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Olivar

versión On-line ISSN 1852-4478

Olivar v.7 n.8 La Plata jul./dic. 2006

 

ARTÍCULOS

Representaciones de la Guerra Civil en el diario El País: 1986, 1996, 2006

Mónica Musci

Universidad Nacional de la Patagonia Austral

Resumen
El lenguaje es siempre valorativo, aún cuando adopte formas aparentemente objetivas o neutras. Esta conjetura básica guía el análisis comparativo de diversos artículos aparecidos en el diario El País en los meses de julio de 1986, 1996 y 2006 en ocasión de los aniversarios del inicio de la Guerra Civil española (50, 60 y 70 años respectivamente). La intención es indagar qué versiones de la guerra ofrece cada uno y cuáles son las estrategias discursivas que utilizan para hacerlo. Es decir, cómo construyen una representación de ese acontecimiento fundamental en la historia de España y qué diferencias encontramos en el tratamiento discursivo que hacen de él. Se analizan algunas opciones discursivas que son claves en la construcción del referente: la selección temática y lexical, las expresiones que aluden a la guerra y la gramática particular que exhibe u oculta los participantes de las acciones. El hecho de que sea el mismo periódico nos autoriza a suponer que las diferencias lingüísticas e ideológicas que encontremos en la comparación responderán a cambios en las representaciones sociales de las cuales los medios son vehículos privilegiados. De este modo, el análisis luz sobre las transformaciones que la memoria de la Guerra Civil española sufrió en los últimos veinte años.

Palabras-clave: Guerra Civil española; Memoria colectiva; Metáfora gramatical; Metáforas estructurales; Campos léxicos.

Abstract
Language is always evaluative, even when it adopts apparently objective or neutral ways. This basic presumption guided our comparative analysis of different articles that were published in El País newspaper in July of 1986, 1996 and 2006 (50th, 60th and 70th anniversaries of the start of Spanish Civil War). The intention was to examine what versions of the war are offered in each one and what discursive strategies were used. In other words, how a representation of this fundamental event of the history of Spain was constructed and what differences are found in their discursive treatment. The present work analyzes some discursive options that are significant in the construction of the referent: thematic and lexical selection, expressions that relate to the war and the particular grammar that exhibits or hides the participants of the action. The fact that the articles were published in the same newspaper in three symbolically relevant anniversaries enables us to assume that linguistic and, consequently, ideological differences that become evident in our comparison respond to changes in social representations that are specially transmitted by The Media. In this way the analysis may shed light on the transformations of the memory of the Spanish Civil War in the last twenty years.

Keywords: Spanish Civil War; Social Representations and Collective Memory; Grammatical Metaphors; Structural metaphors; Lexis Fields.

Introducción

   El propósito de este trabajo es realizar un análisis contrastivo de diversos artículos aparecidos en el diario El País en los meses de julio de 1986, 1996 y 2006 en ocasión de los aniversarios del inicio de la Guerra Civil española en 1936 1. La intención es indagar qué versiones de la guerra ofrece cada uno y cuáles son las estrategias discursivas que utilizan para hacerlo. Es decir, cómo construyen una representación de ese acontecimiento fundamental en la historia de España y qué diferencias encontramos en el tratamiento discursivo que hacen de él.
   Sabemos que entre un enunciado y el mundo que describe no se da una relación de representación transparente. El lenguaje siempre es valorativo, aún cuando adopte formas aparentemente objetivas o neutras. Para interpretar el significado de un enunciado, entonces, será necesario considerarlo como un acontecimiento material, condicionado por el contexto en que fue producido. La construcción del referente responde a posiciones culturales e ideológicas de los sujetos y de sus grupos de pertenencia (conscientes o no).
   En este trabajo analizaré algunas opciones discursivas que contribuyen a diseñar el referente: la selección temática y lexical, las expresiones que aluden a la guerra y la gramática particular que exhibe u oculta los participantes de las acciones. En simetría con el análisis acerca de la construcción del referente, consideraré también la imagen de los enunciadores que proyecta cada grupo de textos.
   La cuestión es muy interesante porque se trata de un medio de amplia tirada y por lo tanto con un gran potencial como formador de opinión en el ámbito de la comunicación de masas española, y el hecho de que sea el mismo periódico en tres aniversarios simbólicamente relevantes nos autoriza a suponer que las diferencias lingüísticas y en consecuencia, ideológicas, que encontremos en la comparación, responderán más bien a cambios en las representaciones sociales de las cuales los medios son vehículos privilegiados2, y no a puntos de vista particulares y diversos que coexistenen una sociedad (como sucedería si analizáramos el tratamiento del mismo tema que hacen distintos periódicos en un momento determinado). De este modo, el análisis puede arrojar luz sobre las transformaciones que la memoria de la Guerra Civil española sufrió en los últimos veinte años.

Los enunciadores y la selección temática: Historia y Memoria

   Un primer acercamiento a los textos revela que los enunciadores desempeñan distintos roles sociales. Para los dos primeros aniversarios considerados aquí, El País convocó a académicos reconocidos para que den su versión del hecho histórico en 1986, y para que respondieran a preguntas específicas relacionadas con las causas, el curso y los efectos de la guerra en 1996. En el septuagésimo aniversario, 2006, en cambio, los enunciadores son en su mayoría periodistas que cubren diferentes aspectos de la realidad: la Guerra Civil aparece mencionada en artículos de Cultura, Sociedad, Política, y tienen aquí un lugar los lectores a través de las Cartas al Director y breves textos de opinión3.
   En 1986, Edward Malefakis trata diversos temas en el extenso artículo del Cincuentenario: la escasez de conocimiento acerca de la guerra, la existencia de visiones fragmentadas y la improbabilidad de lograr una visión unificada e inmutable de ese hecho histórico. Es notable el espacio dedicado a la introducción de sus propias hipótesis, una verdadera captatio benevolentiae que puede interpretarse como una anticipación de objeciones que revela la percepción que tiene el autor de que tocará temas delicados para la sociedad española:
   De manera inevitable, mi empeño será insatisfactorio, pues, por mucho que me esfuerce en liberarme de ello, reflejará tanto la limitación de mis conocimientos como los prejuicios inconscientes que forman una parte sustancial de mi modo de pensar. Pido de antemano disculpas al lector por tales deficiencias. Al mismo tiempo, le recuerdo que se trata de mi balance final, que no refleja necesariamente las opiniones de los demás colaboradores [….] Con toda humildad, lo que sigue a continuación representa mis puntos de vista en algunas de las cuestiones más importantes relacionadas con la guerra (1986: 324). (La negrita es mía, la cursiva es del autor)
   El primer subtítulo puntualiza una afirmación que el mismo autor seguirá sosteniendo en otro artículo de la edición de 1996: La guerra no era inevitable. En este punto polemiza con la historia oficial del franquismo: en el discurso del régimen, la Guerra Civil era un acontecimiento fundamental, su mito fundacional. Como tal, tuvo una presencia abrumadora y obsesiva durante el primer período (Aguilar Fernández, 1996). Importante instrumento de legitimación, la guerra fue presentada como un resultado inevitable y necesario de una situación crítica y sin salida. El historiador enumera en este texto una serie de razones que sostienen su hipótesis. Repasa la historia española anterior a la república y refuta en varias ocasiones los argumentos que sostienen lo contrario. El autor aplica las reglas del método histórico recurriendo a situaciones y acontecimientos análogos en la historia universal, apelando a "leyes" históricas, y brindando datos que desmienten las creencias generales:
   Pese a las habituales creencias en sentido contrario, ni anarquistas, ni socialistas, ni comunistas tenían en España una historia revolucionaria especialmente destacada en época anterior a esa fecha. (1986: 326)
   Los otros temas que aborda son: la singularidad de la república, la desunión entre los republicanos, cuyo peso decisivo en el desenlace de la guerra (ya señalado) traslada a una característica del otro bando: la unión nacionalista; la opinión internacional y la influencia que tuvo en el estallido del conflicto español; el papel de los países extranjeros en el desarrollo de la guerra; y concluye examinando (y desechando) hipótesis postuladas por simpatizantes de uno u otro bando acerca de otros finales posibles para la guerra. El balance es claramente favorable a la república: no hubo nada que ésta pudiera hacer para ganar la guerra, en cambio, la conclusión es que los nacionalistas sí hubieran podido terminarla antes, si hubieran puesto en práctica una táctica militar diferente. Aquí, como en otros razonamientos, Malefakis utiliza reiteradamente el período condicional irreal dibujando escenarios históricos posibles que no se concretaron.
   En resumen, desde todos los puntos de vista, la República habría perdido la guerra antes si hubiera procedido de manera diferente, pero no pudo hacer mucho más de lo que hizo para superar las enormes desventajas bajo las cuales empezó a actuar en el interior y siguió obrando en el internacional. (1986: 335)4
   En el suplemento de 1996, El País convoca a 13 expertos en historia para que contesten alguna de "las incógnitas que todavía perduran" acerca de la guerra civil. Trece catedráticos abordan otras tantas cuestiones relacionadas con el tema, aunque las anunciadas incógnitas no aparecen siempre enunciadas como tales5. Es interesante contrastar las cuestiones que se abordan con la que se trataron en 1986. Algunos temas son los mismos: la pregunta acerca de si se pudo evitar la guerra, las consideraciones acerca de la intervención extranjera y el papel de los países europeos en el desarrollo del conflicto, la estrategia militar nacionalista y las consecuencias de las batallas. Otros temas que en 1986 están apenas mencionados se expanden aquí: por ejemplo el análisis del curso de la guerra en el País Vasco y en Cataluña, la figura de Negrín, los costos humano y económico de la guerra y la violencia política.
   El corpus de 2006, por otro lado, está conformado por un espectro más variado de géneros periodísticos. Encontramos allí noticias, opiniones, crónicas sociales y culturales, cartas de lectores, editoriales. No hay, como en los otros aniversarios, una convocatoria a los especialistas para que ofrezcan una visión académica sobre la guerra civil, sino que los temas están relacionados con urgencias y planteos del presente: es necesario quitar las placas falangistas de las Iglesias, el gobierno catalán impulsa un proyecto de Ley de Memoria, los españoles opinan sobre las consecuencias y efectos de la guerra, los escritores del género policial negro reunidos en Gijón ofrecen su versión de la guerra, los lectores opinan que hay que estudiar esa parte de la historia en la escuela.
   Claramente, entonces, tanto en la figura de los enunciadores como en la selección temática podemos apreciar contrastes entre los textos del '86 y el '96, por una parte y los de 2006 por otra. Un modo de pensar estos contrastes podría ser apelar a las diferencias entre historia y memoria a las que se refiere Beatriz Sarlo en Tiempo pasado:
   
El pasado es siempre conflictivo. A él se refieren, en competencia, la memoria y la historia, porque la historia no siempre puede creerle a la memoria, y la memoria desconfía de una reconstrucción que no ponga en su centro los derechos del recuerdo (derechos de vida, de justicia, de subjetividad). (Sarlo, 2005: 9)
   
Según la autora, las reglas del método de la disciplina histórica supervisan los modos de reconstrucción del pasado en el discurso académico, o por lo menos, los historiadores consideran que ése es un ideal epistemológico. La discusión de las modalidades reconstructivas es explícita y rigurosa. Gran parte de sus esfuerzos se dirigen a desarticular o desmentir creencias e hipótesis sobre los hechos pasados que tienen fuerte raigambre en las memorias privadas o colectivas.6 La historia de circulación masiva, en cambio, pone en evidencia líneas que unen la actualidad con el pasado y es sensible a los sentidos que ese pasado tiene para el presente, para el "sentido común" y la sensibilidad de los lectores. La modalidad no académica atiende a las creencias de su público y se orienta en función de ellas: "Eso no la vuelve lisa y llanamente falsa, sino conectada con el imaginario social contemporáneo, cuyas presiones recibe y acepta más como ventaja que como límite" (Sarlo, 2005: 15). Una gran importancia tiene para este relato no académico el espacio que las llamadas "historias de la vida cotidiana" han conquistado en el ámbito disciplinar. Este "giro subjetivo" tiene como consecuencia la revalorización del punto de vista de la primera persona y la reivindicación de la propia experiencia como lugar de verdad. "La historia oral y el testimonio han devuelto la confianza a esa primera persona que narra su vida (privada, pública, afectiva, política), para conservar el recuerdo o para reparar una identidad lastimada" (Sarlo, 2005: 22). Estos testimonios y memorias privadas son los que encontramos como voces dominantes en los textos del septuagésimo aniversario del inicio de la guerra, aspecto que a mi parecer merece un tratamiento más pormenorizado.

Silencio y Actos de habla

   Como señalé anteriormente, en los artículos de El País de 2006, la Guerra Civil vuelve a ser noticia. La materia de las crónicas periodísticas es la actualidad, y la actualidad está conformada por los acontecimientos que suceden pero también por lo que los actores sociales dicen acerca de ellos: "La crónica periodística es un espacio de cruce, de confrontación de discursos que expresan los conflictos sociales" (Atorresi, 1996: 211). En este corpus se registran las diferentes voces que resuenan acerca de la guerra en la sociedad española actual: los españoles dicen, piden, reclaman, califican, sostienen, discuten, se oponen, opinan. Las instituciones y las organizaciones sociales declaran, elaboran informes y fijan posiciones acerca de la guerra y sus consecuencias. La Guerra Civil ya no es un acontecimiento histórico remoto sino un hecho que aún gravita en la vida de las personas, que no la consideran un capítulo cerrado:
   Las víctimas del franquismo piden al Papa que quite las placas falangistas de las iglesias; […] la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha enviado una carta a los obispos, reclamándoles el retiro de dichas placas; […] El vicepresidente de la sociedad califica de "escándalo" la presencia de esos símbolos. (2006, 1)
   Este año acaba de ser declarado por el Congreso de los Diputados como el de la "memoria histórica". (2006, 2)
   El Gobierno catalán condenará el franquismo en el aniversario de la Guerra Civil en una declaración similar a la que se pronunció la semana pasada en el Parlamento Europeo. (2006, 3)
   El 18 de julio será condenado hoy por algunas asociaciones de republicanos. (2006, 5)
   El gobierno prepara una ley basándose en el informe de la comisión interministerial […]. (2006, 12)
   El 18 de julio, aniversario del levantamiento, la primera página del diario presenta los resultados de una encuesta realizada por "Opina" acerca de la Guerra Civil. Así, las voces de los encuestados ocupan el lugar principal en la edición de ese día. Lo importante parece ser, en este aniversario, lo que dice la gente (y no ya lo que dicen los expertos y especialistas).
   La mayoría cree … (…); El 55% considera conveniente… (…); El 36 por ciento señala que no le explicaron en el colegio… (…); Sólo el 4,4% admite que… (…), Un 17% teme que… (…). (2006, 7)
   Leyes, declaraciones, informes, conclusiones, cartas, testimonios, recuerdos (en las cartas de lectores), reclamos, encuestas, debates, constituyen actos de habla efectivos que contrastan con las menciones al silencio y la amnesia históricos que se denuncian en uno de los artículos del corpus de 1996.
   El desconocimiento público de Negrín puede atribuirse a la peculiar amnesia histórica colectiva sobre la guerra civil impuesta por el pacto de olvido sellado durante la transición. (1996, 10)

La gramática: abstracción del discurso histórico

   La diferencia de géneros discursivos, ya señalada, impacta visiblemente en la gramática particular que caracteriza los textos. En efecto, el discurso de la Historia tiene un marcado carácter abstracto, propio del razonamiento histórico, cuya característica central, según Martin (1993), es que la expresión de la causalidad suele ser implícita y se lleva a cabo en el interior mismo de la cláusula y no entre cláusulas. Esto se suma a que los participantes de los procesos son nominalizaciones7 de eventos y no actores. Esta cualidad de abstracción es muy evidente en el corpus de 1986. Por ejemplo, en una oración como:
   
Los decenios de acumulada injusticia social, los bruscos giros de la fortuna en el pasado inmediato y la continua aquiescencia del Gobierno de clase media del Frente Popular, se aunaron para generar un alto grado de politización entre las masas españolas; una conciencia política que les permitiría resistir al nuevo intento de imponer un régimen autoritario. (1986: 326)
   
La expresión de la causalidad reside en los verbos generar, que está expresado como un adjunto de fin (para generar) y permitiría, que nuclea una cláusula relativa. Los participantes del proceso son la injusticia, los giros (de la fortuna), la aquiescencia (del Gobierno), el alto grado de politización, el intentode imponer un régimen, todas ellas nominalizaciones que condensan procesos (Una gramática más "congruente" en términos de Halliday (1993) se estructuraría a partir de expresiones como: ‘a lguien cometió actos injustos', ‘la fortuna giró'8, ‘el gobierno fue aquiescente'. ‘Todo eso generó ciertos efectos'). Los actores aparecen de manera secundaria en algún complemento (del gobierno), o adjunto circunstancial (entre las masas: un colectivo anónimo). Todo esto diseña una representación de la experiencia sin participantes activos, sin agentes, que responde al modo "sinóptico" (Halliday, 1989) propio del discurso de la ciencia. Uno de los efectos es que requiere de un esfuerzo de decodificación mayor, otra consecuencia es la atenuación de la participación de los actores en los procesos que se relatan:
   
Una oleada de ocupaciones de tierras y de huelgas sin precedentes en España recorrió el país en la primavera de 1936. (1986: 326)
   El triunfo no llevó humildad a las agrupaciones de la clase obrera, sino dogmatismo. (1986: 326)
   
Otros recursos gramaticales, como la utilización de pasivas e impersonales y las llamadas ergativas con ‘se'9 contribuyen a lograr el mismo efecto:
   
La guerra civil fue desencadenada … (1986: 330)
   …una serie de conflictos a los que fue arrastrada toda la población española… (1986: 324)
   En España hubo que enfrentarse a carros de combate y aviones… (1986: 334)
   Entre los compañeros de Franco hubo muchos murmullos en contra de su jefatura… (1986: 330)
   La sociedad española llegó a llenarse de rencor… (1986: 325)
   
En este último ejemplo se ve claramente la desaparición del agente y la cualidad paciente del participante (también es notable la metáfora de la sociedad como recipiente que desborda).
   Así, aunque argumentativamente el texto construye una visión de la guerra más favorable al bando republicano (en cuanto al curso de la contienda y a las responsabilidades en los hechos que la iniciaron y la concluyeron), esto es atenuado por la gramática que diluye la participación de los agentes y participantes en los procesos. Ciertamente, como ya se mencionó, esta es una característica del discurso histórico. Sin embargo, en ciertos "sectores" del texto aparece más intensamente que en otros, según el contenido de que se trate. Por ejemplo, cuando el autor analiza el papel de las democracias europeas, aparecen claramente delineados los agentes y calificadas sus acciones, como si no fuera necesario suavizar las responsabilidades en el caso de que éstas fueran de los extranjeros:
   
…los británicos actuaron contra natura al aplacar en lugar de oponerse al Estado que amenazaba el equilibrio de poder… (1986: 332)
   Francia había sido la nación más arrogante de Europa…; los franceses… también obraron contra natura al seguir el ejemplo británico… (1986: 332)
   
Los textos del corpus de 1996 muestran mayor variedad en las construcciones gramaticales. Ciertamente, esto se debe, en parte, a que se trata de varios autores, cada uno de los cuales aborda un tema en particular, pero como todos los enunciadores están presentados como "especialistas" y por lo tanto, se mueven en el terreno del discurso histórico, las diferencias que podemos encontrar entre unos y otros pueden ser significativas en cuanto a la presentación de un modo más típicamente narrativo, menos metaforizado (más "congruente" en palabras de Halliday) de presentar los hechos históricos.
   Así, encontraremos ejemplos de ambos tipos en este corpus. Por un lado, expresiones que eluden la mención a los agentes a través de alguno de los procedimientos ya señalados:
   
… no fue posible integrar Euskadi, Asturias y Santander en una estrategia militar global con mando unificado. (1996, 8)
   Las pasiones se exacerbaron aún más por la intensa polarización ideológica de Europa a mediados de los años treinta. (1996,1)
   
Pero al mismo tiempo, encontramos textos que atribuyen claramente la responsabilidad de los procesos a actores históricos concretos:
   
Franco se proponía una guerra de aniquilamiento. (1996, 9)
   Franco pensaba, insistiendo en su identificación con El Cid, que su responsabilidad era la de limpiar de España la anti-España de masones y de "rojos separatistas. (1996, 9)
   La gestión enérgica y voluntariosa de Negrín estimuló por algún tiempo la abatida retaguardia republicana y reactivó las exiguas fuerzas de su Ejército. (1996, 10)10
   
Como ya se señaló, los textos de 2006 no comparten esta característica de abstracción y en ellos se puede observar que los agentes aparecen más claramente delineados y sus responsabilidades más definidas; además, no se intenta presentar una versión objetiva de la guerra, no se discute si los hechos históricos fueron o no de tal manera sino su relevancia para el presente (no si hubo o no fusilados, sino dónde están enterrados; ya no importa cuál fue la batalla decisiva de la guerra, sino el reconocimiento de la sociedad hacia los prisioneros, muertos y represaliados).

La guerra de España: los ecos de una polémica por la denominación

   En la volanta del texto de 1986 firmado por Edward Malefakis y titulado "Cuestiones pendientes y balance final" aparece la frase La guerra de España. El modo de nombrar el acontecimiento histórico es un aspecto clave para definir el punto de vista que se adopta. Paloma Aguilar Fernández ha analizado en detalle el tratamiento propagandístico que el franquismo hizo de la guerra: "Bajo los cambios de denominación de la Guerra Civil subyace algo más que una mera cuestión terminológica. Reflejan evoluciones de la forma de concebir, interpretar e incluso recordar la guerra." (Aguilar Fernández, 1996: 194)
   Durante ese período se consideraba inaceptable hablar de La guerra civil, era por lo menos incómodo afrontar el hecho de que el enfrentamiento había sido entre españoles. Así se optó por una denominación menos comprometida como La guerra de España. La frase es en sí misma ambigua: la palabra guerraes una nominalización, es decir un sustantivo que designa un proceso11. A la vez que condensa un significado, la nominalización ‘oculta' los agentes que llevan adelante ese proceso, desaparecen los participantes que quedan relegados generalmente a los complementos. El complemento de España también es ambiguo porque admite varias interpretaciones. Mencionaré solo tres de ellas:

   España es un participante del proceso, es decir peleó la guerra (en ese caso toda España estaba de un lado de la contienda);
España es un lugar, la guerra sucedió en España; la guerra fue por España, que es la causa (como en la expresión La guerra del agua)12.

   Sabemos que ninguna de las tres interpretaciones es totalmente exacta, o de algún modo, cada una de ellas escamotea un aspecto de la realidad. La expresión aparece en el título de la sección y solo una vez en el cuerpo del texto. El hecho de que sea usada todavía en 1986, es un indicio de la fuerza y vigencia que tuvo durante los años del franquismo y la transición (Aguilar Fernández, 1996: 196-7).
   En los textos de 1996 la designación del acontecimiento se realiza mediante la expresión La Guerra Civil y su continuación, el franquismo. Los textos de 2006 también hablan de Guerra Civil pero el régimen aparece denominado como dictadura y se le asocia el adjetivo fascista.

El vocabulario de la violencia y de la memoria

   Con respecto a la selección lexical, me centraré en su incidencia en la representación de dos de los temas que aparecen en los tres aniversarios y cuyo tratamiento difiere en los tres corpus: la violencia y la memoria (o su contraparte, el olvido).

La violencia

   En el texto de 1986 las referencias a la violencia están incluidas en el análisis de los factores de desunión en el bando de la república. Se habla aquí del terror republicano y del nacionalista, pero el autor traza una clara línea divisoria entre ambos: el primero fue ‘incontrolado' y ‘desorganizado', el segundo un ‘eficaz instrumento de gobierno', ‘silencioso pero sistemático'. Se esboza una afirmación atenuada: "sobre la base de estudios recientes parece haber producido más víctimas que el republicano" (1986: 331). Aparece señalada con precisión la matanza de sacerdotes: "Ningún otro grupo numeroso sufrió tan alta proporción de víctimas en ninguno de los dos bandos" (1986: 331).
   El campo léxico13 está conformado por los siguientes elementos:
terror, víctimas, matanzas, persecución sangrienta, asesinatos.
   
Entre los textos de 1996, he analizado el que se titula "¿Por qué se desató tanta violencia durante los primeros meses?" (1996, 3). El título presupone una afirmación: la mayor escalada de violencia fue en los primeros tiempos de la guerra (como veremos, más adelante esto será cuestionado). El texto analiza los hechos de violencia apelando a una interpretación mítica: Caín y Abel (antes de la milicia), y explicándola a partir de un "odio de siglos" ("la guerra civil decantaba décadas, o quizás siglos, sin voluntad de concierto") e interpretándola como un ajuste de cuentas con el pasado y también con el futuro. Podemos leer aquí lo que Paloma Aguilar Fernández llama la representación de la guerra como "locura colectiva", vigente en la transición española, cuando se considera que los dos bandos habían sido igualmente culpables de "la barbarie que entonces se desató". "La asunción de la brutalidad del pasado fue posible gracias a la generalización de la culpa que proporcionaba la interpretación de la contienda como locura colectiva" (Aguilar Fernández, 1996: 359). La gramática del texto refuerza esta visión: gran cantidad de oraciones impersonales construyen un relato de sucesos cuyos agentes son difusos, o generales (si todos fuimos, nadie tiene la culpa):
   
En ambas retaguardias se practicó una intensa represión del disidente.
   Se mataba al enemigo símbolo, (…) se mataba la Opresión o se mataba la Anti-España… Se mataba universalmente (…) Se mataba la Religión, lo Absoluto. (1996, 3)
   La construcción de algunas oraciones, incluso, da la impresión de que la violencia fue una fuerza cuasi sobrenatural o ajena a la voluntad humana, como una epidemia o un terremoto:
   El momento más intenso de esas muertes civiles transcurrió entre los meses de julio y noviembre de 1936.
   Una oleada explosiva de muertes violentas. (1996, 3)
   
Sin embargo, aparece aquí, como en el texto de 1986, una línea divisoria entre la violencia de uno y otro signo:
   Unos y otros mataron de forma distinta. Unos en la explosión desatada de la furia, otros en la fría aniquilación sistemática del contrario. De la parte republicana fueron sobre todo muertes civiles en la riada de la utopía revolucionaria sobrevenida. De la parte sublevada, en el ominoso uso del Poder con mano militar al servicio de un espurio derecho a la Rebelión y la identificación del Mal. (1996, 3)
   
Resulta clara la diferencia en la adjetivación de ambos tipos de violencia: la connotación positiva de ‘utopía revolucionaria' (que además ‘sobrevino', como si fuera algo inevitable y ajeno a la intención humana) frente al valor negativo de los adjetivos ‘ominoso' y ‘espurio'. tunadamente, el paso del tiempo ha curado las heridas del pasado de manera más completa de lo que nadie podía esperar. Que permanezcan cerradas para siempre. (1986: 336)
   Sin embargo, como la autora mencionada señala, el olvido guarda una relación muy compleja con la memoria histórica, es importante recordar para que nunca más sucedan hechos similares, pero hay que fingir que se olvida para construir las bases de una convivencia posible. Esa tensión se advierte claramente en el corpus de 1996. Resuenan aquí voces que "protestan" contra el olvido y previenen contra los peligros de no recordar:
   No es precisamente un episodio que festejar ni para celebrar, sino básicamente para recordar y no olvidar jamás. (2006, 7)
   Así se tejió la espesa malla de silencio, olvido e incomprensión que todavía hoy rodea la figura política y humana del doctor Negrín. (2006, 10)
   La guerra civil y el franquismo produjeron, además, daños morales y mentales muy profundos en la memoria colectiva del pueblo español (…) (2006, 12)
   
Esta tensión será resuelta a favor de la memoria. En el corpus de 2006 la memoria y el recuerdo constituyen una bandera reivindicatoria para gran parte de la sociedad española. La Asociación por la Memoria Histórica, las víctimas y sus familiares reclaman leyes, declaraciones y gestos efectivos de recuperación del pasado. Uno de los artículos (2006, 2) habla de " desenterrar la historia de la guerra". Una comisión interministerial promueve la digitalización de toda la documentación de la época bajo el paraguas de una ley que convierta el Centro de la Memoria en Salamanca en un enorme archivo de la guerra y la represión. El gobierno Catalán destina dos millones de euros a proyectos de recuperación de la memoria histórica. Especialmente los jóvenes quieren recuperar "la verdad histórica" (2006, 8), lo que implicaría no sólo gestos simbólicos sino información certera que permitiría conocer el final de muchos padres y abuelos, saber cómo murieron y dónde están enterrados. La memoria histórica debe ser desenterrada, recuperada, rehabilitada y además, enseñada. Se trata de pasar los contenidos de las memorias autobiográficas a la memoria colectiva: "trasladar el estudio del pasado de la mesa del comedor a los colegios" (2006, 11).
   La guerra es en palabras de Juan Cruz (2006,10) "un sonido que nadie puede convertir en materia de olvido, algo inolvidable, tristemente inolvidable". Es recién en este corpus donde se pueden relevar lexemas de este campo que no aparecen en los anteriores: memoria, verdad histórica, registro, archivos, documentos, recordar, olvido, inolvidable.

Las metáforas de la guerra

   Afirman Lakoff y Johnson (1998) que el sistema conceptual en términos del cual pensamos y actuamos es fundamentalmente de naturaleza metafórica. La esencia de la metáfora es entender y experimentar un tipo de cosa en términos de otra. Pero las realidades no se ajustan punto por punto una a la otra. Esto significa que si entendemos una discusión, para dar el ejemplo de los autores, en términos bélicos (y brindan numerosos ejemplos lingüísticos que se refieren a una conversación en estos términos) la metáfora "Una discusión es una guerra" nos permitirá concentrarnos en algunos aspectos del concepto que son consistentes con la metáfora (la confrontación, el hecho de que se gana y se pierde, de que cada contendiente tiene puntos débiles que el otro debe aprovechar) y ocultar otros que no lo son (por ejemplo, el aspecto de una discusión como una acción cooperativa).
   Podemos preguntarnos, entonces, en qué términos se habla de la Guerra Civil en estos textos, cuáles son las representaciones que el lenguaje impone persuasivamente como modo de legitimar ciertas evaluaciones explícitas o implícitas del acontecimiento en cuestión.
   En consonancia con el rol del enunciador y con el tipo de discurso, en el texto de 1986 numerosas expresiones dan cuenta de la guerra como un objeto de conocimiento y un tema de estudio. Esta metáfora destaca su cualidad de acontecimiento histórico, y se acerca a ella en estos términos: es una incógnita, de la cual tenemos un conocimiento incompleto, y de la que queda mucho por saber. Esta orientación determina una mirada académica sobre la guerra, realizada desde el discurso académico que, como ya se analizó, caracteriza este texto. Aparecen también otras expresiones que diseñan una representación de la guerra como un hecho en cierta medida ajeno a la voluntad de los actores que lo protagonizaron: la guerra fue un riesgo que los conspiradores asumieron, algo que dependió de la suerte, una contienda que los conspiradores precipitaron, que fue desen cadenada, que estalló. Todos estos verbos sugieren que los agentes no son del todo responsables de la acción. ¿qué es lo que se precipita, estalla o se desencadena? Un huracán, un volcán, una tormenta, es decir, un hecho natural o un mecanismo activado previamente. Así, aunque aparezcan los actores que toman parte en el hecho, estos no constituyen la fuente de la acción, sino en todo caso un detonante de la misma. La cualidad de rehenes de la mayoría de los españoles queda definida en la expresión de la guerra como "algo a lo que fue arrastrada la sociedad". (1986: 324)
   
Los textos de 1996 continúan manteniendo esta estructura conceptual aunque el sustantivo ‘guerra' tiene gran variedad de atributos negativos: cruel, trágica, sangrienta, extenuante; encontramos referencias a la guerra como estallido, explosión de violencia, callejón sin salida, algo que se desencadenó.
   La diferencia aparece en el corpus de 2006: si bien continúa la referencia a la guerra como tragedia, también es algo que hay que investigar (desde la justicia y no ya desde el conocimiento histórico), algo que produjo víctimas que hay que rehabilitar, algo que inició un general ambicioso, un hecho histórico que debe enseñarse en las escuelas, y que inspira sentimientos negativos en la mayoría de los encuestados.
   Todos los elementos analizados: el tipo de discurso, los campos léxicos, la gramática, las metáforas, muestran diferencias en las representaciones de la Guerra Civil española como un hecho que progresivamente va dejando de parecer un desastre natural o un ataque de locura colectiva que vivieron los españoles y cuya responsabilidad no le cabe a nadie en especial para pasar a imaginarse como un acontecimiento histórico que protagonizaron determinados actores sociales y cuyas consecuencias aún son visibles y palpables en la realidad actual.

Notas

1. La lista de artículos que constituyen el corpus se puede encontrar al final. Para facilitar la citación en el cuerpo del texto se consignará el año y un número de referencia que corresponde al del listado. Como el texto de 1986 es uno solo pero muy extenso, se consignará el año y el número de página.

2. Acerca del rol de los medios en la construcción y vehiculización de representaciones sociales, cfr. Raiter et al., 2002.

3. También aparecen en este corpus artículos cuyos firmantes son académicos, pero su acercamiento al tema es cualitativamente diferente al de los años anteriores.

4. A partir de aquí, el subrayado en las citas marca énfasis mío.

5. V. "Corpus" al final.

6. Uno de los textos analizados considera que sería deseable para todos los españoles suponer que la guerra fue consecuencia de acciones y decisiones extranjeras: "Sin embargo", puntualiza el autor, "el trabajo de los historiadores profesionales, que a menudo acaban ejerciendo el lamentable papel de aguafiestas, ha demostrado que todas estas interpretaciones son falsas". (1996, 7)

7. La nominalización es uno de los casos de "metáfora gramatical" que puede definirse sintéticamente como "sustitución de una clase gramatical o una estructura gramatical por otra" (Halliday 1993: 79). Según este autor los procesos son típicamente designados por verbos, las cosas y entidades por sustantivos, los atributos por adjetivos, etc. Las transformaciones derivativas alteran esta "gramática natural" y permiten condensar y manejar significados en el discurso científico a costa de restar información relativa al proceso (generalmente el Agente de la construcción verbal original desaparece).

8. "La fortuna giró" sigue siendo una metáfora, que combina léxico y gramática. Serían necesarias más "simplificaciones" y "traducciones" para llegar a una expresión congruente.

9. En estos casos el uso del ‘se' bloquea la transitividad del verbo y desaparece el agente o la causa de la acción. El paciente aparece en la posición de sujeto: ‘La nieve se derritió', ‘Los niños se asustaron' (Di Tullio, 1997: 176).

10. Es verdad que "gestión" es también una nominalización, pero el Agente responsable del proceso se encuentra consignado inmediatamente y es clara su participación.

11. Cfr. nota 5.

12. Hay otras: por ejemplo ‘La guerra pertenece a España", que se manifiesta en otra denominación utilizada a fines de la dictadura: "Nuestra guerra".

13. Un campo léxico es un subconjunto paradigmática y sintagmáticamente estructurado del vocabulario. En un texto los campos léxicos se organizan de tal modo que se genera un efecto cohesivo a partir de la selección y combinación de los lexemas. (Lyons, 1980)

Corpus

1986

Edward Malefakis. "Cuestiones pendientes y balance final", El País, Suplemento dominical, 20-07-86.

1996

60 años de la guerra civil española, El País, 14-07-96

Edward Malefakis. "¿Se pudo evitar la guerra?".

Javier Tusell, "¿Cómo derivó un golpe militar en una guerra?".

Julio Aróstegui, "¿Por qué se desató tanta violencia durante los primeros meses?".

Juan Avilés Farré, "¿Hasta qué punto fue decisiva la intervención extranjera?".

Antonio Elorza, "¿Guerra o revolución?".

Miguel Artola, "¿Cuál fue la batalla decisiva de la guerra?".

Borja de Riquez I Permanyer, "¿Cuáles fueron las especiales circunstancias en Cataluña?".

Juan Fusi Aizpurúa, "El País Vasco durante la guerra".

Paul Preston, "Franco y la guerra civil española".

Enrique Moradiellos, "Juan Negrín, un desconocido".

Santos Juliá, "¿Por qué no hubo mediación internacional?".

Alberto Reig Tapia, "El coste humano de la guerra civil".

Jordi Palafox, "¿Cuánto costó la guerra?".

2006

Carlos E. Cué, "Los represaliados animan a Ratzinger a pedir perdón por el papel de la Iglesia en la Guerra Civil", El País, Sociedad, 7-7-06.

Javier Cuartas, "La semana Negra de Gijón ofrece una "mirada pasional" de la Guerra Civil", El País, Cultura, 8-7-06.

Marta Albiñana, "El Ejecutivo destina dos millones a proyectos de recuperación de la memoria histórica", El País, Barcelona, 12-7-06.

Julián Casanova, "Una guerra poco civil", El País, Opinión, 15-7-06.

Carlos Cué, "Tras año y medio de trabajo, el Gobierno ultima una iniciativa para honrar a quienes sufrieron la guerra y la represión franquista", El País, Opinión, 18-7-06.

Jordi Gracia, "Historias de la buena memoria", El País, 18-7-06.

"El 64% de los españoles quiere que se investigue la Guerra Civil y se rehabilite a las víctimas (Encuesta de Opina)", El País, Opinión, 18-7-06.

Carmen Zulueta, "El aniversario de la Guerra Civil". El País, Opinión, 19-7-06.

José Antonio González Casanova, "La guerra que no cesa". El País, Opinión, 19-7-06.

Juan Cruz, "La guerra". El País, Opinión, 20-7-06.

Julia Barrera, "Estudiar la Guerra Civil", El País, Cartas al Director, 21-7-06.

Carlos Cué, "La guerra y la represión. Proyecto de ley de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura", El País, 29-7-06.

Bibliografía

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11. Raiter, Alejandro et al., 2002. Representaciones sociales, Buenos Aires: Eudeba.         [ Links ]

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