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Papeles de trabajo - Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-Cultural

versión On-line ISSN 1852-4508

Pap. trab. - Cent. Estud. Interdiscip. Etnolingüíst. Antropol. Sociocult.  no.22 Rosario jul./dic. 2011

 

 ARTÍCULOS ORIGINALES

Conceptos de tiempo y espacio entre los mapuches: racionalidad educativa1

 

Héctor Torres Cuevas2 

Daniel Quilaqueo Rapimán3

2Magíster en Educación, Centro de Investigación en Educación en Contexto Indígena e Intercultural (CIECII), Facultad de Educación, Universidad Católica de Temuco, email: htorresc@uct.cl
3Doctor en Sociología, Director del Centro de Investigación en Educación en Contexto Indígena e Intercultural (CIECII), Facultades de Educación, Universidad Católica de Temuco, email: dquilaq@uct.cl

Fecha de recepción: Agosto 2011.
Fecha de evaluación: Septiembre 2011.

 


Resumen

En este artículo se describen conceptos de tiempo y espacio que están sustentados epistemológicamente en la racionalidad del conocimiento educativo mapuche. La metodología de la investigación es cualitativa y el procesamiento de la información se realizó mediante el análisis de contenido. Los resultados revelan categorías vinculadas a tipos de ciclos estacionales, períodos del día y concepciones espaciales presentes en el medio familiar.

Palabras clave: Racionalidad; Tiempo y espacio; Conocimiento mapuche; Vida cotidiana; Medio familiar.

Abstract

In this article, the concepts of time and space are described and epistemologically supported by the rationality of mapuche educational knowledge. The methodology of research is qualitative and the content analysis in information process is applied. The results provide, with linked categories, types of seasonal cycles, daily periods and spatial conceptions, all these presents in the mapuche familiar environment.

Key words: Rationality; Time-space; Mapuche knowledge; Everyday life; Family environment.

Résumé

Cet article décrit les concepts de temps et d'espace qui sont épistémologiquement imprégné de la rationalité des connaissances de l'éducation des Mapuches. La méthodologie de recherche est qualitative et le traitement de l'information a été effectué à l'aide de l'analyse du contenu. Les résultats révèlent des catégories liées aux types de cycles saisonniers, les périodes de la journée et les conceptions spatiales présentes dans le milieu familial.

Mots clés: Rationalité; Temps-espace; Savoir des mapuche; Vie quotidienne; Milieu familial.


 

Introducción

En este artículo se presentan los primeros resultados de un estudio que aborda los conceptos  de tiempo y espacio del sistema de saberes educativos mapuche. Este sistema de saberes educativos se genera en el discurso de los kimches (sabios)4y en la enseñanza familiar de niños y jóvenes. Tanto en el conocimiento de los pueblos indígenas de América como en los saberes educativos mapuches, subyace una racionalidad educativa que tiene la facultad de unificar lo estático y lo dinámico. En el que el hombre es una réplica de la estructura cósmica con cuatro rumbos y un centro regido por el Oriente como el rumbo más fuerte que permite ordenar las regiones del mundo (Arce 2007; Hirose 2007-2008; Cárdenas 2005). Por tal motivo, como plantea Florescano (2000), el recorrido del sol de Oriente a Poniente es el eje ordenador del tiempo y del espacio. Entonces, desde la racionalidad educativa mapuche, el universo está conformado verticalmente por tres planos superpuestos y orientados de manera horizontal hacia cuatro regiones (Huenchulaf, Cárdenas y Ancalaf 2004; Báez y Gómez 2000). Para la construcción de estas concepciones, como señalan Zapata (2007) y Morante (2000), en las comunidades indígenas, sus habitantes utilizan referentes conceptuales presentes en su mundo, tales como estrellas, montañas, ríos, lagos, animales o plantas. Todo esto conforma, lo que desde una perspectiva filosófica, Eliade (1998) denomina como el sistema del mundo de las sociedades tradicionales.

Sin embargo, la racionalidad de los conceptos de tiempo y espacio en el conocimiento mapuche queda anulada ante la exclusividad que se le confiere al conocimiento técnico-científico (Pizzi 2005), lo que genera la hegemonía del conocimiento occidental y favorece el ocultamiento de los saberes educativos utilizados por los kimches en el medio familiar. Por esta razón, niños y jóvenes mapuches y no mapuches desconocen conceptos sustentados en elementos naturales, sociales y espirituales, que son significativos para el mapuche. En este estudio los resultados permiten describir la racionalidad educativa de los conceptos de tiempo y espacio desde la educación mapuche. La descripción de estas categorías constituye un aporte para implementar procesos educativos que se adapten a las necesidades de los niños mapuches y no mapuches en contextos educativos interculturales.

Marco teórico 

La educación familiar mapuche se sustenta en una racionalidad que responde a las necesidades educativas del contexto sociocultural en el que se desarrolla la vida de los niños y jóvenes. De este modo, se fundamentan conceptos de tiempo y espacio que difieren de la concepción planteada por el conocimiento occidental, porque "...las sociedades construyen sistemas de referencia al tiempo y al espacio que parten de los idearios esenciales que sustentan sus cosmovisiones" (Hiernaux 2007:48). Es decir, nos encontramos ante una multiplicidad de concepciones de tiempo y espacio configuradas por racionalidades que contienen símbolos y referentes asociados a significados sociales, culturales y espirituales presentes en la vida cotidiana. En consecuencia, se trata de una realidad vinculada a diferentes procesos como sembrar, viajar o participar en ceremonias religiosas que se encuentran organizadas"...alrededor del "aquí", de mi cuerpo, y el "ahora", de mi presente" (Berger y Luckmann 1994:39). Esto configura conceptos temporales y espaciales en un aquí y ahora determinado, lo que hace conscientes a los sujetos de las experiencias que influyen en su vida de forma tanto inmediata como mediata,  próxima o lejana. De este modo, Runge y Peña (2005:14) plantean que: "El ser humano, en tanto ser-corporal-en-el-mundo, se encuentra en un espacio vital y vive su tiempo...", es decir que el ser humano es el donador de sentido de su entorno, pero a partir de su mundo de la vida.

Es un mundo de la vida, que a los sujetos se les presenta "....además como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto con otros" (Berger y Luckmann 1994: 41). Por lo tanto, la capacidad de interactuar y ser con los otros, sumada a la corporalidad del ser humano confluyen en la configuración de tiempos y espacios con características que pueden diferir en significados y representaciones, dependiendo del aquí y ahora en el que se desarrolle la vida de las personas.

Desde una perspectiva educativa y didáctica, el tiempo y el espacio no son concebidos como una realidad objetiva, real y absoluta, sino como una representación que surge de las construcciones mentales de los individuos (Trepat y Comes 1998). Por el contrario, desde una perspectiva antropológica-filosófica, se establece que tiempo y espacio constituyen la urdimbre en que se haya trabada toda realidad. De esta manera, la experiencia espacial y temporal debe ser analizada de acuerdo con cada cultura, partiendo de la concepción de mundo que hay en juego (Cassirer 1993). A su vez, desde la perspectiva sociológica (Elías 2010), se comprende que tiempo y espacio son: 1) Conceptos que pertenecen a los medios básicos de orientación sustentados en una tradición social; 2) Símbolos conceptuales; 3) Mecanismos para la orientación de los sujetos; 4) Conceptos construidos en un estado de desarrollo social que permite a los sujetos generalizar, sintetizar y reflexionar sobre los eventos observables. En síntesis, las ideas de tiempo y espacio expresan lo siguiente: 1) Representaciones mentales de la realidad; 2) Determinantes de lo que ocurre en la vida cotidiana; 3) Respuestas a diversas condiciones naturales, sociales y culturales; y 4) Construcciones sociales que requieren de un alto nivel de abstracción. Por lo tanto, ambos conceptos se configuran desde un marco histórico y social, que se modifican y adaptan a las circunstancias presentes en el contexto de vida de los sujetos.

Los conceptos de tiempo y espacio en contexto mapuche son el resultado de una construcción histórica y social que ha sustentado el modelo de producción y subsistencia en la familia y la comunidad, lo que define conocimientos que son necesarios para garantizar la perpetuidad de una sociedad (Gainza, Acosta y Bernal 2008). En este sentido, la construcción de los conocimientos de tiempo y espacio se vincula a la observación de los ciclos del sol, la luna, las estrellas y la naturaleza, lo que permite determinar una concepción sustentada en la comprensión e interpretación de los acontecimientos que forman parte del diario vivir (Gavilán y Carrasco 2009). Báez y Gómez, al referirse a las concepciones de tiempo de comunidades nahua, indican que un aspecto característico es que "...el sol y la luna giran constantemente alrededor del cosmos, de arriba hacia abajo, en dirección contraria a las manecillas del reloj" (2000: 84). De esta forma, el tiempo, desde la concepción mapuche, al igual que en otras comunidades indígenas (nahuas, aymaras, quechuas), tiene como elemento central la repetitividad cíclica expresada en las estaciones climáticas, el modelo económico y el entorno geográfico (Hiernaux 2007). 

A su vez, en la concepción espacial mapuche (Huenchulaf et al. 2004; Cárdenas 2005), al igual que en el mundo andino (Manga 1994; González 2004; Arce 2007) o la cosmovisión nahua (Morante, 2000; Florescano, 2000; Báez y Gómez, 2000), se distinguen tres planos espaciales verticales, mundo superior, intermedio e inferior. Estos se articulan con los planos espaciales horizontales, organizados con cuatro rumbos y un centro, que se encuentran orientados por la salida y recorrido del sol. De esta forma, las orientaciones cardinales constituyen regiones espaciales que rigen diversos aspectos de la vida individual, social y productiva, en un contexto tanto espacial como temporal (Hirose 2007-2008). En consecuencia, en la educación familiar mapuche, se encuentran vigentes conceptos temporales y espaciales asociados con aspectos simbólicos y concretos de tipo natural, social y espiritual. Cada uno de estos conocimientos se enseña oralmente a niños y jóvenes, lo que les permite apropiarse de una racionalidad que se caracteriza por estar basada en la observación e interpretación de los ciclos del sol, la luna y la naturaleza.

La racionalidad del conocimiento educativo mapuche constituye una cualidad humana que permite configurar, desarrollar y validar un sistema de conocimiento que responde a las características y necesidades del contexto de vida de los kimches (Quilaqueo 2010). En este sentido, en el pensamiento mapuche, el kuyfi (pasado) es un aspecto central en la construcción del conocimiento, al ser considerado en la sabiduría indígena como el único tiempo que se puede ver (González 2004). De esta manera, el fundamento epistemológico del conocimiento mapuche se expresa en una racionalidad que considera significativo recurrir a los saberes que están vigentes en la memoria social de la familia, con el objeto de orientar la toma de decisiones y el tipo de relación que establecen los sujetos con su entorno. Por lo tanto, se puede constatar que la racionalidad se caracteriza por lo siguiente: 1) es un conjunto específico de supuestos y prácticas que intervienen en las relaciones personales y sociales de los individuos; 2) posee un conjunto de conocimientos, creencias, expectativas y tendencias significativas para las personas, que condicionan el desarrollo de sus acciones cotidianas; 3) contiene una problemática, relacionada con su estructura conceptual que da respuesta a los cuestionamientos de la vida y que, en determinadas condiciones, puede no tener las respuestas necesarias; y 4) posee un marco teórico de referencia (Giroux 2004; ver también Quilaqueo 2006).

Basándose en lo propuesto, se reconoce que en esa búsqueda de una concepción coherente de la realidad "...la racionalidad significa que no se puede tener una coherencia absoluta..." (Cyrulnik y Morin 2005:37). Es decir, creer que hay un solo tipo de racionalidad válida para toda la humanidad es un error diseminado por las sociedades occidentales que han creído tener un monopolio absoluto sobre el conocimiento (Morin 1999). Como consecuencia, esto ha generado que la construcción filosófica y epistemológica del conocimiento escolar se sustente en una lógica monocultural, mecánica y lineal, que ve en el modelo de las ciencias naturales la opción de consolidar un conocimiento universal que, de forma implícita, ha sido reproducido a través de la educación como pensamiento único (Pizzi 2005).

Todo esto ha conducido a que la racionalidad educativa utilizada en la formación de los niños y jóvenes mapuches, quede anulada en la educación escolar ante la exclusividad que se le confiere al conocimiento técnico-científico occidental. Por ello, es necesario discutir la exclusividad asignada a la racionalidad occidental debido a que "Desde el punto de vista de su estructura y de la necesidad de su cambio o desplazamiento, todas [las racionalidades] son igualmente racionales" (Sánchez 2003:420). De esta forma, para lograr el desarrollo de una educación contextualizada se requiere de la articulación intercultural de contenidos, siendo necesario crear marcos socioculturales que den paso a la incorporación de las experiencias vividas por los alumnos en sus comunidades, dado que así sería posible abrir la educación escolar a la incorporación de conceptos de tiempo y espacio utilizados cotidianamente en el medio familiar mapuche (Gasché 2008). 

En consecuencia, considerando la necesidad de poner en práctica procesos educativos que sean pertinentes para niños tanto mapuches como no mapuches, se plantea que la racionalidad utilizada por los kimches permite entrelazar aspectos racionales y emocionales. Lo emocional, como plantea Maturana (2001), no debe disociarse con los sentimientos, sino con la capacidad de las personas de interpretar y comprender el mundo de la vida cotidiana, por ser una cualidad que determina formas de relacionarse, entender y observar el mundo. En el conocimiento indígena, los sujetos no operan con la lógica científica abstracta de fines y medios, sino que su pensamiento se arraiga en creencias, afectos y mitos, y sus procedimientos son válidos debido a que no entran en conflicto con el fin último que se busca, que es la sobrevivencia del grupo social (Olórtegui 2007). Por lo tanto, retomando lo teorizado por Morin (1999), se puede concluir que en contextos educativos interculturales, la racionalidad permite conocer los límites de la lógica, además de comprender que la mente humana no podría ser omnisciente, ya que la realidad implica misterio, negocia con lo irracionalizado y es crítica y autocrítica, debido a que la verdadera racionalidad tiene la capacidad de reconocer sus insuficiencias. Es por ello que, basándose en los elementos abordados, se desprenden de los resultados de la investigación los conceptos de tiempo y espacio mapuche y las características de su racionalidad educativa.

Metodología

La metodología de la investigación se sustenta en el paradigma cualitativo, debido a que se busca comprender los mundos vitales  que sustentan las experiencias de los sujetos en contexto mapuche (Flick 2004; Strauss y Corbin 2002), utilizándose con este propósito el Estudio de Casos y la Etnometodología. Se trata de un estudio de casos de tipo colectivo, donde se seleccionó un número de casos coyunturales que hizo posible la exploración en el objeto de estudio (Arzaluz 2005). Así, como propone Stake (2005), este tipo de estudio se escogió para teorizar mejor sobre una larga colección de datos, es decir, no se realiza el análisis de una colectividad, sino que de un grupo de casos, lo que ha permitido profundizar en la racionalidad presente en las concepciones de tiempo y espacio mapuche y, así, explicitar los elementos que la caracterizan. Por otro lado, la etnometodología se emplea para buscar el sentido y significado a las acciones de la vida cotidiana, consideradas como un proceso que es llevado a cabo por los sujetos sociales en contextos determinados y precisos (Garfinkel 2006; Brígido 2006).

El estudio se realizó en el contexto de localidades rurales ubicadas en la VIII región del Biobío y la IX región de La Araucanía, situadas geográficamente en la zona macro centro-sur de Chile. Estas regiones han sido históricamente reconocidas como territorio mapuche concentrando un 42,4% (33,6% IX región y 8,8% VIII región) de la población mapuche del país (Bengoa 2004; INE 2003). Es así que, considerando la alta densidad de población mapuche, han sido escogidas las siguientes localidades: 1) Maquehue, ubicada en la comuna de Padre Las Casas; 2) Ragiñtulewfu, ubicada en la comuna de Nueva Imperial; 3) Lipun, ubicada en la comuna de Galvarino; 4) Quilquen, ubicada en la comuna de Los Sauces y 5) Cayaqui, ubicada en la comuna de Alto Biobío.

Para la realización de la investigación, se utilizó un muestro intencional de tipo opinático no probabilístico de 10 kimches seleccionados como casos típicos, según los criterios de pertenencia étnica, género y condición geográfica. Para acceder a los kimches, se trabajó con un facilitador o informante clave (miembros de la comunidad y docentes que trabajan en escuelas de cada localidad), lo que favoreció el ingreso al contexto de estudio. El propósito de usar un muestro intencionado se debe  a que los kimches son considerados como sujetos que, en este estudio de casos, pueden proporcionar información particular desde la realidad natural, social y cultural presente en sus contextos de vida sobre el objeto de estudio (Bisquerra 2004; Mcmillan y Schumacher 2005).

El instrumento de recolección de información utilizado fue la entrevista semiestructurada, que se aplicó en castellano a cada uno de los kimches que conforman la muestra (Corbetta 2003; Bisquerra 2000). Las entrevistas han tenido una duración de 30 a 45 minutos, para lo que se contó con un guión en torno al tema, que permitió obtener información con respecto a las concepciones de tiempo y espacio mapuche y su racionalidad. Las entrevistas fueron registradas en formato de audio digital, previa revisión y firma de un consentimiento informado de los kimches. Posteriormente, las entrevistas fueron transcritas, para así realizar los análisis pertinentes en relación con el objeto de estudio. Con el propósito de identificar y diferenciar la entrevista de cada kimche, se utilizó como nomenclatura el símbolo K (Kimche), el número de la entrevista y la sigla correspondiente al lugar de pertenencia del entrevistado (L= Lipun, Q= Quilquen, M= Maquehue, R= Ragintulewfu y C= Cayaqui)5.

Los datos del estudio han sido  abordados desde la propuesta del análisis de contenido, apoyándose el  procesamiento, codificación y categorización de la información en el software de análisis cualitativo Atlas.ti 5.0 (Ruiz Olabuénaga 1996; Quivy y Campenhoudt 1998). De este modo, para desarrollar el ordenamiento conceptual de la información se utilizó la lectura e interpretación de los contenidos manifiestos y latentes presentes en las entrevistas transcritas. Esto se complementó con elementos de la Teoría Fundamentada mediante la Codificación Abierta, con el fin de tratar y expresar la información obtenida en forma de conceptos y el Método Comparativo Constante, por estar centrado a la identificación de semejanzas y diferencias presentes en los datos (Strauss y Corbin 2002; Trinidad, Carrero y Soriano 2006; Flick 2004)

Resultados

Los resultados de la investigación han permitido identificar tres categorías relacionadas con conceptos de tiempo y espacio mapuche y su racionalidad educativa. En consecuencia, las  categorías que emergen son las siguientes: 1) tipos de ciclos estacionales; 2) períodos del día (antü); y 3) concepciones espaciales.

Categoría Tipos de ciclos estacionales

La categoría tipos de ciclos estacionales se refiere a períodos de tiempo que surgen producto de la observación de la traslación del sol y de los cambios ambientales que se suceden en la flora y fauna en el lapso de un año. De esta manera, en la tabla 1 se presentan los ciclos estacionales y su frecuencia de uso que se identifican en el conocimiento educativo mapuche: pükem, pewü, walug, tiempo de siembras y tiempo de cosechas.

Tabla 1. Tipos de ciclos estacionales
Fuente: Elaboración propia mediante el software Atlas ti

El pükem tiene el 25,9% de frecuencia. Se trata de un período de tiempo asociado con elementos naturales como el frío, la lluvia y la nieve (localidades cordilleranas), que se extiende aproximadamente desde fines de abril hasta mediados de agosto. De acuerdo con lo planteado por los kimches, se enseña a los niños la existencia de un calendario estacional que da término e inicio al ciclo anual con el pükem, se dice: "pükem ka, significa que el invierno está primero; luego, viene pewü; después, llega la cosecha que se llama walug. Entonces tenemos tres estaciones..."(K5M [71:71]). Lo señalado expresa la configuración, en el conocimiento mapuche, de un calendario estacional que sitúa temporalmente al pükem como la primera estación del año. En este sentido, el pükem constituye un período significativo para la familia, que favorece la participación de niños y jóvenes en el desarrollo de actividades vinculadas con la siembra de productos como el trigo de invierno, el cuidado de animales y la celebración del inicio de un nuevo ciclo (denominado we xipantu). Otro aspecto asociado con el pükem se relaciona con la actitud de las personas y la familia, porque el pükem es considerado un tiempo de renovación de la vida natural y social, ya que se prepara la tierra para la siembra y se genera la interacción de la familia en actividades del we xipantu y la siembra. Por lo tanto, se comprende que cada una de las condiciones climáticas (temporales de lluvia y viento, nevazones, heladas), que caracterizan al pükem son consideradas como necesarias para el desarrollo de la vida.

El pewü tiene el 21,2% de frecuencia de uso. Cuando finaliza el pükem, comienza a desarrollarse en la naturaleza el brote de plantas, lo que significa para los kimches que se da inicio (a mediados del mes de agosto) al tiempo del pewü. Sobre ello un kimche destaca lo siguiente: "En pewü, todo comienza a florecer, el pasto florece de nuevo, florecen las mawida (montes), vuelven a crecer los remedios dice la gente, el remedio que nos dejo Günechen, remedio de toda clase en las mawida, así comienzan a brotar los remedios en pewü "(K6M [77:79]). En la racionalidad del conocimiento mapuche, el pewü simboliza el renacer de la vida en la naturaleza, que se puede observar en el verdor de los pastos, el florecimiento de las plantas y el crecimiento de las siembras. Cada uno de estos procesos es valorado en la familia mapuche, ya que sirven como indicador de los productos que se obtendrán durante el walug. Por ello, los kimches indican que el pewü constituye un tiempo de esperanza para la familia. 

El walug tiene el 15,3% de frecuencia. El walug se inicia finalizado el pewü y corresponde al tiempo de la cosecha y recolección de frutos. Durante este período, se observa un aumento en la  temperatura, lo que favorece la maduración de los frutos; al respecto, se señala que: "...cuando llega el walug Günechen nos da comida de la tierra, nos da el güyiw (piñon), hace crecer el trigo y los frutos de las plantas" (K8C [42:42]). Entonces, en el medio familiar, el walug es concebido como el tiempo de abundancia, donde se generan las condiciones que son beneficiosas socialmente para la subsistencia, ya que se obtienen y almacenan los alimentos. Además, a diferencia del pükem, en este período los niños y jóvenes pueden desarrollar una mayor cantidad de actividades al exterior de la casa, lo que fortalece el conocimiento de su entorno.

El tiempo de siembras tiene el 23,5% de frecuencia. Se configura como un período vinculado a procesos sociales y naturales, que determinan la preparación y realización del sembrado de cereales y hortalizas. En el pensamiento mapuche, lo social se relaciona con aspectos organizativos, ceremoniales y de apoyo comunitario definido como mingaco, donde es posible reconocer que: "...las siembras se hacen con un mingaco, porque se necesita la ayuda del vecino. Pero, antes de sembrar hacemos una rogativa y al término del trabajo el dueño de la siembra tiene harta comida y bebida (muday) para celebrar..." (K5M [67:67]). Entonces, en la familia se valora la cooperación de las personas en el desarrollo de la siembra. Además, la invocación a Günechen, mediante la rogativa, constituye un factor que marca el desarrollo de las actividades en el medio comunitario. A su vez, la dimensión natural del tiempo de siembras se sustenta en el calendario estacional y en la observación propia del ciclo lunar, lo que define los períodos indicados para iniciar la siembra: "...en luna llena se hace una buena siembra, tiene que ser así, porque una vez planté tomates en luna nueva y crecieron así de chicos, entonces, creí lo que se enseñaba" (K1L [281:281]). Como se advierte, la enseñanza recibida en la niñez por la kimche cobra sentido en relación con la observación del ciclo lunar como conocimientos necesarios para desarrollar los trabajos agrícolas.

El tiempo de cosechas tiene el 14,1% de frecuencia. Constituye un período de tiempo asociado con el inicio del walug, donde se observa el desarrollo de procesos sociales vinculados a la organización de la familia para efectuar la cosecha, realizar viajes al medio urbano con el objeto de vender sus productos obtenidos y almacenar alimentos para el invierno. Por ello, uno de los kimches señala lo siguiente: "La gente cuando cosecha se ayuda con los vecinos y también con los niños, se organizan para ir a la ciudad a vender el trigo a Temuco o Imperial" (K5M [67:67]). Lo relatado por el kimche permite comprender que el tiempo de cosechas, en el conocimiento mapuche, es valorado socialmente, ya que propicia el establecimiento de un sistema de vida en el que ayudan los niños y jóvenes. De este modo, se configura un tiempo apropiado para la formación de las nuevas generaciones, ya que se interactúa con las personas mayores (padres, abuelos, tíos). En consecuencia se definen períodos de receso, crecimiento y maduración de la naturaleza, que orientan el desarrollo de actividades vinculadas a la agricultura y a la ganadería de subsistencia. Es decir, se genera una sincronía entre los cambios del medio natural y los procesos sociales de las personas en su contexto, lo que garantiza la mantención de un sistema de vida que se enseña a las nuevas generaciones de niños y jóvenes.

Categoría Períodos del día (antü)

La Categoría Períodos del día corresponde a la conceptualización de la observación del recorrido del sol desde que amanece hasta que anochece. Al respecto, en la tabla 2 se presentan conceptos usados para definir los períodos del día que se mantienen vigentes en la memoria individual y social de los kimches.

Tabla 2. Períodos del día (antü)
Fuente: Elaboración propia mediante el software Atlas ti

El wün tiene el 19,1% de frecuencia de uso. Para los kimches, corresponde al primer momento del día y se sitúa cronológicamente entre las 4 y 6 de la mañana, antes que se produzca la aparición completa del sol. La concepción del wün, según los kimches, se enseña para que las personas den inicio a sus actividades cotidianas, ya que, para ellos "es muy importante para el mapuche dar gracias a chaw günechen, por el nuevo día y estar bien (...), eso es lo primero que hay que hacer" (K1L [42:42]). Es decir, el wün tiene una connotación espiritual, por lo que es necesario efectuar una rogativa durante el amanecer con el propósito de agradecer y pedir a günechen por un buen día. De esta forma, el wün constituye un período del día que potencia la relación de las personas con su entorno cotidiano y espiritual.

Igualmente que el wün el püliwen tiene el 19,1% de frecuencia. El püliwen sigue al wün y es aquí donde se observa una aparición completa del sol. Se destaca la importancia de comenzar a trabajar en püliwen, con el propósito de evitar problemas espirituales negativos, señalándose que "nos levantamos temprano para estar bien espiritualmente, esto se enseña especialmente a los niños" (K2L [85:85]). Así, tanto el wün como el püliwen son fundamentales en la vida cotidiana y los kimches indican que es primordial tener una actitud receptiva de la energía de los elementos de la naturaleza como el sol al amanecer. Luego, en las actividades diarias los kimches señalan que se establece un marco de armonía que se complementa con la actitud de respeto hacia la naturaleza y espiritualmente a Günechen.

El rangi antü tiene el 23,4% de frecuencia. Es un período que se asocia al mediodía; se inicia cronológicamente a las 12 y se extiende hasta las 13 horas. Los kimches consideran al rangi antü como un tiempo de reunión y descanso de la familia en el hogar. Se señala que esto ayuda a que los niños puedan cuidarse de fenómenos espirituales negativos como el xafentu,debido a que "En rangi antü los niños deben cuidarse del sol, se le enseña  que deben entrar a la casa..." (K4M [176:176]). Entonces, se evita el desarrollo de actividades al exterior del hogar, ya que puede ser negativo para la salud física y espiritual de las personas.
El konün antü tiene el 12,8% de frecuencia y se trata del período de tiempo asociado con el ocaso del sol: "Cuando comienza a desaparecer el sol y ya está oscureciendo, ahí se dice konün antü" (K6M [107:107]). Por medio de la observación de la rotación de sol, se enseña que el konün antü marca el inicio de la noche. Basándose en esto, se finalizan las actividades al exterior del hogar, debido a que se pierde la luminosidad de sol y cae la noche. Los kimches manifiestan que la naturaleza y las personas inician su período de descanso y es fundamental comportarse con respeto.

El pun tiene el 25% de frecuencia. Para los kimches es el período relacionado con el inicio de la oscuridad, señalándose que "pun es cuando oscurece (zumilu) y cuando ya está oscuro se dice punüy pikey ta che (K5M [68:68]). De esta manera, el pun se refiere a aspectos naturales como la oscuridad, la luminosidad de la luna y las estrellas. Socialmente se asume como un período que se caracteriza por lo siguiente: se reúne la familia en el hogar; se evita que los niños realicen actividades fuera del hogar; es un período de tiempo en que las personas y la naturaleza entran en reposo. Al respecto, se afirma que "la oscuridad es para que la persona tenga reposo y pueda fortalecerse" (K7R [19:19]).

Categoría Concepciones espaciales

La categoría Concepciones espaciales se encuentra asociada con lugares significativos en el contexto de vida de los kimches, ya que representan elementos que son utilizados para la orientación espacial de los sujetos. De este modo, en la tabla 3 se presentan conceptos que corresponden a construcciones sociales que son enseñadas a los niños y jóvenes en el medio familiar mapuche.  

Tabla 3. Concepciones espaciales
Fuente: Elaboración propia mediante el software Atlas ti

El concepto cerros tiene el 34,7% de frecuencia. En comunidades mapuches ubicadas en zonas montañosas, los cerros constituyen elementos significativos para el desarrollo de la vida, ya que se utilizan para identificar el inicio de las estaciones. Son espacios donde es posible reconocer la posición del sol durante su rotación, una de las kimches señala que "Durante el verano el sol aparece en el cerro, que se llama Caracol y, en el tiempo de brote [agosto], comienza a retroceder, hasta llegar al otro cerro. De esa forma, va marcando las estaciones del año" (K8C [24:24]). Considerando lo relatado, las estaciones que son identificadas por medio de los cerros son invierno, primavera y verano, lo que estructura un sistema conceptual en el conocimiento mapuche que permite definir los lugares por los que se repite la aparición del sol cada año. En este sentido, se procede a individualizar cada lugar para diferenciarlo de otros elementos semejantes, utilizándose como indicadores que orientan el desarrollo de actividades agrícolas, ganaderas y espirituales en el contexto familiar.

El xipawe antü tiene el 30,6% de frecuencia. Se le reconoce como el lugar de la salida del sol, y para los kimches es un espacio que posee características naturales, sociales, espirituales y simbólicas. El xipawe antü se sitúa en la dirección Este y socialmente se considera para orientar el desarrollo de las actividades cotidianas como la rogativa de la mañana. Pero, a su vez, lo espiritual corresponde a la relación que se genera con las energías representadas en esta dirección. Ya que, según los kimches simbólicamente toda persona orienta sus primeras actividades del día con el objeto de obtener la energía necesaria para actuar y tomar decisiones. Así, lo simbólico se relaciona con lo espiritual, ya que la salida diaria del sol es el momento en el que se recibe la energía necesaria para la vida cotidiana, debido a que "todo eso está relacionado con la naturaleza. Aunque, ahora se ha perdido un poco este conocimiento. Pero, todavía se usa la puerta de la casa hacia el lado Este donde sale el sol" (K10C [6:6]). Aquí, se asume que ubicarse en la dirección Este implica recibir las energías que entregan bienestar físico, social y espiritual a las personas. De esta manera, el mapuche se autodefine en directa relación con su hábitat particular, debido a que su forma de comprender el mundo se asocia con el medio natural y el medio sobrenatural (Van Kessel 1996). Es decir, el xipawe antü no es sólo un punto físico en el espacio, sino que constituye un referente que orienta la relación con las energías que están simbolizadas en el sol (antü), por ser dispensador de vida (Juliano 1984).

El espacio de la casa tiene el 21,7% de frecuencia. Se utiliza como un lugar de interacción social y un elemento que permite observar y reconocer el ritmo del tiempo durante el día. Porque, para medir el tiempo, por ejemplo, se señala que: "para reconocer la hora del medio día, mi tío tenía marcado con una raya en la puerta, y el sol alumbraba justo en esa raya" (K4M [80:80]). Aquí, es posible constatar la importancia que los kimches le asignan al espacio de la casa, debido a que es útil para definir períodos de tiempo tales como el medio día o rangi antü, puesto que se sitúa en dirección al xipawe antü. Por consiguiente, ubicar la puerta en dirección de la salida del sol se asocia con el afianzamiento del vínculo espiritual y social de las personas, el respeto a los elementos de la naturaleza, Günechen y la medición del tiempo.

El espacio para sembrar tiene el 13% de frecuencia. En el desarrollo de las actividades agrícolas es posible identificar espacios que durante el transcurso del pükem y el pewü, son utilizados para realizar la siembra. Estos espacios se caracterizan por haber recibido una cantidad suficiente de agua como resultado de las lluvias, al respecto un kimche relata que "cuando era niño la gente decía: hay que sembrar al comienzo del pükem en abril, porque sembrando en abril, no se pierde, porque hay agua..." (K1L [251:253]). Aquí, para el kimche reconocer lo que aprendió respecto del espacio de la siembra constituye un saber hacer que los niños y jóvenes aprenden por medio de la observación directa. En suma, se configura como espacio social en el que las personas interactúan y donde se definen las jornadas de trabajo de los diferentes ciclos estacionales. En consecuencia, saber reconocer el tiempo y el espacio indicado para realizar una siembra va a depender de las condiciones ambientales, donde es fundamental aprovechar los recursos que aporta la naturaleza para el desarrollo de los trabajos agrícolas. 

Discusión

Los resultados del estudio indican que en la racionalidad del conocimiento mapuche se mantienen vigentes los conceptos de tiempo y espacio, que son utilizados en la educación familiar de niños y jóvenes. En este sentido, se configura un sistema conceptual relacionado con elementos sociales, naturales y espirituales que orientan los procedimientos e interacciones de las personas en su contexto de vida. Por lo tanto, la racionalidad mapuche responde a un modelo de vida que considera significativa la observación de los fenómenos de la naturaleza y que permite establecer los conocimientos que sustentan las prácticas sociales (ceremonias, viajes, siembra, cosecha, we xipantu) en el medio familiar.

Entonces, en la educación familiar, se logra identificar la utilización de conceptos para la determinación del tiempo, lo que genera la construcción de calendarios estacionales basados en creencias, simbolismos y conceptualizaciones, que responden a los idearios de vida de las personas mapuches (Elías 2010). De este modo, los conceptos definidos establecen que el fin y el inicio del ciclo anual ocurre durante el pükem, tiempo asociado con el frío, la lluvia y la siembra y que tiene su complemento en el pewü (brotes de las plantas) y en el walug (cosecha de los frutos), estaciones que son reconocidas por los kimches como dadoras de vida (Torres y Quilaqueo 2010). Al respecto, la organización y definición de la cantidad de estaciones del año puede variar dependiendo del contexto y de las condiciones sociales, culturales y naturales. Pero, se reconoce en la enseñanza de los kimches que en todas las comunidades se construye una concepción del fin y comienzo del año. Esto se encuentra sustentando en la observación de los ritmos biocósmicos que forman parte de la purificación y regeneración periódica de la vida (Eliade 2004).

Asimismo, los conceptos espaciales como el caso del xipawe antü (lugar de la salida de sol), expresa la relación que establecen las personas en su contexto de vida, ya que se constituyen como un espacio sagrado, situado horizontalmente, que marca el punto en el territorio por donde se fija cotidianamente la salida del sol (Zapata 2007). De esta manera, en general en las comunidades indígenas, los rumbos del universo se construyen a partir de la observación del movimiento de  elementos naturales significativos como el sol (Báez y Gómez 2000). Por esta razón, el xipawe antü es un espacio valorado por las personas, ya que simboliza el lugar que permite generar la conexión con fuerzas espirituales como Günechen (Benigar 1978; Juliano 1984; Augusta 1991)

Con respecto a los procedimientos utilizados por los kimches, se indica que la observación directa y decodificación de la información son aspectos fundamentales para la generación de conceptos que definen los tiempos indicados para la realización de la siembra o para efectuar un viaje. Considerando estos aspectos, en la familia mapuche, se utilizan procedimientos eficaces que permiten convertir la información en un conocimiento práctico (Pozo y Postigo, 2000), de manera que, en la racionalidad de los kimches, elementos naturales como el sol, la luna y las estrellas son indicadores cualitativos que aportan información necesaria para la construcción y desarrollo de una concepción propia de tiempo y espacio. En consecuencia, desde la racionalidad mapuche, las personas dependen del medio natural, ya que de ahí obtienen la información que sustenta la construcción de conocimientos que le permite vivir en relación directa con el medio natural. Todo lo contrario ocurre en el conocimiento occidental, donde las personas se sitúan en una oposición sujeto-objeto y reconocen a la naturaleza como un ser que puede ser manipulado y transformado como un recurso (Romero 1995; Romero 2004; Leff, 2001; Olórtegui, 2007).

Con respecto a los elementos actitudinales relacionados con los conceptos de tiempo y espacio, se puede constatar que el respeto (como valor y actitud del sujeto) es un elemento central implícito en la forma de actuar del mapuche. De esta forma, considerando lo propuesto por Quilaqueo y San Martín (2008), un aspecto vital en la formación de las personas se vincula con el valor que significa saber comportarse. Así, se configura una relación persona-tiempo-espacio basada en una racionalidad que explica los procesos de la naturaleza, los designios de los seres superiores y las fuerzas espirituales. Al respecto, Runge y Peña (2005) plantean que los seres humanos le dan sentido a su entorno a partir de su mundo de la vida. Por este motivo, las personas necesiten observar, escuchar e interpretar los mensajes de la naturaleza, lo que les permite comprender que durante el período del wün es necesario ser respetuoso hacia entes como Günechen. De esta manera, las personas tendrán un buen despertar o sabrán que durante el rangi antü es necesario descansar en el hogar y, así, evitarán sufrir de un xafentu (enfermedad de tipo espiritual). Todos estos elementos son características de una racionalidad que necesita ser incorporada a los procesos educativos de la escuela, ya que "Con el reconocimiento de la validez de un modelo social y una lógica de vida indígenas, admitimos que existe un modelo de vida social alternativo que permite evaluar y cuestionar el modelo dominante" (Gasché 2010: 114). Se trata de un modelo dominante que busca validar una racionalidad fundamentada en conocimientos y valores universales.

Consecuentemente, con lo planteado por Morin (1999), un aspecto clave para determinar la pertinencia del conocimiento en educación es su contexto. A partir de lo propuesto, entonces, los conceptos de tiempo y espacio se configuran con elementos epistemológicos presentes en la memoria social de los kimches, lo que permite establecer sistemas de referencia basados en los idearios esenciales de la racionalidad mapuche (ver también Cassirer 1993; Hiernaux 2007). De esta forma, para las personas del medio familiar, estas concepciones se construyen y enseñan considerando los saberes del kuyfi (pasado) (González, 2004; Huenchulaf et al. 2004). Este aspecto es muy significativo en el proceso de conceptualización de contenidos de tiempo y espacio mapuche, y requiere ser considerado en la educación escolar, ya que en la racionalidad occidental prevalece una concepción totalmente lineal del tiempo (Cladellas 2009). Por este motivo y con el fin de superar la conducta dominante de la escuela, se considera primordial que el proceso pedagógico se funde en lo denominado por Gasché como articulación intercultural de contenidos que busca "...formar personas arraigadas, con su amor y sus capacidades, en la sociedad y cultura indígenas, y hábiles en desenvolverse en la sociedad dominante y en defender los intereses de su pueblo" (2010: 122). Así, por medio del quiebre de los esquemas de la escuela tradicional, será posible superar la supremacía de la racionalidad causal, técnica y mecanicista, y formar a niños y jóvenes tanto en el conocimiento indígena como en el conocimiento científico. 

Por consiguiente, considerando la necesidad de poner en práctica procesos educativos que sean pertinentes para los niños tanto mapuches como no mapuches, se plantea que el discurso educativo de los kimches permite entrelazar aspectos racionales y emocionales. Ya que, lo emocional no debe disociar la capacidad de las personas de interpretar y comprender el mundo de la vida cotidiana, porque es una cualidad que determina formas de relacionarse, entender y observar el mundo (Maturana, 2001). De manera más general, en el conocimiento educativo mapuche, los sujetos no actúan solamente con la lógica científica abstracta de fines y medios, sino que su reflexión, también, se arraiga en creencias, afectos y mitos, y sus procedimientos son válidos debido a que no entran en conflicto con el fin último que buscan: la sobrevivencia de la familia y su comunidad.

Conclusiones

El análisis de la racionalidad de los conceptos de tiempo y espacio en la educación de los niños y jóvenes mapuche, permite comprender que en el discurso de los kimches se utilizan cotidianamente conceptos, procedimientos y actitudes asociados a elementos temporales y espaciales vigentes en el saber y conocimiento de la familia mapuche. De esta manera, se comprende que la racionalidad utilizada por los kimches rompe con la rigidez y linealidad propias del sistema utilizado por la sociedad occidental. La diferencia radica en un aspecto que es central, ya que el mapuche se encuentra en una constante observación e interpretación de su mundo natural, social y espiritual, aspecto que le permite construir sistemas conceptuales que definen los procedimientos y actitudes de las personas en su contexto de vida.

Basándose en lo anterior, el sistema de saberes educativos construido por los kimches entrelaza creencias, imágenes, códigos y lenguajes que conservan los elementos del pasado y, a su vez, se vinculan con los cambios experimentados por la familia mapuche en la actualidad. En este sentido, son saberes significativos para el mapuche, ya que le permiten organizar sus actividades cotidianas vinculadas a la agricultura, ganadería, viajes, ceremonias y reuniones familiares. Asimismo, se logra identificar en los conceptos de tiempo y espacio información que no se encuentra explícita, sino que emerge producto de la relación que establecen los kimches con la naturaleza y con fuerzas espirituales representadas en la figura de Günechen. En este sentido,  los conceptos de tiempo y espacio son el resultado de una constante interacción dialógica, que genera el establecimiento de relaciones conceptuales, procedimentales y actitudinales, que forman parte activa de las acciones que se desarrollan en el medio familiar y comunitario mapuche.

De esta manera, los kimches le dan sentido a lo que observan en el medio natural, social y espiritual, ya que son elementos vitales para la vida. Sin embargo, la incorporación de estos conocimientos al currículum escolar continúa siendo un desafío en la educación escolar chilena, que tiende a caracterizar estos conocimientos como míticos e irracionales. Por lo tanto, la educación en contextos interculturales requiere que la racionalidad educativa mapuche sea incorporada a los contenidos del currículum escolar. Para ello, es primordial replantearse los marcos de referencia que sustentan la definición de los contenidos curriculares. Todo esto, con el propósito de asumir un nuevo enfoque pedagógico y didáctico abierto al sistema de saberes educativos mapuches que establece formas de moverse y entender el mundo, que se sustenta en conocimientos que rompen con la tradición educativa sujeto-objeto de la racionalidad técnica instrumental.

Notas

3Este artículo presenta resultados de un proyecto de investigación financiado por el Fondo Nacional de Educación Ciencia y Tecnología (FONDECYT): "Tipificación de los métodos educativos mapuche: bases para una educación intercultural".

4El término kimche en la literatura se define como sabio, docto, conocedor de la cultura y sociedad mapuche (Augusta 1991; Erize 1960; Catrileo 1995). En nuestras investigaciones lo hemos definido como la persona que es capaz de guiar la formación de persona en el contexto familiar de las comunidades (Quilaqueo 2006).

5K1L: Kimche 1 Lipun; K2L: Kimche 2 Lipun; K3Q: Kimche 3 Quilquen; K4M: Kimche 4 Maquehue; K5M: Kimche 5 Maquehue; K6M: Kimche 6 Maquehue; K7R: Kimche 7 Ragintulewfu; K8C: Kimche 8 Cayaqui; K9C: Kimche 9 Cayaqui; y K10C: Kimche 10 Cayaqui.

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