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Papeles de trabajo - Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-Cultural

versión On-line ISSN 1852-4508

Pap. trab. - Cent. Estud. Interdiscip. Etnolingüíst. Antropol. Soc.  no.37 Rosario jun. 2019

 

  ARTÍCULOS ORIGINALES

Desde que lugar se para el investigador a la hora de llevar a cabo un estudio social

 

Sasha C. Cherñavsky1

1 FSOC-UBA
Sashacamila1@gmail.com

Fecha de recepción del artículo: Diciembre 2018
Fecha de evaluación: Abril 2019


Resumen

Este trabajo se llevó a cabo en el marco de interrogantes que se presentaron en el desarrollo de una beca Ubacyt estímulo sobre la comunidad Lma Iacia Qom de San Pedro. Por un lado las dificultades a la hora de comprender las voces silenciadas en dos niveles: la necesaria postura reflexiva del investigador y los dilemas de la representación de los subalternos. Asimismo desde qué lugar nos paramos en el rol de investigador y con qué herramientas. Observando el desplazamiento de ciertos métodos de investigación como la investigación de acción participativa.

Palabras clave: Reflexividad; Subalternidad; Representación; IAP; Eurocentrismo.

Abstract

This work was carried out in the frame of questions that presented in the development of a scholarship Ubacyt stimulus to themselves on the community Lma Iacia Qom of Saint Peter. On the one hand the difficulties at the time of comprising the voices silenced in two levels: the necessary reflective position of the investigator and the quandaries of the representation of the secondary ones; Also since we stop place in the investigator's roll and with what hardware. Observing the displacement of certain methods of investigation as the investigation of action participativa.

Key words: Reflexiveness; Subalternidad; Representation; IAP; Eurocentrism

Résumé 

Ce travail a été réalisé dans le cadre de questions présentées dans le  développement d’une bourse Ubacyt auprès de la communauté Lma Iacia Qom de San Pedro. D'une part, les difficultés à comprendre les voix non entendus à deux niveaux: la posture réflexive nécessaire d'un chercheur et les dilemmes de la représentation des subordonnés; Également depuis où nous prendre le rôle de chercheur et avec quels outils. Observer le déplacement de certaines méthodes de recherche, telles que la recherche-action participative. 

Mots-clés: Réflexivité; Subalternité; Représentation; IAP; Eurocentrisme.


 

Introducción

Este artículo consiste en exponer una serie de interrogantes y reflexiones que se me presentaron a través de la participación dentro de proyectos de investigación y extensión en un trabajo en conjunto con diversas comunidades indígenas en el marco de proyectos UBACYT y UBANEX perteneciente a la Sección Antropología Social del Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA) de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (FFYL- UBA).
En el seno de esta experiencia me vi obligada a replantearme desde qué lugar se para uno a la hora de investigar y/o escribir; con qué legitimidad nos basamos para intentar comprender, interpretar y representar las voces silenciadas y de qué forma. Este planteo surgió por el simple hecho que como estudiantes formamos parte de instituciones eurocéntricas como la universidad, entre otras instituciones/espacios académicos.
Por otro lado a lo largo de la cursada en la carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales se ha podido advertir una posible preferencia y estímulo por los proyectos de investigación clásicos quedando relegados en un segundo plano los proyectos de Investigación de Acción Participativa –tanto en el marco de la enseñanza como a la hora de llevarlos a cabo y financiarlos–  asimismo se puede observar ciertas dificultades y ventajas de la realización de este tipo de proyectos, siendo uno de los interrogantes hasta dónde se puede trabajar en conjunto con el grupo/comunidad y cuándo traspasa esa difusa línea entre los actores involucrados y el investigador, desembocando en un posible sesgo en el trabajo de investigación, es decir, una comprensión inducida y errónea de la problemática/ fenómeno.
En resumen el trabajo se despliega en tres apartados, en el primero se indaga la problemática del eurocentrismo en la perspectiva del investigador y la necesaria práctica reflexiva para evitar posibles sesgos a la hora de llevar a cabo un estudio; el segundo entramado se desarrolla la Investigación de Acción Participativa como otra alternativa de investigación y en el último entramado se expone la problemática del subalterno como tal.

El eurocentrismo como sesgo en la perspectiva del investigador/estudiante

Es interesante observar el importante rol que encaran las universidades latinoamericanas para afrontar las injusticias, desigualdades y opresiones sociales, dejando de lado la reflexión crítica sobre sus propios procesos de producción y reproducción de saberes, valores y técnicas, desembocando en una naturalización y cientifización de la cosmovisión eurocéntrica2, operando así, como instrumentos del colonialismo intelectual y perpetuando la dependencia. No obstante, lo más pertinente consiste en la reproducción de la perspectiva eurocéntrica en los ámbitos académicos –formación profesional, investigaciones, textos que circulan, revistas, espacios de revisión de posgrado, etc– culminando en la existencia de un “sonambulismo intelectual” y de esta manera se produce la paradoja de denunciar las consecuencias del capitalismo y a la vez legitimar académicamente los saberes y supuestos que sirven de sustento a este orden social (Lander, 2000).
Cabe aclarar que el eurocentrismo nos interpela a través de una colonialidad del saber, por el hecho de formar parte de un sistema-mundo capitalista, eurocentrado, patriarcal y colonial que nos interpela constantemente en la cotidianeidad. Asimismo esta colonialidad del saber se ejecuta en el seno de una colonialidad del poder como bien plantea Quijano –basado en una lectura de Foucault– puesto que al hablar de colonialidad del saber aludimos al ejercicio de una dominación epistemológica englobada en una hegemonía eurocéntrica de la manera de conocer3, dando por válido solo los conocimientos humanos producidos en una parte del planeta y negando aquellos producidos en las regiones de la herida colonial. De esta manera el eurocentrismo opera como un espejo que distorsiona la imagen reflejada producto de una fuerte internalización de los rasgos históricos europeos, contribuyendo a una parcialidad de la imagen y en esta operación no hay un forzamiento sino que te hacen creer en un libre accionar, y ahí es donde opera el poder como plantea Foucault.
En estos términos el poder no debe ser entendido como un sistema opresivo que somete desde la altura a los individuos castigados a través de prohibiciones, sino que actúa como un conjunto de relaciones imperceptibles que moldea el comportamiento de los sujetos a través de diversos mecanismos4. Asimismo en esto consiste la tragedia, la adaptación de esa imagen reflejada como nuestra y solo perteneciente a nosotros, conllevando a una negación de lo que somos e impidiendo identificar nuestros verdaderos problemas ni resolverlos. Por lo dicho, Quijano plantea que vivimos en una colonialidad del poder con el ejercicio de una colonialidad del saber.
Desde mi perspectiva, parece agravante esta interpelación y la posibilidad de una reproducción en nuestras escrituras y comprensiones de la realidad, por el hecho de ocupar una posición académica privilegiada con la potencialidad de una resistencia a esta interpelación a través de una mirada reflexiva. El principal peligro es malinterpretar o realizar una comprensión equivoca de la voz del subalterno por el sesgo eurocéntrico presente en nuestra perspectiva como investigadores/estudiantes. Cabe aclarar que al hacer referencia a una reflexividad se trata de ser críticos y conscientes de las relaciones de poder, las responsabilidades que supone hacer investigación y la forma en que se crea el conocimiento.
Por consiguiente, a través de esta postura se puede fortalecer e interrogar metodológicamente la validez y legitimidad de las interpretaciones con sus capacidades y limitaciones a la hora de representar al subalterno, al diferente –como se desarrollara más abajo– y también se requiere interrogarse sobre su propia posición, status y rol como investigador frente al proceso de investigación y de las relaciones que forja en el campo.
Con lo desarrollado se destacan algunos rasgos centrales de esta práctica metodológica:
.- El posicionamiento del “yo social” del investigador en y fuera de la investigación.
.- Dar cuenta y partir desde esa concientización sobre las relaciones de poder y diferencia social entre los actores involucrados y el investigador.
.- El dilema de la forma de comprender y representar al otro.

En resumen se destaca la necesidad de replantearse los sesgos presente en la perspectiva del propio investigador ya sea de índole eurocentrista como respecto de su posición social evitando posibles conflictos en el despliegue de la investigación como en la configuración del vínculo con los investigados. En otras palabras:

Tanto el investigador como los informantes pertenecen a mundos sociales diferentes, y la comunicación entre ellos siempre es problemática o, por lo menos, atravesado por suposiciones, preguntas y “desencuentros”. Por esta razón, examinar la reflexión del/a investigador/a coadyuva a evitar la aplicación de enfoques unilaterales por parte del/a investigador/a,, los cuales implican una imposición de los patrones interpretativos sobre lo que se investiga y, por lo tanto, una imposibilidad de interrogar las propias interpretaciones y supuestos en diálogo con lo que se ve, vivencia, escucha en el campo y con los diferentes tipos de contradicciones y dificultades de comunicación que caracterizan el trabajo de campo y la investigación cualitativa en general (Meo, 2009:10).

Con lo desarrollado, queda expuesta la necesidad de ser conscientes del espejo que busca y permite distorsionar nuestra perspectiva y es totalmente pertinente ante esta situación desarrollar una postura reflexiva, cuestionando constantemente las premisas dadas por naturales, intentando romper ese espejo puesto que siempre se producen fisuras en el poder por más que no se produzca una ruptura total. Por consiguiente la posibilidad de una resistencia a la colonialidad del saber consiste en no aceptar nada como definitivo, intocable o inmóvil diría Foucault, por lo tanto, se transforma en una práctica obligatoria analizar y conocer a través de la reflexión y el entendimiento y, siempre que se lleve a cabo una comprensión de la realidad será necesario realizar el ejercicio reflexivo de cuestionarse desde dónde nos paramos como investigadores a la hora de observar el objeto de estudio.

Hacia una breve conceptualización de la Investigación de Acción Participativa

Aparte de la problemática de la perspectiva sesgada del investigador que se puede contrarrestar con una postura reflexiva, se suman dos problemáticas más:
La complejidad de poder estudiar un tema sin una clara identificación de las verdaderas problemáticas como integrantes de un continente latinoamericano, implicando la intervención de otras variables y factores. En línea con lo dicho, autores como Quijano, integrante de los teóricos de la dependencia junto con Carri, Theotonio Dos Santos, Frank, entre otros; en su momento enfocó sus análisis en la problemática del subdesarrollo, siendo característico de nuestra situación como continente latinoamericano, o también mal denominado “tercermundista”.
Asimismo otra problemática que se presentó en esta experiencia fue la presencia de una predominancia de proyectos de investigación tradicionales por decirlo de alguna manera, siendo en menor medida conocidos los proyectos de Investigación de Acción Participativa, también denominados “proyectos de extensión”. Inclusive es curioso que a lo largo de la carrera en la licenciatura de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (FSOC-UBA), pude percatarme de la gran ausencia de este tipo de investigación en la currícula, siendo predominante la enseñanza de una investigación cualitativa a través de la etnografía, análisis de caso, biografía, relato de vida, entrevistas, Focus Group, teoría fundamentada, etc., dejando de lado o exponiendo superficialmente el desarrollo de la Investigación de Acción Participativa (IAP).
Desde mi perspectiva consiste en un trabajo de investigación y requiere una mayor postura reflexiva por la cercanía entre el investigador y el grupo o comunidad de trabajo implicando una delgada separación entre ambos actores, además del rol participativo por parte de los segundos volcados en un trabajo en conjunto. Esta práctica reflexiva es necesaria y obligatoria por parte del investigador siendo consciente de su postura, debido a la posibilidad de diversos conflictos que se pueden presentar: desde una ofensa a la confianza del sujeto sintiéndose traicionado como resultado de una difusa línea entre el investigador y el actor hasta un exceso de confianza en búsqueda de una retribución económica. Asimismo también se presentan ventajas en la realización de este tipo de investigación que parecieran ser específicos para el estudio de problemáticas en relación con comunidades/ grupos.
La Investigación de Acción Participativa (IAP) consiste en una propuesta metodológica con implicancias políticas que requiere una actitud comprometedora con la acción y por una metodología preocupada por solucionar los problemas concretos que afectan de manera especial a los sectores marginados.
La génesis de esta metodología, a través de un consenso, se ha ubicado como hito en el simposio mundial realizado en Cartagena en 1977. Asimismo ya se rastreaba débilmente en la década del `60 en un clima de auge de las luchas populares, de reformulación en el campo de las ciencias sociales en un contexto de gran decepción respecto de la investigación clásica por su ineptitud a la hora de resolver las problemáticas sociales.
Según Egg, este contexto se debe a una “sofisticación innecesaria de los métodos de investigación” (2003:21), conformando uno de los antecedentes al boom de esta práctica metodológica ubicada en la década del 70, producto de un marco de exigencia de una aplicación práctica de los conocimientos y funcional de la acción concreta para resolver los problemas sociales, además de una apropiación del saber por parte de las personas como vía para una autorrealización a nivel personal, grupal y comunitario. En resumen se produce un cambio fundamental de una década a la otra en relación a la finalidad de este método de investigación “ya no se trata sólo de participar para lograr el desarrollo, sino de participar para transformar y ser protagonista del cambio social” (Egg, 2003:19). Con lo dicho esta manera de hacer investigación está ligada a una concientización política con un compromiso por los problemas sociales.
Por consiguiente consiste en un procedimiento reflexivo con el objetivo de estudiar algún aspecto de la realidad con una finalidad práctica. Lo pertinente es la manera de llevarlo a cabo bajo la forma de intervención siendo el real propósito la acción como también una fuente de conocimiento. De esta manera la característica central de este procedimiento es la particular relación entre los sujetos involucrados y el investigador, la cual, persiste una gran participación en conjunto de ambos actores, es decir, consiste en:

Una actividad en cuyo proceso están involucrados tanto los investigadores como las personas destinatarias del programa, que ya no son considerados como simples objetos de investigación, sino como sujetos activos que contribuyen a conocer y transformar la realidad en la que están implicados (Egg, 2003:32).

No obstante, predomina aunque difusa, una línea divisoria entre los sujetos involucrados y el investigador enmarcadas siempre en relaciones de poder, por ende es innegable aludir a una ausencia de esta división. Por otro lado, se destaca la finalidad presente de conocer e intervenir con la participación de la gente involucrada desde sus respectivas posiciones (los sujetos como actores involucrados y el investigador desde su rol) bajo la forma de un intercambio de saberes.
Con lo dicho se produce una sistematización de las experiencias populares y se les retribuye ese conocimiento, produciéndose una restitución de saberes generando nuevos conocimientos y suscita así nuevas perspectivas, permitiendo una lectura más crítica de la realidad tanto para los sujetos involucrados como para el investigador.
Por consiguiente se produce una democracia y socialización del saber a través de una transferencia de conocimiento, generándose un “poder popular” en relación a aquello de “conocer es poder” puesto que los sectores populares van adquiriendo dominio y comprensión de los procesos y fenómenos en los cuales están insertos y de la significación de los problemas.
En resumen la IAP presupone un proyecto político e interventor y un modelo de sociedad democrático y participativo. Por otro lado la intencionalidad de los proyectos de esta índole se orienta a un comprender y accionar transformador de manera más eficaz sobre una parte de la realidad, y por último persiste una estrecha combinación entre la investigación y la práctica, entre el proceso de investigación y la acción interventora, iluminadas por la teoría y llevado a cabo con la participación de los involucrados. En síntesis queda evidenciado una interesante relación entre el investigador con su aporte teórico y metodológico con la gente involucrada que contribuye con sus vivencias, experiencias y conocimientos existenciales de sus propias realidades, y en función de lo dicho es necesario una perspectiva no neutral en términos valorativa, ideológica y política por parte del investigador frente a la realidad que estudia y frente a los involucrados en la problemática, por lo tanto requiere una postura más reflexiva que la demandada en las investigaciones más tradicionales.
Por último este tipo de investigación se aplica a escala micro-social, siendo más adecuado los estudios clásicos para el análisis macro social.

¿Cómo puede hacerse escuchar el subalterno?

Por otro lado, otro interrogante presentado en el marco de esta experiencia fue cómo interpretamos la voz de los grupos subalternos, puesto que si les otorgamos voz a través de la nuestra, ¿Quién sería el que realmente está hablando?, ya que la condición del subalterno consiste en ser grupos oprimidos silenciados estructuralmente en el seno de una lógica histórica capitalista, cuya identidad es la diferencia y su principal característica se basa en la imposibilidad de poder hablar por sí mismo, por lo tanto si hablan a través de nosotros, ¿Dejarían de ser subalternos?
Foucault plantea que no pueden hablar por el simple hecho de ser dominados, son los vencidos y la historia es la de los vencedores, de esta manera, a los primeros les quitaron la palabra y fueron forzados al silencio por todos los sistemas de dominación y explotación.
Ahora bien la respuesta al interrogante por qué no pueden hablar, consiste en el hecho que no lo realizarían con su lengua como consecuencia de la imposición de una lengua extranjera. Por lo tanto no son mudos, sino dominados y se los ha marcados con cicatrices y huellas en su pensamiento y actitud a través de la imposición de la lengua y de ciertos conceptos producto de la opresión que son sometidos los subalternos constantemente.
Inclusive al leer estas líneas, se podría pensar que es una cuestión del pasado pero en realidad es una problemática muy presente actualmente, específicamente a través de mi experiencia con comunidades indígenas, se observa la imposición del aprendizaje de la lengua castellana para poder insertarse en la vida cotidiana y las dificultades que se les presentan, produciéndose una serie de consecuencias como por ejemplo:  el aislamiento de la sociedad, la deserción de los chicos Qom de la escuela por las burlas de sus compañeros ante las dificultades del habla del idioma castellano, el desvanecimiento de su lenguaje originario para poder mejorar el aprendizaje y habla del idioma impuesto, etc. Al fin y al cabo conlleva muchas veces a una negación o pérdida de su identidad cultural indígena o a una condición de iletrados por parte de los indígenas –no saber escribir o leer– y es en este contexto, se comprende la implementación del proyecto de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) de forma autogestiva, con pocos recursos y de manera localizada, específicamente, en la Comunidad Lma Iacia Qom de San Pedro se lleva a cabo en veintidós escuelas y dicho de pase todos los integrantes de esta comunidad están escolarizados.
En la misma línea de lo dicho por Foucault, Spivak también coincide en el silenciamiento característicos de los grupos subalternos, pero no hace hincapié en el hecho de no poder hablar, sino que físicamente pueden hablar pero no logran producir un diálogo debido a que no hay quien los oiga del otro lado. En este sentido, Spivak, plantea la imposibilidad de hablar del subalterno por el hecho de que son ignorados, sin una posición discursiva en la cual puedan mantener una ida y vuelta en términos de un diálogo. De esta manera se asocia al sujeto subalterno con el imaginario del silencio más que con el habla, siendo un “espacio blanco entre las palabras” (Spivak, 2003:298), por lo tanto no hay que olvidar que esa voz existe y habla pero no hay quien la oiga.
De esta manera se vuelve reiterativo la necesaria postura reflexiva por parte del intelectual ante esta situación, en la cual, no debe hablar por el subalterno, sino ayudar a que pueda ser oído, visibilizar este silenciamiento impuesto estructuralmente y no caer en los posibles peligros como bien describe Spivak  “Los peligros del trabajo intelectual que actúa  consciente o inconscientemente, a favor de la dominación del subalterno manteniendo en silencio sin darle un espacio o una posición desde la que pueda hablar” (2003:299).
La idea de visibilizar el silencio y no hablar por ellos, se lo puede analizar en los términos planteado por Gatti cuando alude a las complejidades de la representación de experiencias límites a través de su análisis sobre la figura del desaparecido/detenido, partiendo de la premisa que la génesis de la representación es lo indecible, exponiendo que solo se puede representar lo irrepresentable sin clausurarlo, es decir, a través de la categoría de “vacío”. En resumen plantea una representación indirecta y lo interesante de su análisis, es que no busca otorgarle sentido a ese vacío –existencia de cosas que rehúyen del sentido, una no-imagen, un sinsentido– puesto que si se resuelven las tensiones que rodea a esta figura –cabe aclarar que para este autor se trata del desaparecido, pero en este caso se intenta analizar desde esta lógica los problemas de representatividad en el caso de los subalternos– las características que la distinguen dejarían de ser lo que son y de esta manera, diría Gatti, visibilizar lo que no se puede ver, solo lo convertirá en otra cosa. De esta manera, los dilemas que se presentan a la hora de la irrepresentabilidad de los subalternos, se podría acceder de manera indirecta, a través de los síntomas que deja la realidad visible, teniendo en cuenta las tensiones que se producen.
De esta manera si ellos no pueden hablar a través de sus palabras o no pueden ser escuchados, es necesario ayudarlos a ser escuchados y en el peor de los casos, llevar a cabo una representación a través de nuestra voz en base a sus testimonios, teniendo siempre una postura autocrítica del lugar que se ocupa en la sociedad, más allá que hablar por el subalterno implica reforzar la subalternidad y la opresión sobre ellos. No obstante mientras sigan en su condición de subalternidad es mejor que puedan hablar y ser escuchados a través de nosotros a que sigan en un silenciamiento impuesto de sus problemáticas, vivencias y experiencias. Mismo Gatti cuando se interroga como acceder a una representación indirecta expone la necesidad del testimonio, ya que este vacío produce un quiebre lingüístico, puesto que no se puede hablar de lengua ya que es indecible y por ende, el testimonio para este autor, se ubica en la tensión entre los hechos y la representación cuando es imposible, es decir, irrepresentable, de esta manera el testimonio permite otorgar palabras al vacío en el marco de una catástrofe lingüística expresado en un hueco en la capacidad de hablar y de contar.
Retomando el análisis, hasta aquí se responde que los grupos subalternos para ser escuchados y poder hablar necesitan de la voz de otro y no por eso abandonarían la condición de subalternidad, ya que dejarían de serlo si pudieran hablar por ellos mismos en términos de Foucault o si pudieran ser escuchados y entablar un diálogo como diría Spivak.
El comienzo de este apartado comenzó con una pregunta muy realizada dentro de los estudios subalternos que consiste en sí el sujeto subalterno dejaba de serlo por hablar a través de las voces de otros, no obstante en el desarrollo de encontrar una respuesta a este interrogante, se produjo otra pregunta para reflexionar: cómo puede el subalterno abandonar la condición de subalternidad, cómo eliminarla, es decir, cómo romper esa lógica binaria que ubica al diferente en los márgenes de una supuesta normalidad, siendo categorizado como un abyecto. Cabe aclarar que es un concepto –y asimismo una categoría peyorativa utilizada para controlarlos– que utiliza Butler (1990) para referirse a quien no logra identificarse con las representaciones de la matriz cultural heterosexual, dictando qué géneros son inteligibles y cuáles no, indicando quien podrá ser reconocido como sujeto y quien no, produciéndose consecuentemente un impedimento en la legitimación social por parte de sus pares, impactando negativamente en la formación de la identidad.
A mi entender esta lógica excluyente desplegada a través de este concepto, no es un monopolio exclusivo de la heterosexualidad, siendo posible utilizarlo para referirse a todos los sujetos que desafían las concepciones de la matriz colonial, patriarcal y binaria que ubica a través de diversos mecanismos al diferente en los márgenes de la sociedad.
Por consiguiente se debe pensar en  términos de una batalla cultural, política, económica y social a través de una reconfiguración cultural que abolicione el encasillamiento de las identidades regida por una dicotomía entre lo normal y lo diferente/ “anormal” por parte de una matriz cultural que mantiene así el control de los sujetos y la exclusión de los subalternos, quienes casualmente desafían con sus demandas a los sectores dominantes también denominados los vencedores que narran la historia “oficial”.

Notas

2 Es el término aludido a una perspectiva de conocimiento cuya elaboración sistemática comenzó en Europa Occidental antes de mediado del siglo XVII y se constituye en relación a la secularización burguesa del pensamiento europeo.

3 Un ejemplo concreto es la utilización de la categoría “pueblos originarios” para referirse a los indígenas, siendo una categoría analítica y no nativa ya que ellos mismos plantean su nula identificación con esta categoría.

4 Uno de los instrumentos disciplinarios del poder son los espacios educativos y esto se puede ver plasmado históricamente en la fundación del Estado-Nación en 1880 a través de la educación patriótica, en la cual, se moldeó a los sujetos en base a una determinada argentinidad que necesitaba el país en función de su ingreso al mercado capitalista mundial.

Bibliografía

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