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Diaeta

versión On-line ISSN 1852-7337

Diaeta vol.30 no.141 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2012

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Factores que influencian el consumo de calcio en estudiantes de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires*

Calcium intake and its influencing factors in Nutrition students from the University of Buenos Aires

 

Adriana de Oliveira Andrade1, María Carolina Chevallier2, Mariana Cecilia Calle3

1 Licenciada en Nutrición.
2 Magíster en Administración y Marketing Estratégico, Licenciada en Nutrición.
3 Doctora en Nutrición Humana, Magíster en Ciencias, Licenciada en Nutrición.

1 2 Universidad de Buenos Aires. Facultad de Medicina. Escuela de Nutrición.
3 Health Science Department. Worcester State University

Correspondencia: adriana.andrade06@gmail.com

Recibido: 31/07/2012 .
Aceptado en su versión corregida: 20/10/2012.

*(Abstract presentado en la Experimental Biology 2012)

 


Resumen

El objetivo de este estudio transversal fue evaluar el consumo de calcio alimentario y los factores que influyen en este consumo en estudiantes universitarias (178 mujeres, 19-30 años) de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad de Buenos Aires.
El consumo de calcio fue evaluado a través de un cuestionario de frecuencia de consumo alimentario. Las barreras al consumo de calcio fueron evaluadas a través de un cuestionario semi-estructurado. El consumo de calcio fue de 977,25 mg +455,89 mg/día. El 40% presentó consumo menor que el Requerimiento Promedio Estimado de calcio (800 mg/día) y sólo el 2% refirieron el uso de suplementos.
Las pruebas de Mann-Whitney, ANOVA, y Rho de Spearman fueron utilizadas para el análisis estadístico.
Las barreras al consumo de calcio más frecuentemente reportadas fueron: la aversión a los lácteos (13%) y la preferencia por otras bebidas (11%), principalmente mate. Las principales variables en las que se encontró una asociación estadísticamente significativa con el consumo de calcio fueron la ingesta de leche en el desayuno (r= 0,28; p<0,001) y en la merienda (r= 0,20; p=0,008) de manera positiva; y de manera negativa la ingesta de mate en el desayuno (r= -0,32; p<0,001) y en la merienda (r= -0,24; p=0,001), y la preferencia por otras bebidas (r= -0,17; p=0,026).
El hábito de consumir infusiones, principalmente mate en reemplazo de las bebidas lácteas, fue la principal barrera al consumo de calcio. A la hora de elegir qué bebida consumir, tuvo más peso la costumbre alimentaria argentina de consumir mate que el conocimiento adquirido en la vida académica. Se deben considerar estrategias que enfaticen la importancia del consumo de alimentos fuentes de calcio, para lograr cambios en la conducta alimentaria de la población estudiada.

Palabaras clave: Consumo de calcio; Estudiantes universitarios; Conducta alimentaria; Mate.

Abstract

The aim of this cross-sectional study was to evaluate calcium dietary intake and attitudes/behaviors toward calcium dietary sources in nutrition students (178 women, between 19 and 30 years old) at the University of Buenos Aires, Argentina.
Food frequency questionnaires and semi- structured questionnaires were used to assess calcium intake and barriers for calcium intake respectively. Calcium intake was 977.25 ±455.89 mg/; however 40% of participants were below the Estimated Average Requirement (EAR) of 800mg/d and only 2% of the participants reported calcium supplement use.
Mann-Whitney, ANOVA and Spearman's Rho tests were used for the statistical analysis.
For those participants who reported barriers toward calcium sources, aversion to dairy (13%) and preference for other beverages (11%), specifically mate (an infusion), were the most frequent. Drinking milk for breakfast (r= 0.28; p<0.001) or for an afternoon snack (r= 0.20; p=0.008), was positively associated with calcium intake; whereas drinking mate for breakfast (r= -0.32; p<0.001) or for an afternoon snack (r= -0.24; p=0.001) was inversely associated with calcium intake, as well as having preference for other types of beverage (r= -0.17; p=0.026).
The habit of drinking infusions, principally mate, replacing dairy, was the main barrier for calcium intake. When choosing what to take, the Argentinian custom of drinking mate was stronger for students than the academic knowledge acquired. In this population, strategies to increase calcium consumption targeting dietary habits are needed.

Keywords: Calcium intake; University students; Eating habits; Mate.


 

Introducción

El calcio es un mineral vital en todas las etapas de la vida y se encuentra disponible en una gran variedad de alimentos. Entre ellos, se destacan los lácteos por ser la principal fuente de calcio biodisponible y por ser un alimento básico en la dieta de muchos países occidentales (1). En un estudio realizado en mujeres sudamericanas que no trabajaban o estudiaban en el área de la salud se destacó que el 81% de ellas reconocen a los lácteos como la principal fuente de calcio (2). La deficiencia permanente y subclínica de calcio a largo plazo está asociada con la pérdida de masa ósea en la edad adulta y senil (3).
Si bien se creía que la osteoporosis era un disturbio natural en mujeres postmenopáusicas, ahora es aceptada la idea de que puede afectar a todos los individuos, independientemente de su edad o género (4). Según una investigación en estudiantes universitarias estadounidenses, cambios en el estilo de vida, incluyendo aumentos moderados en el consumo de calcio y en la actividad física, pueden reducir significativamente el riesgo de osteoporosis en el futuro (5).
En una revisión sobre el consumo de productos lácteos en Argentina en el año 2007 se concluyó que el consumo de calcio y de vitamina D proveniente de lácteos se encontraba por debajo del valor de referencia para estos micronutrientes (1). Los datos de la ENNyS - Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (6), realizada por el Ministerio de Salud de la República Argentina y publicados en ese mismo año demostraron, entre otros resultados, que más del 90% de las mujeres en edad fértil presentaba un consumo de calcio por debajo del valor de referencia para este mineral.
Hasta el momento no se han podido encontrar publicaciones específicas sobre los factores que influyen en el consumo de calcio alimentario en estudiantes mujeres de la carrera de Licenciatura en Nutrición en la Argentina. Por ello y por la necesidad de información descriptiva sobre el tema, el objetivo del presente estudio fue evaluar el consumo de calcio alimentario en estudiantes universitarias de 2º y 5º año de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e identificar los factores que afectan el consumo de los alimentos fuentes de calcio en esa población objetivo.

Materiales y métodos

Se trata de un estudio transversal de tipo exploratorio- descriptivo, realizado con estudiantes universitarias de 19 a 30 años de edad cursando el 2º y 5º año de la carrera de Nutrición de la UBA

Instrumento de medición

Para la evaluación del consumo de calcio y de los factores que lo influencian se usó un cuestionario semiestructurado, que estuvo dividido en dos secciones, A y B. La sección A tuvo la finalidad de evaluar el consumo de calcio. Esta sección consistió en un cuestionario de frecuencia de consumo alimentario (CFCA) de calcio, basado en un CFCA de calcio previamente validado (7) y posteriormente adaptado a los hábitos alimentarios de la población estudiada. La sección B tuvo la finalidad de evaluar los factores que influyen en el consumo de calcio. En dicha sección se incluyeron preguntas estilo "multiple choice", con algunas opciones de respuesta abierta, dependiendo de la variable evaluada. Se incluyeron en esta sección las siguientes variables: frecuencia y contenido del desayuno y de la merienda, intolerancia a la lactosa, aversión a la leche y otros productos lácteos, falta de hábito y preferencia por otras bebidas, preocupación por el peso corporal y por la cantidad de grasa de los alimentos lácteos, alto costo de este tipo de productos y autopercepción del consumo de calcio.

Relevamiento de datos

La etapa de relevamiento ocurrió entre los meses de agosto y octubre de 2011. Para esta etapa, se contó con el apoyo de los docentes de la Escuela de Nutrición de la UBA encargados de cátedras específicas de 2º y 5° año, quienes invitaron a estudiantes mujeres de 19 a 30 años a participar voluntariamente de esta investigación.
Por motivos éticos se aseguró la confidencialidad de la identidad de los participantes, quienes estuvieron exentos de completar sus nombres en el cuestionario.
El cuestionario fue autoadministrado y se completó durante los 15 minutos iniciales o fina
les (dependiendo de la cátedra) de las clases a las cuales las alumnas asistían.
Entre las alumnas que completaron el cuestionario, quedaron excluidas de la base de datos de esta investigación: a) alumnas fuera del rango de 19 a 30 años, b) alumnas no pertenecientes al 2º o 5º año de la Carrera de Nutrición, y c) alumnas que presentaron error al completar el cuestionario (incompleto o indebidamente completo). Del total de la muestra de 227 alumnas, 49 (22%) quedaron excluidas por no cumplir con los criterios de inclusión estipulados. Por lo tanto, una muestra de 178 alumnas fue utilizada en este análisis: 130 alumnas (73%) de 2º año y 48 (27%) de 5º año.

Análisis de los datos

Para el cálculo del consumo de calcio alimentario, se armó una base de datos en Excel con los alimentos contenidos en el CFCA. La cantidad total de calcio alimentario consumido por cada alumna fue calculada multiplicando la ingesta diaria de cada alimento por la cantidad de calcio en cada porción, y posteriormente sumando las cantidades de calcio de todos los alimentos consumidos.
La fuente utilizada para la composición nutricional de los alimentos del CFCA fue la tabla nacional de composición química de alimentos Argenfoods (8). Cuando un alimento no se encontraba en dicha tabla, se utilizaron otras fuentes como la tabla de la USDA (9), el rótulo del producto alimenticio en cuestión o la información nutricional promedio de los productos más consumidos del mercado.
Para la valoración de la ingesta de calcio se utilizó el valor de 800 mg/día, Requerimiento Promedio Estimado (RPE) definido por el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (IOM) en el año 2011 y correspondiente a la franja de mujeres de 19 a 30 años (10).
Para el análisis estadístico se utilizó el programa estadístico informático SPSS (Statistical Package for the Social Sciences).
Se utilizó el test no paramétrico de Mann- Whitney para muestras independientes, para comparar el consumo promedio de calcio alimentario entre los años.
Los resultados de los CFCA fueron relacionados con los factores que influyen en la ingesta de calcio a través del coeficiente de correlación de Spearman. Para comparar el consumo promedio de calcio en relación con las diferentes bebidas consumidas en el desayuno y la merienda, se utilizó la prueba ANOVA, seguida del post-hoc de Tukey. Se consideró estadísticamente significativo un valor de p<0,05.

Resultados

Consumo de calcio

El consumo promedio de calcio alimentario en la población estudiada (n=178) fue de 977,25mg± 455,89mg de calcio por día.
El 40% de las alumnas (n=71) presentaron consumo menor que el Requerimiento Promedio Estimado (RPE) de 800mg de calcio por día y solamente el 1% (n=2) presentó consumo de calcio por encima del Límite Máximo de Ingesta Tolerable (UL) de 2.500mg. El 2% (n=3) de las alumnas afirmaron consumir algún suplemento de calcio o multivitamínico y mineral que lo contenga.
De las 178 alumnas encuestadas, 130 cursaban el 2º año (24 años± 5 años) y 48 cursaban el 5º año de la Carrera de Nutrición (26 años± 4 años). Al comparar el consumo diario de calcio alimentario entre las alumnas de 2º (n=130) y 5º año (n=48) no se encontraron diferencias estadísticamente significativas (Gráfico N°1). El 38%
(n=50) de las alumnas de 2º año y el 44% (n=21) de las alumnas de 5º año presentaron consumo de calcio alimentario menor que el RPE para este mineral.


Gráfico 1. Consumo diario promedio de calcio alimentario según año de cursada.

Factores que influyen en el consumo de calcio:

a) Desayuno
Al analizar el desayuno en el total de las alumnas (n=178), la mayoría de ellas señaló que desayuna diariamente (Gráfico N°2). El 77% toma alguna bebida láctea, como leche o yogur, y el 23% restante toma algún tipo de infusión sin leche (mate, café, té o mate cocido) en el desayuno (Gráfico N°3).


Gráfico 2. Frecuencia del desayuno de las alumnas.


*Mate, café, té o mate cocido
Gráfico 3. Tipo de bebida consumida por las alumnas en el desayuno.

Se observó que consumir leche (acompañada con cereales, chocolatada o infusión) en el desayuno estuvo asociado positivamente con el consumo de calcio (r=0,274; p<0,001), mientras que consumir mate solo (r=-0,323; p<0,001) y té solo (r=-0,240; p<0,01) estuvieron asociados negativamente con la ingesta de calcio (Cuadro N°1). La frecuencia del desayuno también estuvo asociada positivamente con el hecho de consumir leche en el desayuno (r=0,204; p=0,006).

Cuadro Nº1. Relación de las respuestas del cuestionario sobre el tipo de bebida del desayuno con el consumo de calcio alimentario (n = 178).

** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
NS: no significativo.

El promedio de la ingesta de calcio entre las alumnas que afirmaron consumir leche en el desayuno (1.072mg± 473) fue significativamente mayor que el de las alumnas que afirmaron consumir mate (629mg± 269; p<0,001) o té (614mg± 165; p<0,001) en el desayuno (Gráfico Nº4).


**El consumo de leche es significativamente diferente al consumo de mate (p<0,001) y té (p<0,001)
Gráfico 4. Promedio del consumo de calcio alimentario según la bebida del desayuno.

b) Merienda
Al analizar la merienda en el total de las alumnas (n=178), el 70% (n=124) de ellas señaló que merienda diariamente (Gráfico N°5). Además, la frecuencia de la merienda estuvo asociada positivamente a la frecuencia del desayuno (r= 0,302; p<0,001).


Gráfico 5. Frecuencia de la merienda de las alumnas.

Entre las alumnas que afirmaron merendar (n=174), más de un tercio (34%, n=58) consume algún tipo de infusión sin leche: mate, café, té o mate cocido (Gráfico N°6).


*Mate, café, té o mate cocido
Gráfico N°6. Tipo de bebida consumida por las alumnas en la merienda.

Se observó que tanto el hecho de tomar leche (con cereales, chocolatada o infusión), como de tomar yogur (solo o con cereales) estuvieron asociados positivamente con el consumo de calcio (r=0,198; p=0,008 y r=0,164; p=0,028, respectivamente). Entre las bebidas no lácteas, solamente el consumo de mate en la merienda estuvo asociado negativamente con el consumo de calcio (r=- 0,240; p=0,001) (Cuadro N°2).

Cuadro Nº2. Relación de las respuestas del cuestionario sobre el tipo de bebida de la merienda con el consumo de calcio alimentario (n = 178).

* La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
NS: no significativo.

El promedio del consumo de calcio entre las alumnas que afirmaron tomar mate (779mg± 365) en la merienda fue significativamente menor que el de las que afirmaron tomar leche (1.062mg± 475; p=0,001) o yogur (1.369mg± 623; p<0,001) en la merienda (Gráfico Nº7).


**El consumo de mate es significativamente diferente al consumo de leche (p=0,001) y yogur (p<0,001)

c) Barreras al consumo de productos lácteos
Más de la mitad de las alumnas (59%) señalaron que no encuentran ninguna barrera a su consumo de productos lácteos. Entre aquellas alumnas que sí manifestaron barreras al consumo de este tipo de alimentos, los principales factores mencionados fueron: la aversión a lácteos (12%), la falta de hábito y la preferencia por otras bebidas (11%). Otros factores señalados fueron la intolerancia a algún componente de la leche (7%), el alto precio de los productos lácteos (6%), la necesidad de bajar de peso (2%) y de reducir la ingesta de grasa y colesterol (1%); y otras razones (3%).
Se evaluó la relación entre el consumo de calcio y las barreras al consumo de productos lácteos en el total de las alumnas (n=178). El hecho de no presentar ninguna barrera al consumo de productos lácteos (r= 0,221; p=0,003) y la autopercepción de consumo de calcio (r= 0,407; p<0,001) estuvieron asociados positivamente con el consumo de calcio alimentario. En este último caso, se observó una relación directamente proporcional: aquellas alumnas que percibían su consumo de calcio alimentario como alto, presentaron efectivamente un mayor consumo, y por otra parte aquellas que percibían su consumo como bajo, presentaron a su vez, un menor consumo de calcio alimentario. Por otro lado, la falta de hábito de tomar bebidas lácteas (y consecuente preferencia por otras bebidas) estuvo asociada negativamente al consumo de calcio alimentario (r=-0,167; p=0,026) (Cuadro Nº3).

Cuadro Nº3. Relación de las respuestas sobre las barreras al consumo de productos lácteos y la ingesta de calcio alimentario (n = 178).

* La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral). NS: no significativo.

Discusión

El consumo promedio de calcio en el total de las alumnas estuvo por encima del RPE de 800mg/día. Sin embargo, el 40% (n=71) de las alumnas tuvieron su consumo por debajo del RPE y presentaron riesgo de inadecuación de calcio. Esto coincide con estudios internacionales (11, 12, 13) que evaluaron la dieta de estudiantes universitarios y observaron que un gran porcentaje de ellos presentaba consumo alimentario de calcio por debajo del valor de referencia para este mineral.
En algunos estudios realizados en el país, también con poblaciones universitarias, se ha encontrado un gran porcentaje de estudiantes con bajo consumo de calcio: en el año 1999, Pacin y col (14) observaron que la ingesta de calcio fue inferior a la ingesta recomendada en el 71% de 209 mujeres estudiantes de 18 a 24 años. En el 2010, Vázquez y col (15) reportaron que el 95% de las 21 estudiantes de Arquitectura y Medicina tuvieron una ingesta de calcio menor a 1.000 mg por día, resultado que coincide con la ENNyS (5), en que el 92,9% de las mujeres de 19 a 49 años presentó ingesta menor a la AI de calcio (valor de referencia usado para el calcio hasta el 2010).
Un 38% de alumnas de 2º año y un 44% de alumnas de 5º año con riesgo de ingesta inadecuada de calcio son cifras preocupantes, especialmente en el último caso, teniendo en cuenta que son mujeres próximas a recibirse de profesionales de la Nutrición. De esto se podría inferir que las alumnas con consumo de calcio por debajo del RPE no estarían aplicando el conocimiento sobre calcio adquirido en la vida académica a su práctica alimentaria.

Factores que influyen en el consumo de calcio:

a) Desayuno
Prácticamente todas las alumnas desayunan dos o más veces en la semana, siendo que el 74% desayuna diariamente. Sólo el 2% de las alumnas manifestaron no desayunar nunca.
Entre las alumnas que afirmaron desayunar, el 77% desayuna algún tipo de bebida láctea (leche o yogur, solos o acompañados con otro alimento). El promedio de consumo de calcio alimentario de las alumnas que afirmaron tomar leche en el desayuno estuvo por encima del RPE de 800mg/día para este mineral. La importancia del consumo de leche en el desayuno para el aumento del consumo alimentario de calcio ya ha sido destacada en distintos artículos de revisión sobre este mineral (16, 17) y pudo ser corroborada en la actual investigación. Se observó una asociación positiva entre el consumo de calcio alimentario de las alumnas y el consumo de leche en el desayuno.
La ingesta de calcio de las alumnas que afirmaron tomar mate o té en el desayuno estuvo por debajo del RPE, resultando el consumo de ambas infusiones negativamente asociado a la ingesta de calcio alimentario.
La omisión del desayuno puede comprometer el consumo alimentario de calcio, si no se consumen cantidades suficientes de este nutriente en otras comidas a lo largo del día (15). Por ello se analizó además la frecuencia y el contenido de la merienda en esta población.

b) Merienda
Al igual que en el desayuno, prácticamente todas las alumnas meriendan dos o más veces en la semana, siendo que el 70% merienda diariamente. Además, la frecuencia del desayuno estuvo asociada positivamente con la frecuencia de la merienda.
En relación con las alumnas que afirmaron merendar, el 67% consume algún tipo de bebida láctea en la merienda. Se observó una asociación positiva entre el consumo de calcio alimentario de las alumnas y el consumo de leche y de yogur en la merienda. El promedio de consumo de calcio alimentario de las alumnas que afirmaron tomar leche y yogur en la merienda estuvo por encima del RPE de 800mg/día para este mineral.
El consumo de calcio de alumnas que afirmaron consumir infusiones solas (sin el agregado de leche) en la merienda se encontraba por debajo del RPE. Entre las infusiones, el consumo de mate en la merienda estuvo asociado negativamente al consumo de calcio alimentario. El mate es parte de la historia y cultura de los argentinos y su infusión es la bebida más tomada en el país, sin distinción de clases sociales ni edades.
Es relevante la cantidad de alumnas que estaría remplazando el consumo de leche u otras bebidas lácteas por infusiones: prácticamente un cuarto de las alumnas en el desayuno y un tercio de ella en la merienda. De esta forma su consumo de calcio alimentario estaría en niveles de riesgo de inadecuación (<800mg por día). Por lo tanto, se puede afirmar que tanto el consumo de mate entre comidas y de té en el desayuno representarían barreras para un consumo de calcio adecuado en la población estudiada.

c) Barreras al consumo de productos lácteos
Si bien la mayoría de las alumnas señalaron no encontrar ninguna barrera a su consumo de productos lácteos, el 41% de ellas señaló al menos una barrera.
La aversión a las bebidas lácteas fue el factor más mencionado como barrera al consumo de lácteos entre las alumnas. Esto coincide con los resultados de un estudio realizado en adolescentes de ascendencia china, en el cual se demostró que la aversión a la leche influyó negativamente en la ingesta de calcio y de productos lácteos (18). Sin embargo, al contrario de la cultura alimentaria argentina que tiene a la leche como un alimento básico de su alimentación, los chinos demuestran una arraigada aversión a la utilización y consumo de lácteos debido a que estos no son alimentos habituales en su dieta. Gran parte de la dieta china está formada por coles, lechugas, espinacas y otros vegetales de color verde oscuro, que constituyen importantes fuentes de calcio en su alimentación (19).
La falta de hábito de tomar lácteos fue la segunda barrera al consumo de calcio más mencionada, y resultó estadísticamente significativa en relación con el consumo de calcio alimentario de las alumnas: aquellas alumnas que manifestaban no tener hábito de consumo de lácteos eran justamente aquellas que presentaban menor consumo de calcio alimentario. Esto podría ser explicado por la falta de hábito de consumir leche adquirida en el entorno familiar. Otra probable explicación para la falta de hábito de consumir bebidas lácteas podría ser el reemplazo de la leche y del yogur por bebidas pobres en calcio. Las infusiones, principalmente el mate, fueron mencionadas como la bebida preferida entre las alumnas que no tienen el hábito de consumir bebidas lácteas. La costumbre alimentaria argentina de consumir mate a toda hora, especialmente por la mañana y por la tarde, coincidentemente con los horarios de desayuno y merienda (entre comidas) parece estar ejerciendo una gran influencia en el consumo de calcio de estas alumnas. Existen diversos factores que pueden llevar a una persona a no tener el hábito de tomar bebidas lácteas, y en este estudio los resultados sugieren que el consumo de mate solo (sin agregado de leche) en el desayuno y en la merienda podría ser en parte responsable de dicho comportamiento.
Para aquellas estudiantes que evitan consumir leche y sus productos derivados, se recomienda la ingesta de fuentes de calcio no lácteas como estrategia para garantizar el consumo adecuado de calcio. Entre las principales fuentes no lácteas disponibles en la cultura alimentaria urbana argentina se encuentran: sardina, vegetales de hojas verde oscuro (espinaca, brócoli, repollo chino), maníes, semillas de sésamo y alimentos fortificados como cereales y jugos industrializados (20).
Otro factor directamente proporcional al consumo de calcio alimentario fue la autopercepción de un consumo de calcio adecuado. Las alumnas que tenían un mayor consumo de calcio fueron las que señalaron: "creo que mi consumo de calcio es alto y probablemente suficiente", y las que tenían un menor consumo de calcio señalaron: "creo que mi consumo de calcio es bajo y probablemente insuficiente". Por el contrario, en un estudio neozelandés (21) en que se investigaron los factores que afectan el consumo de calcio en mujeres en distintas etapas de vida, se observó que una de las barreras al aumento de la ingesta de lácteos fue la percepción equivocada: las mujeres con bajo consumo del mineral creían consumir suficientes productos lácteos (y que por lo tanto, no necesitaban aumentar su consumo).
En el presente estudio la percepción del propio consumo de calcio alimentario entre las alumnas estuvo acertada y sería coherente con la cantidad de calcio consumida por ellas. Aquellas que señalaron baja ingesta de calcio realmente consumían cantidades muy bajas del mineral, y probablemente no han incorporado una estrategia en términos nutricionales para aumentar el consumo de alimentos fuentes de calcio.

La ingesta de calcio de las alumnas de Nutrición de la UBA está relacionada principalmente con el tipo de bebida consumida en desayuno y merienda. De este modo, consumir leche en desayuno y merienda y yogur en la merienda son costumbres alimentarias que favorecen o ayudan a mantener una ingesta de calcio adecuada. La leche es la principal bebida asociada positivamente al consumo de calcio alimentario en esta población. Promover esta práctica o facilitar los medios para sostenerla, como por ejemplo una mayor oferta de productos lácteos en las cafeterías universitarias o puntos de venta cercanos sería una buena medida para favorecer una ingesta adecuada de este mineral.
Por otra parte, la falta de hábito de consumir bebidas lácteas y la consecuente preferencia por otras bebidas fue la principal barrera al consumo de calcio manifestada por las alumnas. Entre esta última sobresale la popular costumbre argentina de tomar mate. Es evidente que los conocimientos adquiridos durante la carrera, por sí solos, al menos respecto al calcio, no son suficientes para modificar una costumbre tan arraigada. Por ello, como alternativa, sería importante reforzar la idea en aquellas estudiantes cuyo consumo de mate es alto, de compensar, con la ingesta de otros alimentos fuentes de calcio o eventualmente con suplementos nutricionales para lograr una ingesta de este mineral acorde a las recomendaciones.
Las estudiantes de la carrera de Nutrición se preparan para ser futuras profesionales cuya principal responsabilidad será lograr o mejorar el estado nutricional de la comunidad. En este contexto reforzar la importancia, incluso dentro de la currícula académica, de mantener actitudes y prácticas alimentarias adecuadas cobra una relevancia aun mayor que en el resto de la población, no sólo por la responsabilidad de la salud propia, sino también como futuros modelos sociales.

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