SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.8 número1Patrones de consumo final de cérvidos en el Paraná medio: el caso del sitio Cerro AguaráEl Carmen 1, un poblado Intermedio Tardío en el valle de Santa María (Prov. de Tucumán): El Carmen 1, a Late Intermediate village in Santa María valley (Tucumán province) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista del Museo de Antropología

versión impresa ISSN 1852-060Xversión On-line ISSN 1852-4826

Rev. Mus. Antropol. vol.8 no.1 Córdoba jun. 2015

 

ARQUEOLOGÍA

Análisis funcional del conjunto arquitectónico RCh 8, localidad arqueológica de Rincón Chico, valle de Yocavil, Catamarca

Functional analysis of architectural unit RCh 8 at the archaeological site of Rincón Chico, Yocavil valley, Catamarca

 

Fernando. G. Cabrera*

*Museo Etnográfico Juan. B. Ambrosetti, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Argentina. E-mail: fergc_18@yahoo.com

Recibido 22-02-2014.
Recibido con correcciones 25-11-2014.
Aceptado 27-03-2015


Resumen

El presente trabajo evalúa desde una escala micro las evidencias recuperadas en el conjunto residencial Rincón Chico 8 (RCh 8), emplazado en el sector bajo de la localidad arqueológica de Rincón Chico, Santa María, Valle de Yocavil, Catamarca. Dos fechados lo adscriben al Período de los Desarrollos Regionales (siglos IX-XV). Conjuntos arquitectónicamente similares fueron mencionados por primera vez por Ambrosetti (1897) para Quilmes y fueron propuestos como unidades habitacionales, interpretación que fue retomada por otros autores. Las evidencias recuperadas y los rasgos arquitectónicos en el conjunto RCh 8 permiten plantear su uso como unidad habitacional, no obstante, exhibe discrepancias con lo propuesto por Ambrosetti ya que se encontraron diferencias en la distribución de las actividades entre las estructuras que lo componen y en rasgos arquitectónicos postulados como propios de los conjuntos. Las implicancias asociadas resultan relevantes para la revaluación de propuestas vinculadas a los asentamientos del valle de Yocavil, como el tamaño de los grupos que las habitaron o la escala de almacenamiento.

Palabras clave: Conjunto Residencial; Desarrollos Regionales; Micro escala; Rincón Chico; Valle de Yocavil.

Abstract

The present article evaluates, at the micro-scale, the recovered evidence at the Rincón Chico (RCh 8) residential complex, located in the lower sector of the archaeological site of Rincón Chico, Santa María, Valle de Yocavil, Catamarca. Two dates place the site in the Regional Developments Period (9th-15th Century AD). Ambrosetti (1897) first described similar architectural structures for the site of Quilmes, interpreting them as residential units; this interpretation has been accepted by other scholars. Evidence recovered as well as the architecture of the RCh 8 assemblage allow for their use as residential units. Nevertheless, there are certain discrepancies between what Ambrosetti proposes and our evidence such as differences in the distribution of activities in the structures and in the architectural components that are attributed to these structures. These differences are important in re-evaluating concepts concerning settlements in the Yocavil valley, such as the size of the groups that inhabited these sites or the storage scale in the area.

Keywords: Residential Unit; Regional Developments; Micro-scale; Rincón Chico; Yocavil Valley.


 

Introducción

Los estudios sobre espacios domésticos y los grupos que los habitaron son fundamentales en el conocimiento de las dinámicas sociales prehispánicas. La importancia de las Unidades Domésticas (U.D.) en el estudio del pasado y sobre todo en la arqueología, radica en que conforman la mayor parte de la población en las sociedades pasadas, como sugiere Allison (1999) (retomando a Smith [1992]). Sin embargo una de las dificultades que se presenta en la investigación de estos grupos se establece en cómo definir sus límites como entidad social. Para la antropología social la forma de obtener los datos permite una aproximación más ajustada de los valores relativos y las variables utilizadas para su análisis. En tanto para la arqueología resulta más complejo determinar los factores apropiados para afrontar la descripción y la composición de los grupos humanos involucrados.

Por lo tanto se aborda la funcionalidad del conjunto RCh8 sin profundizar en la problemática asociada a las U.D., sino tomando como eje principal tanto las actividades capaces de ser reconocidas y usualmente asociadas a un espacio doméstico; -por ejemplo, elaboración y consumo de alimentos - (Ashmore y Wilks 1986; Rivolta y Salazar 2007; Tarragó 2007), como la presencia de rasgos arquitectónicos que creemos importante tener en cuenta en un ámbito residencial. Los mismos se relacionan con los atributos apropiados para la protección ante las inclemencias climáticas, para el descanso, posibilidad de calefacción más efectiva de la unidad, etc. (Taboada y Angiorama 2003). Es decir con mejores condiciones de habitabilidad.

Conjuntos con una configuración arquitectónica similar a RCh 8, compuesta por un gran recinto rectangular y otros menores asociados, se encuentran ubicados no solo en el sector del conoide del sitio Rincón Chico, donde habrían sido utilizadas como unidades residenciales (Tarragó 1998), sino también en sitios del valle de Yocavil como Quilmes; Fuerte Quemado; El Pichao, entre otros. Precisamente para el sitio Quilmes, Ambrosetti (1897) planteará una primera definición funcional de este tipo de unidades arquitectónicas y sostenida por otros autores a lo largo del tiempo (Bengtsson 1992; Cornell y Stenborg 2001; Kriscautzky 1999; Madrazo y Otonello 1966). A su vez, la recurrencia en el patrón arquitectónico permitió el planteo de una serie de características arquitectónicas particulares para los conjuntos (Raffino 2007:265).

En el presente trabajo se realiza un análisis de la evidencia artefactual obtenida durante las excavaciones en RCh 8 y sus posibles vinculaciones funcionales. Además, se discuten los rasgos arquitectónicos como parte de la unidad habitacional y se evalúan las propuestas realizadas por Raffino para dicho patrón arquitectónico. Como resultado se plantea una sectorización diferente de las actividades dentro de la estructura al postulado por Ambrosetti, para el cual las estructuras rectangulares constituirían el espacio donde los grupos humanos habitaban mientras que los circulares serían depósitos adosados. En nuestro caso y a partir de la evidencia se postula que es la unidad circular la que configuraría principalmente un espacio de habitación y/o descanso, mientras que la estructura rectangular respondería a un área de actividades múltiples. La distribución de actividades propuesta por nosotros posee implicancias para los cálculos demográficos que toman en consideración las superficies ocupadas.

A continuación se exponen brevemente algunas ideas sobre las Unidades Domésticas a fin de ver sus focos de atención a lo largo del tiempo y las posibilidades de abordaje de la problemática planteada por nosotros a través del reconocimiento de las actividades como indicador material.

Algunos conceptos sobre Unidad Doméstica

Señalan Balazote y Radovich (1992) que, en un temprano trabajo Chayanov (1923) mencionaba los elementos claves -producción, consumo y residencia- que la antropología social tomaría posteriormente para la definición del concepto de Grupo o Unidad Doméstica. Para los autores, la importancia de estas Unidades radica en su capacidad de garantizar tanto el sistema productivo como el reproductivo, dado que en su interior se produce la transmisión de valores, normas, conocimientos técnicos como también la reproducción biológica. Según Quiroz (1988/1989) los criterios adecuados para definir los límites, o cómo se conforma la U.D., giraron en torno a dos grandes tendencias dentro de las que se ha movido el concepto, sean a favor de los lazos familiares o de la co-residencia. Esta propuesta concuerda con lo mencionado por Taboada y Angiorama (2003) (en base a Wilk y Rathje 1982) en relación con las dos grandes líneas teórico-metodológicas vinculadas al estudio de las U.D. Una correspondiente a la antropología sociocultural -con el énfasis puesto en relaciones de parentesco entre sus miembros- y otra seguida principalmente por la arqueología -enfocada en el comportamiento de los miembros del grupo doméstico y sus actividades-

Por estas razones, las actividades de los grupos se plantean como el enfoque más apropiado o en todo caso, el menos ambiguo por el momento en lo referente a su utilización en nuestra propuesta.

Unidades domésticas y arqueología
En la arqueología existen factores que hacen necesaria la utilización del concepto de Unidad Doméstica con precaución, dadas las dificultades que se presentan para poder trazar lazos que permitan aprehender las relaciones sociales involucradas en estas. Especialmente porque son múltiples las perspectivas y modos de abordar las problemáticas asociadas a las U.D como foco del trabajo arqueológico y sus vinculaciones con la evidencia material (Allison 1999; Gillespie 2012; Janusek 2005; Nash 2009; Stanish 1989).

Puede entenderse entonces, que dadas las características particulares del registro arqueológico, las definiciones de U.D. se hayan focalizado más en su correlato material (en las actividades) que en referencia a relaciones de parentesco o a su composición. Aunque es posible apreciar distintas modalidades de articulación entre las personas, configurando una gran variedad de tipos de organización entre éstas (Nielsen 2001). Por otro lado, buscar definiciones a priori de lo que constituye lo doméstico conlleva el riesgo de enmascarar la variabilidad de cada contexto doméstico en particular (Vaquer 2007). Otros autores toman a la co-residencia, aunque con recaudos, como alternativa para caracterizar a la U.D. y afrontar dichas dificultades (Hendon 1996; Taboada y Angiorama 2003, Wilk y Rathje 1982).

Una forma de poder subsanar los inconvenientes que surgen a partir de la existencia de múltiples tipos de articulaciones en los modos de residir de los grupos es tomar al espacio doméstico como "escenario de un conjunto de actividades" (Rapoport 1990; citado en Nielsen 2001:42), más allá de los lazos familiares que unen a los grupos o su tipo de articulación, situaciones que serían temas de indagaciones posteriores y dependientes de los datos (Nielsen 2001).

En nuestro caso, al considerar que uno de los aspectos funcionales que habría desempeñado la unidad RCh 8 fue como estructura residencial, toman importancia los elementos que nos permitan referirnos a los espacios domésticos, sin abordar las características particulares del grupo social que habría hecho uso de la misma. Por lo tanto, si aceptamos que no estudiamos a la Unidad Doméstica sino a parte de su registro material, son las evidencias materiales asociadas a las faenas diarias y los espacios involucrados por los grupos humanos, una forma de identificar espacios domésticos (Janusek 2005; Rivolta y Salazar 2007; Tarragó 2007).

Rincón Chico

La localidad arqueológica de Rincón Chico se ubica a 5 km. al sudoeste de la ciudad de Santa María, provincia de Catamarca. Posee una área mínima de 500 ha, incluye 37 sitios arqueológicos registrados (Tarragó 2007) y correspondería a un asentamiento de primer orden a nivel regional1 (Nastri 1997-1998) (Figura 1). Por su parte, el desarrollo arquitectónico en el sitio habría estado en relación con los cambios producidos a nivel social durante los Desarrollos Regionales (siglos IX-XV), donde se estarían produciendo un aumento de la heterogeneidad y la desigualdad social (Tarragó y González 2004: 299). Situación que implicaría modificaciones en las relaciones sociales y segregación de sectores residenciales, reflejándose en áreas con funciones y actividades específicas (Tarragó y González 2004).


Figura 1
. Mapa de la localidad de Rincón Chico. Los círculos numerados corresponden a los conjuntos excavados en el sector bajo. Los cuadrados a cementerios (modificado Tarragó 2007).
Figure 1. Map of Rincón Chico site. Numbered circles correspond to the residential units excavated in lower area; squares to cemeteries (modified Tarragó 2007).

A nivel intra sitio, el estudio de las pautas arquitectónicas y la forma de organización de las estructuras dentro del espacio permitió el planteo de un patrón de asentamiento dividido en tres sectores. En primer lugar se encuentra Rincón Chico 1 (RCh 1) que incluye las construcciones en la cima y la ladera del cerro y cuenta con un mínimo de 365 estructuras arquitectónicas. Un segundo sector ubicado en el cono aluvial de la vertiente oriental de las sierras de Cajón sobre el cual se encuentran 26 sitios estructuras dispersas con vestigios de recintos habitacionales. Y un tercer sector que incluye áreas de enterratorios, de circulación y actividades específicas -como molienda y cantería- localizadas entre los conjuntos constructivos, las cuales se vincularían a la producción doméstica, artesanal y cementerio (Tarragó 1987, 1995, 1998; 2007).

Como modelo de ocupación del asentamiento, una sección de RCh 1 (la parte alta del cerro) habría sido ocupada por una elite, mientras que otras facciones de la población se habrían instalado en los sectores de ladera, y los grupos dedicados a las tareas productivas en las unidades dispersas del conoide (Tarragó y González 2004).

Unidades arquitectónicas del sector bajo
En referencia a los conjuntos dispersos, del cual el conjunto RCh 8 forma parte, se ubican en distintos sectores del conoide separados entre sí por espacios libres de construcciones. Los mismos están compuestos por grandes canchones rectangulares a los que se le adosan estructuras más pequeñas en número variable de uno a ocho, y que pueden ser rectangulares o circulares (Tarragó 1987; 1995; 1998).

A lo largo del tiempo y desde que Ambrosetti (1897) describiera estos conjuntos por primera vez para el sitio de Quilmes y les asignara la función de estructura residencial, se han propuesto varias clasificaciones para dichas unidades. Las clasificaciones presentan divisiones referidas a los modos de agrupación y articulación de las estructuras (p.e. Madrazo y Otonello 1966; Nastri 1997-1998; Raffino 2007; Tarragó 1998). El entorno de cada conjunto incluye espacios "exteriores" (destacado en el original) sin construcciones de piedra pero que permitirían conformar lugares de trabajo2 (Tarragó 2007:91). Estos conjuntos, integrados por un gran recinto cuadrangular y recintos de menor tamaño unidos, brindan una característica distintiva a los conjuntos arquitectónicos dispersos, y su presencia se repite en otros sitios del valle de Yocavil además de Rincón Chico, como por ejemplo: en Quilmes (Ambrosetti 1897); Las Mojarras o Cerro Pintado; (Tarragó 2007); Fuerte Quemado (Kriscautzky 1999); El Pichao (Bengtsson 1992).

Como hipótesis funcional en Rincón Chico dichos conjuntos constructivos además de estar ocupados por fracciones de la población que realizaban actividades domésticas configuraban espacios donde se llevaban a cabo la producción de bienes en escala superior a las necesidades de la unidad, donde el gran recinto rectangular sería un patio de trabajo protegido (Tarragó 1998; 2007; Tarragó et al. 1998-1999; Tarragó et al. 2001). Para Nastri (2001) los recintos circulares podrían haber correspondido a depósitos adosados a los grandes cuadrangulares.

Conjuntos excavados
En el sector bajo se han excavado hasta el momento seis conjuntos considerados habitacionales, incluyendo a RCh 8. RCh 12, RCh 13, RCh 14 y RCh 15 serían conjuntos sin unidades circulares adosadas. Se ubican en las cotas más alejadas con respecto al conglomerado RCh1, cercanos a un camino actual, y próximos a un posible tramo troncal del camino incaico (González y Tarragó 2004). En tanto, RCh 18 y RCh 8 corresponden al grupo que exhibe unidades circulares asociadas (Figura 1).

El análisis arquitectónico y las evidencias recuperadas del primer grupo muestran diferencias con lo observado en RCh 8. En los conjuntos RCh 12, RCh 14, RCh 15 los pisos de ocupación detectados en el interior de las unidades rectangulares se encuentran a una profundidad relativa mayor, los que pueden alcanzar el 1,5 m -sector Sur de RCh 12-, aunque en promedio se ubican entre 0, 50 y 1 m del nivel actual del terreno (Palamarczuk 2008; Tarragó 1998; 2007). En los recintos rectangulares de RCh 13 y RCh 14 se pudo comprobar la utilización de muros simples apoyados contra estratos naturales del terreno (Tarragó 1998) a manera de muros empotrados, situación no vista en RCh 8. Para los conjuntos RCh 14 y RCh 15 se menciona evidencia de posibles remodelaciones (González 2002; Tarragó 2007).

En una visión general de los conjuntos puede verse una tendencia de estilos y formas cerámica más tardías, que difieren de lo registrado en RCh 8, datos sustentados por lo fechados radiocarbónicos (ver Greco 2010).

Datos importantes para nuestra discusión lo aporta la evidencia artefactual que pudo ser recuperada en el área intra muros de las unidades rectangulares mencionadas, como arcilla sin cocer en RCh 12, un gran área de molienda con piso preparado, mineral de cobre, cerámica refractaria y núcleos de obsidiana en RCh 14 o la evidencia de actividades metalúrgicas en la Estructura 1 de RCh 15 (González 2002; Palamarczuk 2008; Tarragó 1998, 2007). Dicha información nos permite tener una aproximación tentativa a las actividades que se desarrollaban en estos espacios y suplir la falta de evidencia hasta el momento de la estructura rectangular de RCh 8.

En cuanto a RCh 18, la presencia de la estructura circular adosada, su instalación arquitectónica y el componente cerámico, -formas, tipos y estilos- lo asemejan a RCh 8 (Greco 2010; Palamarczuk 2008; 2009).

Rincón Chico 8

El conjunto arquitectónico Rincón Chico 8 (RCh 8) está compuesto por un rectángulo trapezoidal de 24 m por 18 m (E1), y una estructura circular (E2) adosada a su vértice Noroeste de nueve metros de diámetro en su parte externa y de seis metros de diámetro interior -29 m² aproximadamente- (Figura 2). Ambas estructuras poseen muros dobles con rellenos de ripio con un ancho de entre uno y tres metros. Cabe aclarar que el muro doble de E2 se ubicaría a partir del nivel del suelo externo (ver más adelante). Las excavaciones permitieron apreciar que la estructura circular posee muros construidos, principalmente con lajas grisáceas dispuestas horizontalmente sin mortero de unión entre los mampuestos, y bloques de cuarzo blanco y pegmatita rosada en mucha menor proporción. La utilización de lajas como cimientos del muro, rasgo característico de la arquitectura santamariana (ver Nastri 2001), pudo ser comprobada en E2 a partir de una gran laja ubicada en el sector Norte del muro.


Figura 2
. Plano de RCh 8 y detalle de cuadrículas excavadas.
Figure 2. Plan of RCh 8 and detail of the excavated grids.

Las excavaciones comenzaron en 1999 con un sondeo de 2 x 2 m en el sector NE de la E1, en el cual se realizaron cuatro niveles artificiales de 10 cm considerándose estéril el depósito ubicado a 30 cm de profundidad. A comienzos del nivel dos se menciona la presencia -sobre el perfil S del sondeo- de una delgada capa de ceniza. En el límite entre los niveles dos y tres se recuperaron un núcleo de obsidiana y escasos fragmentos de huesos. El sondeo concluyó a 1,38 m de profundidad de la superficie, sin que se definiera claramente un estrato que pudiera ser atribuido a un piso de ocupación, aunque se postuló que posiblemente el piso se encontrara muy cercano a la superficie, a nivel del lente de ceniza.

En el año 2003 se excavó una cuadrícula de 2 x 4 m en E2 mediante la técnica de decapado. Pudo apreciarse que al Sur del muro interno de E2 se presentaba un gran derrumbe. Conjuntamente se realizó una trinchera sobre el sector Este y otra sobre el muro Sur, que tiene contacto con el muro Norte del recinto cuadrangular. La técnica constructiva de la sección superior del mencionado muro interno de E2 mostró que solo las tres primeras hileras superiores presentan lajas acomodadas, en tanto la parte inferior corresponde a un terraplén de tierra (Greco y Cabrera 2009). De una pequeña concentración de carbones asociados a fragmentos óseos de fauna ubicados sobre el piso de ocupación se obtuvo un fechado de 660 +/- 70 ARCP (LP 1491) calibrado (95.4%) 1220 DC 1420 cal DC, con un grado C de asociación muestra-evento (Greco y Cabrera 2009).

En el año 2004 se completó la excavación de E2, siendo la primera estructura asociada a un gran recinto rectangular de todo el sitio Rincón Chico en ser excavada en su totalidad. La técnica de excavación fue el decapado, definiéndose ocho niveles estratigráficos. En el nivel 8, definido como piso de ocupación, hacia el sector Sudeste y cerca de sector del vano, se constató la presencia de un fogón plano de 80 cm² y 10 cm de profundidad. Se detectó la existencia de otros tres lentes de ceniza y carbón de menor tamaño y espesor (Figura 3). Del fogón se obtuvo otro fechado: 520+/-50 ARCP (LP 1624) calibrado (66.0%) 1380-1460 cal D.C.- con un grado B de asociación muestra-evento (Greco y Cabrera 2009). Los valores de los fechados pueden considerarse estadísticamente indiferenciados y el rango de años probables para las fechas promediadas es de 570+/- 40 ARCP calibrado (95%) 1292 -1430 D.C. (Greco y Cabrera 2009).


Figura 3. Planta del piso de RCh 8 E2 (tomado de Greco 2007).
Figure 3. RCh 8 E2 floor (taken from Greco 2007).

La excavación reveló que en los muros se intercalaban rocas de cuarzo blanco y de pegmatitas rosadas entre las lajas grisáceas, que podrían configurar algún tipo de patrón decorativo (Baigorria et al. 2005). Dicha situación no fue posible comprobarla en toda la unidad dado el gran derrumbe producido en el muro, mientras que en otros sectores dicho arreglo no es visible. De todas maneras, los colores utilizados en muros de estructuras de cuidada confección en RCh1 hacen del rasgo del color una variable a tener en cuenta.

En el año 2007 el foco estuvo puesto en el tipo de comunicación entre ambos recintos. También se buscó aclarar dudas respecto a la relación entre los pisos de ocupación de ambos recintos entre sí y de las estructuras con el nivel del suelo exterior, al mismo tiempo ver si existían o no diferencias de alturas o de otro tipo entre el sector presumiblemente techado en galería y el resto de la superficie o patio en el interior de E1, como fuera sugerido para los recintos del "Sistema Yocavil" (sensu Raffino 2007: 265).

Se excavaron dos cuadrículas en el interior de la estructura E1 ubicadas a 2,5 m del muro Oeste y Norte; y cuatro cuadrículas de 2 x 2 m en la zona exterior del recinto o zona de accesos a E1-E2 y junto al muro exterior (Figuras 2 y 5). La excavación de las cuadrículas en E1 (E3c y F3a) se realizó por decapados. El sedimento en ambas cuadrículas se mostró homogéneo desde pocos centímetros bajo la superficie actual, con fragmentos de lajas y gran cantidad de clastos medianos y pequeños (Figura 4) situación similar a la referida para el sondeo de 1999.


Figura 4
. Perfiles de la unidad E3c de RCh 8 E1.
Figure 4. Profiles of E3c RCh 8 E1 unit.


Figura 5
. Zona de accesos y relación entre los pisos exterior (a) e interior (b) en E2.
Figure 5. Access zone and relationship between exterior floor (a) and interior (b) in E2.

Dado que no se produjeron hallazgos de ningún tipo hasta los 60 cm, se decidió continuar excavando sólo la cuadrícula E3c. Se profundizó hasta un metro bajo la superficie, manteniéndose tanto la ausencia de material como la composición sedimentaria. Se realizó un testeo final mediante un sondeo no estratigráfico de 20 cm de profundidad, concluyéndose la excavación por no presentarse cambios. Las excavaciones no revelaron diferencias sedimentarias posibles de ser asignadas a la presencia de un posible patio hundido como postulara Raffino para el Sistema Yocavil.

En cuanto al sector externo, bajo el derrumbe del muro Norte de E1, producido hacia el exterior del mismo, se pudo detectar el paramento externo (Este) -de forma curva- del muro que contacta E1 con la estructura circular E2 y se une al muro Sur de la rampa de ingreso a ésta. El muro curvo circunscribe levemente un sector de piso que posee un sedimento de gran dureza que se continúa hacia la entrada de E1 y que coincide con la altura del borde superior de la rampa y la línea de base del muro. Posiblemente hubiera otro muro recto que continuaba la línea del vano, delimitando un espacio con el muro curvo, pero solo se encontraron rocas sueltas que seguían una orientación recta. La superficie de la rampa finalizaba sobre una gran laja ubicada dentro del recinto circular a modo de umbral o escalón. Pudo constatarse que la diferencia de altura entre el piso exterior y el piso de la estructura circular es de aproximadamente de 46 cm (Figura 5).

Por las características del suelo encontrado bajo el derrumbe del muro, que coincide con el comienzo de la rampa en su parte más alta y la altura de la base de las lajas del muro curvo y del muro Norte de E1, creemos que este nivel sería el original del suelo exterior del conjunto en momentos de su utilización. Así mismo, la cuadrícula excavada en el sector exterior Este de E2 mostró que las líneas de mampuestos que conforman el muro doble se encuentran apoyadas sobre el sedimento, a una altura similar a la del nivel original del suelo propuesto. A partir de este nivel creemos que se habría construido el muro doble, constituyendo el muro interno de E2 un muro simple empotrado.

Materiales Presentes

Conjunto cerámico
En lo referente a los hallazgos culturales, la cerámica fue el elemento más abundante. Analíticamente se agrupó por Familia de Fragmentos (F.F.) (Orton et al. 1997). Los fragmentos que no pudieron ser agrupados con otros del conjunto fueron reconocidos también como una Familia. Esto se da en función de la representación en F.F. del total de la muestra.

El total de los fragmentos recuperados en RCh 83 fue 242 agrupados en 52 familias, cuantificados separadamente entre aquellos encontrados dentro de E2 y los que se ubicaban en la zona de accesos (Greco y Cabrera 2009). Muchos presentaron un alto grado de erosión y/o fragmentación, dificultando su adscripción a un estilo o forma particular, situación que puede apreciarse en el número final de indeterminados. Destacamos, en tanto, la presencia de F.F. con un gran número de fragmentos y un alto de grado de remontaje.

Si tomamos en cuenta las F.F. perteneciente a E2 (Tabla 1) el estilo más representado, con casi un 50 %, es el Santa María en sus variedades Tricolor y Bicolor, además de las indeterminadas (Greco y Cabrera 2009). Otro estilo bien representado es el Famabalasto Negro Grabado (FNG) con un 17 %. El resto del conjunto consta de fragmentos de superficie peinada y alisada. Al respecto, los fragmentos de vasijas con marcas de exposición al fuego, salvo uno perteneciente al FNG, correspondieron a estas dos categorías.

Tabla 1. Conjunto cerámico presente en el interior de E2. Los números en negrita indican las familias de fragmentos (modificado de Greco y Cabrera 2009).
Table 1. Ceramic assemblage inside E2. Numbers in bold indicate the fragments families (modified from Greco and Cabrera 2009).

En cuanto a la zona de accesos, del material cerámico recuperado, la mayoría fueron fragmentos muy pequeños y erosionados. Se pudieron agrupar en 10 Familias, pero solo dos contaron con un número significativo de fragmentos: una urna Santa María Negro sobre Rojo (11 fragmentos) y una olla con superficie pintada con decoración incisa (siete fragmentos).

De las formas presentes que pudieron ser adjudicados a una categoría morfológica y remontarse en mayor grado en E2, los pucos fueron los de mayor presencia (nueve F.F. -21,4% del total de los fragmentos recuperados- y una en la zona de accesos) y correspondieron a los estilos Santamariano Tricolor, Bicolor y Famabalasto, -como son las F.F. nº 8, 9 y 10 (puco Tricolor de 20 fragmentos)- (Greco 2007, Greco y Cabrera 2009).

En la distribución de las F.F. algunos de los fragmentos de los pucos se encontraron sobre el piso de ocupación (niveles siete y ocho) y remontaron con otros recuperados en niveles superiores. Si bien tienen una gran dispersión en los planos vertical y horizontal, exhiben un alto grado de remontaje. Situación que nos lleva a considerar que esta dispersión se debe a procesos post depositacionales, como el desplome del muro, y que probablemente estas formas cerámicas se encontraran sobre el piso de ocupación. Misma situación se daría en aquellas F.F. que cuentan con un gran número de fragmentos y que se encuentran en relación con los niveles inferiores, las que estarían asociadas al piso de ocupación (Greco y Cabrera 2009). Sobre este nivel se encontraron fragmentos de ollas sin marcas de exposición al fuego y que representarían piezas grandes y si bien no es claro, podrían indicar algún grado de almacenamiento (Op. Cit. 2009). En cuanto a las F.F que se encuentran exclusivamente en los niveles superiores y conformadas por uno o pocos fragmentos, las mismas habrían ingresado a la estructura en momentos posteriores a su uso.

Conjunto óseo
La muestra total fue catalogada a nivel de abundancia taxonómica (NISP)
4 dividiéndola en unidades de relleno, piso y sector externo. Los restos recuperados5 en E2 y la zona de accesos son en su mayoría de tamaño pequeño y presentan una mala conservación general, razón que hace muy difícil su análisis.

Del conjunto correspondiente al piso de E2 (Tabla 2) pudo ser reconocido solo un 31% aproximadamente de los especímenes y aún de los que pudieron ser asignados, muchos se encontraban meteorizados. A nivel de Orden el porcentaje alcanza un poco más del 16% y cerca de un 3% pudo ser reconocido a nivel de Familia. Solo dos fragmentos muestran rastros de exposición al fuego. En la unidad extra muros los restos muestran un estado general similar de conservación a las otras unidades y solo pudieron reconocerse 12 fragmentos de un total de 63.

Tabla 2. Material óseo representado en el piso de ocupación de E2.
Table 2. Bone material represented in the occupancy floor of E2.

Conjunto lítico
El carácter de la muestra recuperada concuerda con lo visto para Rincón Chico en general donde predomina el uso del cuarzo y los instrumentos presentan usualmente una formatización con bajo nivel de inversión de trabajo. De la estructura E1 se puede destacar la presencia de un núcleo de obsidiana encontrado en el nivel 3. En cuanto a la E2, principalmente se obtuvieron lascas y algunos instrumentos de formatización sumaria: artefactos como raederas, cuchillos y varios núcleos sin agotar, todos estos en material de cuarzo de regular y mala calidad. Además se encontraron lascas de cuarzo con impurezas de hierro las cuales no fueron registradas en artefactos (Gaál 2011). Otros hallazgos fueron una pequeña lasca de obsidiana y un núcleo de basalto con su corteza y sin marcas de extracciones encontrado en el nivel 7 correspondiente al piso de ocupación. Un panorama general del conjunto indicaría su asociación con actividades domésticas (Op. Cit. 2011).

Resta mencionar que en el nivel 4 de E2 -considerado relleno- fueron recuperados pequeños fragmentos de cáscara de huevo dispersos, los que dado su tamaño no pudieron ser asignados a una especie aunque para otras estructuras en Rincón Chico se menciona la presencia de cáscara de huevo posiblemente de Rhea americana. En tanto sobre el piso de ocupación se encontró pigmento rojo (Figura 3).

Discusión

Las inferencias funcionales planteadas sobre conjuntos conformados por una estructura cuadrangular y otras menores asociadas, similares al conjunto RCh 8 analizado en este trabajo, tienen su origen más claro en las que, para el sitio Quilmes fueran realizadas por Ambrosetti en lo que denominó la "ciudad baja" (1897:36). Aquí postulaba que las estructuras que habrían sido utilizadas como residencia serían los grandes cuadrángulos, los cuales albergarían a los individuos y las estructuras circulares serían unidades de depósito. En su descripción de los conjuntos arquitectónicos confluían también términos como familia o casas, constituyendo de hecho la carga interpretativa que a posteriori otros autores sostendrían (Madrazo y Ottonello 1966; Pelissero y Difrieri 1981; Raffino 2007). En referencia específicamente a las estructuras circulares, para Raffino (2007) no habrían cumplido la función de espacio doméstico o habitacional, dado que aquellos sitios que componen el Sistema Yocavil -Quilmes, Tolombón, Fuerte Quemado, Rincón Chico- y La Paya y El Churcal "carecieron de formulaciones circulares destinadas para habitación " (Ibid: 263). Por lo tanto, son las plantas rectangulares las que ocupaban la función de recinto albergue.

Consideramos que existe la posibilidad de entender distintos planos de significados funcionales que habrían cumplido las estructuras arquitectónicas (Eco 1986) y que se encuentran asociados a los sujetos que interactúan y que realizan las interpretaciones. No obstante, al asignarle dos o más asociaciones funcionales coexistentes, es de esperar que una de ellas prefigure a las demás al ser reconocida en primera instancia.6 En nuestro caso es el de estructura habitacional.

RCh 8 como unidad residencial
Durante las excavaciones de E1 no fue posible reconocer con certeza un piso de ocupación. La aparición de un lente de ceniza próximo a los 10 cm bajo la superficie, sumado a que la altura de la superficie de uso original en el sector de accesos tendría una diferencia de altitud con el nivel del sedimento actual en el centro de la estructura E1 de solo de 10 cm más abajo, indicarían el piso cercano al nivel actual del terreno. De ser este el caso, nos permitiría pensar por un lado que no se registró un hundimiento del sector central del patio y que el nivel actual de E1 no varió demasiado desde su utilización. Además, si las marcas de intervención en la E1 de RCh 18 corresponden con los trabajos de Cigliano (Cigliano 1959 citado en Tarragó 1998:229), también para este conjunto el nivel del piso se encontraría cercano a la superficie actual.

En cuanto a los conjuntos RCh 12, RCh 14 y RCh 15, la altura de los pisos dentro de las estructuras rectangulares se encontró a mayor profundidad en referencia con la cota del terreno actual dentro de las mismas estructuras. Esta diferencia de profundidad entre los conjuntos podría corresponder a que el grado de depositación de sedimentos en RCh 8 y RCh 18 fue más bajo, quizás dependiente de su ubicación espacial y el relieve del mismo. Mientras que para los más alejados de RCh 1 la utilización de la topografía del terreno -sugerida por Tarragó (2007)- mediante la implementación de muros empotrados, los momentos de remodelación propuestos o el contacto con actividades actuales habrían afectado su conformación final.

Si bien en Rincón Chico no se detectaron estructuras con lajas clavadas en el interior, un dato surge si tomamos en cuenta que para otros sitios con un patrón arquitectónico similar se menciona en las estructuras rectangulares la presencia de lajas paradas siguiendo el perímetro interno de los muros, las cuales delimitarían espacios posiblemente techados (Ambrosetti 1897; Bengtsson 1992; Cornell y Stenborg 2001; Kriscautzky 1999; Raffino 2007). Las rocas se encuentran en algunos casos clavadas sobre y atravesando el piso de ocupación, además de ser posible verlas desde la superficie. Esto podría indicar que el nivel de la superficie de uso no se encontraba muy por debajo de la superficie actual en dichas estructuras. Por lo tanto, si en E1 de RCh 8 el piso habría estado a pocos centímetros debajo de superficie actual del terreno en el momento de ocupación, lo observado revelaría que no habrían existido muros divisores conformando rasgos interiores o remodelaciones de este. Factor que a su vez habría influido en la escasa preservación de material arqueológico en la estructura.

En lo referente al material, la cerámica fue muy poca y de superficie. Únicamente un núcleo de obsidiana y escasos restos óseos indiferenciados aparecieron entre los 20 y 30 cm bajo la superficie actual. Sin embargo, esta cercanía con la superficie, la ausencia de indicadores de un piso en las cuadrículas E3c y F3a y de otros datos que ayuden a confirmar dicho supuesto, ya que el lente de ceniza es sugestivo pero no podemos confirmar por ahora su validez arqueológica, además de ubicarse 10 cm por sobre el núcleo de obsidiana, vuelven compleja la posibilidad de asignar con certeza su presencia a un nivel de piso de ocupación. Conjuntamente si tomamos en cuenta que el lente de ceniza se ubica al Sur de la cuadrícula, el dato no concuerda con el planteo de un sector hundido hacia el centro de la estructura, lo que conformaría el patio hundido. Observamos que la obsidiana no es una roca con presencia local, hecho que favorecería su transporte humano.

Hasta el momento es difícil de dilucidar si esta ausencia de material o de rasgos de organización interna se deba a la clase de actividades realizadas en la estructura o a procesos sufridos posteriormente, ya que si nos atenemos a la magnitud y tipo de material recuperado en las estructuras rectangulares de los conjuntos RCh 12; RCh 14 RCh 15 (Tarragó et al. 2001) la diferencia es notoria. De todos modos, la superficie y la ubicación de las cuadrículas seleccionadas para excavar son diferentes, lo que podría estar influyendo en el panorama descripto anteriormente.

La evidencia en E2 de RCh 8 es muy diferente. Aquí sí se pudo deslindar un piso de ocupación, donde observamos que la presencia y distribución interna de los artefactos y rasgos recuperados no presentan una clara muestra o un tipo particular de actividades. La excepción estaría dada por el fogón mayor ubicado junto al vano de ingreso/egreso de la estructura. Bengtsson (1992) menciona para la región andina la existencia de estructuras de combustión en recintos circulares, realizadas con fines de limpieza y mantenimiento de lugares de almacenaje. En nuestro caso, junto al fogón se encontraron fragmentos cerámicos con y sin rastros de exposición al fuego -grado 2 de asociación según Greco (2010)-. Al analizar la evidencia cerámica del total del piso de ocupación se observa que los pucos, los cuales pueden vincularse con actividades relacionadas con la preparación y el servicio de alimentos, fueron las formas mayoritariamente reconocidas y los que pudieron ser asociados más probablemente a este nivel, exhibiendo algunas piezas un alto grado de remontaje. Si bien los estilos más representados son el santamariano en la variedad Tricolor y Bicolor y el Famabalasto Negro Grabado (FNG) -con una primacía del primero de estos- ambos decorados y presentes en contextos funerarios, también formarían parte de las actividades cotidianas como parte del servicio y /o la preparación de alimentos (Piñeiro 1996; Palamarczuk 2008; Rivolta y Salazar 2006; Roldán y Funes 1995; Tarragó et al. 1998-1999). En tanto otros fragmentos correspondientes al piso y que presentan un tamaño regular, como el cuello de urna tricolor, pudieron haber cumplido un rol dentro de las actividades llevadas a cabo en las estructuras -no definido aún dado que no fue posible ver en estos marcas de desgaste o de raspado-, ya en su condición de fragmentos conservados como formas útiles, como los utilizados como sostén para pigmentos en RCh 15, y no que su existencia dentro de la estructura se deba al hecho de la fractura de un pieza entera o producto de una limpieza incompleta (Grecoet al. 2012).

En lo que respeta a los fragmentos más pequeños, erosionados e imposibles de adjudicarlos a un estilo o forma particular, su presencia puede corresponder a que por su tamaño no fueran retirados durante la limpieza de la estructura o como parte de relleno del muro ingresaran al interior de E2 al producirse el gran derrumbe de muro del sector Sur. Además y si bien la evidencia es escasa, podría haber existido algún grado de almacenamiento en el interior de E2, indicado a partir de los fragmentos de olla de superficie peinada sin marcas de exposición al fuego y que por sus medidas corresponderían a piezas grandes. Por su parte los fragmentos que sí presentaron marcas producto de su contacto con el fuego, correspondieron a ollas peinadas y alisadas. Se trata de estilos que están en menor proporción dentro del conjunto y que podrían, dadas sus características técnicas, estar relacionadas con la elaboración y cocción de alimentos (Palamarczuk 2008; Piñeiro 1996; Tarragó et al. 1999). En relación con este último punto, no se constataron evidencias vegetales. Así mismo las muestras óseas son escasas y presentan en muchos casos un mal estado de conservación, probablemente producto de los problemas de preservación general de evidencia orgánica en las estructuras de Rincón Chico (Pratolongo 2008), como a los momentos de limpieza de la estructura. De los restos óseos recuperados en el piso de ocupación solo una pequeña parte pudo ser asignada a un taxón -48 fragmentos entre todas las especies contra 108 indeterminados- correspondiendo el porcentaje mayor a Artiodactyla y en segundo término a Mammalia Indeterminada. Aún si contabilizáramos la muestra correspondiente al relleno, los identificados son 40 fragmentos entre todas las especies contra 84 fragmentos no identificados, de los cuales la mayoría son menores a 2 cm (59 fragmentos, 76.6% del total de los no identificados). Situación similar que se da tanto en la muestra de E1, en la cual los pocos fragmentos aparecidos fueron indeterminados, como en la zona de accesos. Aquí la mayoría no pudo ser reconocida, con casi un 80.95% (51 fragmentos) del total (63 fragmentos), correspondiendo a Mammalia indeterminado un 12.70% y para Artiodactyla un 6.35%.

Estas condiciones del material hacen difícil concluir sobre algún tipo de uso, dieta o presencia de partes esqueletarias diagnósticas correspondiente a un patrón particular de consumo. Las especies representadas apuntan en general a los camélidos, posiblemente relacionadas al consumo. Sí podemos comentar que la muestra no difiere -en los taxones representados- de lo analizado para el conjunto RCh 15, donde el porcentaje correspondiente al NISP de los fragmentos reconocidos indica una mayor presencia del orden Artiodactyla (44%) y la familia Camelidae (43%). En dicho conjunto se encuentran también fragmentos de Rodentia, Ave, Edentados en porcentajes menores (Pratolongo 2008).

En cuanto a la cerámica de la zona de acceso, las vinculaciones con el conjunto cerámico del interior de la estructura E1 no son claras, ya que si bien un fragmento Santa María bicolor remontó con uno del interior, ambos son de carácter superficial. Mientras que no se encontraron fragmentos Santa María Negro sobre Rojo ni en el interior ni en el piso de ocupación. Además tampoco fue posible asignar en el sector externo un contexto de uso que pudiera articular los restos con una actividad particular o vincularlo con alguna llevada a cabo en el conjunto. Los demás fragmentos se encontraron muy erosionados. Por lo tanto consideramos que los restos en el sector de accesos corresponderían a momentos posteriores a uso del conjunto.

En consideración a las actividades productivas en RCh 8, podemos mencionar la presencia de pigmento rojo sobre el piso de ocupación en E2, presente también en la unidad circular de RCh 18. Dicho elemento podría estar relacionado con la decoración tanto de piezas cerámicas u otros elementos muebles. En el resto del conjunto artefactual no se recuperó evidencia que permita inferir que este espacio estuviera relacionado con la producción cerámica u otro tipo de bienes. Al respecto, datos expuestos por Siracusano (2008) para momentos post conquista (siglos XVI- XVII), pero con fuerte raigambre en la tradición andina, indican la utilización del color rojo proveniente de distintas substancias para diferentes usos (decoración corporal en hombres -danza, guerra-, en rituales de variada índole; medicinales, entre otros). Por lo tanto dichos usos podrían haber estado presentes en momentos pre-contacto y substancias con dicho color encontrarse en espacios domésticos.

En la zona externa, no pudieron ser detectados elementos ni rasgos asociados con actividades productivas, como sí ocurrió en los conjuntos RCh 13 y RCh 15. De todas maneras, la construcción en forma curva de un paramento del muro estaría exhibiendo un grado de planeamiento relacionado con una sectorización al menos potencial de un lugar protegido para la realización de actividades externas al conjunto. Actividades que no dejaron huellas ni involucraron rasgos asociados a fogones como en RCh 13 y RCh 15. Además, si como Palamarczuk (2008) menciona, dada las características de las pastas, algunos tipos cerámicos pudieron ser manufacturados por distintas unidades de producción, existe la posibilidad de que una parte de la confección (como la decoración o retoques de la misma) de algunas piezas haya podido realizarse en los diferentes conjuntos habitacionales.

El material lítico de RCh 8, salvo un núcleo sin usar de basalto que se encontró sobre el piso de ocupación de E2, una lasca de obsidiana en el nivel cinco y el núcleo encontrado en el sondeo realizado en E1, presenta características habituales de los conjuntos de artefactos existentes en la localidad de Rincón Chico. Es decir, la materia prima utilizada más común es el cuarzo, los artefactos son confeccionados sobres lascas y sus filos son de carácter sumario, exceptuando las puntas de flechas las cuales se realizaron en obsidiana (Gaál 2011). En general, en los sitios de Rincón Chico, dada las potenciales superficies de los artefactos para raer, raspar, cortar, perforar, estos apuntan a su vinculación con actividades de la esfera doméstica, como la preparación de recursos alimenticios y a tareas relacionadas con la producción cerámica, como la preparación de pigmentos (Gaál 2011:34). RCh 8 se encuadra en esta generalidad, presentándose una mayor proporción relativa de raederas sobre el total de artefactos recuperados, lo cual podría apoyar la idea de que en el interior de la E2 se estaban realizando faenas domésticas. El carácter sumario de la formatización de las piezas podría estar relacionado con la abundancia del cuarzo en la zona. Gaál (2011) destaca que el cuarzo lechoso con incrustaciones de hierro no fue reconocido en artefactos líticos pero si en lascas encontradas en niveles de E2, situación que apoyaría la idea de que fragmentos de cuarzo se habrían utilizado en los muros. Esto nos permite plantear que dada su disposición y su color contrastante -por ser de cuarzo blanco- con el gris de las lajas que componen mayoritariamente el muro, pudieron haber constituido elementos decorativos (Baigorria et al. 2005; Greco y Cabrera 2009).

Habitabilidad
Entendemos que la unidad circular presenta condiciones más apropiadas de habitabilidad en tanto brinda la posibilidad de una protección efectiva contra las inclemencias del tiempo al permitir, dadas sus menores dimensiones, ser calefaccionada más fácilmente que la estructura rectangular de mayor tamaño. El fogón, junto con su utilización en tareas de cocción de alimento y los pequeños lentes de ceniza podrían haber cumplido la misión de iluminar y/o calefaccionar la estructura, ya que la ubicación del primero frente al vano acondicionaría el aire ingresante a la unidad arquitectónica y permitiría la salida del humo. Conjuntamente, los indicadores de un poste central en el conjunto RCh 18 E2 avalan la eventualidad de un techo de forma cónica en la E2 de RCh 8 dada su similitud arquitectónica. Este tipo de techado fue planteado por Ambrosetti (1897) para las unidades circulares de Quilmes. De ser así, al poder techarse en su totalidad, su calefacción y la protección contra los fenómenos meteorológicos serían más efectivas. En la estructura rectangular, aun suponiendo que se encontrara techada en galería totalmente o en parte -posibilidad dada por los hoyos de poste encontrados en RCh 15 o indirectamente por la olla de grandes dimensiones en RCh14 (ver Palamarczuk 2008)- la superficie de sector central se encontraría descubierta, disminuyendo su posibilidad de calefacción.

Una característica más se encuadra en lo dicho, se trata de la altura de los pisos. La instalación bajo nivel del suelo original, utilizada como una estrategia para mitigar las dificultades del clima, y el factor del patio central hundido respecto a la galería techada como diferencia interna que demarcaría distintos lugares de uso y/o divisiones simbólicas dentro de los grandes cuadrangulares, constituyen rasgos fundamentales en la descripción del patrón arquitectónico del "Sistema Yocavil" (Raffino 2007: 262). En nuestro caso no se apreciaron diferencias ni de alturas ni sedimentológicas en E1. Estas últimas características en RCh 8 E1 responden aproximadamente desde los 25 cm bajo la superficie a las mencionadas por Huidobro (1972) como sustrato natural para el sector Oeste del río Sta. María y se diferencia de los elementos sedimentológicos encontrados en los niveles de relleno excavados en E2. Por lo cual la instalación a bajo nivel no sería parte del patrón constructivo de la unidad rectangular. Situación similar plantea Tarragó para las estructuras RCh 15, RCh 14, RCh 13, RCh 12, dado que las excavaciones demuestran que los recintos [rectangulares]7 no son semi-subterráneos, salvo que estén ubicados en lugares con pendiente acentuada (Tarragó 2007:91). De ser cierta la efectividad de este rasgo arquitectónico y la elección por parte de los individuos como forma de enfrentar las adversidades climáticas, la condición a bajo nivel de E2 de RCh 8 (situación que exhibe E2 de RCh 18) configuraría un factor más en búsqueda de mejores condiciones para la residencia.

Si bien la distribución espacial de las estructuras en Quilmes y de Rincón Chico es similar dado que presentan conjuntos arquitectónicos en la cima del cerro, sobre la ladera y dispersos sobre el conoide, los conjuntos arquitectónicos de Rincón Chico excavados hasta el momento y que pueden ser incluidos en el patrón de RCh 8 presentan rasgos arquitectónicos diferentes a los descriptos por Ambrosetti (1897) y retomados por Raffino (2007) para Quilmes. Aquí los conjuntos citados difieren de los de Rincón Chico con respecto a su articulación ya que existen prioridades de acceso entre las estructuras, por lo cual es necesario ingresar primero a la unidad rectangular para acceder a la circular. En el caso de RCh 8 y RCh 18 el ingreso a la estructura circular no presenta ningún tipo de restricción o prioridad de ingreso entre estructuras. Además en Rincón Chico no fueron registrados morteros ni elementos de molienda u otros elementos que pudieran asociarse a actividades de este tipo dentro de las estructuras circulares, no así en las rectangulares como pudo verse en RCh 14.

Por lo expuesto y a pesar de las propuestas anteriores sobre su funcionalidad y la observación de Bengtsson (1992), creemos que el contexto general existente en la unidad circular de RCh 8, la presencia de cerámica con alto grado de remontaje apta para el servicio de alimentos como son los pucos, cerámica con marcas de exposición al fuego, de instrumentos líticos asignables a faenas domésticas, de fragmentos óseos posiblemente formando parte de la dieta, de pigmento rojo -todos estos elementos ubicados sobre el piso de ocupación-, además de condiciones más aptas para una mejor habitabilidad señalarían un espacio relacionado con actividades residenciales.

Reflexiones Finales

Mediante el desarrollo de estas páginas se ha intentado poner en consideración, dentro de las posibles lecturas simultaneas del espacio arquitectónico (Eco 1986) uno de roles funcionales que habría cumplido el conjunto RCh 8. También acordamos en que es posible referirse a uno de estos roles funcionales como una denotación primaria, que en nuestro caso, estaría aludiendo al espacio utilizado en lo cotidiano como unidad residencial.

En referencia a las distintas funciones que habrían cumplido los conjuntos que exhiben un patrón constructivo similar a RCh 8 presentes en otros sitios del valle de Yocavil, una línea asumió a los grandes recintos circulares como depósitos, indicadores estos de la gran capacidad de almacenamiento y las estructuras rectangulares como lugar de residencia (Ambrosetti 1897; Bengtsson 1992; Raffino 2007). Como pudimos observar, dichas distribución de funciones no se correspondieron con lo visto para RCh 8. Específicamente sobre el planteo que expresamente alude a la ausencia de estructuras circulares con función de habitación en el Sistema Yocavil (Raffino 2007:263). El conjunto RCh8 no concuerda con lo mencionado por el autor, tanto en las características fundamentales de dicho patrón, como en las funciones propuestas para cada uno de las estructuras que conforman el conjunto, ni por las características constructivas descriptas -como los desniveles verticales en la estructura rectangular-. En nuestro caso la evidencia material nos inclina a sostener que la estructura circular habría correspondido con un lugar de habitación, ámbito para el descanso, protección contra el clima, etc. del grupo que ocupó el conjunto. Pero entender a la unidad circular como lugar de habitación no descarta algún nivel de almacenamiento en la misma estructura, lo que si varía es el grado, ya que en RCh 8 esta debería ser a escala de uso, en vasijas que contuvieran granos u otros alimentos, como estaría indicada por los fragmentos de vasijas de grandes dimensiones encontradas en E2. Mientras que para la unidad rectangular (E1), la escasa evidencia material ofrece pocas posibilidades de inferencias. Una forma de palear de forma circunstancial esta carencia se encuentra en la evidencia existente en otros conjuntos similares excavados dentro de Rincón Chico, como son los conjuntos RCh 12, RCh 14 y RCh 15, donde se encuentran indicios de que en estos espacios se estaban realizando actividades productivas al aire libre. Un punto más se relaciona con las estimaciones poblacionales, ya que dependiendo el método de cálculo (Baldini y Raviña 1999) variaría el resultado final si se considera que el espacio residencial ocupado por las U.D. fuera la unidad circular o la del cuadrangular.

En una mirada global, si observamos las unidades del sector bajo excavadas, pudimos apreciar que las mayores similitudes de RCh 8 se dan con el conjunto RCh 18. Tanto por contar ambas con una estructura circular, por su ubicación espacial y por el conjunto artefactual, correspondiendo ambas a la Fase 2 de la propuesta cerámica de Greco (2010). Además en su forma constructiva, las dos estructuras circulares presentan una ubicación a un nivel inferior con respecto al nivel del suelo original exterior, aunque la disposición interna de los mampuestos es diferente. Mientras con las más alejadas como son RCh 12, RCh 13, RCh 14, RCh 15, el conjunto RCh 8 comparte el patrón arquitectónico, aunque carecen de unidades circulares (Tarragó 2007) y no correspondería a la misma fase cerámica, salvo RCh 13 -Fase 2- (Greco 2010) aunque las excavaciones aquí fueron realizadas en el exterior de la unidad.

Por el momento no nos es posible saber si todos los conjuntos del sector bajo estuvieron ocupados para los mismos momentos o si la presencia-ausencia de unidades menores circulares se corresponde con una diferencia cronológica en su construcción, diferencias poblacionales o de otro tipo. Aunque los datos den indicios de que al memos RCh 8 compartió su existencia con los conjuntos antes mencionados. Estos interrogantes se constituyen por peso propio en vías de investigación a futuro a fin de entender un poco más la dinámica social del asentamiento.

Buenos Aires, 8 de Febrero 2014

Agradecimientos

Me gustaría agradecer a Paola Ramundo, a Paula Granda, Catriel Greco, al equipo Yocavil, a Diego Andersen y a los evaluadores por sus cometarios y sugerencias. Lo escrito es de mi absoluta responsabilidad.

Notas

1Nastri divide en base a categorías funcionales a las instalaciones del valle de Yocavil en: Centros Poblados, Instalaciones productivas y Puestos (de actividades específicas) (1997-1998: 254). A su vez clasifica a los primeros de acuerdo a su tamaño y su relación con instalaciones productivas en: Primarios y Secundarios (op cit: 254).

2Como ejemplos de lo expuesto puede citarse la cuadrícula externa excavada en RCh 13 donde fue detectada un área de combustión y recuperado material cultural a los 10 cm bajo la superficie actual o el sector externo analizado en RCh 15 ( para una ampliación ver Palamarczuk 2008).

3La cerámica superficial de E1 constó de 4 fragmentos, 2 indeterminados y 2 de superficie peinada, devueltos a la Provincia de Catamarca antes de la elaboración de esta clasificación.

4Efectuado por el Lic. Pratolongo.

5Los fragmentos de E1 no fueron posibles de clasificar, por lo cual no son considerados en la muestra.

6Situación planteada sobre la connotación secundaria en referencia a la denotación primaria (Eco 1986:266).

7Entendemos se refiere a la estructura rectangular. 

Bibliografía

1. Allison, P. (editor) 1999. The Archaeology of Household Activities. Routledge, Londres.         [ Links ]

2. Ambrosetti, J. B. 1897. La antigua ciudad de Quilmes (valle Calchaquí). Boletín del Instituto Geográfico Argentino 18: 33-70.         [ Links ]

3. Baigorria, J., F. Cabrera, C. Greco, P. Ochoa y V. Palamarczuk. 2005. Análisis cerámico y arquitectónico de Rincón Chico 8, Valle de Santa María, Catamarca. Actas del IX Congreso Nacional - II Latinoamericano de Estudiantes de Arqueología (formato CD), Córdoba.         [ Links ]

4. Balazote, A. y J.C. Radovich. 1992. El Concepto de Grupo Doméstico. Trinchero, H, (compilador). Antropología Económica II. Conceptos fundamentales, 27-43, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires.         [ Links ]

5. Baldini, L y M. G, Raviña.1999. De números y Procesos...Además de cuantos, cuantos más?. Actas del XII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Tomo II 65-74. La Plata.         [ Links ]

6. Bengtsson, L. 1992. Architectural remains as Archaeology. Ideas and attempts in a Sub-Andean context. Gotarc, Serie C, Arkeologiska Skripter Nº 9. Department of Archaeology, University of Gothenburg, Gotenburgo.97        [ Links ]

7. Cornell, P. y P, Stenborg. 2001. Unit 12. Bengtsson, L, P, Cornell, N, Johansson y S, Sjödin (Editores). Introduction to Studies in the Santa María Valley, North-western Argentina. 47-66. Bar International Series 978.         [ Links ]

8. Eco, U. 1986. La Estructura Ausente. Introducción a la semiótica. Editorial Lumen Barcelona.         [ Links ]

9. Gaál, E. 2011. Un acercamiento preliminar al estudio de la base local de recursos líticos y al análisis artefactual en el poblado arqueológico de Rincón Chico (Período Tardío), valle de Yocavil, Catamarca. Comechingonia Virtual, Revista electrónica de arqueología 5 (1): 1-38. http://www.comechingonia.com/Numero%20_I_Vol_V_2011.htm. (Última consulta: 11-01-2014).         [ Links ]

10. Guillespie, S. 2012. El modelo de la "sociedad de casas" en la arqueología de la vida cotidiana. Guillermo Acosta Ochoa. VII Coloquio Pedro Bosch-Gimpera: Arqueologías de la vida cotidiana: espacios domésticos y áreas de actividad en el México antiguo y otras zonas culturales. 1, 21-48. Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México.         [ Links ]

11. González, L. 2002. Heredarás el bronce. Incas y metalurgia en el Noroeste argentino. Intersecciones en Antropología 3: 55-68.         [ Links ]

12. González, L y M, Tarragó. 2004. Dominación, resistencia y tecnología: La ocupación incaica en el noroeste argentino. Chungara 36: 2: 393-406.         [ Links ]

13. Greco, C. 2007. "Secuencias radiocarbónicas y estilos cerámicos en Rincón Chico, valle de Yocavil, Catamarca". Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina, 155. Tesis de Licenciatura. Facultad de Filosofía y Letras.         [ Links ]

14. Greco, C. 2010. Propuesta de una secuencia cronológica para la localidad arqueológica Rincón Chico de Yocavil. Estudios sociales del NOA. (Nueva serie), X: 81-105.         [ Links ]

15. Greco, C. y F, Cabrera. 2009. Notas sobre un conjunto constructivo del bajo de Rincón Chico de Yocavil. Comechingonia Virtual, Revista Electrónica de Arqueología 3 (1): 33-62. http://www.comechingonia.com/Numero_I_Vol_III_2009.htm. (Última consulta 20-11-2013).         [ Links ]

16. Greco, C., M, Marchegiani y V. Palamarczuk. 2012. Tipologías estilísticas e inferencias funcionales de objetos cerámicos en momentos tardíos del noroeste argentino. P. Babot, F. Pazzarelli y M. Marschoff (Editores). Las manos en la masa. Arqueologías y Antropologías de la alimentación en Suramérica: 512-526. Primeras Jornadas de Arqueología de la Alimentación, Córdoba.         [ Links ]

17. Hendon, J.1996. Archaeological approaches to the organizational of domestic labor: Household Practice and Domestic Relations. Annual Review of Anthropology, 25: 45-61.         [ Links ]

18. Janusek, J. 2005. Residential Diversity and the Rise of Complexity in Tiwanaku. C. Stanish, A.Cohen, and M. S. Aldenderfer . Advances in the Archaeology of the Titicaca Basin, 10, 143-172. Los Angeles: University of California        [ Links ]

19. Kriscautzky, N. 1999. Arqueología del Fuerte Quemado de Yocavil. Dirección de Cultura, San Fernando de Catamarca.         [ Links ]

20. Madrazo, G. y M, Otonello. 1966. Tipos de instalación prehispánica en la región de la Puna y su Borde. Monografías 1. Museo Etnográfico Municipal «Dámaso Arce». Olavarría.         [ Links ]

21. Nash, D. 2009. Household Archaeology in the Andes. Journal of Archaeological Research 17, 3: 205-261        [ Links ]

22. Nastri, J. 1997-1998. Patrones de asentamiento prehispánicos tardíos en el sudoeste del valle de Santa María (Noroeste argentino). Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXII-XXIII: 247-270.         [ Links ]

23. Nastri, J. 2001. Arquitectura aborigen de la piedra y la montaña (Noroeste Argentino, Siglos XI a XVII). Anales del Museo de América 9: 141-163.         [ Links ]

24. Nielsen, A. E. 2001. Evolución del espacio doméstico en el norte de Lípez (Potosí, Bolivia): ca. 900-1700 D.C. Estudios Atacameños 21: 41-61.         [ Links ]

25. Orton, C., P. Tyers y A. Vince. 1997. La cerámica en Arqueología. Ed. Crítica. Barcelona.         [ Links ]

26. Palamarczuk, V. 2008. Un análisis de la cerámica arqueológica de cuatro sitios en el bajo de Rincón Chico. Tarragó, M. N. y L. R. González (Editores). Estudios arqueológicos en Yocavil. 19-80. Asociación de Amigos del Museo Etnográfico, Buenos Aires.         [ Links ]

27. Palamarczuk, V. 2009. "Un estilo y su Época. El caso de la cerámica Famabalasto Negro Grabado del Noroeste Argentino". Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina, (390). Tesis Doctoral. Facultad de Filosofía y Letras.         [ Links ]

28. Pelissero, N. y H, Difrieri. 1981. Quilmes, Arqueología y Etnohistoria de una ciudad prehistórica. Grafica Noroeste. San Miguel de Tucumán.         [ Links ]

29. Piñeiro, M. 1996. Manejo de recursos y organización de la producción cerámica en Rincón Chico, Catamarca. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, XXI: 161-185.         [ Links ]

30. Pratolongo, G. 2008. Estudio de los restos faunísticos de dos sitios tardíos en el valle de Yocavil, provincia de Catamarca: Rincón Chico 15 y Las Mojarras1. Tarragó, M. N. y L. R. González (Editores). Estudios arqueológicos en Yocavil. 81-126. Asociación de Amigos del Museo Etnográfico, Buenos Aires.         [ Links ]

31. Quirós, E. G. 1998-1999 Los límites de la unidad doméstica. Un caso: Wilk y los Kekchi. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 18: 315-338.         [ Links ]

32. Raffino, R. 2007. Poblaciones Indígenas en Argentina. Emecé. Buenos Aires.         [ Links ]

33. Rivolta, G y J, Salazar. 2006. La cerámica como indicador de la utilización del espacio. Un estudio en el sitio "Los Cardones" (Pcia. De Tucumán). Comechingonia 9: 91-102.         [ Links ]

34. Rivolta, G y J, Salazar. 2007. Los espacios domésticos y públicos del sitio Los Cardones (Valle de Yocavil, Provincia de Tucumán). Nielsen, A, M, Rivolta, V, Seldes, M, Vázquez y P, Mercolli (compiladores). Procesos sociales prehispánicos en el sur andino. La vivienda, la comunidad y el territorio, 1: 123-142. Editorial Brujas. Córdoba.         [ Links ]

35. Roldán, M y M.A Funes. 1995. El espacio doméstico en la Loma Rica de Jujuil (Dpto. Santa María, Pcia. De Catamarca). Comechingonia, 8: 97-123.         [ Links ]

36. Ruiz Huidobro, O. J. 1972. Descripción geológica de la hoja 11e, Santa María. Ministerio de Industria y Minería, Subsecretaría de Minería, Servicio Nacional Minero Geológico, Boletín 134. Buenos Aires.         [ Links ]

37. Siracusano, G. 2008. El Poder de los Colores. De lo material a lo simbólico en las prácticas culturales andinas. Siglos XVI-XVIII. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.         [ Links ]

38. Stanish, C. 1989. Household archaeology: Testing models of zonal complementarity in the South Central Andes. American Anthropologist, 91: 7-24.         [ Links ]

39. Taboada, C. y C. Angiorama 2003. Buscando los indicadores arqueológicos de la unidad doméstica. Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales 20: 393-407.         [ Links ]

40. Tarragó, M. 1987. Sociedad y sistema de asentamiento en Yocavil. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología 12:179-196.         [ Links ]

41. Tarragó, M. 1995. Desarrollo Regional en Yocavil: una estrategia de investigación. Hombre y Desierto 9 (1): 225-235.         [ Links ]

42. Tarragó, M. 1998. El patrimonio del valle de Santa María en peligro. 50 años de aportes al desarrollo y consolidación de la antropología argentina. Homenaje a Alberto Rex González: 205-253. Facultad de Filosofía y Letras, Facultad de Filosofía y Letras y Fundación Argentina de Antropología. Buenos Aires.         [ Links ]

43. Tarragó, M. 2007. Ámbitos domésticos y de producción artesanal en el Noroeste argentino prehispánico. Intersecciones en Antropología 8: 87-100.         [ Links ]

44. Tarragó, M. y L, González. 2004. Arquitectura social y ceremonial en Yocavil, Catamarca. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXIX: 297-315.         [ Links ]

45. Tarragó, M., L. R. González, P. Corvalán, R. Doro, M. Manasiewicz y J. Peña. 1998-99. La producción especializada de alimentos en el asentamiento prehispánico tardío de Rincón Chico, provincia de Catamarca. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 18: 409-427.         [ Links ]

46. Tarragó, M., P. Campo, P. Corvalán, R. Doro, M. Manasiewicz y V. Palamarczuk. 2001. Análisis cerámico en sitios del bajo de Rincón Chico. Actas XIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Tomo II, 431-445, Córdoba.         [ Links ]

47. Vaquer, J. M. 2007. De vuelta a casa. Algunas consideraciones sobre el espacio doméstico. Nielsen, A, M,Rivolta, V, Seldes, M, Vázquez y P, Mercolli (compiladores). Procesos sociales prehispánicos en el sur andino. La vivienda, la comunidad y el territorio, 1: 11-35, Editorial Brujas, Córdoba.         [ Links ]        [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons