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Subjetividad y procesos cognitivos

versión On-line ISSN 1852-7310

Subj. procesos cogn. vol.21 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2017

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Nuevos aportes al psicodiagnóstico de Rorschach. Presentación de un instrumento para medir las diferentes corrientes psíquicas presentes en la subjetividad

New contributions to the Rorschach psychodiagnostic. Presentation of an instrument to measure the different psychic currents present in subjectivity

 

Carla Araceli Gherardi1

1 Licenciada en Psicología por la Universidad de la Marina Mercante (2001). Especialista en Psicodiagnóstico de Rorschach por la Escuela Argentina de Psicodiagnóstico de Rorschach (2005). Especialista en Psicoanálisis con orientación en adultos por la Asociación Escuela de Psicoterapia para Graduados (2010). Doctora en Psicología, título otorgado por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), (2013). Miembro Titular de la Asociación Argentina de Psicodiagnóstico de Rorschach y de la Comisión Directiva de la Asociación Latinoamericana de Rorschach (ALAR). Investigadora en formación e integrante del Proyecto: “Los efectos de la migración en las diferentes franjas etarias”, perteneciente al Instituto de Investigaciones de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Dirección: Juan F. Seguí 4460, Piso 2º (C1425ADB), Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Celular: 156592- 4183. Teléfono fijo: 4775–8069. E-mail: carlaagherardi@yahoo.com.ar


Resumen

El presente trabajo tiene por objetivo dar a conocer un instrumento de aplicación al Psicodiagnóstico de Rorschach denominado ADMR (Análisis Diagnóstico Multidimensional Rorschach), cuya finalidad es el establecimiento de un diagnóstico multivariado y más flexible, ya no pensado en términos de estructuras, sino más bien tomando en consideración las diferentes corrientes psíquicas que pueden coexistir en la subjetividad con predominio más o menos acusado de algunas de ellas: Neurótica; neurótica con rasgos de carácter; narcisistas no psicóticas; psicóticas, tóxicas y/o traumática, y aquellas que implican el implemento de defensas funcionales tales como la defensa acorde a fines, la creatividad y la sublimación. En este sentido el ADMR fue pensado siguiendo los lineamientos teóricos del Algoritmo David Liberman (ADL), instrumento diseñado por el Dr. David Maldavsky.

Palabras clave: Corrientes psíquicas; Rorschach; ADMR.

Abstract

This work aims to present an instrument of implementation to the Rorschach Psychodiagnostic called MRDA (Multidimensional Rorschach Diagnosis Analysis), whose purpose is the establishment of a more flexible and multivariate diagnostic, not conceived in terms of structures, but rather taking into consideration the different psychic currents that can coexist in subjectivity with more or less accentuated predominance of some of them: neurotic, neurotic with character traits; non psychotic narcissist; psychotic, toxic and/or traumatic, and those involving the employment of functional defenses such as the according to the goal defense, creativity and sublimation. In this sense, the MRDA was conceived following the theoretical guidelines of the David Liberman algorithm (DLA), an instrument designed by Dr. David Maldavsky.

Keywords: Psychic currents; Rorschach; MRDA.


 

Introducción

El presente trabajo constituye en realidad una extensión del que fuera desarrollado en un artículo anterior de esta revista (Gherardi, C., 2015). En dicho estudio se dio a conocer una de las ocho escalas que comporta el ADMR, a saber, la que mide la corriente tóxica y/o traumática. El desafío del trabajo actual es presentar el resto de las escalas: Psic (para la corriente psicótica), Neu (para la corriente neurótica de transferencia), Neu–car (para la corriente neurótica con rasgos patológicos de carácter), NNPSIC (para la corriente narcisista no psicótica), Daf (para la defensa acorde a fines), Cre (para la creatividad), y Sub (para la sublimación). El ADMR, es un instrumento de aplicación al Psicodiagnóstico de Rorschach, basado en el concepto de “corrientes psíquicas”. Es importante destacar, en lo que concierne al diagnóstico en psicoanálisis, que concebir la existencia simultánea de diferentes corrientes psíquicas ha facilitado una relectura en la interpretación de diversas técnicas proyectivas, un ejemplo de ello lo constituyen los valiosos aportes de colegas que han seguido esta línea de trabajo procurando integrar las categorías diagnósticas descritas por Maldavsky, (que a su vez constituyen la base teórica del ADL –Algoritmo David Liberman– instrumento diseñado por el autor citado) en sus respectivos trabajos, tales fueron los aportes al TRO (Test de Relaciones Objetales) efectuados por la Dra. Caride de Mizes (2011), y los realizados al Cuestionario Desiderativo, por parte de la Dra. Sneiderman, S (2012). Por su parte S Torres y S, Ruso, aprovecharon los conceptos subyacentes al ADL en sus propuestas de actualización del TAT. Algo similar se ha hecho, aunque empleando el material verbal del Test de la Persona bajo la Lluvia (Silvina Pérez Zambón 2015). En cuanto al test de Rorschach en forma específica, E. Kacero (2009) ha utilizado algunas sugerencias incluidas en los fundamentos conceptuales del ADL para refinar su enfoque del Rorschach en cuanto a las dimensiones de análisis. También Wigle, C (2007) combina el Rorschach con conceptos teóricos y psicopatológicos subyacentes al ADL. Del mismo modo, el presente trabajo procura ser una humilde contribución para pensar el diagnóstico en Rorschach a partir del paradigma de las corrientes psíquicas.
Para tales fines, luego de desarrollar los antecedentes que dieron lugar al ADMR y presentar los indicadores Rorschach que operacionalizan cada una de sus escalas, se aplicará dicho instrumento al protocolo Rorschach de un joven de 22 años que sufriera la amputación de su pantorrilla izquierda. La idea es dar a conocer a partir de la citada herramienta, las diferentes corrientes psíquicas presentes en su psiquismo y ver el grado de prevalencia de cada una de ellas.

Antecedentes del ADMR

Como se mencionó el ADMR posee como base el sistema categorial del ADL (Algoritmo David Liberman) instrumento diseñado por Maldavsky, D.; 2007, y responde, por otro lado, a la Escuela Argentina de Psicodiagnóstico de Rorschach tomando como eje rector ciertos parámetros de la EFYR (escala de las Funciones Yoicas de Realidad) diseñada por la profesora Alicia Passalacqua. Ambos enfoques (EFYR– ADMR) no son excluyentes sino más bien complementarios, siendo el ADMR un instrumento cuyo objetivo es ampliar y enriquecer los valiosos aportes de la EFYR. Se mencionó recién que el ADMR toma ciertas ideas de la EFYR y los conceptos teóricos del ADL. A continuación, se hará una breve reseña de ambos instrumentos:

Escala de las Funciones Yoicas de Realidad (EFYR)

La vasta experiencia de la profesora Alicia Passalacqua en la administración del Psicodiagnóstico de Rorschach a sujetos con diversas patologías, a lo que se añade, asimismo, sus múltiples trabajos e investigaciones empíricas, le ha permitido aislar (junto con un grupo de colaboradores), los signos Rorschach que operacionalizan cada una de las funciones yoicas de realidad que se mencionan a continuación y que constituyen el basamento teórico de su instrumento: Para la Prueba de realidad han tomado los siguientes signos: 1. F+% y F+% ext. (Cuanto más se acerquen a los valores esperables indicarán un mejor ajuste a la realidad, y viceversa, cuanto más se alejen de los valores esperables serán indicativos de una mayor perturbación de la prueba de realidad). 2. Anulación de la conciencia de interpretación y/o contaminación verdadera. (Su presencia indicará una perturbación de la prueba de realidad). 3. La presencia de cualquiera de los fenómenos especiales de dos a más veces también implica una cierta falla de la prueba de realidad, aunque de mucho menor grado que en los casos mencionados previamente.
Para la Adaptación a la realidad las autoras consideran:
1. Índice de Realidad (I.R.).
2. Porcentaje de respuestas populares (P%).
3. Porcentaje de respuestas ante las láminas de color (Prop. C).
4. Porcentaje de respuestas de contenido animal o índice de estereotipia (A%).
5. Porcentaje de respuestas dadas en los detalles usuales de las láminas (D%).

Las variables aisladas, en lo que concierne a esta función yoica, son aquellas que aluden al respeto por las reglas consensuales estipuladas social y culturalmente en la población. Cuanto más se acerquen los signos arriba enumerados, a los valores esperables en un protocolo Rorschach, debelarán un grado mayor de adaptación a la realidad y viceversa, cuanto más se alejen implicarán una mayor perturbación de esta función yoica. Es necesario aclarar, en lo que respecta a los porcentajes e índices, que tanto para la prueba de realidad (F+% y F+% ext) como los considerados para la adaptación a la realidad, las autoras solo toman en consideración la situación en que tales porcentuales están dentro de los parámetros esperables o bien cuando los mismos aparecen disminuidos, pero no cuando están incrementados, y por tal razón cuando esto último ocurre se termina adjudicando la misma puntuación que cuando el indicador está esperable, siendo esta una de las limitaciones de la EFYR. Para la estimación del Juicio de Realidad se consideraron:
1. Los fenómenos especiales que siguen:
• Lógica autista
• Secuencia
• Contradicción
• Confabulación
• Combinación Confabulatoria (C.C.)
• Verbalización de Relación
• Reta. de Posición

2. La reiteración de cualquiera de los fenómenos especiales existentes de 3 a más veces. Para las autoras un juicio de realidad conservado implicaría fundamentalmente la ausencia de los fenómenos especiales citados en el ítem 1, y de haber reiteración de fenómenos especiales, que no sea mayor a 2 veces. (Passalacqua y col. 2006).

En relación con el diagnóstico, Passalacqua, A. y col. (2006) observaron lo siguiente:

A continuación, se muestra el diseño de la EFYR

Prueba de Realidad: 5 puntos
F+%: 1,5 PUNTOS (ENTRE 80 Y 95%)

F+ % ext: 2,5 puntos (entre 75% y 90%)

A l valor obtenido por los porcentuales formales se debe sumar 1 punto
o
A 1 se le deberá restar los siguientes valores si se presenta:

Adaptación a la realidad: 2 puntos
I.R: 1 (5 Y 7)

P%: 0,5 puntos (25% a 40%)

Prop. Color: 0,30 (30% o más)

Juicio de Realidad: 3 puntos
Se parte del máximo y si aparecen estos F.E se resta el siguiente puntaje:

Algoritmo David Liberman (ADL)
El ADL pretende detectar Las erogeneidades, más recientemente redefinidas como deseos por Maldavsky, D. (2004), y las defensas expresadas en tres niveles del lenguaje: palabra, frase (actos del habla) y relato. Los deseos que plantea Maldavsky son los seis que consideró Freud: Oral primario (O1), Sádico oral secundario (O2), Sádico Anal primario (A1), Sádico anal secundario (A2), Fálico uretral (FU) y Fálico genital (FG). A estos deseos, Maldavsky (2004– 2007) agrega otro: la libido intrasomática (LI) que, según el autor, Freud consideró, pero no desarrolló (Maldavsky, D., 2004).
Por consiguiente, los deseos estudiados por el algoritmo son 7:
• Libido intrasomática (LI): Hace referencia a la alteración orgánica, a procesos de descarga, especulaciones y ganancia económica.
• Oral primario (O1): Se refiere al deseo cognitivo abstracto y a cuestiones rela42 cionadas con la verdad y el fingimiento. También se vinculan a O1 la ausencia psicológica y la desconexión afectiva.
• Sádico oral secundario (O2): Hace referencia a situaciones de dependencia materna, abandono, culpa y expiación, tentación, escenas de sacrificio y estados afectivos, en general.
• Sádico anal primario (A1): Se vincula con situaciones de injusticia, castigo y venganza. Consagración u humillación. Resentimiento. Desconfianza.
• Sádico anal secundario (A2): Aquí se hace referencia al deber, la limpieza, la cultura, así como al orden y las jerarquías. • Fálico Uretral (FU): Hace referencia a situaciones de temor y/o evitación; también a la ambición, a la rutina o a la aventura.
• Fálico Genital (FG): Hace referencia a la completud estética, lo bello o lo feo. Recepción de un regalo. Embarazo. Armonía compartida o sentimiento de asquerosidad (Maldavsky, D., 2007).

En cuanto a las defensas, las mismas se pueden categorizar en funcionales y patógenas, como así también defensas centrales y mecanismos complementarios.
Entre las defensas centrales funcionales, figuran la defensa acorde a fines, la creatividad y la sublimación. Entre las defensas centrales patógenas, se distinguen, (como fuera ya mencionado) la represión, represión con rasgos caracterológicos, la desmentida, la desestimación de la realidad y la instancia paterna y la desestimación del afecto (Maldavsky, D., 2007). En lo concerniente al estado de las defensas, el mismo puede ser:
• Exitoso: se logra rechazar algo (un deseo, un fragmento de la realidad, etc.) y, simultáneamente, se mantiene un equilibrio narcisista.
• Fracasado: cuando retorna lo rechazado y aparece un sentimiento de inferioridad (vergüenza, desesperanza etc.).
• Mixto: se mantiene el rechazo de algo, pero no el equilibrio narcisista. (Maldavsky, D., 2007).

A su vez, a cada deseo corresponde un tipo de defensa que puede ser funcional o patógena: A LI le corresponde como defensa patógena la desestimación del afecto. A la oralidad primaria, secundaria y a la analidad primaria les corresponde o bien la desmentida o bien la desestimación de la realidad y la instancia paterna como defensas patógenas. A la analidad secundaria y a los deseos fálico uretral y fálico genital les corresponde la represión o bien la represión más rasgos caracterológicos. En cuanto a las defensas funcionales (acorde a fines, creatividad y sublimación), pueden corresponder a cualquiera de los deseos citados. A su vez, el tipo de defensa predominante dará lugar al tipo de corriente psíquica predominante:
1. Si predomina la represión: corriente psíquica neurótica (neurosis de transferencia).
2. Si predomina la represión más rasgos caracterológicos (represión seguida de desmentida más identificación con un objeto decepcionante): corriente neurótica con rasgos caracterológicos.
3. Si predomina la desmentida directamente: corriente psíquica narcisista no psicótica.
4. Si predomina la desestimación de la realidad y la instancia paterna: corriente psíquica psicótica.
5. Si predomina la desestimación del afecto: corriente psíquica típica de las patologías tóxicas y traumáticas.

Psicosomática, adicciones. Es decir, las patologías del desvalimiento (Maldavsky, D., 2007). El ADMR ha tomado por consiguiente el sistema categorial recién descrito, y su objetivo es medir el predominio de cada una de las corrientes psíquicas mencionadas. Es importante remarcar asimismo que el ADMR surge de las reflexiones y conclusiones a las que me vi llevada por mi trabajo de tesis doctoral (Gherardi, C., 2013). En aquel trabajo cuyo objetivo fue describir la configuración de la identidad en sujetos travestis, hube de reactualizar un instrumento diseñado originariamente por Paredes y col. (1987): el Examen de la Función de Identidad a la Prueba Rorschach, el cual procuré adecuar a los parámetros de la Escuela Argentina de Psicodiagnóstico de Rorschach, por consiguiente, se añadieron a los indicadores originales propuestos por Paredes y col. (1987), otros considerados relevantes desde la perspectiva de la Escuela Argentina para la evaluación de la identidad, proponiéndose incluso algunas categorías nuevas y/o extensiones de las ya existentes y planteadas en un principio por Paredes y col. (1987). El Examen de la Función de Identidad contempla cuatro grandes áreas:
1. Sentido de propiedad y pertenencia. Delimitación de lo ajeno;
2. Imagen corporal y determinación genérica;
3. Internalización de las experiencias afectivas con personas claves y
4. Internalización de la experiencia en representaciones simbólicas del sí mismo y de los otros.

A su vez, cada una de estas áreas, está integrada por diferentes indicadores Rorschach que la operacionalizan y que implican subcategorías dentro de cada área de la Función de Identidad. Tales indicadores corresponden a distintos niveles de alteración de la identidad: nivel I, nivel II y nivel III. Estos involucran una gradiente que va de un menor a un mayor grado de integración yoica. El nivel I indica un funcionamiento psicótico; el nivel II, un funcionamiento narcisista no psicótico y, finalmente, el nivel III corresponde a un funcionamiento neurótico. La muestra sobre la que trabajé con aquel instrumento estuvo constituida por 30 sujetos travestis de sexo masculino que ejercían la prostitución callejera en distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires. La conclusión a la que había arribado entonces había sido que en la muestra de estudio predominaba la corriente psicótica, seguida de la corriente narcisista no psicótica y en último lugar la corriente neurótica (Gherardi, C.; 2013). Los resultados obtenidos en aquél trabajo de tesis, entraron en controversia con un estudio realizado con anterioridad (Gherardi, C. y col. 2011) en el cual se aplicó el ADL a un subgrupo de la muestra originaria de 30 sujetos. De los tres niveles de análisis en que puede ser aplicado el citado instrumento (palabras, actos del habla y relatos), el trabajo se efectuó en este último nivel. De un total de 98 secuencias narrativas extraídas de las entrevistas semiestructuradas de 12 sujetos travestis, se seleccionaron 85 relatos: aquellos en los que el sujeto describía su vínculo con la madre y con el padre.
Los sujetos de la muestra de estudio tenían una edad entre 20 y 38 años El objetivo del trabajo consistió en investigar cuáles eran los deseos, defensas y estados que caracterizaban los vínculos parentales de estos sujetos con cada uno de los progenitores y ver si era posible detectar similitudes y/o diferencias significativas. Los resultados observados permitieron detectar a nivel general que los mecanismos de defensa implementados por los travestis en sus vínculos con los progenitores eran a predominio de las corrientes narcisistas no psicóticas y de la corriente tóxica. En relación con la primera, la desmentida como defensa, sin discriminar el tipo de deseo al que se unía (O1, O2 o A1), obtuvo un porcentaje del 52% en el vínculo con la madre y un 46% en el vínculo con el padre. En relación a la corriente tóxica, la desestimación del afecto, obtuvo un porcentaje del 21% en el vínculo con la madre y un 29% en el vínculo con el padre. La corriente neurótica caracterológica, un 18% en el vínculo con la madre y un 10% en el vínculo con el padre. Finalmente, solo se halló un 9% de componentes neuróticos en el vínculo con la madre y un poco más (15%) en el vínculo con el padre. Los resultados precedentes respondieron al punto de vista meramente estadístico. Desde un punto de vista lógico, centrado en el éxito o el fracaso de la defensa patógena, la defensa más importante pasó a ser tanto en el vínculo con la madre como en la relación con el padre, la desestimación del afecto, debido a que fue la más fallida de todas, (en el vínculo con la madre, el fallo fue del 71,43% y en el vínculo con el padre, del 80%). Por consiguiente, se pudo observar que, desde un criterio más lógico, la corriente tóxica pasó a ocupar el primer lugar. En este sentido, los resultados mostraron (más allá de lo estadístico) que la combinación entre 1) LI y desestimación del afecto fracasada y 2) O1 más desmentida fracasada, constituyen en los sujetos de la muestra de estudio los aspectos más genuinos y nucleares de su patrón vincular con los progenitores. (Gherardi y col., 2011). Al comparar los resultados obtenidos en el trabajo de tesis (Gherardi, C., 2013) realizado con el examen de la Función de Identidad que consideraba solo tres tipos de corrientes psíquicas: psicótica, narcisista no psicótica y neurótica y el estudio anterior, (Gherardi, C. y col., 2011), efectuado con el ADL, que contemplaba, (además de las corrientes citadas), a la corriente tóxica y/o traumática cuyo deseo es la Libido intrasomática y la desestimación del afecto su defensa patógena, se pensó que iba a ser muy necesario –para estudios venideros– realizar una nueva subdivisión del Examen de la Función de Identidad, o pensar en algún instrumento de aplicación al Rorschach donde puedan, a su vez, deslindarse los indicadores que dieran cuenta de la corriente tóxica y/o traumática, tan prevalentes en las patologías del desvalimiento consideradas por Maldavsky, D. (1992) y que involucran al cuerpo orgánico como escenario para la resolución del conflicto, sobre todo, reconociendo que el travestismo que fuera estudiado, es un trastorno que implica la alteración del cuerpo a partir de la ingesta de hormonas, las prótesis de siliconas y cirugías de todo tipo cuya finalidad es aliviar el malestar subjetivo.
Con posterioridad al trabajo de tesis se efectuó un estudio piloto (Gherardi, C., 2014), realizándose un trabajo de validez convergente entre el Rorschach y el ADL. La Muestra estuvo constituida por 4 respuestas al Test de Rorschach (dadas a las láminas I, III, VI y VIII), y por extractos de la entrevista clínica de un sujeto travesti de 32 años que ejercía la prostitución callejera. El criterio de selección de la muestra se centró en los siguientes ejes temáticos: infancia–vínculo materno–filial e identidad de género. En cuanto al test de Rorschach se tomaron aquellas láminas que por su valor simbólico remitían a las temáticas de estudio, y en lo concerniente a la entrevista semidirigida fueron seleccionados los extractos referentes a los temas propuestos y sobre los que se aplicó el ADL. Los resultados de tal estudio mostraron que ambas técnicas (Rorschach y ADL) fueron coherentes y complementarias. Los resultados del Rorschach confirmaron y validaron el esquema propuesto para el análisis de los extractos de entrevista con el ADL, observándose en el entrevistado un aparato psíquico que funcionaba del siguiente modo: A) Una capa más profunda, constitutiva y constituyente del resto de la personalidad tenía como base una fijación a la libido intrasomática (LI) con su defensa concomitante, la desestimación del afecto que resultaba fallida, conformando un núcleo de corriente tóxica y/o traumática. B) una capa superficial constituida a partir de mecanismos caracterológicos de defensa exitosos que daban origen a la seudofeminidad: el travestismo. Luego entre A y B, es decir, entre el núcleo y la superficie, había una capa intermedia: C en la que se ubicaba la desmentida del desamparo materno. (Gherardi, C., 2014). Es decir que tanto el estudio efectuado antes del trabajo de tesis (Gherardi, C., 2011), como el efectuado a posteriori (Gherardi, C., 2014), convergen en que la corriente tóxica y/o traumática sería la predominante en este grupo de sujetos. Lo precedente me llevó a pensar en un instrumento capaz de medir no solo la corriente psicótica, narcisista no psicótica y neurótica, sino, además, la corriente tóxica y/o traumática, como, asimismo, la corriente neurótica con rasgos caracterológicos, ya que, en el último estudio mencionado, pudo verse la importancia que tenía esta corriente en la constitución de la pseudoidentidad femenina del travesti. Es decir, que todos esos estudios me fueron llevando a reflexionar sobre el campo de lo neurótico, qué se entiende por neurosis, de qué se habla cuando se habla de neurosis: de la neurosis de transferencia, de la neurosis tóxica y/o traumática o de la neurosis con rasgos caracterológicos. Asimismo, y comprendiendo que el psiquismo no solo posee defensas patológicas, sino que además existe lo que algunos autores consideran las áreas libres de conflicto, (con las que la Escuela Argentina de Psicodiagnóstico de Rorschach acuerda), fui pensando en la forma de operacionalizar también las corrientes psíquicas constituida por defensas no patológicas: acorde a fines, creatividad y sublimación. Como antecedente es preciso mencionar también otro trabajo, (Gherardi, C 2013), cuyo objetivo había sido operacionalizar los deseos, defensas y estados en el Psicodiagnóstico de Rorschach. La dificultad de aquel proyecto radicó en que no poseía aún un claro panorama de los indicadores a considerar, lo que se intentó fue operacionalizar los deseos, defensas y estados a partir del tipo de localización, determinante contenido, frecuencia y fenómeno especial de cada respuesta dada al Psicodiagnóstico de Rorschach, tomando cada signo como si se tratase de una verbalización, ya que la idea en aquella oportunidad había sido efectuar “un análisis del discurso de los signos Rorschach” para luego determinar el tipo de corriente psíquica predominante. No obstante, ello, no poseía todavía una clara demarcación de qué signos eran los más relevantes y cuales debían ser obviados, ya que la economía en lo que respecta al tiempo de aplicación de un instrumento es un punto fundamental. Asimismo, no se tomaron en consideración para aquél trabajo, los cómputos del Rorschach (F%, A%, I.R, P%, etc.), sino solo los signos que aparecían en la clasificación de cada una de las respuestas. A partir de allí es que fui pensando en la manera de lograr una mejor sistematización, ya no tomando los signos correspondientes a la clasificación de cada una de las respuestas, sino los cómputos, de los que fui seleccionando aquellos que mejor se adecuaban a cada una de las corrientes psíquicas, y de ese modo fueron tomando forma las diferentes escalas que constituyen el instrumento que deseo presentar.
De esta manera fue surgiendo el ADMR, constituido por 8 escalas, una por corriente psíquica. El nombre (ADMR) tiene que ver justamente con el paradigma al que suscribe: la posibilidad de pensar el diagnóstico de un sujeto en forma compleja, no reduccionista, multidimensional en el sentido de que procura abarcar el fenómeno de la subjetividad en sus múltiples dimensiones, en su riqueza y pluralidad de matices, y, por consiguiente, en la “coexistencia” de rasgos y tipos de funcionamientos.

Presentación del ADMR

Como ya se mencionara, el ADMR consta de 8 escalas, cada una de las cuales procura operacionalizar una corriente psíquica determinada. Tales escalas son:

• Escala TT (corriente Tóxica y/o Traumática)
• Escala PSIC (Corriente Psicótica)
• Escala NNPSIC (Corriente Narcisista No Psicótica)
• Escala Neu/car (Corriente neurótica con rasgos caracterológicos)
• Escala Neu (Corriente neurótica de transferencia)
• Escala Daf (Defensa acorde a fines)
• Escala Cre (Creatividad)
• Escala Sub (Sublimación)

Cada una de las escalas consta tres columnas, la columna que figura a la izquierda contiene el puntaje que va a recibir el ítem de qué se trate, (luego se verá que no todas las escalas posee la misma cantidad de ítems, incluso en algunas escalas 1 ítem puede estar conformado por más de un indicador), en la columna central figura el ítem en cuestión, en tanto que la columna de la derecha tiene sus celdas vacías, estas serán llenadas (de presentarse el ítem de la columna central) con el puntaje que corresponda al mismo y que figura en la columna de la izquierda. Finalmente se suman todos los puntajes de la columna de la derecha que deberá traducirse a porcentaje. Con tales resultados se efectúa un gráfico de barras, que permitirá ver el alcance que cada una de las corrientes psíquicas posee en la subjetividad, tanto en forma individual como en comparación con las restantes.

Fundamentos del ADMR

Las siguientes escalas fueron elaboradas en base:
1. Al sistema categorial considerado por David Maldavsky.
2. Ciertos parámetros considerados en la EFYR.
3. A los signos Rorschach tomados por la Escuela Argentina en la descripción de los diferentes cuadros psicopatológicos, específicamente:
• Esquizofrenia
• Esquizofrenia paranoide
• Melancolía
• Personalidad paranoide
• Esquizoidia
• Perversión
• Depresión
• Personalidad Borderline
• Psicopatía
• Organicidad
• Psicosomática
• Neurosis obsesiva
• Neurosis histérica
• Fobia

Si bien a los cuadros psicopatológicos citados les fueron asignados determinados signos Rorschach (Ficha 36 de la Asociación Argentina de Psicodiagnóstico de Rorschach), el tema conflictivo se revela a la hora de efectuar el diagnóstico, en donde muchas veces se torna muy difícil decidir a cuál de las estructuras citadas arriba corresponde un determinado protocolo Rorschach, ya que por lo general suele encontrarse el predominio de alguna patología coexistiendo con signos correspondientes a otras patologías. La EFYR constituyó y constituye aún una guía diagnóstica muy útil, sin embargo, no resuelve el conflicto de la coexistencia de signos entre diversas patologías en un mismo protocolo Rorschach. Esto lleva a veces a querer remediar el tema con el diagnóstico de borderline si es que la EFYR arrojó un puntaje correspondiente a esta categoría diagnóstica. El problema de este intento de resolución, es que a veces no se adecúan los signos del protocolo Rorschach que recibió tal puntuación de la EFYR con los considerados para borderline según la Escuela Argentina, con lo cual se presenta una contradicción entre los resultados de la EFYR con el perfil descrito. Otras veces la inseguridad lleva a considerar la categoría de prepsicosis, pero esta no aparece ponderada por la EFYR como tampoco especificada dentro de los perfiles psicopatológicos que contempla la ficha 36 de la Escuela Argentina.
Asimismo, hay categorías como por ejemplo la sobreadaptación, que suele encontrarse por lo general en los cuadros psicosomáticos (en los que prima la desestimación del afecto como defensa central), que la EFYR no pondera y termina incluyéndoselo dentro de las neurosis. Pasa lo mismo con la psicopatía que por lo general implica un predominio de las neurosis del carácter, y no de la neurosis del conflicto. En relación a esto último, (y como ya se hubo mencionado), al no contemplar la EFYR tal divergencia entre los diferentes tipos de neurosis: neurosis del carácter, neurosis del conflicto, y neurosis tóxicas y/o traumáticas, estas terminan siendo emparejadas y agrupadas dentro de una categoría unificadora como “neurosis” cuando en realidad los mecanismos de defensa subyacentes en cada caso en particular son muy disímiles. A partir de las presentes dificultades es que se ha pensado en el diseño de un instrumento que contemple tales discrepancias y al mismo tiempo considere el diagnóstico en términos de corrientes psíquicas coexistentes en lugar de pensarlo en estructuras fijas. De ese modo surgió el ADMR compuesto por las 8 escalas ya citadas.

Signos Rorschach considerados

Corriente Tóxica y/o traumática: quizás sea este el aporte más original del ADMR, al considerar los signos Rorschach vinculados a la desestimación del afecto como defensa y a la libido intrasomática como punto de fijación concomitante. Para el armado de esta escala fueron escogidos de entre los signos Rorschach correspondientes a los perfiles: organicidad y psicosomática, aquellos que mejor se ajustaban a la categoría diagnóstica propuesta junto a otros que yo misma he encontrado fundamentales para su sistematización.
Corriente psicótica: fueron considerados los indicadores Rorschach más relevantes de los perfiles (esquizofrenia, esquizofrenia paranoide y Melancolía) a fines de establecer los signos Rorschach más indicativos de la psicosis en general.
Corriente neurótica con rasgos caracterológicos: se tomaron algunos de los signos Rorschach correspondientes a la psicopatía y también algunos considerados para los cuadros psicosomáticos entre otros. Si bien los signos pertenecientes a la psicosomática fueron considerados muy especialmente para la corriente tóxica y/o traumática por el tema del cuerpo, también es cierto que los sujetos psicosomáticos suelen sobradaptarse a la realidad exhibiendo mecanismo rígidos en protocolos Rorschach que por lo general se caracterizan por una adecuada calidad perceptiva muy similar a la obtenida en las neurosis, pero a diferencia de estas hay mucha pobreza y falta de registro psíquico de conflicto, de allí que también se hayan considerado algunos signos de la psicosomática para sistematizar la corriente neurótica con rasgos de carácter. Muy a menudo estas dos corrientes psíquicas suelen coexistir. Asimismo, fueron contemplados dentro de esta categoría los signos considerados por la Escuela Argentina para las neurosis, tomándose aquellos que por su significación remiten más que a una neurosis del conflicto a una neurosis con rasgos caracterológicos, ya que en el perfil que propone la Escuela Argentina no se hace esta diferenciación.
Corriente psíquica neurótica: se tomaron dentro los signos correspondientes a los diversos tipos de neurosis (Histeria, fobia y neurosis obsesiva), aquellos más afines con la neurosis del conflicto en general, quitando otros más propios de las neurosis con rasgos de carácter que fueron contemplados para la sistematización de la corriente psíquica correspondiente.
Corriente psíquica narcisista no psicótica: se seleccionaron algunos signos correspondientes a los perfiles de personalidad borderline, ezquizoidia, perversión, depresión y personalidad paranoide, escogiéndose los que mejor se ajustaban a la categoría propuesta. De cualquier modo es preciso aclarar que según los parámetros de la escuela Argentina (lo cual coincidió con algunos de los trabajos efectuados tendientes a poner en práctica el ADMR) la perversión puede dar como resultado un protocolo Rorschach “normal” en cuanto a la eficacia de la percepción que suele ser adecuada en estos casos, aunque al mismo tiempo se observe una gran pobreza y ausencia de matices, siendo por lo general protocolos que hablan más por la ausencia de signos que por su presencia. Lo precedente lleva a considerar que los sujetos considerados “perversos” pueden presentar un tipo particular de coexistencia de corrientes psíquicas entre las que puede manifestarse o no un incremento de la corriente psíquica narcisista no psicótica. Lo mismo sucede con los sujetos que reciben el diagnóstico de borderline, si bien hemos considerado algunos signos correspondientes a esta entidad para la corriente narcisista no psicótica, suele pasar, que estas personas presenten un incremento de la corriente citada, pero, asimismo, de las corrientes tóxicas y hasta psicótica. Justamente la ventaja de considerar el diagnóstico de este modo implica poder pensarlo en términos de “coexistencia” y no de exclusividad.
Corriente Daf (acorde a fines): para esta corriente psíquica no se tomaron los perfiles psicopatológicos obviamente, porque supone el implemento de defensas funcionales no patológicas y por consiguiente la existencia en el psiquismo de aspectos saludables. En consecuencia, se consideró, en cuanto a los signos Rorschach, aquellos que, según la Escuela Argentina, mejor se adaptan a este tipo de defensa. En cuanto al concepto: “acorde a fines” si bien la Escuela Argentina considera que existe un área libre de conflicto que permitiría al sujeto trabajar y estudiar, no ha elaborado un perfil en Rorschach tendiente a ponderarla. Lo más cercano que existe al respecto es la ficha en la que se describe la “personalidad normal” de la que por supuesto se tomaron algunas cosas. No obstante, ello, resulta muy difícil pensar en términos de “personalidad normal”, porque supondría la existencia de una subjetividad que solo se maneja con defensas no patológicas, (acorde a fines, creatividad y sublimación) lo que parece ser algo más bien utópico que una realidad concreta. En cuanto a la Creatividad y la sublimación, se apartaron aquellos signos Rorschach que más se ajustan para la operacionalización de dichos conceptos.

A continuación se presentan las escalas de diseño con la puntuación obtenida por el sujeto del que luego se mostrará el protocolo Rorschach y que ha sido elegido a modo de ejemplo.

Presentación de las escalas



El sujeto obtiene un total de 20 sobre 25, es decir que la participación de la corriente Tóxica y/o Traumática es del 80%




En la corriente psicótica el evaluado obtiene un puntaje de 15,5 sobre 30. Es de decir que dicha corriente participa en un 52%
El sujeto obtiene un total de 14 sobre 22, es decir que la participación de esta corriente psíquica es del 64%



El sujeto obtiene un total de 11 sobre 26, es decir que la participación de la corriente Neurótica con rasgos de carácter es del 42%

El sujeto obtiene un total de 10 sobre 22, es decir que la participación de la corriente Neurótica de transferencia es del 45%



El evaluado obtiene un total de 3 sobre 19. La participación de la corriente Acorde a fines es del 16%

No hay participación de esta corriente psíquica

El sujeto obtiene un puntaje de 1 sobre 14, lo que implica que la sublimación participa en un 7%



Protocolo Rorschach del evaluado

Resultados de las escalas del ADMR:


Gráfico de barras

Como se mencionó oportunamente el ADMR toma por un lado el sistema categorial que subyace al ADL, y por otro, determinados parámetros de la EFYR. Por tal motivo resulta conveniente también, dar a conocer el diagnóstico del sujeto de estudio a partir de la aplicación de este último instrumento, (EFYR). El objetivo es observar las diferencias entre el diagnóstico estructural que brinda la herramienta citada y el obtenido por el ADMR que considera la coexistencia de corrientes psíquicas.
En colorado se mostrará el puntaje de la EFYR obtenido por el sujeto de estudio.

EFYR (Evaluación de las Funciones Yoicas de Realidad)
Prueba de Realidad: 5 puntos

F+ % ext: 2,5 puntos (entre 75% y 90%)

A l valor obtenido por los porcentuales formales se debe sumar 1 punto
o
A 1 se le deberá restar los siguientes valores si se presenta:

Resultados para la Prueba de Realidad:
1 punto (Si se observa la hoja de cómputos el F+% está entre 79 y 65%)
1 punto (En la hoja de cómputos el F+% extendido está entre 59 y 45%)
Luego a 1 se le debe restar 0,25 (el protocolo del sujeto tiene una contaminación verdadera) más 0,25 (en la hoja de clasificación se puede observar que algunos fenómenos especiales se repiten más de dos veces). Lo precedente arroja un resultado de 0,50.
Finalmente, a los 2 puntos obtenidos en principio, se le suma 0,50, y se obtiene el puntaje para la prueba de realidad: 2,50
La prueba de realidad entonces es de 2,50 sobre los 5 puntos que considera esta subescala, lo que implica que está muy baja.

Adaptación a la realidad: 2 puntos

 

Resultados obtenidos:
El IR está esperable, lo que implica que le corresponde 1 punto
El P% está esperable, por lo que le corresponde 0,5 puntos
El Prop. Color también está esperable, corresponde 0,30 puntos
El D está disminuido (según lo muestra la hoja de cómputos). No obtiene puntaje.
El A% está esperable, le corresponde 0,10 puntos.

Se suman entonces todos estos valores y se obtiene así lo que el sujeto puntuó para la adaptación a la realidad: 1,9
A pesar de la puntuación obtenida para la prueba de realidad, puede notarse que la adaptación está bastante conservada. (1,9 de 2 puntos)

Juicio de Realidad: 3 puntos
Se parte del máximo y si aparecen estos F.E se resta el siguiente puntaje:

Resultados obtenidos

En el sujeto se observan absolutamente todos los fenómenos especiales que implican perturbaciones del Juicio de realidad: Hay Lógica autista, Contradicción, Secuencia, C.C, Verbalización de Relación, Respuesta de Posición y además hay fenómenos especiales que se repiten de 3 a más veces. Lo precedente implica que para el Juicio de realidad el sujeto obtiene 0 puntos. 64 “2017, 21” Subjetividad y Procesos Cognitivos, Vol. 21, Nº 1, 2017 Pág. 36-66, ISSN impreso: 1666-244X, ISSN electrónico: 1852-7310 Para sacar el valor total de la EFYR, se suman ahora los resultados parciales obtenidos (prueba, más adaptación más juicio de realidad). Lo precedente arroja un total de 4,4 puntos. Según Passalacqua, A. y col. (2006), tal valor correspondería a una estructura psicótica.

Respuesta a los objetivos planteados

Como se mencionó el ADMR es un instrumento diagnóstico en Rorschach que responde al concepto de corrientes psíquicas a diferencia de la EFYR cuyo paradigma obedece al diagnóstico estructural. En relación a los objetivos que han sido planteados en el presente trabajo, a partir de la aplicación del ADMR se pudo observar que en el sujeto de la muestra de estudio cobra hegemonía la corriente tóxica y/o traumática (80%), no obstante ello, se ha visto que la participación de la corriente narcisista no psicótica y la psicótica tuvieron un protagonismo importante (64% y 52% respectivamente). Tampoco fue desdeñable la participación de las corrientes neurótica de transferencia (45%) y la corriente neurótica con rasgos de carácter (42%). Si bien su prevalencia es muy pequeña, se observó un sector psíquico que se maneja con defensas funcionales (Daf 16% y Sub 7%).

Comentarios finales

Si bien la EFYR constituyó un adelanto muy importante como instrumento diagnóstico en Rorschach, el mismo no considera los diferentes matices que en realidad constituyen el psiquismo, lo precedente trae aparejado falsos reduccionismos y un sujeto como el que fuera elegido para el presente estudio, termina siendo considerado o bien psicótico, o en su defecto encapsulado bajo la categoría de “borderline”.
El punto es que el evaluado no presenta ni delirios ni alucinaciones. En la entrevista que se le tomó conjuntamente con el Psicodiagnóstico de Rorschach, se pudo observar un discurso bastante coherente si bien la intelectualización y la racionalización procuraban ocultar su desvalimiento psíquico. También en las respuestas dadas al Rorschach fue posible observar la presencia de la intelectualización, y más allá de los fenómenos especiales patológicos encontrados, se ha visto que al aplicar la EFYR si bien la prueba de realidad y el juicio estaban muy disminuidos, la adaptación se mantenía dentro de lo que podría considerarse una “estructura” neurótica. Esto último no suele ocurrir en la psicosis, ya que los delirios y/o alucinaciones menoscabarían la adaptación del sujeto. Cómo pensar, entonces, los casos como el presentado, donde indudablemente hay un sector psíquico psicótico que se maneja con la desestimación de la realidad, otro hegemónico cuyo mecanismo operante es la desestimación del afecto, un área que implementa la desmentida, otra donde este último mecanismo es acompañado de una identificación con un objeto decepcionante, y finalmente un sector psíquico neurótico. Cómo reducir la gran cantidad de matices que se acaba de detallar dentro de una determinada estructura. Es indudable que si se opera de ese modo se dejarán de lado sectores de la mente que no concordarán con el diagnóstico estructural que ha sido establecido. Por ejemplo, en el caso presentado a modo de ejemplo, puede notarse que el evaluado presenta indicadores de un funcionamiento neurótico (como se mencionó, la adaptación a la realidad es acorde a los parámetros de esta estructura), sin embargo, y coexistiendo con lo anterior, se encontraron signos que develan un funcionamiento mucho más arcaico, no neurótico, e incluso un pequeño porcentaje que se maneja con defensas funcionales.
El ADMR constituye por consiguiente un primer paso desde la perspectiva del Rorschach, cuyo objetivo es el establecimiento de un diagnóstico multifacético que contemple lo diverso, la coexistencia de diferentes mecanismos y modos de funcionamiento. La realidad psíquica es compleja, por tanto, un instrumento que pretenda describirla deberá tener en consideración dicha complejidad. El ADMR surge, por consiguiente, en respuesta, (en lo que concierne al test de Rorschach), a la creciente necesidad de un diagnóstico multivariado que se acomode mejor a la clínica actual, si bien es una herramienta nueva que deberá ser sometida a múltiples pruebas y convalidaciones. En relación a esto último, es importante remarcar que el ADMR forma parte de un proyecto de investigación que actualmente estoy llevando a cabo y que he presentado a través del Departamento de Investigación de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCUES), para su aprobación por el CONICET.

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Fecha de recepción: 12/03/17
Fecha de aceptación: 5/05/17

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