SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.4 número4Imprenta y crítica textual en el Siglo de OroHistoria de la literatura española: 1936-2000 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Olivar

versión On-line ISSN 1852-4478

Olivar vol.4 no.4 La Plata jul./dic. 2003

 

RESEÑA

Gian Piero Dell'Acqua, La biblioteca di Buchenwald. Storia di Jorge Semprún, intellettuale europeo. Imola: La Mandragora, 2001, 187 pp.

 

Facundo Tomás

Universidad Politécnica de Valencia

 

Gian Piero Dell'Acqua (Como, 1930) es un escritor y periodista milanés de conocida trayectoria y amplio renombre que ha trabajado en numerosos medios de comunicación italianos, entre ellos la revista Panorama y el diario La Repubblica. Ha publicado seis libros, de temas variados: sobre la violencia (La violenza, Firenze, Vallecchi, 1978, en colaboración con Graziella Controzzi), sobre cine (L'albero degli zoccoli, 1979, Milano, Moizzi), sobre la vida cotidiana de jóvenes milaneses (Dura la vita, Milano, Mondadori, 1982), y se ha ocupado especialmente de la crónica y la historia reciente de España: Spagna, paura della libertà (Milano, Mondadori, 1975); Spagna, cronache della transizione (Firenze, Vallecchi, 1978), Ciao, Hemingway (Milano, Tranchida, 1986) y ahora, de la manera que veremos, La biblioteca di Buchenwald.

Para comenzar a hablar del escrito resulta preciso referirse a su mismo título: casi como en los emblemas y jeroglíficos tan caros a los autores barrocos, encierra ya en sí algunas de las principales claves de la narración. Por una parte comienza su nombre con una referencia directa a los libros que circularon como préstamo ambulante entre los deportados al campo de concentración nazi y que llegaron a alcanzar los quincemil volúmenes: La biblioteca de Buchenwald. Pero Buchenwald, Auschwitz, el conjunto de los campos de concentración alemanes de la segunda guerra mundial, adquieren para Dell'Acqua una dimensión casi fundante de la Europa posterior: en ningún mo mento lo dice abiertamente -y hasta sería posible que ese papel sustancial actuase tan sólo en el inconsciente del autor-, pero la utopía democrática y progresiva que subyace como idea de Europa a lo largo de las páginas del libro, se apoya en las acciones realizadas durante la prisión y las reflexiones posteriores de un conjunto de detenidos ilustres, que toman a Semprún como eje representativo, sobre los sufrimientos y las trágicas consecuencias de la guerra mundial (5 11, p.142):

Buchenwald pues, como experiencia fundamental de una vida. Sobre este tema Semprún vuelve más veces. Todavía en el 2001, con ocasión de la publicación de Le mort qu'ilfaut [Viviré con su nombre, morirá con el mío], cuenta que un día un amigo le preguntó: ¿pero tú qué eres, español o francés, político o escritor? Y él respondió: "En realidad yo soy un deportado de Buchenwald".

La biblioteca de Buchenwald es pues también la tetralogía dedicada al campo por Jorge Semprún (El largo viaje, 1963; Aquel domingo, 1980; La escritura o la vida, 1994; Viviré con su nombre, morirá con el mío, 2001), el libro de Primo Levi sobre Auschwitz (Se questo è un uomo, 1947) y los demás libros, debates y conversaciones citados sobre los campos. Pero alargando la mano, no parece ilegítimo que el lector pueda convertir por extensión en una gran biblioteca de Buchenwald el conjunto de libros de los que se citan largos párrafos en el texto para hablar de la historia de España, de los problemas de Europa, de la política actual o de las perspectivas de futuro intuidas en los hechos.

La segunda parte del título completa la clave: Historia de Jorge Semprún, intelectual europeo. Porque Europa no es para Gian Piero Dell'Acqua una simple extensión geográfica y ni siquiera tan sólo un proceso de unificación político: Dell'Acqua es "europeísta", vocablo quizá no de uso corriente para un lector americano (aunque se trate de una América tan europeizada como la Argentina), pero netamente connotado en el viejo continente, definidor de aquellos que creemos en la unidad europea, en la constitución de una gran entidad supranacional, como en un camino absolutamente imprescindible para volver a afirmar una cultura nueva en el mundo, cultura renovada precisamente a través de la mezcla, la interpenetración de las viejas entidades nacionales o regionales. Sin duda Europa; Europa como meta, Europa como ideal, Europa como utopía... y ello no significa en ningún momento, no puede representar el abandono de las propias raíces -en el caso Semprún de sus raíces españolas- sino precisamente lo contrario: su reafirmación a través de la comunidad grande; parafraseando una coletilla de la que llegó a abusarse en la transición española, podría decirse que "ser españoles es nuestra manera de ser europeos". Así, si es representativa la afirmación (hasta cierto punto apátrida) que el escritor haría en una entrevista televisiva realizada en el 2001 (cfr. Epílogo, p.185):

Cultura es apertura al mundo. Es el conjunto de saberes y de comportamientos que permiten separarse del territorio original, de las propias raíces, de los lugares en los que se ha nacido y sobrepasar la dimensión nacional para proyectarse al mundo, para asumir un punto de vista cosmopolita y permanecer lejanos de los riesgos del nacionalismo. Naturalmente soy consciente de que ésta es una definición subjetiva, personal.

Si esas palabras lo representan, decía, es preciso situar junto a ellas también estas otras, escritas por Semprún a propósito de sus comienzos exiliados en Francia (Adieu, vive ciarte, 1998; cfr. § 9, p.106):

Para preservar mi identidad de extranjero, para convertirla en una virtud interior y secreta, fundadora y desplazante, me escondería tras el anonimato de una pronunciación correcta. Lo conseguí en pocas semanas. Mi voluntad estaba demasiado decidida para encontrar obstáculos. Y esta decisión llevaba consigo una consecuencia más importante, aunque aparentemente la contradijese: en efecto, no debía olvida nunca que era un rojo español, no debía olvidarme nunca de serlo. Rojo español para siempre.

Europa como desembocadura necesaria del horror de los campos de concentración y Europa como utopía, como ideal: europeísmo, pues. Jorge Semprún como catalizador de las ideas de Gian Piero Dell'Acqua sobre Europa, como su símbolo vivo.

Pero es preciso ponerle apellidos a ese nombre europeísta. Porque Semprún encarna como nadie el orden democrático que hoy reina en España y en Europa: hijo de una familia bien que se ve obligada a exiliarse con el triunfo de Franco, se convierte en comunista al amparo de la lucha contra el nazismo; a continuación abandona el comunismo desde posiciones antiestalinistas y hasta cierto punto precursoras del eurocomunismo, para terminar como ministro de cultura de la socialdemocracia española dentro del gobierno de Felipe González. Con posiciones menos sobresalientes, pero ¡cuántos europeos han transitado exactamente por esos caminos! Casi como si en una sola vida pudieran juntarse las cuatro generaciones de las que cantaba el corrido de Juan Sin Tierra:

Mi padre fue peón de hacienda
y yo un revolucionario,
mis hijos pusieron tiendas
y mi nieto es funcionario.

De la revolución a la socialdemocracia: Jorge Semprún encarna como pocos esa ideología que avala la democracia europea actual como la mejor elaboración, la síntesis final de cualquier política posible en el mundo. Las posiciones del escritor acaban siendo las de la Otan, a cuya intervención contra Yugoslavia se declaró favorable (cfr. Epilogo, p.183):

En junio de 1999, Jorge Semprún apareció como "invitado" en el programa de France 2 L'entretien, dirigido por Alain Duhamel... El argumento trataba de la guerra contra la ex-Yugoslavia en el fin del comunismo de nuevas perspectivas para la izquierda. Semprún se declara favorable a la acción de la Otan. Yugoslavia, dice, aparentemente era el país más autónomo del comunismo oficial, pero el sistema fue más fuerte que las autonomías y las disidencias aparentes.

El libro se ofrece como una estructura que parece querer guardar el orden cronológico, relatando hechos que se ligan con la biografía de Semprún. Hay un permanente paralelismo -estaba a punto de escribir "desarrollo paralelo", pero en realidad los esquemas lineales son repetidamente contradichos en el texto con retornos, reincidencias, vueltas atrás y proyecciones hacia el futuro- entre la historia de España en el siglo XX, la historia europea tras la segunda guerra mundial y la historia personal de Jorge Semprún, de manera que las interpenetraciones son constantes y marcan la pauta del relato (Aquel domingo, 1980; cfr. § 8, p. 97):

La guerra de España estalló en mi adolescencia. Aparentemente había liquidado de golpe todos los problemas que, de otra manera, habría debido resolver por mí mismo uno a uno. Con la brutal claridad de las grandes crisis históricas, había delimitado los campos. La historia, con su astucia y su violencia, se había hecho cargo de mis problemas y los había resuelto provisionalmente en mi lugar. La crisis histórica me había evitado la crisis de la adolescencia: de la misma manera que más tarde, en 1956, haría estallar la crisis de la madurez.

De modo que el supuesto desarrollo cronológico se transforma en una estructura prácticamente circular, con un radio constante (la construcción europea como unidad resultante del horror de los campos de concentración, el espanto, al fin, de la guerra) y un lugar que tiende a convertirse en centro geométrico, en una especie de punto de referencia constante: el binomio La guerre est finie - Autobiografía de Federico Sánchez.

Precisamente uno de los méritos principales que hay que apuntar en el haber de este sabroso libro es el de tratar indistintamente las novelas, las entrevistas televisivas y los guiones cinematográficos de Semprún, sin establecer entre ellos jerarquía alguna. La guerre est finie fue una película de Alain Resnais con guión de Jorge Semprún. El personaje en torno al cual gira toda la acción, Diego Mora, encarnado por Yves Montand, es una personificación del propio Semprún: al igual que en el conjunto de sus escritos, el aspecto autobiográfico inunda el relato, presentando un dirigente comunista que viaja recurrentemente a España desde la base del exilio parisino, y que llega a la conclusión de la necesidad de reformular toda la estrategia del partido a través de la constatación de que es imposible continuar estableciéndola según los cánones de la guerra civil. De nuevo encontramos un nombre, un título, que da la clave: la guerra ha terminado definitivamente, las cosas han cambiado de medio a medio, la acción política también debe hacerlo. Pero ¿acaso la selección de la película por Gian Piero Dell'Acqua como núcleo de su propia narración no implica igualmente la constatación de que ha terminado también definitivamente la guerra europea? Semprún- España-Europa... probablemente sigamos moviéndonos en los territo rios de lo inconsciente, pero la importancia de los nombres prevalece por encima de las intenciones, porque justo los nombres remiten a ese oscuro y poderoso campo de lo no-consciente que informa la mayoría de nuestros actos. Nomen dictum quasi notamen escribió ya Isidoro de Sevilla prácticamente como justificación misma de sus Etimologías, y el libro de Gian Piero Dell'Acqua juega sobre los nombres casi como una marca de estilo.

Porque la Autobiografía de Federico Sánchez tiene el mismo contenido principal: la guerra ha terminado, hace falta reajustar los tiempos del reloj, ponerse al día del futuro, aggiornamento, el comunismo sirvió en el pasado, pero ahora ya no, y si primero le llamamos novedosamente eurocomunismo, después le daremos el viejo nombre de la clásica socialdemocracia, para elegir finalmente una "tercera vía" que aproxime la antigua socialdemocracia al recién nacido neoliberalismo. Federico Sánchez se despide de ustedes. La Otan como perspectiva final. Casi demostrando palpablemente el viejo dicho: "Quien de joven no es revolucionario, es que no tiene corazón; quien lo es de viejo, es que no tiene conciencia". Gian Piero Dell'Acqua, en una brillante operación de escritura y palimpsesto, define a través de la biografía, vital e intelectual, de Jorge Semprún, no sólo los elementos principales de las historias de España y de Europa, sino los aspectos determinantes de la ideología que hoy domina en las democracias continentales (vista desde su sector progresista, desde su izquierda): la democracia parlamentaria como el momento político mejor de entre los alcanzados por la humanidad.

Acabo de nombrar una palabra: palimpsesto. Porque desde el punto de vista organizativo, el libro es un conjunto de yuxtaposiciones de textos diversos muy inteligentemente conducidos por las intervenciones aclaratorias y valorativas del autor. Es otro de los aspectos que más cabe apreciar en el escrito: con un extraordinario dominio de su oficio periodístico, Gian Piero Dell'Acqua juega a la crónica, es decir su narración se presenta formalmente como un conjunto de hechos y estimaciones realizadas por otros autores que ofrece un aspecto casi "aséptico y objetivo", cuando en realidad está tan cargado ideológicamente como las más encendidas proclamas. Pero el lector, aunque descubra inmediatamente el recurso, no puede sino agradecer la tranquilidad que proporciona una mirada que quiere aparecer como distante y que, por ello mismo, consiente también tomar distancias. Los libros hablan principalmente no de hechos, sino de otros libros nos dijo una vez Umberto Eco, y ello aparece en el ensayo de Dell'Acqua con la transparencia de esa moderna estética partidaria de mostrar claramente sus propios entramados constructivos.

Es además un libro altamente pedagógico. Escrito para un lector italiano, explica la historia de España de manera que pueda entenderla incluso quien poco sepa de ella y, así, es muy recomendable para cualquiera, puesto que las exposiciones más básicas obligan siempre a confrontar hasta el saber del más erudito.

En síntesis: nos encontramos con un muy agudo y bien elaborado trabajo, altamente recomendable para entender los avatares de los últimos sesenta años y la literatura de Jorge Semprún, y con un punto de vista muy inteligente que aloja en sí la síntesis de la idelogía europeísta desde el punto de vista de su izquierda parlamentaria. Cuenta sin duda entre las mejores obras de su autor, y es deseable que cuanto antes sea traducida al castellano.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons