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Revista del Museo de Antropología

Print version ISSN 1852-060XOn-line version ISSN 1852-4826

Rev. Mus. Antropol. vol.8 no.1 Córdoba June 2015

 

ARQUEOLOGÍA

Análisis de macrorrestos vegetales en el sitio arqueológico Los Tres Cerros 1 (Isla las Moras, Victoria, Entre Ríos)

Macroremains plant analysis on the Los Tres Cerros 1 archaeological site (Las Moras island, Victoria, Entre Ríos)

 

María de los Milagros Colobig*, Jorge Omar Sánchez**, Alejandro Fabián Zucol**

*Laboratorio de Paleobotánica. CICYTTP-CONICET, Diamante. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional del Litoral. Facultad de Ciencia y Tecnología. Universidad Autónoma de Entre Ríos. E-mail: mcolobig@cicyttp.org.ar;
**Laboratorio de Paleobotánica. CICYTTP-CONICET, Diamante.

Recibido 13-04-2014.
Recibido con correcciones 28-11-2014.
Aceptado 27-03-2015


Resumen

El presente trabajo es la primera aproximación al estudio de macrorrestos botánicos en el sitio Los Tres Cerros 1 (isla Las Moras, Victoria, Entre Ríos). Estos restos fueron recuperados mediante la técnica de flotación manual. A partir del material extraído, se exploró el rol de los recursos vegetales y su importancia en la subsistencia en los grupos humanos que habitaron el Delta Superior del río Paraná durante el Holoceno tardío. Se identificaron cinco familias: Solanaceae, Chenopodiaceae, Polygonaceae, Poaceae (Maideae y Oryzoideae) y Amaranthaceae. Los estudios permitieron estimar que a partir de 700 ARCP hubo un incremento en la abundancia y variabilidad de recursos vegetales utilizados con respecto a períodos anteriores. La presencia de elementos oryzoides, y graminoides (específicamente Maideae) evidenció la existencia de vegetales silvestres y domesticados, aportando nuevos registros sobre el aprovechamiento, manejo y cultivo de las plantas en el área de estudio en el Holoceno tardío.

Palabras clave: Macrorrestos Vegetales; Utilización de Recursos Vegetales; Holoceno Tardío; Delta Superior del Río Paraná; Nordeste Argentino.

Abstract

This paper entails the first approach to macrobotanical remains obtained from Los Tres Cerros 1 (Isla Las Moras, Victoria, Entre Ríos). The remains were recovered by means of manual flotation technique. The extracted material allowed us to explore the role played by vegetable resources role and their importance to the subsistence of human populations of Upper Paraná Delta during the late Holocene. Five botanical families were recognized: Solanaceae, Chenopodiaceae, Polygonaceae, Poaceae (Maideae and Ehrhartoideae) and Amaranthaceae. Studies estimate that from 700 RCYBP, there was an increase in the abundance and variability of plant resources used, as compared to previous periods. The presence of oryzoides and graminoid elements (specifically Maideae) showed the presence of wild and domesticated plants, providing new records on the use of plants in the area studied, in the late Holocene.

Keywords: Plant macroremains; Use of Vegetable Resources; Late Holocene; Upper Paraná Delta; Argentinian Northeast.


 

Introducción

La relación entre los seres humanos y las plantas provee información sobre las distintas esferas que conforman la sociedad. Los vegetales no sólo se emplean para satisfacer las necesidades básicas de alimentación, construcción de reparos, uso como combustible, manufactura de vestimentas y herramientas, sino que también tienen importancia en las creencias religiosas, en los intercambios de bienes y en la diferencias de status entre los individuos. Esta relación entre el reino vegetal y los humanos, se manifiesta mediante distintos actos, por ejemplo desmontando la tierra, o extendiendo el rango donde crecen determinadas plantas o estableciendo reglas que establecen cómo se utilizará el ambiente (por ej. ¿qué plantas recolectar, dónde, cómo, quiénes las consumen y con qué frecuencia desmontar un campo?) (Popper y Hastorf 1988).Con estas actividades humanas se modifican a su vez las comunidades vegetales del entorno: con el tiempo las plantas colonizadoras abandonan sus lugares de origen a la vez que otras, extralocales, se naturalizan. Las plantas alóctonas llegan a competir con las plantas introducidas por los grupos humanos (voluntaria o involuntariamente, a través del traslado de plantas, accidentalmente en el transporte de bienes o incluso de personas) modificando las comunidades y generando una reducción de la amplitud ecológica de éstas, entre otras modificaciones (Buxó 1997). Este complejo entramado de interacciones de alguna manera queda representado en el registro arqueológico y en parte puede ser reconstruido a partir del análisis de las semillas fósiles preservadas. Para ello deben analizarse en el marco de los estudios fitogeográficos actuales de referencia. A partir de estos estudios es posible reconocer diversos grupos florísticos en un período dado, y a su vez determinar, cuáles pudieron ser producto de las actividades humanas y en qué contextos, en referencia a la información arqueológica.

El presente trabajo tiene por finalidad abordar esta compleja interacción entre los grupos prehispánicos que habitaron el Delta Superior del río Paraná y los recursos vegetales. Para ello, se explora el registro arqueobotánico del sitio arqueológico Los Tres Cerros 1 (LTC), ubicado en la isla Las Moras, departamento Victoria, Entre Ríos (LTC1; 32°51'16.97''S; 60°33'37.58''W) (Figura 1). Se da a conocer la lista sistemática sobre la base del estudio de los macrorrestos recuperados en el sitio. El objetivo final del trabajo es aportar nuevas evidencias para la discusión sobre el rol que tuvieron las plantas en la organización social de las poblaciones asociadas a la entidad arqueológica Goya-Malabrigo.


Figura 1
. Ubicación geográfica del sitio LTC1, Provincia de Entre Ríos, Argentina.
Figure 1. Geographic location of LTC1 site, Entre Ríos province, Argentina.

El sitio Los Tres Cerros 1

Marco arqueológico del sitio
A partir del año 2006 comenzaron a realizarse investigaciones en el Delta Superior del río Paraná (Bonomo et al. 2010, 2011a; b; c; Politis et al. 2011), área comprendida en el tramo del Paraná Inferior que abarca el sector insular y los ambientes litorales de la planicie aluvial. El Delta del río Paraná tiene características diferenciales con respecto a las condiciones ambientales de las regiones adyacentes. La zona de islas posee una dinámica propia, con un régimen hidrológico complejo que consiste en inundaciones periódicas. El fácil acceso a vías navegables y el permanente movimiento de las aguas que rodean los asentamientos humanos, hicieron que el modo de vida adaptado a estas situaciones sea particular y flexible a los cambios constantes del nivel del río. Cuando crece el nivel de las aguas se agregan nutrientes al suelo favoreciendo su potencial agrícola y se producen cambios en la disponibilidad de recursos. Disminuye el espacio ocupado por animales como el ciervo de los pantanos, el carpincho o el coipo, que se concentran facilitando su caza; y se dispersan los peces y moluscos dificultando su obtención. Aunque cuando decrecen las aguas son presas más fáciles de recolectar al quedar entrampados en aguas poco profundas (Bonomo 2012).

En este contexto, la Localidad arqueológica Los Tres Cerros está formada por tres sitios principales. LTC1 es el montículo central y es la más alta de las estructuras halladas (Bonomo et al. 2010; Castiñeira et al. 2013; Politis et al. 2011). Allí, se recuperaron numerosos materiales característicos de la entidad arqueológica Goya-Malabrigo (véase Politis y Bonomo 2012). El abordaje de este sitio ha sido de carácter interdisciplinario, estudiándose aspectos desde el punto de vista arqueológico, geoarqueológico, antracológico, micropaleobotánico y bioarqueológico (Politis et al. 2011a; b; c; Castiñeira et al. 2014; Castiñeira et al. 2013; Brea et al. 2012; Sánchez et al. 2013; Bastourre 2012; Scabuzzo y Ramos Van Raap 2011) y se han realizado más de 20 dataciones que enmarcan el mismo en un rango de entre cal. 1227 ± 45  y 560 ± 80 C14 ARCP (Politis et al. 2011; Castiñeira et al. 2013; 2014). La cronología más tardía de LTC1 muestra que la localidad fue ocupada recurrentemente hasta el siglo XVI lo que sugiere que estos asentamientos están relacionados con los pueblos indígenas del complejo chaná-timbú que los europeos encontraron a principios del siglo XVI y se conocen arqueológicamente como Goya Malabrigo (Ceruti 2003; Politis y Bonomo 2012). Los informes de los cronistas y viajeros indican un modo de vida adaptado a la explotación de los entornos acuáticos, el cultivo de maíz, poroto y calabaza (Bonomo et al. 2011c; Politis et al. 2011). Estos relatos han sido contrastados con el registro arqueológico que ha posibilitado, además, conocer la dinámica de construcción de las elevaciones en tierra y de las ocupaciones humanas (Castiñeira et al. 2013).

Características ambientales del área de estudio
Desde el punto de vista biogeográfico, el área de estudio se encuentra en la Región Neotropical, Dominio Chaqueño (Provincias del Espinal y Pampeana), y a su vez, (sensu Cabrera y Willink 1980) en las zonas de ríos y esteros, hay componentes que provienen de la Provincia Paranense (Dominio Amazónico), lo cual le otorga un perfil característico al área, por la coexistencia de especies de ambos dominios biogeográficos.

La Provincia del Espinal -Distrito del Ñandubay- se caracteriza por la preponderancia de especies arbóreas del género Prosopis, siendo en este distrito muy abundante el Prosopis algarrobilla (ñandubay) y Prosopis nigra (algarrobo negro). También hay palmares de Syagrus romanzoffiana, Butia yatay (yatay) y Trithrinax campestris (caranday), que en general se encuentran dispersas. La Provincia Pampeana, se caracteriza por ser una región llana o ligeramente ondulada, con un clima templado-cálido y cuya vegetación predominante es la estepa o seudoestepa de gramíneas. En esta provincia, la zona de estudio corresponde al Distrito Uruguayense, con una comunidad clímax que es la pradera de "flechillas" donde predominan los génerostemplados Stipa y Poa, coexistiendo con Paspalum y Panicum entre los géneros de origen tropical. Son extendidas las selvas ribereñas parecidas a las de la Provincia Paranaense con predominio de laureles (Nectandra falcifolia), mata-ojo (Pouteria salicifolia), etc. También se encuentran bosques edáfico xerófilos en las barrancas de los ríos, con elementos florísticos del Espinal, en el que predominan el tala (Celtis spinosa), el algarrobo blanco (Prosopis alba) y el ombú (Phytolacca dioica), entre otras especies (Cabrera y Willink 1980).

Desde el punto de vista ecológico, el sitio se encuentra en la Eco región del Delta e Islas del Paraná (sensu Burkart et al. 1999) por lo cual adquiere características muy particulares. La presencia constante de cuerpos de agua, produce un efecto climático local de alta humedad del ambiente y escasa variabilidad de temperaturas, tanto diarias como estacionales. Esto contribuye a la presencia uniforme de especies propias de climas de eco-regiones sub-tropicales húmedas, como las que caracterizan al noreste del país, en una zona templada como lo es en la que está emplazado el sitio arqueológico bajo estudio. La vegetación responde a un patrón típico de distribución conformando bosques y arbustales, dispuestos en franjas sobre las orillas de los albardones, pajonales y pastizales en el interior de las islas y comunidades hidrófilas y acuáticas sobre las riberas, canales y lagunas. Los bosques se componen de sauce criollo, aliso del río, ceibo, curupí, mataojo, laureles arrayanes, pindó, canelón, timbó blanco; arbustales de espinillo, chilca, rama negra, duraznillo negro y sarandíes, mientras que los pajonales y pastizales incluyen cortadera, totora, espadaña, carrizo, canutillo, pirí y numerosas especies de gramíneas y ciperáceas; en las comunidades acuáticas predominan los camalotes, juncos, irupé, peguajó, pirí y cucharero (Burkart et al. 1999).

Los ambientes aluviales como medio de subsistencia
Según las fuentes etnohistóricas el río Paraná Medio e Inferior, al momento de la conquista europea estaba poblado por múltiples etnias, que disminuyeron abruptamente por las enfermedades europeas, las matanzas y capturas. Habitaban un ambiente rico en recursos acuáticos, vegetales y faunísticos con suelos fértiles, enriquecidos por los aportes del río Paraná (Bonomo et al.  2011c). Aprovechaban las áreas sobre elevadas producto de la acumulación aluvial generada por las inundaciones y construían montículos de tierra tal como lo indican los resultados de los estudios geoarqueológicos que señalan que la estructura monticular LTC1 presenta capas de origen antrópico (Castiñeira et al. 2013). Estas capas, observadas en una secuencia de diversas fases de construcción, se caracterizan, por una parte, por el desarrollo de actividades humanas en las ocupaciones y, por otro lado, por la deposición de fangos específicamente. Esta modalidad de construcción, ampliamente reconocida en la arqueología prehispánica regional (Bracco Boksar et al. 2000; Iriarte et al. 2008; López Mazz 2001), implica conocimientos complejos sobre la espacialidad y la calidad de los recursos disponibles (Castiñeira et al. 2013; Sánchez et al. 2013).

A su vez, el origen antrópico del montículo se ha evidenciado en las muestras procedentes de fuera de la estructura. En la planicie natural, se observó una menor variedad de morfotipos fitolíticos, con un predominio de los atribuibles a gramíneas panicoides y oryzoides, ciperáceas y cañas, mientras que en los sedimentos del cerro LTC1, se registró la presencia de morfotipos que se pueden asignar a plantas silvestres y domesticadas utilizadas por las poblaciones prehispánicas que habitaban el Delta del Paraná (Bonomo et al. 2011a; c; Sánchez et al. 2011; Sánchez et al. 2013; Castiñeira et al. 2013).

Los registros directos sobre estas prácticas hortícolas se han obtenido mediante estudios recientes basados en dos líneas de evidencias distintas: almidones y fitolitos (Bonomo et al. 2011a; c; Politis et al. 2011; Sánchez et al. 2011; 2013; Castiñeira et al. 2013) de varios sitios de la entidad arqueológica Goya-Malabrigo. Los trabajos interdisciplinarios en sitios del Delta Superior, han permitido considerar la posibilidad del manejo de plantas silvestres y el cultivo de domesticadas, como es el caso de porotos (Phaseolus sp), maíz (Zea mays) y zapallo (Cucurbita sp.), y la existencia de indicadores de pulsos de disponibilidad hídrica que en ciertos casos podrían asociarse a la acción antrópica en relación a esos procesos hortícolas (Bonomo et al. 2011a; c; Politis et al. 2011; Sánchez et al. 2011; Sánchez et al. 2013). Por su parte, los estudios antracológicos en LTC1 posibilitaron la identificación de variados elementos arbóreos -presentes en la flora circundante, como: Ocotea sp. (Lauraceae, Laurel), Sapium sp. (Euphorbiaceae, Curupí), Enterolobium sp. (Timbó colorado), Prosopis sp. (Algarrobo), Acacia sp. (Leguminoseae-Mimosoideae, Espinillo), Erythrina sp. (Leguminoseae-Papilionoideae, Ceibo) y Cordia sp. (Boraginaceae, Peteribí ó Petiribí); lianas: Passiflora? sp. (Passifloraceae?, Pasionaria) y elementos herbáceos de Cyperus sp. (Cyperaceae, Papiro criollo), lo cual permitió comenzar a discutir los usos que tuvieron estas plantas entre los grupos de la región ya sea como combustibles (carbones concentrados, Prosopis sp, y Acacia sp.) o materias primas (construcción de artefactos, viviendas, embarcaciones), o como parte constitutiva de la flora (carbones dispersos) Los resultados obtenidos en este trabajo permitieron reconocer las plantas que componen el registro arqueobotánico del sitio, y sumar evidencias a las ya obtenidas por las investigaciones actualmente en curso (Brea et al. 2013; Sánchez et al. 2013; Bonomo et al. 2011a; c; Castiñeira et al. 2013).


Figura 2
. Esquema de las cuadrículas excavadas en el sitio LTC1 y diagrama de la secuencia estratigráfica de la pared sur de donde se obtuvieron los restos estudiados (Modificado de Castiñeira et al. 2013).
Figure 2. Scheme of excavated grids at LTC1 site and stratigraphic sequence of the south wall where the remains studied were obtained (Modified from Castiñeira et al. 2013).

Materiales y métodos

Las excavaciones arqueológicas realizadas en LTC1 cubrieron un total de 33 m2 aproximadamente (Gianotti y Bonomo 2013) alcanzando una profundidad de 3 m en el centro de la estructura monticular (Castiñeira et al. 2014). La obtención de muestras para el análisis macrobotánico, se realizó mediante una extracción en columna estratigráfica sobre la pared sur de la cuadrícula 10, de 1,85 m de potencia, dividida en 36 niveles artificiales de 5 cm cada uno. En toda la secuencia se halló material cultural, desde el nivel 2 hasta el nivel 36, en tanto que el nivel 1 no se consideró porque corresponde a la cubierta vegetal moderna (Tabla 1).

Tabla 1. Abundancia de los macrorrestos del sito LTC1 con sus afinidades botánicas. Unidades definidas para cada conjunto de muestras, dataciones radiocarbónicas calibradas (usando 2 sigma) y densidad de flotado para cada una de las unidades.1 Excepto Maideae y Ehrhartoideae.
Table 1. Abundance of macroremains at LTC1 site with their botanical affinities. Units defined for each set of samples, radiocarbon calibrated dates (using 2 sigma) and float density for each of the units. 1 Except Maideae and Ehrhartoideae.

Con el fin de sintetizar el volumen de datos, se dividió la columna estratigráfica en cuatro unidades teniendo en cuenta las dataciones realizadas para cada tramo (Tabla 1). La primera unidad, muestras 2 a 10 (tiene como piso cal. 650 ± 70 C14 ARCP), la segunda, muestras 11 a 21 (por encima de la datación cal. 760 ± 40 C14 ARCP), y por debajo de la misma, la tercera unidad, muestras 22 a 29. La cuarta unidad, muestras 30 a 36, se extiende hasta cal. 1030 ± 50 C14 ARCP (Figura 2).

Para la recuperación de material arqueobotánico se utilizó la técnica de flotación húmeda, de modo que se flotó una muestra de aproximadamente 2 kg por cada nivel artificial, extrayéndose un promedio de 3 gr. de material flotado por muestra. En esta etapa de análisis, se comparó el material arqueológico extraído del perfil más característico del sitio, con bibliografía existente sobre la flora actual. Por la complejidad del emplazamiento sobre un montículo de origen antrópico es dificultoso poder hallar una columna natural para analizar un perfil testigo que sea comparable.

La flotación se llevó a cabo en el campo y el laboratorio introduciendo la muestra sedimentaria en un contenedor de cinco litros. El sobrenadante se obtuvo por agregado de agua y rebalse extrayéndose el material flotado mediante un colador de malla N°35 (500 µm). Esta técnica posibilita recuperar material botánico de todos los tamaños preservados en una muestra sedimentaria, haciendo posible la realización de un análisis comparativo entre niveles (Pearsall 2000: 14-15).

El material flotado fue secado al aire, colocándose luego en recipientes plásticos rotulados manteniendo las referencias de su procedencia. Luego, mediante la técnica del picking se procedió a la selección y recuperación del material. El proceso de triado o picking (Melero Rubio 2008) consiste en la recuperación de manera manual de los restos vegetales mediante su separación y sistematización del resto del material flotado, constituido por raicillas, fragmentos indeterminados de plantas e insectos. Para procesar la muestra se extendió en una bandeja pequeña o en una caja de Petri, de modo uniforme. Bajo la lupa binocular Wild M5A (60 y 120x), se fue desplazando la bandeja por cuadrículas, extrayendo los macrorrestos según se fueron hallando, hasta haber observado todo el contenido. Dependiendo de su tamaño, los macrofósiles se pudieron extraer con ayuda de unas pinzas, de un pincel fino con la punta humedecida o de una aguja histológica.

Los restos recuperados fueron almacenados por muestra en bandejas caladas. El material se fotografió con una cámara SONY Cyber-shot MPEGMOVIE VX DSC-P200 para su archivo y clasificación. Se utilizaron los criterios de Buxó (1997) para la identificación taxonómica: se observó la morfología externa, se consideraron caracteres biométricos mediante dos parámetros métricos (largo y ancho), usando para realizar las mediciones el software Piximètre, y se comparó con colecciones de referencia correspondientes a bases de datos de colecciones de herbarios y otras fuentes (Burkart 1969; Hernández et al. 2012; De Dios Muñoz 2010; USDA, ARS, National Genetic Resources Program 2014; Catálogo de las Plantas Vasculares del Conosur 2014).

Para el manejo estadístico de los datos se calculó la densidad (gr. de material flotado / gr. de muestra x 100), ubicuidad (se calcula de manera porcentual la frecuencia con la que un taxón aparece representado en un yacimiento) y diversidad de los restos recuperados (Buxó 1997; Popper y Hastorf 1988). Además se registraron características cualitativas observando el macrofósil con y sin evidencias de carbonización.

Resultados

En general, en todos los niveles analizados en LTC1 se recuperaron macrofósiles de origen vegetal. Entre los elementos identificados, se pueden mencionar raicillas (no consideradas para este análisis), fragmentos carbonosos de órganos vegetales que no permitieron establecer su origen o vinculación anatómica por no presentar caracteres diagnósticos y diferentes tipos de semillas y/o frutos, en su mayoría carbonizados, si bien algunos no mostraron signos de carbonización.

En el total de las muestras analizadas se recuperaron 394 macrorrestos desecados y carbonizados, de los cuales, se determinaron taxonómicamente el 26,14% (n=103) mientras que el 73, 85% (n= 291) no han podido ser identificados sistemáticamente por ausencia de características diagnósticas (tanto semillas y/o frutos, como fragmentos carbonizados).

Los fragmentos carbonizados midieron entre 0,5 y 3 mm de largo aproximadamente y no se pudo establecer su origen anatómico, por su grado de fragmentación y/o por sus escasas dimensiones que impiden observar los cortes diagnósticos utilizados en antracología. En su mayoría, estos fragmentos carbonizados responden por su morfología a pequeños fragmentos de tallos y/o ramas cuyas pequeñas dimensiones no han permitido obtener información xilológica como para su determinación antracológica. Su distribución en la secuencia muestra una tendencia a un mayor predominio en los niveles de ocupación, coincidentes con los "niveles quemados" entre 650 ± 70 y 760 ± 40 AP (Figura 2), tendencia similar a la observada por Brea et al. (2013), en donde además, en los niveles antrópicos observan mayores concentraciones, aunque su presencia también es visible en los niveles inferiores, en donde se recuperaron escasos materiales arqueológicos (Figura 3).


Figura 3
. Cantidad total (en recuentos) de macrorrestos hallados (en gris oscuro) en relación con los fragmentos carbonizados (en gris claro) en cada muestra.
Figure 3. Total amount (in counts) of macroremains found (dark gray) in relation to the charred fragments (light gray) in each sample.

El 50% (n=197) del total de los macrorrestos se presentaron carbonizados. Entre éstos se identificaron cinco familias:Solanaceae (7,10% del total de los restos hallados), Chenopodiaceae (8,12%), Polygonaceae (31,46%), Poaceae (12,18%) -Maideae (3,04%) y Ehrhartoideae (36,54%)- y Amaranthaceae (6,08%). Dentro de estas familias las que más predominaron fueron las gramíneas del tipo de las oryzoides (Ehrhartoideae), siguiendo en orden de abundancia las polygonáceas. La menos frecuente en la muestra total (porcentaje sobre el total de flotado) fueron las maideas (Maideae, Tabla 1. Figura 5).


Figura 5
. Macrorrestos hallados en el sitio LTC1.a-Amaranthaceae. b-Chenopodiaceae. c-d-Solanaceae. e-Maideae. f-Polygonaceae. g-No Identificada.h-i-Poaceaes.l.. j-k- Ehrhartoideae. l- o-No Identificadas. Escala: 1mm.
Figure 5. Macroremains found at LTC1 site. a-Amaranthaceae. b-Chenopodiaceae. c-d-Solanaceae. e-Maideae. f-Polygonaceae. g-Unidentified. h-i-S. L. Poaceae. Ehrhartoideae-k-j. l-o-Unidentified. Scale: 1 mm.

De acuerdo con las unidades definidas con la finalidad de trabajar por conjuntos de datos, los restos oryzoides (Ehrhartoideae) están presentes más frecuentemente en las unidades II (1,77% del total de los restos recuperados) y IV (6, 59%), encontrándose en menor abundancia en la unidad III (0,76%). Mientras que las solanáceas son relativamente constantes en todas las unidades (con alrededor del 0,50%, las amarantáceas y chenopodiáceas son más abundantes en las unidades I y II respectivamente (0,76% y 1,01%), en donde también, aparecen excepcionalmente las maideas. Las polygonáceas predominaron en la unidad IV (3,04%) aunque están presentes en todas las unidades (Tabla 1).

La mayor abundancia de macrofósiles botánicos se halló en la muestra 19 (Unidad II, n= 29, 7,36% del total) y en la muestra 35 (Unidad IV, n= 31, 7,86%), por encima del nivel datado en cal. 1030 ± 50 C14 ARCP. En proporción, la muestra 35 presenta el mayor número de restos carbonizados de toda la secuencia, y fue tomada de un nivel que se encuentra en la base del sistema depositacional antrópico (Figura 3).

Considerando la densidad de flotado en las unidades muestrales definidas se observó que la que presentó mayor densidad de material liviano flotado fue la unidad II (16,5 gr.). Luego, en orden decreciente se ubicaron las unidades I (8,1 gr.), IV (0,87 gr.) y III (0,58 gr.).

En referencia al índice de diversidad, la unidad que mayor proporcionalidad mostró es la II y las que presentaron índices de menor diversidad fueron las unidades I y III (Figura 4). En la unidad II se ubica el grupo de muestras en cuya base se obtuvo la cronología cal. 760+40 C14 ARCP, mostrando una franja con alto índice de diversidad para estos momentos de ocupación.


Figura 4
. Índice de diversidad Shannon H de cada unidad analizada en el perfil de LTC1.
Figure 4. Shannon H diversity index of each unit analyzed in LTC1's profile

Discusión

Las investigaciones arqueológicas en el Delta Superior del río Paraná dan cuenta de la incorporación de plantas cultivadas, en las zonas más altas y protegidas de las inundaciones, en donde se combinan especies nativas (registros de gramíneas oryzoides, panicoides y de carbones provenientes de diversas especies de la zona) y cultivadas (como los micro y macrorrestos de maideas) probablemente alternantes de acuerdo a su disponibilidad estacional (Bonomo 2012).

En los ríos de las zonas tropicales, la presencia del arroz nativo es una condición frecuente, como en el Pantanal del tramo superior del río Paraguay, donde existen grandes extensiones cubiertas por esta planta (Schmitz 2005) o en la llanura de inundación del río Amazonas, propicia para el crecimiento espontáneo de las especies de "arroz rojo" (Acevedo Marín 2005). Una situación similar se observa en la llanura de inundación del Delta Superior del río Paraná, en donde se dispone de arroz nativo. Allí pudieron realizarse diferentes prácticas de manejo, como las descriptas en registros etnográficos de grupos que ocupan ecosistemas similares de Brasil:

"Arroz del pantano (Oryza latifolia) es de gran importancia para la subsistencia, y se recoge en los campos y pantanos inundados durante la inundación. El Guató recoge el arroz en sus canoas, sacudiendo las "orejas" dentro de los que pronto se convierten en granos llenos... Una vez seco, se trituran en un mortero de madera y asados en recipientes de cerámica. Se puede conservar durante meses y siempre se cocinan en el consumo de agua" (Eremites de Oliveira 1995).

Además existen crónicas que mencionan el consumo y la disponibilidad del arroz en la zona de estudio:

"E luego más adentro de la banda del Norte hay otra generación que se llama Mecontaes, que comen pescado é carne; é hay otra más adelante, que se llama Mepenes, que come carne é pescado é algund arroz..." (García de Morguer 1908).

Y también en Paraguay:

"Los Carcokies, viéndonos pocos, tuvieron por cierta la victoria... nos asistian en todo, trayéndonos carne de ciervos, y otras fieras y aves, gansos, gallinas, ovejas, avestruces, conejos, maiz, trigo, arroz y algunas raices, de que era abundante esta provincia..." (Schmidl 1836).

Considerando las referencias en las fuentes etnohistóricas del consumo y utilización del arroz en la región de estudio y contextos similares ecológicamente, las evidencias en macrorrestos informadas en este trabajo y los resultados del análisis de microfósiles botánicos del mismo sitio con respecto a esta planta (Sánchez et al. 2013) es posible pensar que el arroz nativo fue utilizado para el consumo al menos desde 860 ± 40 AP. Sin embargo, los estudios de macrorrestos botánicos amplían este rango, permitiendo suponer, por su abundancia diferencial, que ya hacia el 1030 ± 50 AP pudo ser aprovechado, contemporáneamente con el inicio de la construcción antrópica del cerrito (Castiñeira et al. 2014).

En los niveles superiores, correspondientes a las unidades I y II, se observaron además de los macrofósiles oryzoides (Ehrhartoideae), escasas semillas de maideas carbonizadas, lo cual coincide con los resultados obtenidos en el trabajo ya citado (Sánchez et al. 2013) donde se registraron en esta cronología morfotipos fitolíticos afines a maideas. Estas nuevas evidencias permiten suponer que desde momentos tempranos se aprovechaban vegetales que eran cosechados para su consumo. La unidad II presenta los mayores porcentajes de material flotado. A su vez, en esta unidad se observan los mayores índices de diversidad de la secuencia. En ésta y en la unidad IV es donde se registra mayor abundancia de macrorrestos oryzoides (Ehrhartoideae). Por lo tanto, este constituye otro elemento para suponer que en este tramo tardío (el piso de la U II coincide con 760+40 C14 ARCP, mostrando una franja con alto índice de diversidad para estos momentos de ocupación) se intensifica el uso de los recursos vegetales en el sitio, momento en el cual se observa además arqueológicamente un pulso residencial relativamente estable (Politis et al. 2011).

Por otra parte, se hallaron semillas de diversas familias de plantas afines a diferentes especies nativas distribuidas en la región, las cuales se citan a continuación por poseer caracteres morfológicos comparables con el material de referencia (observados en Burkart 1969; Hernández et al. 2012; Muñoz 2010; USDA, ARS, National Genetic Resources Program 2014; Catálogo de las Plantas Vasculares del Conosur 2014; Sánchez et al. 2003) y por poseer a su vez propiedades medicinales, descriptas por De Dios Muñoz (2010) (Tabla 2).

Tabla 2. Especies localizadas actualmente en el área de estudio y que presentan caracteres morfológicos comparables a las familias de plantas identificadas en el registro arqueobotánico de LTC1.
Table 2. Species currently located in the area under study and with morphological characters comparable to the families of plants identified in LTC1 archaeobotanical record.

Las amarantáceas se encuentran en las unidades superiores principalmente y en este grupo aparecen otros pseudocereales que se los vincula con las chenopodiáceas, vegetales proveedores de sustancias almidonosas. Se ha mencionado en otro contexto arqueológico (Hunziker y Planchuelo 1971) que ciertas especies de estas dos familias se han hallado relacionadas. Para avanzar en este sentido, debe ser indagada la afinidad de las semillas de ambas familias con dos especies de distribución local, Amaranthus deflexus y Chenopodium ambrosioides.

Los estudios aquí realizados indicarían que hacia el 1030 AP, con el inicio de la construcción del montículo, se aprovechó el arroz nativo como recurso, pero hacia el 860 ± 40 AP C14 ARCP parece haber una intensificación  en el uso de recursos vegetales en el sitio, sustentado en el análisis de microrrestos (Colobig 2013; Sánchez et al. 2013) y en la mayor diversidad taxonómica y abundancia de macrorrestos.

Si bien se han citado en las crónicas de Alfonso de Santa Cruz (en Wieser, 1908) y Diego García de Morguer (en Madero, 1902) diferentes tipos de plantas utilizadas como maíz, calabaza, poroto y algodón (Bonomo et al. 2011b) y esto se ha corroborado con evidencias directas proporcionadas por el estudio de microfósiles (Bonomo et al. 2011a; c; Sánchez et al. 2013), los macrorrestos hallados presentados en este trabajo complementan con una nueva línea de evidencia este registro, permitiendo a su vez ampliar la posibilidad de utilización de plantas que no aparecen representadas en los registros de fitolitos o almidones. Estos resultados sustentan la presencia de vegetales silvestres acumulados en el sitio, con signos de utilización, como las oryzoideas (Ehrhartoideae),  halladas en la forma de semillas carbonizadas, permitiendo evaluar a futuro la amplitud de la dieta que se produce hacia el Holoceno tardío, producto de la práctica de la horticultura a pequeña escala conjuntamente con el aprovechamiento de los abundantes recursos silvestres disponibles en el entorno ribereño.

Conclusiones

Este trabajo constituye una primera aproximación al registro de macrofósiles de origen vegetal aplicando la técnica de flotación en el Noreste argentino (particularmente en el sitio LTC1) y complementa los análisis antracológicos y de microfósiles vegetales ya realizados en el sitio y la región. El análisis de la columna sedimentaria del sitio ha permitido identificar diversas familias de plantas:Solanaceae, Chenopodiaceae, Poaceae (Maideae y Ehrhartoideae), Polygonaceae, y Amaranthaceae, la mayoría de ellas nativas, que pudieron ser aprovechadas por los ocupantes de este sitio. Se han comparado las semillas obtenidas con las de plantas locales de las familias identificadas, lo cual ha permitido realizar las primeras hipótesis acerca de los posibles usos de algunas de las familias identificadas (ya que Solanaceae y Polygonaceae aún se encuentran en estudio).

El uso del recurso vegetal silvestre tuvo sin lugar a dudas un rol relevante en la subsistencia de los grupos prehispánicos que ocuparon el Delta Superior del río Paraná. La presencia a lo largo de la secuencia del arroz silvestre, permite estimar que fue utilizado a partir del 1030 C14 ARCP y combinado, probablemente, con una variedad de maíz cultivado, considerando que fueron hallados microrrestos en el sitio estudiado (Colobig 2013) y en otros sitios de la región que corroboran la presencia de cultivos prehispánicos en los grupos Goya Malabrigo (Bonomo et al. 2011c).

Los cambios sociales acontecidos a partir del trabajo comunitario para la construcción de espacios monumentales en las islas, tal como ha sido planteado por Politis et al. (2011), posiblemente están acompañados de cambios en la producción y el consumo de los vegetales (Bonomo et al. 2011c).

El presente trabajo contribuye al desarrollo de esta línea de análisis y propone la recuperación de macrorrestos vegetales por flotación como una nueva vía para evaluar la presencia de manejo de recursos vegetales, la cual, por muchos años, solo fue considerada a nivel de hipótesis por no contar con evidencias directas en la arqueología del Noreste Argentino. El análisis de otros sitios arqueológicos de la región con esta técnica permitirá profundizar la comprensión de las estrategias de subsistencia en relación al valor social y alimenticio de los vegetales silvestres o domesticados considerados complementarios en la dieta de los grupos que ocuparon el ambiente aluvial del Paraná.

Diamante, 10 de Abril de 2014

Agradecimientos

A los Dres. Gustavo Politis y Mariano Bonomo por remitirnos el material para el presente trabajo y al Dr. Mariano Bonomo por la lectura crítica del manuscrito. A Noelia Banchio y Celeste Fernández quienes iniciaron el proceso de flotación de los sedimentos en el sitio. Este estudio fue realizado en el marco de los proyectos: -"Farming, Mound Building, and Social Complexity in the Upper Delta of the Paraná River", dirigido por Mariano Bonomo, otorgado por National Geographic Society. Grant for Research and Exploration, 2013-14; -"Las estructuras monticulares del Delta Superior del Paraná", dirigido por Mariano Bonomo, Departamento Científico de Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (PICT 0665), 2013-2015.; -"Análisis de macro y microfósiles botánicos del sitio arqueológico Los Tres Cerros I, Victoria, Entre Ríos", dirigido por María de los Milagros Colobig. Proyecto de Investigación y Desarrollo Anual (PIDA), otorgado según resolución 044-14, del  Consejo Superior de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, Facultad de Ciencia y Tecnología, 2014.

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