Introducción
Los bosques tropicales estacionalmente secos (BTES) son ecosistemas terres tres marcados por una periódica y pro longada sequía (Silva et al., 2017). Esa condición climática hizo que la fauna y flora evolucionaran a través del desarro llo de muchas adaptaciones a la escasez hídrica. En el caso de la flora, las plantas de ambientes hídricamente estresados suelen presentar dehiscencia (pérdida de hojas) y otras características fisioló gicas que les permiten lidiar con la falta de agua por largos periodos, como mo dificación de hojas en espinas, semillas durmientes, y tejido con capacidad de almacenaje de agua (Gei et al., 2018). Esa diversidad de estrategias y sus especifi cidades representan un reto importante para la restauración ecológica de estos ecosistemas (Wells & Winowiecki, 2017). Hay muy pocas experiencias de restaura ción a gran escala para BESS que ofrez can modelos replicables de restauración (Wells & Winowiecki, 2017). Las condi ciones de estrés hídrico pueden matar muchas plantas volviendo el proceso de plantación extremadamente costoso. Por lo tanto, manejar la regeneración natural a través de intervenciones eficientes y baratas puede ser la mejor opción para crear modelos de restauración en BTES (Latawiec et al., 2016). La recuperación activa y la regeneración natural son a menudo estrategias complementarias en un gradiente de intensidad de acciones (Reid et al., 2018).
En Latinoamérica hay BTES en países como México, Colombia, Bolivia, Ecua dor, Paraguay y Brasil. Esos bosques casi siempre son ocupados por poblaciones tradicionales que dependen en distin tos grados de los servicios ecosistémicos que proveen esos bosques (Melo, 2017). Por lo tanto, cualquier intervención de restauración debe considerar los tipos de uso y perturbación asociados (Bran calion et al., 2012). Muchos BTES son usados como áreas de pastaje natural para la cría de animales como bovinos, caprinos y ovinos (Johnson et al., 1986). La restauración en esas áreas puede verse afectada por el pastoreo de esos anima les, que son capaces de consumir plántu las y retardar la regeneración (Menezes et al., en prensa). Además, el trasplante de plántulas de viveros forestales hacia zonas de restauración suele tener bajo éxito debido a la alta mortalidad de plán tulas en condiciones de sequía sin un período de adaptación que aumente su supervivencia. Así, la conducción de la regeneración natural de manera asistida emerge como la opción más eficiente y menos costosa para lidiar con los típicos usos de suelo y perturbaciones presentes en selvas secas de Latinoamérica (Capers et al., 2005).
En Brasil, la selva seca que domina la porción noreste es conocida como Caa tinga (del tupi: k’aa = bosque y tinga = blanco). Esa es una región que es hogar de más de 25 millones de personas, en general muy pobres y altamente depen dientes de los servicios del bosque seco para su supervivencia (Albuquerque et al., 2017). Con algunas excepciones de zonas de agricultura irrigada intensiva a lo largo del gran río de la región, el río San Francisco, el modelo de agricultura practicado en esta zona es de pequeñas plantaciones rotativas y cría de capri nos (Melo, 2017). Adicionalmente, la leña es la principal fuente energética de la población humana que la extrae de los remanentes naturales de bosque a su alrededor (Specht et al., 2019). Así, el cómputo de cobertura forestal de este ecosistema aún es favorable en su total, con un 60% de su área aún conservada en cuanto a bosque, con baja perturba ción humana crónica (leña, caprinos y pequeñas plantaciones) (Antongiovanni et al., en prensa). Sin embargo, muchas áreas a las orillas de ríos y riachuelos, nacientes de agua y áreas en declive fue ron degradadas y necesitan restauración. En esas áreas de degradación más inten sa las presiones humanas pueden llevar a la desertificación (Manzano & Návar, 2000). Por ello, es fundamental desarro llar técnicas de restauración adaptadas a las condiciones de estrés hídrico de la Caatinga.
En las últimas décadas, una gran canti dad de grandes obras de infraestructura tomaron lugar en la Caatinga (Neri et al., 2019). La mayor de todas es el proyec to de trasvase de las aguas del río São Francisco. Por las leyes ambientales bra sileñas, obras de esa magnitud necesitan forzosamente de planes de recuperación para mitigar la degradación ambiental causada por el movimiento de suelo y máquinas de las zonas afectadas. Las compensaciones por los daños ambien tales de esta obra han generado una gran cantidad de inversiones en el desarrollo local, incluyendo la creación de centros de investigación en biodiversidad y res tauración de la Caatinga, consecuente mente aumentando la disponibilidad de datos (De Oliveira et al., 2020). Eso ha posibilitado estudios de largo plazo y la creación de métodos de restauración que se adapten a las condiciones locales del ecosistema de la Caatinga. Particular mente, ese ha sido un reto aparte, ya que de la inmensa mayoría de la literatura acerca de los métodos y técnicas de res tauración existentes, apenas una muy pe queña proporción trata específicamente de bosques secos y mucho menos aún de la Caatinga (Melo et al., 2012). Por ello, la experiencia práctica acumulada en la literatura con respecto a la restauración de este ecosistema es prácticamente nula.
Para llenar este vacío de información, presentamos aquí un resumen de las técnicas para recuperar la vegetación con mayor potencial de éxito que se han desarrollado en el Núcleo de Ecologia e Monitoramento Ambiental - NEMA de la Universidade Federal do Vale do São Francisco - UNIVASF. Esta institución es la responsable de elaborar, poner en práctica y monitorear los planes de res tauración que van a recuperar el pasivo ambiental dejado por las obras de tras vase de las aguas del río São Francisco. Aquí presentamos un conjunto de méto dos desarrollados para: 1) reducir costos de recuperación de vegetación, 2) mejo rar la supervivencia de plántulas y 3) re sistir a las presiones locales existentes (factores abióticos y socioambientales). El éxito de la aplicación de cada una de las técnicas y métodos a gran escala aún están bajo monitoreo. Lo que presenta mos aquí son un conjunto de acciones de restauración que han sido presentadas oficialmente a las instituciones respon sables por la recuperación del pasivo ambiental, con pruebas preliminares a campo y con resultados alentadores has ta la fecha.
Las obras de trasvase del río São Francisco
Lo presentado en este artículo son pro ductos y procesos desarrollados en res puesta a la compensación ambiental legalmente requerida para las obras de trasvase de las aguas del río São Fran cisco (Projeto de Integração do Rio São Francisco com Bacias Hidrográficas do Nordeste Setentrional - PISF), un im portante río que cruza la zona más seca de Brasil. Esta es la mayor obra de in fraestructura hídrica de Brasil, totalmen te financiada con recursos públicos, que básicamente consiste en trasponer aguas por canales entre cuencas hídricas de la región semiárida brasileña para atender a la demanda hídrica de casi 20 millones de personas que viven en los estados más al norte de la región seca del Noreste de Brasil (Figura 1).
Los canales, nomina dos “Eixo Norte” y “Eixo Leste”, cruzan vastas regiones planas, pasando por di versas formaciones vegetales insertas en un gradiente de aridez que puede va riar enormemente. También es posible encontrar una gran variedad de uso de los recursos naturales por la población humana, y diferentes grados de frag mentación y cobertura forestal. Para la construcción de los canales fue necesa rio superar elevaciones de más de 300 m, por lo que fue crucial la construcción de 27 reservorios, cuatro túneles y nueve es taciones de bombeo (Rodrigues, 2012). La grandiosidad de la obra y su impacto se puede resumir por las 28 mil hectáreas de deforestación legalmente autorizadas para la instalación de la obra que con siste en dos canales, de más de 220 km de extensión cada uno, en donde hubo supresión de vegetación en una franja de 200 m que deberán ser recuperados (Fi gura 1). La recuperación ambiental, que implica la investigación de los métodos reportados en este documento y la eje cución de la recuperación a campo, está siendo financiada por los mismos recur sos públicos que financiaron la obra.
Métodos de recuperación aplicados
La nucleación es un método ya conoci do y bien estudiado en la restauración ecológica de paisajes degradados (Reis et al., 2010). Como técnicas de nucleación, tenemos la transposición de suelo, trans posición de ramas, perchas artificiales, siembra directa y plantación en núcleo (Reis et al., 2003). Tiene el potencial de ser una estrategia de restauración de menor costo que la plantación total del área (Benini et al., 2017; Corbin & Holl, 2012). Su principio es que la regenera ción natural puede ser acelerada y con ducida a través de islas de regeneración esparcidas por el paisaje degradado y que servirán inicialmente como atrac tores de fauna dispersora y retenedores de propágulos (Corbin & Holl, 2012). Posteriormente, esos núcleos servirán como fuente de propágulos para todo el paisaje degradado. Para el caso de la Ca atinga, la nucleación exige la plantación con diferentes estrategias de crecimiento y atractividad de la fauna dispersora, sin embargo, deben ser resistentes a la fauna herbívora, especialmente exótica, como chivos que forrajean libremente por la Caatinga. Eso crea un doble reto: el de seleccionar especies resistentes a la seve ridad de la sequía de este ecosistema y al mismo tiempo resistentes a la presión de herbívoros.
Siembra de baja densidad (SBD)
La siembra de baja densidad (SBD) es el método de restauración activa más ba rato y sencillo, indicado para áreas sin cobertura vegetación/suelo expuesto que acaba de ser degradado por remoción total de vegetación (mayor resiliencia). El objetivo de la SBD es recuperar una cobertura vegetal mínima, inicialmen te de especies herbáceas-arbustivas de crecimiento acelerado. Este método no está destinado a recuperar la diversidad vegetal del suelo sino apenas un recubri miento inicial que posibilite el reclutamiento posterior del banco de semillas, a mediano y largo plazo. Por lo general se elige este método en localidades con alrededores bien forestados y en donde se espera que la vegetación remanente fun cione como fuente de propágulos. Para ello, se eligió una especie de Fabaceae, nativa, muy común localmente que suele colonizar áreas degradadas de Caatinga, Senna uniflora (Mill.) H.S.Irwin & Bar neby (Lorenzi, 2008; Alves et al., 2009), con el potencial de recuperar esas áreas. Esa especie es conocida localmente como “mata-pasto” por su gran capacidad de colonizar áreas abiertas como pasturas abandonadas, llegando a competir con especies de gramíneas que forman pas tos. Por tratarse de una leguminosa, esta especie ayuda a recuperar la fertilidad del suelo por su capacidad de fijar ni trógeno, que proporciona condiciones más favorables para el establecimiento de otras especies (Pereira et al., 2013). La siembra es realizada manualmente lan zando una densidad de alrededor de 36 semillas/ m² (i.e. 360.000 semillas/ha). Antes de la siembra, las semillas son mis turadas con materiales vegetales, como el bagazo de caña de azúcar, con el fin de aumentar el volumen del material sem brado y así tener éxito en distribuirlos en el área a recuperar. En campo, se hace un subsolado para evitar la desecación de las semillas y ayudar a su incorporación en el suelo. Las ventajas de este proceso son principalmente su bajo costo y la po sibilidad de cubrir extensas áreas que se encuentran con suelo expuesto, donde la regeneración natural, después de sem brar, es no solo posible sino probable por las condiciones del entorno.
Siembra de alta densidad (SAD)
Cuando las condiciones son más desfa vorables, áreas sin regeneración natural y con menos resiliencia para la germi nación y el reclutamiento, sugerimos la siembra de alta densidad (SAD). Este método consiste en los mismos proce dimientos que su casi análogo de baja densidad (SBD) con la diferencia de que se incrementa la riqueza y densidad de semillas que se aplican al suelo (Figura 2b).
El objetivo ahora es adicionar, ade más de una leguminosa con alta produc ción de semillas (S. uniflora), otras espe cies con diferentes atributos ecológicos y funcionales.
Para ello, fueron seleccionadas cuatro especies de plantas nativas de Brasil: Rha phiodon echinus (Nees & mart.) Schauer (Lamiaceae), Sida galheirensis Ulbr. (Malvaceae), Mesosphaerum suaveolens (L.) kuntze (Lamiaceae) y/o Herissantia crispa (L.) Brizicky (Malvaceae). Rha phiodon echinus es una hierba perenne, con un tallo postrado y muy ramificado (Albuquerque & Almeida, 2002). Es tole rante a la sequía y a menudo se encuentra en pastos y bordes de caminos cubriendo completamente el suelo (Lorenzi, 2008). Sida galheirensis es un subarbusto, se encuentra en la región noreste de Brasil (Bovini, 2020). Es una planta perenne, que ocupa áreas de cultivos y pastos (Mo reira & Bragança, 2011). Mesosphaerum suaveolens es un subarbusto anual, a me nudo se encuentra en cultivos abandona dos y bordes de caminos. Herissantia cris pa es una herbácea/subarbusto perenne, tolerante a larga sequía y suelos pobres. Es una planta típica de Caatinga, ocurre abundantemente en pastos, bordes de ca minos y terrenos baldíos (Lorenzi, 2008).
Para su aplicación, por lo general se seleccionan tres especies, siendo una de ellas S. uniflora, y otras dos que están dis ponibles en cantidad suficiente, cuyo uso se relaciona con la producción natural de las plantas y el esfuerzo de recolección, además de la demanda (tamaño del área a recuperar). La densidad de S. uniflora se mantiene igual a 36 semillas/m², pero las dos especies adicionales se siembran a densidades iguales de 65 semillas/m² (650.000 semillas/m²). Tal como se hace en SDB, antes de sembrar, las semillas son mezcladas con materiales vegetales (bagazo de caña de azúcar). La siembra se puede hacer manualmente y su incorpo ración al suelo se puede hacer mecánica mente con herramientas sencillas (azada, rastrillo) o con máquinas (tractor).
Núcleo de aceleración de regeneración natural con pioneras (NARN-P)
Es un núcleo de especies mayormente pioneras. La disposición de las plántulas debe ocupar un área total de 64 m² (8 m x 8 m). La parte exterior del núcleo está formada por especies pioneras con carac terísticas más rústicas (p.ej. Jatropha mo llissima (Pohl) Baill.) y un cactus (p.ej. Xi quexique gounellei (F.A.C.Weber) Lavor & Calvente) y la parte central, por especies pioneras (p.ej. Aspidosperma pyrifolium Mart. & Zucc., Cenostigma pyramidale (Tul.) E. Gagnon & G.P. Lewis, Cnidos colus quercifolius, Croton blanchetianus Baill., Mimosa tenuiflora (Willd.) Poir). Estas especies son nativas y pueden pro ducirse en viveros y encontrarse comer cialmente. En el caso de PISF, también existe un intercambio entre el proyecto y los viveros de la región, intercambiamos semillas recolectadas por plántulas.
La recomendación de este método es para situaciones donde se desea una recuperación más acelerada de zonas altamente impactadas, pero con cierta capacidad de regeneración natural debi do al entorno aún forestado. El esfuerzo mínimo recomendado es de 6 NARN-P por hectárea (78 plántulas), lo que redu ce drásticamente el número de plántulas para la recuperación del área (Figura 3).
Núcleo de aceleración de regeneración natural con secundarias (NARN-S)
Este método usa especies no pioneras, o sea, aquellas que suelen ocurrir en estadios intermedios y avanzados de la regeneración de la Caatinga. Por ello, su recomendación es para situaciones con baja degradación pero que necesitan de conexión funcional, como corredores de fauna y áreas riparias. Este tipo de nu cleación no tiene intención de iniciar la regeneración sino de hacerla más rica en especies y funciones ecológicas, creando microclimas adecuados para la micro fauna del suelo (detritívoros, principal mente). Las especies son de crecimiento más lento y sus plántulas tienen un costo elevado de producción, debido al mayor tiempo en el vivero. Por ello, la protec ción de estas plántulas con estructuras fí sicas que mantengan herbívoros exóticos como bóvidos y caprinos es fundamen tal. La densidad mínima recomendada es igualmente de seis NARN-S por hectárea de intervención. La lógica de la instala ción de un NARN-S es igualmente sen cilla. Se utilizan especies de crecimien to más lento, secundarias tardías (p.ej. Amburana cearensis (Allemão) A.C.Sm., Astronium urundeuva (M. Allemão) Engl., Commiphora leptophloeos (Mart.) J.B.Gillett, Handroanthus impetiginosus (Mart. ex DC.) Mattos, Pseudobombax marginatum (A.St.-Hil., Juss. & Cam bess.) A. Robyns, Sapindus saponaria L., Sarcomphalus joazeiro (Mart.) Havens child, Schinopsis brasiliensis Engl.) y un cactus (p.ej. Cereus jamacaru DC.) en el centro, que se alternan gradualmente hasta que se forma un cinturón de se cundarias iniciales (p.ej. Anadenanthe ra colubrina (Vell.) Brenan, Libidibia ferrea (Mart. ex Tul.) L.P. Queiroz, Ma nihot carthagenensis (Jacq.) Müll.Arg. y Tabebuia aurea (Silva Manso) Benth. & Hook.f. ex S.Moore) y un cactus (p.ej. X. gounellei) (Figura 4).
Todo el núcleo es finalmente protegido usándose ramas espinosas amontonados de una especie exótica muy común en la región y que es explotada por poblaciones locales como fuente de madera y forraje para anima les, Prosopis juliflora (Sw.) DC. Esta es pecie también ha invadido otras zonas semiáridas de América del Sur. Nuestra experiencia es que esta cerca, manteni da a aproximadamente 1 metro de altu ra, dificulta el acceso de los herbívoros y suaviza el microclima dentro de los nú cleos (Figura 4).
Núcleos de alta diversidad (NAD)
Este método está indicado para la ace leración de regeneración de grandes áreas, de alta importancia ambiental, pero con elevado grado de degrada ción. El principio de esta técnica es aprovechar pequeñas depresiones na turales del terreno y orillas de lagos y ríos intermitentes, muy comunes en la Caatinga. Esas depresiones y pequeños cursos de agua pueden aumentar la sobrevivencia de plántulas en regiones semiáridas, atraer fauna y funcionar como un núcleo de diversidad para áreas en avanzado estado de degrada ción. El drenaje natural y las áreas hú medas son reservorios de especies más raras en ambientes semiáridos como la Caatinga. Por lo tanto, un conjunto de alta diversidad de especies no tan comunes en las zonas secas puede ser usado en estos núcleos de regenera ción. Nuestras experiencias en la Caatinga han funcionado con un total de 10 especies arbóreas nativas sembradas en distancias de 2 m entre plántulas en círculos concéntricos cercados con una cerca viva de cactus de la especie X. gounellei para impedir las embesti das de grandes herbívoros domestica dos como bueyes y cabras (Figura 5).
La cantidad de círculos concéntricos puede variar dependiendo del tamaño del área húmeda, su duración anual y la cantidad de especies disponibles. Se recomienda que las especies más hi drofílicas sean sembradas más cerca del agua o zona húmeda y que a me dida que se distancian los círculos se utilicen especies más xerofíticas.
Monitoreo de los métodos de siembra directa y nucleación
Hasta la fecha el monitoreo de los méto dos de restauración está en fase muy ini cial como para tener resultados contun dentes sobre su eficiencia y limitaciones. Sin embargo, compartimos aquí el méto do que se ha diseñado. Primeramente, se planeó el monitoreo de todos los méto dos por un periodo de tres años en inter valos de cuatro meses (tres veces al año). Este método busca cuantificar la presen cia tanto de especies que fueron añadi das, vía siembra directa o de plántulas, como especies de la regeneración natural que reclutaron espontáneamente, dentro y fuera de los núcleos. Como la cobertu ra inicial del suelo es un problema para superar para la recuperación de paisajes semiáridos, una atención especial se está dando a la cobertura del suelo, clasifica da en categorías con intervalos: 0-1%; 1-10%; 10-25%; 25-50%; >50%. La mor talidad de las plántulas está siendo igual mente monitoreada y la eventual sustitu ción de estas es recomendada en los tres primeros años. El monitoreo se realiza tanto en áreas con intervenciones (recu peración activa) como en áreas degrada das sin intervención y en áreas preserva das de Caatinga, a las que llamamos de referencia negativa y referencia positiva, respectivamente. Al final de este artículo se encuentran fotos de algunos métodos descritos en el trabajo y ya aplicados en el campo.
En el primer trimestre de 2019, inter venimos en 203,99 ha en un tramo del “Eixo Leste” del PISF, en los municipios Floresta (PE) y Custória (PE). En el 8.7% del área en recuperación se aplicó el mé todo SBD y en 91,3%, el SAD. Imple mentamos 743 NARN-P, 253 NARN-S y un NAD.
Después de la intervención con SBD, el 46,1% del área en recuperación tuvo una cobertura de suelo menos de 25%. Después de un año, el 25,6% del área te nía una cobertura vegetal del suelo entre el 25-50% y el 69% del área estaba cu bierta por encima del 50%, un aumento de aproximadamente 4x. En el área de SAD, después de la intervención, el 66% tuvo cobertura vegetal del suelo menos de 25%. Después de un año, el 40,4% tuvo cobertura vegetal del suelo entre el 25-50% y el 37% tuvo una cobertura superior al 50%. En nuestro monitoreo, hemos observado fluctuaciones en la co bertura del suelo debido a la estacionali dad de las lluvias, que es característica de la Caatinga. Después de 1 año y 4 meses, las especies C. quercifolius y J. mollissi ma se destacaron en NARN-P con más del 80% de supervivencia, y A. pyrifo lium, X. gounellei y C. pyramidale con supervivencia intermedia, alrededor del 50% (Tabla 1).
En NARN-S, las especies C. eptophloeos, L. ferrea, X. gounellei, C. jamacaru y P. marginatum se desta caron con supervivencia entre 80-60% (Tabla 2).
En NAD, después de 1 año, la menor supervivencia fue la de P. margi natum (61.9%), mientrs que las otras es pecies mostraron una supervivencia de entre 84.9 y 100% (Tabla 3).
Principales lecciones
La recuperación de bosques tropicales secos no está entre las prioridades de investigación en restauración ecológi ca, lo que resulta en severa escasez de información (Melo et al., 2012). Dicha escasez ha hecho que grupos de inves tigación en restauración ecológica de la Caatinga hayan iniciado estudios muy amplios que cubren desde la producción de plántulas hasta el inventario florístico de la Caatinga. Por lo tanto, todo lo pre sentado aquí está en fase de monitoreo y las conclusiones son aún preliminares. Sin embargo, esta es la recopilación de las mejores técnicas que hemos probado desde el principio de las investigaciones y creemos, con base en evidencias aún no publicadas, que son las mejores técni cas entre las probadas. Algunos avances han sido alcanzados para crear y ajustar métodos de restauración para la Caatin ga, como el aumento de la supervivencia de plántulas con partes subterráneas más desarrolladas y la adición de fertilizantes y agua a las siembras de estas (Teixeira et al., 2020). Sin embargo, la recuperación de extensas áreas que han sido impacta das por grandes obras de infraestructura necesita de métodos que conjuguen tan to la siembra (semillas y plántulas) como la regeneración natural (Calmon et al., 2011). Los métodos aquí presentados fueron desarrollados para atender a las demandas del PISF y el cumplimiento del pasivo ambiental que la obra ha de jado. A la vez, esta oportunidad ha sido usada para el desarrollo de un centro de investigación y desarrollo tecnológico ambiental para la Caatinga.
Hasta la fecha, el reto de generar pro tocolos de restauración de bosques se cos, que serán implementados a gran escala como resultado de la remediación de una obra pública, ha dejado algunos beneficios y otras dudas. Entre los bene ficios están la formación de decenas de estudiantes de nivel técnico, pregrado y posgrado en temas relacionados a la res tauración de la Caatinga. Esa cantidad de estudiantes formados fue posible por la cooperación en red con otras univer sidades e instituciones de investigación. El conocimiento generado ha sido deba tido públicamente y considerado en ni veles decisorios gubernamentales como los comités de gestión de las cuencas de los ríos de la Caatinga, que son entida des públicas en Brasil con mucho poder decisorio e influencia política en la toma de decisiones. Considerando el eleva do grado de degradación de las áreas en donde hemos probado esas técnicas, creemos que su adopción en otras áreas con condiciones semiáridas y degrada das puede ayudar a contener procesos de desertificación, un grave fenómeno que ha asolado la región seca de Brasil y otras regiones del mundo.
Los retos para la restauración de la Ca atinga son mucho más grandes que me ramente el desarrollo técnico. Estamos hablando de una de las zonas rurales más pobres y densamente pobladas de Brasil, donde gran parte de la población depen de de recursos naturales (Albuquerque et al., 2017; Silva et al., 2017). Restaurar la Caatinga es más que recuperar su bio diversidad, las funciones ecológicas de la Caatinga atienden a la población lo cal que depende de la fertilidad natural de los suelos para agricultura de corte y quema, la leña como principal fuente energética y la vegetación nativa para forraje natural, principalmente para los caprinos, criados tradicionalmente de manera extensiva (Melo et al., en pren sa). Los grandes impactos y degradación de la Caatinga se dan mayormente por usos más intensivos, como la actividad agropecuaria intensiva y explotación comercial maderera (De Oliveira et al., 2012). Por lo tanto, recuperar ecológica mente la Caatinga es devolver funciones ecológicas a este ecosistema que ayuden a las poblaciones locales a sobrevivir de manera sustentable.