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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.40 Córdoba jun. 2018

 

ARTICULOS ORIGINALES

En las últimas casamatas. El movimiento estudiantil de la UBA en 19751

Mariano Millán2

Resumen
En este artículo analizamos la experiencia del movimiento estudiantil de la Universidad de Buenos Aires (UBA) durante 1975, observando sus enfrentamientos. Se subrayan los cambios en los modos de acción, escenarios y posicionamientos políticos y universitariosrespecto de los años previos. Estos elementos resultan clave para comprender la creciente influencia de las agrupaciones reformistas del Movimiento de Orientación Reformista y Franja Morada, el declive de la Juventud Universitaria Peronista, el drástico viraje de Frente de Agrupaciones Universidades De Izquierda y la circulación de ideas similares a las imperantes en los ’80.
Palabras clave: movimiento estudiantil - UBA - 1975 - peronismo - terrorismo de Estado

Abstract
In this article we analyze the experience of the student movement of the University of Buenos Aires (UBA) during 1975, observing their confrontations. Changes in the modes of action, scenarios and the political and university positionings are highlighted, respect to previous years. These elements are key understand to the growing influence of the reformist groups of Movimiento de Orientación Reformista and Franja Morada, the decline of the Juventud UniversitariaPeronista, the dramatic drastic turn of Frente de AgrupacionesUniversidades De Izquierdaand the circulation of similar ideas to those prevailing in the 1980s.
Key words: Student movement ¬- UBA - 1975 - Peronism - state terrorism

Introducción

En este artículo analizamos la experiencia del movimiento estudiantil de la UBA durante 1975, observando sus enfrentamientos, sus formas organizativas y sus posicionamientos universitarios y políticos.3 Describimos su evolución en condiciones políticas que clausuraron “largos años sesenta”, bajo el terrorismo de Estado comenzado con la “Misión Ivanissevich”, cuando el gobierno impulsó y dirigió una “guerra interna no declarada, contra un enemigo interior, utilizando todos los recursos extralegales a su alcance (…)[y] medidas clandestinas de sanción estatal (homicidios, torturas, privación de la libertad o de la propiedad...)” (González Calleja, 2017, p. 159).

Los movimientos estudiantiles fueron actores destacados del acontecer global de los ‘60 y ‘70. En Argentina su trayectoria data de etapas previas a la Reforma Universitaria cordobesa de 1918. En el período comprendido entre 1956 y 1974 el alumnado atravesó importantes cambios demográficos y vivió una diversificación de sus referencias ideológicas (Buchbinder, 2018). En la UBA, durante los enfrentamientos de Laica versus Libre en 1958, cuando los laicos resistieron la reglamentación que permitió a las universidades privadas emitir títulos habilitantes, apoyada por los libres, el reformismo liberal perdió terreno ante organizaciones de izquierda, comenzando así un proceso que signó la política universitaria en las coordenadas de la Guerra Fría, incluso antes de la Revolución Cubana (Manzano, 2009; Califa, 2014).

El gobierno de Onganía, surgido del golpe de Estado de 1966, intervino las universidades, suprimió la autonomía y el co-gobierno y proscribió la militancia por motivos de seguridad nacional (De Riz, 2000). La resistencia estudiantil fue derrotada (Ferrero, 2009; Millán, 2013; Califa, 2015). Hacia 1968, año de revueltas en otras latitudes, los alumnos de nuestro país recompusieron su activismo, en cooperación con la novel CGT de los Argentinos y con motivo del cincuentenario de la Reforma (Tcach, 2012; Millán, 2013) A ello siguió el auge de 1969-1971, donde se combinaron demandas universitarias, como el ingreso irrestricto, y nuevas formas organizativas, como los cuerpos de delegados (Bonavena, 1997), con la unidad obrero-estudiantil y la lucha callejera, como en el Cordobazo y otros levantamientos. Sin embargo, desde 1971 comenzó un declive en la cantidad de acciones colectivas estudiantiles, acentuado durante el trienio peronista (Bonavena, Califa y Millán, 2018; Millán, 2013).

En los comicios de 1973 se impuso el contradictorio Frente Justicialista de Liberación (FREJULI).4 En el terreno universitario pugnaron dos sectores. Un “nuevo peronismo universitario”, la flamante Juventud Universitaria Peronista (JUP), aliada con parte de la izquierda y del reformismo –los comunistas del Movimiento de Orientación Reformista (MOR) y una fracción de Franja Morada, la Juventud Radical Revolucionaria (JRR) (Dip, 2018)–,enarbolaba discursos centrados en la liberación nacional, las luchas populares y la democratización de la educación (Friedemann, 2015). Esta corriente asumió responsabilidades gubernamentales en la UBA, bajo el rectorado de Rodolfo Puiggrós y de varios decanos, y se impuso en las masivas elecciones estudiantiles de 1973 sobre grupos reformistas, como la Franja Morada adscripta a la Junta Coordinadora Nacional (JCN), o colectivos de ultraizquierda, como el Frente de Agrupaciones Universidades De Izquierda (FAUDI) (Millán, 2016).5

Frente a esa alianza se encontraban quienes priorizaron combatir al enemigo interno (Franco, 2012). El llamado “continuismo”, profesores y funcionarios de la dictadura, muchos peronistas y radicales, y agrupaciones de diferentes perfiles, como el Frente Estudiantil Nacional (FEN) o la Concentración Nacional Universitaria (CNU) (Millán, 2015),6 quienes –tras la publicación del documento reservado que declaraba una guerra contra la infiltración marxista bajo la tutela de Perón– integraron una coalición anti-montonera (Cuchetti, 2013).7

En el Ministerio de Educación de Jorge Taiana revistaban funcionarios de la Tendencia Revolucionaria y sus adversarios, como el subsecretario de Asuntos Universitarios Julio Lyonnet, rector de la UBA en 1975.8 La Ley Universitaria 20.654 de 1974, conocida como Ley Taiana, posibilitaba el ingreso irrestricto, pero el artículo 5 prohibía “el proselitismo político partidario y/o de idas contrarias al sistema democrático” en los claustros y el 51 habilitaba la intervención federal en caso de “subversión contra los poderes de la Nación.”Desde el MOR, la Franja Morada (JCN) y la misma JUP se alertó acerca de la peligrosidad de estos aspectos.9

En la lucha de facciones Perón se alineó con la ortodoxia.10 Estas disputas llegaron a un resultado definitivo entre los últimos meses de su presidencia y los primeros de la de María Estela Martínez, “Isabelita”, promediando 1974.

La misión Ivanissevich y los 100 días de Ottalagano

Entre agosto de 1974 y el mismo mes de 1975 el ministro de Educación Oscar Ivanissevich encabezó una política represiva conocida como la “Misión Ivanissevich”. Fueron cesanteados aproximadamente 15.000 docentes y asesinados o desaparecidos 98 universitarios (Izaguirre, 2011; Rodríguez, 2014). Estos acontecimientos se inscribían en un proceso político eminentemente violento: entre 1973 y 1976 se registraron al menos 8.509 hechos armados con motivaciones políticas (Marín, 2003).

En este marco, el 17 de septiembre Alberto Ottalagano fue designado rector-interventor de la UBA, desde donde se afanó por destruir las bases de sustentación del movimiento estudiantil y de la izquierda peronista y marxista en la universidad (Suasnábar, 2004). Amparado en los artículos 5º, 51º y 58ºde la Ley Universitaria, decretó asueto por varias semanas, reemplazó a los decanos por simpatizantes del fascismo, como Zardini,11 o nacionalistas católicos, como Sánchez Abelenda, cesó a los docentes interinos, intervino los centros y agrupaciones12 y creó: “un Cuerpo de Celadores para (…) el mantenimiento de la disciplina y del orden.”13 Al mismo tiempo, separó Sociología, Ciencias de la Educación y Psicología (75% de la matrícula) de Filosofía y Letras, comenzando su reorganización bajo asesoría de Carlos Di Sandro, fundador de la CNU.14 El rectorado de Ottalagano fue una etapa de colaboración entre autoridades y agrupaciones de la derecha peronista (Besoky, 2017).

En contrapartida, durante septiembre y octubre hubo grandes movilizaciones contra el cierre de las facultades. En una de ellas Armando Ricciotti (militante de FAUDI) fue herido en una pierna y horas después apareció muerto en una comisaría, con un balazo en la cabeza.15 Durante estos meses contabilizamos 26 ataques armados policiales y para-policiales (disparos, bombas, secuestros, golpizas) contra el movimiento estudiantil, las autoridades salientes y docentes de la UBA. Se contaron 14 muertos, entre ellos Daniel Winer (militante de FAUDI de Ingeniería, donde fue secuestrado),16 Pablo Laguzzi (hijo del rector Laguzzi) y el profesor Rodolfo Ortega Peña17 y la desaparición de Bárbara Ramírez, alumna de Arquitectura.18 Se trataba de una transformación en las tácticas represivas, que privilegiaba las formas selectivas, preventivas e ilegales (Califa y Millán, 2016). Estos hechos se inscribían en una lógica más general: tres cuartas partes de las acciones de violencia del período ocurrieron sin enfrentamientos y más del 60% de los hechos del “campo del régimen” fueron realizados por fuerzas ilegales (Marín, 2003). Se había instalado en el ámbito universitario el terrorismo de Estado (Baña, Borches, Carnota y Díaz de Guijarro, 2015).

El movimiento estudiantil durante 1975

A comienzos de 1975 Julio Lyonnet fue nombrado rector-interventor de la UBA, en reemplazo de Ottalagano. Llegó a titularse: “el turno de la verdadera ortodoxia”,19 y algunas organizaciones estudiantiles, como el Centro de Estudiantes de Ingeniería dirigido por la JRR-Franja Morada, reclamaron la continuidad de las reformas introducidas desde mayo de 1973, la destitución del decano Alberto Bonetto, la implementación de la ley 20.654 y el libre accionar de la comunidad universitaria.20 FAUDI consideraba que: “Isabel golpeó parcialmente a esta política antipopular al excluir al ultrareaccionario y golpista Ottalagano (…) Pero la “misión Ivanissevich” aún subsiste.”21

Lyonnet confirmó a los decanos nombrados por su antecesor22 y en el Ministerio implementaron cupos para el ingreso a la universidad23. El recientemente creado Consejo Nacional de Federaciones y Centros (CNFC), conducido por la JUP, el MOR y la JRR, (organización paralela a la FUA en manos de la Franja Morada JCN, el Movimiento Nacional Reformista –MNR– y FAUDI), expresó su repudio y reclamó un amplio debate universitario en libertad. Al mismo tiempo, ante el máximo dirigente de la UCR, Ricardo Balbín, reivindicaron la ley 20.654: “quienes conducen hoy la política universitaria (…) aducen que ajustan su cometido al cumplimiento de la ley, pero olvidan su principio elemental (…) la normalización de las casas de estudio, con elecciones democráticas”.24

En estas posiciones muestran un eje central del movimiento estudiantil durante 1975: la disputa por la aplicación de la Ley Universitaria y, a diferencia del escenario de su aprobación, el consenso sobre su sentido positivo. En septiembre de 1974, Ivanissevich había señalado que no se estaba cumpliendo con los artículos 5 y 51.25 Como veremos, en 1975 el movimiento estudiantil no se organizó para transformar la estructura universitaria y social. En un clima de terror estableció una posición defensiva en las últimas casamatas para resguardar sus organizaciones.

La violencia parapolicial de 1974, con incidentes durante la vida cotidiana (cursando en la facultad, camino a las casas, etc.), denotaba el trabajo de inteligencia y la delación. Estos elementos exacerbaron el temor, estableciendo barreras para la amalgama de solidaridades necesarias para la militancia. Una crónica de Económicas, aparecida en La Opinión, arroja imágenes verosímiles: “policías exigen a cada estudiante la Libreta Universitaria”, “ausencia de carteles y las paredes impecablemente limpias” “Cuando se quiere detectar alguna queja surge enseguida la desconfianza (…): ‘¿Y a mí quién me garantiza que no me vas a botonear?’.”26

Dos días después, otra crónica agregaba detalles:

[En] los edificios universitarios (…) Es posible transitar sin enfrentar a cada paso grupos que discuten la menuda política coyuntural del país y sin sortear las banderas y estandartes de las decenas de agrupaciones y sectas (…)
‘Ahora los alumnos vienen a las aulas a estudiar y no a hacer política y esto servirá para ordenar el trabajo académico.’
(…) las facultades ostentan (…) un orden y una tranquilidad notables (…)
una redactora de La Opinión(…) Al ir a informarse sobre la marcha del proceso de inscripciones, no se le permitió el acceso [a Filosofía y Letras]. Mientras conversaba en la calle con los estudiantes para cumplir con su tarea profesional, un policía uniformado la detuvo (…) sometiéndola a una exhaustiva requisa. (…) la condujo a la comisaría octava, donde, tras las consultas del caso, se la dejó en libertad.
En Derecho (…) Franja Morada (expresión de la Juventud Radical Revolucionaria) llamó a pronunciarse urgentemente sobre (…) el adoctrinamiento (…) fascista en algunos cursos y un nuevo tipo de operativo policial efectuado por personal de civil, (…) sorpresivos cercos de sectores de la facultad para proceder a la identificación y la requisa (…)
en ninguna facultad están permitidas las asambleas (…), los alumnos no discuten los programas de estudio ni los problemas de organización de la enseñanza, las agrupaciones y los centros estudiantiles están disueltos o no se los reconoce (…) todo debate debe transcurrir en la clandestinidad.
(…) En Derecho, cuando el redactor de La Opinión preguntó si podía hablar con algún dirigente (…): ‘Las agrupaciones fueron disueltas y yo no te voy a señalar a los activistas’, fue la más amable de las respuestas.27

Los testimonios del momento muestran una espacialidad vigilada, elemento central para comprender la militancia en 1975. Como dijo González Calleja (2017): “el terror estatal (…) provoca tal conmoción en el adversario potencial (…) que le disuade de emprender o continuar la lucha.” (pp. 159-160). En la UBA bajaron notoriamente los niveles de violencia: de 14 ataques armados durante el segundo semestre de 1974 a 4 durante todo 1975, de 30,3 detenciones semanales a 3,3 para los mismos períodos. Esta tendencia coexistía con una escalada en otras universidades y en el país (Califa y Millán, 2016; Marín, 2003).

Desde esta perspectiva, los relatos de los cronistas nos advierten que en las facultades ya no se encontraban carteles ni pintadas y los pasillos, otrora transitados lentamente a causa de la congestión producida por la militancia, estaban despejados. Era peligroso detenerse a conversar. Esa dinámica dentro de los edificios fue resultado de una violencia anterior pero, una vez establecidas, tales condiciones de la vida cotidiana ejercieron una fuerza significativa sobre las percepciones e ideas de quienes intentaban resistir a la misión, transformando sus formas de acción, de organización, sus consignas y sus alianzas. La militancia se relocalizó en recintos partidarios de la oposición y, cuando volvía a los claustros, solicitaba entrevistas para reclamar sobre asuntos puntuales.

Durante 1975, con excepción de la desdibujaba JUP tras el pasaje de Montoneros a la clandestinidad, distintas agrupaciones intentaron dialogar con el gobierno, o sus aliados, buscando aislar a los funcionarios universitarios. En marzo, tras una reunión con el diputado radical Antonio Tróccoli, la FUA presentó un proyecto de ley para becar 20.000 hijos de trabajadores y 100.000 asalariados en la educación superior. Proponía la “distribución de las becas (…) a cargo de la Confederación General del Trabajo (…); que el Ministerio de Cultura y Educción planificará la proporción (…) por carrera universitaria” y financiarlas mediante un Fondo Nacional “a cargo del sector empleador.”28 La FUA pretendía contrarrestar las restricciones de los cupos y, al mismo tiempo, tantear el cerco del gobierno peronista interactuando con actores sociales relevantes: la CGT, afín al Poder Ejecutivo, y los partidos políticos.

Por su parte, la JUP realizó una movilización de 3.000 estudiantes (según su comunicado) para repudiar la detención del ex rector interino Ernesto Villanueva.29 La Federación Universitaria para la Liberación Nacional de Buenos Aires (FULNBA), dirigida por esta corriente, había presentado en el Congreso un pedido de comparecencia del ministro Ivanissevich.30

Entretanto, en Derecho una concentración estudiantil del Frente de Estudiantes Reformistas, de la JRR y del Centro de Estudiantes se entrevistó con el secretario de Asuntos Estudiantiles, para entregar un petitorio por la “supresión del reglamento de cursos y exámenes libres por considerarlo limitativo y antipedagógico.” Mientras, un grupo vestido de civil, luego identificado como personal de seguridad, detuvo a dos alumnos. La JRR exigió la “urgente normalización democrática (…) la aplicación de la Ley Universitaria.”31

Dado el descalabro académico y administrativo de Ciencias de la Educación, Sociología y Psicología, según La Opinión, FAUDI había creado “comisiones de defensa” de las carreras.32La deriva de esta agrupación, otrora “ultraizquierdista”, ilustra los cambios del movimiento estudiantil. La primera de sus actividades fue la reunión, el 3 de marzo, de alumnos de Psicología con el decano-interventor de Filosofía y Letras presbítero Sánchez Abelenda. Luego el funcionario gestionó una entrevista con el rector, en lo que constituyó su primera reunión con alumnos de la UBA.33 Poco después esta comisión consiguió que el delegado normalizador, Horacio San Martín, aceptara su participación en las conversaciones sobre el plan de estudios e instalase una mesa de informes.34

Por esas semanas FAUDI publicó una solicitada donde apoyaba al “gobierno tercerista” de Isabel, denunciaba como “golpistas” a Ivanissevich y Zardini y señalaba que sus arbitrariedades se complementaban con la “propaganda de las direcciones de algunas agrupaciones estudiantiles (JUP-MOR), (…) [para] derribar el gobierno.” Esta postura los inclinaba hacia la derecha. No obstante, su crítica presentaba fundamentaciones de izquierda: “No garantizaron la permanencia de los 80.000 ingresantes de 1974, no lograron aumento presupuestario (…) ni becas masivas (…) [para] obreros y campesinos.”35

A fines de 1974 el acuerdo firmado por FUA y el CNFC, cuando la unificación no fue posible por la ausencia de elecciones en la UBA, contenía una reprensión implícita hacia la JUP: “se impulsará la realización de elecciones (…) así como también crear las condiciones favorables a su concreción.”36

Estos discursos antigolpistas de agrupaciones y federaciones contienen elementos embrionarios de la “teoría de los dos demonios”. Un análisis de su vigencia en los ‘80 recuerda que esas ideas tenían “fuerte raigambre en la experiencia percibida por muchos entre 1973 y 1976.” (Franco, 2014, p. 45). Durante la década siguiente, la hegemonía de Franja Morada se asentó en una ruptura discursiva con la militancia estudiantil setentista y sus represores (Cristal, 2017), equiparando responsabilidades en el origen de la violencia (Franco, 2014).

Poco después FAUDI declaró: “…el movimiento estudiantil ha roto (…) con su pasado de estar en la vereda de enfrente del pueblo, como en el ‘45 o el ‘55.” Y convocó a la FUA a movilizarse el 1º de mayo para “defender al gobierno de Isabel contra cualquier variante golpista.” En la universidad: “Contra los golpes al movimiento estudiantil de algunos funcionarios de la ‘misión Ivanissevich’ (…); pero también contra la actividad (…) provocadora”.37 A pesar de ello los estudiantes que invitaban a la concentración del 1º de mayo fueron detenidos y puestos a disposición del Poder Ejecutivo.38

Para los centros el contexto era adverso. Sin embargo, en junio el Centro de Estudiantes de Arquitectura denunciaba que no habían comenzado las clases.39 El de Ciencias Exactas, conducido por el MOR, revelaba: “desde que [su facultad] funciona de noche sólo dos días por semana, el porcentaje de deserción del alumnado (…) es del 30 al 40 por ciento.”. Como parte de su enfrentamiento al decano Raúl Zardini, quien consideraba la ley universitaria como “marxista”,40 invitaba a una mesa redonda sobre la normativa con políticos e intelectuales.41

En Económicas, el 3 de junio tuvo lugar una asamblea convocada por el Centro. El propósito era: “denunciar los bochazos masivos (…); la bibliografía inaccesible (…) el bajo nivel pedagógico y el estricto control de seguridad”.42 Los alumnos fueron atacados por policías uniformados y de civil, quienes, según la Agrupación Universitaria Reformista afín al MOR, “realizaron disparos de armas de fuego, con carácter intimidatorio, lo que motivó un desbande.”43En términos similares se expresó el Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas. Tras estos incidentes cinco estudiantes fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo. Los maoístas de la Tendencia Universitaria Popular Antiimperialista y Combativa (TUPAC) subrayaban que uno de estos alumnos, Rubén Santiago Bahl, “fue objeto hace un mes de un intento de secuestro en el curso de Economía Agraria.”44

En Ingeniería también se produjeron incidentes. Según los trotskistas de la Juventud Socialista de Avanzada (JSA) a raíz de los intentos de un grupo de seis alumnos por defender a un estudiante de una detención en el aula 109.45 Una denuncia similar realizaba el Centro de Estudiantes de Farmacia y Bioquímica.46

En Derecho, el Centro anunciaba que se reuniría con Ricardo Balbín para conversar sobre la represión y el deterioro académico.47 Días después el bloque de diputados de la UCR y el senador Fernando De la Rúa reclamaron ante el ministro del Interior, Alberto Rocamora, la liberación de dos militantes de la JRR alumnos de Derecho.48

Hacia mediados de junio, para un nuevo aniversario de la Reforma, la UCR celebró un acto con más de 800 asistentes, quienes cantaron estribillos contra el ministro José López Rega y el flamante titular de la cartera económica, Celestino Rodrigo.49 Los dirigentes de la JRR Enrique Mathov, Rafael Pascual y Miguel Ponce “declararon que los ‘ismos’ instalados en las casas de estudio el 25 de mayo de 1973 y el 17 de septiembre de 1974, fueron negativos para ‘cualquier intento académico serio.” 50

La FUA emitió un documento donde condenaba “cualquier variante golpista”. Reclamaba la “libre expresión del movimiento estudiantil” y denunciaba que “desde la ultraderecha y la ultraizquierda apuntan a deteriorar el desarrollo del proceso institucional”. Como colofón, anunciaban una “semana nacional de esclarecimiento para exigir la aplicación inmediata de la Ley Universitaria”.51 Esta posición mayoritaria en el movimiento estudiantil de la UBA, en favor de la legislación vigente, solo era contrariada por la JSA, quienes recordaban que varios artículos (5, 35, 38, 51) atentaban contra las conquistas de los alumnos.52

Hacia julio se agudizó la crisis a nivel nacional. La nueva política económica de Rodrigo desató una escalada inflacionaria sin precedentes, el “Rodrigazo”. Las nacientes coordinadoras fabriles de Buenos Aires y La Plata se movilizaron el día 3, chocando con la policía. La CGT dispuso una huelga general el 7 y 8 de julio, la primera bajo un gobierno peronista. Días después dejaron el gabinete José López Rega y Celestino Rodrigo.

A diferencia del Cordobazo, las principales organizaciones estudiantiles no tuvieron parte en los hechos de masas. Sin embargo, la FUA convocó al cese de actividades “para ‘expresar su solidaridad con la clase trabajadora; repudiar la política económica y exigir la renuncia de la misión Ivanissevich’” y la CNFC anunció un paro activo, llamando a la constitución de asambleas en las facultades. En agosto Oscar Ivanissevich fue reemplazado por Pedro Arrighi y Julio Lyonnet por Eduardo Mangiante.

Las designaciones despertaron esperanzas. Según el MOR: “Mangiante ha hecho declaraciones manifestando su disposición al diálogo”.53 En Ciudad Universitaria había reabierto la librería del Centro de Arquitectura, en manos del FAUDI. En su primera conferencia de prensa, el nuevo ministro advirtió que platicaría, aunque “los desbordes no serán permitidos.”54

El día 21 de agosto una concentración de 700 estudiantes frente al Congreso reclamó la aplicación de la Ley Universitaria y el desplazamiento de los funcionarios nombrados por Ivanissevich. La JUP entonó consignas más duras (“Juventud, presente, Perón, o muerte” y “Ya van a ver, cuando venguemos a los muertos de Trelew”), que fueron acalladas por los cánticos de comunistas y radicales, menos violentos (“Unidad de acción, echemos la misión”). Desde el MOR y la JRR resaltaron: “el recambio es favorable, producto de la movilización”.55

Sin embargo, Pedro Arrighi no mostró compromiso democrático. Durante su gestión dictó conferencias ante oficiales de las Fuerzas Armadas en la Escuela Superior de Guerra, en la Escuela de Defensa Nacional y en el campamento del Ejército Argentino en Famaillá, donde combatían al Ejército Revolucionario del Pueblo. En estas alocuciones resaltó la centralidad del sistema universitario argentino en la “guerra contra la subversión” e identificó la Reforma de 1918 con el bolchevismo.56

El 25 de septiembre tuvo lugar otra movilización de 3.000 alumnos frente al Congreso, convocada por el CNFC, donde se reclamó la renuncia del ministro Pedro Arrighi, el retiro de la policía de las aulas y la normalización de las casas de altos estudios.57 Esta concentración fue el terreno de disputas entre la JUP y el MOR. Los primeros cantaban contra Arrighi, mientras los segundos los tapaban gritando “Unidad estudiantil, la ley para cumplir” y “Aplicar la ley, y a todos los fascistas los vamos a reventar”.58 Más allá de la contradicción entre estos aliados, resaltamos otro elemento impensable en 1973/4: la JUP era superada en número por el MOR.

Tras ello, comenzó una confluencia entre esta agrupación y la Franja Morada JCN, al frente de la FUA. Se abreviaba una distancia de cinco años, tras la ruptura de la federación en 1970, y se ahondaba la distancia entre el comunismo y la JUP. Estas conversaciones dieron lugar a un documento, donde defendían el orden constitucional frente a:

la violencia de la derecha, alimentada por la reacción y la CIA (…) y el permanente accionar de sectores de ultraizquierda que (…) [crean] las condiciones necesarias para (…) una intentona golpista.
(…) los postulados de la Reforma Universitaria constituyen hoy una base adecuada para (…) poner la enseñanza superior al servicio del país (…) Para miles de estudiantes las declaraciones del Ministro Arrighi son un agravio59

El dirigente de Franja Morada Leopoldo Moreau afirmaba que la declaración mostraba un “movimiento estudiantil serio, alejado del ultraizquierdismo, preocupado por las calidades científicas y pedagógicas de la Universidad”, subrayando que “La condena al terrorismo de ultraizquierda y de ultraderecha es clara”. Asimismo, entre los interlocutores apuntados se encontraban: “Las Fuerzas Armadas, cuya opinión es tomada en cuenta para (…)el ámbito universitario por las implicancias (…) en relación con(…) la guerrilla.”60 Estas posiciones fueron sostenidas luego por algunos ex dirigentes de la izquierda peronista, como Juan Manuel Abal Medina y Leonardo Obeid, que se pronunciaron “cerradamente opositora[es] a toda expresión subversiva.”61

En respuesta, la JUP intentó reagrupar a la CNFC, siendo desairada por el MOR y la JRR, pero realizando un acto con 800 asistentes en el Teatro Avenida.62 Este aislamiento se tradujo en una caída del caudal electoral propio y general, en favor de los comunistas y otras variantes reformistas. Para impedir los comicios las autoridades cerraron varias universidades y fueron detenidos cientos de estudiantes.63En la UBA hacia fines de noviembre se votó en Medicina, Farmacia, Ciencia Exactas, Económicas, Ingeniería y Arquitectura.64Los activistas guardaban boletas entre las medias y llegaron a realizarse escrutinios en locales partidarios.65En la siguiente tabla pueden observarse los resultados totales de estas seis facultades en 1975 y en 1973:

Tabla
Sumatoria de las votaciones en seis facultades de la UBA donde hubo comicios para Centros de Estudiantes en 1973 y 197366

Elección de 1973 Elección de 1975
Pos. Agrupación Votos Porcentaje Votos Porcentaje Agrupación Pos.
1 JUP 11550 41,58% 3729 29,53% MOR 1
2 MOR 6283 22,62% 3667 29,04% JUP 2
3 Franja Morada 6088 21,92% 3031 24,01% Franja Morada 3
4 FAUDI-TUPAC 1808 6,51% 1459 11,56% TERS/JSA 4
5 TERS 951 3,42% 313 2,48% FAUDI-EUP-AUN 5
6 JSA 534 1,92% 122 0,97% FAS 6
7 AUN 286 1,03% 81 0,64% TUPAC 7
8 Héroes de Trelew 147 0,53% 224 1,77% Blanco 8
9 Indep. 100 0,36% 9
10 Che Guevara 29 0,10% 10
Total 27776 100,00% 12626 100,00% Total


Poco después, se produjo un acontecimiento peculiar en Económicas. El acto de “Reafirmación Revolucionaria” de FAUDI y los derechistas Estudiantes Universitarios Peronistas fue respondido con un contra-acto. El orador de FAUDI:

advirtió a [los] ‘asesinos a sueldo de los imperialismos’ que ‘otro 55 no pasará.’ (…) la barra contraria (…) los acusó de ‘fascistas y vendidos’ (…)[y profirió] una intensa silbatina cuando los organizadores mencionaron el telegrama de adhesión de la jefe del Estado67

Poco después, el máximo dirigente del MOR, Jorge Kreynes, advertía sobre “las demás experiencias nacionales del Cono Sur” que “son por demás aleccionadoras”, destacando que el terrorismo cumplía “el rol más nefasto”, tanto el que “asesina en la forma más infrahumana con la sigla 3A”, aunque “no sólo con este terrorismo cuenta el imperialismo. La CIA también capitaliza (…) el terrorismo de la ultraizquierda.”68

Para mediados de diciembre se reunieron representantes de 70 centros estudiantiles en la Casa Radical de Buenos Aires, convocados por la FUA, cuyas agrupaciones habían ganado 36 de los 60 comicios, frente a los 21 donde se impuso el dividido bloque del CNFC.69 El cónclave produjo dos comunicados. En el primero condenaban “al terrorismo tanto de derecha como de izquierda por ‘coincidir en marginar al pueblo, único protagonista de la historia’.” Por ello urgía “retomar la bandera de la unidad nacional, señalada por los grandes movimientos populares argentinos: peronismo y radicalismo”. En el segundo la FUA exigió la “total rectificación de la política instrumentada y la aplicación de la Ley Universitaria, como camino para que la ‘juventud no se vuelque a la frustración abriendo el campo propicio para el terrorismo’.”70

Uno de los últimos documentos de las agrupaciones estudiantiles antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 fue una carta al general Jorge Rafael Videla, emitida por el MOR, en solidaridad con el atentado sufrido por el Comando General del Ejército el 17 de marzo. En la misiva, pieza arquetípica de la etapa de la “convergencia cívico-militar”, los alumnos comunistas proponían al Ejército un: “programa de emergencia para la Universidad”, con la participación de “todos los sectores políticos, gremiales, sociales, civiles y militares, en forma unidad y previa discusión democrática, para salir de la crisis en los marcos institucionales.”71Sabemos hoy, y podía comprenderse en aquel entonces, que el alto mando de las Fuerzas Armadas estaba muy lejos de considerar esa propuesta.

Palabras finales

En este artículo recorrimos sintéticamente las luchas del movimiento estudiantil de la UBA durante 1975. Una lectura de sus formas de acción, sus protagonistas, aliados, reclamos y posicionamientos políticos y universitarios arroja la imagen de un estudiantado activo, pero en orientaciones completamente diferentes a las sostenidas en años previos. En el período analizado los alumnos realizaron escasas acciones colectivas y la mayor parte fueron protagonizadas por grupos pequeños enfrentados con la policía, inclusive dentro de las facultades. En segundo lugar, la JUP, organización dominante de 1973/4, aparece desdibujada en 1975. El MOR, FAUDI o Franja Morada, tanto de la JRR como de la JCN, presentaron mayor activismo. Una explicación de estos observables podría ubicarlos como resultantes del embate represivo. Pero es impreciso, porque otras organizaciones sufrieron detenciones y bajas fatales.

Resulta necesario apuntar, al menos provisoriamente, la fortaleza de construcciones militantes de más larga trayectoria, como las mencionadas, que sobrellevaron con menos pérdidas organizativas las circunstancias del terrorismo de Estado en esta primera fase. Otro elemento que interesa subrayar son las transformaciones de las alianzas estudiantiles. A diferencia de lo ocurrido durante la “Revolución Argentina”, las movilizaciones obreras de base con fuerte componente clasista, como las Coordinadoras de Junio y Julio, no fueron acompañadas por las principales agrupaciones universitarias. En su lugar, éstas, los centros y las federaciones orientaron su interlocución a la CGT y a los partidos políticos, entre los cuales se destacan los radicales.

Asimismo, los reclamos se orientaron a la defensa de cuestiones académicas y de los derechos civiles, amenazados por el gobierno peronista y sus agentes para-estatales. Vale destacar que la Ley Universitaria, criticada como peligrosa en 1974, representaba para el movimiento estudiantil de 1975 una garantía civil. Las derrotas constituyeron un escenario donde ya no parecía posible erigir un movimiento transformador de la sociedad o de la universidad y la tarea del momento consistía en proteger las organizaciones que, a fin de cuentas, tenían casi un siglo de tradición.

En tal sentido, las posiciones políticas y universitarias esgrimidas ilustran estas mutaciones. El otrora ultraizquierdista FAUDI defendía al “gobierno tercerista” y diferenciaba, con los matices del posibilismo, entre el ministro Ivanissevich y la presidente Martínez. El MOR se alejó de la JUP y, en el contexto partidario signado por la búsqueda de la “convergencia cívico-militar” fue adoptando posiciones cada vez más centristas. Esto allanó el camino para un encuentro con la Franja Morada JCN en una posición que repudiaba, de manera casi equidistante, la violencia de la ultraderecha y la ultraizquierda y proponía un programa universitario basado en una lectura moderada del legado de la Reforma, muy lejana a las esgrimidas a fines de los ’60. Algunos de estos elementos sobrevivieron a la última dictadura cívico-militar y fueron piezas clave en el andamiaje ideológico del movimiento estudiantil de los ’80.

Notas

1. Trabajo recibido el 05/05/2018. Aceptado el 28/06/2018.
2. Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani. Universidad de Buenos Aires. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Contacto: marianomillan82@gmail.com
3. Trabajamos con una base de datos (Bonavena, 1992), que contiene una cronología de enfrentamientos protagonizados por estudiantes en Argentina entre los golpes de Estado de 1966 y de 1976. Incluye información de más de 20 periódicos, sin referir de qué diario proviene cada registro. Para el caso porteño abarca Crónica, Clarín, La Nación, La Opinión, La Prensa, La Razón y Noticias. Entre 2006 y 2018 indagaciones de control en hemerotecas comprobaron su fiabilidad y representatividad. Puede consultarse en el área de Conflicto Social del IIGG-UBA. A ello sumamos el relevamiento completo de La Opinión, otros medios periodísticos, fuentes militantes escritas durante el período y documentación oficial.
4. Sobre los antagonismos del FREJULI ver: Nahmías (2013).
5. El Descamisado. (04/12/1973). p. 31.
6. Ver la publicación oficial del Movimiento Nacional Justicialista: Las Bases. (10/10/1973). pp. 12-14.
7. El Documento Reservado del Consejo Superior Peronista se publicó en La Opinión, (02/10/1973). p. 1. Sobre las repercusiones ver: Franco (2012).
8. La Opinión. (02/01/1975). p. 10.
9. Panorama, (14 al 20/3/1974); La Opinión. (10/3/1974). p. 6; El Descamisado. (12/03/1974). p. 8; Línea. (23/03 al 06/04/1974). p. 3.
10. Entre otros ver: De Riz (2000); Horowicz (2011); Franco(2012).
11. Panorama (26/11 al 2/12/1974). p. 19 y sgts.
12. Rectorado de la UBA. Res. Nº 46 del Consejo Superior., del 02/10/1974. Para cada Facultad hay una resolución idéntica.
13. Rectorado de la UBA. Res. Nº 47 del Consejo Superior, del 01/10/1974.
14. Rectorado de la UBA. Res. Nº 285 del Consejo Superior, 06/12/1974.
15. Nueva Hora.(22 al 27/10/1974). p. 3.
16. Nueva Hora. (11 al 18/12/1974). p. 8.
17. BDB, secciones de agosto a diciembre de 1974.
18. Detenida-Desaparecida el 23/10/74. N° CONADEP: 8984, Decl.N°2268. Fue secuestrada en la vía pública en Capital, en un bar en Independencia y Entre Ríos junto a Raúl Oxley. Sergio Dicovsky (N° CONADEP 364), de la misma facultad, fue detenido-desaparecido el 14/11/1974. A diferencia de Bárbara Ramírez, no militaba en Arquitectura.
19. Panorama. (31/12/1974 al 6/1/1975). p. 13; La Opinión.(02/1/1975). p. 10.
20. La Opinión. (08/01/1975). p. 13.
21. Nueva Hora. (26/02 al 04/03/1975). p. 8.
22. La Opinión.(08/01/1975). p. 13.
23. La Opinión.(10/01/1975). p. 13.
24. La Opinión.(18/01/1975). p. 11.
25. Ivanssevich, O. (1974). Mensaje de su Excelencia el señor Ministro de Cultura y Educación doctor OSCAR IVANISSEVICH 10 de setiembre de 1974. Buenos Aires, Argentina: CENDIE. p. 9.
26. La Opinión, 11/04/1975, p. 14.
27. La Opinión. (13/04/1975). p. 14.
28. La Opinión. (12/03/1975). p. 10.
29. La Opinión. (06/04/1975). p. 13.
30. La Opinión. (06/04/1975). p. 14.
31. La Opinión. (06/04/1975). p. 14.
32. Las comisiones no aparecen en Nueva Hora, órgano oficial del Partido Comunista Revolucionario al que estaba adscripto FAUDI.
33. La Opinión. (06/03/1975). p. 13; BDB, sección marzo de 1975, pp. 1-2. Sobre el encuentro léase: La Opinión. (08/03/1975). p. 11.
34. La Opinión. (20/04/1975). p. 11.
35. La Opinión. (09/04/1975). p. 10.
36. La Opinión. (17/12/1974). p. 18.
37. La Opinión. (25/04/1975). p. 9.
38. La Opinión. (11/05/1975). p. 10.
39. La Opinión. (03/06/1975). p. 12.
40. Hizo numerosas declaraciones en este sentido. Ver, por ejemplo: La Opinión. (21/05/1975).p. 3; La Opinión. (23/05/1975). p. 11.
41. La Opinión. (04/06/1975). p. 9.
42. La Opinión. (05/06/1975). p. 9.
43. La Opinión. (05/06/1975). p. 9.
44. La Opinión. (05/06/1975). p. 9.
45. La Opinión. (07/06/1975). p. 8¸La Opinión. (10/06/1975). p. 13.
46. La Opinión. (10/06/1975). p. 13.
47. La Opinión. (7/06/1975). p. 8.
48. La Opinión. (10/06/1975). p. 13.
49. La Opinión. (13/06/1975). p. 1.
50. La Opinión. (14/06/1975). p. 8.
51. La Opinión. (14/06/1975). p. 8.
52. La Chispa, (08/1975), p. 14.
53. Línea. (29/08 al 12/09/1975). p. 2.
54. La Opinión. (21/08/1975). p. 8.
55. La Opinión. (22/08/1975). p. 9.
56. La Opinión. (10/09/1975). p. 8; La Opinión. (08/11/1975). p. 9; La Opinión. (17/12/1975). p. 10.
57. La Opinión. (26/9/1975). p. 1.
58. La Opinión. (27/9/1975). p. 9.
59. La Opinión. (02/10/1975). p. 11.
60. La Opinión. (02/10/1975). p. 11.
61. La Opinión. (16/11/1975). p. 10.
62. La Opinión. (16/10/1975). p. 9; La Opinión. (23/10/1975). p. 10.
63. La Opinión. (31/10/1975). p. 9.
64. La Opinión. (20/11/1975). p. 12.
65. La Opinión. (05/12/1975). p. 17.
66. La Opinión. (05/12/1975). p. 17.
67. La Opinión. (16/11/1975). p. 10.
68. Línea. (7 al 30/11/1975). p. 9.
69. La Opinión. (12/12/1975). p. 8.
70. La Opinión. (13/12/1975). p. 24.
71. La Opinión. (24/03/1976). p. 7.

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