Introducción
La localidad de Casabindo se encuentra ubicada en el Departamento de Cochinoca, en la Puna seca de Jujuy (Figura 1). El pastoreo de cabras, ovejas y llamas es el recurso económico y de subsistencia más importante de las poblaciones asentadas en la zona. El espacio pastoril incluye el fondo de cuenca, los sectores bajos de las serranías y las numerosas vegas de altura donde crecen pastos nativos de buena calidad. Las estructuras vinculadas con el pastoreo, como corrales y refugios dispersos, presentan redundancia en la ocupación de los lugares desde épocas prehispánicas hasta la actualidad (Zaburlín 1998, 2014). La cría y el pastoreo de llamas en el pasado prehispánico han podido ser reconstruidos desde el registro arqueológico por la abundancia de huesos de camélidos encontrados en áreas domésticas y el hallazgo de implementos de manejo de rebaños, como tarabitas y campanas, recuperados en chullpas (Albeck 2019). El profuso arte rupestre de la zona muestra numerosas representaciones de camélidos domesticados dentro de corrales, arriados con cuerdas o portando cargas (Albeck et al. 2018, Tejerina 2021).
A pesar del prominente carácter pastoril de la Puna Jujeña, Krapovickas (1984, Krapovickas et al. 1980) planteó la importancia de la producción agrícola prehispánica en esta región. En esa línea Albeck (1984, 1993, 1995, 2011) advirtió la complejidad de las áreas agrícolas de Casabindo. Su análisis de fotografías aéreas pancromáticas brindó un panorama de la extensión de las áreas productivas en el sector norte de la localidad de Casabindo, que luego fue corroborado en campo en las quebradas de Potrero, Capinte y Tarante. A partir de estos relevamientos, Albeck (1993, 2011) propuso a modo de hipótesis una secuencia de cinco momentos de construcción de las estructuras de cultivo, considerando las características del terreno y el emplazamiento, la modalidad constructiva, la cobertura de líquenes y el sedimento acumulado en las paredes de contención, y la complejidad de la red de riego. El primer momento estaría representado por canchones y grandes líneas transversales en terrenos bajos, posteriormente aparecerían andenes de piedras pequeñas ubicados en partes bajas cercanas a los cursos de agua, al tercer y cuarto momento corresponderían las terrazas ubicadas en Puerta de Potrero y la gran mayoría de las áreas agrícolas de los faldeos de Potrero y Capinte, y por último, el quinto momento, se asocia con andenes construidos con una cara plana hacia el frente, siempre ubicados en las partes más elevadas y difíciles de regar (Albeck 1984, 2019). En esta zona también fueron identificados numerosos implementos agrícolas como palas y azadas líticas, canales y acequias, y cuatro represas arqueológicas, una de ellas recientemente reubicada y mapeada en campo para análisis arquitectónicos y de diatomeas (Grana et al. 2022). Las prospecciones en la cuenca hidrográfica del Río Negro, sector sur de la localidad de Casabindo y foco de la presente investigación, también se iniciaron tempranamente (Albeck 1993). Sin embargo, las investigaciones arqueológicas posteriores se concentraron en el estudio de Pueblo Viejo de Tucute (Tu-1). Este poblado prehispánico de raigambre altiplánica, y su pukara (Tu-2) (en adelante se denominará PVT al conjunto de ambos sitios), se encuentran emplazados a 1,5 km lineales hacia el interior de la Quebrada de Tucute respecto al Río Negro, en un entorno escarpado, protegido y oculto en el paisaje (Albeck et al. 2020, Basso et al. 2016). Las 26 dataciones radiocarbónicas obtenidas indican que el sitio fue habitado desde inicios del segundo milenio de la era actual hasta la primera mitad del siglo XV (Albeck et al. 2020). Los farallones rocosos que rodean el poblado presentan vestigios de chullpas usadas para inhumaciones y arte rupestre. Personajes vestidos con unkus blancos con detalles rojos y tocados de plumas rojas y blancas han sido interpretados como los casabindos, antiguos habitantes de PVT, portando sus vestimentas típicas (Albeck et al. 2018). En Puerta de Tucute, punto de acceso a la quebrada, Albeck registró un sistema de andenes “en anfiteatro y ciclópeos” asignados al último momento de la secuencia mencionada de construcción de estructuras agrícolas, de posible época incaica (Albeck 2016, Albeck et al. 2007: 551). Muestreos preliminares para estudios polínicos en estos andenes brindaron evidencia de maíz (Zea mays) (Lupo et al. 2011). En las cercanías se han registrado otros dos sitios habitacionales que esperan estudios pormenorizados: Toraite (To-1) y Calaverioj (Cal-1) (Albeck 2019, Albeck y Zaburlín 2008). To-1 se encuentra emplazado a 3800 msnm en una meseta que separa las quebradas de Tucute y Toraite a la altura de sus desembocaduras en el Río Negro. Comprende un muro perimetral de trazado oval en cuyo interior se registran recintos circulares de 4 a 5 m de diámetro dispersos entre estructuras ortogonales de gran tamaño. Sus faldeos presentan andenes de cultivo. Se ha propuesto que To-1 y PVT, distantes a 1 km, funcionaban como un complejo defensivo (Albeck et al. 2018), hipótesis que resta ser explorada. Cal-1, por su parte, parece tratarse de un asentamiento residencial de estructuras ortogonales sobre una terraza baja a 3550 msnm y junto a una extensa vega, parcialmente obliterado por la vivienda actual de un pastor, con andenes de cultivo en las inmediaciones y paredones con chullpas. Albeck (1993) propuso que la cuenca del Río Negro, caracterizada por un sistema de quebradas angostas con disposición NO-SE, presentaba, casi exclusivamente, estructuras agrícolas tipo andenes o “bench terraces” sensuDenevan (2001: 18), las típicas terrazas escalonadas andinas, con muros de contención verticales de piedra y superficies de plantación planas, que siguen el contorno de las cotas de nivel y cuya función principal es el control del agua de riego. No obstante, la zona no había sido abordada de manera sistemática para corroborar la extensión de las áreas agrícolas, indagar en su cronología, ni entender el porqué de la elección de estos espacios escarpados para la construcción de estructuras de cultivo. El objetivo de este trabajo es presentar las estructuras agrícolas prehispánicas halladas mediante sensores remotos y prospecciones pedestres en la cuenca hidrográfica del Río Negro. Asimismo, el estudio de la arquitectura productiva en combinación con el análisis de las condiciones de humedad actuales de la zona nos lleva a preguntarnos sobre la elección de las quebradas tributarias del Río Negro para la producción agrícola. Los estudios aquí presentados forman parte de una investigación sistemática sobre los paisajes agropastoriles del área sur de la localidad de Casabindo (Jujuy, Argentina), que busca indagar además sobre la relación de las áreas productivas identificadas con el poblado-pukara de Pueblo Viejo de Tucute, y los cambios y continuidades en el uso del espacio con la presencia del incanato en la región. Estos trabajos pretenden continuar con las investigaciones iniciadas por M. Albeck teniendo como apoyo las metodologías y tipologías desarrolladas por la autora (Albeck 1993) para las quebradas del norte de Casabindo.
Área de estudio
Casabindo es parte de la subcuenca endorreica Miraflores-Guayatayoc de la denominada Puna seca o espinosa. Fitogeográficamente, la región se identifica como Provincia Puneña, con vegetación escasa y dominio de la estepa arbustiva, existiendo también estepas herbáceas, halófilas y sammófilas. Entre los pastos nativos se destacan el esporal (Pennisetum chilense), la chillagua (Festuca scirpifolia) y las extensas superficies cubiertas por vegetación arbustiva de tolares. El clima de la Puna seca es seco y frío con grandes variaciones térmicas diarias, pudiendo alcanzar temperaturas mínimas absolutas de -20° C. Las lluvias se concentran en los meses de verano, con un promedio de 300 a 350 mm anuales. La extrema sequedad ambiental (47 % de humedad relativa) es acentuada por una fuerte irradiación solar. En los meses de invierno, la Puna se ve azotada por fuertes vientos, causantes de procesos erosivos severos. Las escasas precipitaciones, sumado a las condiciones climáticas extremas, determinan un balance hídrico regional negativo para todos los meses del año, generando escurrimientos torrentosos de agua superficial durante la ocurrencia de las lluvias de verano, y cauces sin agua superficial o escasos caudales durante el resto del año (Paoli 2002). En la región de estudio se ha registrado un promedio de 282 mm de precipitaciones medias anuales, concentradas entre mediados de noviembre y fines de marzo, con su mayor pico en el mes de enero1. Las lluvias del verano producen un mayor contenido de vapor de agua en el aire lo que se traduce en un incremento de la humedad relativa que alcanza valores entre 50 y 60 %. Entre los meses de mayo a septiembre las precipitaciones son nulas y las temperaturas medias mensuales oscilan entre 1,9 °C y 8,2 °C. La humedad relativa es muy baja en invierno, sin nubes ni precipitaciones, y por tanto con muy poco vapor de agua en la atmósfera actuando como un moderador climático que pueda reducir las heladas. La cantidad de días con heladas rondan los 30 para el mes de julio, con un total de 206 días con heladas en el año (Paoli 2002). La parte más ventosa del año dura 5 meses, desde fines de mayo a fines de octubre, con velocidades promedio de más de 13 km/hora y una predominancia del viento del Oeste.2 El sustrato geológico es parte del Complejo volcánico Coranzulí, integrado mayormente por ignimbritas dacíticas que forman mantos de gran extensión (Coira et al. 2004, Seggiaro et al. 2015). La geomorfología del área a relevar se presenta como un paisaje de escarpadas mesetas recortadas por la erosión generando un sistema de farallones verticales de ignimbritas y pendientes pronunciadas denominadas Las Termas (Seggiaro et al. 2015) o Formación Zapaleri del Terciario, entre los 3500 y los 3900 msnm. Las quebradas se encuentran enmarcadas al Este por el Río Negro y al Oeste por una línea de cerros de afloramientos constituidos por lavas y brechas andesíticas de la Formación Vicuñahuasi (Coira et al. 2004). A diferencia de las quebradas amplias de Potrero, Capinte y Tarante y la zona baja del bolsón donde se asienta el poblado de Casabindo, el área del Río Negro cuenta con un sistema de quebradas tributarias estrechas y más elevadas que el paisaje circundante, siendo más cálidas y con menos riesgo de heladas (Albeck 1984). La dinámica fluvial ha desarrollado en estos depósitos piroclásticos un drenaje de tipo paralelo con dirección dominante NO-SE, de fuerte incisión lineal. En la zona de estudio se encuentran de Norte a Sur las quebradas de: Queñoal, Seracaite, Aguadita, Toruyo, Chorro, Candao, Sarsiuj, Muñalito, Yuca, Tucute, Toraite, Yugunte y Lampas. Con excepción de la quebrada de Queñoal que drena en sentido O-E hacia el Río Casabindo, todas las demás aportan sus aguas al Río Negro. Varias de estas quebradas cuentan con cauces de agua permanente y en ciertas zonas, el agua vuelve a aflorar en forma de vegas extensas.
Método y materiales
El área de quebradas tributarias prospectada por sensores remotos ronda los 32 km2 entre las cotas de 3500 msnm (cauce del Río Negro) y 3900 msnm (Formación Vicuñahuasi). A fines operativos para las tareas de relevamiento de la arquitectura prehispánica retomamos la sectorización del área de trabajo propuesta originalmente por Albeck (1993). En la Tabla 1 indicamos la superficie aproximada de cada sector, las quebradas que recorren el terreno y la información previa conocida.
Sector | Área aprox. | Quebradas | Antecedentes |
---|---|---|---|
1 | 7 km2 | Queñoal, Seracaite y Aguadita | En Queñoal se indica la presencia de terrazas de fondo de valle y en Aguadita de andenes. |
2 | 2,6 km2 | Curso del Río Negro | Ambas márgenes del Río Negro presentan evidencias de andenería, principalmente desde que recibe las aguas del arroyo de Toraite hasta que abandona su encajonamiento entre los farallones rocosos para ampliar su cauce. |
3 | 7 km2 | Chorro, Candao, Sarsiuj y Muñalito | Quebradas de recorridos casi paralelos encajonadas entre farallones de ignimbritas. Todas desembocan en un mismo colector en la zona donde se emplaza Cal-1. Los terrenos de cultivo corresponden principalmente a andenes. |
4 | 7 km2 | Tucute y Toraite | Este sector es el área de influencia de PVT y su pukara, y del sitio To-1. Estas quebradas son estrechas y abrigadas con numerosos andenes en sus faldeos. En esta zona se han registrado los andenes más monumentales de Casabindo, como los de Puerta de Tucute. |
5 | 8 km2 | Yugunte y Lampas | Estas quebradas presentan pocos vestigios de obras de cultivo. Yugunte presenta en su naciente una gran cueva con arte rupestre. En Lampas se registraron andenes, algunos utilizados hasta épocas recientes. |
Para destacar la presencia de agua y humedad en el ambiente de las quebradas tributarias del Río Negro empleamos una imagen satelital Rapid Eye con resolución espacial de 5 m y cinco bandas multiespectrales (azul, verde, rojo, borde rojo e infrarrojo cercano), de mayo del 2015 y un Índice normalizado de humedad (NDMI) generado a partir de imágenes Sentinel-2 L2A de agosto de 20223. El NDMI se emplea para determinar el contenido de agua de la vegetación y para monitorear sequías siendo buen indicador del estrés hídrico en los cultivos. El NDMI adopta valores entre -1 y +1. Los valores negativos cercanos a -1 corresponden a suelo desnudo. Valores alrededor de cero (de -0.2 a +0.4) suelen indicar estrés hídrico. Los valores positivos (aproximadamente desde +0.4 hasta +1) representan cubiertas vegetales elevadas y sin estrés hídrico. Para la identificación mediante sensores remotos de las áreas con arquitectura productiva empleamos imágenes satelitales de acceso libre (Maxar, GeoEyes y Landsat / Copernicus) correspondientes a distintos periodos. La observación de áreas del terreno con estructuras productivas en general es buena, aunque para la mayor parte de la zona de estudio las imágenes históricas de los años 2009 y 2010 (Landsat / Copernicus) resultaron más claras y precisas para el reconocimiento de la andenería que las imágenes Maxar actuales. Las detecciones fueron al momento parcialmente contrastadas con prospecciones de campo emprendidas en agosto de 2021 y marzo de 2022, siguiendo el criterio de recorrido por quebradas, previa comunicación con la comunidad indígena, el centro vecinal y los comuneros que están habitando en casas y/o puestos en el área para solicitar el permiso de circulación por los terrenos. Para la georreferenciación de las evidencias en campo se empleó GPS Garmin e-trex. El registro de la información se hizo empleando cámara fotográfica Nikon D5600, brújula de precisión Suunto Tandem con clinómetro incorporado y fichas de registro de andenes siguiendo los criterios mencionados en Albeck (1993): (a) Punto GPS, (b) Altitud (msnm), (c) Pendiente del terreno en grados, (d) Presencia de agua en la zona, (e) Línea de andén a registrar, (f) Estado de conservación (bueno, regular, malo), (g) Uso actual (abandonado, cultivado, desmantelado, otro), (h) Orientación (puntos cardinales), (i) Altura máxima de la pirca (m), (j) Ancho máximo del andén (m), (k) Tipo de roca, (l) Tamaño máximo de los mampuestos, (m) Tamaño mínimo de los mampuestos, (n) Tamaño promedio de los mampuestos, (ñ) Forma de los mampuestos, (o) Angulosidad, (p) Disposición de las rocas, (q), Sistema de irrigación, (r) Líquenes. La cartografía final se realizó empleando el software QGIS con información cartográfica de base proporcionada por el Instituto Geográfico Nacional (IGN): MDE-Ar (Modelo Digital de Elevaciones de la Argentina) v2.1 generado a partir de datos capturados por las misiones satelitales SRTM (NASA) y ALOS (JAXA) con resolución espacial de 30 m y precisión vertical 2 m, y curvas de nivel cada 50 m.4
Resultados
Sensores remotos aplicados a la interpretación ambiental
La renderización de las bandas de la imagen satelital Rapid Eye en falso color empleando la combinación de Bandas 3-3-5 permite resaltar en azul los sustratos con mayor retención de humedad como son los cauces de fondos de quebrada y las vegas (Figura 2.a). Este dato fue contrastado con la observación del Índice normalizado de humedad (NDMI) que muestra la presencia de valores positivos 0.032 a 0.8 en colores verde-azulados en sectores acotados de la cuenca hidrográfica del Río Negro (Figura 2.b).
La observación de ambas imágenes permite analizar que las quebradas tributarias del Río Negro, principalmente Sarsiuj, Muñalito, Tucute, Toraite y Yugunte, y el cauce del Río Negro en sí mismo, presentan una mayor concentración de agua y humedad en la vegetación respecto al entorno circundante/regional, incluso en temporada seca, momento de captura de las imágenes empleadas. Esta geomorfología cuenta con poca superficie plana para la instalación por lo escarpado y cerrado de su fisiografía, pero sus pendientes y cauces generan ambientes locales más protegidos de las inclemencias del clima puneño. Esto nos lleva a postular que se tratan de espacios más benignos respecto de las condiciones desérticas imperantes en la región.
Sensores remotos aplicados a la detección arqueológica
De las 51 detecciones realizadas, la mayoría corresponde a puestos de pastoreo o corrales aislados cercanos a vegas, tanto en uso como abandonados. Diecinueve detecciones se identificaron como áreas con estructuras productivas emplazadas en topografía de laderas, que corresponden al tipo anden (Figura 3). En la tabla 2 se consignan todas las detecciones realizadas por sectores y el área en hectáreas de los polígonos con estructuras agrícolas. En el mapa de la Figura 4 se indican las localizaciones de los polígonos identificados como áreas con andenería siguiendo la nomenclatura empleada en la tabla 2.
Detección | Funcionalidad tentativa | Observaciones | |
---|---|---|---|
Sector 1 (Quebradas de Queñoal, Seracaite y Aguadita) | 1 | Andenes | 2,36 ha |
2 | Corral | ||
3 | Puesto de pastoreo | ||
4 | Corral | ||
5 | Corral | ||
6 | Corral | ||
7 | Puesto de pastoreo | ||
8 | Andenes | 1,19 ha | |
9 | Corrales | ||
10 | Puesto de pastoreo | ||
11 | Andenes | 1,56 ha* | |
12 | Estructura lineal | ||
13 | Corral | ||
Sector 2 (Río Negro) | 1 | Puesto de pastoreo | |
2 | Corral | ||
3 | Puesto de pastoreo | ||
4 | Puesto | Abandonado | |
5 | Puesto | ||
6 | Corral | ||
7 | Corral | ||
8 | Corrales | ||
9 | Andenes | 2,25 ha | |
10 | Corral | ||
11 | Andenes | 6 ha | |
12 | Corral | ||
13 | Corral | ||
Sector 3 (Quebradas del Chorro, Candao, Sarsiuj y Muñalito) | 1 | Corral | |
2 | Andenes | 3,70 ha | |
3 | Puesto de pastoreo | ||
4 | Puesto de pastoreo | ||
5 | Puesto de pastoreo | ||
6 | Andenes | 0,33 ha | |
7 | Andenes | 0,39 ha* | |
8 | Andenes | 3,65 ha | |
9 | Andenes | 1,34 ha | |
10 | Andenes | 3,25 ha * | |
11 | Puesto de pastoreo | abandonado | |
12 | Andenes | 3,32 ha | |
13 | Andenes | 2,68 ha * | |
14 | Puesto de pastoreo | Sitio Cal-1 | |
15 | Corral | ||
16 | Corrales | ||
17 | Puesto de pastoreo | abandonado | |
18 | Corral | ||
19 | Andenes | 1,75 ha* | |
Sector 4 (Quebradas de Tucute y Toraite) | 1 | Andenes | 18 ha * |
2 | Andenes | 3,6 ha | |
3 | Andenes | 4,12 ha | |
4 | Puesto de pastoreo | ||
5 | Andenes | 1,44 ha | |
Sector 5 (Quebradas de Yugunte y Lamps) | 1 | Andenes | 1,72 ha |
Prospecciones de campo y registro arquitectónico
Quebrada del Chorro. La elección de esta quebrada para su prospección respondía a la detección S3 - D2 emplazada en el límite entre la parte apical de la quebrada y el piso serrano superior. Desde el cauce del Río Negro se recorrieron unos 2 km hasta un punto en el cual la quebrada del Chorro se estrecha y las rocas del cauce generan un salto difícil de sortear, rasgo que creemos le da el nombre a la quebrada en época de lluvias (Figura 5.a). La detección no pudo ser verificada dado que el acceso es por la quebrada del Candao según información de integrantes de la comunidad. No obstante, a mitad de camino en la quebrada sobre la margen izquierda se registró un sector de muros bajos en pendiente en mal estado de conservación en una extensión aproximada de 4 ha (A1), área no identificada en las imágenes satelitales (Figura 5.b). Justo debajo de los andenes se observan 8 grandes bloques rocosos o megalitos, varios de ellos con pequeños recintos circulares adosados (Figura 5.c y 5.d). Se registró la presencia de cerámica en superficie, entre ellos un fragmento retrabajado tipo ficha, similar a ejemplares encontrados en PVT. A la entrada de esta quebrada se registró un panel de arte rupestre con grandes camélidos (RN 1).
Cauce del Río Negro. Desde Casabindo tomamos el camino vehicular hasta el panel RN 1 para luego seguir por el cauce del Río Negro hasta Puerta de Tucute, registrando sobre la margen izquierda del río otros 4 paneles de arte rupestre (RN 2 a RN 5). Los mismos se tratan de pinturas de camélidos y antropomorfos, entre ellos escutiformes. Sobre la misma margen del río registramos un sector de andenes de 2,5 ha (A2). Se trata de una faja angosta de unos 30 m de ancho y casi 1 km de extensión no detectada en las imágenes satelitales. Este sector cuenta con pocas hileras de andenes en una pendiente pronunciada con poco sedimento. Se seleccionó un andén para su registro detallado (Tabla 3). Se trata de un muro de 1,5 m de altura de rocas pequeñas, ligeramente en talud hacia la pendiente y en estado de conservación regular (Figura 6.a y 6.b). Se encontraron pocos fragmentos de cerámica ordinaria de época indeterminada y un fragmento de pala lítica, correspondiente a ejemplares conocidos para la zona de Casabindo.
Río Negro | Puerta de Tucute | Sarsiuj | Candao (Osorio) | Seracaite bajo | Seracaite alto | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Altitud (msnm) | 3504 | 3583 | 3775 | 3496 | 3488 | 3562 | |
Pendiente del terreno en grados | 27 | 31 | 25 | 17 | 12 | 24 | |
Presencia de agua en la zona | Fondo de cauce | Fondo de cauce | Fondo de cauce | No | No | Fondo de cauce | |
Línea de anden registrada | Tercera | Sexta | Superior | Octava (superior) | Cuarta | Quinta | |
Estado de conservación (bueno, regular, malo) | Regular | Bueno | Bueno | Bueno | Bueno | Regular | |
Uso actual (abandonado, cultivado, otro) | Abandonado | Abandonado | Abandonado | Abandonado | Abandonado | Abandonado | |
Orientación | SE | S | E | SE | S | NE | |
Altura máx. muro (m) | 1,5 | 5,5 | 1,8 | 4,5 | 0,70 | 0,70 | |
Ancho máx. del andén (m) | 3 | 4,5 | 2 | 6 | 5 (recinto) | 2,50 | |
Tipo de roca | Ignimbrita | Ignimbrita | Ignimbrita | Ignimbrita | Ignimbrita | Ignimbrita | |
Tamaño máx. mampuestos | 1,2 x 0,40 | 1,60 x 0,70 | 1,50 x 1,15 | 0,70 x 0,50 | 0,50 x 0,30 | ||
Tamaño mín. mampuestos | 0,15 x 0,05 | 0,70 x 0,70 | 0,20 x 0,15 | 0,12 x 0,10 | 0,10 x 0,10 | ||
Tamaño promedio mampuestos | 0,10 x 0,10 | 0,30 x 0,30 | 0,35 x 0,15 | 0,30 x 0,25 | 0,18 x 0,10 | 0,20 x 0,15 | |
Forma de los mampuestos | Irregular | Irregular | Rectangular | Rectangular Cuadrangular | Irregular | Cuadrangular | |
Angulosidad | Alta | Alta | Alta | Alta | Alta | Alta | |
Disposición de las rocas | Ligeramente acomodadas | Cara plana al frente | Cara plana al frente. Eje largo paralelo a la línea del andén | Cara plana al frente | En punta, poco acomodadas | En punta | |
Sistema de irrigación | No observado | No observado | No observado | No observado | No observado | No observado | |
Líquenes | Gris-verdosos en placa Amarillo-verdosos Rojo-naranjas | Rojo-naranjas | No presenta | Amarillo-verdosos Rojo-naranjas | Gris-verdosos en placa Rojo-naranjas | Amarillo-verdosos | |
Observaciones | Presenta dos figuras de llamas modeladas en cuarzo blanco | Los andenes aparecen subdivididos en espacios rectangulares y cuadrangular | Se observan cuarzos dispersos en el terreno y también incrustados en algunos muros |
Quebrada de Tucute. A ambas márgenes de la quebrada se llegan a divisar unas 20 líneas de andenes en una pendiente muy pronunciada, también observables en las imágenes satelitales (S4 - D1). En el sector prospectado, a unos 50 m del ingreso a la quebrada, se puede apreciar una diferencia en técnica y conservación entre los andenes. Algunos se encuentran menos conservados y con piedras ligeramente acomodadas con muchos líquenes, mientras otros, como el andén registrado (Tabla 3), presenta un excelente estado de conservación alcanzando hasta 5,5 m de alto, 4,5 m de ancho y 65 m de largo, sin presencia de líquenes (Figura 6.c y 6.d). La cerámica en superficie es escasa, recuperándose fragmentos de cronología indeterminada, 4 fragmentos de estilo Casabindo (Zaburlín 2019), entre ellos un fragmento de balde y un fragmento de cántaro, y un fragmento de borde de aríbalo de estilo Inca local. También se recuperó un fragmento de pala lítica. Frente al andén registrado, del otro lado de la quebrada, se divisaba una chullpa cuyo muro de mampuestos medianos apoya sobre la roca de la formación Zapaleri. Quebrada de Queñoal. Recorrimos esta quebrada hasta su naciente donde se encuentra una explanada en altura (3863 msnm), paraje conocido localmente como Los Colorados. Aquí se emplaza un puesto de pastoreo actual, con agua permanente y rodeada de las últimas estribaciones de la Formación Zapaleri (Figura 7). En los farallones parecen distinguirse a lo lejos estructuras de chullpas. En el trayecto de esta quebrada registramos otros dos paneles de arte rupestre con caravanas de llamas y camélidos (RN 6 y RN 7) y muros de posibles estructuras agrícolas no observables en las imágenes satelitales.
Quebrada de Sarsiuj. Desde el paraje Los Colorados comenzamos el descenso por la quebrada de Sarsiuj, informados de que en la misma se encontraban andenes cuyos muros tenían figuras de llamas. Por trabajos etnoarqueológicos realizados por Zaburlín en la década de 1990 se tenía conocimiento de estos muros decorados (Albeck 2016), sin embargo, no habían podido ser aún georreferenciados y registrados sistemáticamente. En el ingreso a la quebrada pudimos registrar otro panel de arte rupestre con camélidos y antropomorfos en tonalidades blancas y rojizas (RN 8) y a pocos metros una zona de andenes muy amplia (A3) de 1,30 ha aproximadas, con muros de piedra paralelos en la parte baja, no observable en las imágenes satelitales. En el sector de pendiente registramos un andén de 15 m de longitud en forma de L con las figuras de dos llamas representadas con mampuestos de cuarzo blanco (Tabla 3). Las figuras de tamaño semejante aparecen de perfil izquierdo y tienen aproximadamente 1 m de largo. Una de las figuras está compuesta por 16 rocas -un cuarzo se encontraba tirado en el suelo a pocos metros pudiendo pertenecer a esta figura-, mientras que en la otra se podían contabilizar 12 mampuestos, estando parte de la figura oculta por el crecimiento de dos cardones saliendo del muro (Figura 8).
Descendiendo unos 300 m por la quebrada registramos un recinto circular de 4,5 m de diámetro construido sobre roca madre con un aterrazado amplio adosado semejante al tipo de construcción de las viviendas de PVT. A 200 m se pudo observar otra área de andenes que se corresponde con la detección S3 - D7. Otros 300 m más abajo se llega a un puesto de pastoreo donde se abre una bifurcación que sale a la quebrada de Muñalito. A la distancia pudimos divisar una importante área de andenes en buen estado de conservación que se corresponde con la detección S3 - D10. Seguimos bajando por Sarsiuj y llegamos a un nuevo sector extenso de andenes (A4) de 1,83 ha, no registrado por teledetección. Los mismos se ven en relativo buen estado de conservación con al menos 20 líneas de andenes de mampuestos de diversos tamaños y formas. Justo frente a este sector de andenería, en la margen opuesta del río, se levanta un paredón de la formación Zapaleri con el dibujo de un gran camélido en color rojizo y pechera blanca (RN 9). Seguimos descendiendo por la quebrada y registramos otros dos paneles próximos entre sí (RN 10), cada uno con un camélido rojo. En la desembocadura de la quebrada se encuentra un puesto actual. Quebrada de Candao. La quebrada de Candao presenta dos detecciones: S3 - D12, a mitad de camino en el interior de la quebrada, y S3 - D13, donde la quebrada se abre sobre una extensa vega -con alto contenido de agua a fines de la temporada de lluvias-. Este último sector de andenería fue registrado en campo (Tabla 3). El mismo se extiende 650 m siguiendo la curvatura natural de la estribación rocosa. Se pudieron observar unas 8 líneas de muros con algunos sectores de andenes más bajos y menos conservados en las partes distales y un sector central donde se registran andenes en mejor estado de conservación y de mayor tamaño que parecieran responder a una construcción sobreimpuesta sobre los andenes originales (Figura 9.a). Aquí se registró el andén superior de unos 52 m de largo y 4,5 m de alto (Figura 9.b), cuyas proporciones superan ampliamente a las de los demás andenes. En superficie se pudo observar restos de palas líticas, cerámica de estilo Casabindo, puntas de obsidiana y mineral de cobre.
Entre las quebradas de Muñalito y Yuca se extiende por 500 m otro sistema de andenes de 6 o 7 hileras de muros que siguen la curvatura de la formación rocosa. Se corresponde con la detección S3 - D19 de 1,75 ha, aunque la superficie real llega a 1,80 ha. Este sector de andenería, adyacente al emplazamiento de Cal-1, presenta muros de piedras pequeñas con líquenes rojo-naranjas. Quebrada de Seracaite. En el amplio ingreso de la quebrada de Seracaite se registraba la detección S1 - D11, la cual pudo ser confirmada en campo. Estas estructuras agrícolas se encuentran en una pendiente ligera y presentan una morfología distinta. Observamos un primer sector donde los aterrazados están subdivididos en cuadrados de aproximadamente 5 m de lado (Tabla 3), un segundo sector con espacios rectangulares y un tercer sector con muros perpendiculares que descienden por la pendiente. La parte baja se encuentra colmatada de sedimento. Se recuperó un fragmento de pala lítica. Sobre la margen opuesta de la quebrada se localiza un puesto de pastoreo cuyo corral se apoya sobre la peña y en su interior presenta un panel con arte rupestre (RN 11) con las figuras de camélidos de distintas morfologías y colores. Seguimos la prospección por el lecho seco del río. Subimos de la margen izquierda a la altura de una oquedad en la peña que tenía dos paneles con arte rupestre contiguos (RN 12). Uno de ellos contaba solamente con figuras de camélidos y el otro conformaba una escena compleja de camélidos, caravanas y una amplia diversidad de antropomorfos con vestimenta y tocados (Figura 10.a). Adyacente a los paneles había una senda aterrazada que se extendía por 1,20 km a lo largo de la quebrada. A la altura donde ya no se podía seguir su rastro y sobre la margen derecha del río se observaba una chullpa, la cual estaba abierta de costado y no presentaba restos en su interior. Seguimos río arriba hasta un abra que permite cruzar a una bifurcación de la quebrada, y desde la cual se veía una extensa área de andenes (1,8 ha) no registrados por teledetección (A5). Hay un sector bastante derrumbado y con sedimento lavado y otro sector mejor conservado donde llenamos la ficha de registro de un andén de 15 m de largo (Tabla 3). También aquí pudimos hacer una recolección de superficie de fragmentos de palas líticas, obsidiana y cerámica. Se recuperaron 23 fragmentos cerámicos, la mayoría perteneciente a estilos tardíos locales como Casabindo. También se hallaron dos fragmentos de aríbalos de estilo Inca local: un borde decorado y un fragmento de cuerpo con diseño de banderines. Seguimos bajando por la quebrada y encontramos otro panel con arte rupestre (RN 13) con otra escena de camélidos de varios colores y antropomorfos. Aparece un personaje de portando un unku compuesto por cuatro diseños geométricos (Figura 10.b). En frente pudimos observar otra chullpa en lo alto de la peña.
Discusión
La andenería de la cuenca del Río Negro y su relación con Pueblo Viejo de Tucute
Las limitaciones para la instalación agrícola en la puna en general, y en Casabindo en particular, contemplan las condiciones climáticas adversas, como las heladas recurrentes potenciadas por la altura sobre el nivel del mar, la disponibilidad de agua a lo largo del año (con riesgo de inundaciones por lluvias torrenciales o sequias) y la presencia de un sustrato adecuado. No obstante, los datos ambientales actuales disponibles para la cuenca hidrográfica del Río Negro indican que sus quebradas tributarias contribuyen a una mayor concentración de humedad (ver Índice normalizado de humedad), constituyendo un entorno más protegido respecto de las condiciones áridas imperantes en el clima puneño, variable ambiental favorable para la práctica agrícola. Diversos investigadores han remarcado que la puna no es ni fue un ambiente homogéneo, dado que pueden existir espacios con condiciones ambientales particulares frente a las condiciones climáticas dominantes, haciendo de determinados entornos lugares más propicios para la instalación humana (Núñez y Santoro 1988, Grosjean y Núñez 1994, Yacobaccio y Morales 2005). Es factible proponer, a modo de hipótesis, que estas quebradas habrían sido también entornos protegidos para el desarrollo de la agricultura para momentos prehispánicos tardíos, cuando imperaba un contexto regional de sequias recurrentes (Lupo et al. 2007, Morales et al. 2020), hipótesis que deberá ser contrastada a futuro a partir de estudios paleoambientales locales. Al mismo tiempo, estudios han demostrado que la construcción de andenes como tecnología productiva reduce la erosión provocada principalmente por las lluvias torrenciales del verano, retiene y enriquece los suelos incrementando la superficie cultivable en topografía de montaña, y ralentiza y distribuye al agua de lluvia o irrigación sobre las superficies cultivadas (Denevan 2001). Los andenes crean asimismo un microambiente que modifica los niveles de humedad, los patrones de viento y la temperatura, y aumentan potencialmente la insolación solar total (Evans y Winterhalder 2000), que en zonas como la puna ayudaría a mitigar los daños por heladas (Morlon 1992). Respecto a las parcelas de cultivo cuadrangulares, como las registradas en la desembocadura de Seracaite, pudieron servir para proteger los cultivos de las inclemencias del viento, al tratarse de un espacio amplio y expuesto como pudimos experimentar al momento del registro de la arquitectura en campo. Albeck (1993) sostenía que el uso de andenes en Casabindo fue una técnica preincaica, luego intensificada con la conquista inca. En este sentido, se pudo observar en campo distintas técnicas de manufactura, tamaño de muros y grados de conservación en los andenes registrados, como muestran los seis registros pormenorizados de estructuras realizados en campo. Mientras que algunos andenes se encuentran instalados en pendientes suaves inferiores a los 16°, otros se encuentran en pendientes moderadas (16°- 25°) o fuertes (> 25°). Sin embargo, no pareciera haber una asociación directa entre la elección de la instalación en términos de pendientes y la modalidad constructiva, registrándose, por ejemplo, tanto andenes de muros bajos y mampuestos pequeños (Río Negro), como andenes de más de 4 m de altura y mampuestos de gran tamaño (Puerta de Tucute) en pendientes fuertes o abruptas. No obstante, viendo en conjunto los sectores relevados, es clara la presencia de andenería de al menos dos aspectos distintos, por ejemplo, si comparamos los muros bajos y poco conservados registrados en el cauce del Río Negro, con el andén de grandes dimensiones registrado en Puerta de Tucute, correspondiente al mismo sector de andenes “en anfiteatro y ciclópeos” registrados previamente por Albeck y colaboradores (2007: 551). Escenario semejante se observa en la desembocadura de la Quebrada de Candao (Figura 9), donde se registró un sustrato de andenería con muros bajos y poco conservados sobre el cual se construyó un andén de casi 5 m de alto, 6 m de ancho y 52 m de largo que se destaca a lo lejos por sus grandes proporciones. Así, la construcción de parte de la andenería para momentos tardíos preincaicos parece el panorama más factible, reforzada por la presencia de cerámica de superficie de estilo Casabindo. Las particularidades del asentamiento de PVT y de los sectores con andenería en el entorno protegido de las quebradas del Río Negro nos lleva a postular que estos espacios productivos pudieron ser trabajados y estar controlados en principio por los habitantes de dicho poblado, con una población estimada en más de 2500 personas (Albeck et al. 2020). El recinto circular de 4,5 m de diámetro con un aterrazado adosado registrado en la quebrada de Sarsiuj se asemeja al tipo de arquitectura domestica registrada en PVT (Basso et al. 2016). Esta unidad podría tratarse de una vivienda temporal para las personas encargadas de atender los campos de cultivo en esta zona. Hasta el momento, las viviendas circulares de este tipo sólo se han registrado en el poblado de PVT y en los sitios de Candado y Canalita del área de Coranzulí (Rivet 2018). Pueblo Viejo de Tucute y su pukara asociado, es uno de los escasos asentamientos con características defensivas conocidos en la puna de Jujuy, junto con Pukara de Rinconada y Pukara de Moreta en la cuenca de Pozuelos al norte de nuestra área de estudio (Angiorama et al. 2017, Ruíz y Albeck 1997). El pukara de PVT provee una visual excelente de los alrededores del sitio, incluyendo una buena visibilidad en dirección Este del fondo de la laguna de Guayatayoc y la Sierra del Aguilar. Sin embargo, desde el fondo de la cuenca de Guayatayoc no es fácil divisar el sitio ni llegar caminando debido a su ubicación en el interior de la quebrada de Tucute. Así PVT no tiene una posición de control sobre el entorno, pero sí de ocultamiento que pudo responder a cuestiones defensivas (Albeck et al. 2018). Esto permite sostener que este espacio pudo ser controlado por los habitantes de PVT hasta la llegada de los incas, siendo un territorio libre de hostilidades internas pero tal vez enfrentadas con los Omaguacas habitando la Quebrada de Humahuaca como postulan Albeck y colaboradores (2018). La asociación del arte rupestre con los andenes de cultivo en el entorno de las quebradas merece una mención aparte. Si bien el estudio pormenorizado de los 13 paneles será una tarea ardua que supera los objetivos del presente trabajo, las imágenes registradas presentan casi en su totalidad camélidos, ya sea solos, en pequeños grupos o en caravanas, en algunos casos acompañados por antropomorfos conformando escenas complejas, característico del arte rupestre conocido para la zona y adjudicado culturalmente a los casabindo (Albeck et al. 2018, Tejerina 2021). Destacamos uno de los paneles numerado como RN 12 en la quebrada de Seracaite con una escena compleja de grupos de camélidos en caravanas y antropomorfos a la vera de una senda formatizada de más de un kilómetro de extensión que corre paralela a la quebrada hasta un abra que desemboca en un área agrícola extensa. La ubicación del arte rupestre en el paisaje, encontrándose en las nacientes, desembocaduras y a lo largo de las quebradas con andenería, parece apuntar, por un lado, a su función como marcadores espaciales de estas áreas productivas, y por otro, a la función de las quebradas como vías de circulación entre el fondo de cuenca y los pisos serranos altos.
La presencia incaica en Río Negro
Los datos sobre la ocupación inca y su relación con las poblaciones de la puna aún requieren investigaciones. La dificultad de registrar tipologías arquitectónicas típicamente incaicas dentro de los poblados locales contrasta sin embargo con la línea de tambos mencionada en documentos españoles, las escenas de arte rupestre haciendo referencia al encuentro entre grupos locales y la comitiva inca, y la presencia de cerámica inca (local y de otras regiones del imperio) (Angiorama et al. 2017, Albeck 2016, Albeck et al. 2007, Pérez Pieroni 2021, Ruiz y Chorolque 2007, Zaburlín 2014). Siguiendo la propuesta de Albeck (2016), la máxima expansión agrícola en la zona correspondería al momento incaico, cuando se propició la creación de un bolsón productivo estatal con el fin de sostener los tambos ubicados sobre el tramo del Qhapaq Ñan que se dirigía hacia el sur. La zona norte de Casabindo presenta más de 430 ha con andenería, un complejo sistema de acequias, represas y almacenes de posible época incaica (Zaburlín 2014). Albeck (2011) había mencionado que el término “patillas” era empleado en Casabindo para referirse a andenes de cultivo prehispánicos, expresión que pudimos registrar también nosotros. El vocablo quechua para estas estructuras productivas es pata y los campesinos actuales del Cuzco las designan “pata-pata” o “andén-andén” (Vries 1986). A estas evidencias se asocian elementos simbólicos de posible origen incaico, como una maqueta de diseño de riego cavado en la roca (Albeck et al. 2007), semejante al canal meándrico cavado en una roca de Kenko cerca del Cuzco. En la zona también se propone la presencia de varios tambos o postas (Matienzo 1885 [1575]), asociados al Qhapaq Ñan, uno de ellos identificado como Tambo Liristi (Albeck 2016, Albeck et al. 2007). Las nuevas evidencias registradas en Río Negro permiten confirmar la hipótesis de la presencia incaica en la zona. Como había sido registrado por Albeck y colaboradores (2020), Puerta de Tucute, punto de acceso de la quebrada de Tucute que lleva a PVT, se constituye en una extensa zona agrícola en pendiente pronunciada. Se destaca que, mediante las prospecciones sistemáticas emprendidas, se consiguió identificar un sector de andenes de grandes dimensiones sobreimpuesto sobre un sustrato previo de andenes de menores proporciones, pudiendo registrarse cerámica tardía y de estilo inca local. Como mencionamos, escenario semejante se pudo registrar en la desembocadura donde se unen las quebradas de Candao y Sarsiuj. La construcción de un gran andén sobre andenes previos parece deliberada y buscando destacarse en el paisaje, una práctica constructiva y ritual ampliamente registrada en relación con la ocupación incaica en zonas conquistadas (Nair y Protzen 2018). Por otro lado, el sector de andenería registrado en la parte apical de la quebrada de Sarsiuj que presenta las figuras esquemáticas de dos llamas representadas en mampuestos de cuarzo blanco parece apuntar también a la época incaica. La ubicación de las figuras en el andén más elevado y visible del conjunto lleva a pensar que se trataría de un marcador espacial indicando la presencia del área de cultivo. Incluso una de las figuras parece tener el mampuesto que constituye su cabeza en una posición rotada que genera la sensación de que el animal tiene su rostro mirando hacia el E, punto cardinal de acceso a la quebrada. Para el Noroeste argentino hay registro de un caso semejante en el sitio arqueológico de Titiconte (Prov. de Salta), considerado un centro administrativo incaico rodeado de andenería agrícola (Debenedetti-Casanova 1935, Raffino et al. 1986). Cobra relevancia para la interpretación cronológica el conocido Sector VIII, “Las Llamas”, del sitio arqueológico Choquequirao, asentamiento incaico a 3100 msnm en la cuenca del río Apurímac, 173 km al oeste de Cuzco (Echevarría López y Valencia García 2008). Precisamente, una extensa zona de andenes de cultivo construidos con micaesquisto de coloración gris presenta un sector con 25 figuras naturalistas, en su mayoría llamas representadas de perfil izquierdo con piedra caliza blanca. Las mismas fueron interpretadas como una escena que representa una recua de llamas en marcha (Echevarría López y Valencia García 2010). También se ha propuesto que la asociación de estas figuras con los andenes de cultivo respondía a la representación de las llamas como símbolos de fertilidad, o bien a que dichos espacios constituían asimismo zonas de pastoreo de camélidos domesticados (Hamilton 2018). Incluso Murra (1980) retoma desde las fuentes históricas que las llamas blancas eran símbolo de los linajes reales incaicos, y que el cultivo de maíz al inicio del año agrícola solía ir acompañado del sacrificio de llamas como protección de los cultivos de las heladas y las sequias. Si bien con cautela, la semejanza entre las representaciones gráficas de los andenes de Casabindo y Choquequirao nos permite fortalecer la idea ya propuesta por Albeck (2016) de que el andén registrado en Sarsiuj sería de momentos incaicos. Respecto al arte rupestre ya mencionado, el personaje antropomorfo en el panel RN 13 se destaca por su atuendo. El mismo parece estar vestido con una túnica con diseño geométrico que se asemeja al motivo denominado “composiciones complejas” definido por Hernández Llosas y Podestá (1983-1985) en el Abrigo de los emplumados. Este diseño, asignado al periodo tardío, se encuentra presente en otros sitios del sector norte de la Quebrada de Humahuaca, en vías de comunicación naturales que permiten el tránsito entre los ambientes de quebrada y puna. En el caso del RN 13, el diseño se asemeja a los tocapu, diseños geométricos cuadrangulares típicos de los unkus incaicos reservados para individuos cuyo rol real de conquistador era implícito o preminente (Stone 2007). Es sabido que los incas desarrollaban y expandían las tierras agrícolas cuando conquistaban una región, empleando áreas específicas para esquemas de andenería e irrigación extensiva. Dicha inversión tecnológica pudo ser un recurso simbólico de conquista ritual del paisaje, como se ha propuesto, por ejemplo, para la arquitectura productiva de Coctaca en la Quebrada de Humahuaca (Cruz et al. 2021), demasiado monumental y visible según los autores, para responder solamente a cuestiones productivas. Si bien los andenes de grandes dimensiones registrados en Río Negro pudieron responder a la misma lógica de conquista ritual, la ubicación de la andenería en las quebradas estrechas los convierte en rasgos poco visibles en el paisaje local, excepto que uno se adentre en cada quebrada. Por otro lado, se sabe por las crónicas que los incas mandaban construir estructuras agrícolas en las regiones conquistadas para aumentar la producción de cultivo de maíz, alimento de fuerte carácter ceremonial que permeaba todos los aspectos de la cultura (Murra 1980). En este caso, los andenes de Río Negro pudieron responder a la necesidad de una tecnología agrícola para generar espacios adecuados para el cultivo de maíz - susceptible a las heladas y propicio de ambientes más cálidos (Niles 1987)-, dada la importancia de este recurso como capital simbólico y productivo (Hornborg et al. 2014). En la puna sólo los lugares de clima más benigno podrían permitir el cultivo de maíz de altura, variedad denominada “bolita”, plantas de porte bajo y maduración precoz. Integrantes de la comunidad de Casabindo nos contaron que en el pasado se empleaban algunos andenes prehispánicos de la zona de Candao para el cultivo dado que estos ofrecían protección de las condiciones climáticas. La cuenca del Río Negro, como hemos propuesto, pudo cumplir con esta función de reparo al contar con una tecnología agrícola que aprovechaba los acotados pero protegidos espacios de las quebradas.
Conclusión
Los trabajos de prospección remota y en campo emprendidos en la cuenca hidrográfica del Río Negro han permitido corroborar que la zona sur de Casabindo presenta casi exclusivamente estructuras agrícolas tipo andenes en diversos sectores de esta topografía escarpada. De las 19 teledetecciones clasificadas como sectores de andenería, con una superficie total aproximada de casi 63 ha, al momento 6 han podido ser confirmadas en campo. A estas detecciones se suman otros 5 sectores con andenería que no habían sido identificadas en las imágenes satelitales, sumando otras 11,5 ha de campos de cultivo. En términos arquitectónicos, solo se pudieron registrar otras dos variantes de arquitectura productiva en sectores acotados: estructuras lineales paralelas en un sector bajo sin pendiente en la quebrada de Sarsiuj y aterrazados con subdivisiones en la desembocadura de la quebrada de Seracaite. No descartamos la posibilidad de andenes construidos con el propósito de contención de las pendientes para evitar la erosión por los fenómenos geológicos y atmosféricos, o la construcción de algunos sectores con propósitos simbólicos en época incaica, pero consideramos que los andenes registrados en la cuenca del Río Negro responden en su mayoría a estructuras agrícolas. En el ambiente de condiciones áridas extremas de la puna, la cuenca hidrográfica del Río Negro y sus quebradas tributarias brindan refugios naturales más húmedos para la práctica agrícola, condiciones favorables potenciadas por las técnicas de aterrazamiento de los agricultores andinos. Las evidencias presentadas en este trabajo aún son preliminares, pero permiten avanzar en el entendimiento de las áreas agrícolas y el conocimiento de la tecnología productiva empleada en el altiplano surandino durante el período Tardío-Inca. Palpalá, enero de 2023