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Insuficiencia cardíaca

On-line version ISSN 1852-3862

Insuf. card. vol.10 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Apr. 2015

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Chagas
"Una obra inconclusa"

Francisco José Sosa1

1 Doctor en Medicina. Director del Doctorado Estructurado en Medicina. Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Tucumán. San Miguel de Tucumán. Tucumán. República Argentina.
Ex Profesor Asociado de la IIIª Cátedra de Patología y Clínica Médicas. Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Tucumán. San Miguel de Tucumán. Tucumán. República Argentina.
Ex Jefe de Departamento de Clínica Médica "Hospital Padilla". Especializado en Cardiología, Medicina Interna, Medicina del Trabajo. San Miguel de Tucumán. Tucumán. República Argentina.
Integrante del Consejo de Maestros de la Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Tucumán. San Miguel de Tucumán. Tucumán. República Argentina.

Correspondencia: Dr. Francisco José Sosa.
Av. Mate de Luna 2388. CP: 4000. San Miguel de Tucumán. Tucumán. República Argentina.
E-mail: fliasosa@tucbbs.com.ar

Recibido: 03/09/2014
Aceptado: 23/12/2014


Resumen

En la actual presentación se reseñan algunos aspectos evolutivos, con carácter historial, pasado y presente de lo que pareciera una "obra inconclusa", que se desarrolla desde la antigÜedad en el escenario del mundo, principalmente latinoamericano, la enfermedad de Chagas o Tripanosomiasis Americana.
Su característica de "inconclusa" se expresa con un punto de partida, motivo de la temática que se desata desde el genial descubrimiento que hiciera el Dr. Carlos Chagas sobre la enfermedad que lleva su nombre y cuyo origen se remonta a épocas remotas. Además, por el hecho de que aún en los tiempos actuales no se ha logrado concretar un final satisfactorio, tanto en aspectos epidemiológicos, como terapéuticos.

Palabras clave: Enfermedad de Chagas-Mazza; Tripanosomiasis; Migraciones; Educación

Summary
Chagas:"A unfinished work"
In the current presentation some evolutionary aspects, status history, past and present of what seems like "unfinished work", developed since antiquity in the world stage, mainly at Latin American, Chagas disease, or American Trypanosomiasis are outlined.
His feature of "unfinished" is expressed as a starting point, because of the theme that breaks from the great discovery made by Dr. Carlos Chagas on the disease that bears his name and whose origin dates back to old times. Moreover, by the fact that even in current times has not managed to achieve a satisfactory end, both epidemiological, and therapeutic.

Keywords: Chagas-Mazza; Trypanosomiasis; Migration; Education

Resumo
Chagas:"Um trabalho inacabado"
Na apresentação de hoje delineou alguns aspectos evolutivos com sentido histórico, passado e presente do que parece ser "um trabalho inacabado", desenvolvido desde a antiguidade no cenário mundial, principalmente da América Latina, a doença de Chagas, ou a Tripanossomíase Americana. Sua característica "inacabada" é expressa como um ponto de partida, por causa do tema que é desenvolvido a partir da grande descobrimento feita pelo Dr. Carlos Chagas sobre a doença que leva seu nome e que remonta a tempos antigos. Além disso, pelo fato de que, mesmo em tempos modernos não conseguiram alcançar um final satisfatório, tanto epidemiológica, como agentes terapêuticos.

Palavras-chave: Chagas-Mazza; Tripanossomíase; Migração; Educação


 

Introducción

Tan sólo transcurrió un poco más de un siglo del brillante descubrimiento que hiciera Carlos Chagas, hasta nuestros días, y resulta casi imposible pensar que aún no se haya podido llegar a una meta conclusiva sobre la terapéutica definitiva para erradicar de la faz de la tierra una de las patologías más nefastas que compromete a la humanidad, la Tripanosomiasis Americana. Afección polifacética y multidisciplinaria. Polifacética, porque presenta diversas facetas (transmisión vectorial, con-natal, transfusional, etc.) y multidisciplinaria ya que involucra a diferentes espectros no sólo de la medicina (epidemiológico, clínico, cardiológico, inmunológico, etc.), sino también económicos, sociales, políticos y culturales.
Resulta enigmático que con los innumerables recursos científicos que se desarrollaron a través de los tiempos en la humanidad, no se haya podido lograr aún la medida terapéutica adecuada, efectiva, para curar en cualquiera de sus estadios evolutivos, a la enfermedad de Chagas.
En la actualidad, quien se pose en la lectura de los hechos históricos vinculados con ella y gire sus pensamientos hacia lejanas épocas, podrá ir viendo cómo se desarrollaron los acontecimientos.
En la búsqueda realizada, surgen en forma no tan bien definida, testimonios que no deben ser desconocidos. Así lo manifiestan algunas de las publicaciones científicas, entre las cuales, una de ellas expresa lo siguiente: "se ha demostrado signología chagásica en momias de 2.500 años de antigÜedad exhumadas en la Quebrada de Tarapacá, en el norte de Chile"1 lo que hace suponer que es tan vieja como la humanidad.
No menos importante es el hecho de saber que la enfermedad de Chagas en América, traza su presencia desde antes de Colón, en un espectro focal y disperso, en algunas áreas de Bolivia, de Chile y del norte Argentino, lugares aquellos donde el hombre introdujo en su domicilio componentes del medio selvático, y posiblemente con ellos, el transmisor de la enfermedad: la vinchuca.
"La participación del hombre en la cadena epidemiológica se inicia cuando éste invade o modifica el ambiente silvestre"2.
"El Triatoma infestans es conocido desde el siglo XVI, pero la endemia se dispersa solamente después de las "conquistas" hispanoportuguesas, con el desplazamiento de poblaciones, la apertura de nuevas y múltiples fronteras agrícolas, acentuación del desequilibrio social, etc."3, es sustancialmente poscolombina.
En el escenario de la historia, la enfermedad surge a la luz de la realidad recién a comienzos del siglo XX cuando su descubridor, el Dr. Carlos Chagas (1907), encargado por el Dr. O. Cruz, Director del Instituto Manguinhos, organiza una campaña anti-malaria en el norte del Estado de Minas Gerais, donde la Compañía de Ferrocarril Central de Brasil construía una línea férrea), fue informado de la existencia de un insecto chupasangre (llamado "barbeiro" por la población local), el cual se ubicaba en asentamientos humanos y que atacaban al hombre en la oscuridad de la noche4.
Gracias a la clara concepción de Carlos Chagas, a fines del año 1910, se motivó de la inquietud científica de investigadores en procura de determinar la existencia de dicha enfermedad en la República Argentina (Dr. Nicolás Lozano, Dres. C. Maggio y Francisco Rosenbusch) (Sesiones de la Sociedad de Higiene Pública e Ingeniería Sanitaria de Buenos Aires, del 3 de Octubre y 27 de Noviembre de 1911) con materiales clínicos y anátomo-patológicos, provistos por los Dres. Carlos Chagas y Oswaldo Cruz, cuando visitaron el Instituto Manguinos, en Rio de Janeiro. Más tarde el Dr. Lozano con el apoyo del Dr. Jorge Penna, presidente del Departamento Nacional de Higiene, junto a C. Maggio y F. Rosenbusch del Instituto Bacteriológico del Departamento Nacional de Higiene realizaron estudios sobre Triatominos, identificando varios de ellos infectados en diferentes provincias argentinas (Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires), sin lograr demostrar la infección de estos insectos en Río Negro.
"En estas investigaciones, recién comunicadas en 1915 (en una revista europea), hicieron notar que no se habían encontrado infecciones humanas".
Nuevos estudios sobre la enfermedad, realizados en 1915 y 1916, (Rosenbusch, Kraus y C. Maggio), no reportaron existencia alguna de infecciones humanas.
En Octubre de este último año, Volumen III, Nº 13, 14, y 15 de La Prensa Médica Argentina se publicaron artículos firmados por el Dr. Carlos Chagas, sobre Aspectos Clínicos y Anátomo-patológicos de la Tripanosomiasis Americana los que despertaron gran interés en el ambiento médico argentino5.
Salvador Mazza, quien conoció en 1918 a Carlos Chagas, en el transcurso de la "2da Conferencia de la Sociedad Sudamericana de Higiene, Microbiología y Parasitología" en el Instituto "Oswaldo Cruz" de Manguinhos, Brasil, donde asistió representando no sólo a la Sanidad Militar Argentina, sino a otras instituciones del país, tomó parte en la temática de la Tripanosomiasis Americana.
Mazza, que había conocido a Charles Nicolle en 1924 en el Instituto Pasteur de Túnez6 a fines de 1925, invitó a éste a la Argentina, donde arribó en Noviembre de 1925. Se hallaba interesado en las enfermedades endémicas que existían en el norte argentino7. Ya en Argentina, se generó una comitiva que partió hacia la ciudad de San Salvador de Jujuy. En esas circunstancias se pone de manifiesto la idea de Mazza, de crear en el Noroeste de la República un instituto destinado al estudio de las enfermedades de la región. Ante tal acontecimiento el Gobernador de la provincia (Dr. Benjamín Villafañe) comprometió el donativo a la Universidad de Buenos Aires, de una casa y dinero suficiente para ese objetivo, siempre que el citado laboratorio se instalara en la ciudad de Jujuy (Primer viaje de Salvador Mazza al norte, 3 de noviembre al 12 de diciembre de 1925)8,9.
Tras regresar a Buenos Aires y camino a Europa, Nicolle comunicó epistolarmente al Dr. Arce la aspiración de Mazza respecto a la necesidad de la fundación de un instituto en el noroeste argentino, para el estudio de las enfermedades de la región. Este hecho, llevó más tarde al Dr. Arce a la elevación de un proyecto de ordenanza (26 de Febrero de 1926) ante el Honorable Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires, solicitando la creación en la capital jujeña del aspirado Instituto de Investigaciones, el que luego sería la "Misión de Estudios de Patología Regional Argentina" (MEPRA)10.
Podría decirse que Salvador Mazza se encontraba ante el umbral de un futuro que lo llevaría en forma irreversible, hito histórico, a desplegar intensa acción y proficua labor respecto a la enfermedad de Chagas.
El 16 de Abril de 1926 el Consejo universitario autorizó al Dr. Arce para la ejecución del proyecto mencionado11.
El 23 de Febrero de ese mismo año, en Jujuy, quedó constituida la primera filial, de la que fuera la Sociedad Argentina de Patología Regional del Norte: SAPRN (Jujuy, Salta, Tucumán), primera sociedad científica médica de la provincia cuya presidencia fue ejercida inicialmente por el Dr. Guillermo Paterson. Al siguiente día de fundada la filial Jujuy de la SAPRN (24 de Febrero de 1926), dejó constituida la filial salteña y el Círculo Médico de Salta. Realizando 1.404 análisis a residentes de ambas provincias (segundo viaje)12,13.
El 28 de Marzo de 1926 Mazza fundó la filial Tucumán de la SAPRN: "Sociedad de Patología Regional (Tucumán- Salta-Jujuy)" (Acontecimiento publicado en la 29 edición del diario La Gaceta).
Los días 29 y 30 de Marzo de 1926 en la ciudad de Jujuy se realizó la Primera Reunión de la SAPRN, practicándose 1.271 análisis a los habitantes de las tres provincias argentinas anteriormente citadas (tercer viaje).
El 14 de Mayo de ese año, visitó nuevamente Tucumán, Salta y Jujuy. Preparó la Segunda Reunión de la SAPRN. En esa ocasión realizó además 900 análisis (cuarto viaje).
A fines de Agosto, recorrió Salta, Jujuy, Tucumán y Catamarca, y el 30 y 31 del mismo mes, llevó a cabo en Salta, la Segunda Reunión de la SAPRN; y el 15 de Septiembre, fundó la filial Catamarca; primera sociedad médica de Catamarca (quinto viaje).
El 6 de Noviembre, visitó las provincias de Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy. El día 7, dejó constituida la filial santiagueña, en la Biblioteca Sarmiento de esa ciudad.
Se efectuaron 617 análisis; y asesoró a los médicos en el estudio de las enfermedades de la región (sexto viaje de Salvador Mazza).
En 1927, el día 6 de Enero, recorrió las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán y La Rioja, y el día 8, dejó constituida la filial riojana de la SAPRN, en el Club Social de la capital de esa provincia. En ese viaje hizo 1.420 análisis (séptimo viaje).
En el octavo viaje, Mazza (en Abril), visitó las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, y la entonces Gobernación del Chaco. Al concluir el viaje, entre los días 7 y 10 de junio, se realizó la Tercera Reunión de la SAPRN, en San Miguel de Tucumán. Efectuándose 1.574 análisis.
El 7 de Noviembre de ese año, incorporó en su accionar científico a la provincia de Corrientes, y se practicaron 451 análisis (noveno viaje de Salvador Mazza); y el 24 de Diciembre, visitó las provincias de Jujuy y Santiago del Estero, en búsqueda de material científico. En esa oportunidad se realizaron 43 análisis (décimo viaje).
En 1928, el día 6 de Enero, viajó hacia la provincia de Jujuy, donde visitó la MEPRA, en la que se realizaban obras de construcción (undécimo y último viaje del Dr. Salvador Mazza).
Así fue como en tres años de tenaz y ardua labor, Mazza cristalizó su obra con la fundación de la SAPRN y sus seis filiales (Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero y La Rioja); la realización de tres reuniones de la citada sociedad (Jujuy, Salta y Tucumán); y lo más significativo, la creación de una nueva conciencia entre los médicos y las autoridades sobre las patologías que afectaban a la región.
El 17 de Julio de 1933, nació en la ciudad de Paraná (Entre Ríos) la séptima filial de la SAPRN, y la octava y última, en Corrientes, el 3 de Diciembre de 1935.
Con posterioridad, se adhirieron varias sociedades médicas: "Asociación Médica del Norte Santafecino" (Reconquista, el 28 de Enero de 1931); "Sociedad Médica del Chaco" (Resistencia, el 6 de Mayo 1931); " Sociedad Médica de Santa Fe", (4 de Septiembre de 1931); "Centro Médico Cruceño" (Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el 27 de Abril de 1932), y la " Sociedad Médica de Mendoza", (16 de Julio de 1932).
Además de lo expuesto cabe mencionar que, la SAPRN se encontraba adherida a la "Federación Internationale des Societés de Medicine et d'Hygiene Tropicale" con sede en Alejandría (Egipto), además realizaba intercambios de publicaciones con "La Revue Belge des Sciences Medicales".
En relación al parasitismo humano por el Trypanosoma cruzi, en la República Argentina, la primera comprobación fue realizada por el Dr. Santiago Jorge Baca, director del Laboratorio Regional de Profilaxis Antipalúdica de la Ciudad de Jujuy en el año 1918, en un extendido de sangre de un aborigen; información aportada por los Dres. Borzone y Coda14.
En el año 1924, una comisión del Instituto Bacteriológico del Departamento Nacional de Higiene, presidida por Peter MÜhlens, del Instituto de Enfermedades Tropicales de Hamburgo e integrada por los Dres. Roberto Dios, J. Petrochi y el Sr. J. Zuccarini, mientras estudiaban sangre de pacientes sospechosos de paludismo, en el norte argentino, descubrieron y comunicaron dos casos agudos de la enfermedad de Chagas (en el texto de Storino y Milei, como los dos primeros casos en Argentina)15.
"Uno detectado en una niña de cinco años de edad, que vivía en San José de Flores, en el departamento de Monteros, Tucumán, y el otro (en una niña de 8 años) en Ledesma, en la provincia de Jujuy (Nº 1 y 2 de la Tesis de Niño), a los que se les asignó el carácter de: simples portadores de parásitos".
En el año 1925, M. C. Coda y R. A. Borzone, descubrieron un cuarto caso de infección en una niña de las cercanías de la ciudad de Tucumán (hallazgo que ha sido tomado como no ratificado por estudiosos como Flavio Niño).
En el mismo año R. L. Dios, J. Zuccarini y J. Oyarzábal detectaron el quinto caso de infección en una niña de Nueva Baviera, Famaillá, en la provincia de Tucumán (en el texto de Milei y Storino como el tercer caso).
De este modo se llega al año 1926, con cinco casos de infección humana descritos, uno de ellos muy cuestionado.
En 1942, el Dr. Cecilio Félix Romaña (1899-1997) fundó y dirigió el Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional de Tucumán, prosiguiendo la obra de Salvador Mazza en la Argentina. Los Dres. Cecilio Romaña, Ramón Rojas y Fernando Cossio aportaron evidencia con sus casuísticas clínicas y anátomo-patológicas, ratificando la miocardiopatía chagásica crónica16.
Estos estudios, sin embargo, sólo tuvieron repercusión en 1949 en Buenos Aires (Argentina), con la presentación del primer caso mortal de cardiopatía chagásica subaguda estudiado por Mas y Polak17.
En 1943, la MEPRA ya había comprobado 690 casos agudos de la enfermedad de Chagas, distribuidos en 13 provincias y cuatro gobernaciones argentinas18.
En Septiembre de 1944, Romaña dio comienzo a la publicación: "Anales del Instituto de Medicina Regional de Tucumán"; con ella se hicieron conocer múltiples estudios científicos del mismo y sus colaboradores.
A consecuencia de los cambios políticos de la época el Instituto de Medicina Regional fue trasladado en 1954 por el Dr. Romaña a la filial de Resistencia en el Chaco, pasando a depender después de la Universidad Nacional del Nordeste; siguió llamándose "Instituto de Medicina Regional", permaneciendo el Dr. Romaña a su frente.
En 1946, la MEPRA fue llevada a la Ciudad de Buenos Aires, y el 7 de Noviembre de ese mismo año falleció Salvador Mazza, en Monterrey, México.
Lo manifestado hasta el presente constituye una apretada síntesis de los prolegómenos de los hechos que se habrían de suceder con el transcurso de los años, a lo largo del siglo XX, dónde se concentró el mayor esfuerzo de los principales protagonistas, pioneros en la lucha contra la enfermedad de Chagas. Dejaron su impronta con abnegada dedicación admirablemente con los medios que contaban en la época, sin escatimar esfuerzos en la gestión y sin contar con las tecnologías que acompañan a la medicina de nuestro presente.
En el devenir del tiempo, como efecto multiplicador, se fueron generando, no sólo la lucha contra el control del vector, sino innumerables estudios científicos de diversa índole y procedencia, en laboratorios, sociedades científicas, oficinas públicas oficiales de salud y universitarias, estadísticos, casuísticos, experimentales, etc., con diversos niveles de tecnología al alcance de quien o quienes tuvieron preocupación, motivación, y cuando no, curiosidad por el flagelo que representa la Tripanosomiasis Americana. Haciendo un paréntesis en la temática que se despliega en el presente texto, la lucha por el control del vector transmisor de la enfermedad de Chagas requiere una consideración especial, el gran esfuerzo desplegado a los efectos de combatir dicha enfermedad y que iene su punto de partida en la década del 50, ya que con Cecilio Romaña en el Chaco, Carlos A. Soler en la provincia de La Rioja
y Carlos Bravo en la provincia de Catamarca, se inician las acciones para controlar la transmisión del T. cruzi.
Mauricio Rosenbaum y José A. Cerisola publicaron datos que relacionaban la prevalencia serológica en los infectados de poblaciones rurales con cardiopatía producida por el parásito. Los resultados obtenidos generaron alarma, esto llevó al Ministerio de Salud a la organización del Servicio Nacional de Control de Chagas, y el Instituto Nacional de Investigación de la enfermedad de Chagas "Dr. Mario Fatala Chabén". Dicho Servicio se fijó como objetivo el control de la transmisión vectorial en 10 provincias argentinas. Más tarde, el programa fue incorporando a otras provincias, en 1979 contó con 19 provincias de área endémica.
Los objetivos propuestos se basaron en estrategias y metodologías aplicadas en los años 40, con un responsable del Programa Nacional y delegados jurisdiccionales, formando con su personal brigadas capacitadas en la aplicación de insecticidas, rociando la totalidad de las viviendas de un área determinada.
Los beneficios obtenidos en la lucha contra el Chagas se traducen en las prevalencias serológicas que corresponden a los últimos 30 años de funcionamiento del programa (implementado en la mencionada época), observadas en varones de 18 años de edad, a ser incorporados al servicio militar. La prevalencia del 10,3% entre 1965-1969,
descendió al 1,8% en 1993. La mayoría de las provincias de áreas endémicas, tenían más del 75% de viviendas infestadas por T. cruzi.
Los controles realizados por los estados provinciales con insecticidas clorados (1962-1983) y/o fosforados (1976- 1989) modificaron el mapa de infestación domiciliaria por el Triatoma infestans, disminuyendo la densidad vectorial en vastas zonas de la república.
A partir del año 1979, se transfirió la responsabilidad operativa a las provincias; la normatización y coordinación siguieron bajo el nivel nacional, lo que desaceleró las acciones del control vectorial, tomando nuevamente impulso a raíz de los resultados del estudio serológico para Chagas realizado en 1981.
Con los resultados obtenidos a través del Proyecto María ("Tecnología Apropiada en el Control de la transmisión de Chagas en la Estrategia de Atención Primaria de la Salud") realizado bajo la conducción del INDIECH, se determina nueva modificación en la estrategia del programa. Se ha producido así, una importante reducción en la infestación domiciliaria en amplias zonas, donde la misma está por debajo del 3%, la infección por T. cruzi en los triatominos capturados (zonas en vigilancia entomológica) es de 0.
Con los cambios de filosofía y estrategia realizados, los rociados de viviendas en ataque químico que en 1991 no superaban las 70.000, pasaron a más de 100.000 viviendas rociadas en 1993, y a 142.000 en 1994. Concomitantemente entre los años 1992 y 1994, se desarrolló el Proyecto María II, que permitió la profundización de la estrategia del María I, con el accionar comunitario, mediante la operación de "líderes" comunitarios y con tecnología apropiada.
En 1994, se ha completado la capacitación de 7.500 líderes comunitarios destinados a cubrir 800.000 viviendas a vigilar en el área de alto riesgo en el país.
En lo que a costos se refiere, se han invertido en el programa en sus 33 años de funcionamiento aproximadamente US$600.000.000 versus US$3.000.000.000 que se han ahorrado en AVAD (años de vida ajustados a la discapacidad) por las acciones de control desarrolladas19.
Por otra parte, el programa en sus 33 años de funcionamiento, ha significado una inversión aproximada de US$600.000.000, a nivel país20.
En los tiempos actuales, el procedimiento del control vectorial se reduce a la vigilancia entomológica y el rociado de vivienda en las que es necesario, con modernos insecticidas.
Después de esta apretada síntesis, es menester que no faltaron, tan poco faltan en la actualidad, charlas, jornadas, simposios, congresos, foros, difusiones periodísticas por diferentes medios al respecto de la enfermedad en consideración, muchos de los cuales brindaron trato serio y considerado hacia la misma, como tampoco se excluyen aquellos hechos que no lograron ver la realidad como se desprende a través del siguiente informe de "La Auditoría General de la Nación advierte que la erradicación del mal de Chagas debería haber sido prioridad desde 2007" (Veintidos de Marzo de 2012 - Fuente: La Prensa ,Argentina).
"La Auditoría General de la Nación (AGN) advirtió hoy que la lucha para la erradicación total del mal de Chagas"debería haber sido política prioritaria desde 2007" y afirmó que la producción en el país del medicamento contra la enfermedad "no es suficiente" por los "serios problemas" que presenta el Programa Nacional de Chagas. La enfermedad es la principal endemia en el país, donde entre 1.600.000 y 2.000.000 de personas están infectadas, mientras unas 7.000.000 permanecen en situación de riesgo de contraer la afección, reportó la AGN en un comunicado" (Foro de enfermedad de Chagas <chagaspcvc@ fac.org.ar> Lunes 26/03/2012 08:02).
En cada caso que se presenta ante el médico y en especial ante los ojos del cardiólogo, a sabiendas de que puede derivar en incapacidad y cuando no, en la muerte del infectado por Chagas, impera la necesidad de asegurar el diagnóstico y ver cómo se puede disponer del enorme bagaje de recursos que brindan los medios tecnológicos actuales en búsqueda de salvar la vida de la persona afectada por este mal, reinsertarlo en la sociedad, procurando mantenerlo útil a la misma y más aún, en búsqueda de mejor calidad de subsistencia de la persona.
Existen agentes tóxicos (venenos) para el control vectorial, recursos diagnósticos como: serológicos, electrocardiográficos (de reposo y dinámico) radiográficos, tomográficos (en sus variadas formas), centellográficos, isotópicos etc., los que integran una casi interminable lista, generados por la frenética producción tecnológica, pero la disponibilidad de agentes terapéuticos como drogas efectivas antiparasitarias, contra el T. cruzi son reducidas a un espectro muy limitado. Existen recursos para el sostén de una mejor calidad de vida del afectado por la enfermedad de Chagas, constituidos por dispositivos de implante como ser: marcapasos, cardiodesfibriladores, resincronizadores, trasplantes cardíacos (tema de Capítulo aparte).
En cuanto al antiparasitario, el benznidazol sigue siendo la droga de elección. Su aplicación y resultados se encuentran condicionados en especial a la agudeza o cronicidad del cuadro que padece el paciente y en estos últimos a las características de la cronicidad según la edad del infectado por el T. cruzi.
Lo del tratamiento merecería ser considerado en otro momento, en especial, en base a la crítica analítica de los diferentes terapéuticos aplicados históricamente hasta el presente.
¿Qué se puede decir respecto a la incidencia y/o prevalencia de la afección chagásica en la Argentina y en el mundo, en los que las cifras de registro no son fidedignas que se ajusten a la realidad? Una muestra de ello son los desconcertantes valores esgrimidos por diferentes instituciones. Los informes estadísticos no son convincentes. No se dispone de una base de datos confiables21 como consecuencia de: subregistros, desconocimiento de cifras puntuales de infectados por T. cruzi existentes, muchos de ellos cálculos obtenidos por inferencias estadísticas, que no muestran la realidad.
Tampoco, se tiene la magnitud de lo que sucede en naciones de otros continentes, en especial en las que son re
ceptoras de migraciones de latinoamericanos provenientes de pueblos en donde la enfermedad de Chagas tiene gran endemicidad22.

Conclusiones

Como se podrá ver, la historia de la enfermedad de Chagas tiene un punto de inicio ante la medicina, el de su descubrimiento y una secuencia de hechos casi inmensurables que pareciera que se pierden en lo infinito de los tiempos, quizás alguien, algún día, pueda poner en las manos del enfermo de Chagas la droga que mate en cualquiera de sus estados evolutivos al Trypanosoma cruzi, de modo tal que la obra iniciada por Carlos Chagas y Salvador Mazza y quienes siguieron sus pasos posteriormente, no quede sujeta al hecho de tener que contentarnos en la conformidad de restringir la lucha contra la enfermedad tan solo al control vectorial, las drogas de aplicación actual, a la expectativa de que las condiciones supervivencia de las persona mejoren en base a la evolución económica de los pueblos, educación y vivienda, porque lo que tenemos hasta el presente es la resultante de una larga lucha plagada de sacrificios, esperanzas e ilusiones y en la que parece que la meta se aleja, se pierde en el horizonte de la ciencia, escapándosele de las manos al hombre, pasando tan sólo a constituir: "una obra inconclusa".

Referencias bibliográficas

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