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Papeles de trabajo - Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-Cultural

versión On-line ISSN 1852-4508

Pap. trab. - Cent. Estud. Interdiscip. Etnolingüíst. Antropol. Soc.  no.44 Rosario dic. 2022  Epub 04-Ene-2023

 

Artículo

ESTRATEGIAS DE REPRODUCCIÓN SOCIAL, FORMAS DE OBTENCIÓN DE RECURSOS Y CARACTERÍSTICAS DEL (DES) EMPLEO EN CÓRDOBA. UN ESTUDIO DE CASO: CIUDAD VILLA RETIRO A COMIENZOS DE SIGLO XXI

Guillermo  BARRERA1 

1 Doctor en Antropología (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.2021), Profesor en Historia (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. 2007). Integrante de proyecto de investigación “Movilizaciones indígenas y de pequeños productores criollos: conflictividad territorial, transformaciones regionales, trayectorias sociohistóricas y reconfiguraciones étnico - identitarias” radicado en el Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.. Miembro investigador del programa “Estudios histórico-antropológicos sobre dinámicas territoriales en Córdoba” CIECS - CONICET/UNC. lahistoriadeguillermo@gmail.com

Resumen

Este trabajo indaga sobre las variadas prácticas que tienen los vecinos de la Ciudad Villa Retiro para gestionar su economía y su quehacer social. Analizamos acerca de los procesos de relocalización y la continuidad o no de diversas formas de reciprocidad. Examinamos la creatividad imaginativa para la obtención de recursos materiales a partir de la posesión de capitales sociales, económicos y culturales. Finalmente, demostramos al Estado como agente oferente de recursos materiales, y en este sentido las modalidades que adquieren las vinculaciones entre actores sociales y Estado.

Palabras clave: Mecanismos reproducción social; Estado; Marginalidad social; Economía popular; Procesos de relocalización.

Résumé

Ce travailétudie les pratiquesvariées que les résidents de la ville de Villa Retiro ontpourgérerleuréconomie et leurtravail social. Nous analysons les processus de relocalisation et la continuitéou non des différentes formes de réciprocité.Nous examinons la créativité imaginative pourobtenir des ressourcesmatérielles de la possession de capital social, économique et culturel. Enfin, nousdémontronsl’État en tantqu’agentoffrant des ressourcesmatérielles, et en ce sens les modalitésacquises par les liens entre les acteurssociaux et l’État.

Mots-clés: Mécanismes de reproductionsociale; État; Marginalitésociale; économiepopulaire; Processus de relocalisation.

Abstract

This work investigates the varied practices that the residents of the Villa Retiro City have to manage their economy and their social work. We analyze about the processes of relocation and the continuity or not of various forms of reciprocity. We examine imaginative creativity for obtaining material resources from the possession of social, economic and cultural capital. Finally, we demonstrate the State as an agent offering material resources, and in this sense the modalities acquired by the links between social actors and the State.

Keywords: Social reproduction mechanisms; State; Social marginality; popular economy; Relocation processes.

Introducción

Este trabajo es fruto de más de tres años de trabajo de campo (desde fines de 2013 hasta principios de 2016), como parte de nuestra investigación doctoral. Durante dicho proceso se obtuvieron los datos y reseñas del lugar de investigación: la ubicación espacial, estructura poblacional, disposición edilicia, fecha de inauguración, sitios de procedencia de las familias y otros datos empíricos. También se estudió la creación del programa “Mi Casa Mi Vida”, datos estadísticos, mapas, planos de viviendas, contratos de posesión, servicios públicos e instituciones públicas que operan en las Ciudades-Barrios. En este sentido, nuestro acercamiento al objeto de estudio se produjo partir de un sostenido y sistemático trabajo de campo (de aproximadamente tres años de duración), a partir del cual se intenta dar cuenta de la articulación que se produce entre los sujetos que vivencian situaciones de pobreza y el contexto socio-barrial, en tanto este último se constituye como un condicionante dinámico de las interacciones presentes en dichos lugares. En este caso, el enfoque etnográfico nos posibilitó el adentramiento a la comprensión de los procesos que en Córdoba encarnan y (re)generan formas de marginalidad urbana. En este sentido resultó indispensable socializar con el grupo para finalmente “conseguir captar el punto de vista del indígena, su posición ante la vida, comprender su visión de su mundo” (Malinowski, 1975:41).

La Ciudad-Barrio elegida es “Villa Retiro” por dos razones fundamentales. La primera es que al momento de la investigación este barrio contaba con 264 viviendas, tamaño numérico que me permitía un abordaje de mayor profundidad. La segunda, es que conocía a algunas alumnas de la escuela secundaria de adultos en donde me desempeñaba como coordinador que vivían allí. Y tal situación me permitió una puerta de ingreso y acercamiento a los vecinos del barrio. Así, los 3 años de trabajo de campo me dejaron conocer la vida cotidiana, en líneas generales, de las personas que habitan esta Ciudad-Barrio. Sin embargo, todos los nombres propios han sido cambiados para proteger la identidad de mis informantes, y las citas de los protagonistas fueron transcriptas tal cual ellos lo han expresado con la intención de respetar su discurso y no modificar su sentido.

Por último, es preciso aclarar que la aproximación desde una perspectiva micro sociológica a la problemática de la pobreza nos ofrece otra herramienta o insumo para el estudio de la complejidad social, pero ello no implica que nuestro análisis revista un posicionamiento micro, puesto que se realizó un análisis de forma relacional, articulando lo local, lo regional, con el nivel nacional. Por ello, parece correcto pensar los grupos relegados socialmente (la pobreza y la exclusión en general), en función de las realidades sociales que los atraviesan, y a partir las políticas estatales emprendidas desde los distintos poderes públicos teniendo en cuenta que los “mecanismos genéricos” que producen la pobreza, así como las “formas específicas” que reviste, “se vuelven plenamente inteligibles cuando uno se toma el trabajo de ubicarlas en la matriz histórica -característica de cada sociedad en una época dada- de las relaciones entre las clases, el Estado y el espacio” (Wacquant, 2007:14).

Este artículo está dedicado a la economía de los habitantes de La Ciudad Villa Retiro2. Abordamos las estrategias de reproducción social3 y formas alternativas de obtención de los recursos y la complementariedad con otras prácticas para la sobrevivencia. Para ello, en un primer momento analizamos las nuevas tramas sociales de comienzos del siglo XXI y estudiamos las situaciones de pobreza en diferentes contextos. Se observa, a nuestro criterio, que la marginalidad ha adquirido nuevas máscaras y modalidades; éstas deben ser permanentemente revisadas si deseamos realizar aportes significativos y justos, tanto en el campo de los estudios sociales, como para comprender a aquellos que soportan la pobreza a diario. En este capítulo describimos y analizamos las diferentes formas económicas de los sectores que habitan la pobreza mediante el escudriño de sus prácticas tendientes a la obtención de recursos, formas de empleo y diversos capitales puestos en juego por los agentes involucrados (Lomnitz, 2011 y Gutiérrez 2005).

Las estrategias de obtención de recursos de los pobres pueden ser múltiples y dependen en general de aquello que Richard Sennett (2010) llama flexibilidad, una capacidad que desarrollan los agentes sociales que les permite adaptarse a los permanentes cambios y requerimientos de las estructuras económicas y productivas del sistema capitalista4. Analizamos las estrategias de personas que, en general, están fuera de los mercados convencionales de empleo, que cuentan con capitales culturales exiguos y pertenecen a una segunda y tercera generación de desempleados crónicos. No obstante, lo cual, se desenvuelven, se las arreglan para sobreponerse a condiciones socio-económicas difíciles y, en algunos casos, extremas.

De esta forma, lo que denominamos como “capacidad flexible” es una destreza que adquieren los sujetos para enfrentar las adversidades de un sistema económico que estructuralmente deja a estos grupos sociales sino fuera de este sistema, en sus bordes (Sennett, 2010), considerándolos despojos sociales. Por esto, nuestro objetivo:

No es exonerar la naturaleza de figuras sociales deshonradas y grupos desposeídos mediante la documentación. Antes bien, es escudriñar los mecanismos y significados sociales que gobiernan sus prácticas, dan fundamento a su moral (si de eso se tratase) y explican sus estrategias y vericuetos, tal como habría de hacerse respecto de cualquier categoría social alta o baja, noble o innoble (Wacquant, 2010:7).

Tal como afirma este autor, no se trata de juzgar las prácticas y los comportamientos sociales de los vecinos pobres de La Ciudad5. Lo que nos interesa es presentar cuáles son sus estrategias de reproducción social en su contexto donde, a pesar de la adversidad, son poseedores de atributos que les permiten desplegar destrezas, obtener recursos de varias fuentes, siempre diferentes.

Para el análisis de la economía de los vecinos de Villa Retiro hemos entrecruzado datos estadísticos de diversas agencias oficiales y nuestro registro de campo.

La estructura laboral de los habitantes de La Ciudad, en primer lugar, presenta cierta complejidad y diversidad. Esto dificulta el análisis, en tanto, no existen estadísticas oficiales cuyo carácter sea sistemático y acabado. De manera conjunta con el equipo de salud del dispensario comenzamos un relevamiento de los hogares de La Ciudad, por falta de recursos humanos, técnicos y económicos no se logró relevar en 100% de los domicilios. Aun así, relevamos el 60% de los hogares y, ello constituyó una herramienta etnográfica valiosísima para el presente artículo. Asimismo, decidimos trabajar con relevamientos oficiales del Estado Nacional y de la provincia de Córdoba que contienen variables analíticas divergentes. Situación que permite, mediante el entrecruzamiento de datos, enriquecer las perspectivas analíticas. Dichos informes pertenecen a la SeNAF (Secretaría de Niñes, Adolescencia y Familia) de la Provincia de Córdoba y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC). A partir de los datos oficiales disponibles y de nuestro registro etnográfico, abordamos cinco variables de análisis:

la situación de empleo o desempleo;

el tipo de empleo, cuando lo hay (fijo o temporal/ formal o informal);

el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) de las familias,

el nivel de estudios alcanzados (capital cultural);

En relación con lo antes dicho, observamos que el status económico de los vecinos de La Ciudad se constituye con fragmentos de trabajo. Es decir, la construcción identitaria de trabajadores, a partir de un empleo permanente, es algo ajeno a ellos, debido a que transitan una experiencia episódica y fragmentaria en la cuestión laboral. Tal situación, a su vez, se traslada a la asunción de una manera de vida flexible, donde comienzan a desplegar diversas estrategias para la consecución de recursos que les ayuden a enfrentar la pobreza y la adversidad cotidiana (Sennett, 2010).

Sin dudas, habitan un contexto incómodo que está lleno de desesperanza y de estancamiento en la pobreza. Una vida de sufrimientos, en la mayoría de los casos. El fiel reflejo de aquello que Richard Sennett (2010) denomina como la corrosión del carácter, en tanto, el carácter de los agentes depende de su(s) relación(es) con el mundo y tiene una temporalidad duradera. Los grupos sumidos en la pobreza asumen imágenes de un futuro poco promisorio, produciéndose una profunda desazón entre quienes experimentan una permanente caída de su posición social y de su vida personal. En efecto, quienes habitan su cotidianidad en estos contentos experimentan “una corrosión de su carácter” (Sennett, 2010:15), ya que el mismo depende de rasgos personales que valoramos en nosotros y por los que queremos ser recordados. Y la experiencia de la vida en estos barrios suele ser conflictiva, en tanto no es fácil conseguir satisfacer las necesidades básicas mientras que la sociedad de mercado demanda cambios permanentes: profesionalización, nuevos o renovados bienes de consumo, todo lo cual produce efectos distorsivos en las mentalidades de los agentes sociales que no alcanzan a encontrar principios de solución a su situación de pobreza estructural.

Dado este contexto, una de las cuestiones que resulta paradojal es que, la mayoría de las veces, los vecinos de La Ciudad sienten falta de apego a su empleo y como consecuencia de la mala remuneración y las pésimas condiciones trabajo, terminan cambiando permanentemente de empleador y de rubros laborales, aun cuando la situación económica del grupo doméstico sea por demás complicada. En estas circunstancias se comprende que los agentes que transitan en las economías subalternas, asumen una postura flexible, donde la libertad en la cotidianidad, debido a la falta de un empleo que organice rígidamente el tiempo social, les permites encontrar principios de solución frente a determinadas problemáticas. Por ejemplo, los varones, en su mayoría, cuando pierden o dejan su trabajo como albañiles se convierten en expertos vendedores ambulantes.

Tal experiencia de la flexibilidad trae aparejada, como observamos anteriormente, múltiples consecuencias en la vida material y en la subjetividad de estos vecinos. La experiencia del desapego se ha transformado en un continuum, lo que redunda en la permanencia en un estado de cosas que se presenta como natural, pero que decididamente afecta la personalidad de los más humildes provocando resignación, desesperanza en su vida cotidiana: “Qué le vamos a hacer, ¡no queda otra! Tengo que trabajar vendiendo esas plantas, solo tengo la pensión de mi esposa y la mía, pero con eso solo no alcanza, gastamos un montón en remedios y a veces el Pami no los cubre” (Marcos, un vecino de La Ciudad que trabaja vendiendo plantines).

La experiencia de la mayoría de los habitantes de su barriada esta signada por “no llegar nunca a ninguna parte”; “volver a empezar siempre de cero”. Sin embargo, la sentencia “la flexibilidad es sinónimo de juventud; la rigidez es sinónimo de vejez” resulta inexacta frente a las experiencias y expectativas de los jóvenes en Villa Retiro. Durante el trabajo de campo, indagamos a los jóvenes acerca de qué harían al finalizar sus estudios, la mayoría respondió: que deseaban ingresar a la policía, ser maestras jardineras o enfermeras. Estudios o trabajos bastantes cercanos a su realidad socio-cultural pero con un atisbo de sueños hacia el ascenso social y seguridad laboral. Otro joven nos manifestó que deseaba ser abogado, sin embargo, en ningún caso estaba dentro de sus deseos conseguir un empleo de albañil, pintor u otro tipo de labores que conocen bastante bien por sus experiencias familiares y barriales.

Particularmente, los jóvenes apuestan por trabajos que les brinden permanencia y la posibilidad de planificar su futuro. El riesgo emprendedor no está en sus planes, para ellos la prosperidad no está vinculada a la autodisciplina, en tanto saben que la creación de sí mismos, de sus familias, se basa en el vivir a riesgo. Es decir, conocen que sus condiciones materiales de vida son producto de una permanente inestabilidad laboral intergeneracional y que esto implica la inexorable continuidad en la pobreza. No es entonces ilógica la utopía de un empleo permanente, bien remunerado, con horarios razonables, vacaciones pagas y la posibilidad de un servicio de salud confortable.

En muchas experiencias que hemos conocido en La Ciudad, el fracaso resulta una constante, el no estructurar una vida personal socialmente digna, “no saber vivir sino meramente existir”, de acuerdo al razonamiento de Sennett (2010:19). En verdad, el trabajo genera sentido a la vida en la medida que posibilita acceso a mejores recursos en aspectos materiales, culturales y sociales. Pero, ¿cuál es la importancia atribuida al trabajo por las personas que habitan en esta barriada vulnerable de Córdoba?

El relevamiento de campo muestra que los vecinos de La Ciudad consideran al trabajo provisto de una significación positiva, cuyo objetivo es el de garantizar la reproducción social, individual y colectiva. El trabajo representa la posibilidad de garantizar la reproducción del grupo familiar y eso resulta liberador en la medida que permite mitigar las angustias diarias de la pobreza crónica y el desempleo. En otras palabras, la comprensión de sus condiciones materiales y sociales redunda en una dotación de sentido hacia el trabajo por parte de los agentes que vivencian profundas situaciones de pobreza. Vale aclarar que no hablamos de un determinismo material, sino más bien de un pensamiento racionalizado a partir de las historias en la pobreza de las cuales solo es posible salir a partir de una remuneración suficiente y permanente. Quizá esta es la manera en que los vecinos intentan alcanzar aquello que Arendt denomina como “homo faber, en tanto “hombres y mujeres que hacen otro trabajo, que producen vida en común” (Arendt, 2003:109), distinto del “animal laborans”, que se podría vincular al trabajo precario, a la changa, donde el trabajo es un fin en sí mismo y no un andamiaje para la reproducción de la vida social. Dicho esto, a continuación, vamos a indagar cuales son las formas de empleo bajo las que se inscriben los habitantes de Villa Retiro, y qué otro tipo de labores desarrollan como forma de consecución de recursos.

En relación a la existencia de empleo formal o informal entre los pobladores de La Ciudad, se observa que solo cuentan con trabajo formal el 10% de las unidades

domésticas6, de un total de 30 que se logró relevar. Con todas esas familias hemos tenido contacto fluido y, en el transcurso de los años de permanencia en el campo, hemos llegado a conocer sus vidas cotidianas, sus alegrías y sus frustraciones del trajinar diario en búsqueda de obtención de recursos. Así, únicamente el yerno de Sara que trabaja de taxista, Martín que es el portero de la escuela y la madre de Carlos que trabaja en una dependencia provincial, logran permanecer en el sistema formal de empleo. El resto de los integrantes de las unidades domésticas con las cuales nos vinculamos trabaja de manera informal. Generalmente, solo un integrante de la unidad doméstica logra conseguir un empleo formal, sin embargo, éste suele durar poco tiempo. Esto evidencia que una porción importante de la población de La Ciudad presenta una situación pendular con relación al empleo formal. Dicho en otras palabras, muchas personas logran acceder a un empleo formal, pero les es sumamente dificultoso conservarlo. Por ejemplo, Lila es enfermera y consiguió un puesto en una clínica privada, pero luego del periodo de prueba, como no contaba con el título, la dejaron cesante.

La gran mayoría de los hogares cuentan con empleos o actividades económicas variables. El cuñado de Nina trabajó durante tiempo en una empresa de limpieza por dos años, luego la compañía quebró y quedó sin empleo. Durante ese periodo, y gracias a figurar como trabajador registrado, pudo obtener una tarjeta de crédito, un bien muy prestigioso para estas familias dado que la gran mayoría no cuenta con acceso a este tipo de forma de financiación. Quienes accedieron a una tarjeta de crédito por lo general, la tienen ya desde hace algunos años cuando contaban con un empleo formal. Otros accedieron por ser pensionados o jubilados.

Empleo, capitales, recursos y estrategias en La Cuidad

La inmensa mayoría de los pobladores de La Ciudad durante la edad económicamente activa7 consigue empleos bajo condiciones informales: venta de plantas y flores; albañilería; cartonería y recolección de desechos urbanos; cuidados de personas minusválidas; jardinería; venta ambulante; empleos en casas de familia; entre otros.

Solo una pequeña parte ingresa al sistema formal como obrero de la industria de la construcción, empleado de empresas de seguridad o empresas de limpieza o empleado de alguna fuerza de seguridad estatal. También pueden encontrar trabajo en comercios como panaderías y, en el mejor de los casos, abrir ellos mismos un pequeño almacén o verdulería en la barriada.

Aquí surgen algunas distinciones que es válido que realicemos. Quienes se emplean como trabajadoras domésticas y aquellos que lo hacen como albañiles, ingresan y egresan permanentemente de sistema formal. Mirta actualmente está ocupada en un empleo formal, pero estuvo anteriormente trabajando casi dos años en negro. Cecilia cuida a una mujer con demencia senil y convino con los hijos de la señora permanecer como empleada informal para poder conseguir el empleo.

La mayoría de los hombres se emplea en el rubro de la construcción y son trabajadores que cuentan con una amplia gama de recursos materiales, culturales y sociales. El capital social se cristaliza en contactos y red de relaciones, mientras que el capital cultural en conocimientos adquiridos y acumulados y el capital económico está representado por herramientas necesarias para la labor: palas, cucharas, baldes, mezcladoras, tarrajas, llaves tubo, etc. Incluso muchos tienen vehículo propio. Un ejemplo de quienes ocupan una posición privilegiada en torno a dicha actividad en el barrio son el esposo de Rita y Juan, padre de Tacazo. Oscar, esposo de Rita, cuenta con una amoladora, mezcladora, palas, herramientas costosas como, por ejemplo, las utilizadas para el sellado de caños por termofusión y un vehículo propio. Por su parte, el padre de Tacazo no tiene vehículo, pero sí tiene una mezcladora, palas, algunas herramientas y cuenta con red consolidada de contactos laborales. En una situación diferente se encuentran quienes cuentan con algunos mínimos capitales materiales y socio-culturales, como el hijo de Sara o el cuñado de Nina que poseen vínculos sociales bastantes consolidados con personas que le facilitan la consecución de empleos. En sintonía con estos vecinos, encontramos aquellos que sólo cuentan con un mínimo capital social, pero están comenzando a adquirir experiencia en el rubro, tal es el caso de Rogery Nic que solo tienen alguna persona que les consigue algún trabajo ocasional. En relación con los trabajos de construcción en la barriada encontramos a quienes están en total desposesión de todo capital y deben peregrinar en la búsqueda de contactos para ser contratados. Tal es el caso de Jorge que, durante meses, peregrina por conseguir empleo y, a pesar de que consigue trabajo, este es solo por un tiempo, luego debe volver al ruedo “siempre estoy así, buscando hacer alguna changa” nos comentó en una mañana de abril mientras compartíamos mates en su domicilio.

Al igual que quienes se emplean en el rubro de construcción, el resto de los pobladores económicamente activos de La Ciudad intentan acumular estos tres tipos de capitales para obtener mejores ingresos y empleos. Entre las personas que se dedican a la venta ambulante, quienes poseen diversidad de capitales están en una posición de privilegio respecto de quienes no logran poseer los tres tipos de capital. Así, por ejemplo, Marcos tiene una pensión por invalidez y complementa sus ingresos dedicándose a la venta de cactus en los colectivos hace ya más de 5 años. Su esposa, Susana, produce las plantas y con los recursos económicos acumulados compran las pequeñas macetas para terminar

de armar el producto. Marcos conoce el oficio y sabe cuáles recorridos de ómnibus elegir más fructíferos para la venta. Ha logrado tejer relaciones con los choferes que le permiten desarrollar su actividad, lo que representa un alto capital social y tanto él como su compañera cuentan con aceitado mecanismo para maniobrar en esta actividad.

No obstante, la situación anterior, dentro del mismo rubro, es diferente respecto a la experiencia de los jóvenes que se dedican a la venta de plantines. La gran mayoría cuenta con un capital social consolidado, esto es la relación con los dueños de los viveros que les venden a buen precio los productos. También la financiación del pago y entrega gratis hasta que realicen un día o dos de ventas entre otros beneficios. Sin embargo, El fiado de plantines solo lo consiguen aquellos que están “limpios”8 porque, tal como lo expresó Paco, un joven vendedor del rubro “no se arriesgan con todos”, debido a que en ocasiones no cumplen con la promesa de pagar a tiempo. Así, por ejemplo, una tarde que plantábamos árboles en la plaza del barrio conocimos a Paco, un joven vendedor del rubro que comentó: “esto de los plantines es importante para mí porque me ayuda a no robar”. De todos modos, nos confesó que cuando no conseguía que su madre le preste algo de dinero para comprarlos, recurría a ratear.

El caso de Paco y los otros mencionados aquí ponen de relieve la diversidad de situaciones existentes en el barrio, pero, especialmente, evidencian las dificultades económicas que atraviesan quienes habitan las economías subalternas, en tanto la escasa obtención de capitales repercute en su reproducción social.

Según el informe de la SeNAF del año 2006, el 50% de la población de la Ciudad Villa Retiro estaba desempleada, mientras que el 50% de las personas que tenía empleo se caracterizaba por una marcada precarización laboral. En tanto, un 30% poseía un empleo fijo, mientras el trabajo temporario trepaba al 51% y el restante 19% accedía al empleo conocido como changas. En otras palabras, durante el año 2006 la situación laboral era realmente extrema y preocupante en La Ciudad.

Finalmente, haremos mención a una de las formas más comunes de lograr ingresos en La Ciudad, la actividad comercial informal. La mayoría de los vecinos que cuenta con mínimo de capital monta un negocio en su propia casa. A continuación, detallamos un relevamiento realizado durante el mes de diciembre de 2014, sobre la cantidad y la tipología de comercios existentes en cada manzana del barrio9:

Cuadro nº1 Fuente: elaboración propia en base a un relevamiento realizado por el autor en el año 2014. 

Es preciso realizar dos aclaraciones antes de analizar el relevamiento. Primero, que las manzanas 1 y 2 son espacios verdes, mientras que las manzanas 9 y 14 son ocupadas por las instituciones educativas y el centro de salud, respectivamente. Segundo, que existen negocios de venta estacional como venta de pirotecnia en las fiestas de fin de año, juguitos congelados y helados durante el verano, huevos de pascua, locro y empanadas, durante las fechas especiales. Todas estas actividades, indudablemente, generan un ingreso adicional nada desdeñable.

Imagen nº1 En la imagen se observa que ambas casas esquinas tienen sus ventanas con publicidades de venta de bebidas gaseosas. Es decir, se observan dos kioscos separados por unos metros de distancia. 

Fuente: archivo personal del autor. Año 2014.

Los negocios de almacén varían de uno a otro en su estructura, en lo que hace a los productos que ofrecen. Los recursos para montar estos emprendimientos son mayores y la inversión en mercadería también. Estos locales venden desde pan, leche, fiambres, bebidas con y sin alcohol, hasta garrafas de gas, milanesas para fritar y sándwiches de miga. Carnicería solo hay una, mientras que verdulería hay dos, una está combinada con un almacén, y la restante con la carnicería. Hipotetizamos que tal situación se debe a que, si bien la verdura tiene un margen de ganancia alto, el desperdicio es valioso también, y hay que ir a comprarla a lugares más retirados o conseguir que alguien les alcance la mercadería que es el modo de funcionamiento de los negocios del rubro en La Ciudad. Además, existen dos mercerías que venden productos como regalos, ropa interior, repasadores, toallas, etc., y algunas librerías que cuentan con insumos sumamente básicos, sin embargo, una de ellas tiene fotocopiadora, lo que resulta de gran valor para los vecinos.

En síntesis, abrir un comercio en la casa propia es una forma importante de obtención de recursos en La Ciudad y, para muchos vecinos, resulta la principal fuente de ingresos, mientras que, en otros casos, es solo una fuente alternativa y complementaria, e incluso, temporal para generarlos. Repetimos, la funcionalidad respecto a la cantidad de volumen de ingresos de la actividad comercial en proporción del total de recursos de cada unidad doméstica varía en función de la estructura de ventas de cada comercio y de la estructura de integrantes de la unidad doméstica y qué tipo de ingresos sea capaz de aportar cada uno de los miembros de estas familias que están en una etapa económicamente activos. A continuación, presentaremos otros datos que ayudan al abordaje de comprensión de los recursos materiales y culturales que poseen los vecinos de La Ciudad.

Ahora bien, para complejizar el análisis de los casos presentados aportaremos información de índices estadísticos que comparan la situación del barrio con la de la capital cordobesa. Así, según el INDEC, en el año 2003 el 58,5% de la población del Gran Córdoba se encontraba por debajo de la línea de pobreza.

A pesar que la situación de los sectores más vulnerables ha presentado mejoras en relación con los años previos al 2004, la barriada experimenta condiciones desfavorables en comparación con el resto de la población de la ciudad capital. En efecto, la ciudad de Córdoba contaba con un 63,2% de la población económicamente activa empleada y de la misma sólo un 4,9% se encontraba desempleado10 mientras que un 31,9% permanecía inactivo. En contraposición, los datos para la Ciudad Villa Retiro los índices de empleo son menores y, por ende, mayores en el número de desempleados. Observemos el gráfico a continuación:

Gráfico nº1 Fuente: elaboración propia en base a informe de la SeNAF. Año 2006 

El gráfico precedente evidencia que La Ciudad (57.6%) cuenta con un índice 5,6% menor de empleo que el total de la ciudad capital (63,2%). El índice de desempleo en La Ciudad es de dos puntos porcentuales superior que el total de la Ciudad de Córdoba. Mientras que la población económicamente inactiva es casi 5% superior en la Ciudad Villa Retiro respecto del total de la metrópoli. Los datos que reflejan la pobreza también tiende a agudizarse en La Ciudad en comparación con el total de la Ciudad de Córdoba, así lo referencia el siguiente gráfico.

Gráfico nº2 Fuente: Elaboración propia en base al índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). INDEC. Año 2010. 

La población con NBI en la Capital de Córdoba11 ronda el 5% del total de la población, mientras que en la Ciudad de Villa Retiro ese índice trepa al 17,4%. Se trata de un porcentaje elevado aún si se lo compara con la realidad de otras Ciudades-Barrio, como por ejemplo en la Ciudad Los Cuartetos, donde encontramos un 13,7% de población con NBI. Los datos estadísticos reafirman, ergo, la desventajosa situación en la que se encuentran los pobladores de los enclaves periféricos de la Ciudad de Córdoba. Esta condición se materializa en otros ámbitos de la vida social, por ejemplo, en el acceso a recursos materiales y a los servicios, también señalados en el mencionado censo.

Finalmente, analizamos las estadísticas disponibles vinculadas al capital cultural objetivado en grados de escolarización. En este ítem se utilizaron dos fuentes estadísticas, a saber: un muestreo de la cantidad de personas mayores de diez años que saben leer y escribir (año 2010); un informe detallado sobre los grados de escolaridad obtenidos por las personas mayores a los veinticinco años (del 2006). Si bien estos datos estadísticos no leen temáticas iguales y varían en los periodos medidos, nos ayudan a complementar el mapeo sobre la educación formal en La Ciudad.

En base a dichas fuentes podemos establecer del total de la población mayor de 10 años de la Ciudad de Córdoba, el 98,97% sabe leer y escribir, mientras que este porcentaje se reduce un 1,5% en Villa Retiro. Es decir, el índice de personas que saben leer y escribir es deficitario en La Ciudad. Respecto de los grados de escolarización el informe de la SeNAF (2006) dice lo siguiente:

Gráfico nº3 Fuente: elaboración propia en base a informe de la SeNAF. Año 2006. 

Estos índices son realmente preocupantes si se considera que un alto grado de la población adulta sabe leer y escribir, pero solo el 7% del total cuenta con el secundario completo. También lo son los grados objetivados de escolaridad, pero lamentablemente no existe una estadística global para trazar un análisis comparativo. Aun así, podemos establecer que los capitales culturales certificados en la población adulta de La Ciudad son extremadamente insuficientes para la obtención de un empleo formal o el acceso a recursos sociales que le posibiliten mejorar sus ingresos.

En resumen, de la lectura de datos estadísticos presentados hasta aquí, observamos que los sectores pertenecientes a esta economía subalterna poseen condiciones desfavorables respecto del total de la población cordobesa. Esa situación se agrava si se considera, el profundo desinterés por parte del Estado Provincial, como hemos demostrado en Barrera (2021), de generar políticas públicas que le permitan a los sectores marginales suplir tal situación desventajosa para mejorar sus estándares de vida. En tal sentido, nuestro argumento central se basa en aquellos mecanismos del Estado Provincial, sin dejar de observar las actuaciones de los Estados Nacional o Municipal, representan un proyecto de ingeniería con un sentido weberiano, en tanto implica la racionalidad en la edificación de nuevas formas de marginalidad y pobreza urbana12.

De esta forma, la formación de estos enclaves urbanos adquirió grafías noveles de marginalidad urbana y, al mismo tiempo, constituyó nuevos ribetes en la compleja relación Estado-Sociedad Civil y Estado-Administración de la pobreza en la capital de Córdoba. Vale decir, el Estado tuvo el papel central en la conformación de enclaves marginales de la ciudad, en tanto su praxis, a lo largo de estos años de existencia del proyecto, arroja como resultado asentamientos sociales deprimidos económica, social y culturalmente. En otras palabras, estas urbanizaciones son “simples depósitos para poblaciones supernumerarias que ya no tienen utilidad económica y política identificable en el nuevo capitalismo polarizado” (Wacquant 2007: 23). Analizamos estas definiciones con mayor atención en el apartado siguiente.

Economía de los pobres y redes de intercambio

En este apartado analizamos el grado de importancia que tiene en la vida y, en particular en la economía de los pobladores de La Ciudad las redes de intercambio. Para ello, utilizamos como obras de referencia el trabajo de Larissa Lomnitz (2011) y la investigación de Alicia Gutiérrez (2005). Ambos trabajos resultan sumamente valiosos para comprender el universo de diversas estrategias de reproducción social que emprenden los vecinos en la consecución de recursos para la sobrevivencia. Ambas investigadoras coinciden en la importancia que tienen las redes de intercambio en la vida social y económica de quienes habitan los barrios humildes. Estas pueden caracterizarse como relaciones de amistad, vecindad o parentesco basadas en la confianza que se tienen entre amigos, vecinos y parientes y son redes de relaciones que forman un verdadero sistema de seguridad social, canalizando la solidaridad mutua entre vecinos, sea en forma de mensajes, bienes o servicios. De acuerdo con Lomnitz (2011) estas reciprocidades dependen de varios factores fundamentales: cercanía física, confianza e igualdad de carencias. La cercanía física es de una importancia evidente, a mayor vecindad, mayor interacción social y mayores oportunidades de intercambio. La confianza es un rasgo cultural que incluye los siguientes componentes: 1) capacidad y deseo para entablar una relación de intercambio reciproco; 2) voluntad de cumplir con las obligaciones implícitas en dicha relación; 3) familiaridad mutua suficiente para servir de base a un acercamiento con probabilidad de no ser rechazado.

Una condición básica para establecer relaciones de confianza en la barriada es la igualdad de carencias entre los contrayentes de la relación (Sahlins, 1983). Este último indicador puede llegar a afectar la permanencia de diferentes sujetos que participan en las redes. Así se señala que:

Uno de los factores de distanciamiento más frecuente es resultado de la movilidad socio-económica. Cuando un pariente sube de status, independizándose de la necesidad de intercambio económico con los demás miembros de su red familiar, se abstiene de solicitar ayuda y eventualmente se va a vivir a otra parte (Lomnitz, 2011:136).

Siguiendo a Lomnitz podemos establecer que el término red se conforma por dos usos principales. Primero, el conjunto de relaciones diádicas referidas a un individuo determinado y centradas en este individuo llamadas redes egocéntricas.

En segundo lugar, en el campo de las relaciones sociales en general sin referirse a un foco individual, se trata de redes exocéntricas, cuya característica no es el intercambio con un individuo determinado, el caso de Cecilia, sino el intercambio de todos con todos, tal como sucede con los Pucheta. En algunos casos, la red exocéntrica es al mismo tiempo un grupo social formalmente constituido, tal como una familia extensa. En otros casos, es simplemente un grupo de parientes o de vecinos unidos por una relación social de cooperación. Además, cada miembro de una red exocéntrica puede mantener relaciones diádicas de intercambio con individuos fuera de esta red. En otras palabras, la red exocéntrica no coincide necesariamente con la red egocéntrica de cada uno de sus integrantes (Lomnitz, 2011). Pero, aún sin recursos “la función del sostén psicológico de las redes se visualiza en el afecto, valorización y esperanza que realizan los amigos y que es un elemento clave de la supervivencia”(Lomnitz, 2011:125).

En relación con lo antes expresado, durante el trabajo de campo hemos detectado que la importancia y la actividad de estas redes de intercambio en La Ciudad tendieron a debilitarse a partir de los procesos de relocalización como producto de una nueva forma ecológica y cultural de habitar los espacios. En relación a esto Cecilia, que antes vivía en Villa Guiñazú, comentaba: “el día que llegamos pensábamos que no había nadie todavía, pero en eso que estábamos bajando las cosas el Oscar me dice mira gorda están las cabecitas mirando por las ventanas”. Sin dudas, la nueva estructura ecológica y la forma de disposición de los espacios afectó las formas de vinculación social y el uso de los espacios, por lo tanto, perjudicó también las relaciones intersubjetivas. El informe del equipo de salud del año 2007 afirmaba que:

Los procesos internos de la comunidad sufren una desorganización, ya que los lazos afectivos, las redes sociales o de ayuda mutua, las posibles organizaciones de la vida cotidiana de la comunidad habían sido entabladas con relación a la apropiación de ese espacio físico que habitaban antes (Informe del Equipo de salud, 2007:17).

Es decir que se van perdiendo de manera progresiva las relaciones interpersonales entre los vecinos relocalizados, pero también la vida cotidiana fue transformándose y se constituyeron nuevas formas de relacionamientos. Las sensaciones de algunos habitantes se pueden resumir en los dichos de Sara: “al llegar estábamos contentos, pero al empezar a conocer a la gente empecé a desconfiar, me costó adaptarme, me sentía bien por la casa, pero no sabes con quien te vas a cruzar”. Mientras que Cecilia expresaba con un dejo de lamento en su voz: “cuando estábamos allá (en la villa), con mis hermanos nos dábamos más una mano, pero acá cada uno está en su casa”. Para Sara, en términos materiales, las redes de intercambio representan una posibilidad cierta de acceso a los recursos en tanto se encuentra casi en soledad y sus únicos vínculos sociales intensos son familiares. La situación es diferente para Cecilia, dado que su red familiar en términos de capital social es importante pero no tanto como para Sara, ya que ella ha logrado durante muchos años construir una red de relaciones sociales más extensa que le asegura la concreción de diversos objetivos personales y comunitarios. Por ejemplo, dicha red ha significado para ella la obtención de un trabajo para su compañero Oscar, la apertura del comedor comunitario, la organización para la limpieza de los espacios verdes, la concreción de eventos para ciertas festividades, como, por ejemplo, el día del niño, entre otros.

Por otro lado, se observa que las instituciones sociales que operaban en la villa han tendido a debilitarse en la relocalización. Los lazos de parentesco, en múltiples casos, ya no aportan demasiadas soluciones ni permanentes ni temporales a la economía de estos vecinos. Es decir, desde la llegada a La Ciudad los lazos sociales se fragmentaron y los intercambios recíprocos de bienes o servicios tendieron a atenuarse. Aunque, vale aclarar, no se han extinguido. ¿Cuáles son dichos vínculos? ¿Qué redes encontramos en La Ciudad? A estos interrogantes daremos respuesta a continuación.

Es cierto que cuando el Estado, en sus diferentes instancias, articula programas sociales en el territorio ello redunda en mayor cantidad de recursos para las familias13. Empero, en los últimos años de trabajo de campo en La ciudad, el Estado Provincial comenzó a retirarse de manera lenta pero sostenida y los vecinos en situación de pobreza no tienen otra opción que armar sus propias redes. A continuación, presentamos dos unidades domésticas de Villa Retiro muy diferentes en su composición, pero representativas de las redes de reciprocidad que tejen los vecinos para la sobrevivencia cuando el Estado está ausente.

La primera de ellas está constituida a partir del lazo social de cuatro hermanas que habitan la misma casa. Un primer caso lo componen las hermanas Nina, Mili, Cintia y Fanny, otro son los Pucheta, una familia extensa con vínculos muy firmes. En relación con las hermanas, Nina y Mili son las menores y ambas están cursando la escuela secundaria. Fanny es madre soltera y tiene dos hijos, uno de dos años y el otro todavía no alcanza el año de edad. Cintia está casada con Alejo, tienen dos hijos, uno de año y medio y otro de siete años que concurre a la escuela primaria.

La casa de estas hermanas está dividida en dos hogares, según definición del INDEC14 pero nosotros sostenemos que funciona como una sola en tanto la mayoría de las veces comparten gastos, bienes y servicios, sin que exista una clara división entre ambos hogares. Sin embargo, y a los fines de un análisis pormenorizado de esta unidad doméstica sostenemos la diferenciación de hogares: Cintia y Alejo, con sus dos hijos, conforman uno, mientras que Nina, Mili, Fanny y los hijos de ella, conforman el otro. La casa cuenta con dos habitaciones, cada una de ellas está utilizada por los respectivos hogares constituidos, en tanto la cocina-comedor y el baño son sitios comunes. El comedor presenta una mesa central con sillas de diversos modelos, en una esquina hay un freezer que es utilizado por Nina y sus hermanas, mientras que Cintia y Alejo tienen una heladera en su habitación. Además, tienen una cocina a gas y un horno eléctrico, ambos son de uso común.

El grupo familiar de Cintia depende de los aportes de Alejo. Ella no trabaja porque el hijo menor aún es muy pequeño: “Ahora no trabajo por los chicos, pero cuando el crezca ya hemos probado de trabajar juntos con mi marido y nos llevamos bien, así que estamos viendo de trabajar juntos”. A su vez, la familia recibe dos planes de Asignación Universal Hijo (AUH) debido a que Alejo es trabajador en negro y la ayuda del PAICOR, dado que el hijo mayor asiste a la Escuela Primaria. Vale aclarar que la situación de inestabilidad laboral de Alejo es cosa seria y cuando las cosas no están bien en su trabajo, Cintia se las arregla para obtener algunos ingresos. En sus palabras “cuando la cosa esta parada, parada mal, hacemos tartas de manzana y la vendemos allá en el Marqués -Marqués de Sobremonte, barrio cercano-, porque acá la gente es muy ratona gasta en giladas, pero no en tartas de manzanas”.

Por su parte, Nina y el resto de sus hermanas tienen ingresos múltiples y variados. Fanny recibe la AUH por sus dos hijos15 Nina cobra el Programa Progresar y también obtiene la caja de alimentos del PAICOR16. Fanny trabaja algunas horas como empleada doméstica y durante ese tiempo las hermanas o su madre, que vive a tres cuadras, se encarga de cuidar a sus hijos. Otro de los ingresos importantes, aunque variable, es el aporte que les hace Federico, el padre de las hermanas. Él trabajó gran parte de su vida como maestro panadero, pero, desde hace unos años, se dedica a hacer pan casero y venderlo en distintos almacenes (su casa cuenta con un horno de barro en el patio).De acuerdo con lo que ellas nos comentaban, Federico tiene un ingreso regular de dinero y las ayuda económicamente “siempre que puede”, aunque haya formado una nueva familia con la hermana de su ex-esposa.

Las fronteras invisibles de las dos familias en algunos casos son bastantes férreas y marcadas. Cada familia se encarga de la preparación de su comida y cada quien tiene sus propios alimentos: arroz, fideos, alitas de pollo, azúcar, yerba, etc. La compra de la garrafa está pactada de tal forma que cada familia se encarga de manera alternada de su adquisición, aproximadamente cada mes, y solo se utiliza para cocinar porque para bañarse las familias cuentan con un calefón eléctrico. Existen insumos materiales que son de uso compartido tales como el detergente y demás artículos de limpieza. Cuando alguna de las dos familias necesita algún producto alimentario, la otra siempre está dispuesta a prestar, pues existe un sistema de reciprocidad en tiempos de necesidad. Como advertía Sahlins (1983), la gente es generosa en la adversidad porque sabe que en cualquier momento también es pasible de necesitar.

El pago de los servicios de agua potable y energía eléctrica, en general, están a cargo de la familia de Cintia y Alejo y los dos son beneficiarios de la tarifa social17. Ellos también poseen con una tarjeta de crédito a la que tuvieron acceso cuando Alejo trabajaba en una empresa de limpieza: “ahí lo tenían en blanco, pero hace ya 3 años que lo despidieron de este trabajo”, nos manifiesta Cintia. La posesión a la tarjeta de crédito les facilitó comprar un televisor, un equipo de audio y también es utilizada para adquirir

ropa e indumentaria deportiva, fundamentalmente. Otra fuente de acceso a los recursos proviene de la familia de Alejo que les regala juguetes a los niños, leche, ropa, entre otros objetos de necesidad. “El guardapolvo (para la escuela) se lo regaló el padrino, así es la ley, porque si sos el padrino, algo tenés que garpar”, comentaba Cintia entre risas. En el caso de Cintia y Alejo las redes exocéntricas también son importantes, aunque Cintia recurrentemente intenta evitar el intercambio porque por lo general no cuenta con bienes para regalar; y disimula tal situación diciendo que ella “no cree en esas cosas”, en otras en estos sistemas de reciprocidad.

Nina, Fanny y Mili reciben también alguna pequeña ayuda temporaria de la madre que trabaja como empleada de casa de particulares por horas. Durante nuestra estadía en el campo, las principales preocupaciones de Nina y Fanny no estaban vinculadas con la alimentación en tanto sus aflicciones giraban en torno de las posibilidades de acceso a bienes como ropa y calzado, dado que ambas están en plena adolescencia. Tal como se observa, las fuentes de acceso a los recursos de estos hogares que comparten el mismo techo resultan sumamente variadas y pone en evidencia un sistema de reciprocidades no planificado entre ambas familias junto a un complejo entramado de pautas de uso de bienes materiales y de obligaciones mutuas. Queda expuesta la idea de que los actores sociales que deben reproducir su vida en la pobreza, como ya lo demostró Gutiérrez (2005), cuentan con una cantidad disponible de recursos para lograr su reproducción social y biológica. Por lo tanto, las investigaciones deben tener en cuenta las estrategias que emprenden y cómo articulan estos recursos en función de un contexto social y económico, y no a partir de la desposesión de los mismos. Los vaivenes de la economía en la pobreza son muy marcados, por eso en algunos casos quien logra administrar de manera más eficiente su red de relaciones es quien menos tiene que pensar si va a comer.

La otra familia que queremos presentar es la de los Pucheta, que está compuesta por un complejo entramado de parentesco. En esta unidad doméstica quienes trabajan y cuentan con ingresos son independientes unos de otros, sin embargo, existe un sistema colaborativo entre sus miembros. La familia está constituida por el matrimonio entre Juan y Elena y sus cinco hijos, Mario (32), Cesar (27), Julieta (18), Luis (14) y Joaquín (11). Dos de sus hijos formaron familia. Mario que se casó con Alba (30) que tienen dos hijos: Juan (5) y Rita (3). Mario se separó de Alba y se fue a vivir a la ciudad de Villa María, en el interior provincial, con su nueva pareja con quien tuvo otro hijo. Alba, como era de San José de la Dormida, pueblo del norte cordobés, se quedó con sus hijos a vivir en lo de sus suegros. Mientras realizábamos el último tramo de nuestra investigación, Mario se había vuelto a separar y retornó a vivir a casa de sus padres, pero no retomó la relación con Alba. Julieta también conformó una familia se casó con Augusto (20) un muchacho de Deán Funes, con quien tienen una pequeña hija de dos años, Jesica.

La familia Pucheta se organiza a partir del liderazgo de Juan, como jefe de familia. Él durante muchos años ha logrado consolidar una extensa red de relaciones cuyos miembros realizan intercambios recíprocos de cierta regularidad y que tienen su concreción en las acciones cotidianas. Juan es integrante de la cooperativa de carreros, ocupa un cargo en su estructura directiva, pero a su vez, ha generado una extensa red de contactos en el rubro de la construcción. Durante mucho tiempo Mario y César trabajaron con él, luego Mario decidió seguir por su cuenta. En ese momento es cuanto Juan ingresa a la cooperativa de carreros, pero no abandona la construcción. Elena es la gran madre de todos, y quien organiza el hogar. La casa cuenta con cuatro habitaciones, una con un pequeño baño “este es mi lujo”, nos dijo Juan orgulloso el día que conocimos por primera vez su casa. Otra de las habitaciones es utilizada por Julieta y Augusto y su pequeño hijo. Alba y sus dos hijos ocupan otra pieza y la restante es para César, Luis y Joaquín. La casa tiene una cocina-comedor grande donde hay una mesa extensa, un televisor y una radio en el mismo mueble de cocina. La heladera es de uso comunitario. También la familia posee un microondas y una cocina a gas. La familia además habita el terreno que se ubica al frente de la casa, donde debajo de un árbol de paraíso disponen de un lavarropas viejo que oficia de mesa de patio y, en épocas de calor, algunos integrantes desayunan allí. Asimismo, en ese terreno construyeron una pieza donde guardan herramientas y, a veces, realizan reuniones festivas.

La comida se comparte, aunque la cantidad de comensales varía de acuerdo a las circunstancias y dependiendo las actividades de los integrantes de la familia. Joaquín come en el comedor de la Escuela Primaria, los hombres que trabajan afuera comen en la obra, Alba almuerza en su trabajo. Los gastos corrientes corren por cuenta de Juan. Sin embargo, todos colaboran con dinero para la compra de los alimentos y otros productos necesarios. Julieta no trabaja, pero ayuda a Elena en los quehaceres del hogar. Alba trabaja como empleada doméstica tres veces por semana y Julieta es la encargada del cuidado de los niños en su ausencia. Alba y Julieta cobran AUH por sus hijos. La primera recibe de forma muy esporádica dinero de Mario para sus hijos “como ella vive acá y mi hermano tiene otra familia en Villa María él no puede mandar mucha plata a mis sobrinitos”, comentaba Luis una tarde de calor en su casa.

Por su parte, César y Augusto trabajan con Juan en la construcción. Los trabajos de este último, por lo general son bastantes estables y cuando no consigue nada, acude a la cooperativa “para ayudarlos”. Otros ingresos que posee la familia es el beneficio de AUH que cobran Juan y Elena, por Luis y Joaquín. Él está inscripto como monotributista social para poder integrar la cooperativa. Julieta y Alba reciben leche del centro de salud para sus pequeños hijos.

Como se evidencia, las fuentes de acceso a los recursos son variadas y múltiples en esta familia. En algunas ocasiones son inestables pero los sistemas de reciprocidad internos permiten que los integrantes de la unidad doméstica puedan reproducirse social y biológicamente. Incluso el grupo doméstico tiene la capacidad de absorber nuevos integrantes. Augusto se incorporó a la familia pocos meses después que Julieta quedara embarazada. Y Mario vivió durante dos meses en la casa familiar cuando se volvió a separar y retornó de Villa María, hasta que consiguió una pieza para alquilar en otro barrio “porque no quería vivir con Alba y ella no tenía donde irse” comenta Mario. A su vez, la familia se Juan se vincula con la de su hermano Miguel y su mujer Sandra. En efecto, podemos decir que los Pucheta son dos familias que han desarrollado una serie de relaciones de dependencia mutua. Los vínculos sociales les permiten conseguir empleo para la mayor parte de sus integrantes e incluso mejorar la posición de los jefes de familia en la cooperativa de carreros ya que tanto Juan como Miguel ocupan cargos de jerarquía allí18. La alianza entre estas dos unidades domésticas, a pesar de vivir en puntos extremos de La Ciudad, les permitió afianzarse en la estructura interna de poder de la cooperativa y conseguir empleo a varios de los integrantes de ambas familias19.

Hemos presentado hasta aquí las fuentes y formas de acceso a los recursos de los Pucheta, con la intención de visibilizar las diversas formas de organización de las relaciones sociales en la pobreza, formas creativas que ayudan a los sujetos que se encuentran en dichas situaciones a hacerle frente a una realidad sociocultural y económica adversa.

Conclusiones finales

Para finalizar, debemos destacar que este artículo representa un análisis para comprender la complejidad de la economía de los vecinos pobres que habitan La Ciudad, tratando de iluminar de la forma más precisa, sus estrategias de reproducción y de sobrevivencia. Uno de los indicadores que nos ayudaron en la tarea fue el de la situación de empleo en el barrio. A partir de ello, realizamos un análisis comparativo de los porcentajes en La Ciudad y los contrastamos con los datos de la ciudad de Córdoba identificando que los índices de Ciudad Villa Retiro son inferiores a los de la capital metropolitana.

A su vez, y mediante los datos etnográficos, pudimos representar los tipos generales bajo los que se emplean los trabajadores de La Ciudad y las también las dificultades más recurrentes para la obtención de un trabajo estable. De ello, podemos concluir que la regla general del mercado de trabajo en la barriada de Villa Retiro es la permanente inestabilidad y los constantes vaivenes que sufre el empleo. Situación que representa una gran preocupación para los vecinos en tanto el acceso al trabajo formal es el único que les asegura un flujo de ingresos permanentes, prestaciones de salud de mejor calidad y cobertura previsional en el futuro. Sin embargo, y como analizamos, los vecinos despliegan diversas formas de obtención de recursos mediante prácticas flexibles adaptadas a dicha irregularidad del empleo. Es decir, logranencontrar “lo extraordinario en lo ordinario”, en palabras de Bourgois (2014).

Además, describimos las estrategias permanentes o alternativas de obtención de ingresos como práctica de la actividad comercial. A partir de la apertura de un negocio con variable volumen de inversión, según el caso, en el domicilio de residencia, o con la venta ambulante de alimentos, plantas, etc. Otra variable que tomamos en cuenta es la importancia que presenta el Estado como fuente de obtención de recursos de distintos tipos y las estrategias desplegadas por los marginados para aprovechar al máximo estas fuentes sean alimenticias, de dinero, de servicios de salud, entre otros. Por último, y no por ello menos importante, destacamos lo fundamental que resulta para algunas unidades domésticas la creación de redes de ayuda mutua, como instancias de relaciones de amistad, vecindad o parentesco basadas en la confianza y que colaboran en la reproducción social y biológica de estas familias.

En síntesis, evidenciamos las múltiples experiencias de los sujetos que habitan La Ciudad para garantizar su subsistencia diaria en tanto praxis contextuales. Es allí donde radica la importancia de este análisis dado que hemos tratado de adaptar los abordajes teóricos existentes a nuevos contextos donde las formas y fuentes de acceso a los recursos difieren en su fisonomía, lo que le otorga particularidades a las estrategias que realizan los sectores que habitan la pobreza en la ciudad de Córdoba.

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2 Las Ciudades-Barrio son parte de este plan de erradicación de villas y enclaves poblacionales deprimidos en la ciudad de Córdoba. Un programa de readecuación urbanística basado en la argumentación que las personas que habitaban estos espacios se hallaban ubicadas en zonas de riesgo por inundación. A través del denominado programa “Nuevos Barrios: Mi Casa, Mi Vida”, el Gobierno de la Provincia de Córdoba creó 14 Ciudades-Barrio y otra serie de complejos habitacionales denominadas viviendas sociales que no cuentan con la misma caracterización urbanística de las Ciudades-Barrio. El 30 de abril del 2003 el gobernador de la provincia inauguró el mencionado Programa “Mi Casa, Mi Vida” que incluyó la construcción de 12 mil viviendas para familias afectadas por las inundaciones, generando la reubicación de más de 50 mil personas que vivían en condiciones precarias.

3Por cierto, el concepto estrategias de reproducción social, no se reduce al ámbito económico, lo entiendo como: un universo de prácticas muy diferentes “a través de las cuales los agentes sociales intentan conservar o aumentar su patrimonio, y mejorar su situación en el espacio social” (Bourdieu, 1988, citado en Gutiérrez 2005:89).

4Si bien el trabajo de este autor se centra en los sectores medios, medios-bajos estadounidenses, sus aportes resultan valiosos para analizar las estrategias de sobrevivencia de los vecinos de clases populares que habitan Villa Retiro.

5Utilizamos La Cuidad para referir a Ciudad Villa Retiro

6Decidimos utilizar en este artículo, por razones operativas, el concepto hogar, familia o unidad doméstica de manera indistinta, a pesar de que sus acepciones no son idénticas. Aquí hacemos referencia a un grupo de personas que comparte techo e ingresos económicos comunes. Por ejemplo, el caso de Nina y sus hermanas que conviven con la mayor y su esposo e hijos, (solo en términos analíticos) dividimos en dos familias distintas ya que en ocasiones comparten bienes y servicios y en otras circunstancias los bienes materiales y los gastos están claramente demarcados.

7El INDEC considera la población económicamente activa a las personas de 14 años o más que buscan o tienen empleo.

8Estar limpio significa mantener una buena relación de reciprocidad entre proveedor y vendedor.

9Otros incluyen taller de autos, peluquería, venta de productos cosméticos, entre otros menores.

10Cifra que debe haber sido aún mayor debido a que cuando se establecieron dichos datos, eran considerados como empleados aquellas personas que estaban buscando trabajo.

11De acuerdo al INDEC, el concepto de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) permite la delimitación de grupos de pobreza estructural y representa una alternativa a la identificación de la pobreza considerada únicamente como insuficiencia de ingresos salariales.

12Como hemos advertido, hasta el momento de la construcción de las Ciudades-Barrio, no existía ningún proyecto similar en la Provincia de Córdoba. Tal situación se torna más excepcional si se toma en cuenta las disparidades que existen en la estructura urbana, social y económica de cada Ciudad-Barrio de la capital cordobesa.

13Hasta finales del año 2016 existía una vasta y compleja cantidad de programas estatales destinados fundamentalmente a la capacitación laboral y ayuda social en el barrio. La materialización de estos programas en territorio se producía a partir de una compleja articulación de relaciones entre las esferas del Estado Nacional, Provincial y Municipal.

14El hogar es, de acuerdo al INDEC, aquel formado por personas que viven bajo un mismo techo (vivienda) y comparten los gastos de alimentación. Así, en una vivienda particular ocupada con moradores presentes puede haber uno o más hogares. En el caso de Nina y sus hermanas es bastante complejo determinar si existen uno o dos hogares debido al complejo entramado de formas de racionalizarse los recursos y como se establecen las pautas de propiedad de bienes e incluso los marcos de intercambios de bienes y servicios.

15La AHU Es un derecho que les corresponde a los hijos de las personas que están desocupadas; las que trabajan en la economía informal con ingresos iguales o inferiores al Salario Mínimo, Vital y Móvil; los monotributistas sociales; los/las trabajadoras del servicio doméstico; y empleados temporales. También pueden percibirlo quienes cobran otros planes sociales, dado que no es excluyente (por ejemplo, quienes perciban el plan “Argentina Trabaja”, “Programa de Trabajo Auto gestionado”; “Jóvenes con Más y mejor Trabajo”, entre otros. El cobro de la AUH requiere la acreditación anual de escolarización y controles de salud de los niños. Se abona a los menores de 18 años, hasta un máximo de 5 hijos, priorizando a los hijos discapacitados y a los de menor edad; y se liquida a uno solo de los padres priorizando a la mamá. En el caso de loshijos con discapacidad, el cobro de la asignación es sin límite de edad, y se liquida un monto especial. Recuperado de: www.Anses.gob.ar.

16La caja cuenta con alimentos no perecederos como aceite, fideos, arroz, azúcar, etc.

17Ambos servicios no superan los $100 (11 dólares). El valor del dólar en 2015 era $9.

18La cooperativa de carreros es una asociación civil que nuclea a un grupo de personas y cuyo objetivo central es la generación de empleo. Esta institución tiene diversas fuentes de ingresos, entre ellas, el Estado Nacional y Municipal, mediante diversos programas sociales para cooperativas.

19En el año 2015 los ingresos de Miguel y Sandra por su trabajo en la cooperativa eran cercanos a los $2000 (222 dólares) y debían cumplir 4 horas de trabajo. Sus hijos Roger y Mara reciben $600 (66 a dólares), respectivamente, por 6 horas de trabajo.

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