasado «a la historia de la historia», pero no. Por ejemplo, en el sitio www.argentina.ar puede leerse esta síntesis de la Revolución de Mayo que si bien no es de las peores que pueden encontrarse (hay otras con mayor sentido común), tampoco se ha esforzado por incluir los principales trazos de los resultados de la renovación historiográfica: «La llamada Revolución de Mayo fue un proceso histórico que resultó en la ruptura de los lazos coloniales con España en 1810 y habilitó el camino hacia la independencia del país, el 9 de julio de 1816. Los hechos de Mayo no hicieron más que cristalizar un movimiento liberador que venía buscando, desde 1806, mayor participación política y económica de los criollos. Así, el 22 de mayo de 1810, luego de que llegara la noticia de la caída de la corona española en manos de los franceses, los criollos convocaron a un Cabildo Abierto que tuvo que ser aceptado por el Virrey Cisneros, representante de España en el país. Luego de 4 días de debates y revueltas, se
tomó la decisión de conformar una Junta criolla que asumiera el Gobierno de la Nación hasta tanto la Corona Española fuese liberada de la dominación francesa. Así el gobierno popular quedó formado por intelectuales y militares criollos que venían desde hacía años luchando por la revolución independentista: Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, Juan José Paso y Mariano Moreno. A partir de este hecho, la lucha por la independencia fue un camino inevitable que desembocó en el Congreso de Tucumán del 9 de julio de 1816». En «Comienza el año del Bicentenario» www.argentina.ar
31 Internalizados por generaciones de argentinos ya que las mismas circularon durante años en la escuela primaria, en los relatos de las revistas para niños como el Billiken. Alguna intervención de Raúl Fradkin alerta que en los últimos años habría empezado a circular en las instituciones tradicionales la versión trabajada por Halperín Donghi.
32 En el DVD este tema es referenciado por Gabriel Di Meglio.
33 Por ejemplo, producidos por Noemí Goldman.
34 Y que daría posterior y progresivamente lugar para pensar las formas de legitimación del poder político: la relación entre gobernantes y gobernados, la conformación de un poder político legítimo, las reglas para la creación de un gobierno y sus instituciones. Al respecto se deben consultar las intervenciones de Hilda Sábato en torno a las opciones por la República. Y los cimbronazos producidos por Ternavasio en torno a la cuestión del sufragio universal trabajado no sólo como mecanismo (entre otros) para la legitimación del poder político, sino también como mito. En este caso, se podrían hacer dialogar las intervenciones de los intelectuales de Carta Abierta y las versiones oficiales-gubernamentales de la conmemoración, con la ofrecida aquí. Ternavasio discute que haya sido la Ley Saenz Peña de 1912 la que integró el sufragio universal en el S XX. La idea es que durante el S XIX, en el Río de la Plata no existían restricciones legales para sufragar para los hombres libres y que la base de votantes era amplia.
35 En el marco de encarcelamiento del rey y acefalia de la metrópoli, el Virrey Cisneros es norepresentativo.
36 Este relato no niega que haya existido disconformidad con la metrópoli, pero subraya otros problemas.
37 En el DVD no se mencionan los núcleos argumentos ni se explican suficientemente los nudos teóricos que son desafiados por los resultados de las investigaciones. En mucha menor medida se explicita la identidad de los interlocutores argumentativos frente a los cuales los resultados de estas investigaciones se tornan vívidas y necesarias de ser escuchadas en el presente. La impresión es que se necesita un oído informado para entender el núcleo argumentativo de sus alocuciones. En ocasiones parece privilegiarse el diálogo para y entre historiados, hacia dentro de la misma comunidad, y un relato en el que se privilegian las referencias identitarias entre quienes participan del grupo, donde se remarcan las relaciones entre los participantes del DVD.
38 Se pueden ver las intervenciones de Fradkin, Wasserman y, sobre todo, de José Carlos Chiaramonte.
39 La idea de la construcción del concepto de Nación y de un Estado que construye la nacionalidad en Europa y que luego viaja a otros continentes forma parte de la intervención de Wasserman.
40 Se pueden consultar la intervención de Luis Alberto Romero en torno al S XX, o de Sara Mata en relación a vida de los espacios provinciales
41 Al respecto, una intervención significativa es la de Adrián Gorelik en el sitio «Los historiadores (...)»

Bibliografía

Libros

1. BOTANA, Natalio (editor): Argentina 2010. Entre la frustración y la esperanza. Editorial Taurus. Buenos Aires, 2010.         [ Links ]

2. CHIARAMONTE, José, C. (et. al), (2008), Crear la Nación. Los nombres de los países en América Latina. Buenos Aires: Sudamericana        [ Links ]

3. FRADKIN, Raúl y Jorge GELMAN (coordinadores): Doscientos años pensando la Revolución de Mayo. Sudamericana. Buenos Aires, 2010.         [ Links ]

4. RUSSELL, Roberto (editor): Argentina 1910-2010. Balance de siglo. Editorial Taurus. Buenos Aires, 2010.         [ Links ]

DVD

5. Entrevista de Pablo Mendelevich a Chiaramonte, José Carlos (23/05/2010), «En 1810 no existía la idea de nacionalidad». Diario La Nación. Suplemento Enfoques, «1810-2010 Especial Bicentenario».         [ Links ]

6. DE VEDIA, Mariano, (24/06/2010), «Carta Abierta dará su respaldo al gobierno por el Bicentenario». www.lanacion.com.         [ Links ]

7. Dos Siglos después. Los caminos de la Revolución. Dirección General de Sebastián Mignona.
Producción de Eva Lauría. Realización de Cecilia Atán.         [ Links ]

8. FORSTER, Ricardo (30/05/2010): «El Pueblo del Bicentenario». Página 12.         [ Links ] FORSTER, Ricardo, (24/06/2010), «Espejos del Bicentenario». www.americalatinaunida.wordpress.com

9. FORSTER, Ricardo, (01/06/2010), «La Argentina de 1910 era un Estado excluyente ». www.politicaargentina.com Sitio egresados del TEA.         [ Links ].

10. GONZÁLEZ, Horacio (25/05/2010), «Indigenismo y Estado nacional». Página 12.         [ Links ] MANFREDI, Valerio Massimo (26/06/2010), «Cuando la Historia es una gran novela épica». Entrevista de Elisabetta Piqué. ADN. Suplemento de Cultura. NOVARO, Marcos (27/06/2010), «El Bicentenario de una Argentina facciosa». www.lapoliticaonline.com

Periódicos, artículos periodísticos y de sitios Web

11. URANGA, Washington (30/05/2010), «Reconquista de lo público». Página 12.

Declaraciones

12. Declaración del Bicentenario. Carta Abierta. 22 de Mayo de 2010

 

 

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