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Papeles de trabajo - Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-Cultural

versión On-line ISSN 1852-4508

Pap. trab. - Cent. Estud. Interdiscip. Etnolingüíst. Antropol. Soc.  no.45 Rosario ene. 2023  Epub 25-Ago-2023

 

Artículos originales

REPRESENTACIONES SOBRE LA POBREZA EN EL OPUS DEI. EL CASO DEL DEPARTAMENTO DE ACCIÓN SOCIAL DEL COLEGIO DEL BUEN AYRE

María BARGO1 

1 Doctora en Antropología Social por la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. Becaria postdoctoral de CONICET merybargo@gmail.com

Resumen

Este artículo explora las representaciones sobre la pobreza presentes en las actividades impulsadas por el Departamento de Acción Social del Colegio del Buen Ayre, vinculado a la Prelatura Personal del Opus Dei mediante la observación participante y las entrevistas tanto a referentes como a voluntarias que asisten a dichas instancias. Además, da cuenta de cómo, respondiendo al carisma específico que la Prelatura propone, estas experiencias les permitirán a quienes “dan” desempeñarse de manera adecuada en sus tareas cotidianas y adquirir habilidades para desenvolverse correctamente en sus ocupaciones ordinarias futuras que son vía a la santidad.

Palabras clave: Representaciones de pobreza; formación; Opus Dei; Argentina

Résumé

Cet article explore les représentations de la pauvreté présentes dans les activités promues par le département d'action sociale du Colegio del Buen Ayre, lié à la prélature personnelle de l'Opus Dei en Argentine. Les activités organisent des rencontres entre personnes liées à l’Opus Dei de différentes couches sociales : dans une logique d’échanges les secteurs privilégiés « donnent » de l’aide, et les secteurs appauvris en « reçoivent ». L’article montre comment, en réponse au charisme spécifique proposé par la prélature, ces expériences permettent à ceux qui « donnent » d'accomplir convenablement leurs tâches quotidiennes et d'acquérir des compétences pour exercer correctement leurs futures occupations professionnelles, qui sont un chemin vers la sainteté.

Mots-clés: Représentations de la pauvreté; formation; Opus Dei; Argentine

Abstract

This paper explores poverty representations of the Social Action Department of Buen Ayre School, closely related to the Personal Prelature of Opus Dei) through participant observation and by interviewing its leaders and volunteers. It also shows how, by following its specific charisma, this experience allows those who “give” to properly develop in their daily affairs and future jobs, which are the suitable path to sanctify themselves.

Keywords: Poverty representations; formation; Opus Dei; Argentina

Introducción1

El Opus Dei es, al día de hoy, la única “Prelatura Personal”2 de la Iglesia Católica, cuya denominación proveniente del latín significa “Obra de Dios”. Fue fundada en España por el sacerdote Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928, se aprobó a nivel pontificio en 1948 y en 1982 adoptó la condición jurídica que presenta en la actualidad. En relación con su especificidad, presenta modos de integración particulares para sus miembros3.Mis primeras incursiones a campo datan del año 2015. Además de conocer la organización e historia del Opus Dei, pretendía obtener información básica sobre las iniciativas solidarias que la Prelatura ofrece, impulsa o acompaña en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Comencé por encontrarme con familiares, amigos y conocidos vinculados a la Obra para introducirme al grupo e informarme sobre su funcionamiento y su estructura. Finalmente, un año después decidí empezar el trabajo de campo. Las encargadas de la Oficina de Comunicación del Opus Dei, tras una reunión en la que presenté mi propuesta de investigación4, me enviaron un listado de contactos. Cada uno correspondía a alguna de las labores sociales que integrantes de la Prelatura llevaban a cabo o acompañaban. Así me comuniqué con cada representante para pasar a sumarme a las diversas iniciativas.

Dentro de las acciones solidarias que el Opus Dei reconoce como parte de su apostolado de atención a la pobreza se encuentran las actividades impulsadas por el Departamento de Acción Social del colegio del Buen Ayre, el cual depende de Asociación para Asociación para la Promoción Deportiva, Educativa y Social (APDES). Esta última es una de las numerosas asociaciones civiles que se vinculan al Opus Dei y su particularidad es que posee diversas instituciones educativas privadas diferenciadas por género a lo largo del país. Específicamente, el Buen Ayre es un instituto de educación privada católico para mujeres y está ubicado en el partido de San Isidro (distrito ubicado en la zona norte del conurbano bonaerense que presenta las mejores condiciones a nivel educativo y laboral poblacional, así como en cuanto a condiciones de vivienda y servicios). Según quien dirige la institución, el rol que el área ocupa dentro del proyecto educativo, también compartido por los demás colegios de APDES, es el de

educar a las chicas en la solidaridad, a sus alumnos cuando hablo de chicas, ¿no? Dos cosas: solidaridad y compromiso social y conciencia de privilegio de que... o sea en nuestro perfil de egresados está: ciudadanos influyentes en la vida y en la sociedad; y eso es ciudadanos que a lo mejor el día de mañana van a ser políticos, pero a la vez también involucrados en la parte social y todo. Qué sale, digo yo, al proyecto solidario de APDES con respecto quizás a lo que veo con otros colegios: y es que nosotros lo vinculamos al saber. O sea, el lema del Departamento de Acción Social es: “el saber es incompleto sin el dar”. O sea nosotros aprendemos y tratamos de inculcar en nuestros alumnos que son privilegiados de poder aprender, pero que aquello que aprenden tiene que ver cómo lo dan (...) lo que se propone el DAS es parte de la formación integral

El DAS apunta principalmente a la formación de las niñas y los jóvenes del colegio (y, en algunos casos, como se verá más adelante, a sus madres o familias) que se involucran en “lo social” presentando nociones específicas sobre la pobreza. Transmitiría valores como la solidaridad, el compromiso social y la conciencia sobre su propia situación privilegiada. Una de las metas de esta estrategia es que, en un futuro, las alumnas sean ciudadanas influyentes, es decir, que ocupen lugares de liderazgo, poder o intervengan en la “toma de decisiones” con el plus de haber tenido contacto con “la realidad”. El espacio presenta actividades optativas y obligatorias que complementarían el saber que adquieren en otras instancias dentro de la institución. Como señala Fuentes, “se realiza un esfuerzo por construir una juventud solidaria, misionera, preocupada por los pobres, en contacto con la pobreza (…) una inflexión de la tradicional práctica de la caridad cristiana y las prácticas de beneficencia” (2015: 87). Pero además, en las instancias ofrecidas se transmiten determinadas nociones sobre la pobreza.

El Departamento de Acción Social

El DAS funciona hace más de veinte años, aunque no todas las actividades que actualmente brinda existían al momento de su creación. Quienes conforman el equipo pertenecen a la “comunidad del colegio”, es decir, son egresadas, exalumnas o empleadas de otras áreas de la institución que pasaron a ocupar puestos de trabajo allí posteriormente. Las acciones que ofrecen les permiten entrar en contacto con personas en situación de pobreza, es decir, mayormente no implican concurrir a las villas o barrios de los que provienen quienes participan de los talleres, sino que funcionan en el comedor del colegio o se realizan en instituciones de la zona.

Uno de los aspectos que resalta el equipo que dirige el departamento es que el mismo se autosustenta. Esto lo hace mediante la venta de uniformes usados, libros principalmente religiosos o educativos que consiguen a bajo precio, y la organización de eventos de recaudación de fondos que se sostienen gracias a la ayuda de madres y alumnas voluntarias. Si bien el colegio le otorga un rol importante discursivamente -según atestiguan madres, estudiantes, la directora y el propio equipo coordinador- la propia área debe encargarse por su cuenta de buscar el dinero requerido para garantizar su funcionamiento. Más allá de los tres o cuatro puestos rentados, la mayoría de las actividades depende de la participación voluntaria de -sobre todo- mujeres por tener éstas, a criterio del equipo, más disponibilidad y tiempo libre.

Por otro lado, casi la totalidad de las ofertas son de participación optativa, funcionan en horario extraprogramático, dependiendo de la voluntad de las estudiantes y sus familias (como es el caso de las campañas en las que se recolectan donaciones), aunque se aspira al compromiso y la constancia.Así, por ejemplo, se pretende que una vez que se comienza a acompañar alguna instancia se sostenga y se haga un seguimiento: “si yo les di una donación, qué hizo con esa donación. Hay un trabajo que yo había hecho con ellos como, de a poco qué fue lo que a ellos les fue sirviendo para crecer como personas y ver ese crecimiento”6.

Los colegios de APDES dan la oportunidad a padres y madres de apadrinar niños del Jardín Juan Diego7, desde el jardín el Buen Molino -único nivel mixto de las instituciones de la asociación en la zona, ubicado en el mismo terreno que el Buen Ayre o a niñas y jóvenes del colegio Buen Consejo8 que está a cargo de las familias del Buen Ayre. Por su parte, desde el colegio Los Molinos -institución educativa gestionada por APDES y destinada a varones- se beca a los alumnos del colegio Cruz del Sur9, denominación que recibió la sede masculina del Buen Consejo en el año 2018.

Otro tipo de actividades coordinadas por el DAS son los “campamentos” (que consisten en viajes breves a villas para colaborar con organizaciones que trabajan en territorio), campañas (de ropa, útiles escolares, pañales, alimentos, etc.), talleres para niños y otros para mujeres de los barrios aledaños. Muchas de las actividades se realizan en colaboración con otras instituciones de la zona, esto es: jardines, escuelas, hogares de niños y ancianos. Un sábado por mes, alumnas voluntarias y numerarias del Opus Dei visitan las casas de las mujeres del barrio y las ayudan en la limpieza y el orden del hogar, colaborando en el mejoramiento de las viviendas. A su vez, trabajan junto con fundaciones, organizaciones y asociaciones varias, las cuales colaboran en el reforzamiento de las distintas dimensiones en las que el colegio busca formar. Específicamente, el Departamento de Acción Social trabaja en conjunto con los centros de la fundación CONIN y el Centro de Atención a la Mujer (CAM)10. Muchas de estas instituciones están ligadas a los idearios católicos y las familias del colegio participan activamente de ellas.

Entre sus múltiples iniciativas concurrí al DAS Más, una oferta optativa y extracurricular que consiste en talleres semanales de fonoaudiología (a las 15hs.) y apoyo escolar (a las 16hs.) para niños, con talleres en simultáneo para sus madres, donde realizan manualidades de “mejoramiento del hogar” para “dignificar las viviendas de las familias” de los barrios que rodean el colegio bajo la tutela de mujeres que mandan a sus hijas al Buen Ayre.

La formación integral a través de “lo social”

¿En qué aspectos “forma” el DAS a las alumnas del Buen Ayre? Para Fuentes (2015) la categoría social de “joven solidario/a” es aquella que “clasifica y ubica a los sujetos como poseedores de valores, de una experiencia social en contacto con ´personas distintas´ y de una visión sobre la pobreza que los diferencia de ´los que viven en una burbuja´” (Fuentes, 2015: 89). A su vez, el autor sostiene que “´la salida´ o el encuentro con el ´afuera´, será crucial para que esa experiencia sea a su vez un acostumbramiento a la sociedad desigual, y una práctica que los habilita a idear sentidos de la desigualdad y su lugar en el mundo” (2015: 89). Estas acciones tendrían, entre otros sentidos, la función de clarificar el lugar que los jóvenes solidarios que colaboran en ellas tienen en el mundo “cuando pueden diferenciarse del mismo mundo hacia el que dirigen sus acciones solidarias y de servicio; y de aquellos otros de la misma posición económica que ´viven [encerrados] en su mundo´” (Fuentes, 2015: 93).

En efecto, una madre voluntaria, evaluando la finalidad del departamento, sostenía que es algo que “te ayuda a vos, no solamente al otro, sino a vos también [a] realizarte como persona. Como todos sabemos, cuando uno da también recibe un montón... este... bueno, eso, te dan una oportunidad”11. Según explicó que el área hacía posible el “dar pero también recibir, o sea que las chicas puedan demostrar lo aprendido como... o sea, como sus valores aprendidos, su enseñanza que haya tenido, que lo puedan dar a los demás”. Idealmente aplicarán lo aprendido y puesto en práctica a través del DAS en sus trabajos u ocupaciones ordinarias futuras, buscando alcanzar la santidad. El discurso expresa cómo el accionar del área es visto como formativo tanto por permitir conocer “la realidad”, como por poner en práctica saberes y valores adquiridos. Aunque reconocen el cliché, afirman que quienes participan en las iniciativas del DAS reciben más de lo que se da, que son ellas quienes más se benefician. Dukuen y Kriger (2016) también estudian experiencias solidarias abordando el caso de una escuela para jóvenes de clases altas del conurbano bonaerense. Los autores notan que “se señala con tanto interés el cambio de actitud personal y se lo lleva al plano individual, aun siendo una experiencia grupal, promoviendo una transformación subjetiva que detona como transformación de la mirada y la relación con ´el otro´ social” (Dukuen y Kriger, 2016: 324).

Representaciones acerca de y desde la intervención social

¿Qué visiones particulares sobre la pobreza reflejan estas acciones?¿Qué nociones tienen quienes participan de este espacio? El área, según una joven estudiante, promueve una mirada particular: enseña a “ver” la situación de las “personas más humildes” y fomenta la posibilidad de percibir esa realidad.

La institución procura insistirles a las familias (y a las madres en especial) en la importancia de implicarse y trabajar “en el servicio”. De hecho, no todos desempeñan las mismas funciones: los hombres autorizan la participación de esposas e hijas, las mujeres se involucran y sus hijas, desde pequeñas, comienzan a implicarse en “lo social”. Las instancias poseen para las estudiantes propósitos formativos en tanto acompañan el descubrimiento de “lo que tienen para aportar”, que posteriormente podrá guiar su elección profesional o de vida. “Lo social”, entonces, constituiría un momento de prueba para la implementación de estas capacidades.

Son varias las razones que las voluntarias otorgan a su participación. Una de ellas tiene que ver con la posición económica de la comunidad del colegio que, al ser “mejor” que la de los vecinos de barrios aledaños, les permitiría “mejorarlo, ayudarlo, eh...sacar un poco a la gente adelante (...) enseñando cosas que los ayuden en el día a día”12.

La noción de pobreza subyacente en este caso, concibe al otro “como ser humano que necesita un compañero al lado para poder salir adelante. Como el que no conoce que necesita a alguien que le enseñe y que lo ayude a salir adelante. Pero como ser humano”. El pobre es alguien que necesita que lo ayuden para despertarse “del letargo en el que vive”13. En palabras de una de las coordinadoras del equipo, se intenta que,

el otro pueda ser capaz de desarrollar sus dones; nosotros tenemos que ayudarlos para que los desarrollen. Eso con las mamás del taller se ve mucho, muchísimo, y siempre incluir, incluir, ¿no? Tratar de borrar la diferencia dentro de lo que se pueda; de vuelta lo mismo, con las chicas del Buen Consejo van nuestras chicas, o vienen las chicas acá, trabajar mucho en esto de que todos tenemos derecho a tener las mismas posibilidades, no las hemos tenido porque la vida nos ha llevado por caminos distintos pero todos tenemos las mismas posibilidades, ¿no? En realidad es, todos como hijos de Dios, todos como hijos de Dios. Y además, las chicas y nosotros, los padres, las chicas... trabajar sobre lo que significa realmente ser cristiano (...) cuando vos te pones con el otro a desarrollar su don y esa persona desarrolla su don. La realidad es que uno se asombra viniendo a veces del estrato social que viene, lo que esa persona puede llegar a lograr

En las propuestas enumeradas opera un principio de integración e igualación. Según ve Fuentes habría “un intento de nivelarse” a partir del cual “los pobres quedan igualados simbólicamente en el discurso y práctica (...) La pobreza como estigma aquí es corrida por la idea del igualitarismo católico” (2015: 400). El autor continúa tomando a Jelin (2014) para explicar que, a partir de la posguerra de Europa, la conceptualización en torno a los derechos y la dignidad intentó definir las bases de la igualdad y la condición humana. Retomando a Cardoso de Oliveira (2014), afirma que el catolicismo piensa la igualdad simbólica que acontece en el encuentro como momento de restitución de la dignidad de los jóvenes pobres. Así, si bien se consideran las desigualdades socioeconómicas y las diferencias “en valores”, se actúa desde el reconocimiento interpersonal. Fuentes (2015) también refiere al trabajo de Tiramonti y Ziegler (2008), quienes investigan prácticas de “caridad” y sostienen que existe un reemplazo de la demanda de derechos por la de carencias. De igual modo, este autor asegura que se relaciona la cuestión de las carencias con la dignidad, siendo que “se movilizan sentidos donde está en juego el reconocimiento de un otro ‘digno’. Es un reconocimiento humanitarista que moviliza la sensibilidad moral de los misioneros y los nivela por medio de la acción del discurso y la práctica católica, y las impugnaciones que les realizan los jóvenes del barrio” (Fuentes, 2015: 402). Las instancias que abordo buscan el encuentro entre sectores diferentes desde iniciativas que facilitan la convivencia. Se cree que “todos somos iguales”, por lo que todos tendrían la competencia para que puedan “dar” y “ayudar” a otros. De esta manera, al tiempo que forman en “valores” y permiten que las estudiantes del Buen Ayre puedan poner en juego conocimientos técnicos y académicos aprendidos, pretenden formar en habilidades y saberes prácticos a quienes pertenecen a las instituciones beneficiadas y aportar a su dignificación.

Declaraciones relativas al derecho universal al acceso a iguales posibilidades o el intento por “borrar la diferencia”, hablan de posturas vinculadas a una lógica económica particular o concepciones de persona determinadas. Se refiere, entre otras cosas, a la idea de libertad de la persona, al mérito y el orden. Además, existen otros aspectos que irían en esta dirección. La mayor parte de los servicios que ofrecen, por ejemplo, son pagos. Aunque se establecen precios bajos, siempre se cobra porque se cree que así serán valorados y se les dará importancia. Es este el caso de las ferias de oportunidades destinadas a los vecinos de la zona, en las que las prendas y bienes disponibles tienen un costo aunque sea “irrisorio”.

Tal como afirma Bauman (2000) en lo que respecta a la ética del trabajo y sus consecuencias, las actividades que acompañé y las conversaciones que mantuve con quienes participan de ellas, dan también cuenta de que normalmente no suele cuestionarse el sistema socioeconómico como tal. Aunque no necesariamente se culpa al pobre por su condición, en algunos casos sí se lo responsabiliza de permanecer en ella. Es decir, quien está en la pobreza podría elegir correrse de su situación y participar de las ofertas que la Obra pone a su disposición. Como señala el autor al referir al fracaso de las políticas de discriminación positiva o aquellas llevadas a cabo por el Estado benefactor, el hecho de pagar conduciría a la valoración e integración de los beneficiarios. Así, casi la totalidad de las acciones que el Opus Dei desarrolla en materia social son pagas.

El DAS fomenta el desarrollo de emprendimientos específicos entre las mujeres que asisten a los talleres -generalmente vinculados a lo manual y desde una concepción particular de mujer, capacitándolas para ello-. Beirant y Queirolo (2018) explican que, históricamente, el proceso de profesionalización de las mujeres se dio como un modo de prolongación de su naturaleza femenina vinculada a la identidad maternal. Los emprendimientos apoyados por el DAS están vinculados a tareas de crianza y familia. Una integrante del equipo me comentaba que una de las mujeres confeccionaba prendas para Barbies que vendía por 50$ a las alumnas del Buen Ayre y otra tejía ropa de bebé.

Las madres con los talleres, bueno, poder enseñarle a una madre a tejer para que esa madre, como conocemos el caso de una, debe rearmar, se ponga su micro emprendimiento y haya aprendido a tejer y teja suéteres para bebés; esa señora no sabía lo que eran dos agujas en una de esas... entonces ella, de vuelta, desarrolló su don. Las que cosen y hacen pequeñas costuras; nosotros estuvimos vendiendo la ropita de unas muñecas, y esa ropita de esas muñecas que las chicas se enloquecían por comprarlas, las hizo una mamá en el taller de costuras; entonces esta mamá se sentó frente a una máquina de coser y gracias a las voluntarias del DAS aprendió a hacer ropa para muñecas.

Además de pensar las salidas laborales para las mujeres del barrio (adecuadas a su “naturaleza” femenina), esta perspectiva está presente en su apuesta en general. En relación a ello, la directora me comentaba que “en lo que se refiere a la solidaridad pasa por el lado de dar educación, dar formación porque de esa manera la sacás de la pobreza (...) por lo menos así lo veo yo y no quizás ir a trabajar directamente a la villa a dar comida, porque se podría invertir la plata de una forma u otra”. En definitiva,

hacemos solidaridad, pero vivimos la caridad, o sea sería incompleto nuestra vivencia del catolicismo si no tuviésemos esa mirada hacia el necesitado, pero te vuelvo a repetir, normalmente no hacemos asistencialismo, hacemos solidaridad para vivir bien la virtud de la caridad. Los ayudamos también a que es bueno como ciudadanos y como hermanos ayudarnos, pero estamos imitando y llevando a la prácticas las enseñanzas de Jesucristo en esta solidaridad.

Más específicamente, la idea es “ayudar a su formación de vida integral” brindando un trato personal, capacitando a nivel laboral o colaborando en su mejoramiento académico y también en la fe; el dar, así, tendría también un correlato en el plano espiritual. De todos modos, aunque se distancian del “asistencialismo” lo material es una dimensión que se considera y aborda siguiendo este mismo espíritu de integralidad de la persona. Como explica Bowen Silva (2015) al estudiar perspectivas de las elites católicas chilenas sobre la pobreza, el pobre es caracterizado como carente de cultura, lo cual lo opone al “nosotros”, es decir que:

No es su problema socioeconómico el que lo define o explica, sino que primordialmente sus actitudes morales frente al trabajo, la familia y los valores cristianos. Son estas las distinciones que diferencian entre el “buen pobre” y el “mal pobre”, entre el pobre que tiene mérito y el que no lo tiene. El pobre, y sobre todo el “mal pobre”, simboliza el fracaso moral de la sociedad. Los pobres son entendidos como individuos que no han sido capaces de ganarse la vida por sí mismos, trabajar duro y esforzarse. Es decir, no cumplen con las exigencias morales de la “cultura legitimada” (Lamont y Lareau, 1988) de esta facción de la elite económica, aquella que aprecia a la figura del emprendedor intachable y de valores tradicionales asociados a la familia (2015: 66).

Durante una de mis visitas a campo sugerí la distribución de plantas aromáticas entre las madres con las que habían realizado un proyecto de huertas, y argumentaron que eso no era una urgencia. Esa clasificación, aparentemente, expresaba un supuesto de lo que el pobre necesita o debería priorizar, en este caso manifestada en la alimentación. Como se puede deducir, estas acciones poseen bases éticas (Lemberck, 2012), o sea, se llevan a cabo a partir de principios que permiten evaluar comportamientos propios y ajenos y fijan los límites sobre el bienestar humano, la comprensión del sufrimiento y la posibilidad de impartir justicia.

Las capacitaciones laborales propuestas y su lógica económica de base, así como la formación integral, están ligadas a la ya esbozada idea de la igualdad que resaltan a lo largo de las entrevistas.

Que sea una charla que se parezca un poco a la que tenés con una amiga. Charla, pero charla de igual a igual; de vuelta lo mismo, sin dar clase eh, sin dar cátedra. Por supuesto que vas a pasar un mensaje para sumarle pero hay que tener mucho cuidado con dar cátedra... De vuelta lo mismo, porque ella con una respuesta que me da me puede llegar a dar cátedra a mí, de hecho nos ha pasado (...) A veces hay algunas que otras que te miran con dureza; otras te miran como: “a ver, me venís a enseñar y qué me vas a enseñar”. Otras no, otras de repente son más abiertas, ¿no?

Se puede percibir en este punto la cuestión de la tutela (del pobre como quien necesita ser guiado) por lo que se intenta transmitir ideas que le “sumen” en las charlas, pero se recomienda no colocarse en lugar de superioridad o no ser alevoso en la intención. A la vez, se reconoce que el encuentro con los destinatarios puede ser formativo para las propias voluntarias ya que pueden terminar “recibiendo clases”. En otros casos opera más bien una identificación: el otro podría ser mi familiar o yo misma en un futuro y así se logra reconocer la dignidad de la persona, respetarla, escucharla y aprender de ella.

Al estudiar de las iniciativas solidarias que llevan a cabo colegios católicos de clases altas del conurbano bonaerense, Dukuen y Kriger (2016) indican que habría una “forma incorporada de disposiciones y esquemas morales (Bourdieu, 1980; Dukuen, 2015), tiene que ver en este caso con reconocer y afirmar la igualdad de la condición humana -a través de emociones y afectos como el cariño y la empatía, el “otro” se vuelve fraterno- por encima de las desigualdades sociales (...) más o menos implícita pero innombrable al fin” (2016: 324). Los autores refieren a esto como una “operación fundamental de la alquimia social” (Bourdieu, 1980: 216) que transforma una economía en sentido restringido -o sea de producción, distribución y consumo de bienes materiales con valor de mercado (todo lo relativo a lo no nombrado/desconocido en el discurso) - en una economía de los bienes simbólicos, en este caso, el afecto” (2016: 327).

En las actividades del DAS, el pobre es presentado como un igual. Pero no se espera lo mismo de o para él. Por ejemplo, las propuestas laborales que se fomentan para ellos (manuales, sobre todo) no son iguales a las que tienen los padres y madres del colegio o se pretenden para las estudiantes (intelectuales, liberales, con mayor especialización y de liderazgo). A su vez, la visión de familia y los roles de género defendidos varían según las condiciones socioeconómicas de las personas.

Se apunta primordialmente al trabajo con niños y mujeres (como ya señalé, se ofrecen talleres en simultáneo para niños de los asentamientos cercanos al colegio y para sus madres), dando por sentada la función como productoras de familia que estas poseen. De la misma manera, al referir a los “‘tratos’ que implican solamente a las mujeres” Zapata (2005: 86) entiende que las voluntarias de Cáritas apelan a la figura de mujer beneficiaria en su afán por “producir familias”, mientras que atribuyen a los hombres otro tipo de tareas. Aquí se coloca a la mujer en el centro por el rol que se le otorga en la estructura familiar. Desde el DAS se sostiene que esto se debe a que “el varón está borrado; porque no existe o porque está laburando, o porque no le interesa o por lo que sea. En realidad, la que se ocupa de sus hijos es la madre”. Modelos como estos son también detectados en las instituciones con las que colaboran como es el CAM.

Ahí tenés otro caso: mujeres en riesgo de aborto... Yo no te puedo nombrar la cantidad de nacimientos, pero yo me acuerdo que el año pasado me hablaron de 400 y pico de bebés que lleva el CAM salvados. Bueno, ahí tenés un ejemplo, o sea, como uno puede lograr que esas madres tomen conciencia del valor de la vida que llevan adentro y cuando hacemos una vez al año el testimonio... Hacemos una charla una vez el año con las chicas grandes de secundaria ‐y no tan grandes‐ que vienen a escuchar el testimonio de una mamá que decidió no abortar; es más, creo que fue este año que la mamá que vino había abortado la primera vez a su primer hijo y después tuvo dos más y decidió no abortar; vos escuchas a esa madre que decidió casarse por Iglesia, que bautiza a sus hijos y vos decís pero, evidentemente uno puede llegar de mil maneras. El CAM significa el Centro de Asistencia a la Mujer Embarazada, en realidad es en riesgo de aborto. Yo te diría que el 100% se trata de gente carenciada.

Nari (2004) detecta el modo en que la red de instituciones y los servicios sociales funcionaron como instrumentos para reencauzar los desvíos del ideal en cuanto a las conductas de las mujeres, reforzando lo “femenino” para formar “buenas madres” y así “verdaderas mujeres”. En la entrevista citada, puede verse que no se cuestiona la función incumplida del padre o el abandono. Aquí la familia se constituye solo por la madre y los hijos. Además, el segundo fragmento expresa que la mujer pobre debe ser educada en lo que significa la vida y su deber en el cuidado de la misma. En el discurso, el rol formativo de estas experiencias para las alumnas del Buen Ayre aparece por medio de ejemplos de superación que dan cuenta de los resultados exitosos de su intervención, los “buenos pobres”.

La situación de “la gente carenciada” con todas sus implicancias es explicada de distintas maneras y con perspectivas a diferentes escalas. Se responsabiliza a actores externos en algunos casos, y en otros se incluyen ellas mismas como parte del problema. En las entrevistas hubo quienes señalaron que no es sólo un fenómeno local, sino que los distintos países se concentran en su propio bien y son pocos los gobiernos que se dedican realmente a resolver la cuestión de la pobreza.

Estos discursos son reconocidos por autores que abordan casos semejantes. Retomando el estudio de Dukuen y Kriger (2016),

la formación de esquemas morales interviene en la incorporación de disposiciones políticas, porque ese desconocimiento/reconocimiento contribuye a la distribución desigual de los poderes (…) produciendo principios prácticos de visión y división del mundo social que, mostrándose como morales, son al mismo tiempo “políticos”, en la medida en que «la lucha política es una lucha cognitiva (práctica y teórica) por el poder de imponer la visión legítima del mundo social (...) mantener o subvertir el orden de las cosas transformando o conservando las categorías mediante las cuales es percibido (rico/pobre, blanco/negro, nacional/extranjero, etcétera)» (Bourdieu, [1997] 2003: 268). Entonces, la relación con “el otro”, investida moralmente por los valores humanistas “universales” sostenidos por el colegio y puestos en acción con los alumnos, es al mismo tiempo una relación política desconocida, es decir reconocida como moral (2016: 330-331).

Una alumna voluntaria expresaba su concepción sobre el tema de la siguiente manera.

De política no sé mucho pero el Estado interviene en esas cosas. O sea, vos lo podés relacionar a una injusticia con eso. Pero también un gran factor puede ser la sociedad en sí que no ayuda o no se da cuenta de... de lo que está pasando y se deja estar o no lo ve...em, pero, no sé. Creo que no hay un... un motivo de por qué está la pobreza (...) sí, queremos transmitir esto que nosotros pensamos de que es necesario que nos movamos...o sea, siento que más cultural que político, por ahí, porque va más hacia las personas que no den la espalda que a los políticos para que hagan una reforma para que haya menos pobres...porque mismo esos políticos son personas que lo tienen que pensar...

Las entrevistadas coinciden en este análisis, al reconocer que “todos somos muy egoístas”. Remiten, de nuevo, a la importancia de entrenar la mirada. A su vez, se indica que desde el sector privado podría hacerse mucho por la educación (que ven como vía primordial para “salir adelante”), y a veces no se hace porque no se “mira hacia afuera”, no se piensa en el bien ajeno sino en el propio beneficio. También se externaliza el problema y se piensa en términos más amplios:

A mí me parece que también hay un... hay un tema de la pobreza que tiene que ver con... con la mala distribución (...) el dinero está muy mal distribuido y creo que hay muchas personas que... que no pueden acceder a mejorar su vida porque hay gente que no tiene ni registrado que existen personas que están en una vida chata y que no tienen posibilidad. También los entiendo a ellos, ¿no? Esto de que bajen los brazos, porque como (también bajan los brazos gente que es vaga) pero yo creo que hay mucha gente que no es vaga y que de repente no ve adelante un futuro, no vislumbra... no vislumbra un lugar en la sociedad.

A diferencia de quienes no “registran” ni “incluyen”, las familias del colegio y, particularmente las voluntarias, son entrenadas en esa percepción. Ellas adquieren conciencia social al tiempo que le permitirían al otro formarse puesto que atienden distintos aspectos de la integralidad de su persona, lo que les daría a los pobres la posibilidad de acceder a una “mejor vida”. Estudiando las acciones sociales impulsadas por los maristas en Brasil, Dullo (2008) explica que, de acuerdo con su teorización, los destinatarios de las iniciativas son definidos desde una perspectiva holista vinculada a su noción particular de persona. Esto implica que no limiten la visión del fenómeno de la pobreza a problemas sociales como las carencias económicas o falta de acceso a servicios, sino que incluyen cuestiones como desequilibrios familiares o falencias espirituales, permitiendo “observar una carencias en cualquiera” (Dullo, 2008:78, mi traducción). En tal sentido, puede decirse que la idea de persona cristiana afecta también la forma de concebir la pobreza.

Evidentemente no se detecta una crítica a los sectores con mayor poder adquisitivo en el discurso, pues ellos “se preocupan por lo demás, ¿viste? Está también esa idea de que los ricos, bua, ricos, decir, con un poder adquisitivo, con poder vivir de una forma mejor, no se preocupa por la gente o los usa de una manera y yo creo que no, que es gente que realmente está preocupada”21. En la misma dirección, Bustamante Olguín, al estudiar el empresariado chileno católico durante la dictadura militar de Pinochet, afirma que “los planteamientos del Opus Dei, basados en la santificación del trabajo ordinario y la justificación que hacen de la riqueza, permitieron sintetizar los valores tradicionales católicos de la elite con las exigencias de la modernización económica capitalista neoliberal” (2010: 105).

En algunos casos reconocen que la pobreza se debe a que la persona no desarrolla todo el potencial que tiene y podría desarrollar y se “deja estar”, aunque la mayoría de las veces hay voluntad de trabajar y “salir adelante”, esto no siempre sucede de este modo. Muchas veces habría una ausencia del “valor del esfuerzo” y del sentido de la responsabilidad “de pensar en que hacia adelante uno puede tener posibilidades si tiene una educación”. Una joven integrante del equipo decía con respecto a la pobreza que,

si somos más los que acompañamos a la gente, va a ser menor, y vamos a tender a disminuir. Porque esa persona que tiene contacto conmigo va a entender que para alcanzar lo que necesita no necesita robar, sino... no va a querer robar porque yo ya lo estoy ayudando, lo estoy acompañando y le estoy dando mi trabajo. Entonces no va a necesitar salir a matar o robar al que más tiene, porque sí. Por ejemplo, le estoy dando lugar a conocer que puede aprender desde un principio. Y sí, la pobreza está porque no nos comprometemos a ayudar como se debería. Si todos hiciésemos acción social, para no ponerle ni voluntariado ni algo pago ni... Si todos quisiésemos ayudar a una persona podemos sacar un poco la pobreza. Y todos me refiero desde acá hasta el gobierno, hasta la Iglesia. Todas sus partículas del mundo, de la Argentina, den su parte.

Vuelve a apelar al éxito de las propuestas implementadas desde el DAS además de señalar posibles acciones que los pobres pueden llegar a cometer por intervenciones erradas o insuficientes. Si todos “dieran algo”, más colegios tuvieran un DAS o trabajaran con “personas sin posibilidades”, el “misterio” de la pobreza podría ser de menor magnitud.

Quienes participan del DAS regularmente creen que, aunque cueste y se lleve una vida diferente a la de las personas que participan de los talleres, “hay que bajar a esa situación”. Creen que es mejor que nada y si todos dieran algo se modificaría la realidad o, como expresó Ine: cuando cada uno pone su granito de arena de manera constante esto crece y se forma un arenero, es decir, que las iniciativas del tipo suelen tener un efecto multiplicador. Según me contó una madre voluntaria, sus motivaciones y su percepción sobre las acciones que se desarrollan son las siguientes:

Vi que había un taller que era enseñarle a las chicas que además venís a compartir con tu hija un momento con ella, sea tejer, bordar, lo que sea que a su vez eso tenía una cosa que era social que las chiquitas desde chicas aportando lo poquito que podían estaban haciendo algo social (...) les enseñan a las chicas eso, no? por más de que sea algo chiquitito, que puedan hacer a su nivel pero que eso las ayuda y les va dando como ese hambre de querer después ser cada vez más solidarias con algo más importante (...) uno ve que con una cosa muy chiquita que uno hace le puede cambiar la realidad a una persona y a su vez ve que se siente como algo muy chiquitito cuando ese mundo lleno de injusticias y de cosas y decís, "pucha, no lo puedo hacer". Yo creo que la clave está en eso, en tratar de vos con el de al lado, tratar de ayudar aunque sea en su familia, al de al lado, al vecino, qué sé yo.

En los inicios de mi recorrido de campo me comentaron, con respecto a “lo social”, que “no es necesario hacer grandes obras”. Al igual que en esta oportunidad, aquí emerge una postura que tiene que ver con lo cercano, lo cotidiano, con el carisma de la Obra: la santificación propia y del espacio donde una esté.

Las iniciativas del DAS cumplen funciones varias: forman a las niñas e incluyen a sus familias en ello fortaleciendo los lazos -aunque otorgan un rol primordial a la madre en lo social. Se apoyan en los valores que se promueven en las casas de las estudiantes, y les permite adquirir capacidades que después podrían poner en juego. Tal como sugiere Fuentes, “[l]a solidaridad es aquí un modo de enriquecimiento de sí, en el sentido de que el valor social de estos jóvenes privilegiados se incrementa en función de su contacto con la carencia de la pobreza” (2015: 93) permitiendo una distinción moral y una diferenciación de esa otredad con la que se encuentran.

Conclusión

En síntesis, el DAS se propone generar conciencia acerca de la realidad en tanto “la misión de este colegio es formar mujeres íntegras que puedan influir positivamente en la sociedad”. Se entiende al “dar” como complementario del saber, como valor agregado para el proceso formativo de las estudiantes que les permitiría “realizarse como personas”.

El equipo del DAS está integrado por personas “de la comunidad” y cuenta con la participación voluntaria de madres del colegio y de sus hijas y, ocasionalmente, de sus padres y hermanos. Es así que las acciones a desarrollar se dividen de acuerdo a determinados modelos de género (que suponen disponibilidades, habilidades, “naturalezas”). En definitiva, el espacio funciona como ámbito de cumplimiento de cierta obligación moral para con la problemática de la pobreza, al tiempo que permite la puesta en práctica de los talentos y saberes adquiridos. De este modo, pone en práctica aprendizajes incorporados que podrían servir para el desarrollo profesional (aunque también doméstico) futuro. Este entorno ayuda a comprender el lugar que se ocupa en la sociedad, dar sentido a la desigualdad existente y distinguirse de otras personas con “realidades” similares pero sin implicación social. Además, sería escenario propicio para “recibir” (aprendizajes, afectos, saberes) y cambiar así la mirada.

El objetivo para con el pobre es “mejorarlo”, tutelarlo con cariño para que salga de su pobreza moral (aprendiendo valores como el de la responsabilidad) y material (fomentando la educación mediante capacitaciones laborales para desarrollar, en especial, tareas manuales). Se fomentan la ética del trabajo y el esfuerzo para valorar lo que se recibe) y, paralelamente, movimientos de identificación con el pobre que reflejan una actitud igualitarista por buscar “acercar” a las partes. Así, habría un juego económico simbólico más que material en el que se prioriza el trato afectuoso por sobre otros aspectos.

Las causas de la pobreza no serían solo externas y de escala macro, sino también se atribuyen a quien se encuentra en tal situación y permanecen allí. Además, las nociones sobre dicho fenómeno se apoyan en bases éticas que contienen una valoración específica acerca de qué deberían jerarquizar quienes permanecen en tal posición, la gravedad de las diferentes carencias y los modos de cuidado “mejores” que habría que enseñar y transmitir. Según el carisma del Opus Dei, no habría necesariamente una oposición al sistema económico vigente. Pero principalmente, las acciones que el área ofrece brindan formación “en valores” y permiten poner en práctica saberes adquiridos e incluso incorporar habilidades “dando”, lo que pretende fomentar un buen desarrollo laboral u ocupacional futuro para las niñas, jóvenes e incluso madres voluntarias que se involucran en el espacio.

"Al doctor Héctor Vázquez

(1941-2023)

Fundador de la revista Papeles de Trabajo

In memoriam"

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1 El siguiente artículo está basado en uno de los capítulos que integró mi tesis doctoral en antropología, referente a los sentidos otorgados por el Opus Dei a su intervención solidaria en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Argentina.

2Si bien esta figura del derecho canónico atribuía la jurisdicción al Prelado (quien gobernó en colaboración con un consejo de mujeres - denominado Asesoría Central - y uno de hombres - llamado Consejo General), tras el Motu Proprio del 4 de agosto de 2022 Francisco ordena la transferencia de sus competencias a los obispos del clero implicando una sujeción territorial.

3Las y los numerarios son quienes mayor disponibilidad presentan a lo que dispone el Prelado atendiendo apostolados y encargándose de la formación espiritual, viven en celibato apostólico en centros femeninos o masculinos respectivamente, gobiernan sedes (las mujeres además administran los centros) y, en el caso de los hombres, deben tener título académico o profesional. Las numerarias auxiliares viven en celibato apostólico en administraciones del Opus Dei, realizan labores domésticas en los centros y su vocación a la Prelatura es igual que su vocación profesional. Los y las agregadas viven en celibato apostólico en casas propias y se dedican al apostolado y la formación según sus posibilidades. Los y las supernumerarias pueden ser laicos célibes o casados y participan de los apostolados según sus ocupaciones profesionales, familiares y civiles

4Allí apelé a distintos recursos. Bella Vista es la localidad donde pasé casi toda mi infancia. Está ubicada en el partido de San Miguel, al noroeste del Área Metropolitana de Buenos Aires. Se caracteriza, entre otras cosas, por la “presencia de familias reconocidas por su catolicismo, sus vínculos con el Estado (funcionarios, personal del personal judicial, etc.) y la presencia de profesionales prestigiosos e importantes comerciantes” (Fuentes, 2015: 81- 82). Haberme criado allí me permitió recurrir a apellidos de familias católicas de la zona. A su vez, mi cercanía a la “clase alta argentina” (Gessaghi, 2015) me ayudó a entender qué recursos movilizar en cada oportunidad. Fue de gran ayuda el haber sido socializada en el catolicismo e incluso haber frecuentado ámbitos de sociabilidad católicos. Asimismo, haber realizado trabajo de campo con sectores tradicionalistas católicos fue de gran utilidad. Sumado a ello, envié una carta de presentación a los representantes de iniciativas sociales con quienes me contactaron e incluí una carta de aval académico.

6Entrevista realizada a una integrante del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

7El jardín Juan Diego es un instituto de educación inicial que se encuentra en las cercanías del colegio. A diferencia de otras instituciones con las que colabora el Buen Ayre, este no depende de asociaciones civiles ligadas al Opus Dei.

8El colegio Nuestra Señora del Buen Consejo es una institución educativa subvencionada y católica destinada a mujeres cuya población proviene mayoritariamente de la villa 21-24 y zonas aledañas. Depende de la Asociación de Emprendimientos Sociales, Educativos y de Salud (AESES), otra asociación civil inspirada en la propuesta de Escrivá.

9El colegio Cruz del Sur se encuentra a pocas cuadras del Buen Consejo y comparte todas sus características salvo por el hecho de estar destinado a varones.

10Desde esta organización se ofrece atención, tras un primer contacto telefónico, a quienes cursan un embarazo no deseado. Su objetivo es que las mujeres transiten el período de gestación completo, para lo cual brindan acompañamiento durante el primer año del bebé a través de la provisión de pañales y leche, entre otros recursos. Como indican Kunin y Lucero, el hecho de que sientan la obligación moral de “conservar la vida” tiene que ver con “valores tradicionalmente asociados con las mujeres” (Tronto, 2009, citado en Kunin y Lucero, 2020: 66).

11Entrevista realizada a una madre voluntaria del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el viernes 18 de mayo de 2018.

12Entrevista realizada a una madre voluntaria del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el viernes 18 de mayo de 2018.

13Entrevista realizada a una integrante del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

21Entrevista realizada a una integrante del equipo del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

5Entrevista realizada a la directora en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 24 de mayo de 2018.

14Entrevista realizada a una integrante del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

15Entrevista realizada a una integrante del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

16Entrevista realizada a la directora de la institución en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el viernes 18 de mayo de 2018.

17Entrevista realizada a una integrante del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

18Entrevista realizada a una integrante del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

19Entrevista realizada a una alumna voluntaria del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el viernes 18 de mayo de 2018.

20Entrevista realizada a una integrante del equipo del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 19 de abril de 2018.

22Entrevista realizada a una integrante del equipo del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el jueves 26 de abril de 2018.

23Entrevista realizada a una madre voluntaria del DAS en el Colegio del Buen Ayre de San Isidro el viernes 18 de mayo de 2018.

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