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 número36ESCUDERO, Eduardo, (2016), Cultura histórica y usos del pasado. Memoria, identidades y política en una experiencia local. (Río Cuarto; 1947-1986). Rosario: Prohistoria. 342 pp. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.36 Córdoba jun. 2016

 

BIBLIOGRAFICAS

LEVEY, Cara; OZAROW, Daniel y WYLDE, Christopher (Eds.), (2014),  Argentina Since the 2001 Crisis. Recovering the Past, Reclaiming the Future. New York: Palgrave Macmillan. 238 pp.

Guillermo Mira Delli-Zotti1

En la introducción a este libro tan riguroso como sugerente, sus editores anuncian que la obra que el lector tiene en sus manosanalizará la crisis que vivió Argentina en 2001-2, sus respuestas espontáneas y planificadas así como la recuperación que le siguió en el contexto de la implosión social, económica y política que conmovió al país; y aseguran que el libro es único en la forma de entender la naturaleza de esa crisis y cómo sus impactos deberían ser interpelados e investigados. Por su parte en el epílogo, Ezequiel Adamovsky rubrica como balance de las páginas del texto: “Es bastante notable que sea en el Reino Unido donde se haya publicado un libro que ofrece a los lectores el mejor y más completo análisis hasta la fecha de la rebelión que tuvo lugar en Argentina el año 2001 y sus múltiples efectos, no sólo sobre la economía y la política, sino también sobre la cultura y diferentes formas de resistencia”. Aunque pudiese sonar inmodesto, basta sumergirse en esta obra tan rica como compleja para comprobar que las afirmaciones tanto de los editores como de Adamovsky aciertan plenamente en la apreciación.

El origen del libro remite a la Conferencia Internacional que tuvo lugar en diciembre de 2011 en el Institute for the Study of the Americas (Universidad de Londres) bajo el título “Crisis, Response and Recovery: A Decade on from the Argentinazo 2001-11”, con motivo del 10º aniversario de la crisis económica y la revuelta social que estremeció Argentina;foro donde fueron presentados la mayoría de los capítulos que integran la obra, en tanto su publicación fue patrocinada por la Argentina Research Network, un emprendimiento que reúne a académicos, investigadores y estudiantes posgraduados procedentes de múltiples disciplinas que se dedican a los estudios sobre Argentina.

Estamos ante un libro que explora con rigor, originalidad y equilibrio aspectos claves en torno a la crisis que precipitó la caída del presidente De la Rúa en vísperas de la Navidad de 2001 y que consigue historiar con brillantez sus consecuencias por más de una década; curiosamente, sin convocar a  profesionales del pasado, aunque los diez capítulos se benefician de los comentarios de dos reconocidos historiadores (argentinistas) que los enmarcan y enriquecen: Colin Lewis escribe el Prólogo y Ezequiel Adamovsky –como ya hemos apuntado– firma el Epílogo.

Desde el arranque, Lewis entrega su saber acumulado durante décadas de investigación sobre Argentina y una mirada limpia para identificar temas iluminadores y a la vez dilemáticos: las crisis son una oportunidad para auscultar el Estado y la sociedad y, aunque este libro focaliza la de 2001-2, la recurrencia de aquellas sugiere que se trataría de un problema sistémico y, por lo tanto, con una dimensión histórica. En efecto, la forma en que el pasado es recordado, ideologizado y conceptualizado importa. Y si algunas respuestas al colapso de 2001 fueron únicas y específicas, en opinión del prologuista el origen de otras podría rastrearse en shocks socioeconómicos anteriores e incluso en mitos nacionales. Posiblemente el Argentinazo constituya una crisis cultural y de confianza en torno a la identidad nacional argentina ¿Qué prevalecerá en el futuro –se pregunta Lewis– el reforzamiento de la “latinoamericanización” post-crisis de la mano del proyecto kirchnerista o, por el contrario, la república “productiva” y moderna que encuentra su referente en Europa y  el discurso (neo) liberal? Puesto de otra manera, la reactualización del peronismo en la post-crisis bajo el liderazgo de Néstor Kirchner y Cristina Fernández ¿alumbrará finalmente una Nación que dé cobijo a todos o, al contrario, perpetuará una sociedad dividida entre nacionalistas-populares y sus adversarios?

En la introducción los editores anticipan una obra en tres partes que estudia las características que adoptó la reconfiguración de Argentina tras el episodio más grave y disruptor de su pasado próximo. Aparecen entonces un conjunto de ideas-fuerza que sirven para orientar y ofrecer claves unificadoras de lectura sobre una diversidad de temas y enfoquesque se antojan variadosy heterogéneos.

En primer lugar, rechazan la falsa dicotomía entre lo “viejo” y lo “nuevo”, y proponen por el contrario, un análisis que incorpore elementos tanto de continuidad como de cambio. Queda establecido que la crisis y el estallido social de 2001 marcaron un punto de inflexión en la historia reciente de Argentina; sin embargo, Levey, Ozarow y Wylde desaconsejan una visión reduccionista sobre un antes y un después, entre lo viejo anterior y lo nuevo posterior a 2001 como etapas o estadíos radicalmente diferentes y contrapuestos. Por el contrario, una de las formulaciones centrales de los editores –que se verá confirmada a lo largo del cuerpo del libro– es la combinación de rupturas con continuidades, una hibridación entre formas de ser y hacer Argentina antes y después del estallido social.

Una segunda idea-fuerza articuladora es que la crisis ha afectado y se manifiesta en numerosos campos para cuyo abordaje el libro habilita un aparato analítico que descansa en la transversalidad. En correspondencia con ello, abarca temáticas como la política macroeconómica, industrial y social bajo las presidencias de Duhalde, Kirchner y Fernández; la resistencia popular; las representaciones literarias y culturales y los cambiantes modelos de economía política, entre otras.

Un tercer eje original serían los ecos del Argentinazo de 2001 en las crisis financieras actuales (Grecia, España, Italia, Islandia) e incluso en fenómenos regionales como la Primavera Árabe. Los editores invitan a una lectura del caso argentino como una respuesta heterodoxa, rebelde, imaginativa, alternativa a un orden económico-financiero mundial aparentemente natural e incuestionable, que está arrojando a la marginalidad y la miseria a millones de seres humanos en todo el planeta. En este sentido, no deja de tener su aura que, precisamente desde la cuna del thatcherismo, un grupo de académicos británicos se haya impuesto rememorar un episodio que invita a una interpelación frontal del sistema que habitamos, con la intención deliberada de re-semantizar y utilizar aquel episodio de 2001 y sus secuelas como herramienta de indagación para abordar situaciones comparables como las que afectan en la actualidad a Islandia, España o Grecia.

Ligado a lo anterior, la cuarta idea-fuerza remite a la indagación sobre la naturaleza del kirchnerismo(2003-    ) como algo proteico al conjunto de la obra. ¿Supone el kirchnerismo un modelo válido para sustituir la hegemonía neoliberal o al menos reformarla? (pregunta que, de alguna manera, enlaza con el primero punto sobre la imbricación de lo viejo y lo nuevo, dando una sólida coherencia al conjunto) ¿Hasta qué punto es original, o puede resultar inspirador y –sobre todo– sostenible el modelo implementado por el kirchnerismo para superar la crisis y hacia dónde conduce? Es notable el resultado que exhiben los distintos capítulos –en un elegante equilibrio entre imbricación en el conjunto y perfil autónomo por parte de cada uno de ellos– a la hora de registrar los aciertos, limitaciones e incógnitas que plantea el modelo “neodesarrollista con inclusión social” que terminó cuajando al albur de la emergencia post-2001. Así como también hay que destacar cómo este abordaje multidimensional del fenómeno kirchnerista habilita una serie de reflexiones y problemas sobre la Argentina históricamente considerada, más allá del periodo estrictamente analizado aquí.

El libro se organiza en tres grandes apartados. Aunque se trate de una crisis “multinivel” y pluricausal, es sumamente oportuno comenzar atendiendo a su entramado económico y financiero, como hacen detalladamente Christopher Wylde, Cecilia Lanata Briones, Rubén Lo Vuolo y Miguel Rivera-Quiñones en la primera parte, titulada “La economía política de la (post)crisis argentina”.  En ella Wylde disecciona los tres grandes grupos de explicaciones sobre las causas del colapso de 2001 (las que focalizan la política fiscal y la deudaargentina; aquellas centradas sobre los inversores y las falsas expectativas de crecimiento; y aquellas que colocan en el centro el modelo de la Convertibilidad que condenó la economía a una rigidez mortal a la hora de absorber los impactos externos); pero además el autor enriquece su análisis aireando la multicausalidad del colapso financiero con la incorporación de enfoques dependentistas, teorías estructuralistas y la dinámica política propia del momento como complemento a las explicaciones económicas más convencionales. Por su parte, Lanata Briones y Lo Vuolo estudian las vicisitudes del modelo de acumulación argentino en el largo plazo para constatar si realmente se han producido cambios significativos durante la recuperación post-2001, no llegando a resultados concluyentes como consecuencia de la falta de distancia temporal respecto a lo que aparecería como una posible inflexión recientísima; pero sin dejar de ofrecer una información estadística muy exhaustiva y un desarrollo metodológico-interpretativo a la altura del reto. Completando esta primera sección, Rivera-Quiñones presenta un panorama deslumbrante acerca del determinante y ambiguo papel que el complejo exportador de soja y sus principales agentes –las Corporaciones Trasnacionales- vienen jugando en relación con la sostenibilidad del proyecto económico implementado por los gobiernos kirchneristas desde 2003 en adelante para encarrilar la recuperación del país.  No es casual que este problema crucial reaparezca en otras contribuciones: aún desde la específica mirada económica, los cuatro autores coinciden en que la crisis y sus causas solo podrán comenzar a ser plenamente comprendidas una vez hayan sido integradas las conexiones entre política y sociedad civil y lo mismo podría decirse de sus secuelas; enunciación que se irá plasmando en las siguientes secciones.

La segunda parte, dedicada a la movilización social y los movimientos fraguados al calor del “Que se vayan todos” –consigna coreada por los manifestantes durante los días más aciagos de la protesta como arrebato de rabia, impotencia y desprecio hacia la clase política– indaga el origen, naturaleza y características de las movilizaciones callejeras y sus integrantes, formas de organización, objetivos y relaciones con el Estado. La sección se abre con un análisis de Olga Onuch, quien subraya el papel de “lo político” en el estallido en vísperas de la Navidad de 2001. La autora reúne testimonios de los propios protagonistas (junto a otras fuentes más convencionales) para afirmar que, finalmente, lo que impulsó a la gente común a lanzarse a las calles –tejiendo una confluencia fugaz entre clases medias y sectores populares– fue el sentimiento de defensa de derechos fundamentales conculcados por el gobierno, es decir, una reacción frente a la percepción de avasallamiento de la democracia por parte del poder (sentimiento que tal vez emergía del inconsciente colectivo moldeado durante la experiencia traumática de la dictadura 1976-83). Por demás, este estudio podría contribuir a comprender mejor los numerosos brotes de protestas masivas que han ocurrido desde entonces a lo largo y ancho del mundo, a través del reconocimiento de los factores contextuales específicos que singularizaron el caso argentino. En los dos siguientes capítulos tanto Ana C. Dinerstein como Heike Schaumberg enfocan desde dos ángulos diferentes un problema similar (y la resolución y desenlace del mismo). ¿Cómo fue posible volver las aguas a su cauce, después que el estallido de 2001 –como si de la violenta ruptura de un dique se tratara, incapaz de contener masas de agua que se liberan furiosamente– amenazara hacer saltar el sistema en pedazos hasta dejarlo en ruinas? Mientras Dinerstein reconstruye con detallada sobriedad el alambicado pulso que el gobierno de Néstor Kirchner mantuvo con las diversas organizaciones sociales consolidadas durante el ciclo de emergencia máxima (especialmente los piqueteros y sus ramificaciones) con el fin de encarrilarlos, apaciguarlos y aislar a los más indómitos, tratando de  cooptarlos y convertirlos en pieza no menor de su nueva coalición gobernante a través de una ingeniería institucional que terminara por diluir sus demandas más radicales (erosionando sus ínfulas anticapitalistas y ácratas) y cercenando su autonomía hasta incorporarlos (traducirlos, dirá la autora inspirándose en la violencia epistémica de la modernidad teorizada por Vázquez) en la gramática de un poder estatal reconstituido –pero sin borrar completamente la gramática oculta (desacuerdo y esperanza) de los rebelados–, Shaumberg por su parte adopta un enfoque más holístico para evaluar qué tipo de “orden” emergió de la calma que sucedió a la tormenta del 2001-2. Para ello acuña el concepto “crisis intermezzo”, una suerte de empate como balance de fuerzas igualadas (de un lado, los que se rebelaron contra el orden neoliberal pero no fueron capaces de tumbarlo, del otro, los que lo sostienen o se lucran de él, quienes sobrevivieron al envite y permanecen al acecho); una situación de estabilidad provisional que puede volver a ser remecida. No una transición sino un “intermezzo”, un paréntesis entre dos actos de la misma pieza, la calma que puede presagiar una nueva tormenta.Esta sección la completa el estudio a cargo de Maristella Svampa, un análisis lúcido y valiente del “ciclo kirchnerista”: desde la ilusión y esperanza que sacudió a un país postrado –aunque en vías de recuperación ya en 2003– a través de una identidad progresista (con su retórica anti-neoliberal, la reivindicación de los Derechos Humanos como política de Estado y un discurso latinoamericanista), pasando por las ambigüedades y contradicciones del modelo productivo, y terminando con los episodios más turbios y decepcionantes de los últimos tiempos.

En la tercera y última parte, “Respuestas culturales y de los medios a la crisis de 2001”, tres capítulos incorporan nuevas aristas al tema a través de las reconfiguraciones que la crisis desencadenó o aceleró en campos como la construcción de identidades sociales, el imaginario nacional o las luchas de minorías étnicas por su reconocimiento. En este marco, Ignacio Aguiló aborda la producción literaria de Washington Cucurto, quien retrata la nueva marginalidad post-crisis, racializada y asociada con la inmigración proveniente de países vecinos. El lenguaje racial de las novelas de Cucurto no se limita al fenotipo, sino que incluye aspectos de clase y status social, exacerbando los antagonismos raciales construidos alrededor del binomio blancura/no blancura, dejando en evidencia el agotamiento de las narrativas que presentaban Argentina como un país excepcional dentro de Latinoamérica, distinguido por la predominancia de su población de origen europeo. Así se evidencia cómo operaba un régimen de dominación racial que subordinaba a la gente de clase baja –señalados como indígenas, mestizos o descendientes de africanos–, mientras al mismo tiempo ocluía el racismo bajo el presupuesto de que Argentina era un país racialmente homogéneo (blanco). Fue la crisis de 2001 la que terminó de destapar las contradicciones entre discursos, imaginarios y prácticas sociales, que Cucurto escenifica en barrios porteños emblemáticos como Once o Constitución, “colonizados” por el consumo cultural –como la cumbia colombiana y las bailantas– de estos “hermanos” latinoamericanos en el fondo poco deseados.

Por su parte, Saskia Fischer aborda la lucha por el reconocimiento de los pueblos indígenas en Argentina  –focalizando el caso de los mapuches-tehuelches en la Patagonia– al hilo de la ventana de oportunidad que abrió la tan celebrada como confrontada Ley de Medios.Sostiene que el reconocimiento inédito de las minorías autóctonas es producto de una nueva mentalidad gubernamental que busca manejar mejor a los sujetos y difuminar los conflictos –siguiendo en parte postulados del multiculturalismo– y buscando desviar la energía desde los conflictos territoriales y económicos hacia el trabajo cultural. Describe la emergencia de proyectos mediáticos como Radio PetuMogeleiño el canal Mapuche Wall Kintun TV (nacido al calor del Título IX de la Ley de Medios) y las tensiones generadas en el encuentro entre diversas instancias de organizaciones mapuches (cuya variedad de enfoques para lidiar con el Estado ha provocado fragmentación y división entre los originarios) y el “neodesarrollismo” y la nueva gobernabilidad kirchnerista, que habilita tanto una apertura sin precedentes de espacios y formas de representación dentro del gobierno, como se describe en relación con la CCCAIA (Coordinadora de Comunicación Indígena Argentina) o el CPI (Consejos de Participación Indígena), como una mayor presencia del gobierno en las comunidades y movimientos indígenas. El análisis comunicacional revela entonces que una tensión central recorre las luchas indígenas en la Argentina actual: si por un lado han tenido éxito en asegurarse mayor reconocimiento legal que en el pasado, los avances en la reordenación material del territorio y en el acceso a otros recursos permanecen pendientes. Finalmente, Cecilia Dinardi aborda la conmemoración del bicentenario de la Revolución de Mayo –embrión de la independencia argentina– para reflexionar sobre los usos públicos de la historia, la reedición de viejas fracturas –como Buenos Aires frente “al interior”, o“lo porteño” frente a “lo nacional”– agudizadas en este caso por la lucha entre gobiernos de distinto signo político (el gobierno municipal del PRO frente al nacional del Frente para la Victoria) y las visiones e imaginarios que cada uno de ellos pretendía imponer. En tanto la gente, “el pueblo”, las personas de a pie, parecen haber escogido su propia interpretación de la “fiesta patria”, ocupando el espacio público en una expresión de júbilo popular que parecía devolver vitalidad a un gobierno muy contestado desde distintos sectores en los dos años anteriores, y que conseguiría su reelección en 2011. Por lo demás, esta excelente obra se inscribe en la colección Studies of the Americas dirigida por Maxine Molyneux, a quien habría que agradecer – además de su tenaz compromiso con la difusión de los estudios sobre América Latina en el mundo anglosajón– dar voz a jóvenes talentos que puedan prolongar la saga de notables latinoamericanistas británicos.

Notas

1.Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca (España). Contacto: mira@usal.es

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