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Subjetividad y procesos cognitivos

versión On-line ISSN 1852-7310

Subj. procesos cogn. vol.17 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2013

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Un nuevo enfoque de la persuasión, desde una perspectiva psicoanalítica

A New Approach to Persuasion, from a Psychoanalytic Perspective

 

Adela Woizinski*

* Psicoanalista. Ex integrante del área Clínica del Centro de Salud Mental nº 1 "Dr. Hugo Rosarios". Docente de UCES. Doctoranda del Doctorado en Psicología UCES. Dirección: Ing. Antonio Arcos 1619 (C1426 BGK) Ciudad Buenos Aires, Argentina. E-mail: adelaw@fibertel.com.ar


Resumen

Este artículo presenta un aporte al estudio de la persuasión dentro del marco de la intersubjetividad en los vínculos. El conjunto corresponde a una tesis doctoral sobre la manipulación a través del discurso. La muestra que se utilizó para esta investigación es una obra literaria -el Ricardo III de Shakespeare- cuyo personaje central es un maestro en el arte de persuadir. La investigación abarca dos etapas: la primera, en que los estudios se focalizaron en el proceso que se produce al momento de la persuasión y una segunda etapa, en que el acento está puesto en lo que resulta apto, en cada caso particular, para convencer o persuadir al interlocutor. El texto que aquí se analiza está formado por fragmentos seleccionados de una escena de la obra, a los que se le aplicó el Algoritmo David Liberman (ADL), un método de análisis del discurso, basado en la teoría freudiana de pulsiones y defensas. Dicha escena, considerada de antología, nos ha ofrecido óptimas condiciones para generar un nuevo aporte a la interpretación de la persuasión desde la perspectiva psicoanalítica y para profundizar en el tema de la intersubjetividad en los vínculos.

Palabras clave: Análisis del discurso; Persuasión; Estrategias; Intersubjetividad.

Summary

This article presents a contribution to the study of persuasion, including it in the area of intersubjective bonds. Both concepts are part of a doctoral thesis on manipulation through discourse. The sample used for this investigation is a literary play, Richard III by W. Shakespeare. The main character is well known for his expertise in the art of persuasion. This investigation includes two stages: the first one that centers the studies on the process that takes place at the moment of persuasion; and a second stage, centered on what is suitable, in each particular case, to convince or persuade the interlocutor. The text here analyzed is constituted by selected fragments to which the David Liberman Algorithm (DLA) was applied. It is a method on discourse analysis, based on the Freudian theory of drives and defenses. The scene, considered memorable, provided excellent conditions to investigate a new approach to the interpretation of persuasion from a psychoanalytic perspective as well as an opportunity for a more sophisticated research on the subject of intersubjective bonds.

Key words: Discourse analysis; Persuasion; Strategies; Intersubjectivity.


 

Introducción

En este artículo presentamos una propuesta para una teoría de la persuasión, desde la perspectiva psicoanalítica.
Lo hacemos dentro del marco de una investigación que estudia la manipulación a través del discurso, tomando como muestra una obra literaria -el Ricardo III de Shakespeare-. La razón de la elección de esta obra fue la conocida capacidad de su personaje central para persuadir y/o manipular a sus interlocutores y a la audiencia.
Para una definición de la persuasión, acudimos a la Retórica antigua, que la describe como el arte de hablar en público de manera de influir con eficacia en los oyentes.
Cabe aclarar que dicho oyente tiene la libertad de reaccionar según sus propios deseos o decisiones.
En una primera etapa de esta investigación focalizamos nuestro interés en el proceso que se produce al momento de la persuasión.
Así, fuimos analizando diferentes escenas de esta obra, centrándonos en los recursos, argumentos y estrategias que utiliza Ricardo III para envolver y convencer a sus interlocutores.
Asimismo, analizamos las reacciones de los distintos interlocutores, para detectar su estructura psíquica, sus debilidades y su momento de quiebre.
En una segunda etapa de esta investigación -que aún estamos transitando- nos encontramos con el problema que, al intentar encontrar algún denominador común en la manipulación en juego en las diferentes escenas, el panorama se nos volvió más complejo. Comprendimos que en cada caso, los argumentos o recursos expresivos desplegados por Ricardo eran diferentes acorde a su conveniencia y a los fines que perseguía.
Al comparar unos casos con otros, dejamos de concentrarnos en el momento de la persuasión propiamente dicha para pasar a poner el foco en la estrategia general del personaje central y en ciertas frases del texto que nos sirvieron de guía.
Este punto se encuentra más detallado en las conclusiones de este trabajo. También tomamos como orientador la definición del objetivo de la Retórica, que postula que no se trata de la facultad de persuadir sino de "encontrar en cada caso lo que es apto para persuadir"1.
Respecto del tema de la intersubjetividad, que está presente en el texto que presentamos y sobre todo en el análisis de los intercambios entre los protagonistas, recordamos que David Maldavsky (1991,2007) la encara desde dos perspectivas: una referida a la eficacia de la influencia o persuasión de unos individuos sobre otros -de padres a hijos, de pareja, etc.- y otra referida a las pulsiones y sus destinos, las defensas.
Las pulsiones y las defensas se expresan en escenas y este texto shakespeariano permite observar con mucha precisión la imbricación que existe entre la persuasión y las demandas pulsionales que cada quien debe procesar.
Comenzaremos por presentar (i) la introducción a la escena de seducción de Lady Ana y (ii) los fragmentos seleccionados de dicha escena. El posterior análisis de erogeneidades y defensas de dicho texto nos permitirá desarrollar algunos puntos de nuestra propuesta.

Escena de seducción

La escena y los personajes.
La escena tiene lugar en un velatorio y los personajes son Ricardo, que todavía no es rey y Lady Ana.
Ricardo es un hombre que se presenta en la obra con un célebre monólogo inicial, en que confiesa que como la Naturaleza ha sido injusta con él por haberlo hecho deforme de nacimiento, él está dispuesto a vengarse de esa injusticia, convirtiéndose en un villano.
Su habilidad para manipular a través del discurso, nos da una excelente posibilidad de estudiar sus estrategias y profundizar en el análisis de los vínculos y de la manipulación.
El personaje de lady Ana es el de una joven mujer que acaba de quedar viuda. Ricardo ha asesinado a su marido y a su suegro, el rey Enrique VI. Está atravesando un momento de duelo combinado con un sentimiento de furia hacia Ricardo.
En ella, el poder está en la seducción de la belleza.
Y desde ese lugar, lo más importante para ella no es el sentimiento amoroso sino que el otro quede fascinado por su belleza. El desprecio que ella le manifiesta a Ricardo está en lo estético. De esta forma, una parte de su afán de venganza lo transforma y expresa en desvalorización estética.
Ricardo, en un monólogo previo, nos confiesa que intenta seducirla para hacerla su esposa, a pesar de haber asesinado a su marido y su suegro, excelentes personas. Agrega que no es el amor el que lo mueve sino otros intereses, de índole política.
Ricardo intenta seducirla con diferentes estrategias siendo rechazado al principio hasta que encuentra el argumento indicado para convencerla.
Ana termina entregándose frente a los despojos de su suegro, al mismo hombre que mató a este y a su marido.
En la escena de seducción propiamente dicha, Ana -en actitud plañidera- llega acompañando el cortejo fúnebre de su suegro cuando, abruptamente, sus lamentaciones son interrumpidas por la intempestiva presencia de Ricardo.
En ese momento, su ánimo dolido se transmuta en un estado de furia, cubriéndolo a Ricardo de maldiciones y amenazas y, por supuesto, como parte del desprecio que siente por él, hace referencia en sus insultos a la figura deforme y desproporcionada de Ricardo.
Él le responde reclamándole compasión primero y ante el rechazo de ella hace un giro hacia los halagos y las mentiras continuando con diferentes estrategias y recursos hasta lograr su objetivo.

Muestra

La muestra que utilizamos para este trabajo es un extenso diálogo entre dos interlocutores: Ricardo y Ana.
Se trata de un texto que muestra la habilidad especial de su personaje principal para detectar las debilidades de su partenaire y a la vez la creatividad y riqueza de sus recursos para desplegar los que son más aptos para lograr sus fines.
La muestra consta de dos partes: un monólogo inicial correspondiente a una escena previa (Acto I, escena I) y un encuentro entre Ricardo y Ana (Acto I, escena II) formado por diferentes conjuntos de secuencias.
El análisis con el Algoritmo David Liberman (ADL) se centrará en el breve monólogo previo que anticipa las verdaderas intenciones de Ricardo y continúa con la selección de los ocho fragmentos más significativos de la escena de la persuasión.
El criterio de fragmentación se centra en las manifestaciones verbales y gestuales de Ana, de acuerdo con las modificaciones en sus resistencias. El nivel de análisis es el de los actos del habla que permiten detectar pulsiones y defensas en las escenas desplegadas.
La escena es extensa por lo que aquí se han omitido varios sectores que corresponden a diferentes argumentos que Ricardo va esgrimiendo para persuadir a Ana.
Los puntos suspensivos entre paréntesis que se podrán advertir a lo largo de la muestra significan que una parte del texto ha quedado allí omitida.

Monólogo previo (Acto I - Escena I)

Ricardo:
"Me casaré entonces
con Ana
Qué importa que de su marido y su padre
haya sido yo el asesino?
La forma más rápida de calmar a la muchacha
Es volverse su padre y su marido:
Cosa que haré, no tanto por amor,
Como por otra intención secreta y reservada
Que solo alcanzaré casándome con ella"

Texto: Escena de la seducción (extracto) - (Acto I - Escena II)

I.
Ana
Permíteme, siniestra infección en forma de hombre
Que acuse a tu maldito ser
De los probados crímenes cumplidos
Ricardo
Mujer más bella de lo que la lengua expresa
Concededme un instante para disculparme
Ana
Hombre más vil de lo que el corazón concibe
La única excusa sería colgarte
Con tus propias manos
(…)

II.
Ana
Tú fuiste la causa y el maldito ejecutor
Ricardo
Vuestra belleza fue la causa de ese efecto:
Vuestra belleza, que en sueños me incitaba
A darle muerte al mundo entero.
(...)

III.
Ricardo (Ella lo mira con desprecio)
No enseñes el desprecio a tus labios,
que fueron hechos para besar, señora,
no para el desdén
Si tu vengativo corazón no puede perdonar,
mira, aquí te entrego una filosa espada
y si te place hundirla en este pecho fiel,
echando al vuelo el alma que te adora,
desnudo lo ofrezco a su golpe mortal
y humilde, de rodillas, te suplico la muerte.
(Se desnuda el pecho; ella se dispone a herirlo)

IV.
No, no te detengas, yo maté al rey Enrique...
pero fue tu belleza la que me provocó.
Vamos, acaba ya: yo apuñalé al joven Eduardo...
pero fue tu rostro celestial mi guía.

V.
(Ella deja caer la espada)
Toma la espada una vez más, o tomame a mí.

VI.
Ana
De pie, simulador; aunque tu muerte ansío
(Él se pone de pie)
no he de ser tu verdugo.
Ricardo
Pídeme entonces que me mate y lo haré.

VII.
Ana.
Ya lo he hecho
Ricardo
Pero enfurecida:
dilo otra vez y a tu sola palabra
esta mano, que por tu amor mató a tu amor
matará por tu amor a un amor más verdadero:
cómplice serás de las dos muertes.

VIII.
Ana.
Ojalá conociera tu corazón
Ricardo
En mi lengua está representado.
Ana
Temo que los dos sean falsos
Ricardo
Entonces no hubo jamás hombre sincero".

Método

El método utilizado para el análisis del discurso es el Algoritmo David Liberman (ADL), creado por el Dr. David Maldavsky, basado en la teoría psicoanalítica freudiana. Permite detectar las fijaciones y las defensas en tres niveles: el de las narraciones, los actos del habla y las palabras. Consta de cinco instrumentos: tres que estudian las erogeneidades (una grilla para los relatos, otra para los actos del habla y otra para los componentes paraverbales) y dos que estudian las defensas.
Los instrumentos para la investigación de la erogeneidad parten del supuesto de que esta se expresa en escenas que pueden ser narradas o desplegadas al hablar.
Las erogeneidades que este método puede detectar son siete. Seis de ellas son las que Freud (1933) describió: oral primaria (O1), sádico oral secundaria (O2), sádico anal primaria (A1); sádico anal secundaria (A2); fálico uretral (FU) y fálico genital (FG). La séptima, libido intrasomática (LI) fue agregada por David Maldavsky haciendo referencia a la sobreinvestidura de órganos internos (corazón y pulmones) en los primeros momentos posteriores al nacimiento (Freud, 1926).
En cuanto a las defensas, el ADL distingue varias centrales: represión; desmentida; desestimación de la realidad y de la instancia paterna; desestimación del afecto; acorde a fines; sublimación y creatividad a las que se agregan otras defensas complementarias, tales como identificación, proyección, anulación, aislamiento, etc.
Este conjunto de erogeneidades y defensas constituye el sistema de categorías que, operacionalizado, permite investigar las manifestaciones discursivas.
Para el análisis del discurso político se privilegia el nivel de los actos del habla.
Relatos y redes de palabras estudian contenidos, pero no acciones desplegadas. El estudio de los actos del habla, como acto de enunciación, nos permite detectar ya no la escena narrada sino la escena que el hablante despliega ante su interlocutor. Y es este nivel de análisis el que nos da acceso a la estrategia discursiva del hablante que es lo que nos interesa ahora para el análisis de un personaje de teatro, en cuyo caso el propio discurso es acción.

Análisis

Investigación de las erogeneidades
Las secuencias paso a paso
I. Ana lo insulta haciendo referencia a su aspecto físico (FG) y lo acusa de asesino (A1). Ricardo, en medio de halagos a su belleza (FG), le expresa el deseo de disculparse ante ella (O2). En respuesta, Ana lo maldice y le desea que se mate (A1).
II. Ana lo acusa de asesino (A1). Ricardo le responde que la causa fue su belleza (A2).
III. Ante la mirada despreciativa de ella (A1/FG), él utiliza expresiones seductoras (FG) y amorosas (O2) antes de redoblar la apuesta -en un acto osado (FU) y grandilocuente (FG)- al ofrecerle una espada para que lo mate si no lo puede perdonar (A2/A1). Cabe notar que tanto la mirada despreciativa de ella, como el ofrecimiento de la espada de él, entran en el programa gesticular de actos. Aquí puede verse un contrapunto entre la motricidad aloplástica de cada uno de ellos: él está totalmente capacitado para producir una alteración en el cuerpo de otro, mientras que ella tiene este aspecto paralizado, reprimido.
IV. Cuando ella se dispone a herirlo (A1), él responde con un primer "No", que puede entenderse como un freno al acto de ella, seguido de un "no te detengas", que sería un impulso a ejecutarlo. La frase es contradictoria, porque contiene un freno dentro de la incitación misma (A2) cuando recién acaba de convocarla para que lo mate. Luego, mientras la incita a matarlo (LI) le confiesa uno de sus crímenes (A1) motivado -así dice- por su belleza (FG) y luego repite la secuencia: confiesa el otro crimen mientras la halaga (FG) y le expresa su amor (O2). Cabe notar que aquí nuevamente aparece un acto de ella que sigue la misma línea del momento anterior: detiene la acción al primer "No" que escucha, algo que resultaría impensable en él.
V. Cuando Ana deja caer la espada, Ricardo vuelve a incitarla, a perturbarla (LI), al colocarla entre dos opciones (A2) extremas: que lo mate o que lo acepte.
VI. Ana no le cree -al acusarlo de simulador (A1)- y le responde que si bien le desea la muerte, no será ella la ejecutora (A2). La insistencia de Ricardo en que ella le pida que él le entregue su vida combina una promesa de amor (FG), con una provocación (A1) y constituye una presión (LI) para que ella tome una decisión (A2).
VII.
Cuando Ana -que sigue sin creerle- le recuerda que ya le había expresado anteriormente su deseo de muerte, Ricardo le objeta (A2), demandándole furia y excitación (LI) mientras insiste en que si ella lo pide él se quitará la vida por amor a ella. El pedirle que ella tome la decisión corresponde a (A2), que se combina con una provocación (A1), promesas (FG) y declaraciones de amor (O2). Ricardo remata sus dichos con una argumentación decisiva: si él se suicida, ella será la cómplice de dos muertes. (A2/A1).
VIII. Ana expresa el deseo (FG) de conocer su corazón. Allí Ricardo despliega promesas sobre la sinceridad de su amor (FG) agregando palabras que no coinciden con los hechos (O1). En él las mentiras (O1) han reemplazado el afán de venganza.

Análisis de los intercambios entre los protagonistas

Primer momento: Ante las previas acusaciones de Ana (A1), Ricardo intenta la estrategia de disculparse (O2) y fracasa.
Segundo momento:
Ante las mismas acusaciones, intenta halagar su belleza (FG) y fracasa.
Tercer momento:
En el acto de ofrecer su pecho para ser herido de muerte, Ricardo introduce una provocación (A1) en su propio discurso. Con esta introducción, sumado al cambio de contexto brutal que genera, comienza una escalada de tensiones (LI) entre ambos (combinación de A1 con FG). (A2) corresponde a la estructura general del conjunto.
Cuarto momento:
La acción amenazante de Ana (sin palabras) en que se dispone a herirlo y la respuesta desafiante de Ricardo aparece repetida dos veces con la misma estructura. Este es el momento culminante de toda la secuencia (A1/LI).
Quinto momento:
Con la renuncia de Ana a ejecutarlo, Ricardo cambia de posición y le exige que elija entre dos opciones (A2/LI).
Sexto momento:
Mientras Ana encara a Ricardo como a un simulador y va disminuyendo su posición vengativa (A1), él sigue presionando (LI) con su provocación.
Séptimo momento:
Cuando Ana cambia la prevalencia de A1 por A2, Ricardo usa una objeción (A2), una presión (LI), combinando una vez más una provocación (A1) con halagos y promesas (FG) y la declaración de amor (O2) para finalmente ubicarla en la posición de cómplice (A1) de dos muertes.
Octavo momento:
Ana expresa sus deseos (FG) de creer en él y Ricardo declama su sinceridad mintiendo (O1) En esta nueva escena que se ha configurado Ricardo tiende a atrapar a Ana con mentiras, con palabras que son contradictorias con los hechos (O1), más que con provocaciones (A1) como lo venía haciendo. Por eso esta escena corresponde ya a (O1) y contiene una desmentida exitosa para ambos partenaires.

Comentarios

Ricardo va produciendo sus argumentaciones en función de las modificaciones en las resistencias de Ana.
En ella prevalece el afán vengativo en los primeros cuatro momentos, en su versión eufórica. En el quinto momento, se advierte el fracaso de su proyecto vengativo, que se extiende al sexto momento. Finalmente, este es reemplazado, en el séptimo momento por el recordarle a él que ella ya antes había deseado su muerte y culmina en el octavo momento con la manifestación de Ana de querer conocer sus verdaderos sentimientos.
Ricardo, al principio, como recurso para seducirla le declama sus sentimientos y apela a la belleza de ella, pero la violencia de Ana lo lleva a cambiar la expresión de sentimientos amorosos por la provocación. En la incitación de Ricardo a enfurecerla en medio de una declaración amorosa se esconde algo más: la intención de transformar la energía de la furia vengativa de ella en deseo sexual exacerbado, pasional. De esta manera Ricardo, al excitarla, puede obnubilarle la posibilidad de distinguir lo bueno de lo malo o la verdad de la mentira.
Más adelante, cuando la furia de Ana disminuye, Ricardo la acorrala combinando frases lisonjeras con referencias amorosas y suicidas, ubicándola en el lugar de cómplice de dos muertes y llevándola a decidirse por él. Cuando el afán de venganza desaparece por completo del discurso de Ana, Ricardo también deja de emplear el discurso provocativo.

Investigación de las defensas

Contexto
Para investigar las defensas, comenzamos por tomar en cuenta el contexto. Para Ricardo, el contexto incluye sus objetivos secretos de usar a Ana como instrumento al servicio de sus deseos de poder (A1). Para Ana, el contexto incluye su furia vengativa explícita contra Ricardo (A1), además de su dolor por la muerte de su marido y su suegro (O2).
El acto inicial de Ricardo, al interceptar violentamente el cortejo fúnebre, constituye un ataque a la manifestación del dolor (O2) de Ana, quien se ve llevada a una exacerbación de sus deseos vengativos (A1). Esta intrusión de Ricardo condujo a que prestemos atención a otra escena, no desplegada verbalmente en los actos del habla, sino en el terreno de los programas gesticulares. La escena corresponde a (LI) que resulta una ordenadora subyacente del conjunto.
En Ana, la etapa inicial con sus lamentos (O2) y su furia vengativa (A1) están acompañados de defensas acorde a fines. La desaparición de los lamentos(O2), reemplazados por el aumento de la furia (A1) y finalmente por la expresión de deseos(FG), implica que se ha producido una invasión de sentimientos intensos y perturbadores que reemplazan el estado de duelo y terminan dejándola exhausta (LI) con una desestimación del afecto fracasada.

Discusión

Ricardo posee una gran riqueza expresiva en los actos del habla para transformar a Ana en un instrumento al servicio de su deseo vindicatorio. Para ello, utiliza: adulaciones y exageraciones (FG) expresiones de amor (O2), confesiones y actos desafiantes para quebrar los intentos de venganza de ella (A1). Luego, la acorrala entre opciones engañosas -además de acusarla de cómplice- para terminar forzándola a aceptarlo como marido.
Todos estos recursos (FG), (O2), (A2), (A1) y (O1) y sus correspondientes defensas exitosas, consisten en ataques contra los afectos de Ana (LI).Están al servicio de lograr que se quiebre el afán vengativo explícito de Ana. Su intención es invadir la subjetividad de ella, atacando sus sentimientos y dejándola sin energía.
La posición final de Ana consiste en quedar dependiente de un personaje que dice amarla y estar fascinado por su belleza, pero que en realidad la utiliza como instrumento al servicio de sus propios deseos.
Ella ha sido objeto de intrusiones en su vida afectiva y su discurso se ha empobrecido, al desaparecer de sus manifestaciones, primero, la expresión de sus sentimientos y sobre todo su afán vengativo, quedando su discurso reducido a la expresión de deseos. La hostilidad de ella, como mujer, radica en que busca hacer prevalecer el poder de sus encantos, de su belleza, por sobre el amor hacia el hombre.
Y él le daba el argumento acorde a las aspiraciones de ella.
Las frases de él configuran, en la secuencia, las argumentaciones a las que recurre para lograr sus fines y las de ella ponen en evidencia su propio fragmento perverso y la violencia reprimida.
El discurso de Ricardo contiene diferentes lenguajes del erotismo como fachada de otros puestos al servicio de su objetivo central: la venganza y el poder que, en este caso, exige quebrar la furia de ella envolviéndola en sucesivos entrampamientos que tienen la forma de la seducción.

Conclusiones

Ricardo emplea diferentes recursos para dejar a Ana sin posibilidad de expresar sus sentimientos de tristeza y desamor y de desarrollar sus actos vengativos. En su discurso la intrusión orgánica (LI) combinada con su afán secreto de venganza (A1) constituyen el arma principal de sus ataques para debilitarla.
El punto central de su estrategia consistió en primero exacerbar y luego quebrantar el afán de venganza de Ana (momento cuarto de la escena estudiada).
En síntesis, podemos decir que entre las erogeneidades y defensas de Ricardo, (LI) y la desestimación exitosa del afecto es la más relevante. (A1) y la defensa exitosa acorde a fines es el principal camino para lograr los objetivos (LI). A su vez, (FG), (A2) y (O2) están al servicio de (A1).

Nuevos aportes

En estos desarrollos hemos analizado con el ADL los recursos de los que se vale el personaje central para lograr sus fines.
Ahora, estos recursos están insertos en una estrategia general que Ricardo preanuncia en el monólogo previo, en el siguiente texto:

"Me casaré entonces con Ana/ Qué importa que de su marido y su padre/ haya sido yo el asesino? La forma más rápida de calmar a la muchacha/es volverse su padre y su marido/ (...)

Para los objetivos de nuestra investigación, complejizamos la definición de persuasión y agregamos entonces que persuadir equivale a pretender algo del interlocutor. Y lo que se pretende de este interlocutor es, básicamente, que entregue algo que el seductor necesita.
Entonces, lo que nos enseña este personaje, en las distintas situaciones de persuasión que nos presenta, es que un primer paso consiste en compensar al interlocutor de lo que se sabe que se le va a quitar o se le quitó.
La complejidad dentro de este paso consiste en que para compensar a alguien de lo que se le quita hace falta conocer previamente cuáles son sus necesidades o deseos. Y para esto es preciso conocer sus ideales. Los recursos a utilizar dependerán, finalmente, de estos ideales.
En consecuencia, por este camino nos hemos encontrado con que la persuasión no es algo que simplemente un sujeto ejerce sobre otro, sino que atañe indisolublemente a un vínculo entre dos partes, en que ambas quedan involucradas.
Si tomamos el ejemplo de la escena de seducción de Lady Ana que venimos de analizar, observamos que los ideales de Ana son: la justicia, como una reacción al asesinato de su marido y de su suegro perpetrado por Ricardo. Es esta injusticia la que inflamó su afán de venganza. Otro ideal en ella es el amor que perdió con la muerte de sus seres queridos. Y por último, aunque no de menor importancia, figura el ideal de la belleza.
El clamor de justicia y el dolor por el amor perdido aparecen en un largo discurso que ella pronuncia cuando llega al velatorio acompañando el féretro (Acto I, escena I) y que por razones de espacio hemos excluido de este trabajo.
La belleza como ideal la deducimos de las palabras de Ricardo, que la utiliza como argumento preponderante en sus declaraciones de amor e incluso como justificativo de un intento de suicidio.
Si ella pudo terminar aceptando este argumento es porque supone que su belleza tiene un poder desmesurado.
En síntesis: justicia, amor y belleza son los ideales de Ana sobre los cuales Ricardo desplegó sus recursos.
Su estrategia general consistió en quitarle el marido y el suegro por su propia conveniencia, compensarla con promesas de amor y matrimonio, a la par que iba quebrando su afán de venganza y perturbando su estado de duelo con crecientes estados de tensión.
A partir de aquí observamos que la persuasión, más allá de ser una habilidad particular ligada al carisma o a la influencia de una persona sobre otra, constituye en realidad una compleja forma particular de vínculo.
Este texto y su análisis ponen fuertemente en evidencia el tema de la intersubjetividad al permitir también detectar con mucha precisión la responsabilidad que le cabe a cada una de las partes dentro del vínculo. No se trata solo de una víctima y un victimario sino de un intrincado entramado de pulsiones y defensas.
Como una primera aproximación al tema, pensamos que en un análisis de la persuasión habría que tener en cuenta, entonces:

i)Qué se quita al interlocutor
ii)Con qué se lo compensa
iii)Cuáles son los ideales del interlocutor
iv)Recursos utilizados

Si tenemos en cuenta los ideales que corresponden a las diferentes erogeneidades categorizadas por el Algoritmo David Liberman (ADL), a saber: la ganancia, la verdad, el amor, la justicia, el orden, la dignidad y la belleza, pensamos que puede abrirse aquí un nuevo camino hacia una más amplia teorización sobre la persuasión, desde una perspectiva psicoanalítica.

Notas

1 Aristóteles (2007). El arte de la retórica. Libro I (p. 120, nota 40). Buenos Aires: Eudeba.

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Fecha de recepción: 1/11/12
Fecha de aceptación: 14/02/13

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