Introducción
Las especies invasoras y la pérdida de hábitat son consideradas las principales ame nazas a la biodiversidad (Didham et al., 2005; James et al., 2015). La actual crisis de pérdida de la biodiversidad ha generado un incremento en los programas de cría en cautiverio de especies para su posterior liberación. Además de esta práctica, existen numerosos casos de translocaciones realizadas cada año, desde la liberación de ejem plares “rescatados” a los movimientos de fauna con fines deportivos (Griffith et al., 1989; Cunningham, 1996). La translocación es definida como la liberación intencional de individuos de una especie dentro de un rango de ubicación diferente al sitio de captura (Griffith et al., 1989; Rittenhouse et al., 2008). Si consideramos como especie exótica a aquella que ha sido introducida a áreas más allá de las barreras biogeográficas que prevén su propagación (Dyer et al., 2017), las translocaciones realizadas fuera del área de distribución de una especie serían similares a la introducción de especies exóti cas (Shea & Chesson, 2002). Si bien las translocaciones de manera planificada resultan una herramienta útil de conservación (Moore et al., 2013), existe una preocupación legítima por las consecuencias negativas en los ecosistemas (Olden et al., 2010); y esa preocupación es aún mayor cuando la translocación se realiza sin planificación.
En Argentina se han introducido muchas especies a pesar de que la cantidad de información sobre los riesgos de la translocación de especies ha aumentado en los últimos años (Shafland & Lewis, 1984; Chebez, 2009). En San Juan, entre los animales vertebrados introducidos se ha mencionado a varias especies de peces (Acosta et al., 2016; García et al., 2018), anfibios (Sanabria et al., 2005), reptiles (Gómez et al., 1998), aves (Ortiz et al., 2016), y mamíferos (Navas, 1987).
El objetivo de esta nota es confirmar el registro de la tortuga introducida Phrynops hilarii en San Juan, con material de referencia en colección científica y localización precisa en el departamento Valle Fértil, plantear causas y posibles consecuencias ana lizando causas y consecuencias de su introducción.
Material y método
Área de estudio
El embalse San Agustín se encuentra ubicado a 700 metros del centro de la localidad de San Agustín de Valle Fértil (30° 38´ S, 67° 28´ O; 885 m s.n.m.). Este sector se encuen tra dentro del área protegida Parque Natural Valle Fértil, perteneciente a la Provincia Fitogeográfica Chaqueña, Distrito Serrano (Márquez et al., 2014). Originalmente, el embalse estaba destinado exclusivamente a la reserva de agua para riego, pero debido a su potencial turístico, actualmente se realizan diversas actividades recreativas, inclu yendo la pesca deportiva. Con respecto a esta última actividad, la ictiofauna del lugar está constituida en su mayoría por especies introducidas, originarias de las cuencas del Río de la Plata-Paraná (Acosta et al., 2016).
Descripción, biología y distribución de la especie
Phrynops hilarii (Duméril & Bibron, 1835) es una especie dulceacuícola que puede alcanzar los 400 mm de longitud. Habita en aguas calmas con abundante vegetación, donde captura gran parte de sus presas y se protege de sus depredadores. Posee con ductas de asoleamiento, a lo cual destina varias horas al día sobre troncos, sumergidos en el agua o a orillas de los cuerpos de agua (Richard, 1999). Se alimenta fundamen talmente de insectos, moluscos, crustáceos, anfibios juveniles, peces, pichones de aves y pequeños mamíferos (Alcalde et al., 2010). La actividad reproductiva ocurre entre los meses de noviembre y marzo, en el noreste de Argentina (Cei, 1993). La hembra puede nidificar hasta aproximadamente 300 metros de la orilla del cuerpo de agua (Bager & Rosado, 2010; López et al., 2013). Las hembras oviponen en promedio 14 huevos por nido (Bager, 1997), aunque se han reportado casos de hasta 32 huevos por nido (Astort, 1985).
La especie se comporta como una especie eurioica, y se la puede hallar en diferentes tipos de ambientes (Richard, 1999). Se distribuye en Paraguay, sur de Brasil, Uruguay y noroeste de Argentina, incluyendo las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Chaco, Entre Ríos, Corrientes, Formosa, Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Córdoba, Men doza y San Juan (Derocco et al., 2005; Sánchez et al., 2019). De acuerdo con Sánchez et al. (2019), los registros de P. hilarii en Tucumán, San Juan y Mendoza son tratados en la literatura como casos de translocación de especies, mientras que las poblaciones de Córdoba y Santiago del Estero se consideran como poblaciones aisladas dentro del rango de distribución. En 1993, Broin y De La Fuente citaron a la especie como “even tualmente introducida en las provincias de Mendoza y San Juan”. Este es el primer do cumento que registra la presencia de la especie en la provincia de San Juan, aunque sin material de referencia que lo corrobore. Posteriormente, Sánchez et al. (2019), citan una nueva localidad para San Juan pero sin incluir material de referencia ni sitio espe cífico de captura, aunque mencionan la presencia de nueve especímenes encontrados durante trabajos de dragado de arroyos en el departamento Valle Fértil.
Trabajo de campo
El 12 de febrero de 2019, como parte de un relevamiento solicitado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Gobierno de San Juan, se llevó a cabo un mues treo en el embalse San Agustín. Se realizó una búsqueda activa en la que participaron 6 personas, de 11 h a 16 h, en embarcaciones y a pie, revisando todos los microhábitats posibles. La captura fue manual y mediante redes de pesca. Se midió la longitud hoci co-cloaca (LHC) (± 1 mm) de un individuo capturado, el cual se encuentra depositado en la Colección Científica Herpetológica del Gabinete DIBIOVA, Departamento de Biología, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de San Juan.
Resultados y discusión
Se observaron 5 individuos de P. hilarii, asoleándose sobre rocas o troncos a orillas del embalse y sumergidas en el agua. Se capturó un ejemplar juvenil (LHC= 220 mm) (30° 37’ 59,9” S; 67° 28’ 50,8” O; Figura 1).
Este hallazgo confirma la presencia de la especie en la zona con material de referencia (UNSJ- 4097).
Pobladores locales afirman que hace años se trasladaron de La Rioja 10 individuos de P. hilarii desde una represa en dicha provincia y fueron liberados en el embalse San Agustín (Ripoll, com. pers.). Esto descarta la hipótesis de que P. hilarii, en la provin cia de San Juan, es una población relictual de una distribución antigua más amplia, y confirma la hipótesis referente a un origen antropocórico (Sánchez et al., 2019). El planteo de dichos autores se sustenta en los siguientes hechos: 1) la gran distancia existente entre San Juan y el área de distribución natural de la especie (250 km linea les aproximadamente) y la presencia de barreras naturales entre ambos; 2) la especie ha sido registrada en un sitio artificial y fuertemente antropogénico (embalse); 3) la fauna íctica acompañante incluye un gran porcentaje de elementos de distribución antropocórica. El caso de introducción de P. hilarii en San Juan es similar al de Men doza (Richard, 1987), donde se reporta que personas transportaron a esta especie a la provincia desde el litoral del país y la liberaron en espejos de agua cercanos a la ciudad. Futuros estudios deberían evaluar la presencia de la especie en La Rioja, debido a que los individuos introducidos en San Juan provienen de esa provincia.
Consideraciones ecológicas
La introducción de especies exóticas puede producir consecuencias ambientales para las nativas y sus hábitats. Los efectos ecológicos de una introducción pueden ser la alteración del hábitat, modificaciones en las redes tróficas y sus procesos, aumento de la depredación o pastoreo, y la introducción de nuevos parásitos o patógenos (Baltz, 1991; Josefsson & Andersson, 2001). En el caso de P. hilarii, existen artículos que re portan la ingesta de anfibios (Odontophrynus occidentalis y Leptodactylus latrans), y de peces del género Jenynsia (Richard, 1999), todas especies presentes en el embalse. Por lo tanto, la introducción de P. hilarii puede alterar las redes tróficas de este ecosistema. A su vez, la posible expansión de P. hilarii hacia los arroyos de la zona podría tener efectos negativos en las poblaciones nativas de peces y anfibios que habitan esos arro yos. En trabajos de Richard (1986; 1999), se ha reportado depredación sobre juveniles de P. hilarii por parte de aves como Pitangus sulphuratus y Guira guira. Estas especies forman parte de la fauna de la región, por lo que podrían ser controladores biológicos naturales de esta especie.
La translocación de fauna, por otro lado, genera un potencial riesgo de consecuen cias dañinas debido a enfermedades infecciosas. Los animales que son translocados pueden transportar consigo nuevas enfermedades, o pueden adquirir nuevas enferme dades durante el proceso de translocación o en el ambiente destino. El flujo de enfer medades a nuevos ambientes puede tener efectos importantes en la fauna silvestre, en la agricultura o en la salud pública, y puede afectar el éxito del esfuerzo de transloca ción en sí mismo (Leighton, 2002). Los daños potenciales de enfermedades infecciosas y parasitosis asociadas a la translocación de fauna silvestre han sido revisados en varias publicaciones (Schaffer et al., 1981; Davidson & Nettles, 1992). En San Juan existe un registro de parasitosis de un crustáceo exótico sobre el bagre nativo Trichomycterus corduvensis (Siluriformes: Trichomycteridae) en un arroyo cercano (8,5 km) al em balse San Agustín (Fernandez et al., 2019). El caso de la introducción de P. hilarii a la provincia de San Juan resulta un caso particular, ya que fue un traslado de una especie sin planificación alguna, y por ende no se evaluó el estado sanitario de los especímenes introducidos ni sus efectos sobre los ecosistemas.
La presencia de P. hilarii en la provincia de San Juan es el resultado de antropocoria, por ello, esta especie podría considerarse como una especie exótica en el ecosistema. Es necesario realizar estudios para evaluar el potencial invasor de P. hilarii y su capaci dad de dispersión hacia los ríos aledaños. A su vez, es importante estudiar los efectos ecológicos de esta introducción sobre las especies nativas. Estos estudios resultarán fundamentales para el manejo de esta especie, y para establecer un programa de con trol para evitar su propagación a los arroyos adyacentes, disminuyendo así el potencial daño ecológico sobre los ecosistemas de un área protegida.