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Subjetividad y procesos cognitivos

On-line version ISSN 1852-7310

Subj. procesos cogn. vol.22 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires June 2018

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Representaciones psicosociales. Un aporte a la teoría y la investigación en psicología social

Psychosocial representations. A contribution to theory and research in social psychology

 

Elena Stein-Sparvieri1

1 Doctora en Psicología. Magíster en Problemas y Patologías del Desvalimiento (UCES). Magíster en Comunicación. Coordinadora Académica del Doctorado en Psicología de UCES. Profesora de la Maestría en Problemas y Patologías del Desvalimiento y del Doctorado en Psicología de UCES. E-mail: estein@live.com.ar


Resumen

Según Freud (1895), tanto el pensamiento teórico como el práctico implican un proceso en el que participa: percepción, atención, observación, discernimiento, juicio, representación, asociación y memoria. En este proceso de pensamiento, el otro es representado como semejante pero también como diferente, y satisfactorio o insatisfactorio, según las cualidades que el yo le atribuya, afines a la colaboración o la rivalidad. Sucesivas asociaciones permiten reproducir la representación, a la cual el juicio de realidad se suma para conformar la creencia, que puede ser compartida por miembros de una comunidad. En este artículo describimos los procesos de pensamiento, centrándonos en las investiduras del yo ante la cualidad percibida, discernida y representada en la alteridad, así como en la relación de la representación con el juicio de realidad y la formación de ideales. Para finalizar, proponemos una metodología de análisis que examina las investiduras y los ideales que el estudio del discurso permite inferir acerca de las representaciones que, al compartirse, devienen sociales.

Palabras clave: Psicoanálisis; Representaciones; Análisis del discurso; Investiduras posicionales; Ideales; ADL.

Abstract

According to Freud (1895), both theoretical and practical thinking imply a process in which perception, attention, observation, discernment, judgment, representation, association and memory play a part. In this process, the next person (nebenmensch) is represented as similar but also as different, and satisfactory or unsatisfactory, depending on the qualities attributed to him (her) by the ego, promoting collaboration or rivalry. Successive associations allow the reproduction of representations, to which the reality principle is added and thus beliefs, which may be shared by fellow mates, are instituted. In this article, the thinking process is described, with special focus on: a) the ego investitures stemming from qualities perceived, discerned and represented in alterity, and on b) the relation between representations, the reality principle and the internalization of ideals. To conclude, the author proposes a methodology to examine investitures and ideals inferred from discourse, regarding representations, which, when shared become social.

Keywords: Psychoanalysis; Representations; Discourse analysis; Positional investitures; Ideals; DLA.


 

Introducción: antecedentes relativos al estudio de las representaciones sociales

La teoría de Moscovici, concebida en la década de 1960, acerca de las representaciones sociales, es un abordaje de investigación actual para la investigación en psicología social. La epistemología que fundamenta su abordaje teórico, así como la teoría y el método que aplica, son objeto de críticas y revisiones varias, que no la destruyeron sino que se combinaron para generar un interés en la teoría y contribuir a su enriquecimiento. Por ejemplo, Voelklein y Howarth (2005), reconocen a la teoría de Moscovici (1985) el mérito de proporcionar lineamientos generales para el estudio de los fenómenos psicosociales y sugieren una revisión de la teoría para que se adecue a los conceptos de conflicto social y cambio que caracterizan la sociedad actual. Sostienen que las representaciones sociales son producto de la acción conjunta del individuo bajo la influencia social y demarcan la teoría en una epistemología dialógica en que cultura y cognición coexisten en una relación simbiótica. Respecto de la metodología inductiva y descriptiva que suele aplicar la teoría de Representaciones Sociales de Moscovici, justifican la falta de un modelo orientativo de la operacionalización de los conceptos en estudio diciendo que tratándose de fenómenos dinámicos y de diferentes culturas, es más acertado caracterizarlos que definirlos. Concluyen estos autores que la teoría de Moscovici (ob. cit.) tiene el mérito de haber destacado los conceptos de identidad social, atribuciones y actitudes.
Otro autor dedicado al estudio de la teoría de Moscovici es Markova (2000, 2003), También este autor defiende que la epistemología en que se basa la teoría de Representaciones Sociales supone una concepción dialógica que promueve distintos abordajes para el estudio de la interdependencia entre los procesos sociales y los individuales, que dan lugar a representaciones dinámicas fundamentadas en la argumentación, el juicio de valores y la generación de hipótesis. Markova (ob. cit.) supone que la mente se constituye y se desarrolla en el diálogo con el otro, en un cierto momento de la historia y en pertenencia de una cultura, tomando en cuenta la tensión generada por el conflicto y la oposición que lleva a la interpretación del signo y del símbolo así como a la creación de nuevos signos y símbolos. El autor menciona también a Cummins (1996) quien asume que la constitución de la representación social se basa en conceptos, categorías y clasificaciones, y se pregunta por la intencionalidad y el juicio acerca de verdadero / falso, o sea de la relación entre la representación y la realidad. Markova cita a Linell (2009) al decir que los procesos mediante los cuales otorgamos sentido a los fenómenos sociales son dialógicos. También Linell (2009) considera que los procesos mediante los cuales otorgamos sentido a los fenómenos sociales son dialógicos. Dice este autor que los procesos de pensamiento implican no solo el proceso cognitivo, sino también la comunicación con otro, ya que el individuo es un ser activo e integrado en diálogo con el entorno social. En la formación de la representación, este autor destaca la importancia de la escucha del otro en varios contextos, la lectura de textos escritos por otros así como el diálogo con otros. Agrega el autor que algunas representaciones sociales se adquieren a partir de diálogos con individuos más cercanos y otras provienen de fuentes más lejanas. Explica que se genera así una interdependencia del yo con el otro, que permite múltiples interpretaciones de los mismos fenómenos sociales.
En resumen, vemos que los autores mencionados se inclinan por una perspectiva de representaciones sociales que implica un diálogo del individuo con otros, que promueve la coconstrucción de representaciones dinámicas, que involucran el proceso de pensamiento, y sus manifestaciones de argumentación, juicio de valores y generación de hipótesis.

Objetivo de nuestro estudio

Los autores supra citados consideran de interés aportar nuevos conceptos a la teoría de representaciones sociales y, para ello, sugieren: a) revisarla desde una perspectiva epistemológica dialógica, b) comprenderlas a partir de su coconstrucción en diálogo con otros, que van desde los actores más cercanos, como familia y amigos, a los más lejanos como tradiciones, leyes y valores comunitarios, y c) insertarlas en un marco de procesos de pensamiento en los que juega un papel la argumentación, el juicio de valores, la concepción de hipótesis En línea con los conceptos de los autores mencionados, consideramos la representación social como parte de un proceso de pensamiento, construida por los individuos en diálogo constante con otros más cercanos o más lejanos. En concordancia con estos principios, proponemos el doble objetivo siguiente:
a) Aportar conceptos referidos a los procesos subjetivos subyacentes a las representaciones, como parte del pensamiento teórico y práctico, descritos por Freud y elaborados por David Maldavsky (1991, 2013).
b) Contribuir al estudio de las representaciones de los fenómenos sociales, proponiendo un complemento metodológico al del análisis de contenido aplicado en las investigaciones sobre Representaciones Sociales, elaborado a partir de un análisis de los relatos basado en el algoritmo David Liberman (ADL), para el estudio de las investiduras posicionales y los ideales presentes en las representaciones psicosociales.

Marco conceptual

Definición de pensamiento
Comenzamos por definir pensamiento. Según Freud (1895), el pensar es un trabajo, un esfuerzo que se dirige a una meta, el desplazamiento de la investidura en el camino hacia la acción en el proceso secundario. Freud distingue el proceso del discernir del proceso del pensar reproductor. Dice Freud que en el primer caso se tramita la investidura, deseo de la imagen–recuerdo, y la percepción de ella fácilmente. En el segundo caso, la investidura–deseo está presente pero la percepción no acuerda en forma total con ella. Freud concluye que el juzgar ocurre a partir de una discordancia entre la investidura–deseo del recuerdo y la investidura–percepción del mismo.
Según Freud (ob. cit.), la acción de juzgar ocurre durante la fase del desarrollo correspondiente al estadio del yo–placer purificado, y se da en relación con un objeto. El objeto, tal que semejante al sujeto y también dispar, se comprende como primer objeto de satisfacción, primer objeto hostil o colaborador y denomina complejo del prójimo el concepto según el cual el objeto es diferente y tiene alguno de los significados previos para el yo. El juicio permite observar, discernir y atribuir cualidades al sujeto así como al prójimo, que sucesivas asociaciones llevan a la posibilidad reproductora. A este proceso activo del pensar se agrega el juicio de realidad que lleva a la creencia. Freud afirma que el pensamiento, que implica la representación, la atención como requisito para la investidura–percepción, el discernimiento y el juicio, la comprensión, la asociación, la reproducción y la creencia es un proceso activo del yo. En la expectativa, en cambio, se inviste un deseo, mientras el observar y discernir obedecen al juicio de realidad que demanda que la atención invista el objeto de percepción.
Freud menciona en su obra (ob. cit.) las dificultades del pensar y las huellas del proceso de pensar que se constituyen en memoria. Un ejemplo de dificultad del pensar es el caso del prejuicio. El prejuicio implica que uno de los pasos de la sucesión de pasos hacia la meta no se dio o se dio de forma poco satisfactoria, por falta de atención en la cualidad diferencial entre el objeto percibido y su representación, por errores en el juicio, en el proceso asociativo, etc. Y respecto de las huellas del pensar, dice Freud (ob. cit.) que una imagen percepción puede quedar en el recuerdo y, en este caso, el proceso de pensar se da sin la expectativa y sin el juicio de realidad. Esta representación se repite frente a la coincidencia percibida en los objetos y deja como sedimento un saber práctico. Así Freud distingue un pensar discerniente o examinador (teórico), de un pensar práctico.

Complejización psíquica
Vemos en párrafos anteriores como, según Freud (1895), tanto el pensar teórico como el práctico –al que se refiere Moscovici (1976) en su obra–, al incluir la representación como parte del proceso del pensar, tienen estrecha relación con el juicio. Como dicho, el juicio permite observar, discernir y atribuir cualidades al objeto, al prójimo, y sucesivas asociaciones llevan a la posibilidad reproductora de la representación, a la cual el juicio de realidad se suma para conformar la creencia. En este apartado, nos proponemos detenernos en los procesos subjetivos que dan origen a la representación, centrándonos especialmente en el juicio de atribución, el juicio de realidad, y la formación de ideales.
El estudio de la complejización psíquica en el marco teórico freudiano permite comprender los procesos psíquicos inherentes a la mente. En la carta 52 (Freud 1950a) afirma que el pensamiento puede ser tanto producto del proceso primario como del secundario. Respecto del proceso primario, dice que el pensamiento surge de la pulsión. Dice Maldavsky (1986) que este proceso inconsciente, primario, puede tornarse consciente, secundario, gracias a los principios proyectivos. Otros modos de hacer consciente lo inconsciente se dan en la sobreinvestidura de la musculatura, por ejemplo, como esfuerzo de elaboración. Para nuestro estudio, que toma en cuenta los juicios de atribución, de realidad y formación de ideales, interesa sobre todo el estudio de la construcción del preconsciente, que se cimienta en el yo real primitivo, se despliega en el yo–placer purificado, y culmina en el yo–realidad definitivo que emite juicios de realidad y de reconocimiento de la alteridad del objeto y por último, juicios valorativos y éticos proveniente del superyó (Maldavsky, 1992). El pensamiento, proceso secundario, se asienta en los procesos primarios de yo.

Juicio de atribución
Yo–realidad inicial: es el primer estadio del yo. Su función es procesar las primeras exigencias pulsionales (Freud, 1915c), que se definen como tendencias a la inercia, a la constancia y la placer, a la vez que son representantes, respectivamente, de la pulsión de muerte, la pulsión de autoconservación y la pulsión sexual (Maldavsky, 2008). El yo–realidad inicial es el primer sedimento de los procesos secundarios del pensamiento. En este estadio, el yo logra distinguir lo propio de lo que no es propio. Dice Maldavsky (2017) que en esta etapa inicial de su desarrollo el yo crea las premisas básicas del pensamiento, al distinguir un cuerpo como propio e instituir así un primer decurso en el que se asientan procesos posteriores de mayor complejidad. En el desarrollo del yo–realidad inicial hacia el estadio siguiente, que es el del yo–placer purificado, cobra relevancia el autoerotismo, fase anterior al narcisismo, en la cual el estímulo externo ya no es recibido por el yo de modo indiferente y, por el contrario, tiende a acompañarse de la observación de las características del objeto. Pero recién en la fase del yo–placer purificado las características observadas en el objeto adquirirán un valor práctico (Maldavsky, ídem).
Yo–placer–purificado: se asienta en la fase del autoerotismo y del yo–realidad inicial (primer estadio del yo), La función del yo–placer purificado implica una constitución de las zonas erógenas periféricas investidas por las pulsiones, y luego una unificación de estas zonas erógenas como fuente de placer o de dolor, de resultar útil o no. Los afectos que se desarrollan en este estadio implican la cualidad, que suscita sensaciones de placer / displacer. Lo placentero tiende a ser introyectado por el bebé mientras que lo displacentero tiende a ser expulsado (Freud, 1921). Los juicios acerca de la cualidad desarrollados por este yo son denominados por Freud (1925a) juicios de atribución. El yo del yo–placer purificado es sujeto y objeto de libido como ideal y, en consecuencia, no puede inhibir la demostración de afectos desde el pensar (Maldavsky, 1986). Este yo orientado al placer y a disociar el displacer implica las pulsiones oral primaria, oral secundaria y anal primaria. El goce del yo–placer purificado implica el proceso psíquico de representaciones identificatorias y ligadas al deseo de ser y no de tener.
Se infiere que, por un lado, el juicio del yo en esta etapa es discerniente y tiende a comprender al otro, al semejante, al compararlo con el yo propio. Es en esta fase, entonces, cuando se constituye el complejo del semejante. Por otro lado, el juicio del yo en esta etapa es atributivo y confiere al objeto la cualidad de bueno, malo, útil, inútil, etc. (Maldavsky, 2017). Cuando el desarrollo del niño se da sin perturbaciones graves, el yo se complejiza y lo lleva a la diferenciación progresiva del otro y a la atenuación de los procesos identificatorios y proyectivos. Fijaciones en esta etapa perturban el desarrollo hacia el estadio del yo–realidad–definitivo y el pensar preconsciente–consciente, tanto teórico como práctico.

Juicio de realidad y formación de ideales
Yo–realidad–definitivo: es el estadio posterior al del yo–placer–purificado y adviene con el desarrollo del preconsciente. Este estadio incorpora el juicio de realidad y las funciones de auto–observación, juicio moral y formación de ideales del superyó. Está investido por los dos estadios anteriores del yo, ya descritos. En relación con los procesos de pensamiento, la palabra y la acción, esto significa que se asientan en los procesos primarios del yo. En el yo–realidad–definitivo cobran eficacia los deseos y defensas propios de la pulsión anal secundaria, fálico uretral y fálico genital. Sin embargo, por estar asentado en los procesos primarios previos, este yo puede dar lugar a dos tipos de afectos, uno ligado a estados representacionales preconscientes y otro ligado a estados representacionales del yo–placer–purificado. De hecho, se mantiene el deseo de ser ligado con la omnipotencia del estadio precedente pero las palabras, pensamientos y acciones, del yo–realidad–definitivo reconocen la existencia del prójimo, como hermano y rival. Los deseos pueden entrar en conflicto (Freud, 1915d), a partir de que la lógica del yo– placer–purificado que se rige por el juicio de atribución puede entrar en conflicto con la lógica del yo–realidad–definitivo, que se rige por el juicio de existencia. El juicio de existencia, se basa en la prueba de realidad, con lo cual se limita la creación de una realidad producto de la proyección.

El superyó y sus funciones
Las categorías lógicas constituyentes del preconsciente del yo–realidad definitivo implican a la representación–palabra que posibilita privilegiar el pensamiento sobre los sentidos. La representación–palabra, ligada a pensamiento y sentimiento es constituyente del superyó y permite el pasaje del yo ideal al ideal del yo (Maldavsky, 1986). La complejización del psiquismo, y la consecuente estructuración del superyó a partir de la expresión de pulsiones primordiales que constituyen la fuente libidinal de identificaciones sucesivas, se procesan mediante formaciones sustitutivas de distinto nivel de abstracción, hasta la formación de ideales que comprenden el concepto de alteridad e intersubjetividad. Las tres funciones del superyó son: la de autobservación, la de consciencia moral y la de formación de valores. La auto–observación determina la distancia percibida entre el yo y el ideal del yo, y entre el yo y el juicio moral y formación de ideales. Estas tres funciones son interdependientes. Ejemplo de esto sería que a partir de la autoobservación y confrontación del yo con el ideal, puede surgir la desvalorización y el sentimiento de inferioridad y vergüenza.

Conclusión
En esta primera parte del marco teórico se destacaron los conceptos básicos relativos a la subjetividad. Vimos que cada uno de los estadios del yo se liga a ciertas pulsiones y a ciertas defensas. Se destaca además, que cada uno de estos estados contribuye con algo distinto a la subjetividad: el yo–realidad primitivo aporta la cualificación, el yo–placer purificado aporta los juicios de atribución y el yo–realidad definitivo los juicios de existencia. Por otro lado, el superyó aporta los juicios valorativos morales y los ligados con los ideales.

Las representaciones en relación con el ámbito psicosocial
Una vez descritos los procesos de complejización psíquica que implican el desarrollo del yo– realidad–inicial, el yo–placer–purificado y el yo–realidad–definitivo, nos centramos en los procesos psíquicos que implican la formación de las representaciones. Como mencionado, dice Freud (1895) que al quedar en el recuerdo, una representación se repite frente a la coincidencia percibida en los objetos. El sedimento de este proceso conformado por percepción, huella mnémica, recuerdo, representación deja un saber práctico. Al desprenderse del psicoanálisis freudiano y generar su teoría de Representaciones Sociales, Moscovici (1976) se refiere a este saber práctico. Pensamos en conceptos adicionales que Freud (1921) relaciona con el hombre en sociedad y que luego Maldavsky (1991) desarrolla al tratar el tema de las leyes psíquicas que gobiernan los procesos interindividuales, en relación con el complejo del semejante (Freud, 1895), ya mencionado, que tiene lugar en el estadio del yo–placer purificado. Freud (ídem) toma los principios de Le Bon (1912) acerca de las masas, pero a diferencia de Le Bon quien considera a la masa en su unidad, centrándose en los temas de sugestión, contagio y colapso de la responsabilidad individual, y consciencia moral, Freud se dedica a estudiar qué sucede con la mente del hombre en la masa, es decir, qué sucede con el incremento del afecto y la inhibición del pensamiento que el hombre sufre en la masa.
Dice Freud (1921) que las relaciones que establece el hombre con otros, sea padre, madre, hermanos, etc. son fenómenos sociales, o sea pertenecientes al campo de la psicología social. Según este autor, los fenómenos sociales son exteriorizaciones de una pulsión social y generan una mente grupal, que se gesta en el primer círculo social del niño, que es la familia. En los vínculos que establece el niño desde su primera infancia, ya cuenta el otro como rival, modelo, objeto o auxiliar. O sea que Freud otorga importancia al concepto de vínculos o lazos en relación con lo social. Afirma el autor que la cohesión de la masa obedece a algún poder y determina que si el hombre se deja sugestionar por otros es porque desea unírseles, y deduce que tal deseo podría surgir del amor hacia ellos.
En su libro Procesos y estructuras vinculares (1991), Maldavsky desarrolla los conceptos de Freud arriba mencionados. Los describimos a continuación.

Complejo del semejante
Adhiriendo a la epistemología que considera al hombre como parte de una sociedad, en diálogo constante con otros, nos interesa estudiar las representaciones que el hombre elabora de su entorno en función de la intersubjetividad, para lo cual describimos a continuación el concepto del complejo del semejante (Freud, 1895), ya mencionado, así como también el de las investiduras posicionales (Maldavksy, 1991). Introducimos los conceptos de los autores mencionados para mostrar que el estudio de las representaciones de fenómenos sociales, como parte del proceso complejo de pensamiento, se enriquece a partir de los conceptos de pulsión. Como dicho al inicio del marco teórico, en el Proyecto (1895), al referirse a los procesos de pensamiento, Freud menciona el complejo del semejante, al decir que la percepción puede o no coincidir con una imagen conocida, y dependerá del juicio –específicamente del juicio de atribución– discernir lo semejante y lo diferente. Dijimos también que lo similar puede ser semejante o diferente a un objeto. Si el objeto es el deseado, es un objeto satisfaciente, y si no lo es, es un objeto hostil pero puede ser también un objeto auxiliar. El reconocimiento del otro entonces implica un juicio que presupone una investidura de lo que el yo percibe en el otro. Concluimos que el proceso de pensamiento que implica la percepción y el juicio es un proceso de la actividad yoica y presupone una investidura que está presente en la representación.

Construcción de la representación–grupo
Según lo descrito en líneas anteriores, el ideal del yo implica una identificación secundaria con la figura paterna, y esta identificación acontece a partir de que el yo ansía configurar el propio yo a semejanza del otro, que en principio es la figura del padre, tomado como modelo, y luego es otra persona: una figura social. El concepto de que el modelo del yo es una figura social, dice Freud (1921), es importante para comprender la psicología de las masas porque el ideal del yo, que es entonces social en su origen, impone ideales familiares y nacionales. Si consideramos que la vida anímica individual integra al otro, al hablar de psicología individual conviene considerar que esta forma parte de una psicología social que la contiene. En este sentido, se puede decir que el temor de perder el amor de los padres implica también la angustia frente a la pérdida del amor de la comunidad. La conciencia de culpa es entonces conciencia social y la angustia frente a la culpa es angustia social. Como se vio en un apartado anterior, el sentido de realidad es impuesto al yo–realidad– definitivo, como concomitante del juicio de atribución. Un aspecto del sentido de realidad es la representación–grupo. Maldavsky (1991) explicita el proceso de constitución de la representación–grupo diciendo que el ideal del yo surge de la proyección del ideal en un líder, el cual luego se introyecta como ley, como guía que domina la posición del sujeto. En la representación–grupo se integra la posición del semejante no solo como modelo sino también como ayudante, objeto o rival. En estos dos últimos casos el ideal puede diferir del ideal del yo.
La representación–grupo está investida por la pulsión social, la cual, según Freud (1921c), proviene de vínculos hostiles generados a partir de celos y envidias con los miembros familiares cercanos, como lo son los hermanos. Freud explica que los vínculos sociales son generados por identificación recíproca y procesos proyectivos que constituyen al otro en doble –lo cual deriva en relaciones amistosas y comunitarias, inclusivas de la humanidad en general como expresión de mayor abstracción– o bien que constituyen al otro en rival (Freud, 1911c) ya que surgen, frente al otro, expresiones de afectos infantiles, emergentes del inconsciente, a partir del complejo de Edipo o del complejo de hermanos del primer período sexual. Tiempo después, en Psicología de las masas, Freud (1921) afirma que el otro puede constituirse en modelo, rival, ayudante y objeto. Dice Maldavsky (1991, p. 104) que tanto la forma como el contenido de la representación–grupo varía de acuerdo con el ideal–del–yo de cada sujeto. A diferencia de otras funciones del superyó que se estructuran con la resolución del Edipo, el ideal del yo se estructura de forma coherente y madura con identificaciones que el desarrollo psíquico hace posibles. Es decir, cuanto mayor sea la ruptura con lo familiar y la apertura a lo social, mayor será el nivel de abstracción del ideal del yo y mayor será la expresión de la individualidad del sujeto y la motivación personal para la acción. A la inversa, cuanto menor sea la ruptura con lo familiar y apertura a lo social menor será el nivel de abstracción del ideal del yo, ya que en este último caso el sujeto solo dispone de precursores arcaicos del ideal del yo y el contenido de los mismos está fijado y regido por fuerzas contradictorias que gobiernan las idealizaciones.
Según el nivel de abstracción del ideal del yo, la representación–grupo puede adquirir forma totémica, mítica, religiosa, científico–ética. En las representación–grupo de menor nivel de abstracción que la última, se mantiene una ilusión totalizante. En esta ilusión totalizante el yo es indestructible y no existe la pérdida. La lógica en la que están basadas estas representaciones–grupos es la del animismo. Las representaciones– grupos basadas en la lógica del animismo se describen a continuación:
• La representación–grupo de tipo totémica incluye al clan, implica al vínculo de amistad y supone que la diferencia entre el ideal del yo – un sustituto en el vínculo con el padre que puede poseer características tanto de animal como de hombre – y el yo puede preservarse mediante actos mágicos, o sea que es posible desmentir la brecha entre el ideal y el yo.
• La representación–grupo de siguiente nivel de abstracción, dice Maldavsky (ídem) ya implica una función crítica de la lógica que gobierna las operaciones concretas, y que es la etapa de desarrollo cognitivo que se da en los niños alrededor de los 7 años, que les permite pensar en situaciones del aquí y ahora desde varias perspec tivas (Piaget, 1951) Esta representación–grupo, de tipo mítico, incluye un grupo de clanes, implica la camaradería y la diferencia entre el ideal del yo, el héroe, y el yo es mayor, por lo cual la desmentida de la distancia entre el yo y el ideal es más costosa.
• La representación–grupo de siguiente nivel de abstracción implica el pasaje de las operaciones concretas a las abstractas. Esta etapa se da (Maldavsky, ídem) se gún Piaget, (1951) en el niño a partir de los 11 años. Este tipo de representación– grupo incluye a todos los seres humanos a quienes reúne en uno de los grupos: el de rescatados y el de condenados o despreciados por motivos de pobreza, malfor maciones, etc. El ideal, de tipo religioso es un ente, el ser supremo.

A diferencia de las representaciones–grupos de ilusión totalizante mencionadas, en la que el ideal aparece superpuesto a la realidad, en la representación–grupo de mayor abstracción, la ilusión totalizante se sustituye por un ideal que se distingue de la realidad. Esta representación–grupo implica una abstracción del ideal totémico–tótem, el mítico–mito, religioso–la divinidad. El ideal, de tipo científico-ético, implica la idea intemporal y aespacial que incluye a toda la humanidad. Cada uno de los tipos de representación–grupo mencionados implica identificaciones subsumidas en las posteriores. Como decía Freud (1921c), el comportamiento del hombre en la masa es irresponsable; el hombre se deja arrastrar en la masa y su comportamiento deviene el de un niño malcriado o de un animal salvaje. Y dice Maldavsky (1991, p. 108) que se puede definir el tipo de regresión del yo individual en relación con el tipo de inserción del yo en la masa que puede caracterizarse como "debilitamiento de la actividad intelectual, desinhibición de los afectos, falta de freno y postergación de la acción."
Los vínculos en relación con la representación del ámbito psicosocial. Investiduras posicionales Dice Maldavsky (1991, p. 104): que la "representación–grupo no es inconsciente sino preconsciente", y agrega que "la representación–grupo distribuye lugares para el yo y los otros, así como las escenas posibles, los acontecimientos que se supone pueden desarrollarse." La representación–grupo es un aspecto de la realidad en el que el sujeto y sus prójimos asumen roles posibles: el sujeto, el objeto, el rival, el modelo el colaborador. Según lo dicho, en la representación–grupo se incluyen quienes comparten las características del yo y quienes no. O sea que la representación–grupo propia se comprende como construcción narcisista (sujeto y doble) mientras que la representación–grupo hostil se comprende como inclusiva de individuos cuyas características del yo son opuestas a las del propio ideal del yo. Los valores compartidos entre el yo y los otros que integran escenas de la representación–grupo propio son positivos mientras que los valores compartidos por individuos de características opuestas al yo pueden ser valores negativos si no son compartidos por el grupo propio.
La separación entre la representación–grupo propio y la representación–grupo hostil es artificial pues en la realidad el grupo puede comprender tanto a quienes comparten el ideal del yo como a quienes tienen características opuestas. Dice Maldavsky (1991, p. 43): que "un grupo específico es una unidad fenoménica, descomponible en sus elementos (cada individuo: un ello psíquico en el cual se asienta un yo, o bien fragmentos de este individuo) y sus leyes de imbricación. De esta articulación entre elementos deriva un conjunto de discursos, decisiones y actos". Estos discursos, decisiones y actos afectan a todos los integrantes del grupo, de modo que la trama pulsional deviene intersubjetiva. Los "afectos quedan interferidos por una invasión desde otros". Se da un contagio de deseos, una comunicación de inconsciente a inconsciente. En las estructuras psíquicas de características narcisistas, la representación–grupo existiría como conglomerado, como aglutinamiento, en razón de que el yo sigue fijado al yo–ideal y no ha alcanzado la madurez psíquica que requiere constituir un superyó que le permita percibir al grupo con independencia de él, es decir según el criterio de realidad. Esta es una corriente psíquica que puede convivir con otras en las que se da una mayor discriminación entre el yo y el ideal.
En concordancia con lo que dice Freud (1021) acerca de la pulsión social y de las relaciones entre los hombres en el grupo, Maldavsky (1991) afirma que la primera meta de las relaciones intersubjetivas es procesar una pulsión y que recién la segunda es someterse a las exigencias del principio de realidad y del superyó. El autor procede a enumerar 10 leyes que dan cuenta de las relaciones intersubjetivas. Estas leyes son: 1) la de investiduras posicionales, 2) la de vigencia de las fantasías primordiales, 3) la de eficacia de la representación–grupo, 4) la de comunicación de inconsciente a inconsciente, 5) la de comunicación de preconsciente a preconsciente, 6) la de comunicación de superyó a superyó, 7) la del contagio afectivo, 8) la de las proyecciones e identificaciones, 9) la de los afectos y deseos extraños, 10) la de los efectos interindividuales de las defensas psíquicas. Respecto de la primera ley enunciada por Maldavsky (1991), la de investiduras posicionales, el autor dice que, en el vínculo con otro, el yo puede ocupar cualquiera de las posiciones: sujeto, ayudante, modelo, rival u objeto acotando que el sujeto representa sus vínculos con el otro en función de las posiciones específicas asumidas en la fase del Edipo y en base al complejo fraterno, o complejo del doble, y agrega que el objeto se elige en base a estas investiduras posicionales,
En el esquema psíquico de vínculos que el sujeto teje con otros que devienen objeto, rival, modelo y ayudante, se juegan procesos proyectivos e identificatorios que dan lugar a discursos en que se manifiestan transacciones interpersonales, como el enamoramiento, los pactos las influencias, etc. Ante una combinación de condiciones originarias de la pulsión, el yo e influencias exteriores, las huellas mnémicas permiten recrear las representaciones anteriores y mantenerlas a lo largo de cierto tiempo.

Formación de ideales
Como dicho en párrafos anteriores, la formación de ideales es una de las funciones del superyó, el cual se estructura a partir de una complejización surgida a partir de identificaciones sucesivas enraizadas en las pulsiones primordiales. En este sentido, se puede decir que los ideales, que son una referencia para los actos del yo (Freud, 1914b) son investiduras directas del ello, y que la elaboración de ideales es una elaboración psíquica de la meta pulsional que pasa a ser una aspiración del yo que alcanza un cierto grado de abstracción que se puede definir por los valores universales tales como amor, verdad, orden, dignidad, belleza, etc. (Maldavsky, 1991). En ocasiones, el proceso de formación de ideales puede estancarse y generar regresiones lógicas. Se constatan en el individuo en la masa y se explican por la eficacia que puede ejercer lo social en cada psiquismo al entretejerse con la elaboración psíquica de ideales individuales. Destacamos entonces, que, al hablar de ideales nos referimos, por un lado, a los ideales comunitarios o sociales, impuestos por la cultura, las leyes y la tradición, mientras que, por otro lado, nos referimos a los ideales heredados, y los ideales elaborados a partir de las vivencias propias o de la propia constitución. Estos últimos son más resistentes al cambio por estar más arraigados en el individuo (Maldavsky, 1991, p. 62).
La perspectiva freudiana de formación de ideales toma en cuenta no solo el componente social sino también el libidinal. A continuación, describimos los ideales elaborados por el individuo en torno del dominio de cada pulsión (Maldavsky, 1991).
• El ideal ligado a cada pulsión reviste ciertas características, que son propias de cada pulsión. Cuando domina la libido intrasomática (LI) el ideal es la ganancia y los vínculos intersubjetivos se tejen en torno de la especulación.
• En el caso de fijación a la pulsión oral primaria (O1), el ideal es el acceso cognitivo a la verdad abstracta y los vínculos intersubjetivos se tejen en torno de la observación hiperlúcida.
• Si domina la pulsión oral secundaria (O2), el ideal es el amor, que se manifiesta en los vínculos intersubjetivos por una súplica por el amor del otro, mediante exhibi ción de desdichas y honrando con de seos de beneficios celestiales al benefactor.
• Si domina la pulsión anal primaria (A1) el ideal es la justicia. Se manifiesta en una identificación con un modelo de ideal vindicatorio que lleva a generar vínculos inter subjetivos basados en la transgresión. Según Maldavsky (ob. cit.) el individuo trasgresor supone a los otros como seres temerosos, idiotas útiles, que no se iterpon drán en su camino al intentar realizar el ideal vindicatorio, mientras que el individuo de rasgos paranoicos se siente perseguido y maltratado por un líder injusto o sus seguidores.
• Si domina la pulsión anal secundaria (A2), el ideal es el orden. Los vínculos basados en este ideal están caracterizados por jerarquías y por una mayor o menor ostentación del poder, en función de ascensos o descensos dentro de las jerarquías. En este caso, el sujeto introyecta un líder que o bien intenta eliminar el desorden y el vicio o bien asume la posición del desordenado y vicioso.
• En la fijación a la pulsión fálicouretral (FU), el ideal es la dignidad; Respecto de los vínculos intersubjetivos en los que domina la pulsión fálico uretral, el ideal, la marca identificatoria del sujeto, es la dignidad. Satisfacer el deseo implica sostener lo, comprometerse, o sea osar, exponerse, atreverse, y entonces el ideal de la digni dad va acompañado de angustia. En cambio, no asumir este compromiso, no enar bolar el ideal de la dignidad, se acompaña de crisis de desconfianza y pesimismo.
• Si domina la pulsión fálico genital (FG), el ideal es la belleza. Mediante la proyección se da una identificación hipertrófica con rasgos de quien ocupa el centro de atención, por ejemplo un actor en un escenario.

Conclusión
En la segunda parte del marco teórico se destacó que la noción de semejante, o el complejo de semejante, surge a partir de la vivencia de los vínculos tempranos, sean estos de amor o de rivalidad. Se destacó también los tipos de representación que tenemos del grupo al que pertenecemos o de otros, así como los distintos tipos de ideales que impregnan cada uno de ellos y los roles que nos asignamos así como a los demás participantes de estos grupos. Si estudiamos la representación desde la perspectiva freudiana, se destaca el lugar que ocupa el sedimento pulsional en los procesos de pensamiento, en general, y en la representación de lo social, en particular. También se destaca el hecho de que si bien algunos ideales son impuestos desde la comunidad, la cultura y la ley otros son heredados o provienen de la propia experiencia e individualidad. Por fin, vemos que en la representación del grupo, de los fenómenos sociales, está presente siempre el yo y el otro, en una constelación en que se distribuyen distintos roles teñidos por distintos afectos.

Conclusión general del marco conceptual
Las representaciones son parte de una trama compleja de procesos de pensamiento, como la asociación, el juicio, y la memoria, entre otros. La evocación de las representaciones se da en conjunción con afectos que incluyen a otros, que adquieren distintos significados para el yo. La evocación de las representaciones se da también acompañada de ideales que son no solo culturales, comunitarios, etc., sino también elaborados a partir de la historia y la evolución individual. Si el estudio de las representaciones sociales involucra el estudio no solo de la fuente social sino también de lo individual y de lo intersubjetivo, las representaciones sociales se pueden denominar representaciones psicosociales.

Hipótesis

En base a la revisión de la literatura sobre el estudio de Representaciones Sociales descrita en la introducción de este artículo, y en base a la teoría freudiana y el desarrollo que hace de ella David Maldavsky, elaboramos la hipótesis de que las representaciones sociales, asentadas en el inconsciente y el preconsciente, se enriquecen con un estudio de las investiduras posicionales y de la formación de ideales.

Metodología de investigación de representaciones psicosociales

Algunos temas que se prestan a ser indagados bajo el abordaje de las Representaciones Sociales son, por ejemplo, la justicia bajo ciertas condiciones de gobierno o condiciones socio–económicas, nuevas prácticas relativas a la educación, configuraciones familiares inusuales, prácticas actuales de concepción de seres humanos, cambios en los planes de salud pública, cambios de políticas empresarias, etc. El objetivo de tales investigaciones es esclarecer el significado, o la representación implicada en el proceso de pensamiento relacionado con algún fenómeno social presente en una sociedad dada, en un cierto momento. Las técnicas más utilizadas son la etnografía, la entrevista, el grupo focal, el análisis de contenido, el análisis estadístico de asociaciones de palabras, cuestionarios y experimentos varios.
Pensamos que estas técnicas de investigación, que son las comúnmente aplicadas en las investigaciones abordadas desde la teoría de Moscovici (op.cit.) estudian la representación sobre todo en su abordaje socio–cultural e ideológico más general y no agotan en su totalidad la representación en su abordaje subjetivo, al no abordar el estudio de las raíces inconscientes y preconscientes que subyacen a los procesos de pensamiento de los cuales las representaciones son una expresión. Consecuentemente, al estudio de las representaciones sociales, abordado desde las técnicas de análisis ya mencionadas en este apartado, proponemos agregar un estudio de los ideales y de las investiduras posicionales, abordados no desde una perspectiva macro de lo consensual y lo consabido socialmente, sino desde una perspectiva micro, que sería lo construido subjetivamente, o sea desde lo psicológico. Así descrita, nuestra propuesta consiste en proponer un estudio de representaciones psicosociales.

Procedimientos para el estudio de las investiduras posicionales y de los ideales

Método de estudio
Para estudiar los ideales y las investiduras posicionales, nos remitimos al método de análisis del discurso del algoritmo David Liberman (ADL) que permite estudiar deseos y defensas, así como investiduras posicionales e ideales, desde la perspectiva freudiana (Maldavsky, 2013).

Unidades de análisis
El ADL permite estudiar el discurso en 3 niveles: el de la palabra, el del acto de habla y el del relato (ob. cit.). Para nuestro estudio, elegimos el nivel del relato (ADL–R) pues pensamos que la representación de los fenómenos sociales, que el investigador desea estudiar, se pueden manifestar en los relatos de los entrevistados, y que estos permiten inferir los ideales así como las investiduras posicionales combinadas con las representaciones. La unidad de análisis, que interesa para este estudio, sería entonces la escena descrita por el entrevistado, que podría ser única, o bien podría concatenarse con otras escenas, formando secuencias temáticas y temporales o causales (Greimas, 1966).

Escena única
Tomemos por ejemplo el caso de estudio de representaciones sociales de los docentes mayores de 50 años acerca de la reforma educativa del colegio secundario, que consiste en adecuar los cursos al mercado laboral. Uno de los subtemas a indagar referente a este tema podría ser el de la descripción de la afectividad que este cambio curricular suscita en el docente. En este caso, el investigador podría sugerirle al entrevistado que describa una escena (relato de una única escena) relativa a su sentir. Para guiar al entrevistado en la producción de la escena, se le puede sugerir que dibuje (o imagine) una escena que represente cómo se sintió al recibir la instrucción de la implementación de la nueva programación para el aula. Se le podría sugerir que dibuje (o relate) qué lugar de la escena ocupa él y el lugar que ocupan otros implicados, que podrían ser autoridades nacionales, el director del colegio, etc. De este modo, se puede guiar al entrevistado a construir escenas únicas referidas a otros subtemas, que incluyan al otro, por ejemplo, al director de la escuela , a otros profesores, a los alumnos, e incluso a la familia del docente, que podría ser su esposo / esposa o pareja y sus hijos, si los tiene.. Esta estrategia permite construir varias escenas únicas en que estén incluidos los demás actores que pueblan su universo de representaciones acerca del fenómeno social indagado. En un apartado posterior, denominado Testeo del instrumento mostramos ejemplos de frases que constituyen unidades de análisis para el estudio de las escenas únicas.

Secuencia de escenas
Tomamos como ejemplo el mismo caso de estudio de representaciones sociales para la escena única. Para el caso de construcción de secuencia de escenas, el investigador podría pedir al docente entrevistado que describa una secuencia de escenas relativas al subtema de los significados sucesivos de la implementación de estos cambios en sus representaciones acerca de su función docente. En este caso, sugerimos que el investigador sintetice el relato que el entrevistado ofrece en un máximo de 2 o hasta un máximo de 3 frases, la primera de las cuales indica el inicio de la situación relatada, y la última, que puede ser la segunda o la tercera (si la hay) indica la finalización del relato. En el próximo apartado, mostramos un ejemplo de relato construido por secuencias de escenas, relativo a este subtema.

Construcción de las frases
Se sugiere que las frases, tanto en caso de única escena como en caso de secuencia de escenas, sean cortas (máximo 10–12 palabras) y contengan solo 1 verbo por frase. Destacamos que el ejemplo que mostramos a continuación sobre frases en relación con el tema descrito es básico y se construyó con el solo fin de mostrar el procedimiento.

• Ejemplo de frases en el caso de las escenas únicas
Título: El significado afectivo para X del cambio en la programación de las aulas e investiduras posicionales que implican a otros
Frase 1: X se siente inadecuado para ejercer su función ante el cambio impuesto
Frase 1: La autoridad nacional propone cambios sin tomar en cuenta que a los docentes les falta entrenamiento para implementar el cambio
Frase 1: El director desea hacer cumplir el mandato sin enemistarse con los docentes
Frase 1: Los docentes más antiguos se sienten tan ineptos como él mismo
Frase 1 :Los docentes más nuevos parecen entusiasmados con el cambio de programación
Frase 1: Los alumnos especulan acerca de cómo beneficiarse del clima de confusión

• Ejemplo de frases en el caso de secuencia de frases
Título: Repercusiones de la directiva en las representaciones de X acerca de su rol
Frase 1: Inicialmente, X se esforzaba para adecuar su rol a la exigencia
Frase 2: La actitud especuladora de los alumnos lo desmotivó y deprimió
Frase 3. Dejó de competir con docentes jóvenes

Testeo del instrumento

Testeo del instrumento tomando el ya mencionado ejemplo (ver apartado sobre Procedimiento) Inferencia de investiduras posicionales en las escenas relatadas Vemos que en los relatos anteriores, tanto en los de escena única como en el de una secuencia de escenas, figura la trama vincular existente entre el sujeto del relato, que en este caso es el docente de más de 50 años y otros, que son, en el caso de escenas únicas: la autoridad nacional, el director, demás profesores y alumnos. Si la trama vincular no figura en el relato que el entrevistado genera espontáneamente, se le puede pedir que mencione a otros implicados en la escena, con el fin de determinar las investiduras posicionales del sujeto, que en este caso es el docente.
En el caso de la secuencia de escenas, figura la trama vincular del sujeto con la autoridad nacional y/o el director, con los alumnos y con los docentes jóvenes. Si el investigador hubiese querido indagar las representaciones sociales concernientes al subtema de la desmotivación y depresión del docente en relación con la trama vincular con su familia podría haber promovido la construcción de un relato adicional de una escena o de una secuencia de escenas. A continuación, agregamos las investiduras posicionales a los relatos de una escena y de una secuencia de escenas previamente construidos.

• Ejemplo de investiduras posicionales en el caso de las escenas únicas descritas:
Título: El significado afectivo para X del cambio en la programación de las aulas e investiduras posicionales que implican a otros
Frase 1: X se siente inadecuado para ejercer su función ante el cambio impuesto
Investiduras posicionales: X = objeto de la imposición.
Frase 1: La autoridad nacional propone cambios sin tomar en cuenta que a los docentes les falta entrenamiento para implementar el cambio
Investiduras posicionales: La autoridad nacional = modelo hostil
Frase 1: El director desea hacer cumplir el mandato sin enemistarse con los docentes
Investiduras posicionales: director = modelo
Frase 1: Los docentes más antiguos se sienten tan ineptos como él mismo
Investiduras posicionales: docentes más antiguos: dobles del objeto (X)
Frase 1: Los docentes más nuevos parecen entusiasmados con el cambio de rutina
Investiduras posicionales: docentes más nuevos = colaboradores de la autoridad nacional y del director
Frase 1: Los alumnos especulan acerca de cómo beneficiarse del clima de confusión
Investiduras posicionales = rivales de X

• Ejemplo de investiduras posicionales en el caso de secuencia de frases descritas:
Título: Repercusiones de la directiva en las representaciones de X acerca de su rol
Frase 1: Inicialmente, X se esforzaba para adecuar su rol a la exigencia
Investiduras posicionales: X = colaborador
Frase 2: La actitud especuladora de los alumnos lo desmotivó y deprimió
Investiduras posicionales: alumnos = rivales
Frase 3. Dejó de competir con docentes jóvenes
Investiduras posicionales: docentes jóvenes = rivales

Inferencia de ideales a partir de los atributos de los actores
A continuación, mostramos el cuadro del ADL que permite inferir los ideales presentes en las escenas según los atributos de los actores. Como se puede constatar, los ideales están relacionados con una u otra pulsión (o deseo, si nos referimos al aspecto de su consumación).

Cuadro I. Atributos e ideales de los actores

Analizamos a continuación, los ideales presentes en los relatos anteriores, de 1 escena y de una secuencia de escenas.

• Ejemplo de ideales manifestados en el caso de las escenas únicas descritas:
Título: El significado afectivo para X del cambio en la programación de las aulas e investiduras posicionales que implican a otros
Frase 1: X se siente inadecuado para ejercer su función ante el cambio impuesto
Atributo de X = O2 como sentimiento de inutilidad
Ideal de X = O2 como amor
Frase 1. La autoridad nacional propone cambios sin tomar en cuenta que a los docentes les falta entrenamiento para implementar el cambio
Atributo de la autoridad nacional: = A1 como abusador
Ideal de la autoridad nacional = A1 como justicia (o injusticia)
Frase 1: El director desea hacer cumplir el mandato sin enemistarse con los docentes
Atributo del director = A2 como orden y corrección de jerarca institucional
Ideal del director = A2 como orden
Frase 1: Los docentes más antiguos se sienten tan ineptos como él mismo
Atributos de los docentes más antiguos = O2 como sentimiento de inutilidad
Ideal de los docentes más antiguos = O2 como amor
Frase 1: Los docentes más nuevos parecen entusiasmados con el cambio de rutina
Atributo de los docentes más nuevos = FU como dignidad
Ideal de los docentes más nuevos = FU como dignidad
Frase 1: Los alumnos especulan acerca de cómo beneficiarse del clima de confusión
Atributo de los alumnos = LI como especulación
Ideal de los alumnos = LI como ganancia

• Ejemplo de ideales manifestados en el caso de secuencia de frases descritas:
Título: Repercusiones de la directiva en las representaciones de X acerca de su rol
Frase 1: Inicialmente, X se esforzaba para adecuar su rol a la exigencia
Atributo de X = A2 como deseo de acatar órdenes
Ideal de X = A2 como orden
Frase 2: La actitud especuladora de los alumnos lo desmotivó y deprimió
Atributo de los alumnos = LI como especulación
Ideal de los alumnos = LI como ganancia
Atributo de X = LI como objeto de especulación
Frase 3. Dejó de competir con docentes jóvenes
Atributo de docentes jóvenes = FU como dignidad
Ideal de docentes jóvenes = FU como dignidad
Atributo de X = FU como dignidad / indignidad

Resultados
Los ejemplos previos demuestran que el análisis de las investiduras posicionales y de los ideales aporta un saber al estudio de las representaciones sobre un fenómeno social. En sus representaciones, el sujeto inviste a los actores incorporados adjudicándoles ciertos roles y funciones, cargados de afectos. Asimismo, en cada escena relatada, el sujeto expresa un ideal y atribuye un ideal a los demás actores representados. Concluimos que, sumado al análisis de contenido del discurso y de otras técnicas de análisis aplicadas para elucidar el significado de un fenómeno social para una cierta sociedad, en un lugar y en un tiempo determinado, el análisis de investiduras posicionales y de ideales otorga mayor cualidad a las representaciones, desde una perspectiva no solo social sino psicosocial.

Conclusión

La Dra. María Rosa Caride decía que el investigador asume el compromiso de revitalizar las técnicas a fin de que los instrumentos sean actuales. . En sus palabras: "No es solo cuestión de crear nuevas técnicas, sino también revitalizar las existentes, con nuevos aportes desde lo teórico, la clínica y la investigación" (Comité editor, 2015, p. 17). Si bien la Dra. Caride se refería a las técnicas proyectivas en particular, sus palabras resumen el curso que tomó el enriquecimiento de los estudios de Moscovici (1976, 1985, 2000), en relación con el estudio de las representaciones sociales. Tomamos en cuenta la importancia que tiene el abordaje de los fenómenos sociales a partir de las representaciones y, en consecuencia, nuestro interés, al presentar este artículo, fue aportar una perspectiva psicoanalítica a la teoría y metodología del estudio de las representaciones que denominamos psicosociales.
Pensamos que el estudio de las representaciones del fenómeno social abordado desde una perspectiva de representaciones sociales, macro, se enriquece con un aporte del estudio del fenómeno desde una perspectiva psicoanalítica, micro. Respecto de la teoría, los conceptos vertidos en el marco conceptual demuestran que la representación, sea ella teórica o práctica, es parte de un proceso de pensamiento complejo cuyas raíces se asientan en el inconsciente y preconsciente del individuo. Respecto de la metodología, nuestro testeo del instrumento demuestra cómo el estudio de las investiduras posicionales y de los ideales puede refinar el saber aportado por la perspectiva más social acerca de estos fenómenos, otorgando cualidad y rasgos específicos a los fenómenos en estudio. Para finalizar, pensamos que estudios posteriores pueden profundizar en sus varios aspectos.

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Fecha de recepción: 29/03/18
Fecha de aceptación: 3/05/18

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