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Olivar

versión On-line ISSN 1852-4478

Olivar vol.13 no.17 La Plata jun. 2012

 

RESEÑAS

Aurora Díez-Canedo F. (ed.), Enrique Díez-Canedo y Alfonso Reyes, Correspondencia 1915-1943, México D. F: Fondo Editorial de Nuevo León, 2010, 302 pp.

Julieta Haramboure

Universidad Nacional de La Plata

Enrique Díez-Canedo y Alfonso Reyes se conocieron en 1914, cuando el mexicano abandonó Francia, que había entrado en guerra, y se trasladó a Madrid. A partir de allí, iniciaron una estrecha relación hasta los últimos días de vida del español. Durante todo ese período, Díez-Canedo y Reyes intercambiaron numerosas cartas, las cuales permitieron el contacto entre ambos a pesar de los constantes movimientos geográficos que requerían sus respectivas funciones públicas. El libro aquí reseñado recopila un total de 121 cartas, incluidas postales y algunos telegramas, de las cuales más de ochenta son escritas por Díez-Canedo a Reyes, y menos de cuarenta de Reyes a Díez-Canedo. Los lugares desde donde son enviadas varían: muchas escritas desde Madrid y algunas desde Francia; otras desde Río de Janeiro, Montevideo o Buenos Aires, donde ambos se desempeñaron como embajadores. Las últimas cartas hacen referencia al período que compartieron en México, cuando Reyes presidía allí la Casa de España y Díez-Canedo impartía clases y conferencias durante sus últimos años de vida, gracias a la invitación de su amigo.

El destacado trabajo de compilación y edición está a cargo de Aurora Díez-Canedo, profesora de Historiografía de México en la Facultad de Filosofía y Letras e investigadora en el Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. En los criterios de edición se hace referencia al antecedente fundamental para la publicación del libro, la tesis doctoral de la investigadora norteamericana Barbara Bockus Aponte, titulada The Spanish Friendships of Alfonso Reyes (1964); y se incluyen las fuentes de las cartas, procedentes principalmente de la Capilla Alfonsina, el archivo particular de Enrique Díez-Canedo y el archivo histórico del Colegio de México.

Aurora Díez-Canedo realiza además un notable estudio introductorio que no sólo sirve para contextualizar las cartas, sino que también potencia la importancia de ambos críticos en el espacio cultural en el que fueron protagonistas. En él se detalla un recorrido cronológico y geográfico donde se resumen los principales acontecimientos vividos por ambos autores en el período que concentra el epistolario. Entre ellos se destacan los antecedentes familiares y de formación de ambos, sus numerosos trabajos en diversas revistas españolas, los períodos de Reyes en Brasil y de Díez-Canedo en Uruguay como embajadores, el encuentro en Buenos Aires, la Guerra Civil desde la mirada de Díez-Canedo; y finalmente, la estadía del español en México.

Además de las cartas y de dicho estudio, el volumen incorpora una sección de Anexos con dieciocho artículos publicados en distintos libros o revistas. En ellos, Díez-Canedo escribe sobre Reyes y su obra, y viceversa. El libro también agrega una serie de Ilustraciones que dan cuenta de la relación entre ambos intelectuales, dos apéndices con listas de todas las primeras ediciones en las que participa Díez-Canedo, y de los libros escritos por Reyes dedicados al español; un índice de cartas que indica la fecha, destino y observaciones de las mismas; y en último lugar, un índice onomástico de todos aquellos que se nombran en las cartas o en las notas al pie. Sin dudas, la inclusión de todos estos paratextos, producto de una exhaustiva labor crítica de la compiladora y editora, otorgan al epistolario una mejor comprensión.

El tono familiar predomina en las cartas, a excepción de aquellas escritas por Reyes como presidente de la Casa de España en México, de tono formal y académico. No obstante, si bien son frecuentes los datos referidos al ámbito privado, las cartas expresan también las inquietudes intelectuales de estos dos escritores, sus preocupaciones literarias, y los diversos trabajos que los ocuparon, datos que aportan información para la futura creación de biografías intelectuales y para la historia literaria de un período fundamental de toda el área iberoamericana.

Uno de los episodios más importantes de ese período fue indudablemente la Guerra Civil española (1936-1939). En octubre de 1933, Díez-Canedo anticipa al respecto: "Estoy preocupado por España" (p. 144). Y ya en 1938 escribe en tono confidencial: "Tenemos mucha preocupación por mi hermano Javier, que estuvo en Avilés hasta la entrada de los facciosos; probablemente apresaron éstos el barco en que salía, con las autoridades, y estará prisionero" (p. 175). En la introducción, Aurora Díez-Canedo cuenta que "la guerra trajo serias preocupaciones y problemas del corazón a Díez-Canedo" (p. 47), quien se desempeñaba como embajador de España en Argentina cuando el conflicto bélico estalló. Este motivo ensombreció su gestión durante los ocho meses que se mantuvo en el cargo. Una serie de conflictos en las relaciones binacionales, y su intención de evitar la ruptura de los vínculos entre ambos países, hicieron que Díez-Canedo fuera obligado a renunciar a su cargo y a reafirmar su lealtad al gobierno republicano. El español vuelve a su país en plena guerra, dejando previamente a su familia en Inglaterra, y colabora principalmente en la revista Madrid, mientras mantiene la correspondencia con su amigo mexicano. Las numerosas direcciones a donde van dirigidas las cartas de Reyes dan cuenta de los constantes movimientos de Díez-Canedo durante ese período: Londres, París, Valencia, Barcelona.

Por otra parte, las cartas mencionan a referentes de la cultura hispanoamericana de la primera mitad del siglo XX, con los cuales estos dos autores mantenían lazos. Por lo tanto, sirven para hacer un seguimiento de ellos: sus viajes, sus publicaciones, sus relaciones con los colegas. Pedro Henríquez Ureña fue el gran maestro de Alfonso Reyes, y es aludido en varias cartas de Díez-Canedo, en las que se observa su admiración hacia el pensador dominicano: "Dígale a Pedro Henríquez que esta carta es para él como para usted. No sé separarlos". (p. 66). La exitosa visita de Federico García Lorca a Sudamérica en 1934 también quedó plasmada: "Ahora está aquí Federico G. Lorca, en pleno éxito, después de su primera conferencia que fue ayer, a teatro lleno". (Díez-Canedo: 146). La muerte de escritores importantes es también notificada en estas cartas: "Se nos murió Genaro Estrada. Escribí esto". (p. 170), o "Como Ud. Verá, murió Lugones, parece que se suicidó. Cosa muy extraña". (Reyes: 178).

Asimismo, las cartas aportan datos significativos para quienes se interesen por los trabajos escritos por Reyes y Díez-Canedo o por su actividad como editores. En algunas de ellas, Díez- Canedo se ofrece para corregir manuscritos de su par mexicano, como lo hizo con Reloj de Sol, libro publicado por Reyes en 1926: "Celebro que se disponga a imprimir esas nuevas simpatías y diferencias del Reloj de sol. Mándeme el manuscrito y lo activaré en la Imp. Artística. Puedo, además, corregir primeras pruebas" (p. 85). En otras, Reyes consulta a su amigo sobre dónde publicar o a quién vender sus derechos: "De ahí resultaron dos proposiciones (...) que ceda yo la exclusiva de mis libros a la CIAP (...) Yo no puedo hacer nada de esto sin el consejo y opinión de Ud. (...) ¿Qué le parece a Ud.?" (pp. 118,119). Resulta interesante además observar aquellos libros, revistas o simples artículos que los dos escritores proyectaban pero que nunca se llevaron a cabo, y que aparecen descriptos en las cartas. Reyes propone a Díez-Canedo: "¿Quiere Ud. que publiquemos unos cuadernos de salida irregular y arbitraria, Poética americana? La idea está expresada en la página anexa" (pp. 141,142). Por último, una curiosidad que se encuentra al leer las cartas es la inclusión de algunos poemas escritos por Díez-Canedo, que no fueron publicados, y que resulta un hallazgo teniendo en cuenta que la mayor producción del español es de textos críticos.

La publicación del epistolario entre Enrique Díez-Canedo y Alfonso Reyes tiene valor para los especialistas de literatura española y literatura latinoamericana en tanto brinda datos útiles sobre la historia de la cultura en español, y constituye un gran aporte para la construcción de biografías intelectuales de los más importantes pensadores hispanoamericanos del siglo XX. Asimismo, el tono familiar, la abundancia y la constancia de las cartas se convierten en un homenaje contemporáneo a la amistad que unió a los dos escritores, sinécdoque de los lazos que supieron construir España y América Latina.

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