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Olivar

On-line version ISSN 1852-4478

Olivar vol.13 no.17 La Plata June 2012

 

RESEÑAS

Cristina González (ed.), El olvidado encanto de Homenaje a Alan D. Deyermond, Nueva York: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 2011 (Spanish Series, 146), 256 pp.

Gabriela Soria

Universidad Nacional de Lomas de Zamora

Enrique fi de Oliva es una novela caballeresca que goza del privilegio de ser una de las primeras obras impresas de este tipo. Su incunable se dio a conocer por la imprenta en 1498 y, si bien no contó con el mismo éxito que tuvo Amadís de Gaula, aquél se reeditó por lo menos nueve veces entre los años 1498 y 1580.

Lejos de ser considerada una mera traducción de sus fuentes francesas, Enrique se conecta con temas propios de Castilla en la época en que circuló, particularmente con el de las cruzadas, tal como se presenta en La Gran Conquista de Ultramar, obra que le ha servido de inspiración. A pesar de ello, este texto caballeresco castellano no ha contado con la debida atención de la crítica, olvido que intentan enmendar los trabajos de distinguidos especialistas reunidos en la presente publicación del Hispanic Seminary of Medieval Studies, cuya edición estuvo a cargo de Cristina González.

El primer capítulo con el que se abre el volumen corresponde a la editora, "Enrique fi de Oliva y la política matrimonial de los Reyes Católicos" (13- 23). Allí se analiza la coincidencia del éxito editorial de la obra con el apogeo de los Austrias. González advierte que, como sucede en su momento con la publicación del Amadís, Enrique sirvió para realzar y fomentar la política matrimonial de los Reyes Católicos. Mientras que el Amadís se centra en Inglaterra, país en el que se casó Catalina de Aragón con Enrique VIII, Enrique hace foco en Flandes, patria de Felipe el Hermoso (marido de Juana la Loca) así como de la esposa del príncipe de Asturias, don Juan, y ayuda a consolidar, de esta manera, los dos grandes proyectos políticos de Isabel y Fernando: el imperio y las cruzadas.

A continuación, el trabajo de Juan Manuel Cacho Blecua, "Estructura narrativa y recepción del texto en Historia de Enrique fi de Oliva" (25- 45), se enfocará en los trasfondos literarios e ideológicos de la obra, específicamente en los sucesos que involucran directamente a Jerusalén y la Vera Cruz; recorrido que culminará en la recepción de la princeps de 1498, año en que se imprimieron numerosos textos medievales de materia caballeresca como señal de la fervorosa acogida del público. En el proceso de reconstrucción de la estructura narrativa de Enrique, Cacho Blecua analiza de qué manera ciertos segmentos narrativos de las principales fuentes de la obra, Doon de la Roche y Olive et Landri de la Karlamagnús saga, se acomodan a la Castilla del primer tercio del siglo XIV, donde se presenta un héroe transfigurado en un nuevo Heraclio y "en la que se actualiza un ideal de cruzada relacionado con la Gran Conquista de Ultramar" (p. 26).

Por su parte, Rafael Beltrán estudia en "Enrique, fi de Oliva y las grandes conquistas de Ultramar en las biografías caballerescas de la casa de Borgoña" (47-72) la forma en que el texto concilia dos temas dominantes de la novela medieval: lo militar y lo sentimental o familiar, tal como se presenta en las ficciones borgoñonas del siglo XV. Además, sugiere que el texto castellano pudo haber fomentado la política matrimonial de los Reyes Católicos, semejante a la labor que habrían cumplido, respecto a la casa de Borgoña, tres biografías caballerescas aparecidas medio siglo antes: Gillion de Trazegnies, Gilles de Chin y Jean d'Avesnes.

En el trabajo "Agencia política femenina y fantasía cultural de imperio en Enrique, fi de Oliva" (73-87), Patricia A. Grieve retoma el análisis contrastivo del texto castellano frente a Doon de la Roche para establecer que el acotado rol desempeñado por el duque de la Rocha así como la proliferación de elementos hagiográficos en Enrique fi de Oliva respondería a la intención de señalar ciertas fisuras dentro de la corte francesa y destacar, de esta manera, el papel femenino y el ideal cristiano, estandartes del reinado isabelino.

La imponente figura de la reina Isabel está presente en otro de los estudios que integra el volumen. Este es el caso de Fernando Gómez Redondo quien en "El modelo de la caballería espiritual en el Enrique fi de Oliva" (89-115) examina cómo el contexto letrado que rodeaba a las reinas María de Molina e Isabel la Católica fomentó la producción y recreación de textos caballerescos de corte religioso. Según Gómez Redondo, un claro ejemplo de esto último sería el Enrique que, gracias a un proceso cuaternario de distribución de motivos temáticos (proceso de ascesis de doña Oliva; el héroe como caballero cruzado; conversión del caballero espiritual en terrenal; Enrique como peregrino), se configura como un modelo de caballería espiritual.

Los estudios de Nieves Baranda Leturio y Víctor Infantes ("El rey que se disfrazó de palmero: A propósito de unos episodios del Enrique fi de Oliva", 117-130), y de María Luzdivina Cuesta Torre ("El pan y el vino en la Historia de Enrique fi de Oliva", 159-174) analizan un tema poco estudiado del texto en cuestión: la presencia del agua y del vino. Por un lado, Baranda e Infantes indagan sobre la importancia de estos elementos en el episodio donde el héroe divide un pan en tres partes y entrega dos mitades al padre y una a la madre. La carga simbólica de este sucedo promueve lecturas que sugieren vincular a Enrique a la primera mitad del siglo XIV, debido a la posible influencia de la ley coránica en la aplicación de la fórmula de reparto que establece el derecho musulmán; al mismo tiempo, la obra logra erigirse como "una historia caballeresca de núcleo hagiográfico y valores ejemplarizantes para la nueva cultura receptora" (p. 130). Por su parte, Cuesta Torre, al revisar los distintos tipos de alimentos y bebidas que se mencionan en la obra, observa que en ella el hambre y la sed cumplen un papel fundamental. Arriba a la conclusión de que el hambre, la sed, el pan y el vino, permiten encadenar distintos episodios y otorgarles relevancia, como sucede con el episodio de la traición del conde Tomillas o el de la llegada de Enrique y sus compañeros a Constantinopla.

El tema del romero y las romerías es examinado por Stephen B. Raulston y Thomas D. Spaccarelli en el trabajo titulado "Enrique, Fi de Oliva: romeros, romerías y restitución" (131-142). La investigación desentraña la importancia estructural de la romería en el texto castellano, advirtiendo una serie de simetrías y contrastes presentes en la misma obra: las dos peregrinaciones del héroe, los dos encantamientos o los viejos monarcas que ya no pueden gobernar (el emperador Manuel de Constantinopla y el rey Pepino de Francia). Además, los estudiosos advierten sobre el parangón que se explicita en la historia entre las figuras de Santa María y su hijo Jesucristo con Oliva y Enrique, así como el aspecto sacramental de la peregrinación del héroe.

Aníbal A. Biglieri en "Espacios y personajes en Enrique fi de Oliva" (143-158) enfoca su estudio siguiendo el principio organizador de que lo espacial se construye socialmente y lo social se organiza espacialmente. Biglieri analiza la correlación entre lugares "masculinos" y "públicos", por un lado, y "femeninos" y "privados", por otro, advirtiendo la existencia de lugares liminales, así como de situaciones donde las diferencias indicadas se desdibujan o se invierten. Pues, según apunta el académico: "La realidad es siempre más compleja de lo que pueden sugerir las dicotomías reducidas a dos opciones extremas y el universo textual de Enrique fi de Oliva no es una excepción" (p. 158).

Lucila Lobato Osorio ("Influencia de la afrenta a doña Oliva en la caracterización de Enrique como caballero", 175-191) propone indagar sobre los rasgos constitutivos de la figura de Enrique. Por un lado, aquellas características que lo configuran como un caballero propio del género (criarse lejos de los padres, ocultar su identidad), y también las que lo distinguen por estar vinculadas a su historia particular (ambicioso, impío, aguerrido, cruel); estas últimas ligadas concretamente a la afrenta sufrida por Oliva.

El aporte de Anthony J. Cárdenas-Rotunno ("Enrique, fi de Oliva: magia y 'género editorial'", 193-206) se centra en rastrear el tema de la mujer falsamente acusada en obras de la literatura medieval, puntualmente en las Cantigas 5 y 186 de Alfonso X, un episodio del Conde Lucanor (ejemplo 36) y otro del Libro del caballero Zifar, con la finalidad de señalar la relación existente entre las adversidades por las que pasan dichas mujeres y las sufridas por doña Oliva. No obstante, Cárdenas-Rotunno opina que los cambios incluidos en Enrique fi de Oliva en relación a este tema son reflejo de las necesidades de los impresores de los siglos XV y XVI, y del gusto del público de la época. El análisis esclarece el hecho de que si bien el texto da cuenta de sus fuentes, también las "supera", por ejemplo, mediante la novedosa incorporación de la magia a través de una carta y un anillo.

Mercedes Vaquero observa en "Recorrido de un traidor: Tomillas en la Historia de Enrique, fi de Oliva" (207-218) que para los lectores de esta obra lo más notable es la figura de Tomillas, personaje que la gente también recuerda de los romances. La fama de este villano era extraordinaria, y sus aventuras circulaban tanto en prosa como en verso, en forma escrita u oralmente. En el desarrollo de la materia épica en la Península Ibérica, Vaquero encuentra que el éxito del motivo de la traición de Tomillas se debe al gusto por las historias con reparación final de las afrentas sufridas por la dama noble. Según la autora, Enrique es un claro ejemplo del roman donde "re-emergen viejos motivos de antiguos relatos orales épicos dentro de nuevos entramados narrativos". (p. 218).

El volumen se cierra con un capítulo escrito por Cristina González ("'Y con qué puntualidad lo describen todo': Encantamientos, violencia, erotismo y humor en Enrique Fi de Oliva, Tablante de Ricamonte y Don Quijote de la Mancha", 219-234), en el que se detalla el empleo que hizo Miguel de Cervantes de Enrique al que considera, junto con el Tablante, importante fuente de algunos de los episodios más memorables del Quijote. En especial, González analiza las relaciones posibles entre el capítulo XVI de la primera parte, en el que don Quijote le palpa la camisa a la fea Maritornes (a quien confunde con la bella hija del ventero), con la escena de cama del duque de la Rocha y la lavandera en Enrique, así como las peripecias nocturnas de Jofre en el Tablante.

Completa el ejemplar reseñado una amplia y actualizada bibliografía común a todos los trabajos (pp. 235-56). Cada uno de los capítulos que integran el volumen revela detalles inexplorados del texto castellano y el conjunto abarca una gran variedad de temas, por lo que puede considerarse un valioso aporte para futuras investigaciones sobre una obra que, a pesar de su brevedad y carácter popular, suscitó un gran interés en sus contemporáneos y a la que hoy se vuelve para rescatar del olvido.

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