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Sociohistórica

versión On-line ISSN 1852-1606

Sociohistórica  no.36 La Plata dic. 2015

 

RESEÑA

Cuando el olvido estalle. A propósito de los usos y abusos del pasado

Reseña de: Flier, Patricia y Lvovich, Daniel, coordinadores (2014). Los Usos del Olvido. Recorridos, dimensiones y nuevas preguntas. Rosario: Prohistoria ediciones.

Elías Gabriel Sánchez González

CONICET - Universidad Nacional de La Plata, Argentina
elias.sanchez27@gmail.com

Si hablar de Memorias e Historias, de sus usos y abusos ha conllevado a grandes debates ¿Qué pasa si ampliamos las preguntas y discusiones hacia los olvidos, sus usos y la posibilidad que abre su historización? "Los usos del olvido. Recorridos, dimensiones y nuevas preguntas" coordinado por los historiadores argentinos Patricia Flier y Daniel Lvovich (2014), es el resultado de un dialogo inspirador y disparador con prominentes investigadores (Yerushalmi, Nicole Loraux, Hans Mommsen, Jean-Claude Milner, Gianni Vattino) que hace 25 años se reunieron en un coloquio en Royaumont en 1987 (Francia) para debatir sobre el olvido y sus usos. Debate fructífero que quedo inmortalizado en la obra "Usos del olvido. Comunicaciones al Coloquio de Rayaumont" (1989).

No es casualidad que 25 años después se publique un libro que retome la discusión con otros prominentes investigadores, incorporando y ampliando otras perspectivas desde el continente sudamericano en dialogo con sus pares europeos, dándose a la tarea de reflexionar en conjunto sobre los usos del olvido ya entrado el cambio de Siglo (esto a propósito de que el libro fuese publicado en la Argentina en 1989).

El presente libro es un trabajo deseoso por cuestionar y a la vez por reconocer los avances de la historiografía contemporánea, buscando ampliar "la caja de herramientas del historiador", y a la vez, sumergirse en un plano "político moral" que interpela nuestro propio quehacer a partir de uno de los textos más sugerentes de aquel coloquio de 1987: "Reflexiones sobre el olvido" de Yosef Hayim Yerushalmi.

Al igual que en Francia, por la magnitud del emprendimiento, este trabajo resulta de una experiencia colectiva, de idas y vueltas entre congresos, foros y seminarios que han tenido como eje a las memorias, a la Historia y al olvido. Así, historiadores, politólogos, antropólogos y literatos se convocan y se leen en este trabajo: Enzo Traverso, Alessandro Portelli, José Luis de Diego, Bruno Groppo, María Eugenia Horvitz, Gerardo Caetano, Silvina Jensen y Walter Delrio se unen a Patricia Flier y Daniel Lvovich.

Estos últimos abren el recorrido haciendo un "estado de la cuestión" (que lleva el mismo título del libro), tomando a Friedrich Nietzsche como introducción, con sus Consideraciones intempestivas, instando a su contexto a "la necesidad de saber olvidar" como posibilidad para la acción (tal vez fue el primer llamado de alerta a los usos monumentalistas del historicismo). Luego Ernst Renan y su "principio de cohesión" en un pasado que debe ser el resultado de la relegación de "hechos disruptores". Pasando a Sigmund Freud, para pensar al olvido como parte de la memoria, para llegar a un Paul Ricoeur y sus "figuras del olvido": "el olvido por destrucción de huellas", "el olvido como memoria impedida" y por último, "como memoria manipulada". Desde esta idea de manipulación y destrucción de huellas, se va abriendo la discusión para pensar los distintos contextos a los cuales harán referencia los demás autores, adentrándonos en la configuración de formas sociales de olvido, sea para "el respaldo del poder", "el consenso" o "la pasividad social".

Finalmente, Patricia Flier y Daniel Lvovich revisitan los textos que formaron parte de la publicación de 1989. Inevitable revisión, sobre todo por la necesidad de comprender ese movimiento de transmisión y recepción que hace a la memoria y en donde el olvido forma parte del proceso de negación o transformación de una serie de acontecimientos pasados que son catalogados como ejemplares y que por lo mismo, pueden resultar peligrosos para el orden establecido. Ante este dialogo con la obra pasada emergen preguntas pendientes: ¿Cuál es el deber del historiador ante acontecimientos que ponen en cuestión los relatos nacionales, los fundamentos ideológicos y morales de una sociedad determinada? ¿Cómo enfrentar no solo la destrucción de huellas, sino la movilización o la puesta en relato de pasados negados de dimensiones criminalizadas y avergonzadas? "¿Cuál es el papel de la Historia respecto a esas formas sociales de olvido?", "¿Será el antónimo de olvido el de justicia y no el de memoria?" –se pregunta Yerushalmi-.

En referencia a Nicole Laraux, la presencia ausente de ese pasado queda inscrito en la propia intención de impedirlo (la amnistía), lo que hace difícil cualquier intento simbólico o legal de cierre o de superación. En el caso de Hans Mommsen su reflexión se centró en las secuelas dejadas por el régimen nazi, el silencio y negación a la que fue sometida la sociedad alemana, sobre todo en relación "a los aspectos consensuales" y las "responsabilidades criminales". Por último, el texto de Milner en donde el olvido se transforma en una "dimensión necesaria del lenguaje", en cambio, Gianni Vattino propone al olvido como un "imposible" debido en gran parte, a la historización cultural y su multiplicación producto del "mercado", "el arte" y los "mass media".

Así, luego de referenciar los 5 textos que formaron parte del libro "Usos del Olvido" (1989) los compiladores instan a considerar "la multidimensionalidad del concepto de olvido" a los nuevos integrantes que acompañan esta re-edición del debate, donde "Los usos del Olvido" viene a dar cuenta de "continuidades y rupturas" con respecto a los textos que emergieron del coloquio en la Abadía de Royaumont en 1987.

El primero de ellos es el del historiador italiano Enzo Traverso que con su texto "Marxismo y memoria. De la teleología a la melancolía" explora aquella relación, sobre todo atendiendo al fin del Siglo XX y la caída en desgracia en plena "era memorial" del marxismo occidental.

La "crisis del marxismo" coincide con el "momento memorial", resultando un hecho emblemático para reflexionar sobre el siglo XX, sobre la posibilidad de elaborar nuevos horizontes de expectativas a partir de un pasado recordado y representado. Como lo plantea el propio Enzo Traverso, la posibilidad de vincular marxismo y memoria dependerá de la voluntad de la historiografía de "encontrar una conexión", sobre todo atendiendo al cambio en el régimen de historicidad.

Ante esta situación, Enzo Traverso nos pasa lista de las derrotas de las cuales se ha alimentado la era memorial en este cambio de Siglo y como el comunismo y el marxismo, de pasar a vencedores y su imaginario ser hegemónico, deja la Historia y pasa de forma fragmentada a ser una memoria soterrada y en pleno "trabajo de duelo". De ahí la idea de melancolía, la necesidad de "organizar la derrota", "asumir el fracaso" y desde una "retaguardia reflexiva", encontrar la forma de "activar ese pasado" (marxismo melancólico).

En "Políticas de la memoria y políticas del olvido en Europa central y oriental después del fin de los sistemas comunistas" el historiador y politólogo ítalo francés Bruno Groppo dirige sus preguntas a las políticas de memoria y de olvido en el estudio de dos contextos; primero el de post 1945 para luego analizar el "después" de 1989. Mostrándonos en el primer caso, la valorización del paradigma antifascista como "mito fundador" de las naciones que emergieron de la ocupación Nazi. Así, según Groppo se externalizó la experiencia nazista, haciéndolo ver como un fenómeno totalmente desligado de la historia nacional de Alemania. De esta manera buscaron silenciar los "comportamientos de adhesión y de consenso". Posteriormente, nos inserta en el paso del paradigma antifascista al "anticomunista" que se dio en Europa central y oriental producto de la disolución de la URSS. Este suceso engendró nuevas políticas de olvido que apuntaron asimilar al comunismo con el nazismo y donde nuevamente la relegación de la Shoah y la participación civil y su adhesión al movimiento comunista quedo soterrado producto de una serie de instrumentos y acciones (museos de memoria o museos del comunismo) tendientes a criminalizar y condenar aquella experiencia.

En el capítulo "El olvido y la tensión pasado-futuro" a cargo del historiador uruguayo Gerardo Caetano, nos urge a pensar no solo las maneras de recordar y olvidar que tienen nuestras sociedades, sino su relación con lo temporal, atendiendo aquella tensión "pasado-futuro" que inunda nuestra estructura de sentimiento en este cambio de Siglo.

En esta era de la memoria o de lo instantáneo, este historiador nos propone reflexionar sobre el avance y renovación del "historicismo", ¿Cómo podemos confrontar aquella "parálisis de la acción" por un uso que se hace del pasado de forma literal y por la incapacidad de comprender al mismo? ¿Cómo reestructurar el tiempo luego de su estallido? "¿Cómo sincronizar las distintas temporalidades (…) frente a los peligros de un tiempo sin horizontes"? Para finalmente concluir su artículo en un diálogo con la obra de Yerushalmi y preguntarse si en vez de que el antónimo de olvido sea solo el de justicia (como lo propone este último), "¿no será mejor el de futuro?".

Los capítulos de Alessandro Portelli, "Las funciones del olvido: escritura, oralidad, tradición" y de José Luis de Diego "Lo que la literatura no olvida", proponen un dialogo común desde las letras y la oralidad, para afrontar la "destrucción intencional de la memoria" (Portelli) que ha provocado una serie de repercusiones en la forma en la que construimos o fundamentamos nuestra conciencia histórica y memoria colectiva. Producto de esta intención de esconder lo que se debiese recordar, asistimos a una paradoja ¿Cómo explicar dentro de ese marco destructivo la "saturación" de la memoria en el espacio público y académico? ¿Cómo enfrentar el olvido y "la remoción de información" si en vez de "entrenar, ejercitar y mejorar la memoria, intentamos suprimirla"? (Portelli), o parafraseando a José Luis de Diego ¿"(…) Está bien, para la salud de una sociedad que haya delitos que permanezcan sin condena" y una memoria colectiva que no guarde ningún indicio de aquella ofensa"?

Alessandro Portelli nos presenta el caso de La tragedia de Gosport (canción y texto), al representar la función de la memoria como un "musculo involuntario" abre un campo de posibilidades a los artefactos simbólicos que hacen a la oralidad y su tradición en el mundo popular. Asimismo, José Luis de Diego desde la literatura (la novela de Sthendhal "Rojo y Negro") se adentra en el caso de la última dictadura Argentina y la pretensión de superar aquel pasado. Para él, la literatura se ha dado al trabajo de incorporar al imaginario colectivo esas historias o memorias involuntarias de las que también nos habla Portelli, permitiéndonos en el plano político disputar la creación de memorias voluntarias.

La historiadora chilena María Eugenia Horvitz en su capítulo "Anversos y reversos de los usos del olvido" nos plantea sus reflexiones en relación a "qué se recuerda o cómo se inscribe el trauma de la dictadura" y "la nostalgia por un pasado o un futuro", tomando la cinta-documental: "La nostalgia de la luz" de Patricio Guzmán como disparador (cinta que centra su trama en la búsqueda que familiares de detenidos políticos realizan en la inmensidad del desierto de Atacama para encontrar los restos de sus seres queridos desaparecidos durante la dictadura militar 1973-1990).

El dialogo de esta historiadora es con Loraux y la idea de amnistía o superación del pasado pensada desde el poder, donde en cada conmemoración del Golpe de Estado explota el pasado reapareciendo figuras y memorias del gobierno de Salvador Allende. Sin embargo, advierte que tanto la conmemoración, como la monumentalización desde el poder, contribuyen aquella saturación de la memoria que abona a los usos del olvido que desde el Estado se promueven. No obstante, al igual que los autores anteriores, nos presenta al arte y al cine como la posibilidad de "perforar al olvido" como una "contrahistoria".

En cambio, los trabajos de los historiadores argentinos Silvina Jensen "Memorias lights, memorias anestesiadas. Reflexiones acerca de los olvidos del exilio en el relato público y sociales de los setenta en la Argentina" y Walter Delrio "Sobre el olvido y el recuerdo: la historiografía y el sometimiento indígena en Argentina", nos adentran en las representaciones hegemónicas que emergen como correlato triunfalista desde el terrorismo de Estado.

Silvina Jensen se sumerge en "cómo es recordado el exilio" y cuál es su lugar en los relatos que versan sobre el pasado reciente, preguntándose porque incomoda tanto hablar de exilio, tanto para los vencedores como para los vencidos. En dialogo con Yerushalmi se pregunta "¿Cómo no volver a pensar sobre la memoria –sus recuerdos, sus olvidos, sus silencios- del exilio atendiendo a la "atrofia de la memoria; hipertrofia de la historia" (…)?". Así, Silvina Jensen se introduce en las representaciones que el terrorismo de Estado montó sobre el exilio, tildándolo de "exilio privilegio", con lo que construyó una pesada carga que alimentó la construcción de identidades avergonzadas y ya golpeadas por la propia diáspora.

Por último, la incorporación de Walter Delrio al debate nos parece la apuesta más interesante de este libro, al confrontar un marco teórico, experiencias y tropos nacidos desde el horror vivido en Europa y la última dictadura en Argentina, con la experiencia (también moderna) del sometimiento e incorporación de los pueblos originarios en las campañas militares de fines del Siglo XIX en la Argentina. Este autor nos plantea que los relatos nacidos de aquella gesta, monumentalizados desde hace ya un largo tiempo, son un episodio "mal contado" sobre el cual se teje una red de "silencios, ocultamientos y olvidos". Ante tal suceso se hace urgente una "revisión histórica", que piense los distintos tipos de olvido como huellas del poder para develar el entramado de esas historias mal contadas.

Al final, pensando en la apuesta que Yosef Yerushalmi propuso en 1987, "Los usos del olvido. Recorridos, dimensiones y nuevas preguntas" da cuenta de la austera pasión con que estos historiadores van velando y montando guardia ante las mentiras deliberadas que historias mal contadas, planean perpetuar.

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