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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.35 Córdoba ene. 2016

 

BIBLIOGRAFICAS

CUCCHI, Laura, (2015), Antagonismo, legitimidad y poder político en Córdoba, 1877-1880. Bahía Blanca: Ediuns. 314 pp.

Luciano Nicola Dapelo1

La obra de Laura Cucchi, producto de su tesis doctoral y ganadora del primer concurso de tesis doctorales «Profesor Félix Weinberg», ofrece un rico análisis acerca de un período acotado, pero intenso, de la historia nacional con la mirada puesta en Córdoba y más precisamente, su ciudad capital. Su análisis comienza en 1877, año clave en la política argentina puesto que da comienzo, por iniciativa del presidente Nicolás Avellaneda, la política de «Conciliación de los partidos» cuyos resultados son más virtuales que reales –como la propia autora lo demuestra– y culmina en 1880 con el arribo de Julio Roca a la Primera Magistratura. Ese período es coincidente con la primera gobernación de corte autonomista en la provincia mediterránea de la mano de Antonio del Viso, dato que no es menor en la obra, sino que, por el contrario, se constituye en una clave analítica del proceso.

A lo largo del texto, dividido en seis capítulos, la autora hace jugar constantemente a cuatro actores: el Gobernador, la Legislatura, la Iglesia y la prensa. En el primer capítulo se aborda la vida política cordobesa en la década de 1870. Allí se señala, particularmente, el lugar de debilidad que ocupaba la fracción autonomista provincial en esa realidad política al promediar la década, pese a lo cual, en la idea de evitar las rupturas o más bien de mostrar monolíticamente el arco político para dar la imagen de estabilidad institucional, logra que su principal referente, el mencionado del Viso, sea ungido vicegobernador en 1877 y acceda a la gobernación por la muerte repentina del gobernador electo, Clímaco de la Peña. Al adentrarse en esa explicación señala los posicionamientos políticos de los principales diarios de la ciudad (particularmente, «El Eco de Córdoba» y «El Progreso») y su rol en el juego político provincial y en la disputa que se abría entre católicos y liberales laicisistas, que signará gran parte de los debates de la época.

Según se explica, la llegada de del Viso a la gobernación de Córdoba significó el acceso al poder de un nuevo elenco político conformado en su gran mayoría de jóvenes profesionales, con poca trayectoria en el ámbito pero que logran hacerse su lugar merced al acuerdo político que lleva al autonomismo al poder por primera vez y la portación de conexiones personales importantes, particularmente la de Juárez Celman con Julio Roca. El hecho de que el flamante gobernador se rodeara de estos jóvenes sin trayectoria en la arena política dentro de su gabinete devino en disputas con las demás fuerzas políticas, particularmente del Nacionalismo, que cuestionaban constantemente su legitimidad. Aquella circunstancia de constituirse en el primer gobierno de la fracción autonomista que, por lo demás, era minoritaria llevó al gobierno de del Viso, según lo explicita Cucchi, a experimentar otro cúmulo de estrategias a fin de cimentar su poder y lograr los apoyos necesarios para sostenerse en él. En este punto, se centra en analizar de qué manera los autonomistas rápidamente se encargaron de ocupar las Jefaturas Políticas departamentales y la oficialidad de las Guardias Nacionales con personajes adictos a su causa, dotándose de una base de poder más amplia, aunque sin lograr aún neutralizar a la oposición. En ese camino, aborda la cuestión de la Conciliación de partidos proclamada por Avellaneda y de qué manera el autonomismo provincial desoye esa oportunidad de acordar con el resto del arco político cordobés, construyendo su propio poder.

No solo se desestimó la posibilidad de negociar cargos con la oposición, sino que la fuerza liderada por del Viso y Juárez Celman se embarcó en otro frente de disputas que dio base a un fortalecimiento de la oposición y que es abordado en el tercer capítulo de la obra. El principal frente de conflicto se abrió con la iglesia por la voluntad autonomista de separar las áreas de incumbencia de las autoridades civiles y eclesiásticas sobre todo en el ámbito educativo, demarcando el poder del Estado en esa materia. Este conflicto tiene su base empírica en la instalación de un colegio en la localidad de Villa Nueva, en el Departamento Río Cuarto, pero se enmarca en los debates más profundos entre laicos y eclesiásticos que atravesaron el proceso de construcción estatal. Sin embargo y sin perder el hilo argumentativo, la autora señala de qué manera este enfrentamiento adoptó un cariz político. Por una parte, el autonomismo lo capitaliza poniendo la disputa en el terreno de la renovación, frente a la oposición que no solo retardaba el progreso, sino que levantaba las banderas de la Iglesia por sobre las del Estado. Por otro, se demuestra cómo este conflicto se nacionaliza en favor de la oposición que encuentra eco en sus representantes nacionales, quienes veían cómo este conflicto había revitalizado a las fuerzas provinciales derrotadas y les brindaba una oportunidad para fortalecer su posición de cara a las elecciones nacionales de 1880.

Ya mirando hacia los procesos netamente político-electorales, el cuarto capítulo analiza en profundidad la organización de los partidos en el plano nacional y local y los lazos que comienzan a tejerse entre ellos, sobre todo en lo relativo a la definición de candidaturas para las elecciones presidenciales de 1880. Inicialmente se detiene en explicar el panorama político para esas elecciones, que tienen su eje en la desorganización de las principales fuerzas de referencia, y de qué manera esas fuerzas comienzan a aunar esfuerzos para llegar con competitividad a la contienda. De un lado, la figura de Carlos Tejedor es fundamental, puesto que desde su cargo como gobernador de la Provincia de Buenos Aires se convierte en el líder del autonomismo porteño y su candidato presidencial natural. Ello lleva, inicialmente, a los autonomistas cordobeses a evitar la alianza con el mitrismo, lo que le daría la victoria asegurada a la oposición provincial. De otro, se explica cómo Roca, ya posible candidato, comienza a tejer sus canales de comunicación en el interior con Juárez como pieza clave de esas redes de relación mediante vínculos epistolares pero fortalecidos con otras estrategias como la circulación de diarios y revistas y los encuentros personales. Así, la autora explicita de qué manera se constituyó la Liga de Gobernadores con epicentro en la capital mediterránea con el primer objetivo de convocar una Convención que se plegara a la candidatura de Tejedor buscando imponer un candidato del interior a la vicepresidencia. Cuando el mitrismo también logra reorganizarse y consagrar la fórmula Tejedor- Laspiur, el autonomismo cordobés entierra la idea de la Convención y se apresura en proclamar a Roca como su candidato.

En ese estado de cosas, Cucchi se detiene a explicar el funcionamiento de los partidos en la realidad provincial y su actuación en el escenario electoral que se preparaba. Particularmente se alude a la organización de los clubes políticos como un eje central en la estructuración de lealtades electorales y movilización de apoyos como así también se explicita de que manera, pese a la situación desventajosa por la que se había hecho con el poder provincial, el autonomismo tras dos años de gestión ya había extendido sus bases de apoyo en base al desplazamiento de los miembros de la oposición de los espacios de poder en la ciudad y la campaña. Y en este punto se adentra en el debate que también es significante acerca de los debates de representaciones entre las fuerzas contendientes, involucrando conceptos como «liberalismo», «opinión pública», «oposición», «pueblo». A partir de la prensa, y aquí como actor central, la autora explicita de qué manera la oposición conciliada se plantea a sí misma como la representación de la opinión pública de la provincia, como el pueblo contra un gobierno que no era su representante. En esa dirección, también explica cómo el autonomismo gobernante replantea esa operación sin postularse como representante de esa «opinión pública» general, sino en la existencia de mayorías y minorías de opinión, haciendo gala de un discurso políticamente más tolerante por su posición a la cabeza del poder provincial. Y, sin detenerse en el plano meramente discursivo, se plantea el proyecto de la gobernación acerca de la representación proporcional en la legislatura como lugar donde debían ponerse en juego aquellas dos opiniones, la mayoritaria y la minoritaria.

En el quinto capítulo la autora se introduce en la cuestión netamente político-electoral, considerando que entre fines de 1879 y principios de 1880 las fuerzas políticas se preparaban para confrontar en cinco elecciones, con la presidencial como principal frente, sumadas a los preparativos de una revolución ya en marcha. En esa dirección explicita los mecanismos con los que cuenta cada fuerza política a la hora de reclutar voluntades electorales, tomando como eje el control de agencias estatales. De este modo, indica que, si bien el oficialismo provincial detenta un poder importante mediante el manejo de las agencias provinciales de las cuales había desplazado a la oposición, ésta logra neutralizar en cierto modo ese dominio, a través del manejo de las agencias del Estado Nacional. Así, se analiza cómo la provincia logra el control sobre la campaña mediante los jefes intermedios (Jefes Políticos, Jueces, Municipales), pero se enfrenta a las maniobras opositoras en el manejo de Correos y telégrafos, cátedras en la Universidad, el Juzgado Federal. Asimismo, las disputas en el campo práctico del manejo electoral se trasladan a la prensa que funciona, como nunca, como operador político: mientras las voces opositoras se anudan en un clamor revolucionario ante un gobierno carente de legitimidad en la búsqueda de la intervención federal ante una cada vez más plausible derrota en las urnas, la prensa oficialista apoya el proyecto gubernamental de avance sobre la libertad de imprenta que se efectiviza luego de la elección. Pese a las estrategias que el arco opositor pone en marcha, las elecciones dan el triunfo al autonomismo en la provincia, con Juárez y en la Nación, con Roca. Estas elecciones con acusaciones cruzadas de irregularidades, darán pié al estallido de la revolución en Febrero de 1880, la que, además, muestra los vínculos con las autoridades porteñas que brindan recursos para facilitar el movimiento. Éste fracasa, no solo en su objetivo de invalidar el resultado de las urnas, sino en su verdadero motor, que era motivar la intervención del gobierno nacional. Merced a ese resultado, en el último capítulo, Cucchi avanza en el análisis del concepto «revolución» y sus sinónimos, junto al uso que en cada caso le dan las partes contendientes, con el objetivo de legitimar su accionar o de denostar el de la otra fuerza, así como de plantear qué los identifica y qué los diferencia, con el uso de las armas como principal frontera entre ambos partidos.

El libro de Laura Cucchi ofrece un panorama bastante completo y que ayuda a complejizar la coyuntura política de fuerte movilización que se da entre 1877 y 1880. La combinación de Ejecutivo, Legislatura, prensa e Iglesia en el análisis como eje transversal de la obra resulta sumamente efectiva y vuelve atractivo el análisis ofreciendo un hilo conductor más que coherente para comprender cabalmente las diversas aristas que atraviesan el proceso. Esa dimensión discursiva que asume el relato supera y complejiza los meros análisis de las coyunturas electorales y ayudan a entender no sólo el universo de actores que intervienen, sino las vinculaciones extra-provinciales, colocando a Córdoba en el plano nacional, aunque sin perder en ello su especificidad local. Asimismo, la autora logra ofrecer un panorama amplio de la realidad política cordobesa de la entera década de 1870 y la preparación del terreno para el dominio absoluto del autonomismo en la década siguiente, pese al acotado margen de años que toma como recorte temporal. Ese recorte también permite conocer con más profundiad un período poco analizado o más bien, poco considerado en la historiografía cordobesa pese a su relevancia como génesis del proyecto juarista que queda explicitado con claridad en la obra.

De igual manera, cabe considerar aquí que en ocasiones el relato se centra demasiado en la realidad de la ciudad capital cordobesa tendiendo a identificar esa realidad a la del resto de la provincia. Si bien por momentos se introduce en lo que la autora llama la «campaña» cordobesa, en referencia al interior provincial y particularmente en el rol que juegan dentro del campo de las estrategias políticas en los momentos electorales o revolucionarios, una mirada más profunda sobre la participación de esas realidades regionales o locales otorgaría mayor riqueza al trabajo. Ello no implica que vaya en desmedro de su análisis que, por lo contrario, es sumamente rico y se constituye en un aporte fundamental para la comprensión de la historia cordobesa de finales del siglo XIX; sino que puede representar un elemento de complejización aún mayor para el panorama que Cucchi nos ofrece en su obra.

Notas

1 Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Río Cuarto. Doctorando en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba. Becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Miembro del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Contacto: lnicoladapelo@gmail.com

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