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Revista del Museo de Antropología

versión impresa ISSN 1852-060Xversión On-line ISSN 1852-4826

Rev. Mus. Antropol. vol.8 no.2 Córdoba dic. 2015

 

ANTROPOLOGÍA SOCIAL

Veranadas sin frontera. Etnografía de pastores en el Centro-Oeste argentino

Summer stays -veranadas- without borders. An ethnography of pastoralists in Central Western Argentina

Alejandra Gasco*, Víctor Durán**, Laura Piazze***, Miguel Giardina**** y Guillermo Campos*****

*CONICET, Laboratorio de Paleoecología Humana, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, U.N.Cuyo. E-mail: soljandra@gmail.com; **CONICET, Laboratorio de Paleoecología Humana, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, U.N.Cuyo. E-mail: duranvic@gmail.com; ***Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, U.N.Cuyo. E-mail: laura.piazze@gmail.com; ****CONICET. Museo de Historia Natural de San Rafael, Mendoza. E-mail: miguelgiardina@hotmail.com; *****Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas "Juan Cornelio Moyano", Mendoza.

Recibido 09-02-2015. Recibido con correcciones 26-05-2015. Aceptado 17-11-2015

Resumen
Dentro de un proyecto mayor de investigación arqueológica, se diseñó una propuesta de acercamiento etnográfico que aportara en esa línea. La misma se basa en la observación participante y descripción de la vida cotidiana de un grupo actual de pastores de ganado caprino que hacen uso de los valles de la Cordillera del Límite en el SO de San Juan durante la época estival -veranadas-. Los grupos estudiados y su actividad constituyen la única evidencia de trashumancia y pastoreo de altura desarrollado actualmente en la región. Esta estrategia permite dar cuenta de la continuidad de ciertas prácticas culturales tradicionales en áreas de frontera, pese al reciente establecimiento de normas restrictivas por parte de Estados Nacionales. A partir de ello se desprenden interrogantes que se escapan de los objetivos iniciales, vinculados a cómo estos grupos conciben la frontera, el territorio, en función de su dinámica de movimiento y uso de ambientes de altura.

Palabras clave:Pastores; Valles altoandinos; Trashumancia; Argentina; Chile.

Abstract
As part of a larger research project, an ethnographic project was carried out in central western Argentina. It was based on participant-observation of the everyday life of a modern group of goat herders that make summer stays -veranadas- in the high-mountain valleys in the Andes in the southwest of the province of San Juan. In this region, these are the only documented transhumant groups. Seasonal movements between the Argentine highlands and the Chilean lowlands show evidence of long-term continuity of some traditional cultural practices in spite of national laws that restrict movement in areas near the international border. This research led to questions that went beyond the initial research design to include the ways these groups understand the international border territory and the ways it affects their movements and use of mountain environments.

Keywords: Herders; Andean valleys; Transhumance; Argentina; Chile.

Introducción

El presente trabajo se enmarca en un proyecto de investigación mayor, cuyo objetivo principal respondía a temáticas de tipo arqueológico (Durán y Cortegoso 2009). Se apuntó a entender el modo de vida de la gente que habitó gran parte de las actuales provincias de San Juan y Mendoza, durante los últimos seis milenios, especialmente en lo referido al aprovechamiento de camélidos sudamericanos. Se trató, fundamentalmente, de entender cómo lograron asegurar la subsistencia y, por tanto, la continuidad del grupo y su bagaje cultural, en un ambiente tan fluctuante como el que habitaban (Gasco 2013). En el pasado, a lo largo de Los Andes, los animales pastoreados fueron llamas y alpacas, ambas especies de la familia Camelidae. Frente a la inexistencia de pastores actuales de camélidos en el Centro-Oeste Argentino -COA- se propuso documentar las características en el uso de ambientes de altura que realizan actuales pastores, pero de ganado caprino. Aunque se reconocen diferentes los modos de pastorear estos animales (ver Göbel 2001, 2002) se consideró necesario y pertinente este abordaje con el fin de comprender la dinámica de movimiento y las estrategias que actualmente se ponen en juego para minimizar el riesgo y asegurar la subsistencia en ambientes de altura.

En esa instancia etnográfica, el objetivo a alcanzar fue describir y caracterizar la actividad ganadera desarrollada por pobladores de nacionalidad chilena, tanto en diferentes valles sanjuaninos como en su lugar de origen (diferentes localidades de la Región de Coquimbo o IVº Región en Chile). De manera específica, se pretendió registrar la trashumancia, modos de producción, uso del espacio, aprovechamiento de recursos naturales, cambios y continuidades en las costumbres y tradiciones, relaciones y organizaciones sociales, económicas, políticas y legales, de los grupos que habitan los valles cordilleranos en época estival, para comprender la dinámica cultural de estos actores tanto en el ámbito cordillerano como en sus lugares de origen (Campos y Gasco 2009; Giardina y Gasco 2008) (Figura 1).

En este marco, se entiende que el pastoreo de animales no sólo da cuenta de un modo de producción, en donde adquieren un rol destacado tanto los recursos naturales como los patrones de movilidad y uso de los espacios; sino más bien de un complejo conjunto de concepciones, percepciones, relaciones, decisiones y acciones, de humanos entre sí y con la naturaleza, dirigidas a desarrollar una lógica de comprensión del mundo, un modo particular de vida, en un ambiente también particular (Göbel 2002; Tomasi 2013).

Figura 1: Valles sanjuaninos aprovechados por pastores de ganado caprino, temporada 2008-09, tomado de Campos y Gasco (2009). Referencias: áreas sombreadas de distintos colores indican los valles, por ejemplo, en lila, Valle del Carnicería; en rosado, Valle del Mondaca; en verde claro, Valle del Pachón.

Figure 2: Valleys from San Juan used by goats herders, season 2008-09, from Campos and Gasco (2009). References: shaded areas indicate valleys, as an example as an example the violet Valle del Carnicería; in pink, Valle del Mondaca; in light green, Valle del Pachón.

Metodología

La metodología de trabajo desarrollada se basó en la observación participante (Guber 2005), con la aplicación de entrevistas abiertas y semi-estructuradas a través de una serie de puntos que establecían un eje temático a manera de guión 1 . Para el tratamiento de la información se realizó un análisis que permitiera entender su significación según el ámbito de aparición, el contexto en el que surgen, tomando en cuenta el lugar y las circunstancias de estos grupos. Las visitas y entrevistas se realizaron en los puestos de los pastores, con acuerdo de los entrevistados. En la realización de las entrevistas se buscó indagar los modos de representar el espacio y reconstruir los usos del mismo por el entrevistado y su familia (trayectorias, lugares de trabajo, contactos). Durante el trabajo de campo, se realizó un relevamiento de la zona de desplazamiento y permanencia temporaria (disposición espacial, características ambientales, accesos, etc.) y se intentó caracterizar su dinámica (usos diferenciales del espacio y su vinculación con el entorno, relaciones con otros actores institucionales) (Campos y Gasco 2009; Giardina y Gasco 2008).

Desde esta perspectiva se diseñaron dos etapas para el relevamiento. La primera, en los valles cordilleranos sanjuaninos; y la segunda, en diferentes localidades de la IVº Región de Chile. La primera etapa se concretó en los meses de enero y febrero de 2008 y de 2009, y consistió en el relevamiento antropológico de los valles El Pachón, Mondaca, Carnicería y la confluencia de ellos con el Santa Cruz. Sólo se visitaron en los valles cordilleranos mencionados, las instalaciones que, en momentos de la salida al campo, se encontraran habitadas (Tabla 1). Las instalaciones no habitadas se registraron cartográficamente y fueron geo-referenciadas por el equipo arqueológico. La segunda etapa se concretó en el mes de abril de 2008, dentro de la Región de Coquimbo en Chile. Se focalizó el estudio antropológico sobre el grupo tomado como informante clave de la temporada 2008 (los habitantes de la instalación denominada Casa de Piedra). Además, se visitaron diferentes localidades de acuerdo a la procedencia de otros pastores relevados en cordillera (Tabla 2). Se registró no solamente la trashumancia hacia los lugares de origen, sino también los espacios de comercialización, y ciertos aspectos materiales y simbólicos relacionados con la actividad de arreo (Campos y Gasco 2009; Giardina y Gasco 2008). Aquí, se presentan aquellos datos recolectados en la primera etapa, durante las estadías en cordillera, dado que resultaron los más relevantes para apoyar la investigación arqueológica de origen.

Se emplean conceptos tomados de los mismos actores sociales relevados. Por veranada se entiende al traslado de ganado a zonas ricas en agua y pasturas durante los meses de verano, con la finalidad de realizar allí el engorde del mismo. El término majada implica tanto al ganado como al lugar habitacional en donde se instalan para realizar la temporada de veranada. Ruca, de origen mapuche, es el lugar habitacional que se utiliza en la cordillera en época estival, puede presentarse como un sinónimo de majada. Por piño se entiende al conjunto de cabezas de ganado. Criancero es el pastor o ganadero, dueño y cuidador del ganado que basa toda su economía doméstica en el aprovechamiento del mismo, especialmente caprino.

Tabla 1: Registro y distribución de las instalaciones visitadas en cordillera durante temporadas 2008 y 2009.

Table 1: Register and distribution of the installations visited in the cordillera during 2008 and 2009 seasons.

Tabla 2: Espacios y actividades desarrolladas en diferentes localidades de la IV ª Región de Chile.

Table 2: Spaces and activities developed in different localities from the Chilean IV Region.

Marco ambiental

Los valles de altura del sudoeste de San Juan (Figura 1), que forman parte de la cuenca del río San Juan, se caracterizan por un relieve suave de lomadas entre alturas de 2.800 y 3.800 msnm. El clima es el propio de estepa fría de montaña, con intensas nevadas en el invierno y veranos templados y secos (Figura 2). El registro de precipitaciones medias anuales es de 300 mm para la región de La Invernada de Donoso y de los valles La Carnicería, del Yeso, del Pachón y del Mondaca (Gambier 1986:7-10). No se registran allí precipitaciones durante primavera y verano, y en invierno van de 400 a 600 mm. Los vientos del oeste son frecuentes y casi constantes: en invierno, aportan la humedad en forma de nieve y en verano son secos. La temperatura media anual ronda los 3,4 ºC (promedio tomado entre los años 1950 y 2000). En el mes más cálido la temperatura máxima es de 12,9 ºC y la mínima del mes más frío es de -6,5 ºC, quedando toda la región cubierta de nieve (Hijmans et al. 2005; Kriticos et al. 2012). El deshielo comienza, en general, en septiembre; y la humedad, junto a la intensa insolación, producen la germinación de hierbas y gramíneas cuyos pastos perduran hasta marzo. Éstos se desarrollan hasta los 4.000 msnm. Los recursos faunísticos son estacionales, siendo los guanacos los más numerosos (Figura 3). Las características ambientales descriptas adquieren mayor importancia al permitir entrever las potencialidades del entorno y las alternativas en cuanto a estrategias adoptadas por los grupos sociales para realizar el aprovechamiento de estos espacios de altura desde el Oeste, quedando de manifiesto la accesibilidad, la duración promedio para su utilización y los recursos disponibles.

Figura 2: Perfil climático del hábitat. Modificado de Gambier (1985: Figura 2), tomado de Gasco 2013.

Figure 2: Climatic profile of the habitat. Modified from Gambier (1985: Figura 2), taken from Gasco 2013.

Figura 3. Vista general de los valles, temporada estival 2008 y 2009, fotografías V. Durán y A. Gasco.


Figure 3. General view of the valleys, summer season 2008 and 2009. Photogrphies by V. Durán and A. Gasco.

Trabajos previos

En Perú, Bolivia, Argentina y Chile, las sociedades pastoriles, con estrategias de movilidad transhumánticas por tierras altas, se han constituido en una atracción para diferentes investigadores como antropólogos, etnohistoriadores, historiadores, geógrafos, arqueólogos, sociólogos, entre otros (Delfino 2001; Flores Ochoa 1977; Gambier 1986; Göbel 2001, 2002; Hevilla 2001; Nielsen 2001; Palacios Ríos 1977; Tomasi 2013; Yacobaccio et al. 1998, entre muchos otros).

Particularmente, en el área de estudio, como investigación pionera puede mencionarse el trabajo de Gambier (1986) en lo referente a crianceros chilenos que emplean los valles cordilleranos argentinos en época estival. Este trabajo es una síntesis parcial de un estudio mayor llevado a cabo en la década del setenta y ochenta (sin publicar), en el que se relevaron variados sitios arqueológicos y se llevó adelante una exhaustiva prospección geográfica de los valles recorridos. Como aporte, en esa publicación se destaca la descripción biogeográfica en detalle de los valles prospectados, ubicaciones, recursos y accesos. También, queda manifestada la trascendencia histórica en la explotación humana de los espacios cordilleranos. La información sintetizada allí, se logró luego de varios años de salidas al campo, conviviendo con los grupos involucrados, vivenciando las actividades propias de los pastores durante las veranadas. Además, el autor enfatiza reiteradamente las estrechas relaciones entre habitantes de ambas márgenes de la cordillera y cómo estas relaciones presentaron momentos de continuidad y discontinuidad. Con este trabajo, se da a conocer, por primera vez, en el mundo académico la existencia de dichos actores sociales en la cordillera sanjuanina. Recientemente, Michieli (2012) presenta una síntesis acerca de los cambios producidos en los últimos treinta años de actividad pecuaria en cordillera, incorporando nuevos datos sobre la instalación actual de estos pastores.

Otros estudios tratan la problemática de la vida en la cordillera desde la perspectiva de la construcción de las identidades. De este modo, se encuentran trabajos como el de Escolar (2005), que refiere la vida en el campo, abordada desde una reflexión sobre la práctica antropológica -etnografía-, procurando descubrir los significados múltiples que estos espacios tienen para los actores sociales involucrados. Se explica que la construcción, definición y redefinición constante de las identidades de los pobladores no se arraiga o limita dentro del marco de los Estados nacionales, sino que se ven "fortalecidas" por el uso y apropiación de estos espacios en tanto y cuanto espacios de identificación contra-estatales. En general, en ese trabajo y en otros del mismo autor, se toma en consideración los movimientos de grupos sociales desde el este hacia el oeste, mientras que en el presente estudio, el recorrido analizado es inverso del oeste al este, es decir, desde Chile hacia valles interandinos a los cuales se accede luego de cruzar solamente la Cordillera del Límite (ver Figura 2). En el citado trabajo, el campo es considerado por los baqueanos y arrieros como ámbito principal de producción, intercambio y socialización, que varía su significación de acuerdo a los diferentes momentos y contextos históricos sucedidos (ver Podestá et al. 2006).

En los últimos años, se ha retomado la problemática territorial y de construcción de identidades desde una perspectiva histórica, analizando la construcción de los conceptos de Estado Nación, frontera y movilidad. En los trabajos de Hevilla y colaboradores (Hevilla y Zusman 2007; Hevilla y Molina 2010), puede observarse cómo se vinculan dichos conceptos con la macro economía internacional, los lineamientos políticos inherentes a cada país en cuestión (Chile-Argentina), con la historia, tradición y cotidianeidad en la explotación de los espacios cordilleranos. Se analiza cómo las fronteras de los Estados nacionales se diluyen frente a las transacciones económicas y la circulación de capitales multinacionales realizadas por agentes globales, mientras que como una suerte de contra-cara, las mismas fronteras son erigidas ante la circulación de actores tradicionales. Se presenta en detalle el accionar de los actores sociales en territorio cordillerano, vida cotidiana, producción, consumo y venta de productos elaborados en campo, además de la construcción de significaciones frente a su realidad cultural, económica y legal. Otro trabajo similar, pero para la vertiente occidental de la cordillera y más al norte, destaca el valor de la actividad de arrieros en la contribución del intercambio bajo patrones andinos. De modo tal que se articula una red social y se conectan territorios histórica y culturalmente complementarios (puna y desierto) separados arbitrariamente por las fronteras de los Estados nacionales (Molina Otárola 2011).

Crianceros chilenos en valles intermontanos argentinos: planteo de la situación

En la dirección de estos últimos trabajos que problematizan los sentidos y prácticas relacionados con las fronteras estatales, aquí se presentan los resultados de un trabajo etnográfico, compartiendo una vivencia en la frontera. Más que teorizar sobre la noción de frontera, o de hacer una historia de la misma, se trata de ir, recorrer la zona fronteriza, vivirla (Grimson 2005). La noción de frontera abre un amplio debate teórico y pone en juego nociones, actores, relaciones, situaciones que han sido históricamente abordadas desde distintos marcos de la Antropología y otras ciencias sociales (Garduño 2003). Se parte de entender el ambiente cordillerano, no sólo como frontera divisoria -al estilo geográfico clásico, frontera rígida-, que marca un límite difuso entre Estados nacionales, sino también como un espacio en donde se da un juego de construcción social. En él sus habitantes no siempre legitiman los límites político-administrativo como determinante para sus relaciones comerciales y sociales, sino que este espacio forma parte del cómo se vive, en constante contacto e interacción. Se visualiza como una zona de oportunidades, un espacio dinámico y relevante desde el punto de vista medioambiental y económico (Pérez García 2014).

Desde este punto de partida teórico se observó, de manera general, que los valles interandinos argentinos son explotados estacionalmente por pobladores de nacionalidad chilena, con ganado caprino en su mayoría. Este movimiento o trashumancia hacia los valles de altura en época estival se denomina veranada, y abarca aproximadamente los meses de diciembre a abril. La intención es realizar allí el engorde del ganado, para resistir el invierno en las regiones bajas, además de emplear la leche caprina en la producción de quesos, que luego son comercializados del lado chileno. Debe contemplarse que estos valles de altura no son habitados, ni explotados estacionalmente por habitantes y ganado de nacionalidad argentina. Esto es así, dado que los pasos para acceder a ellos son sumamente complicados y arriesgados tanto para el pastor como para su ganado, además de que las distancias a recorrer son mayores desde el este, y previamente existen otros valles (Michieli 2012, ver Figura 2).

El uso de los valles de altura es una actividad que estos grupos han realizado históricamente (Gambier 1986; Hevilla 2001; Hevilla y Zusman 2007; Hevilla y Molina 2010), siguiendo tradiciones familiares. Estos crianceros tienen como base de su economía la cría de ganado caprino y la elaboración de quesos. Sus conocimientos sobre la geografía, clima, refugios, recursos (agua, flora, fauna, etc.), pasos fronterizos, manejo, control y cuidado de animales, manufactura de quesos, entre otros, constituyen parte del capital cultural que trasmiten de generación en generación. Para el sentir de los pastores, estas actividades no representan únicamente su oficio o profesión sino más bien son manifestaciones de su compleja cotidianeidad, de la globalidad de un modo de vida, y en la mayoría de los casos se trata de una herencia familiar. La Cordillera se presenta para ellos no como una zona de conflicto, que limita, divide, diferencia, sino más bien como un espacio que forma parte de sus vidas "(...) porque allí se pasa gran parte del año, se crece, se hace de amigos (...)" (Informante de la Majada Casa de Piedra-08). Con esto se desdibuja la histórica percepción de la Cordillera de Los Andes como el límite natural entre Chile y Argentina, que sólo aparece claramente indicada en un mapa, y que ha sido caracterizada como zona marginal, agreste, pobre o de escasos recursos (Escolar 2005; Grimson 2005). Este ámbito territorial da lugar a especificidades culturales que permiten pensarlo como un espacio que puede adquirir múltiples formas más que como un espacio de características homogéneas, enmarcadas en dinámicas temporales incorporadas en la memoria colectiva de los crianceros y de ambas naciones (Hevilla 2001; Pérez García 2014).

Los crianceros necesitan poseer títulos de propiedad o arriendo de campos y pasturas cordilleranos chilenos, para realizar las veranadas en la vertiente occidental de la cordillera. Además, de contar con los permisos sanitarios y el número de guía necesarios para la producción de quesos. Éstos son otorgados por el Servicio Agrícola Ganadero de Chile, (en adelante, SAG) mediante el cual se garantiza la procedencia, higiene y sanidad del ganado y de la producción quesera. En los valles y sectores costeros chilenos, las condiciones de forraje y agua son críticas producto de la prolongada sequía y el sobrepastoreo. Estas condiciones, sumadas al aumento en el costo del fardo de alimento, han provocado la disminución -por muerte- de ganado en etapa productiva, además de la reducción del tamaño de los rebaños dada la merma en las pariciones. Aunque en los últimos años (2008-09) se ha registrado una leve mejora (según la opinión de los crianceros), sigue resultando insuficiente para cubrir las necesidades de toda una región dedicada a la ganadería (IVº Región, Chile).

Al momento de realizar los trabajos de campo, los crianceros relevados en los valles sanjuaninos manifestaron abiertamente su condición de ilegalidad, dado que desde el año 2000 y hasta el 2013, el gobierno de Chile declaró la prohibición del uso de campos cordilleranos argentinos para las veranadas. Esta normativa restrictiva (sin vigencia actual) se vincula directamente con la necesidad de controlar y mantener el estado sanitario de los campos y ganados chilenos, frente al brote de fiebre aftosa2 en territorio argentino. Esta enfermedad es la causa visible de dicha decisión política y económica por parte de Chile. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE)3 se encarga de mejorar la sanidad animal en el mundo, y dado que la producción ganadera tiene una gran importancia para la económica de muchos países, se ha establecido una lista específica para el reconocimiento de la situación sanitaria de los Países Miembros de esta organización. Según resolución Nº XXI, dentro de los Países Miembros, Chile aparece reconocido como libre de fiebre aftosa sin vacunación y Argentina como país con zonas libres de esta enfermedad sin vacunación y otras zonas libres con vacunación (http://www.oie.int). En este marco se inserta la institucionalización del SAG en Chile (http://www.sag.gob.cl/portal) y de SENASA -Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria- en Argentina (http://www.senasa.gov.ar).

No obstante esta restricción, los crianceros chilenos siguieron realizando el cruce cordillerano de modo ilegal y empleando los valles argentinos en época estival para el engorde de sus animales, dado el panorama crítico que se presenta en los valles chilenos.

[...] todo depende de la naturaleza, lo que pasa es que en Chile hay poco agua [...], no hay producción de pastos [...] y si no, hay que comprar el pasto seco pero la cabra no da la misma cantidad y calidad de leche, no da lo que debe dar. El forraje seco sirve sólo pa'que no se mueran de hambre, es pa'que aguanten llegar acá otra vez (Informante de la Majada Los Erizos-09).

Ante esta situación, se construyeron, definieron y (re)definieron diferentes vínculos -desarrollados más adelante- entre los crianceros y los entes gubernamentales de ambos países limítrofes en la zona fronteriza, y de otros agentes no-gubernamentales como empresas transnacionales. Queda así de manifiesto que las zonas de frontera son espacios de "condensación de procesos socioculturales" (Grimson 2005), en donde se desarrollan entramados culturales que no plantean necesariamente la "pérdida de la identidad nacional" sino, por el contrario, esas identificaciones pueden ser reconocidas y respetadas.

La situación de ilegalidad se superó a principios del año 2013 tras conseguir el Departamento de Calingasta, la declaración de zona libre de fiebre aftosa sin vacunación en la 81º Sesión General del OIE celebrada en París. A partir de ello, las autoridades sanjuaninas, mediante una propuesta que realizaron en la "Reunión Técnica de Veranada en los Altos Valles Andinos de Calingasta" intentan dar un ordenamiento a la realización de las veranadas coordinando con parlamentarios, crianceros y autoridades transandinas el cobro de un peaje y la duración de las veranadas, entre otros temas (Diario de Cuyo, 30 de septiembre de 2013).

Actividad ganadera en la Cordillera temporada 2008-2009: características generales

Durante un período que se inicia en diciembre y culmina en abril, los valles cordilleranos sanjuaninos, son utilizados por habitantes de nacionalidad chilena que llegan en su mayoría de la Región de Coquimbo de dicho país (Ovalle, Illapel, Salamanca, Los Vilos, entre otros), procedentes tanto de áreas rurales como de zonas urbanizadas, con el objetivo de desarrollar allí la temporada de veranada. Se trata de pastores de ganado caprino, que realizan el engorde de dichos animales, y con la producción de leche, elaboran quesos, que posteriormente son comercializados en el mercado interno y externo de Chile.

La conformación de los grupos que participan de las veranadas es variada, incluyendo hombres, mujeres y niños de diferentes edades. Es común que los hombres se dediquen a esta actividad siguiendo la tradición familiar, pero también puede que hayan iniciado la actividad por su propia cuenta. En el caso de las mujeres, acompañan y colaboran con sus parejas, y en muchos casos ellas también poseen tradición familiar en el tema. Los niños participan de las veranadas desde muy pequeños (se registraron datos de inicios de cruces cordilleranos a los dos años). La inserción de los hijos en el sistema educativo determina, en parte, las fechas y la cantidad de desplazamientos a la Cordillera. Es común que los hijos mayores (alrededor de 17 años) vayan a trabajar durante la temporada de veranada con otro grupo en otra majada. De este modo, el adolescente aprende a relacionarse con otras personas, puede ampliar los conocimientos que ha adquirido por parte de su familia, y logra recaudar algunos recursos económicos. Se trata, en su mayoría, de parcialidades de núcleos familiares que se trasladan durante la temporada. Así, se encuentran padres e hijos, o sólo los hermanos, pero también se registraron casos de familias completas, y de amigos.

Para realizar la temporada de veranada, los crianceros seleccionan los valles para asentarse. Dicha selección no es arbitraria y responde al análisis de diferentes variables: conocimientos previos del área, existencia de buenas pasturas, agua apta para el consumo humano y animal, además de contemplar la presencia y proximidad de otros crianceros. Esto último se traduce en el respeto por el uso del espacio que se vincula con la intención de mantener la rentabilidad de las pasturas, el cuidado y control del ganado, y el mantenimiento de la producción quesera. Por lo tanto, es esperable registrar pocos crianceros por valle.

Para acceder a estos altos valles cordilleranos (arreando ganado caprino), se precisan entre 10 y 15 jornadas de cabalgata (de alrededor ocho horas cada una). Se escogen lugares en el trayecto para hacer noche. Estos lugares ya están establecidos, lo que implica el conocimiento del terreno (sendas, trayectos, refugios, recursos como agua y leña y pasturas). Esto forma parte del conocimiento que constituye el capital cultural de cada núcleo familiar que es heredado y aprendido. El arribo a los valles de altura argentinos no está sistemáticamente ordenado. A medida que los grupos de crianceros van llegando a los valles, se instalan en la majada que consideran pertinente en cuanto a los requerimientos establecidos previamente -limpieza, proximidad al paso, disponibilidad, etc.- No poseen títulos de propiedad sobre las majadas que habitan, ni derechos adquiridos de ninguna clase. En general sucede que de una temporada a otra no se ocupe la misma majada, aunque en ella se hayan realizado mejoras y dejado enseres.

Todos los crianceros entrevistados acuerdan en resaltar la importancia de los valles altos sanjuaninos. Durante el relevamiento (años 2008 y 2009), afirman que la temporada ha resultado sumamente singular dado que calculan que el 80% del ganado de los crianceros de la Región de Coquimbo ha realizado el cruce cordillerano. Entonces, dado el gran número de crianceros localizados allí, el rango de movilidad y los desplazamientos durante esa veranada, se han visto alterados e incrementados considerablemente. Otros registros, indican que entre 1959 y 1969 el 34% del ganado de Coquimbo realizaba las veranadas en el lado oriental de la cordillera (Stüdemann 2008:19-21).

La dinámica de movimiento interna durante la temporada de veranada es amplia en el caso que los valles se presenten altamente explotados por diferentes grupos de ganaderos. En otras oportunidades, cuando los valles no están sobrecargados de piños, la movilidad se ve restringida. Además, ésta depende también de la rentabilidad lechera y producción quesera. Los desplazamientos relacionados con la comercialización se ven acelerados si la producción y stock de quesos aumenta. Según la conformación de cada grupo, la movilidad variará, por ejemplo, la presencia de niños en la majada puede condicionar algunos viajes en función del inicio de actividades escolares. De este modo, puede advertirse, como afirma Tomasi que "la movilidad para los pastores se constituye como una forma de vida, a través de la cual se forman relaciones y se producen espacios, en un universo de prácticas que excede, aunque incluye, las necesidades productivas" (2013:84).

Se utilizan instalaciones ya construidas a partir de un gran bloque de roca, del cual se desprenden adosadas, varias estructuras menores pircadas semicirculares, en su mayoría pirca seca, es decir, sin utilizar algún tipo de argamasa. La distribución de los espacios dentro de las majadas se establece según su funcionalidad. Así, se observa un recinto central que es empleado para las actividades de cocina (sin techar); a los lados las habitaciones (techadas con lonas); y en una porción de éstas o en un recinto más pequeño, fresco y sin luz, se depositan los quesos y los animales faenados. Se advierte que no se establecen de manera sistemática determinados lugares, como por ejemplo sanitarios y basurales (Figura 4). Sin embargo, se ha observado que es posible, motivado por diversas razones, construir una nueva majada en poco tiempo sobre la base de un gran bloque. Así, la ruca resulta en una construcción dinámica que se va transformando, en estrecha relación al desarrollo de las unidades domésticas que las ocupan, "la casa tiene una cierta vida y, al igual que la familia, se podría decir que se va criando y creciendo", y por tanto, no pueden ser consideradas como un "mero contenedor pasivo de prácticas" (Bugallo y Tomasi 2012:212).

La alimentación del grupo se basa en carbohidratos, proteínas y grasas (carne caprina, legumbres, fideos, papas). Son comunes las carbonadas, guisos y sopas bien sazonadas y el asado. En pocos casos se observa la elaboración de pan casero, producción que antaño era común (Michieli 2012). Las verduras y frutas son escasas. Los recursos naturales empleados solamente consisten en el aprovechamiento del agua y leña que se obtienen de la vega más próxima a la majada. En su dieta no se incluyen animales silvestres.

Figura 4: Vista de diferentes majadas, tomado de Gasco 2013.

Figure 4: Views from different herds. From Gasco 2013.

Luego de seleccionar el valle de destino, arribar e instalarse, se inicia la rutina diaria de la vida en Cordillera. La misma consiste en el arreo del ganado por las mañanas (con apoyo de perros) para las tareas de ordeñe. A medida que se extrae la leche, ésta es tamizada (mediante lienzos) y colocada en los recipientes transportados exclusivamente para tal fin. Esta actividad, puede tener una duración de dos a cuatro horas, dependiendo de la cantidad de hembras para ordeñar y de las personas disponibles para tal actividad. Durante el ordeñe los animales son contenidos en el corral, o en caso de no existir (que es lo más frecuente), son controlados por los perros pastores. Posteriormente, se inician las tareas de producción del queso. Para ello son necesarios varios elementos: cuajo que puede ser natural o químico (en polvo o líquido), sal, recipientes varios, colador, batidor, moldes, lienzos (llamados manteles), tabla de escurrimiento del cuajo, y prensas (rocas). Lo fundamental es dejar cuajar la leche por la mañana, y por la tarde se inician las tareas de producción quesera. La cantidad de quesos elaborados diariamente (entre tres y cinco unidades) depende de la cantidad de hembras lecheras y de la rentabilidad de las mismas. En años buenos cada cabra puede brindar un litro de leche diario. Los piños varían entre 200 a 800 cabezas, de las cuales algunas pertenecen a vecinos y amigos, que transportan a la veranada para su engorde a cambio del aprovechamiento de la leche. El resto del día se emplea para controlar y revisar los animales y las pasturas, irrigar las vegas, preparar las comidas, realizar actividades domésticas, acondicionar la majada, relevar otros valles, entre otras actividades (Figura 5).

Para concretar la venta de quesos en la vertiente chilena, se acuerda previamente con el comprador (acopiador o bodeguero) cantidades y costos, y se inicia el viaje de venta con el cargamento que es transportado en mulas hasta el punto convenido. Este viaje puede demandar horas o incluso días, dependiendo del valle en el que se está establecido. Normalmente, se inicia al atardecer para evitar contacto con algunos controles fronterizos y de sanidad. Durante ese trayecto las mulas no son desensilladas y de regreso vuelven cargadas con enseres y alimentos para el resto de la temporada. Estos viajes son realizados por un miembro de cada majada, con una frecuencia aproximada de 20 días (dependiendo de la producción y stock de quesos). No existen acuerdos entre los habitantes de cada majada para realizar viajes en conjunto. El destino de estos quesos es variado, desde los comercios minoristas en las diferentes localidades de la IVº Región, hasta la capital de Chile e incluso el mercado exterior. Para ello, el comprador (acopiador o bodeguero) es quién certifica con packaging, etiquetas y números de guías4 determinado, el origen y sanidad del producto. En los diversos puntos de venta (bodegas, ferias) se expresa la diferencia entre quesos elaborados en la costa y los de Cordillera (según color, aroma, sabor). En los carteles publicitarios se aclara qué tipo de quesos posee el vendedor, no así de qué lado de la Cordillera proviene.    

Anteriormente a la implementación de una normativa restrictiva (año 2000), los crianceros manifiestan haber realizado las veranadas históricamente, y en el último año de paso legal (1999) pagaron un derecho de pastaje a Gendarmería Nacional Argentina (ente encargado de la recaudación). El momento del trabajo de campo (año 2008-2009), ya no abonan ese derecho, y al cruzar sólo se presentan ante Gendarmería, para brindar sus datos y firmar un acta de pronto acuerdo para la normalización del tránsito cordillerano, situación revertida a partir del año 2013. No realizan ningún trámite migratorio ni en Chile ni en Argentina. Entre los crianceros y la policía de frontera argentina (Gendarmería Nacional) se establece una relación no muy clara, en virtud de que los pastores afirman otorgar ganado y quesos a Gendarmería, dado que éstos los "cuidan" y no los multan, ni le capturan o matan los animales. Por otra parte, la relación establecida con el SAG difiere marcadamente, establecida en un marco de temor y rechazo. El SAG ejerce el rol de policía de frontera sanitaria y se moviliza junto a Carabineros, con lo cual los crianceros ilegales, al ser detectados, son multados con gravámenes monetarios, la incautación de la producción quesera y de animales, para ser cremados.

[...] en abril del 2000 se cerró el paso, la temporada del 2001 ya no se pudo pasar [...] y el que no arriesga no cruza el río [...]. En esos primeros tiempos, años, le mataban todas las cabras [...] la tropa, las cabras, todo [...] antes le botaban todo, si el animal estaba cargado (quesos) lo mataban con todo y lo quemaban (producción quesera, cajones, utensilios, monturas, etc.) [...] esa es la ley de nuestro gobierno [...] ahora hay que hacer todo de noche, de día esconderse, como si uno fuera delincuente (Informante de la Majada Los Erizos-09).

Otra relación o vínculo interesante a destacar es el establecido con el personal de los diferentes emprendimientos mineros en la zona. A pesar de que la normativa de ciertas empresas mineras del área expresa la prohibición de entablar relaciones sociales con los pastores, esto no se cumple en la práctica. Esa actitud puede deberse a varios factores. La vida en Cordillera estimula la cooperación y solidaridad, por lo que una prohibición de esta naturaleza resulta difícil de aplicar. De este modo, se establecen relaciones de amistad, intercambio de bienes y servicios. Como ejemplos de estos vínculos pueden mencionarse: intercambio de frutas y mercadería de las viandas entregadas al personal minero a cambio de quesos; colaboración para cargar los celulares de los crianceros; etc.

Algunos de los pastores se encuentran nucleados en la organización de Comités de Crianceros, con sede central en La Serena. Esta organización tiene el objetivo, entre otros, de acordar con las autoridades el retorno a la legalidad del uso de pasturas cordilleranas argentinas. Para formar parte de esta entidad, deben abonar una cuota mensual, que les permite votar a sus representantes. Los crianceros manifiestan que, a pesar de las múltiples y variadas acciones tomadas por el Comité que los representa, tanto a nivel regional como nacional, no se ha logrado mejorar las condiciones políticas-administrativas binacionales para el desarrollo de las veranadas. Hasta el año 2009 el mayor avance ha sido que el SAG no elimine el ganado cuando localiza a los pastores en la vertiente argentina de la Cordillera. En su lugar aplica multas monetarias a los propietarios que cometieron esta infracción y exige controles veterinarios sobre el ganado. Sin embargo, los objetivos perseguidos en cuanto a la normalización y legalidad de dicha actividad pecuaria se ha conseguido recién en mayo de 2013, luego de trece años de no reconocimiento e invisibilidad de una realidad y tradición cultural.

[...] la ventaja que tenemos ahora es que si lo llegan a pillar, por lo menos es una multa, [...] y además la gente se puso más rebelde, y les podemos ir encima, [...] sobre todo al SAG, porque contra Carabineros, qué puede hacer uno?[...] y si lo pillaron el año pasado y lo pillan este año también la multa es mayor todavía, ya hay varios con multas, pero a lo mejor puede haber otros tipos de medidas también, hasta días de cárceles por rebeldía [...] todo por defender nuestra pequeña empresa, para comer, educarnos, vivir... si nos quedamos en Chile perdemos todo (Informante de la Majada Los Erizos-09).

Por otra parte y en la vertiente oriental de la cordillera de Los Andes, los crianceros afirman que ha aparecido un grupo de particulares que dicen poseer títulos de propiedad sobre los campos cordilleranos argentinos, y en nombre de la Municipalidad de Calingasta y apoyados de palabra por Gendarmería Nacional Argentina, recorren las diferentes majadas ubicadas al norte del valle de La Carnicería, cobrando un derecho de peaje y talaje. Este dato no se ha observado directamente, sólo se registra por comentarios recogidos en cada una de las majadas visitadas en el valle de La Carnicería y El Pachón. Este hecho sería novedoso, dado que sólo se cobraban dichos derechos del lado argentino cuando el cruce de la Cordillera y el uso de pasturas eran legales (años 1996-2000) (Michieli 2012). El método de cobranza anterior consistía en el depósito de un monto (de acuerdo a la cantidad de ganado) en una cuenta a nombre de la Municipalidad de Calingasta, en un banco habilitado en Chile. Este método posibilitaba dos cosas: por una parte, se accedía al lado argentino sin necesidad de llevar efectivo, situación que disminuía al máximo las posibilidades de actos delictivos; y por la otra, el propietario del ganado circulaba legalmente por la Cordillera y los valles argentinos con todos los requerimientos necesarios (controles sanitarios, guía de paso, etc.).

[...] dicen que andan cobrando por acá, por la Pantanosa, por ahí..., dicen que parece que son los municipales, le pregunté al cabro y me dijo que tenían un vale pero sin el timbre, y por ahí dicen que no, que es un papel escrito a mano sin timbre, no sé yo si será errado ahora que vamos para allá, vamos a consultar. Están cobrando peaje y talaje, hablaban de dos mil cuatro, por animal, por todo: cabra, guatones, caballos, mulas, porque según ellos todos comen. A lo mejor son algunos que se quieren avivar y andan cobrando, antes cuando cruzábamos legales, también cobraban, pero en Chile en un banco para Argentina [...] (Informante de la Majada Los Erizos-09).

Frente a este panorama general, y al aumento de restricciones legales y económicas en ambas vertientes de la Cordillera, los crianceros manifiestan una notable preocupación en lo que respecta a la continuidad en sus modos de vida. El cruce cordillerano es un acto arriesgado y peligroso, no sólo por las condiciones climáticas y el relieve adverso sino también por la persecución e intimidación vivida en caso de ser descubiertos por las autoridades chilenas en este acto ilegal. Este condicionamiento se ve reflejado en las nuevas decisiones que están adoptando los jefes de familia al impedir el traslado de sus hijos y esposas a los campos de veranada. De esta manera, los hijos son alejados (por un tema de seguridad) de las tradiciones familiares, referidas no sólo a la economía del hogar, sino también a la concepción del espacio y del trabajo, con lo cual se arriesga la transmisión del capital cultural de estos agentes sociales.

[...] en el momento que nos pillan tiene que llegar también Carabineros, es que si caen los puros del SAG solos, sin armas, cualquier chileno puede rajarse o lastimar a uno de ellos también, porque ya viendo que le están matando los animales y dejarnos botado ahí en tierra, uno reacciona de cualquier manera, por eso tiene que venir Carabineros, por eso ya casi no se viene con mujeres, ni los cabros chicos... es peligroso, no se sabe cómo reaccionar uno (Informante de la Majada Los Erizos-09).

[...] y si no venimos acá, no alcanza para comer, no hacemos nada [...]y nosotros que estamos acostumbrados a esto, si nos vamos a trabajar a la agricultura, por decirle, no vemos ni una, por decirle al raleo o corte de uva, vamos a ir y no vamos a ver ni una, vamos a perder. Es que uno está acostumbrado a trabajar a la voluntad de uno, nadie lo manda y si entra a trabajar a un fundo, hay que cumplir horario y el jefe anda molestando a cada rato, de repente a uno se le sube el azúcar, menos que me estén mandando pa'allá, pa'acá [...] estamos acostumbrados a ser empleado y patrón, hacemos las dos cosas [...]yo nunca jamás, de los años que tengo, nunca he trabajado apatronado, toda una vida con el ganado [...] (Informante de la Majada Los Erizos-09).

Figura 5: Producción quesera en diferentes majadas, tomado de Gasco 2013.

Figure 5: Cheese production in different herds. From Gasco 2013.

Consideraciones finales

El relevamiento de estos pastores cobra importancia dado que constituyen el único caso actual de prácticas ganaderas en la región que mantienen estrategias de explotación y aprovechamiento de pasturas de altura en época estival. Esta estrategia permite dar cuenta de la continuidad en algunas prácticas de manejo pecuario, con la intención de minimizar el riesgo dentro de un estilo de vida. Este riesgo es generado tanto por condiciones ambientales -e.g. variabilidad hídrica y sobrepastoreo en la vertiente occidental de la Cordillera- como por factores político-administrativos de los Estados Nacionales durante los últimos trece años (2000-2013).

El cruce de la Cordillera del Límite, el aprovechamiento de pasturas de verano en ambientes de altura, la instalación de casi toda una unidad doméstica en una residencia por un tiempo que ronda los cinco meses, la irrigación de vegas, la rotación de los rebaños por zonas de pastaje, entre otras, constituyen estrategias relevantes para abordar el problema arqueológico planteado. Sin embargo, en este estudio se vislumbraron problemáticas que excedían los objetivos propuestos en la investigación inicial. Ellas constituyen en esta instancia interrogantes que complejizan teóricamente la noción de frontera, de ilegalidad, de posesión de tierras, de persistencias en prácticas culturales, de identidades, entre otras.

Por ejemplo, superó ampliamente las expectativas iniciales el considerar que de mantenerse la restricción legal de las veranadas, se ponía en peligro la realización de una práctica tradicional. Esto es así, dado que las decisiones en cuanto a la protección del grupo conllevarían no sólo al abandono de esta actividad económica a nivel familiar, sino que implicarían una redefinición en la identidad de estos grupos pensada, al menos, en términos de re-planteos de política-económica regional. Sin embargo, se observó en terreno la persistencia en el desarrollo de dicha práctica trashumántica. Cómo a pesar de las dificultades políticas, administrativas, sanitarias y geográficas, entre otras, se mantiene la insistencia en el desarrollo de dicha actividad; cómo el transformar la subsistencia, el modo de producción, generaría cambios profundos en sus identidades. Por otra parte, dado que la determinación de la frontera geo-política entre los Estados de Argentina y Chile es posterior a la práctica pastoril, resulta interesante evaluar las estrategias que adoptó la trashumancia tradicional ante los cambios propuestos por las políticas estatales en el período observado y luego del año 2013, frente a la nueva posición de visibilidad binacional de los actores involucrados.

Ante la descripción diagnóstica realizada y los nuevos cambios operados desde la política gubernamental de ambos países, se considera relevante efectuar etapas posteriores de estudio para profundizar el análisis tanto en la República de Chile como en Argentina (IV Región, y provincia de San Juan, respectivamente). Se torna necesaria la ampliación de las tareas de indagación sobre el modo de vida de estos grupos, abarcando su etapa productiva en Cordillera, y también considerando los cambios y continuidades operados en sus prácticas a partir de las políticas estatales vigentes que los incluyen/excluyen, visibilizan/invisibilizan del sistemasocio-económico nacional e internacional, explorando así los distintos fenómenos de carácter cultural e identitario que se reproducen y resignifican en esas dinámicas zonas. Se deberá profundizar en el relevamiento de antecedentes históricos, como también institucionales en ambos países, dado que éstos son los puntos estratégicos para comprender la compleja dinámica cultural de dichos grupos en el marco de esta práctica tradicional del uso de ambientes de altura.

Mendoza, 20 de Enero 2015

Agradecimientos

A la Dra. Teresa Michieli por el asesoramiento brindado en las distintas etapas del relevamiento y por sus lecturas que contribuyeron a mejorar el manuscrito, a la trabajadora social Jessica Gamboa por compartir el tiempo en el campo; a Diego Estrella por asegurarnos las grabaciones y filmaciones realizadas. A Gustavo Lucero por los datos brindados. Especialmente a los ocupantes de la Majada Casa de Piedra, Majada Nueva y Los Erizos por los días y charlas compartidas.

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Notas

1La elaboración del plan general de relevamiento antropológico de los pastores del área de influencia del proyecto minero Pachón, la supervisión del trabajo de campo y la corrección de informes para la Consultora URS por intermediación del Lic. Mario Nanclares, estuvieron a cargo de la Dra. Teresa Michieli.

2Es altamente contagiosa y ataca casi exclusivamente a animales de dos pezuñas (como ganado bovino, ovino, caprino, porcino). Los animales pueden mostrar síntomas 2 a 14 días después de haber estado expuestos a la enfermedad. Se trasmite por animales expuestos y animales infectados que entran al rebaño; personas con ropa o calzado contaminados; instalaciones, equipos, vehículos contaminados; o agua, forraje, alimento, piel o productos farmacéuticos contaminados. Los actuales reglamentos de erradicación de la fiebre aftosa establecen cuarentena, sacrificio de animales infectados o expuestos a la enfermedad, eliminación de los cuerpos de los animales mediante la cremación y el entierro de los mismos, y desinfección de las instalaciones. La fiebre aftosa no representa ningún peligro para los humanos, aun si comen carne de animales contaminados (http://news.ucanr.org).

3La necesidad de combatir las enfermedades de los animales a nivel mundial constituyó el motivo por el cual se creó la Oficina Internacional de Epizootias gracias al Acuerdo internacional firmado el 25 de enero de 1924. En mayo de 2003 la Oficina se convirtió en la Organización Mundial de Sanidad Animal, pero conserva su acrónimo histórico OIE.

 4El número de guía es otorgado por el SAG a aquellos crianceros que poseen parcelas en la cordillera chilena y garantiza la sanidad de los animales y por ende de los quesos. Consiste en un número impreso en una de las caras del producto. En caso de no poseer ese indicador, el acopiador se lo coloca.

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