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Revista del Museo de Antropología

versión impresa ISSN 1852-060Xversión On-line ISSN 1852-4826

Rev. Mus. Antropol. vol.9 no.2 Córdoba dic. 2016

 

Antropología Social

Enclaves industriales en la historia y la etnografía amerindia contemporánea

 

Mariana Espinosa*
* Instituto de Antropología de Córdoba IDACOR, CONICET-Universidad Nacional de Córdoba. Departamento de Antropología, FFyH, Universidad Nacional de Córdoba.

Recibido 17-10-2016. Recibido con correcciones 07-11-2016. Aceptado 07-11-2016

Capitalismos en las selvas es un esfuerzo colectivo por revisar un tema clásico en las Ciencias Sociales, con rigor teórico-metodológico, novedad etnográfica y documental. La obra focaliza en las implicancias y las consecuencias socio-culturales de los enclaves industriales, tanto agrícolas como extractivos, en las sociedades indígenas de las regiones del Gran Chaco y la Amazonía, comprendiendo el periodo de génesis y auge del proceso de incorporación de los países sudamericanos a la economía capitalista mundial (1850-1950). Como mérito colectivo de esta compilación, es preciso subrayar, que los antropólogos pocas veces inquirieron, sino como tema adyacente, sobre el capitalismo, y más precisamente el trabajo indígena en los enclaves industriales en los confines de aquel sistema mundial. En el prólogo, Isabelle Combés señala: "de hecho, ingenios, barracas u obrajes no son escenarios comunes para los antropólogos, que suelen tener como terreno predilecto a la comunidad indígena, el campamento, o cualquier otro espacio (relativamente) tradicional." Y continúa, "El indígena capataz, zafrero o peón a sueldo recibe menos atención que el chamán o el curandero."(P. 9), como veremos a lo largo de esta reseña, la articulación del tema de investigación de este libro cuestiona este yerro que creíamos superado, aún después de Jack Goody1
y su crítica a la "aldea", sólo por nombrar una entre otras aguadas críticas.

Lorena Córdoba, Federico Bossert y Nicolas Richard, son los editores. Capitalismos en las selvas deriva de la acumulación científica de los tres antropólogos y expresa el camino, no sin obstáculos, de fomentar redes duraderas de trabajo académico e intercambio intelectual. La obra reúne diecisiete autores de diversos países: Argentina, Chile, Francia, Italia, Paraguay y Perú. La publicación se realizó por la editorial chilena

Ediciones del Desierto; y con el apoyo institucional y financiero de tres organismos: Instituto de Arqueología y Antropología de la Universidad Católica del Norte de San Pedro de Atacama (Chile), Histoire et anthopologie Comparée sur l'Amerique Latine del CNRS (Francia), y el Centro de Investigaciones históricas y antropológicas de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), instituciones que los editores no dejan de gratificar. El libro se organiza en tres secciones: los ingenios azucareros del Noroeste argentino, las barracas caucheras de la Amazonía y los obrajes forestales, puertos tanineros y las colonias agroganaderas del Chaco boreal. Los capítulos transitan por la etnografía, la etnología, la historia, la antropología social y cultural de corte americanista. Vamos por parte.

El capítulo inaugural es de autoría de Rodrigo Montani, "El ingenio como superartefacto. Notas para una etnografía histórica de la cultura material wichí". El autor llama la atención de que en la bibliografía sobre los ingenios azucareros la información sobre la dimensión artefactual que liga las transformaciones indígenas al contacto con occidente, es bastante superficial y se encuentra dispersa. Montani reúne y revisa información desperdigada y se apoya en su propia etnografía entre los wichís del occidente chaqueño argentino; describe y analiza cómo impuestos, buscados, valorados de diversos modos, los artefactos que los wichís conocieron en sus migraciones a los ingenios crearon, recrearon y disolvieron tramas de relaciones sociales. El artículo problematiza las ideas de la mera imposición y recepción pasiva por parte de los wichís. Por ejemplo: el "dinero" si no se lo rechaza se le sospecha por las consecuencias de un posible relajamiento del sistema de intercambio que alimenta las relaciones entre parientes; el consumo de azúcar en desmedro de la miel y el mate son transformados en "alimentos" y su carencia se interpreta como signo de pobreza. En el capítulo dos, Cesar Ceriani Cernadas se centra en los vínculos entre religión y dinámica cultural entre wichís y tobas que vivieron "el tiempo" tanto de los ingenios como de las misiones protestantes. Su trabajo contribuye a comprender cronológica y sociológicamente las cercanías y distancias sociales entre misiones e ingenios y nos introduce en la memoria y representaciones diversas de los pueblos indígenas en torno a "aquellos tiempos". En primera instancia analiza las clasificaciones étnicas, jerárquicas y etnocéntricas, pasando por los regímenes de pago y trabajo, el despertar de las campanas de los capataces, los fríos y los calores, los temores ominosos entre cañaverales y fábrica, hasta llegar a las catárticas danzas nocturnas que entraman la memoria de estos grupos. El tercer capítulo denominado "La representación wichí del trabajo y el ingenio azucarero" es desarrollado por María Cristina Dasso y Zelda Franceschi y nos introduce en los recuerdos de los wichís de Misión Nueva Pompeya que afloraron hacia 2011. Se trata de un estudio centrado en fuentes relativas a esta localidad y en las memorias de los wichís que allí habitan e intenta desestabilizar algunas interpretaciones "generalizadoras" sobre la relación wichís-ingenios. En el trabajo de Dasso y Franceschi resulta interesante la puesta en contexto social, cultural e histórico de toda información para constituirla luego en dato de una etnografía histórica: toda representación, sea de inspectores, misioneros como de los actuales wichís, es situada en sus posibles marcos de intenciones e intereses, los cuales pueden variar de una década a otra. Esta sección termina con el estudio "Azúcar Amargo. Historias de San Martín del Tabacal" de Marina Weinberg y Pablo Mercolli, el cual ofrece una serie de notas sociales e históricas sobre este poderoso ingenio, ubicado en la selva subtropical de la provincia de Salta. Se concentran en la población Kolla de la zona de Iruya que trabajaban en ese establecimiento agroindustrial y que se encontraban presos en sus propias tierras por la enorme extensión de territorio apropiado por la familia Patrón Costas. Basado en relatos recientes, el artículo traza los recorridos de los kollas, el sistema de "enganche", los malos tratos y el trabajo forzoso y, ante la falta de material documental, como denuncian los autores, el trabajo se convierte en un registro importante para comprender una de las fases más silenciadas en la historia del Noroeste argentino.

La segunda parte del libro nos sitúa en la Amazonía. La sección inaugura con un artículo de Bossert y Córdoba cuyo comentario dejaremos para el final de esta reseña ya que su carácter comparativo bien podría abarcar conclusivamente el libro. Así como los ingenios significaron una recomposición total en el curso de la historia del norte argentino, la industria extractiva del caucho tuvo análogo efecto sobre la Amazonía ecuatoriana, paruana, colombiana, brasilera y boliviana. El trabajo "El genocidio del caucho y la recuperación de la memoria. Nuevos Discursos en la Amazonía peruana" de María Chavaría, abarca este episodio de la historia peruana a partir de un estudio sobre la multiplicidad de discursos que suscitó la explotación del caucho en Perú, a fin de recuperar la representación de este periodo por parte de pintores autodidactas descendientes de los pueblos bora y hioto. En un juego entre oralidad y materialidad, la pintura de estos pueblos es interpretada por la autora como "nueva literacidad amazónica" (p.156). La autora acompaña su análisis de este peculiar hacerse de la memoria y de la reflexión en lienzo, con los datos de lo que plantea como un real genocidio: "La escalofriante cifra de 40.000 asesinados y desaparecidos de estos pueblos, más otros miles de desplazados, muestran el precio que se tuvo que pagar por la explotación y el procesamiento de las distintas gomas conocidas como caucho, balata o shiringa" (p.141). El artículo de Manuel Cornejo Chaparro, "Una selva de espejos (...)" estudia la representación del mismo tema que Chavaría, en este caso, en la conocida novela del canon peruano, Sangama (1942) escrita por Arturo Hernández, hijo de un cauchero, que nace en pleno boom industrial (1903). A partir de su análisis el autor intenta mostrar cómo la narrativa cristaliza la idea de "región", la relación metrópoli y periferia y un sesgo "anti-indigenista" (p.155). Esta sección termina con un capítulo de Lorena Córdoba y Diego Villar, singular texto que se centra en los asesinatos a dos patrones gomeros: el brasileño Manoel Patrício, cuya muerte es retratada en un texto etnográfico cashinuahua ­grupo pano hablante de la Amazonía peruano-brasilera- y el francés Albert Mounton, cuya historia debió restituirse de fuentes históricas, ambos crueles sicarios de indígenas, responsables de atrocidades impensables. El brasileño muere en manos de los indígenas cashinahuas cansados de sus abusos, incluso sexuales, y el francés muere por las balas de otro francés atormentado por el despotismo de su jefe quien le había arrebatado su esposa. El objetivo es comparar estos dos episodios y reflexionar en qué medida dicha comparación ilumina sobre las operaciones de la industria extractiva del caucho en un contexto interétnico. A lo largo del textos "la lectura psicológica de los asesinatos (celos, furia, indignación, etc.) cede paso a una exégesis sociológica que revela escenarios, relaciones, líneas de fuerza que modela los sucesos tanto como las motivaciones individuales" (p.168). Si los dos trabajos anteriores, reflejan representaciones de este enclave industrial en la Amazonía, en un caso aquella que se canoniza en la literatura nacional y en otro la recuperación actual de la memoria del genocidio en la pintura, el análisis de Córdoba y Villar revela con sutileza las tramas que componen el fenómeno como hecho total; encrucijada de fronteras marginales que se sitúan en el centro de una cadena de lucro desmedido y en los intereses de las problemáticas definiciones limítrofes de tres países distintos.

La tercera y última sección aborda los obrajes forestales, puertos tanineros y colonias agro-ganaderas del Chaco Boreal. El capítulo de Nicolas Richard, "Nombre propio, trabajo y reproducción social en el Chaco Boreal contemporáneo", describe y analiza cómo al término de la guerra del Chaco (1935) la acción pragmática e intereses de actores misionales, militares, sanitarios, etc.,inició un proceso que identifica los nativos con nombres variables. Entre 1940 y 1980 este proceso cristalizó en un régimen onomástico que codificó a la población indígena en el binomio nombre-apellido. Sin embargo, el etnógrafo advierte que otras formas de identificación ultrapasan la estrictez de esta nomenclatura e introducen una heterogeneidad, a este otro nivel más "subterráneo" lo llama "paisaje onomástico". El texto despliega tres de estos paisajes de nombres: el de los nivaclé en el margen norte del Pilcomayo, emplazados en misioneros cristianas; el de los grupos ayoreo y maká, al centro del Chaco Boreal; y el de grupos mascoy o zamuco, que tras la guerra se instalaron en la periferia de las explotaciones madereras sin pasar necesariamente por las misiones. La variabilidad de los paisajes onmásticos resultan de la peculiar manera cómo cuajaron en cada grupo las marcas de la postguerra, la reducción misional, la violencia estatal, la cercanía o lejanía con los enclaves extractivos. El siguiente trabajo corresponde a José Braunstein, "Los caminos de Sanapaná". Un texto del conocido explorador y etnógrafo Guido Boggiani, se convirtió en puente y camino para inquirir sobre asuntos del Gran Chaco. Siguiendo las pistas de la etnografía de Boggiani, no sin antes contextualizarla como así también examinar el manuscrito "hallado", el autor deriva en temas y problemas del sistema social sanapaná no resueltos que ligan la sociología, la etnohistoria de largo plazo y los sistemas etnolingüísticos del Gran Chaco. Entre los corolarios posibles de anotar aquí, se puede decir que la acumulación de conocimiento histórico y etnográfico evidencia las contradicciones de las clasificaciones naturalistas de los tiempos de Boggiani, y que dichas contradicciones no serían pasibles al observador contemporáneo sino por la descripción de un cierto "estado de cosas" cuyo propiciador habría sido el mismo etnógrafo italiano (p.230). La sección continúa con el artículo "Los maskoy de Puerto Casado y los angieté de Puerto Pinasco" de Rodrigo Villagra y Valentina Bonifacio. El capítulo indaga cómo estos dos establecimientos tanineros irrumpieron y gravitaron en la vida de los emparentados pueblos indígenas del Paraguay desde una perspectiva biográfica y cultural. Una historia de más de 100 años es hilvanada por la memoria y la biografía de René Ramírez. Hijo de padre angaité y madre sanapaná. Llegó a ser representante indígena en el sindicato que nucleaba a los trabajadores del tanino. Entre los temas de esta historia resaltan los cambios en las posiciones mediadoras de los misioneros católicos, los debates éticos inherentes a las representaciones disímiles y ambiguas respecto al trabajo en el establecimiento y la violencia ejercida por los patrones y por último la dispersión y el posterior surgimiento del "pueblo maskoy" en la actual lucha por recuperar sus tierras.

Finalmente, el último capítulo es de autoría de Paula Canova. En "Los ayoreo en las colonial menonitas...", la autora estudia el rol que tuvo la colonia menonita Fernheim en la transformación del chaco paraguayo en enclaves agro-industriales durante el siglo XX. Su trabajo revela cómo la cooperativa, sobre la cual la colonia erigió sus actividades, ocupó un lugar central en la producción de las actuales desigualdades que se observan en las relaciones entre menonitas, por un lado, y paraguayos e indígenas, por el otro. De acuerdo a Canova, en 1960, la intensificación de las actividades agrícolas y ganaderas provino de "la introducción de capital a través de los menonitas en la diáspora, la reorganización de la jerarquía social y espacial en las colonias y la creación de una fuerza laboral indígena permanente". (p. 275). A partir de esos años, se profundizó la marginación de los ayoreo quienes, ya despojados de sus tierras, vieron como posibilidad de subsistencia el trabajo en la colonia, en irrisorias condiciones.

Por último, resta comentar "El trabajo indígena en economía de enclave. Una visión comparativa (Barracas caucheras e ingenios azucareros, siglos XIX y XX)" de Federico Bossert y Lorena Córdoba. El estudio se focaliza en los ingenios del NOA y las barracas caucheras de la Amazonía boliviana. Entre los varios ejes para la comparación, nos interesa señalar aquellos que de cierto modo atraviesan todo el libro. (a) El auge de ambas economías sobrevino casi al mismo tiempo (1870) y estuvo estrechamente ligada a los planes de los Estados por conquistar y colonizar sus fronteras internas y definir los límites internacionales. Aunque por su ubicación la industria del caucho pareciera ser arquetipo de este proceso, los ingenios del piedemonte también contribuyeron en estas redefiniciones pues tanto las campañas militares al Chaco como el posterior control del ejército en la región tenían por finalidad asegurar a los patrones del azúcar los brazos indígenas que demandaban. Por ello, (b) en los imaginarios nacionalistas de la época son equiparables el barón cauchero y el patrón de los ingenios como "pioneros, héroes del progreso y del trabajo" (p.117). Estos imaginarios alimentaron la construcción de hegemonías regionales que continúan alentado la actividad extractiva en América Latina y legitiman categorías de menosprecio y discriminación a los grupos indígenas. Los "indios" más o menos "trabajadores", como en definitiva se englobaba a los grupos chaqueños en los ingenios, después de la década de 1960, progresivamente a ser pasaron "indios vagos y ociosos", cuando se prescindió de ellos. (c) Los autores también comentan las diferencias y la variabilidad en los roles de las misiones y los misioneros según periodos. Aunque hubieron denuncias humanitarias por partes de los misioneros en ambos países, también hay que tener en cuenta que los religiosos procuraban por brazos indígenas y eso se expresaba en alianzas, disputas y competencia con los industriales. Bossert y Córdoba detallan comparativamente (d) las formas de reclutamiento, "sistema de habilito", "sistema de enganche", reclutamiento forzoso, para las barracas y en los ingenios, diversas formas de violencia y atracción, en donde es indudable que incluso quienes iban voluntariamente a trabajar lo hacían en un contexto donde se habían destruidos las bases de sus economías y se los había sometido militarmente. Por último, (e) entre las consecuencias sociales se describen los desplazamientos, re-creaciones interétnicas, identidades étnicas más abarcativas e introducciones a los modos occidentales de vida.

El artículo de Bossert y Córdoba y la obra en conjunto, contribuye al conocimiento sobre el trabajo indígena en los enclaves industriales porque su sensibilidad metodológica nos advierte de tener en cuenta el tipo de actividad; los objetivos y estrategias de conchabo y/o enganche de los enclaves industriales; el rol de los Estado y los ejércitos de los estados nacionales; las características de las órdenes religiosas o grupos protestantes que emplazaron misiones y las actuaciones de los misioneros in situ; la etnohistoria de los grupos indígenas, las relaciones interétnicas y las representaciones actuales. Todos estos actores, relaciones y procesos tuvieron ciclos, dinámicas propias, trayectorias socio-históricas que confluyeron durante más de cien años. Recuperar los documentos y la memoria de este periodo puede ser una manera, como indica Isabel Combés en el prólogo, de contribuir a la emergencia de procesos indígenas que de algún modo reviertan, inviertan o restituyan los Derechos Humanos violados y olvidados.

La lectura de Capitalismos en la selva resulta de gran interés para los científicos sociales interesados en la incorporación al sistema capitalista mundial de las regiones de Gran Chaco y la Amazonía, para los etnólogos preocupados por los grupos indígenas que trabajaron en los enclaves industriales y para aquellos que centran su atención en las misiones católicas y protestantes como espacios complejos de mediación cultural, cuyo rol fue crucial. Historias y etnografías sensibles y complejas, comparativas y de largo plazo son las que pueden encontrarse aquí.

Notas

1 Goody Jack. 2003 [1968] Cultura escrita en sociedades tradicionales. Barcelona, Gedisa.

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