IN MEMORIAM

Al Dr. ALBERTO AGREST (1923-2012)

Hace 31 años lo conocí cuando fui residente de medicina interna de su servicio y el desafío de ser jefe de residentes bajo su tutela.
Agrest llegaba antes de las siete de la mañana al hospital para leer y codificar los artículos más importantes, de las revistas de todas las especialidades médicas que se recibían en la biblioteca. Ese codificado en épocas sin Medline y sin Internet era clave para no demorar buscando en las inmensas páginas de los interminables Index Medicus.
En su despacho estaban los libros de texto más importantes de todas las especialidades, que el revisaba, actualizaba y nos inducía a acceder.
Las revistas de habla inglesa podían ser retiradas de la biblioteca a riesgo de que algún mal intencionado no la devolviera en tiempo y forma; él tenía la teoría de que aquel que retiraba una revista para leer algún artículo en especial podía acceder a la lectura de otros artículos de interés. Todos los días iba a un piso diferente a revisar pacientes y enseñar. Salir de la habitación con él, esperando su opinión era una sensación que no puedo olvidar; ya que estaba revestida de un entusiasmo digno de aquél que está por descubrir algo cada día.
Permanente inductor de conocimientos, dueño de una inteligencia diferente y un pensamiento lateral que sorteaba los mecanismos habituales de razonamiento.
Su primera ley siempre fue:"nada es más importante que atender bien al enfermo", con un sentido crítico de la mejor evidencia bibliográfica disponible, con sorprendente lógica, definitivamente singular.
Fue un investigador la mitad de su vida y esto le dio una modalidad distinta de encarar las preguntas necesarias frente al enfermo, convirtiéndose en un observador digno de una novela de Sir Conan Doyle, también médico.
Nos premió ayudándole con sus enfermos, induciendo en nosotros esa compulsión diaria por saber, para trasladar los conocimientos a la mejor práctica, nos marcó con su nombre a fuego "ser discípulo de Agrest", significando esto un compromiso para siempre, que nos permitirá honrarlo toda nuestra vida médica.
Creó una escuela de Medicina basada en la metodología de estudiar diariamente, revisar los enfermos con especial dedicación, analizar minuciosamente sus datos, aprender a interpretar cada detalle y decidir aceptando el error como parte de nuestro trabajo.
Su cultura extra médica le permitió explorar la filosofía de ser médico, nuestras expectativas y nuestras desventuras, escribiendo libros necesarios para entender cual ha sido la evolución en la que estamos inmersos.
Aun para los que no fueron sus discípulos, fue un enorme ejemplo de cómo ejercer la profesión, haciendo de cada día médico una experiencia de descubrimiento de aspectos técnicos y humanos.
Su muerte ha dejado un legado médico y una obligación; ser cada día mejores.

Néstor A. Wainsztein, FCCP, FCCM, FAHA
Jefe de Medicina Interna y Terapia Intensiva
Instituto FLENI - Buenos Aires - Rep. Argentina