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Olivar

versão On-line ISSN 1852-4478

Olivar vol.14 no.19 La Plata jun. 2013

 

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La biblioteca de Rafael Azcona: más que libros

Raquel Macciuci
Universidad Nacional de La Plata- IdIHCS/CONICET

Rafael Azcona (Logroño, 1926-2008), sin duda el guionista español de mayor renombre en su país y de mayor proyección internacional, manifestó en distintas ocasiones que se sintió atraído por la literatura mucho antes que por el cine. Se declaraba asimismo un lector entusiasta que siempre tenía un libro en su mesilla de noche, y no era solo "por coger el sueño", como hizo decir a su personaje Manolo de Belle Époque.
Fiel a estas raíces esenciales de su carrera de cineasta autor de guiones memorables, fue un asiduo visitante de librerías y perseverante acopiador de obras clásicas, nuevas, o raras.
El resultado de tal afición, que no declinó en ningún momento de su vida, es la gran biblioteca de su casa familiar, fuente inapreciable para iluminar su universo narrativo y el lugar que la consulta bibliográfica desempeñó en su oficio de guionista. Se puede afirmar que muchas claves de su taller literario-cinematográfico están resguardadas en esa biblioteca, a la que se suma la memoria de su esposa: a partir del día a día compartido con el guionista en el ámbito privado, Susan Youdelman de Azcona proporciona esclarecedores e insustituibles recuerdos, y corrobora que la indagación rigurosa y documentada constituía una etapa fundamental en la génesis de un libro cinematográfico.
Asimismo, la biblioteca constituye un valioso vestigio de la vocación autodidacta de quien en distintas ocasiones se describió como un español de origen humilde que no pudo acceder a la educación superior, la cual, por otra parte, era lo suficientemente mediocre y sesgada como para despertar ansias de vías de conocimiento alternativas, aun entre aquellos que tenían el
privilegio de concurrir a la universidad. La biblioteca es por tanto, un singular testimonio de la curiosidad y la avidez por construir un conocimiento negado por otros cauces; los estantes dedicados a la literatura inglesa, francesa, italiana, alemana, rusa, grecolatina... -de las tres primeras, un alto porcentaje, en la lengua original- permiten pensar que la veda de los claustros no causó demasiados perjuicios a Azcona, antes bien, todo lo contrario. Tanto los libros conservados como la variedad de géneros y áreas del conocimiento que abarcan -imposible de detallar aquí- trazan un derrotero individual que se proyecta colectivamente e ilustra sobre los caminos que se abrían a pesar de la medianía e insularidad culturales de la dictadura franquista
Como toda biblioteca, no se trata solamente de un depósito razonado de libros, guarda además una parcela única de la memoria y de la biografía literaria de su dueño. Es única porque no puede reemplazarse con otros testimonios o fuentes; es además, en un alto porcentaje, intangible, frágil y sensible a las mudanzas. El ordenamiento subjetivo, la cercanía de determinados materiales de la mesa del escritor, las prioridades y visibilidad de otros, incluso los aspectos "decorativos" que pueden adquirir en combinación con otros objetos, en suma, toda huella del trato del propietario con sus libros y "papeles", conforman un pequeño territorio rico en datos e indicios que ofrece un campo de estudio singular e inexplorado.
En cuanto a la composición, huelga decir que en el mundo contemporáneo, una biblioteca es mucho más que una biblioteca, sobre todo si su propietario es un hombre de cine. No faltan en ésta sectores destinados a videoteca y a repertorios musicales que hablan de las predilecciones del guionista. Tampoco faltan diferentes clases de cajas, legajos y cartapacios que contienen folletos, programas de cine, carteles, fotogramas, recortes de prensa, cartas, que revelan una paciente labor de archivo llevada a cabo durante largo tiempo. A los fondos hasta aquí descriptos, debe añadirse la serie correspondiente a cuadros, pinturas e ilustraciones, expuestos o archivados, algunos de ellos obra del propio Azcona, quien -es oportuno recordar- en los comienzos de su carrera cultivó con su imaginación y talento característicos, una menos conocida faceta de dibujante y viñetista.

Una visita fugaz

Un recorrido apresurado por los anaqueles de la biblioteca y demás registros los es suficiente para apreciar su riqueza, que no se ciñe al valor de fuente documental ni a la condición aurática que adquieren en tanto objetos únicos que tienen una historia y guardan la memoria de su dueño: los libros, efectos audiovisuales, álbumes musicales, gráficos, cuadros conservados, que superan los 2000 artículos en un conteo aproximado, se revelan también como un repertorio que encierra piezas raras que despertarían la apetencia de bibliófilos, coleccionistas y cinéfilos.
La totalidad del conjunto, tanto en aspectos materiales como inmateriales, constituye una fuente excepcional para profundizar el conocimiento del singular mundo cinematográfico del ponderado guionista, así como para ampliar lo mucho que se ha investigado sobre la cultura española de posguerra.
Por último, la biblioteca constituye un puente imprescindible para conectar el mundo concreto de los volúmenes atesorados por Azcona con la biblioteca simbólica que conformó su universo cultural, e indagar sobre las múltiples ramificaciones, explícitas o subrepticias, que ambos mundos, el de los saberes y el de los libros, establecen con las novelas y tramas cinematográficas de su autoría.

Imagen 1: Anaquel del estudio de Rafael Azcona con libros sobre cine, seleccionado al azar entre otros muchos estantes dedicados, como era de presumir, a publicaciones sobre el tema. Entre los diferentes títulos del la cuadro, se observan a simple vista: La poesía del cine y Los poetas del cine, ambos números de la revista Litoral: [revista de la poesía y el pensamiento, 2003, Málaga, números 235 y 236]; Juan Cruz, Sancho Gracia. La fuerza del bandolero melancólico [2007, Madrid: Ocho y medio]; Stefan Kanfer, Groucho: The Life and Times of Julius Henry Marx; Donald Spoto; [Blue Angel: The Life of] Marlen Dietrich; [Ava Garner], Ava Gardner [con su propia voz], Grijalbo, Colección Hojas nuevas; Kenneth Anger, Hollywood Babilonia, [1985, Barcelona]; Todos los estrenos de 1999; Fernando Gil Delgado, Introducción a Shakespeare a través del cine [2001, Madrid: Ediciones Internacionales Universitarias]; John Brady. El oficio de guionista [Entrevistas con cuatro prestigiosos guionistas, 1995, Barcelona: GEDISA]; Michel Chion, El cine y sus oficios, [2009, Madrid: Cátedra]; Syd Field, El manual del guionista, Plot [Ejercicios e instrucciones para escribir un buen guión paso a paso]; Syd Field, El libro del guión, Plot; [Carlos F. Heredero (coord.)], La imprenta dinámica. Literatura española en el cine español, [2002, Madrid: Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España]; Marie Anne Guerin, El relato cinematográfico [sin relato no hay cine, 2004, Barelona: Paidos]; Alicia Luna, Matad al guionista... y acabaréis con el cine [2000, Madrid: Nuer Ediciones]; Fernando Lara, Eduardo Rodríguez, Miguel Mihura en el infierno del cine, [1990, Valladolid: Seminci]; Esteve Riambau, [Casimiro Torreiro], Guionistas en el cine español [quimeras, picarescas y pluriempleo, 1998, Madrid: Cátedra]; Ángel Zúñiga, Mi futuro es ayer [1983, Barcelona: Planeta]; Corto, Octubre; 2009; Cinema, El País; Esteve Riambau, Ricardo Muñoz Suay: [una vida en sombras: biografía, 2007, Barcelona: Tusquets].

Imagen 2: En un sector de libros dedicados, el firmando por su gran amigo Antonio Mingote, es especialmente significativa porque evoca momentos compartidos que dibujante y humorista recuerda con un dejo de melancolía: "Querido Rafael, tú eres testigo de que antes de que me hicieran esto yo era una persona aproximadamente normal que lo pasaba bien en el café hablando de cualquier cosa y dibujando de todo. En recuerdo de aquel tiempo que ahora añoramos y entonces sólo esperábamos que pasara cuanto antes, te mando un abrazo de todo corazón.A." [Antonio Mingote, Dos momentos del humor español: 'Madrid Cómico', 'La Codorniz', 1997, Madrid: La Academia del Humor]

Imagen 3: El aprecio que Azcona siempre declaró por la obra de Pío Baroja se evidencia en las numerosas obras del escritor vasco existentes en la biblioteca, sin duda, uno de los que tiene mayor presencia en la biblioteca. La fotografía recoge: Obra dispersa y epistolario. Obras completas, XVI, 1999, [Barcelona: Círculo de Lectores]; Vida Sombrías; Allegro final; Las ciudades; La juventud perdida y El cura de Monleón; Opiniones y paradojas.

Imagen 4: Tres libros de la editorial Losada fechados entre 1949 y 1954, cuando la circulación de las obras de numerosos autores prohibidos por el franquismo dependían de las publicaciones del mítico sello argentino y entraban a España clandestinamente: Miguel Hernández, El rayo que no cesa, 1949, Buenos Aires: Losada; Rafael Alberti, Cal y canto; Sobre los ángeles; Sermones y moradas; 1953, Buenos Aires: Losada; Rafael Alberti; A la pintura, 1954, Buenos Aires: Losada.

Imagen 5a: Ejemplar de una valiosa primera edición del Jusep Torres Campalans, de Max Aub, [1958, México: Tezontle].
5b: El libro está colocado, como ocurre habitualmente, en la sección destinada a libros de arte, entre Marc Chagall; Paloma Chamorro, Cuixart; Antoni Tàpies. Memòria personal, Barcelona: Crítica-Catalán.

Imagen 6: Una sección de libros latinoamericanos, la mayor parte de la época del Boom: Alejo Carpentier, Concierto barroco, dic. 1974, diglo XXI; José Lezama Lima, Paradiso, mayo 1968, 2ª ed., Buenos Aires: Ediciones de la flor; Lino Novas Calvo, Pedro Blanco, el negrero, Madrid: Espasa Calpe; Miguel Ángel Asturias, El señor presidente, 1967,7ª ed., Buenos Aires: Losada; Sergio Ramírez, Margarita, está linda la mar, Madrid: Alfaguara; Gabriel García Márquez, Love in the time of cholera, [Boston: G.K. Hall, 1989,1ª ed.]; Gabriel García Márquez, El otoño del patriarca, Barcelona: Plaza&Janés; Gabriel García Márquez, El coronel no tiene quien le escriba, Alfaguara; Alfredo Bryce Echenique, Cuentos completos, Madrid: Alfaguara; Mario Vargas Llosa, Conversación en la catedral, I, Barcelona: Seix Barral; Conversación en la catedral, II, Barcelona: Seix Barral; Franciso Coloane, Cuentos completos, Madrid: Alfaguara.

Imagen 7: Anaquel correspondiente a poesía francesa: Paul Verlaine, Poèmes saturniens; Arthur Rimbaud; Poésies. Une saison en enfer. Illuminacions, Paris: NRF-Gallimard; Charles Baudelaire; Jean Paul Sartre, Baudelaire; Charles Baudelaire, Les Paradis artificiels; Charles Baudelaire, Petis poémes en prose, Paris: NRF-Gallimard; Charles Baudelaire, Les fleurs du mal, Paris: [Librairie Générale Française] Le livre de poche. Classique; Paul Verlaine, Sagesse, Parallèlement, Mémoires d' un veuf; Oeuvres complètes d' Isidore Ducasse, Les Chants de Maldoror par le Comte de Lautréamont, Poésies, Lettres, Paris: [Librairie Générale Française] Le livre de poche. Classique; Conde de Lautréamont, Los Cantos de Maldoror; François Caradec, Isidore Ducasse, comte de Lautréamont; Stéphane Mallarmé, Poésies; Stéphane Mallarmé, Poésies (bis) Paris: NRFGallimard; André Breton, Signe ascendant, Paris: NRF-Gallimard; Guillaume Apollinaire, Poémes; Paul Valéry, El cementerio marino; Álbum Eluard, Bibliothèque de La Pléiade; Paul Éluard, Capitale de la douleur, Paris: NRF-Gallimard; Jacques Prévert, La pluie et le beau temps: Jacques Prévert, Fatras, Paris: Le Point du Jour-N.R.F.-Gallimard.

Imagen 8a, 8b: En la cocina de su casa, Rafael Azcona disponía de una variada bibliografía culinaria. El sector incluye tanto libros de recetarios como de tradiciones gastronómicas. Entre ellos, destaca el extenso volumen que adquirió para instruirse antes de escribir el guión de La grande bouffe (Marco Ferreri, 1973): L'art culinaire français. Par nos grands maîtres de la cuisine, 1957, Paris: Flammarion.

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