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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.34 Córdoba dic. 2015

 

BIBLIOGRAFICAS

La fábrica metalúrgica en la disputa entre identidades sindicales en los setentas. Un balance a partir de estudios de caso

Darío Dawyd1

La bibliografía que encaró la experiencia de los trabajadores hacia las décadas del sesenta y setenta ha sido, comparativamente, menor que la que se dedicó a las organizaciones armadas, juveniles y estudiantiles de aquellos años.2 Dentro de la misma, ha sido menor la que se dedicó al estudio de casos fabriles y de las regiones en que esas fábricas se asentaban. Ciñendo más el objeto, ha sido menor la dedicada al caso metalúrgico. En este comentario bibliográfico pretendemos poner en diálogo los trabajos que lo hicieron, entendiendo como caso metalúrgico aquellas grandes fábricas en las que la Unión Obrera Metalúrgica había logrado la representación sindical, hayan sido estas siderurgias, metalúrgicas o automotrices.

Para hacerlo en breve espacio optamos por agrupar los trabajos en dos conjuntos, eligiendo como clave de lectura la manera en que en estos trabajos es tratada la disputa entre la corriente tradicional que estaba al frente del sindicato y las nuevas corrientes combativas. Esta clave descansa en un marco teórico que adopta las contribuciones de los estudios sobre la constitución y transformación de las identidades políticas, temática que puede analizarse empíricamente en la configuración de viejas y nuevas organizaciones sindicales y agrupaciones sindicales-políticas, las relaciones entre los dirigentes y las bases, los conflictos, la relación entre obreros y corrientes políticas (incluidas organizaciones armadas), la disputa de los liderazgos, las prácticas sociales y el debate ideológico.3 El primer grupo está constituido por casos de grandes fábricas donde nuevas agrupaciones combativas, en el marco de las radicalizaciones obreras de los años setenta, lograron enfrentar a las direcciones hegemónicas en la fábrica y la seccional metalúrgica de la región. El segundo grupo está formado por casos donde el sindicalismo peronista en la UOM nacional, la seccional y la Comisión Interna de cada gran fábrica logró mantener su hegemonía más allá de los cuestionamientos de las agrupaciones enmarcadas en la radicalización obrera señalada.

De los estudios de casos donde los sectores combativos disputaron contra la conducción establecida en la seccional de la UOM donde se asentaba la fábrica, e incluso contra la UOM nacional, el más emblemático podría ser el de Acindar, situado en Villa Constitución, al sur de la provincia de Santa Fe. Entre las muchas perspectivas que analizaron el caso, varios estudios se concentraron en el proceso por el cual una corriente combativa ganó la representación sindical en Acindar y luego la seccional de la UOM, frente al sector «ortodoxo». También se ha señalado la importancia del estudio de cómo se transformó la organización sindical al interior de la fábrica, la mirada en la elección de una nueva Comisión Interna en 1973 y cómo la misma alentó un mayor contacto entre los delegados y las bases (y en relación con otras fábricas de la región, como Metcon y Marathon, hasta finalmente lograr ganar la seccional UOM Villa Constitución); esta mirada también afirma que no hay que menoscabar que los sectores «ortodoxos» también habían contado con el apoyo de trabajadores de base, en una línea de lectura que propone situar la división entre «distintas conciencias y estrategias de clase», en lugar de la clásica división izquierda-peronismo.4 Otros trabajos sobre el caso lo destacan como una lucha por reivindicaciones laborales que llevó a una «rebelión antiburocrática» y una radicalización de las formas de lucha en conjunto con sectores sociales de la región en que estaba implantada la fábrica.5

Cerca de Villa Constitución, y en algún momento «zona de contagio» de la conflictividad de la aquella ciudad, para el caso de Rosario un trabajo pone en consideración la conflictividad laboral metalúrgica en los años 1973-1976. En el mismo se analizan las modificaciones en la vida cotidiana en las fábricas metalúrgicas de Rosario haciendo foco en el fin de las «viejas prácticas patronales» en pos de la armonía fabril (vigentes desde la década del 40) y el paso a una época de gran conflictividad laboral y «radicalización política entre sectores de trabajadores». Partiendo del lugar de trabajo como «conflictivo por definición» lo analiza sin reducir a los patronos como promotores de la pura coacción ni a los trabajadores como meros impulsores de conflictos. Para el período abierto en 1973 analiza diversas demandas de los trabajadores, por salarios, control de condiciones de trabajo, productividad, despidos, oposición a la dirigencia tradicional, aunque se afirma que en este período aquella dirigencia contó «con un peso considerable del sindicato en fábrica aunque fue allí mismo, en el nivel de las comisiones internas, donde hubieron de disputar espacios con corrientes opositoras de distinto signo político ideológico». En este panorama, la autora concluye que para la región Rosario «el clima de radicalización política e ideológica» generó la elección de delegados y la aparición de agrupaciones sindicales, combativas y clasistas que «radicalizaron las demandas y estimularon la protesta colectiva» y, por otro lado, «obligaron a la propia dirección de la UOM local a impulsar este proceso con la expectativa de lograr el control de la protesta».6

En la misma perspectiva encontramos casos de fábricas situadas en el Gran Buenos Aires. Así, atendiendo a una regional de la UOM, en Quilmes (representando a las fábricas de los municipios de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela), Pozzi analizó la conformación de una agrupación vinculada a la JTP.7 Este trabajo (pionero entre los que aquí tratamos, en tanto se realizó a mediados de los años noventa, siendo todo el resto de fecha no mayor a diez años) buscó relacionar las prácticas sindicales tras el fin de la dictadura, como una síntesis de continuidad y cambio de las prácticas previas a la dictadura, modificadas durante el propio período de gobierno militar (1976-1983). El caso de Quilmes es tratado precisamente porque tras el fin de la dictadura la seccional fue ganada por sectores que habían pertenecido a la tendencia combativa en los años setentas. En la zona oeste, el caso de la empresa Santa Rosa, en San Justo (partido de La Matanza) y en otras metalúrgicas de la región, donde en un contexto de grandes conflictos en la fábrica se conformó una agrupación combativa (Mussi-Retamar), vinculada a la JTP, que ganó la Comisión Interna de la fábrica, pero disputó sin éxito la seccional metalúrgica; también aquí, los sectores combativos de los setentas lograron tras el fin de la dictadura ganar la seccional.8 Para el mismo distrito de La Matanza, un estudio sobre la fábrica Martín Amato busca analizar el surgimiento de una «vanguardia obrera» enfrentada con la patronal, el liderazgo sindical de la UOM, las políticas económicas nacionales (el rodrigazo) y en coordinación con otras fábricas, metalúrgicas o no, de la región oeste. Para hacerlo, se centra en una huelga entre julio y agosto de 1974 y cómo las reivindicaciones que nacían de la búsqueda de mejores condiciones laborales llevaban a luchar para derribar el Pacto Social, la «burocracia» y la patronal y, al hacerlo, desarrollaban nuevas formas de representación directa en las comisiones internas (y luego a nivel regional, en las Coordinadoras Interfabriles).9 También en el oeste, en un estudio dedicado a La Cantábrica (en Haedo, partido de Morón) entre 1973 y 1976, se analiza cómo una Comisión Interna opositora a la UOM local logró enfrentar a la cogestión estatal de la empresa, donde participaba la dirigencia nacional de la UOM; experiencia que tampoco pudo ser capitalizado por la dirigencia de la seccional.10

Finalmente, en un trabajo dedicado al cuestionamiento de la idealización que se hizo sobre el accionar de los trabajadores de Propulsora Siderúrgica, en la huelga de 1974, Venero presenta una visión que, si bien retoma a la seccional de la UOM La Plata como una burocracia sindical que apelaba al fraude, propone problematizar la noción de democracia sindical porque en su estudio de caso la misma no fue practicada para la elección de la Comisión Interna, cuya resolución cayó en las organizaciones sindicales que pretendían dirigir los reclamos. Si bien observa «una gran cantidad de instancias de deliberación y toma de decisiones», la «definición de la confección del nuevo órgano de dirección no quedó en manos de la asamblea». También propone reparar en que los trabajadores no desoyeron la voz de la dirigencia sindical de la UOM La Plata (opuesta a la nueva Comisión Interna combativa) y tener en cuenta la propia dinámica del conflicto, que en su caso (para una huelga que duró más de tres meses) «muestra que lentamente fue bajando la radicalidad y la disposición a las medidas más fuertes», el sector combativo se desgastó y perdió la capacidad de dirigir al conjunto de los trabajadores (a la par que la UOM local lo recuperaba) y recién las demandas fueron satisfechas cuando Montoneros secuestró a un ingeniero de la empresa.11

Otros trabajos analizan casos donde el sindicalismo tradicional peronista logró mantener la hegemonía en la fábrica y la región. Uno de ellos es el de SOMISA, en San Nicolás, donde a partir de una disputa por el control del proceso de producción se debatió el tipo de organización sindical y se planteó la necesidad de crear otro sindicato específico (en dos oportunidades, 1965 y 1972), experiencia finalmente abortada, quedando encuadrados en la UOM, que logró mantener la seccional San Nicolás.12 En el caso de Tandil, se analiza cómo la impronta de la línea vandorista comenzó a ser cuestionada desde la base, especialmente con posterioridad al Cordobazo, vivido como momento expansivo tras el cual, sin embargo, la dis-ciplina volvió a imponerse en esas plantas, pero no solo como imposición de la verticalidad mediante el fraude electoral y la violencia. En este sentido, el trabajo destaca la relación entre los contendientes metalúrgicos, sus trayectorias comunes y «los puntos críticos de ruptura y enfrentamiento», para «ponde-rar los recursos de los grupos dirigentes establecidos para conservar el poder en los sindicatos, no sólo la violencia y el fraude sino también la retórica y los resortes insti-tucionales y legales de la representación».13 De esta manera, reconstruye la representatividad del secretario de la seccional Tandil y cómo el conflicto se dirimió entre facciones del vandorismo.

Otro caso en que se analiza a una fábrica donde el sindicalismo peronista logró mantener su hegemonía es el de la Industria Automotriz Santa Fe S.A. (IASFSA), ubicada en la ciudad de Santa Fe, y luego cerca de allí, en Sauce Viejo.14 En este trabajo se analiza a la Comisión Interna (y la seccional Santa Fe) como partes de la hegemonía vandorista durante la década del sesenta (y los primeros setentas), la cual pudo atravesar esos años sin mayores oposiciones internas (más allá de algún delegado no alienado al vandorismo) y contó con la fuerza necesaria para rechazar los intentos de SMATA por obtener la representación de los trabajadores de aquella automotriz. Según el autor, «el poder de la UOM en la planta» se sustentaba tanto en «el consentimiento de las bases» como en «la coerción y la violencia» y, si bien se afirma que «las expresiones que no pertenecían a la línea de la UOM no influyeron dentro de la comisión interna», al analizar el proceso de cierre de la planta, en 1969, se hace énfasis en la crítica al vandorismo como cómplice de la misma.

Otro caso donde la UOM nacional mantuvo su hegemonía regional, hasta el cuestionamiento al vandorismo, fue el de la UOM Morón. Aquella seccional estuvo, hasta 1968, dentro del ordenamiento vandorista. Para dicha fecha, un nuevo secretariado, que se puso a sí mismo en el proceso de «rebelión de las bases» que había lanzado la CGT de los Argentinos (uno de los orígenes del proceso de radicalización de los trabajadores en los setentas), enfrentó a la posición nacional de los metalúrgicos. Alejados posteriormente de la CGTA, la seccional Morón se mantuvo opositora al vandorismo y no se alineó al naciente liderazgo de Lorenzo Miguel, hasta que encontró un espacio en el bloque opositor metalúrgico de Victorio Calabró, ya entrados los años setentas. En el medio de este proceso, La Cantábrica, la empresa emblemática de los metalúrgicos de Morón, se mantuvo alineada al vandorismo-miguelismo, por lo cual la seccional Morón tuvo que construir su hegemonía opositora sumando apoyos de fábricas medianas y chicas de la zona y ambas corrientes (el miguelismo en La Cantábrica y la conducción de la UOM Morón vinculada a Calabró) enfrentados por la reciente Agrupación Metalúrgica Felipe Vallese de la JTP, de Montoneros.15

En este comentario sobre la bibliografía dedicada al estudio de grandes fábricas metalúrgicas, pretendimos dar cuenta de la misma, presentando los aspectos que nos permiten destacar la disputa entre la corriente tradicional que estaba al frente del sindicato y las corrientes combativas que la enfrentaron en un contexto de radicalización obrera. Centrados en el desafío, creemos que la propia conformación y actuación de los sectores hegemónicos no está suficientemente analizada y no se destaca la actuación del sindicato nacional en cada caso ni su posición política en el contexto de aquellos años, repitiendo en muchos casos la visión del vandorismo y su construcción hegemónica a partir del fraude electoral, la violencia, la represión y la coerción a los sectores combativos; visión que entendemos adquirió forma desde 1968-1969 en la investigación de Rodolfo Walsh sobre el asesinato de Rosendo García y luego fue retomada por otros sectores políticos-sindicales e investigaciones históricas.

Así, no suelen (re)conocerse los recursos de ese sector tradicional del sindicalismo para llegar a las bases, conseguir y mantener su apoyo, su rol en esta época de conflicto y radicalizaciones, sus relaciones políticas y la influencia de las mismas en los entramados sindicales, sus vínculos con el Estado y los empresarios, en función de su rol como representantes sindicales de una actividad económica clave de aquellos años. Tampoco suele prestarse atención a las características de la organización de un sindicato como la UOM, verticalista en su configuración como unión sindical, y cómo eso influía en las relaciones con las seccionales (a diferencia de sindicatos organizados como federaciones). Esta mirada podría llevar a comprender a las seccionales díscolas con la conducción nacional y su búsqueda de construir otros apoyos políticos (como el caso de la UOM Morón en su adhesión a Calabró y la oposición interna generada por éste contra Miguel, o los casos de la oposición al miguelismo en los años ochenta de parte de sectores combativos de una década atrás). Finalmente, no suelen analizarse los recursos de un sindicato para acomodarse a la representación de trabajadores ubicados en actividades tan diversas, que iban desde las metalúrgicas que podían encontrarse en los orígenes del sindicato varias décadas atrás, a la siderurgia y la automotriz como parte de sectores nuevos y dinámicos de la economía de la llamada segunda industrialización por sustitución de importaciones.

Estas cuestiones, sin embargo, son tratadas por algunos de los trabajos reseñados, tanto del primer como del segundo grupo. Creemos que su profundización puede echar luz sobre la relación entre el sindicalismo que se consolidó en los años sesenta, el desafío que supuso la aparición de nuevos actores en un contexto de radicalizaciones, cómo ambos sujetos enfrentaron la salida política de la Revolución Argentina y la vuelta de Perón y el peronismo al gobierno y otros elementos que pueden favorecer la construcción de una mirada para comprender la conformación, transformación y permanencia de identidades político-sindicales.

Notas

1 Politólogo por la Universidad de Buenos Aires. Magister en Historia por el Consejo Superior en Investigaciones Científicas (España). Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Investigador Asistente del Consejo Nacional de investigaciones Científicas y Técnicas, en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET). Profesor adjunto de Historia Política Americana en la Universidad Nacional de La Matanza. Contacto: dawydario@hotmail.com
2 Lorenz, (2005).
3 Dawyd, (2015a).
4 Basualdo, (2011).
5 Santella, (2009).
6 Simonassi, (2007).
7 Pozzi, (1994).
8 Medina, (2014).
9 Cuevas y Lucena, (2007).
10 Vargas y Núñez, (2007).
11 Venero, (2013).
12 Soul, (2011).
13 Dicósimo, (2011).
14 Vicentin, (2014).
15 Dawyd, (2015b).

Bibliografía

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14.VENERO, Felipe, (2013), «Los trabajadores de Propulsora Siderúrgica y la huelga grande de 1974. Análisis de los actores y sus estrategias», ponencia presentada en XIV Jornadas Interescuelas de Historia, Mendoza, UNCuyo.
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