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Olivar

versión On-line ISSN 1852-4478

Olivar vol.13 no.17 La Plata jun. 2012

 

RESEÑAS

Eduardo Mendicutti, Mae West y yo, Barcelona: Tusquets, 2011, 264 pp.

Facundo Nazareno Saxe

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, IdIHCS Universidad Nacional de La Plata/ CONICET

En 2011, Eduardo Mendicutti presenta su novela más reciente, Mae West y yo, un texto literario que nos introduce en el mundo de Felipe Bonasera, un hombre gay maduro y aquejado por un cáncer que convierte a la muerte en un horizonte eventual. En Mae West y yo se nos presenta una historia de suspenso con tintes de cine de Hitchcock, plagado de guiños a los años dorados de Hollywood. Este recurso de la referencia constante al mundo cinematográfico de la meca del cine estadounidense no es inusual en Mendicutti. Está presente en germen y potencia en la gran mayoría de los textos literarios de Mendicutti, pero en este caso el vínculo con Hollywood se multiplica a la décima potencia: decenas de nombre de actrices y actores norteamericanos y referencias a películas hollywoodenses de culto como La ventana indiscreta o Myra Breckinridge, esta última considerada una de las peores obras fílmicas de la historia del cine mainstream. Este y otros filmes se entremezclan en una trama que tiene una constante referencia a las construcciones cinematográficas hollywoodenses.

Mae West, la diva más escandalosa que existió en la pantalla, recordada por su magnífica voz y sus frases sugerentes (la más famosa: "Cuando soy buena, soy muy buena, pero cuando soy mala, soy mucho mejor") es el eje de la narración. En la novela de Mendicutti, el personaje de Mae West nos narra la historia del protagonista a través de la mirada de la actriz. Ella coloca en la narración su especial toque de diva come-hombres y mujer fatal, todo desde el interior más recóndito del protagonista, porque ahí es donde vive la Mae West de Mendicutti.

Pero la diva del título no es sólo una referencia cinematográfica, Mae West es un triple personaje que contiene la clave de la novela: el misterio del mal que aqueja a Felipe. Es una de las tres muñecas-divas que el protagonista hace hablar a través de la ventriloquia, el hobby con el que se explica la irrupción de la voz de Mae (las otras dos muñecas que completan la tríada de divas son Marlene Dietrich y Marilyn Monroe). Mae West es esta muñeca y es también la actriz de los años treinta, pero al mismo tiempo es otra cosa, una esencia, un desdoblamiento de la voz del protagonista. O mejor dicho de una parte corporal del protagonista. En ese marco, Mae y Felipe se alternan en cada capítulo para narrar una historia de suspenso policial situada en Villa Horacia Village y Resort, en Sanlucár de Barrameda.

No se trata de la narración de un personaje desquiciado que imagina hablar con Mae West. La clave del texto está en la voz de la actriz, con la que Felipe se identifica y corporiza el mal que lo aqueja. La diva lo aconseja, lo busca, lo provoca, lo conoce, se mete en su interior y descubre que en realidad no es Mae West, que no se trata de un fantasma de la fallecida actriz, ni de la muñeca que un hombre gay español y ventrílocuo usa para dar rienda suelta a sus sueños de diva hollywoodense en decadencia. Como en otros textos de Mendicutti (Basta recordar el caso de Siete contra Georgia, donde por ejemplo un magnetófono se convierte en narrador y personaje), los objetos, en este caso, las partes del cuerpo, son bautizados por los personajes y cobran vida, cobran voz, devienen personajes narradores. El caso de esta voz narrativa es uno de estos.

Pero no estamos ante el fantasma de un cáncer y la muerte, no se trata de corporizar a Mae West en una figura fatal y contarnos el ocaso de la vida de un hombre gay. Porque Mae West deviene las ganas de vivir del protagonista, de reencontrar razones por las que vivir en ese mundo que se le presenta lleno de misterios. No es casualidad que el texto contenga una trama de suspenso hollywoodense en la que se cuela la alta sociedad de Villa Horacia, con estafas millonarias, parejas gays maduras, un hijo taxi-boy y la hipocresía propia de ciertas clases acomodadas. En ese medio, Felipe junto a su Mae West, devienen detectives de una trama que, muy en el fondo, no es importante. Porque lo importante se encuentra en el mensaje de optimismo y esperanza, de vivir luchando contra las dificultades, las vejaciones y el odio, algo que los personajes de Mendicutti siempre han tenido muy en claro. La obra de Eduardo Mendicutti logra reunir y convertir en aspectos inseparables la excelencia de un estilo literario preciso y original con una nota de optimismo social y biográfico. Porque no se puede negar que existe en la obra narrativa de Eduardo Mendicutti un mensaje de esperanza, un mensaje de amor y humor para que la disidencia sexual, la "queerness" no baje los brazos ante la discriminación y el odio. En otras palabras, un mensaje de amor a la vida.

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