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Estudios - Centro de Estudios Avanzados. Universidad Nacional de Córdoba

versión On-line ISSN 1852-1568

Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba  no.44 Córdoba jun. 2020

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Orígenes del PRT-ERP en Mendoza1
Origins of the PRT-ERP in Mendoza

Violeta Ayles Tortolini2

Resumen
En el presente artículo reconstruimos y analizamos los orígenes del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) en la provincia de Mendoza, a mediados de 1973. Las fuentes utilizadas son entrevistas de elaboración propia y periódicos locales. El análisis se da en debate con la historiografía hegemónica local que ha impuesto una noción de tradicional tranquilidad en Mendoza, asignando a las y los militantes revolucionarios la imagen de infiltrados. El trabajo sustenta la hipótesis de que el nacimiento de esta organización revolucionaria en la provincia obedeció a un proceso de politización previo de amplios sectores locales.
Palabras clave: PRT-ERP; Mendoza; guerrilla; pasado reciente.

Abstract
In this article we reconstruct and analyze the origins of the Workers' Revolutionary Party- People's Revolutionary Army (PRT-ERP) in the province of Mendoza, at middle of 1973. The sources used to this research are self-prepared interviews and local newspapers. The analysis discuss with the local hegemonic historiography that has imposed a notion of traditional tranquility in Mendoza, wich assign to revolutionary militants the image of infiltrators. The work supports the hypothesis that the birth of this revolutionary organization in the province was due to a politicization process of large local sectors.
Keywords: PRT-ERP, Mendoza, warfare, recent past.

Introducción

Múltiples factores confluyeron dando lugar al surgimiento del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) en Mendoza, en junio de 1973, ocho años después de la fundación del partido.3 En este artículo exploramos la combinación de estos procesos, detectando las razones que permitieron el desarrollo perretista a nivel local. Buscamos debatir con la historiografía hegemónica mendocina4 que, tras realizar un efectivo trabajo de borramiento histórico de la conflictividad social local, impuso una imagen de tradicional tranquilidad respecto del pasado reciente, constituyendo a Mendoza como una zona donde el conflicto invade desde afuera y no de sus propias contradicciones. De tal modo, quienes militaron en organizaciones revolucionarias en la provincia son descriptas/os por esa corriente como infiltrados, grupos de agitadores de la revolución popular, subversivos profesionales foráneos, ajenos a la tradicional tranquilidad mendocina.5

Lejos de tratarse de una infiltración foránea de profesionales a sueldo que llegaban a quebrar la paz mendocina, sostenemos la hipótesis de que la formación del PRT-ERP en la provincia fue resultado de un proceso de politización de una fracción local de la clase trabajadora, el movimiento estudiantil y los sectores de los barrios más pobres que se volcó a la lucha política integrándose a diversas organizaciones. Este proceso de politización de largo aliento tuvo un momento de condensación durante el Mendozazo (abril de 1972). A partir de esas luchas de calles que depusieron al gobernador Francisco Gabrielli y dieron marcha atrás con el aumento de las tarifas eléctricas, los niveles de conciencia y la sensibilidad combativa alumbraron nuevos espacios de organización de los sectores subalternos en Mendoza.

Las condiciones de posibilidad

El proceso de radicalización política abierto en Argentina y con amplio desarrollo a partir del Cordobazo, adquirió elevados niveles de masividad con el retorno a un gobierno democrático en mayo de 1973. Luego de siete años de dictadura, la apertura de márgenes legales para la participación política constituyó una bocanada de oxígeno para las organizaciones revolucionarias y populares que venían desenvolviendo sus tareas en las dificultades signadas por la clandestinidad. Esto se tradujo en su desarrollo y crecimiento.

Para el PRT-ERP este proceso implicó una tendencia acelerada de crecimiento cuantitativo, a raíz de la incorporación de nuevas/os militantes, que se extendió por lo menos hasta 1975.6 Simultáneamente, significó una importante ampliación geográfica, con la constitución de regionales en lugares donde hasta el momento no tenía presencia, como Neuquén, y la reestructuración en zonas donde tuvo desarrollo tiempo atrás, como en Bahía Banca. Según Mattini:

De las más diversas regiones del país surgían contactos con grupos que pedían incorporarse al PRT o al ERP. Desde Ushuaia hasta Orán y desde Buenos Aires hasta Mendoza. Para 1975, el Partido tenía que optar por dejar zonas sin atención por falta de organizadores para hacer frente a las mismas (Mattini, 2007, p. 177).

Si bien la vertiginosidad del crecimiento perretista se dio a partir de la apertura electoral de 1973, Pozzi también señala que luego de la fuga del penal de Rawson (el 15 de agosto de 1972) la organización buscó revertir cierta tendencia sectaria que había tenido lugar en el período anterior. Para ello orientó la nueva etapa bajo la consigna de ir hacia las masas. La nueva política dio sus frutos en el crecimiento de la organización en distintas zonas del país y especialmente en sectores trabajadores: “Las regionales débiles o casi inexistentes del período anterior fueron reconstruidas sobre la base de fuertes trabajos de masas, y tanto en Córdoba como Tucumán el PRT-ERP se convirtió en una de las principales organizaciones políticas” (Pozzi, 2004, p. 179). En tanto, luego de las elecciones de 1973, el historiador expone el siguiente crecimiento regional:

Entre 1973 y 1974 el Chaco pasó de tener 30 miembros a tener más de 100; Santiago del Estero creció de 25 a 75; Santa Fe se triplicó a cerca de 300; Bahía Blanca pasó de una docena a cerca de setenta miembros de la organización; zonas nuevas como Misiones o Mendoza organizaban algunas decenas de miembros partidarios; ciudades y pueblos como Neuquén, Comodoro Rivadavia (Chubut), Junín (Buenos Aires), Metán (Salta), Clodomira (Santiago), Rafaela (Santa Fe), Villa María y Río Cuarto (Córdoba) tenían entre tres y veinte personas organizadas (Pozzi, 2004, p. 79).

Entonces, uno de los factores que propiciaron la constitución del PRT-ERP en Mendoza se encuentra vinculado con esta tendencia al desarrollo de la organización en el territorio nacional. Como se ha dicho, no se trataba de una dinámica exclusivamente perretista, sino que obedecía a crecientes niveles de politización entre los sectores subalternos y a las posibilidades que abría el retorno a un gobierno democrático. A ello se sumaba la orientación política del partido, que planteaba a su militancia ir hacia las masas.

Mendoza no fue ajena al ciclo de radicalización de los sectores populares, pero contó con sus particularidades. En ese sentido, como se afirma en la introducción, el Mendozazo (abril de 1972), en tanto masiva lucha de clases expresada en las calles, significó “un salto cualitativo en el proceso de luchas que llevaron a cabo los obreros mendocinos en el periodo 1969-74. Expresó un momento de ruptura del orden social vigente, que dio paso a nuevas formas de poder y articulación social” (Scodeller, 2009, p. 11). Esa inflexión histórica impactó en las conciencias de las decenas de miles de personas que participaron activamente de las jornadas, pero también en un sector más amplio de la clase trabajadora. Las diversas experiencias de lucha que se desplegaron en los años previos al Mendozazo –como los comandos de la Resistencia Peronista, huelgas y movilizaciones de contratistas de viñas y peones, docentes y estatales o las tomas de edificios educativos en contra de las restricciones al ingreso a la Universidad– con sus crecientes niveles de combatividad vivieron una suerte de condensación en esas jornadas de abril de 1972. De allí surgieron nuevas experiencias antiburocráticas, como fue la creación del Sindicato de Obreros y Empleados Públicos (SOEP) y la puesta en pie de Comisiones Gremiales Internas y la elección de delegadas/os en todos los bancos de la provincia. Simultáneamente, ese proceso donde una fracción de los sectores populares radicaliza su experiencia, toma conciencia de los problemas de fondo y define poner el cuerpo a la lucha, es la condición de posibilidad de desarrollo de las organizaciones revolucionarias.

En esos años en que el PRT-ERP se comenzó a construir en Mendoza también fueron emergiendo otras organizaciones revolucionarias. A excepción del Peronismo de Base –Fuerzas Armadas Peronistas (PB-FAP) que se había constituido en la provincia a fines de los ‘60 y que en conjunto con integrantes del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM) impulsaron la Coordinadora Peronista (CP), las otras tuvieron sus orígenes en 1972. Montoneros comenzó a desplegar inserción territorial y sindical a través de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) dieron sus primeros pasos como un núcleo surgido en el ámbito de la Central de Actualización Sindical y Adoctrinamiento (CASA) (Baraldo y Scodeller, 2006; Ábalo y De Marinis, 2005). También se comenzó a estructurar Poder Obrero, a partir de la incorporación del Secretario General del SOEP. Para mediados de 1973, estas organizaciones ya habían dado sus primeros pasos en la lucha armada a escala local. A fines de mayo, Montoneros copó el Comando Policial Nueva Ciudad de Guaymallén logrando desarmar al personal policial presente y retirándose con armas y uniformes.7 Por su parte, para la misma época las FAR habían expropiado 754 kilos de explosivos en el área de las Vizcacheras.8

Si se repasan las fechas de fundación y aparición pública de las organizaciones guerrilleras con mayor desarrollo de la época, se puede observar que el surgimiento de las mismas en Mendoza no resulta tardío. Más allá de las breves experiencias de Uturuncos en 1959 y el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) en 1963, las organizaciones que lograron desarrollarse en extensión territorial y convocaron a centenares e incluso miles de personas a ser partícipes de esos proyectos, protagonizando la agenda política de la primera mitad de la década del ’70, tuvieron los siguientes orígenes: las FAP con un breve intento de foco rural en 1967-68, lograron reaparecer y consolidarse a partir de 1970; Montoneros con el secuestro y ajusticiamiento de Aramburu a fines de mayo de 1970; las FAR con el copamiento de Garín en provincia de Buenos Aires a fines de julio de 1970; el ERP fundado también a fines de julio de 1970 y cuya primera acción se llevó a cabo en septiembre de ese mismo año en Rosario; y las Brigadas Rojas que recién surgieron a mediados de 1974 impulsadas por la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) que se había fundado el año anterior (Seoane, 2009).

La estructuración del PRT-ERP mendocino tuvo lugar con ese telón de fondo. En tanto sus protagonistas fueron, por un lado, un grupo local llamado Movimiento Socialista de Base (MSB) y, por el otro, los perretistas cordobeses Diana Triay y Sebastián Llorens que, recién liberadas/os por el Devotazo, se asentaron en la provincia.

El Movimiento Socialista de Base

El MSB fue un grupo local, conformado por habitantes del departamento de Maipú, cuya constitución coincidió con el Mendozazo. La mayoría de sus integrantes eran obreros y obreras rurales (generalmente jornaleras/os o contratistas de viñas), obreras/os de la construcción y de bodegas de la zona, más algunas/os estudiantes. Se trataba de amigas/os del barrio, vecinas/os, que en pocos años ya arrastraban una intensa experiencia de luchas contra las patronales del campo y de las fábricas.. Otro rasgo característico de sus integrantes es su activa participación en las Uniones Vecinales de la zona. Algunas/os habían tenido una militancia política previa en el Partido Comunista (PC) y en el Partido Comunista Revolucionario (PCR), pero ambas habían terminado en alejamientos o expulsiones que tenían al estalinismo como agua divisoria.

Avelino Domínguez, uno de los fundadores del MSB y luego militante perretista, rememora que tras el Cordobazo “había viajado a Córdoba a contactarme con alguna gente porque siempre andábamos buscando el partido de la revolución o el frente de liberación o que alguien hiciera algo”.9 Varias/os de ellas/os habían leído sobre la Revolución Cubana y habían seguido con angustia las noticias en los días que se anunciaba la muerte del Che Guevara. Habían visto con expectativa el Cordobazo y deseaban su réplica en Mendoza. Entonces, definieron que iban a crear un espacio político local para que cuando encontraran ese partido de la revolución que buscaban, las/os encontrara organizadas/os.

Tenían inserción en las zonas de Gutiérrez y Luzuriaga, en Maipú, con amplia participación en las luchas sociales. Habían conformado una instancia llamada Movimiento de Entidades de Bien Público de la que participaban sindicatos, pequeños comerciantes, médicos/as, etc. y muchas veces se reunían en la parroquia porque el cura los apoyaba y sabían que allí la policía no ingresaría.

El domingo 2 de abril de 1972 (dos días antes de la gran jornada de movilización del Mendozazo), unas/os 50 militantes se reunían en Maipú para celebrar el congreso fundacional de su nueva organización. Según el testimonio de Avelino, el congreso contaba con un temario preestablecido que contemplaba el análisis de la situación internacional, nacional y local, la resolución sobre la forma de organización y el nombre que tendría y la definición de los frentes de masas en que intervendrían. Se trataba de una instancia fundamental para ese grupo de personas que hacía tiempo buscaban ser partícipes de una organización política. Sin embargo, el descontento por el aumento en las tarifas eléctricas ya era generalizado en otros departamentos (a Maipú todavía no llegaban las boletas) y ese día se convocó a una movilización. A continuación, se cita en extenso el testimonio de Avelino, por cuanto emerge de él para analizar las estructuras del sentir:

Estamos en ese congreso fundacional y nos enteramos de la marcha. Algunos mocionamos que suspendiéramos el congreso y participáramos de esa manifestación. Y casi nos mandan a la mierda. Incluso, con estas palabras contestó uno que era uno de los ideólogos, dice: “Nos pueden pasar mil huelgas, mil manifestaciones por encima, pero si no hacemos la organización revolucionaria es al pedo”. Charlamos entre nosotros y a mí se me ocurre proponer… porque uno me dice: “Yo voy a ir igual”. “Pará –le digo- tengo una idea”. Entonces, propongo una moción: “¿Por qué no enviamos una delegación de algunos a ver qué pasa?” Porque otros dijeron que era una manifestación en Mendoza, un domingo a las 10 de la mañana ¿quién te creés que va a ir? “Bueno, nos ofrecemos a ir nosotros tres” dijimos. A la manifestación vinimos 10.000 personas, sí, en Mendoza un día domingo. Y a duras penas, la conducción de la manifestación (que ahí se metió también la CGT y el PC tenía su influencia a través de las Uniones Vecinales) los lograban parar, de que no fueran a Agua y Energía.10

El testimonio da cuenta de un debate generalizado en la época que, evidentemente, no era ajeno para este grupo de mendocinas/os: la necesidad de estar organizadas/os políticamente. A la vez, muestra las tensiones propias de estos espacios entre algunas personas que encarnan el deseo de ser partícipes de las manifestaciones y las luchas en las calles y otras que jerarquizan la instancia de debate político que pueda direccionar esas luchas. Son tensiones lógicas en espacios militantes y que encuentran su síntesis en la organización colectiva.

En esa ocasión, la situación se resolvió con la aprobación de la moción de que algunos fueran a la movilización a ver cuál era el clima de lucha. Al regresar, quienes quedaron en la reunión ya se habían enterado de los hechos por la radio. Luego de un informe, resolvieron suspender el congreso y abocarse a la movilización. Como en Maipú no existía una “Coordinadora no pague la luz”, como ya había en otros departamentos, se propusieron conformarla apoyándose en las Uniones Vecinales. Ya se había convocado a la movilización para el 4 de abril, junto con el paro de 10 a 12hs, y el grupo se puso la meta de garantizar la participación maipucina.

Varios trabajaban en bodegas y no acordaban con un paro de dos horas. Sabían que habría una asamblea sindical el lunes 3 a las 19hs en la sede del Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (SOEVA). Entonces, apostaron sus esfuerzos a convocar a los dirigentes de las Uniones Vecinales. Ese domingo por la noche y el lunes a la mañana, las/os militantes del grupo que todavía no tenía nombre fueron a los loteos de la zona, hablaron con las Uniones Vecinales, con los gremios y con los centros de estudiantes secundarios y los convocaron a la asamblea de las 19hs que se realizaba en el local del SOEVA Maipú. Socarronamente, Avelino bromea con que todo Maipú sabía de la asamblea a las 19hs en el SOEVA, excepto los del propio SOEVA. Incluso, se sorprendieron al escuchar por los altavoces de un auto la convocatoria a la asamblea, repitiendo las frases que ellas/os decían al hablar con las vecinas y vecinos. La idea había prendido.

El lunes por la tarde, comienza la asamblea del SOEVA con la lectura de los estatutos del gremio que habían sido reformados recientemente. Cuando comienza a llegar la gente

…entonces García, que era el tesorero del gremio(…)me identifica a mí y se me acerca. Y le digo: “Che, estos compañeros que vienen conmigo son de varias uniones vecinales y de los centros de estudiantes también que venimos a ver qué van a hacer mañana porque la idea nuestra es que hay que participar”. “Cierto, esperá un poquito que estamos con esto –dice- y…” A todo esto, ellos tenían un matón(…) era hermano del secretario. Ya estaba diciendo: “¿Y esa gente? ¿esos extraños?” Viste, ya nos quería sacar cagando. (…)
Bueno, hasta que por fin los que venían con nosotros, que ya eran muchos, empezaron a decir: “Pero ¿qué es lo que están leyendo estos?” Claro, el tema era la luz ahí. Hasta que el tipo cerró el libraco y dice: “Bueno, hasta acá la lectura de los estatutos”. “Pido la palabra” dice uno que no sé quién era (…) “¿por qué estamos pelotudeando con esto de los estatutos cuando el tema del país son las tarifas eléctricas y el tema de mañana es la movilización?” Aplauden todos. (…)Entonces, pide la palabra el secretario, Brizuela era, lo mataron después… Y entonces se manda un discurso muy bueno, claro, era un cuadro. Dice: “es evidente que el tema fundamental es ta, ta, ta… Y además quiero avisar a la asamblea que se han hecho presentes –dice- compañeros de Uniones Vecinales y del movimiento estudiantil que vienen para coordinar con nosotros qué vamos a hacer mañana. Pido un aplauso para ellos”. Nos aplauden, después que nos estaban por echar y dice: “que se presenten, que pasen para adelante”11

Luego de las presentaciones de las/os vecinas/os de los distintos barrios y delegados de otros gremios, como el Químico, y fábricas, como la Cristalería de Cuyo, se empezó a coordinar cómo sería la participación en la movilización del día siguiente. El martes 4 de abril, una nutrida columna maipucina se dirigió hacia el centro. No habían organizado estrategia de autodefensa. No llevaban miguelitos, ni molotov, ni bolitas para los caballos. Sin embargo, ante el primer jeep de la policía que intentó frenar la marcha de los camiones maipucinos, varias/os bajaron a buscar piedras para defenderse. Probablemente, la autodefensa todavía no era un asunto debatido y sobre el cual se tuviera decisiones colectivas y disciplinadas, pero sí era una necesidad de la que popularmente se sabía y había una forma espontánea de responder.

La participación del grupo en la jornada del 4 fue dispersa, pero activa. Diseminadas/os entre las decenas de miles de personas que protagonizaron el Mendozazo, estuvieron en el acto en Casa de Gobierno, compartieron la bronca contra una burocracia sindical que buscaba contener la movilización, padecieron los primeros gases de la policía y las corridas en busca de refugio para luego retornar. Igual que en los otros azos, la lucha se dio con repliegues y nuevos avances de los sectores populares frente a las fuerzas de seguridad. Hazañas populares en el enfrentamiento que pronto se convertirían en sus heroicas anécdotas, fueron vividas por las/os militantes que darían vida al MSB, como la del joven del barrio que era atleta y que con un lanzamiento logró romper el último vidrio que quedaba sano en Casa de Gobierno. La gente alrededor festejaba y aplaudía. Lo mismo que la posibilidad de abalanzarse sobre un carro hidrante y, gracias a las herramientas de la bodega que llevaba uno de sus obreros, desenroscar la manguera o cómo hicieron bajar al policía que conducía un Ford 300 blindado y se lo llevaron de trofeo para pasar gloriosos frente a la gente que todavía se batía a piedrazos con la policía y tirarlo desde un puente en el Parque Cívico.

Al llegar la Gendarmería, las columnas movilizadas se desplazaron hacia el casco céntrico. Según las personas entrevistadas, de los locales chicos salía gente a aplaudir la movilización porque el blanco de los piedrazos no eran sus negocios, sino los edificios emblemáticos de la oligarquía. De una pinturería sacaron un pincel y un tarro de pintura con el que escribieron consignas como “Luchar, vencer, el pueblo al poder”. Y luego, cuando el Ejército comenzó a bajar desde Boulogne Sur Mer, la gente aprendió a montar barricadas con materiales de lo más diversos y encontrar el momento justo para darle fuego y correr hasta otra esquina.

La experiencia del Mendozazo cimienta nuevos niveles de conciencia en las personas que habían interrumpido su congreso fundacional para participar de esas históricas jornadas de lucha popular. Pasadas las luchas callejeras, el grupo volvió al debate sobre la tensión praxis-teoría. Un sector definió que ambas tareas eran simultáneas y que además había que ver qué espacios existían o surgían a nivel nacional para sumarse como un aporte ya organizado. Pensaron nombres para su naciente espacio, entre los que Avelino recuerda Organización de Izquierda Revolucionaria (OIR), pero cuya conclusión sería la formación del Movimiento Socialista de Base (MSB).

Una nueva lucha las/os puso en contacto con el PRT-ERP. En 1973, luego del triunfo para gobernador de Martínez Baca, comenzó el proceso de tomas de edificios públicos, de asambleas de sus estudiantes y/o trabajadoras/es y de definición de quiénes serían las próximas autoridades. Particularmente obstaculizada fue esta experiencia para las/os estudiantes de la Facultad de Medicina de la UNCuyo, quienes habían propuesto para decano al Dr. Roberto Chediack, a quien llamaban el “Turco” y colaboraba con el MSB en Maipú. Chediack fue vetado por el rector Carretero por su ideología marxista y eso dio pie a una lucha que se extendió por varios días, con toma del edificio, colaboración de vecinas/os de los barrios lindantes, asambleas y movilizaciones. Se conformó una custodia para el “Turco” Chediack frente a posibles atentados de los comandos de derecha. Como parte de ese grupo de custodia, había dos militantes del MSB. En esa tarea también lo conocieron a Víctor Hugo Vera -el “Negrazón”-, vecino del Barrio Flores que en ese momento militaba en el PB, pero en breve pasaría a las filas perretistas.12

Luego de esa experiencia común, en junio de 1973, el MSB comenzó a participar de las asambleas del FAS que se hacían en Mendoza junto con otras organizaciones, entre ellas El Obrero. Al llegar a la provincia Diana Triay y Sebastián Llorens, el militante del MSB, Hugo Pacheco, hizo contacto con ellos y comenzaron a coordinar la incorporación del MSB al PRT. En el FAS, eligieron a Avelino como delegado por Mendoza al Comité Nacional, allí conoció a Tosco, Jaime y Gaggero.

En un proceso simultáneo, en los meses de junio a noviembre de 1973, las/os integrantes del MSB tuvieron debates políticos y entrenamiento militar con las/os recién llegadas/os militantes perretistas, fueron activas/os organizadoras/es del viaje al V Congreso del FAS en Roque Sáenz Peña (Chaco) y, desde el FAS también, colaboradoras/es en la tarea de ayudar a las/os exiliadas/os chilenas/os con alojamiento. El ingreso del MSB al naciente PRT-ERP mendocino tuvo lugar en esos meses, conformando distintas células partidarias.

Un perretista cordobés llegado a Mendoza a mediados de 1974 e integrante de la dirección regional, recuerda al MSB como un grupo de unas treinta personas, con muy buena formación, cuyo nombre generó anécdotas:

Cuando yo llego allá, ellos están ubicados en la zona alcoholera de Maipú… un grupo que se había constituido solo, que se llamaba Movimiento Socialista de Base. Que a nosotros nos hacía gracia porque teníamos el Movimiento Sindical de Base y ellos el Movimiento Socialista de Base, la misma sigla, entonces vos ibas a Maipú y ya estaba todo pintado.13

La descripción del MSB, tanto en composición como en objetivos y expectativas, que realizó uno de sus integrantes, es coincidente con la elaborada por el miembro de la dirección regional perretista:

Por estos compañeros que venían del MSB, teníamos un trabajo territorial, teníamos casas, teníamos amigos. Y eso repercutía porque muchos de esa misma zona iban a la Universidad. Y ese Movimiento Socialista de Base tenía como una periferia universitaria, porque eran chicos que hay que destacar el origen obrero de ellos, de la mayoría, pero tenían una vocación a superarse intelectualmente. Es decir, todos ya tenían una formación en el marxismo-leninismo…14 .

Diana y Sebastián en Mendoza

Diana Triay (Vicky o la Petisa) y Sebastián Llorens (Francisco, Chacho o la Chacha) eran una pareja de militantes perretistas cordobeses.15 Ambos fueron liberados por la amnistía a presas y presos políticos conocida como Devotazo. Al momento de su liberación regresaron a Córdoba, donde se definió su traslado a Mendoza. Las motivaciones de tal decisión no son claras puesto que no quedó registro escrito de aquellas reuniones, sus protagonistas se encuentran desaparecidas/os y las fuentes orales construidas con quienes vivieron de cerca aquella experiencia no ofrecen un recuerdo nítido ni coincidente entre sí. Según un hermano de Sebastián, también militante perretista, la decisión se habría tomado en alguna reunión orgánica, pero no recuerda los fundamentos políticos. Otro testimonio, da cuenta de la percepción de Mendoza como una deuda pendiente, puesto que Montoneros tenía un amplio desarrollo en la provincia y eso se percibía en Córdoba.

Diana y Sebastián llegaron a Mendoza en junio de 1973, comenzando con los primeros pasos de exploración política a partir de los cuales tuvo inicio la relación con el MSB. Sebastián Llorens era sobrino del padre José María “Macuca” Llorens, por lo que también hicieron contactos en el Barrio San Martín, donde el cura villero realizaba un importante trabajo social. Unos meses más tarde, la “Negrita” Fátima Llorens (hermana de Sebastián) y su compañero, el “Vasquito” Eduardo, también se trasladaron a Mendoza. Mientras que, a mediados de 1974, también se sumó Santiago Ferreyra. Según su testimonio, en los primeros meses Diana y Sebastián se abocaron a una tarea silenciosa de establecimiento de contactos y relaciones políticas y de elaboración de un diagnóstico de la situación social, política y económica local:

Chacho, como si hubiera sido un sociólogo, se hace el diagnóstico de la provincia, el ingreso per cápita, producción, todo lo que es la crisis de vitivinicultura en la provincia, el impacto del petróleo, la influencia de SUPE, la influencia de Giol, la zona alcoholera de Mendoza.16

Este dato sobre el análisis de la situación local parece ser confirmado en una serie de notas publicadas en El Combatiente. Particularmente, una titulada Los negociados de Giol no lleva firma y posiblemente sea de autoría de Sebastián, ya que allí se reconstruye la historia y función de la bodega estatal, así como la penetración de capitales imperialistas en otras bodegas.

De aquella pareja de militantes perretistas que venía a construir a Mendoza, Diana era la responsable política. Es un dato relevante a la hora de reflexionar sobre las relaciones intergenéricas dentro de la organización. Según algunas de las fuentes orales construidas y analizadas en esta investigación, la trayectoria de esta militante era amplia y sostenida. Diana era, dentro de los parámetros leninistas de organización sostenidos por el PRT, un cuadro político. En palabras de Avelino: “el cuadro político e ideológico era Vicky. Él [por Sebastián] era más simple… Por eso él era responsable militar y Vicky responsable político”.17 Según Ferreyra

Diana fue una de las tres mujeres invitadas al Comité Central Vietnam Liberado. Sí, era una compañera… no solamente de trayectoria, porque Sebastián también. Diana había caído presa yendo a Bolivia, preparando un grupo, previendo el golpe que le iban a dar a Torres. Diana había sido responsable de las compañeras presas en el Buen Pastor, había sido una compañera ideológicamente central, había formado mucho a las compañeras en la cárcel. Diana realmente era un cuadro importantísimo.18

El trabajo político de estas/os perretistas cordobesas/es junto con el recientemente integrado MSB, permitió un rápido desarrollo en la provincia. Algunos sectores de trabajadoras/es como de estudiantes que habían sido partícipes de importantes luchas, en menos de tres meses se fueron sumando al naciente PRT-ERP mendocino. En esa época se integraron cuatro trabajadores bancarios que eran parte de la comisión interna del Banco de Previsión Social, del Banco Mendoza y dirigentes de la Bancaria mendocina; un grupo de médicas/os que abordaron un trabajo político de amplio desarrollo hacia otras/os médicas/os, enfermeras/os y estudiantes de Medicina; y un sector de estudiantes que desplegaron su militancia en la Facultad de Medicina, la de Agronomía y la Escuela de Comunicación Colectiva. En unos meses el PRT-ERP en Mendoza ya contaba con tres decenas de militantes y abordaje hacia distintos frentes de trabajadoras/es, estudiantes y vecinas/os de algunos barrios populares. Mientras que para diciembre de 1973 se registra la primera acción armada, en la cual prendieron fuego unos vehículos Unimog destinados a la dictadura chilena.

Los primeros pasos dados por la naciente regional perretista estuvieron direccionados a la inserción de masas y no a la lucha armada, que eventualmente fue desarrollada con fines de propaganda. La política de inserción se dirigió hacia el movimiento estudiantil y hacia el movimiento obrero, principalmente a la zona alcoholera de Maipú, de alimentación en San José (Guaymallén) y la zona alcoholera y petrolera de Luján. Junto con ello se desarrolló un trabajo muy profundo en el sector bancario, pero con un carácter clandestino.19

Otras vertientes nutrieron al PRT-ERP mendocino. Por un lado, algunas personas que por diversos motivos -estudio, trabajo, deseos de conocer otros lugares- habían viajado a otras provincias argentinas y allí se sumaron al PRT-ERP. En tanto, a su regreso a Mendoza continuaron militando en la organización que ya estaba estructurada en la provincia. Es el caso de un estudiante y trabajador petrolero que ingresó al PRT-ERP en La Plata, de una estudiante de Odontología que comenzó a militar en Córdoba y de una actriz y un actor que se sumaron en Capital Federal, militando en Villa Itatí. Otra vertiente es la de las/os exiliadas/os chilenas/os que huyendo de la represión pinochetista se radicaron en Mendoza. Por lo menos tres de ellas/os se sumaron a las filas perretistas en la provincia, todos de militancia previa en el MIR chileno. Por último, varias/os militantes que habían integrado experiencias del peronismo de izquierda. Según Pozzi (2004), en 1973 algunos sectores de Montoneros ingresaron al ERP, como por ejemplo parte de “la columna Sabino Navarroy una cantidad de militantes montoneros en Mendoza” (p. 308).

Ese dato sobre la incorporación de militantes provenientes de Montoneros emerge en la entrevista con Avelino, que menciona a uno de ellos con quien compartió célula partidaria y afirma que varios disidentes montoneros se sumaron a las filas perretistas en Mendoza. Según Santiago Ferreyra, esta incorporación se encuentra vinculada a la ruptura de Alfredo Guevara, el “Gordo”, con Montoneros. El “Gordo” Guevara era un viejo militante peronista, desde la época de la Resistencia, y abogado defensor de presas/os políticas/os20 . Ferreyra recuerda que cuando Guevara rompió con Montoneros, varios/as militantes se fueron de la organización y se integraron al PRT-ERP. Según su relato, eran tantas/os militantes que tuvieron que pedir una cita con Montoneros para aclarar que el PRT no crecía sobre la base de hacer proselitismo sobre la militancia montonera. Y le pasaron la lista de las/os compañeras/os que se habían integrado, no sólo para aclarar las cosas sino también para que les confirmaran la fiabilidad de esos militantes: “no nos pasaron ningún botón”21 .

En tanto, el trabajo de Horacio Silva sobre la perretista desaparecida Rosa Sonia Luna confirma la incorporación de militantes montoneras/os al PRT en el departamento de San Rafael (al sur provincial), pero señala que esto fue resultado de un trabajo político hacia la organización

En esos días [de junio de 1973] comenzaron a frecuentar el local [La Unidad Básica Constitución de 1949] algunas caras nuevas: Irma Ester Berterré, una chica algo gordita, acompañada de su inseparable amiga, la «flaca» Paula Aybar; poco después se incorporaron también Santiago “Chiche” Illa, su amigo Luis “Bichi” Sabéz, y Marta Angélica Guerrero, conocida como “La Petisa”. Todos ellos pertenecían en realidad al PRT; iban allí con el objeto de conocer gente del peronismo y ganarla para su partido.
Hacia junio de 1974, poco después de la expulsión de Montoneros de la Plaza de Mayo, el grupo del PRT consiguió incorporar a los tres mejores militantes de la UB “Constitución de 1949”: “Pitingo” Ozán, “el Gordo” Ríos y “Pancho” Amaya. “Fueron muy inteligentes, nunca nos dieron un discurso antiperonista; simplemente, nos hacían un análisis concreto de la realidad, sin atacar la figura del General, haciéndonos ver qué pasaba dentro del peronismo”, recordará años después Amaya (Silva, 2013, p. 4).

Distinto fue el caso de algunos militantes que provenían del Peronismo de Base, como Luis “Pelado” Ocaña y Víctor Hugo “Negrazón” Vera. Al preguntarle a Luis los motivos por los que se fue del PB, afirma que en realidad lo echaron porque él no quería discutir el rol de Perón. Insistimos, ¿por qué no quería discutir el rol de Perón?

Porque me parecía que lo que había que discutir era el rol de los peronistas que estaban acá, trabajando en el Peronismo de Base, y de lo que quedó de la Resistencia Peronista, que los cagaron a todos. (…) Entonces ahí se calentaron y me dijeron: “si no te gusta, andate a la izquierda”.22

Por último, el testimonio de Alfredo Guevara confirma la presencia del PRT en Mendoza en 1973 y algún tipo de relaciones políticas con la Tendencia. Él afirma haber acompañado a un dirigente nacional del PRT-ERP, Juan Manuel Carrizo, a sostener una reunión con el recientemente electo gobernador Martínez Baca (Ábalo y De Marinis, 2005).

Algunas reflexiones

La doble raíz que dio lugar al surgimiento del PRT-ERP en Mendoza, ese encuentro entre quienes integraban el MSB junto con las/os cordobesas/es perretistas, expresa una estructura del sentir particular que debe ser aprehendida y analizada si se pretende comprender el movimiento de la historia. Esa estructura de sentimiento, al decir de Williams (1980), no es casualidad sino causalidad. Impulsó a un grupo de jóvenes maipucinas/os –mayormente de extracción popular, obrera y rural– a una búsqueda de un espacio de organización política para la revolución, en una época en que las organizaciones revolucionarias avanzaban en dirección a la construcción de partidos o movimientos de alcance nacional. El aporte del MSB al naciente PRT-ERP mendocino no sólo es relevante porque permite registrar el proceso de construcción política y sus sinuosidades, sino porque se trataba de jóvenes de sectores subalternos, de procedencia rural obrera, en contraposición con la imagen de las organizaciones armadas como integradas por jóvenes de clase media con ínfulas de heroísmo y sed de violencia.

Ese encuentro, ese doble afluente de la nueva regional perretista mendocina, da cuenta de un proceso histórico más complejo que las explicaciones ofrecidas por los sectores dominantes en su época y replicadas por la historiografía hegemónica local, en las que todo se ajusta a un esquema que va de afuera hacia adentro, o de arriba hacia abajo. En esas perspectivas interpretativas del pasado, la guerrilla local sólo se puede entender como resultado de infiltrados foráneos en una Mendoza tranquila y despolitizada. Por lo mismo, quedan fuera de las tradiciones puesto que su breve presencia se registra como una leve disrupción en una laguna histórica que continúa apacible.

El surgimiento de la regional perretista mendocina, el anudamiento entre las/os jóvenes maipucinas/os y la incorporación acelerada de otros sectores combativos -como algunos integrantes de las CGI bancarias, trabajadoras/es de la salud, estudiantes y artistas- encuentra su causa más profunda en las condiciones de vida de los sectores subalternos, en un horizonte de expectativas que hacía que las personas consideraran no sólo que la realidad era injusta sino que la transformación de esas injusticias era posible.

En el marco de este proceso de radicalización política, hubo experiencias que resultaron bisagra, marcando un antes y un después no sólo en el pensar sino principalmente en el campo del hacer. El acontecimiento que precipitó el proceso organizativo fue el Mendozazo que, en tanto masiva lucha de calles, constituyó la coyuntura específica en donde procesos de conciencia que en otras épocas son lentos, larvados y dispersos, se aceleraron modificando sustancialmente la correlación de fuerzas entre las clases sociales, posibilitando a los sectores subalternos el surgimiento de horizontes de protagonismo histórico cuyo correlato fue la construcción de sus propias organizaciones.

El carácter abierto del terreno político se revela también en la porosidad de las fronteras entre las organizaciones. ¿Qué significado tiene el desplazamiento de un grupo de militantes de Montoneros hacia el PRT-ERP? Puede haber muchas explicaciones coyunturales, pero en este trabajo se apela a nociones teóricas como la fluidez de la experiencia y la concepción de los sujetos subalternos como actores de su propia historia, y no como seres manipulados por otras/os que dirigían sus destinos políticos. A partir de esta perspectiva los cambios en las definiciones políticas de las personas son interpretadas como construcciones sujetas a límites y presiones, afectadas por las relaciones cambiantes entre diferentes elementos de sus culturas políticas. Se puede observar la fluidez de la experiencia y las transformaciones en los posicionamientos que llevaron a las personas, en más de una ocasión, a experimentar en distintas organizaciones, a romper con ellas, o procurar por reagrupamientos.

El perfil leninista de partido adoptado por el PRT, implicó la designación de una dirección regional que en este caso fue desempeñada por cuatro perretistas cordobesas/es. El hecho de que esta instancia fuera ocupada por dos mujeres y dos varones, y que la responsable política de la misma fuera una mujer, Diana Triay, no obedeció a una política perretista que atendiera a lo que hoy se llamaría cupo de mujeres, ni a una perspectiva de género, pero evidentemente subyacía allí una visión de las compañeras como pares, un respeto hacia sus capacidades políticas, intelectuales y organizativas, que confluyó dialécticamente con el rol activo de estas militantes que rompían a su paso cualquier mandato de domesticidad para las mujeres.

Notas

1. Trabajo recibido el 16/05/2020. Aceptado el 10/07/2020.
2. Universidad de Buenos Aires. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Contacto: atvioleta@hotmail.com
3. El PRT surgió en 1965.Era un partido de concepción marxista que se propuso luchar por la revolución socialista. En su V Congreso, en 1970, definió su estrategia de guerra civil revolucionaria y dio origen al ERP. En los años ´70 se convirtió en la organización de mayor peso político nacional entre la izquierda armada y la más activa en lo militar, junto con Montoneros. Su política también incluyó militancia sindical, barrial, estudiantil y artística, así como fuertes vínculos latinoamericanos.
4. Esta corriente historiográfica es hegemónica por reproducir una mirada del pasado que recoge la interpretación de las clases dominantes y la presenta de manera pre-configurativa del presente local. Se trata de historiadores ligados a sectores de la iglesia católica que han ocupado cargos jerárquicos en la universidad y en el gobierno provincial durante la última dictadura y también en democracia. Desde esos sitios de poder han ejercido una preponderante influencia sobre la academia. Por ejemplo, Santos Martínez fue rector interventor de la UNCuyo entre los años 1976 y 1981, Sacchero fue Subsecretario de Cultura de Mendoza entre 1978 y 1980, mientras Cueto ha sido Decano de la Facultad de Filosofía y Letras en tres oportunidades. También fueron y son docentes de la carrera de Historia, por lo que su influencia se extiende sobre las/os futuras/os profesionales.
5. Santos Martínez (1979); Cueto, Sacchero y Romano (1994).
6. Según los datos que ofrece Pozzi (2004) el PRT contaba con unos 400 militantes en 1970; 1.500 en 1973; 3.000 en 1974 y 6.000 en 1975.
7. Mendoza y El Andino, 24/05/1973; Los Andes, 25/05/1973.
8. El Andino, 23/05/1973; Mendoza, 24/05/1973.
9. Entrevista a Avelino Domínguez, CABA, 26/04/2011.
10. Entrevista a Avelino Domínguez, CABA, 26/04/2011.
11. Entrevista a Avelino Domínguez, CABA, 26/04/2011.
12. Entrevista a Florencia Santamaría, Mendoza, 14/04/2011.
13. Entrevista a Santiago Ferreyra, Córdoba, 18/07/2012.
14. Entrevista a Santiago Ferreyra, Córdoba, 18/07/2012.
15. Desparecidos en Capital Federal el 9 de diciembre de 1975. Sus restos fueron hallados en octubre de 2012 e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en marzo de 2013.
16. Entrevista a Santiago Ferreyra, Córdoba, 18/07/2012.
17. Entrevista a Avelino Domínguez, CABA, 26/04/2011.
18. Entrevista a Santiago Ferreyra, Córdoba, 18/07/2012.
19. Entrevista a Santiago Ferreyra, Córdoba, 18/07/2012.
20. En una entrevista en Mendoza montonera, Alfredo Guevara cuenta sobre su ruptura con Montoneros, aunque no está vinculada con la Columna Sabino Navarro. Él recuerda que la separación se dio luego de la muerte de Perón y que le cuestionaba a la organización su política “militarista”. Ver Ábalo y De Marinis (2005).
21. Entrevista a Santiago Ferreyra, Córdoba, 18/07/2012.
22. Entrevista a Luis Ocaña, Mendoza, 8/04/2011 y 15/04/2011.

Referencias bibliográficas

1. Ábalo, R. y De Marinis, H. (2005). Mendoza Montonera. Memorias y sucesos durante el gobierno de Martínez Baca. Buenos Aires, Argentina: Corregidor.         [ Links ]
2. Baraldo, N.; Scodeller, G. et al., (2006). Mendoza ’70. Tierra del sol y de luchas populares. Buenos Aires, Argentina: Manuel Suárez.         [ Links ]
3. Cueto, A., Romano, A. y Sacchero, P. (1994).Historia de Mendoza. Desde los primitivos habitantes a nuestros días. Mendoza, Argentina: Diario Los Andes.         [ Links ]
4. Mattini, L. (2007). Hombres y mujeres del PRT-ERP: De Tucumán a la Tablada. La Plata, Argentina: De la Campana.         [ Links ]
5. Pozzi, P. (2004). “Por las sendas argentinas…” El PRT-ERP. La Guerrilla Marxista. Buenos Aires, Argentina: Imago Mundi.         [ Links ]
6. Santos Martínez, P. (1979). Historia de Mendoza. Buenos Aires, Argentina: Plus Ultra.         [ Links ]
7. Seoane, M. (2009). Todo o nada. La historia secreta y política del jefe guerrillero Mario Roberto Santucho. Buenos Aires, Argentina: Debolsillo.         [ Links ]
8. Silva, H. (2013). Una flor para Rosa Sonia Luna. San Rafael, Argentina.         [ Links ]
9. Scodeller, G. (2009). Conflictos obreros en Mendoza (1969-1974): cambios en las formas de organización y de lucha producto del Mendozazo: Un análisis del 'borramiento' del conflicto como política de la memoria de la historiografía regional. Tesis de Doctorado. Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.449/te.449.pdf         [ Links ]
10. Williams, R. (1980). Marxismo y literatura. Barcelona, España: Península.         [ Links ]

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