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Revista del Museo de Antropología

versão impressa ISSN 1852-060Xversão On-line ISSN 1852-4826

Rev. Mus. Antropol. vol.11 no.1 Córdoba jul. 2018

 

ARQUEOLOGIA

Reflexiones sobre la figura de Eric Boman y su lugar en la antropología argentina
Reflecting upon the figure of Eric Boman and his place in Argentinean Anthropology

Anne Gustavsson
Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES), Universidad Nacional de San Martín CONICET, e-mail: anne.gustavsson@gmail.com

Recibido 28-11-2016.
Recibido con correcciones 08-10-2017.
Aceptado 23-05-2018

Resumen
En este artículo mi intención es discutir y poner en dialogo las prácticas y la trayectoria científica del arqueólogo Eric Boman (1867-1924) y los modos que ha sido recordado por la historia disciplinar. Primero, reflexiono sobre cómo su trayectoria científica se vio condicionada por; su propia posición socio-económica; el funcionamiento de redes intra y extra institucionales de la época; y las relaciones de amistad, patronazgo y enemistad entabladas con algunos científicos de su entorno tanto en Argentina como en Europa. En segundo lugar, considero necesario desplegar y discutir el lugar ambiguo y marginal que ocupa y que ha ocupado Eric Boman en la arqueología argentina a la luz de una “canonización disciplinar” de Juan B. Ambrosetti. Presento algunas reflexiones sobre la rivalidad y las discusiones teóricas y metodológicas entre Boman y Ambrosetti en vida y como esta  disputa fue enfatizada y construida con posterioridad. Al abordar y analizar los escritos de época y también la bibliografía secundaria en la cual Boman y sus aportes a la disciplina son mencionados, identificamos una operación de polarización entre los dos científicos cuando en realidad las prácticas de ambos investigadores en algunos casos convergían. Sostengo que esta polarización está ligado, entre otras cosas, al peso de la especificidad metodológica en la confección de tradiciones disciplinares.

Palabras clave: Eric Boman; Juan B. Ambrosetti; Historia; Antropología; Argentina. 

Abstract
In this article my intention is to discuss and relate the archeologist Eric Boman´s (1867-1924) practices and scientific trajectory with the ways in which he has been remembered by the history of Anthropology and Archeology in Argentina. First, I reflect upon how his scientific trajectory was conditioned by; his own socio-economic position; the way intra and extra institutional networks worked at the time; and the relations of friendship, patronage and enmity he established with certain scientists in Argentina and Europe. Secondly, I consider it necessary to deploy and discuss the ambiguous and marginal place Boman has occupied in Argentinean Archeology in the light of a “disciplinary canonization” of Juan B. Ambrosetti. I present some reflections upon the rivalry and the theoretical and methodological discussions which existed between Boman and Ambrosetti when both were alive and how this rivalry has been emphasized and constructed by following generations.  By approaching and analyzing publications from Boman´s time as well as secondary bibliography in which he and his contributions to the discipline are mentioned, I have identified a polarization operation presents Boman and Ambrosetti as complete opposites when in fact their scientific practices in some cases did converge. I argue that this polarization is linked, among other things, to the centrality of methodological specificity in the making of disciplinary traditions.

Keywords: Eric Boman; Juan B. Ambrosetti; History; Anthropology; Argentina.

 

En este artículo mi intención es discutir la figura de Eric Boman (1867-1924). Primero, reflexiono sobre cómo su trayectoria científica se vio condicionada por; su propia posición socio-económica; el funcionamiento de redes intra y extra institucionales de la época; y las relaciones de amistad, patronazgo y enemistad entabladas con algunos científicos de su entorno tanto en Argentina como en Europa. Segundo, considero necesario desplegar y discutir el lugar ambiguo y marginal que ocupa y que ha ocupado Eric Boman en la arqueología argentina a la luz de una “canonización disciplinar” de Juan B. Ambrosetti, con el fin de poner en dialogo el material de archivo con algunas publicaciones posteriores a su muerte en las cuales las contribuciones de Boman son descriptas o mencionadas brevemente.   

Nuestras fuentes principales serán, pues, trabajos sobre la historia de la disciplina, publicaciones científicas de la época y materiales de archivo –en gran parte en sueco e inéditos– que se encuentran en el fondo Eric Boman del Archivo Documental y Fotográfico del Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti (UBA)1 y en el del antiguo Museo Etnográfico de Gotemburgo en Suecia (GMA). Nos basamos principalmente en la correspondencia que Boman mantenía con su familia y con Erland Nordenskiöld.

De esta manera, esta ponencia se suma a una serie de investigaciones (Cornell 1999, Cornell 2000, Mora Rivera 2009, Gustavsson 2011, Cornell y Arenas 2016) que se ocuparon de comprender y contextualizar, entre otras cosas, “la solitaria y triste existencia”2 de este científico. Esto se pudo concretar gracias al hallazgo y organización del antes mencionado fondo Eric Boman. Quiero particularmente resaltar la valiosa contribución realizada por Cornell y Arenas (2016) en la cual articulan la vida y la práctica de este investigador con el desarrollo y la consolidación de la arqueología del norte de la republica argentina apoyándose especialmente en los materiales de archivo disponibles en dicho fondo documental. A modo de complementar el aporte realizado por estos autores desde un abordaje de la historia social de la arqueología, en este artículo buscamos situar la manera que Boman ha sido recordado por la historia de la arqueología argentina. Con este objetivo en mente y con el fin de crear distancia analítica nos  adentramos en el conocimiento de la construcción de linajes y tradiciones disciplinares. Parto de la consideración que disciplinas como la antropología social y la arqueología son productos culturales, tornando el hecho de su aparición y desarrollo una extraordinaria fuente de problemas de investigación (Guber 2010).

 

Lo híbrido-generalizado en los comienzos de la antropología y lo especifico en la construcción de la historia disciplinar


Este es un intento por escribir historia de la antropología desplegándola en todo su movimiento y especialmente desde la hibridez y elasticidad que presentaba al nacer antes de pasar por procesos sinuosos de separación y purificación en subdisciplinas que subrayan las oposiciones categoriales entre pasado y presente, lengua y mente, pero sobre todo, la bipartición ontológica (para Occidente) entre naturaleza y cultura (Ingold 2001, Latour 2007 [1991]). Según Latour (2007 [1991]), durante la Modernidad la fuerza y el poder conceptual de la purificación, realizada por la Crítica, nos ha impedido ver a los híbridos que siempre existieron y operaron en la práctica. Nuestra investigación nos ha llevado a considerar que la historia de la antropología argentina también ha sido atravesada por las fuerzas purificadoras de la Modernidad y, por lo tanto, ha sido y sigue siendo escrita desde lo específicamente subdisciplinar separado de lo general, donde el origen de la especificidad de los métodos utilizados en el presente cobra un peso significante. Proponemos ir a contrapelo de esta tendencia. En este artículo, el estudio de las prácticas científicas generadas en el pasado y las formas que han sido recordadas por generaciones posteriores no supone una búsqueda de origen de los métodos o categorías de conocimiento actuales sino más bien de un rastreo de la historia vista de modo genealógico, abriendo a la heterogeneidad y complejidad del hilo de la procedencia (Foucault 1997), sin por eso negar las fuerzas que ejerce “el origen del método” en esa escritura de historia disciplinar.

En este artículo realizo entonces un esfuerzo orientado a evitar partir a priori de alguna de las actuales ramas que constituyen la tripartición antropológica ampliamente aceptada. En parte, esta investigación se inspira en aquellos estudios que, desde una historia más amplia y generalizada de la ciencia y la antropología, buscan comprender la institucionalización de las ciencias en Argentina a través de la interacción entre saberes teóricos y prácticos y las relaciones entre naturalistas, sabios, aficionados, coleccionistas e instituciones científicas (Podgorny 2000, Farro 2008, Perazzi 2011). Los actores de la institucionalización de la antropología tenían un perfil heterogéneo y se dedicaban a un espectro amplio de estudios de la naturaleza, la cultura, el pasado y el presente. La mayoría era autodidacta teniendo un interés general por las ciencias naturales y por lo que hoy consideramos diferentes ramas de la antropología (Podgorny 2000). En una misma persona podía confluir el viajero naturalista, etnógrafo, coleccionista y arqueólogo como se verá en el caso de Eric Boman y Juan B. Ambrosetti. También era común la combinación de métodos y formas de relevar evidencia que posteriormente conformarían las técnicas y tipos de datos nucleares de las diferentes ciencias naturales y sub-disciplinas antropológicas; descripción etnográfica  (antropología social, etnología), descripción de la fauna y flora (botánica y zoología), recopilación de relatos populares (folclore), lectura de fuentes escritas de cronistas (etnohistoria), el análisis de la cultura material (arqueología) y la producción de registros antropométricos (antropología física), entre otros.

 

Redes, patronazgo y posición socio-económica en la construcción de una identidad científica


En primer lugar, me dedicaré a discutir el carácter heterogéneo de las prácticas y redes de la época que permitieron a Eric Boman “hacer ciencia” y ser reconocido como científico por sus pares. Entre el 8 de Mayo de 1901 y el 16 de Febrero de 1902, Boman participó como guía e intérprete de la expedición sueca Chaco-Cordillera hacia las regiones de Salta, la Puna de Jujuy, y partes del Chaco y Bolivia3, dirigida por Erland Nordenskiöld (Wassén 1966/67). Había sido contratado por su conocimiento práctico de la zona (Fernández 1967, Greslebin 1964-65, Cornell 1999, Wassén 1966-67), un saber que fue adquiriendo durante sus años de residencia en Catamarca donde ocupó los cargos de profesor en Ciencias Naturales y Geografía en el Colegio Nacional de Catamarca, y de Profesor de francés en el Colegio Normal para señoritas. Durante su larga radicación en esta provincia, entre 1893 y 1900, dedicó su tiempo libre a excavar sitios arqueológicos y estableció una relación con Adán Quiroga, quien luego será reconocido por sus estudios arqueológicos y folclóricos del norte argentino (Cornell 1999, Cornell y Arenas 2016).  Su temprano interés en coleccionar antigüedades del noroeste en terreno, durante esta etapa de su vida, le mereció la denominación de “huaquero” o “arqueólogo aficionado” (Karasik 2003, Cornell 1999). No cabe duda de que los integrantes de la expedición Chaco-Cordillera (1901-1902) lo contrataron como guía e intérprete justamente por su conocimiento del idioma y del territorio. 

De alguna manera, es a partir de la expedición sueca que Boman –si bien sólo se ocupó de cuestiones preparatorias y prácticas– comenzó a definirse y ser reconocido como hombre de ciencia. Sus primeras publicaciones, “Enterratorio prehistórico en Arroyo del Medio” y “Hallazgo arqueológico a 6100 metros de altura”, aparecen en 1903 en la revista Historia4 de Buenos Aires. Sostengo que su propia condición de inmigrante “autodidacta” de Europa del norte en Argentina sumado a su conocimiento del territorio y  idiomas locales le permitió ejercer, entre otras cosas, el poder mediador de un cultural broker quien, según Wolf (1956), ocupa un rol articulador entre dos sistemas culturales jerarquizados en sociedades complejas que posibilita el asenso social y la adquisición de un nuevo tipo de poder como intermediario entre lo local y lo nacional y que además, se (re)inventa permanentemente para ocupar ese rol. En nuestro caso, podemos también agregar la articulación de estos agentes con la esfera internacional o global. Aquí rescato el uso que hace del concepto Giordano (2016) para atender no solo a sujetos que surgen del mismo grupo sino también los que fluyen en las estructuras intersticiales que conviven con el sistema institucional de poderes económicos y políticos.

Esta calidad de cultural broker o “intermediario cultural” le valió su participación en la expedición sueca5 de Erland Nordenskiöld, el punto de partida para luego ser reconocido por sus pares latinoamericanos y europeos como experto en los antiguos vestigios del Noroeste argentino. Al año de haber participado en esta empresa conseguía formar parte, en calidad de miembro oficial, de la misión francesa a cargo de G. Créqui Montfort y E. Sénéchal de La Grange, realizada con aval del Estado francés. Todo parece indicar, entonces, que la expedición sueca permitió a Boman comenzar a adquirir una identidad de científico, proceso que culmina con una estadía “de investigación” de cuatro años en París y la publicación de su obra de dos tomos Antiquités de la región andine de la république argentine et du désert d´Atacama (de aquí en adelante nos referimos a esta obra como Antiquités).

Cuando Boman llegó a Buenos Aires en 1887, las ciencias naturales estaban en pleno proceso de institucionalización. Los límites entre el quehacer de huaqueros, coleccionistas, aficionados, naturalistas y científicos eran borrosos, las practicas eran híbridas. Además, estas ciencias se estructuraban de manera colectiva y “cooperativa”, creando redes de circulación de datos, conocimiento y objetos. Existían, por ejemplo, redes de colaboración en la recolección de datos y artefactos entre personas, quienes se encontraban adentro y afuera de las instituciones científicas, sostenidas más frecuentemente en vínculos personales que en proyectos institucionales (Podgorny 2000, Farro 2008).

Sostengo que el proceso que implica esta institucionalización, tanto de las ciencias naturales como posteriormente de la antropología/arqueología, tenía la potencialidad de permitir una transformación tanto en el estatus de un individuo como de un objeto. El coleccionista o aficionado,  muchas veces la única persona que tenía un conocimiento práctico sobre el objeto, se podía volver científico y maestro o profesor (Podgorny 2000) y objetos antes requeridos por su calidad de curiosidad pasaban a ser buscados con el criterio de producir evidencia científica (Perazzi 2011).

Es interesante analizar el caso de Florentino Ameghino desde esta perspectiva, aunque sea de una generación anterior a la de Eric Boman. En 1870 Ameghino era uno de tantos aficionados de provincia sin credenciales universitarios que comenzó a gestionar su reconocimiento de los pares locales a través del apoyo de varias personas con cargos importantes dentro de instituciones científicas, mientras otros lo trataban con desconfianza (Podgorny 2000). Ameghino fue cuestionado por su seriedad científica y considerado un aficionado o coleccionista por algunos, alguien que sabía del aspecto práctico de los objetos pero que no diferenciaba su valor comercial del científico. Según Podgorny (2000), su paso por París y la publicación allí de su obra La antigüedad del hombre en el Plata son claves en la construcción de su identidad. En este sentido, podemos afirmar que tanto Ameghino como Boman pasaron por un camino similar de transformación y auto-construcción científica condicionado por las particularidades del proceso de institucionalización de las ciencias en Argentina.

Para apreciar las características de esta transformación, vale la pena observar la vida llevada por Boman antes de su encuentro con Nordenskiöld en 1901. De su correspondencia privada surge claramente que sus estudios habían quedado inconclusos, que su familia sufría grandes problemas económicos, y que en rigor dejó su tierra para “hacer la América”.

Eric era el mayor de seis hermanos. Tenía tres hermanos y dos hermanas: Gustaf, Enoch, Josef, Ester y Marta. El padre de la familia, Lars Eric Boman, falleció en 1887. Según la correspondencia con sus parientes, ese mismo año el joven Eric se está desplazando por Europa, viviendo a bordo de un barco en Antwerpen y buscando la forma de viajar a Argentina –ya que no conseguía el dinero para pagar el pasaje–. Finalmente, ayudado por el capitán Almgren, conseguiría zarpar hacia Buenos Aires a finales del 1887. Su madre, Karin Boman, se comprometió a devolver ese dinero a Almgren. Sin embargo, los percances económicos sufridos por su familia en Falun iban a impedírselo. Al parecer, entonces, Boman llegó a tierras argentinas a principios de 1888, y en un primer momento se instaló en las afueras de Buenos Aires, en Chacabuco6.

En una carta escrita desde la capital porteña entre los últimos días de 1891 y los primeros de 1892, comentaba a su hermano menor Gustaf su deseo de trabajar en América donde se pagaba bien y donde lo único que importaba eran los conocimientos prácticos, más que los estudios realizados7. Este comentario nos permite entrever las ideas de aquel Boman recién llegado a Argentina, que huía de la crisis económica familiar –resumidas en la expresión “hacer la América”, según la cual allí todo era posible y los estratos sociales eran menos fijos. Esta idea debió ser reforzada por el trato que seguramente recibió en el Buenos Aires de fin de siglo, donde un europeo del norte con buenos conocimientos de francés, lengua por excelencia de la “civilización”, era bien recibido. Boman, entonces, dejó Europa sin un centavo y endeudando a su propia familia. Los motivos de su partida no resultan muy claros, pero es evidente que se marchó para empezar una vida nueva.

Existen distintas versiones acerca del nivel de estudios alcanzado por Boman. Per Cornell (1999) es uno de los pocos que afirma que Boman nunca terminó sus estudios en Suecia, aunque desde joven mostró un gran interés por la botánica y facilidad para aprender idiomas. En una carta de presentación de 1909, aspirando a un cargo de profesor de español en Estocolmo, Boman presentaba sus antecedentes: estudios primarios y parte del secundario en Suecia, cargos docentes en Argentina, profundo conocimiento de la lengua y literatura en lengua castellana, la participación en las expediciones sueca y francesa, varias publicaciones científicas en español y en francés8. No hace mención de estudios universitarios. Esta carta –de puño y letra de Boman– confirmaría lo expresado por Cornell.

Un año después de haber abandonado la expedición sueca por razones de salud, en 1903, Boman consigue integrar –esta vez como miembro oficial–una expedición científica con aval del Estado francés. ¿Qué circunstancias hicieron posible, por un lado, esta participación y, por el otro, la publicación de Antiquités? Sostengo que Boman de nuevo recurre a una práctica de cultural broker en la cual la re-invención de su persona y la capacidad de presentarse de varias maneras frente a diferentes públicos es clave. Su participación en esta expedición se debe en parte al carácter heterogéneo de las prácticas científicas de la época sumada a su propia práctica de cultural broker.  A la vez veremos aquí como su propio perfil socio-económico y la falta de apoyo financiero por parte de su familia en Suecia lo hacía depender fuertemente de las redes establecidas con otros científicos, y de las relaciones de patronazgo entabladas con algunos de ellos.

En el informe de la misión francesa, escrito por Créqui Montfort y Sénéchal de La Grange en 1904, encontramos datos interesantes sobre la impresión que los viajeros franceses tenían de Boman. Por alguna razón, creían que éste había llegado a Argentina con la expedición sueca y se había quedado allí desde aquel entonces:
… Boman, que había integrado la expedición Erland Nordenksjöld y desde entonces habita en Argentina. Boman me fue presentado en Buenos Aires como uno de los sabios que mejor conocían las provincias de Salta y Jujuy. Por mi parte, le encargué completar en estas regiones los estudios arqueológicos y antropológicos de la misión (Créqui Montfort y Sénéchal de La Grange, 1904).

Esto deja entender que la misión francesa no contaba con la participación de Boman desde un principio, y que éste recién fue incorporado en Buenos Aires. Luego del encuentro en Buenos Aires los miembros de la expedición se separaron en grupos, para cubrir las distintas regiones comprendidas por el viaje. Queda claro, también, que Boman ocultó a los franceses su temprana y aventurera llegada a Argentina, dando la impresión de ser un hombre científicamente formado que había llegado con la expedición sueca. Es decir, construyó para el caso una identidad de científico, estudioso de las culturas americanas y recurrió a su habilidad de re/inventarse, tan frecuentemente practicado por los cultural brokers, aprovechando de la muy fina línea que existía en aquel tiempo entre ser aficionado y científico. Al mismo tiempo, jugó un rol clave en su trayectoria profesional el peso que tenían los vínculos personales en los proyectos científicos. “Ser presentado como un sabio” nos habla de la centralidad de este tipo de vínculos.

Créqui Montfort –un hombre capaz de financiar la exploración y estudio de un amplio territorio– iba a convertirse en su mecenas en París, apoyando económicamente sus estudios en esa ciudad y prometiendo hacer otro tanto con la publicación de Antiquités. En la correspondencia personal de Boman encontramos varias cartas a su familia solicitando ayuda económica. Su estadía en París de 1904 a 1908 –que dedicó al estudio del material recolectado, la búsqueda de bibliografía colonial en las bibliotecas de la ciudad y la redacción de su obra Antiquités– fue completamente financiada por Créqui Montfort. Esto es: uno de los jefes de la misión francesa prometió a Boman pagar, de su bolsillo, el viaje a París y la publicación de los resultados de sus investigaciones para esa expedición.

En una carta del 16 de mayo de 1909, Eric escribía a su hermana Märta que Créqui Montfort no parecía dispuesto a cubrir los gastos de la publicación del segundo tomo de su obra; describía al francés como una persona difícil que lo había llevado a París a trabajar durante cuatro años para luego dejarlo en la calle9. En otras cartas, cuando Boman deploraba su destino y situación económica, su familia respondía que debía aceptar cualquier trabajo, sin mostrar tantos pruritos. La búsqueda laboral y el financiamiento en general son temas recurrentes en la correspondencia con la familia.

 

La rivalidad entre Boman y Ambrosetti y la construcción de linajes en la Arqueología argentina

En este apartado discutiré acerca de la rivalidad que existió entre Boman y Ambrosetti en vida, y presento algunas reflexiones en torno a cómo han sido recordados por las subsiguientes generaciones de arqueólogos que han dejado testimonios y reflexiones sobre la historia de la disciplina. Considero que Boman representa una escuela que fue gradualmente marginalizada del canon antropológico, y reemplazada por otra encabezada por Ambrosetti. Sostengo que aunque la historia de la arqueología argentina los ha colocado en dos polos opuestos tenían varios puntos en común, especialmente en su amplia combinación de métodos para responder a preguntas antropológicas parecidas.

Entiendo el lugar fluctuante de Eric Boman en la historia disciplinar y su gradual marginalización como el resultado de un proceso selectivo. En toda conformación de tradición disciplinar opera la selectividad que permite la incorporación de algunas prácticas de generación de conocimiento y la exclusión de otras. Recurro aquí al concepto de tradición selectiva de Raymond Williams (1980) quien analiza la tradición como un aspecto cultural dinámico en la lucha hegemónica en la conformación de las identidades sociales. En el caso argentino, no se trata solamente de una batalla simbólica entre escuelas teóricas y metodológicas sino también de repetidas intervenciones violentas del Estado en la vida académica y universitaria produciendo cortes abruptos de algunos linajes y tradiciones mientras otros fueron reforzados. Sostenemos que uno de los motores en estos procesos de selección y constitución del canon de la historia disciplinar es la búsqueda del origen de los métodos de investigación legítimos en la disciplina en el presente.  

Primero, describiré la rivalidad que existía en Boman y Ambrosetti en vida. El reconocimiento de Boman como científico y su destino de americanista se confirmaron en 1911, cuando obtuvo la prestigiosa beca Vega otorgada por la Academia Científica Sueca y comenzó los preparativos para una expedición arqueológica a cuatro provincias argentinas, inexploradas por esa disciplina. Iba ser su primera expedición científica propia, con un aval oficial, y financiada por una beca. Todo indica que su intención era volver a Suecia con las colecciones que reuniera. La documentación sugiere que esas colecciones serían destinadas a Erland Nordenskiöld, en el Museo de Gotemburgo. Según había aprendido por experiencia directa en las expediciones en las cuales participó, enviar colecciones desde Sudamérica a Europa consistía en una práctica común y legitima. A principios de 1912, pues, viajaba de Suecia a Argentina con estos planes en mente. El fracaso de su expedición, que nunca llegó a iniciarse, iba a impedir el planeado retorno a Suecia. Boman explicaba esta situación a Nordenskiöld en una carta del 18 de marzo de 1916:

Mí expedición financiada por Suecia fracasó principalmente debido a que argentinos de renombre se opusieron desde un principio a su realización. Uno de ellos viajó sin compañía hasta San Juan para acordar con el gobierno de turno y prohibir mis excavaciones… Intenté en vano garantizar la ejecución de la expedición a través de la mediación de mis amigos influyentes pero nada podía superar el patriotismo. En junio de 1912 ingresó al congreso la propuesta de una ley de prohibición, que, luego de cumplir con todas las formalidades, entró en vigencia antes de finales del mismo año… (Correspondencia, 18 de marzo, 1916, GMA, mi traducción).

Al regresar a Argentina en 1912, Boman encontró un país bastante distinto al que había dejado en 1904. Se había propagado una nueva visión de la ciencia y del patrimonio arqueológico y paleontológico, en la cual el valor de la ciencia se subordinaba a una razón mayor, constituida por la de la Nación (Podgorny 2000). La “ley de prohibición” que Boman menciona, es la ley 9.080, presentada como proyecto al Congreso en 1912, sancionada el 26 de febrero de 1913 y finalmente reglamentada en diciembre de 1921. En ella se declaraban propiedad de la Nación las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos de interés científico y se establecía que el otorgamiento de permisos para utilizar o explotar dichos yacimientos correspondía al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, con el asesoramiento de los museos Nacional de Historia Natural y Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras10 (Ley 9.080). Con esta ley, el Estado cumplía un nuevo papel en la vida científica. Según Podgorny (2000), estas ruinas y yacimientos adquirieron un status especial en razón de un valor científico, que debe ser interpretado conforme al significado de la ciencia en la “restauración nacionalista”.

Boman espera hasta después de la muerte de Juan B. Ambrosetti para revelar los responsables de la prohibición de las excavaciones. En una carta a Nordenskiöld le cuenta que Ambrosetti, ni bien enterado de sus planes arqueológicos, había enviado a Debenedetti a San Juan para adelantársele (Correspondencia, 21 septiembre, 1917, GMA). En otra carta le declaraba abiertamente la enemistad que había existido entre ambos: “Hace algunos días murió Ambrosetti. Con él falleció uno de mis peores enemigos. Fue en gran medida responsable del fracaso de mi expedición de 1912” (Correspondencia, 4 de junio, 1917, GMA, mi traducción). Sin embargo, la influencia de Ambrosetti tenía sus límites. En 1913 Boman comenzaría a trabajar en el Museo Nacional de Historia Natural bajo la dirección de Ángel Gallardo; tampoco aquí llegaría a ocupar un puesto de peso –aunque conseguiría, al menos, realizar una expedición a la provincia de La Rioja financiada por el Congreso Nacional.

Las cartas revelan entonces que existía una rivalidad “práctica” ejercida por Ambrosetti que consistía en acciones burocráticas de obstaculización de expediciones. Considero que este tipo de accionar es un ejemplo del comienzo de las luchas entre “científicos de terreno” por asignarse un territorio de estudio desde donde pueden realizar postulaciones teóricas basadas en evidencia científica recolectada superficialmente o extraída del suelo. Un modelo de hacer arqueología “en terreno” que era nuevo para la época. Como indica Fernández (1979) para el periodo de la Arqueología en la Universidad (19011925) en la cual se empezaba a realizar excavaciones más sistematizadas. O sea se ponía más énfasis en el trabajo de campo y la importancia de rescatar el contexto del objeto estando allí. 

¿Entonces debemos preguntarnos por qué Ambrosetti quería impedir que Boman efectué esa expedición y que siguiera con sus investigaciones? ¿Los estudios de Boman atentaban contra la autoridad científica de Ambrosetti, amenazaba su posición institucional? Nunca sabremos los motivos exactos del impedimento pero veamos algunas disputas teóricas y metodológicas entre Boman y Ambrosetti que eran contemporáneas a las acciones de obstaculización de 1912 que describe Boman en sus cartas. Sin duda, debemos considerar los postulados acerca de la extensión de la “región diaguita” y su relación con la civilización peruana del primer tomo de Antiquités publicado en 1908 por Boman como una respuesta y crítica a la hipótesis de Ambrosetti sobre la autonomía de la “civilización calchaquí”. Como bien lo resume Carrizo (2010:69), para Ambrosetti los calchaquíes eran todos los habitantes que se encontraban en los valles cercanos a Tafí hasta la Quebrada de Humahuaca y que eran poseedores de una independencia con respecto a los Incas. Por su parte, (…) Boman creía que los calchaquíes eran una parcialidad de los diaguitas y que éstos se encontraban dentro de la gran influencia cultural devenida del Perú prehispánico.

Vale agregar que Boman utilizaba principalmente fuentes escritas y las crónicas coloniales para construir un mapa étnico del momento de la conquista y reconstruir la extensión de la región diaguita. Boman también realizaba comentarios acerca de las prácticas metodológicas de Ambrosetti. Por ejemplo, cuestionaba las interpretaciones que realiza Ambrosetti acerca de los vestigios de la parte sur de la Puna de Atacama (Antofagasta de la Sierra y Antofalla) por la autenticidad dudosa de los objetos y por la falta de visitar personalmente la región (Boman 1908). Por otro lado, los hallazgos y la forma de realizar excavaciones diferenciando varios estratos realizados por Ambrosetti en La Paya (1906/1907) fueron positivamente valorados por Boman aunque cuestionaba las interpretaciones inferidas a partir de ellos.

Sin embargo, por lo que hemos podido rastrear, Ambrosetti nunca dedica una obra o publicación entera a la refutación de las críticas anunciadas por Boman en 1908. Recordemos que Ambrosetti era de una generación de estudiosos anterior a Boman y que desde 1904 se encontraba sólidamente establecido en el Museo Etnográfico, inaugurando allí la etapa de la arqueología en la Universidad en Argentina.

Es desde esta institución que Ambrosetti refuerza su segunda etapa de investigación, exclusivamente dedicado a la práctica arqueológica, por la cual será recordado por las siguientes generaciones de arqueólogos, principalmente por los dedicados al NOA, como el padre fundador. Con posterioridad se han rescatado especialmente como pioneras las publicaciones detalladas de excavaciones arqueológicas donde se enfatizan los contextos de los hallazgos, incluyendo a las que fueron realizadas en La Paya. Concordamos con Haber (1994) que esta valorización posterior que denominamos “canonización” se basó en poder presentar la practica arqueológica como algo separado de los historiadores y coleccionistas. En una línea parecida, Nastri (2004) cuestiona la distinción que hace Fernández (1979) entre una corriente “naturalista” (representado por Ameghino) y otra “papelista” (representado por Lafone Quevedo y Quiroga) para la etapa heroica en la historia de la arqueología (1872-1900’) cuando en realidad muchos de estos primeros pensadores reconstruían el pasado prehispánico a partir de la combinación de evidencia material y fuentes escritas. Este autor cree que es necesario revisar cierta concepción de la producción de los primeros investigadores orientadas por determinadas constelaciones de oposiciones que fueron en realidad consolidadas en la ciencia años después. Aquí opera la construcción de una historia disciplinar donde el origen de la especificidad de los métodos utilizados en el presente cobra un peso significativo.

Considero que en la operación de canonización de Ambrosetti para la cual se hizo hincapié en la inauguración de un método puramente arqueológico, Boman ha sido construido como su opuesto, como representante de un modelo arcaico que había que superar para inaugurar una arqueología separada de la etnohistoria, cuando en realidad las prácticas de ambos investigadores en algunos casos convergían.

Según Alberto Rex González (2000), en sus escritos y memorias sobre su propia trayectoria de vida y la historia de la disciplina, Boman aparece como representante de una escuela que ocupó un lugar central en la academia argentina en gran parte de la primera mitad del siglo XX, un periodo arcaico durante el cual se hacía arqueología sobre la base de lo que actualmente se conoce como etnohistoria habiendo un neto predominio de la información histórica aplicada a los materiales que se encontraban. También se ha criticado la práctica arqueológica de este periodo, conocido como de consolidación universitaria o transicional (1925-1949), por elaborar un “arqueología horizontal” y por abandonar la posibilidad de instaurar una escuela arqueológica de fundamento estratigráfico (Fernández 1979-1980). Como vemos en los siguientes comentarios de Rex González con referencia a la antigüedad de las culturas aborígenes del Noroeste (publicados originalmente en una nota en el diario La Prensa el 21 de julio de 1957), ambas criticas, tanto de falta de profundidad temporal como de uso de información histórica fueron dirigidas al modelo de arqueología que representaba Eric Boman:
“hasta hace muy poco la gran mayoría de los arqueólogos, siguiendo algunas ideas cuyo principal expositor fue Eric Boman, clasificaban como diaguitas a la casi totalidad de los restos arqueológicos excavados dentro del área que habitó ese pueblo, y se admitían la contemporaneidad y el sincronismo de todos esos elementos, cuya edad suponía Boman próximo a la conquista europea, tanto que la mayor cantidad posible de elementos arqueológicos se interpretaban con la ayuda de las crónicas históricas (2000:224)”.
 
En este sentido, podemos comprender la operación de polarización actual entre un modelo de arqueología metodológicamente puro representado por Ambrosetti y otro metodológicamente “mixto”, además de cronológicamente erróneo representado por Boman como parte de un proceso de selección de prácticas del pasado para construir el quehacer del arqueólogo en la actualidad.

Durante los últimos 20 años se ha comenzado a cuestionar dichas polarizaciones sostenidas por la disciplina. Hay varios estudios que asocian a la primera etapa de investigación de Ambrosetti con lo que podemos llamar una praxis arqueológica mixta.  Para nombrar algunos, Haber (1994) sostiene que su primera etapa se acercaba a la modalidad histórico-filológica cuyos principales exponentes fueron Lafone Quevedo y Adam Quiroga donde las fuentes históricas se utilizaban con libertad para interpretar la cultura material. Nastri (2004) nos recuerda que Ambrosetti en su publicación sobre las ruinas de Quilmes publicado en 1897 se apoyó en los documentos y crónicas y solo en excavaciones limitadas para presentar la reconstrucción más coherente y completa acerca del funcionamiento de los grandes centros poblados del periodo tardío.

Reflexiones finales

En la primera parte de la ponencia, vimos como la heterogeneidad de las prácticas y redes de la época permitieron a Boman “hacer ciencia” y ser reconocido como científico por sus pares. Sostengo que el perfil socio-económico de la familia de Boman en Suecia y su propia condición de inmigrante “autodidacta” de Europa del norte en Argentina condicionó, a la vez, que potencializó su labor científica. Por un lado, lo hacía depender fuertemente de las redes establecidas con otros científicos, y las relaciones de patronazgo entabladas con algunos de ellos, y, por otro lado, le permitió ejercer, entre otras cosas, el poder mediador de un cultural broker. Algo que le valió su participación en la expedición sueca de Erland Nordenskiöld, el punto de partida para luego ser reconocido por sus pares argentinos y europeos como experto en los antiguos vestigios del Noroeste argentino.

En segundo lugar, presenté algunas reflexiones preliminares sobre la rivalidad y las discusiones teóricas y metodológicas entre Boman y Ambrosetti en vida, y como esta rivalidad ha sido enfatizada y construida con posterioridad. Para esto vimos como necesario implementar una mirada crítica y de contextualización no solo para abordar y analizar el contenido del material de archivo y los escritos de época sino también con referencia a la bibliografía secundaria en la cual Boman y sus aportes a la disciplina son mencionados. Allí identificamos una operación de polarización entre ambos científicos cuando en realidad las prácticas de los dos investigadores en algunos casos convergían. Sostengo que esta polarización está ligado, entre otras cosas, al peso de la especificidad metodológica en la confección de tradiciones disciplinares.

Agradecimientos

Quisiera agradecer a las siguientes personas por haberme alentado y orientado durante el proceso de escritura de este artículo; Gerardo Mora Rivera, Federico Bossert, Monica Ferraro, y Ariel Frank.

Notas

1. En el fondo se encuentra toda su correspondencia personal y laboral, cuadernos de campo, fotos, etc. Para conocer mejor su contenido puede consultar Arenas, P. 1993-94. El Archivo Eric Boman en la Argentina: una presentación. Anales - Instituto Iberoamericano, 5-6:183-192; y Cornell, P. y M. C. Medina. 1993-94. Proyecto de investigación: “relevamiento, sistematización y análisis de material archivístico concerniente a los arqueólogos suecos que trabajaron en el Sur Andino entre 1900-1940”. Anales - Instituto Iberoamericano, 5- 6:229-238.

2. González (2000:12) describe la vida de Eric Boman en estos términos, lamentando la incomprensión que tuvieron sus colegas nacionales.

3. Boman deja la expedición en Tarija.

4. Según Fernández (1967), la revista Historia se editó en Buenos Aires apenas durante un año; fue fundada y dirigida por Félix Outes.

5. Es importante subrayar que los jóvenes suecos consideraban que se trataba de una expedición científica, por más que careciera de aval institucional (Fernández, 2003:17). Podríamos describir esta expedición como un viaje emprendido por jóvenes entusiastas de familias adineradas que compartían el gusto por la aventura y la intención de hacer ciencia. A la vez, los viajeros suecos se diferenciaban de Boman por los roles científicos que se atribuían a sí mismos dentro de la expedición, mientras que Boman era simplemente un guía e intérprete.

6.  Dos cartas de Karin Boman a su hijo Eric Boman, ambas escritas en Falun, Suecia, la primera 21 de agosto de 1887 y la segunda el 24 de enero de 1888. Archivo Documental y Fotográfico del Museo Etnográfico Ambrosetti, Fondo Boman, BN.1.86. y BN.1.88. Todos los documentos del fondo Boman están identificados con las letras BN seguido de varios números.

7. Carta de Eric Boman a su hermano Gustaf Boman, Buenos Aires, 20 de diciembre de 1891 y 5 de enero de 1892. Parece que Boman comenzó a escribir la carta en una fecha y terminó de redactarla en otra. Archivo Documental y Fotográfico del Museo Etnográfico Ambrosetti, Fondo Boman, BN.1.73.

8. Presentación de méritos para el cargo de profesor de español en la Escuela de Altos Estudios de Comercio de Estocolmo. Escrito por Eric Boman. Sin fecha. Archivo Documental y Fotográfico del Museo Etnográfico Ambrosetti, Fondo Boman, BN.1.19.

9. Carta de Märta Boman a su hermano Eric Boman, Estocolmo, 16 de mayo de 1909. Archivo Documental y Fotográfico del Museo Etnográfico Ambrosetti, Fondo Boman, BN 1.21.

10. En 1921 se sumaba también como institución asesor el Museo de La Plata, conformando juntos la denominada “sección de yacimientos”.

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