Quien haya conocido a Ana Lía Vargas sabe sobre el amor que tenía por la docencia y la pasión con la que la ejercía. La conocí como alumna y puedo recordar su sonrisa y la paciencia al enseñar, que siguió cultivando con el correr de los años.
Dotada de una inteligencia privilegiada nunca se detuvo en seguir su formación en docencia y completó la especialidad en Docencia Universitaria, la Diplomatura en Educación Médica de la Universidad de Tucumán, así como becas y pasantías internacionales en el tema.
Estrechó vínculos con expertos en educación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, así como de la Fundación Internacional para el Avance e Investigación sobre Educación Médica (FAIMER) realizando numerosas Jornadas y Talleres en nuestra Facultad.
Ejerció la Genética Médica con una especial predilección por la Citogenética y Medicina Fetal en el Instituto de Genética de la Facultad de Ciencias Médicas y en hospitales de nuestro medio, como el Hospital Luis Lagomaggiore y el Hospital Universitario, lugares donde se ganó el cariño de los que la conocieron.
Su calidad como profesional y sobre todo los valores personales dejan en los que la conocimos y compartimos tiempo con ella una huella difícil de borrar. Su fallecimiento provocó numerosas expresiones de afecto de colegas médicos, docentes y alumnos, en el ámbito universitario y de salud de nuestro medio.