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Revista latinoamericana de filosofía

versión On-line ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. v.33 n.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mayo 2007

 

SIMPOSIO

Identidad y hacedores de verdad1

Javier Castro Albano

Universidad de Buenos Aires

RESUMEN: Según la teoría de los hacedores de verdad una verdad es hecha verdadera por una entidad del mundo. En este trabajo distingo dos tipos de teorías de los hacedores de verdad, las teorías "fuertes" y las "débiles", y argumento que las versiones fuertes presentan un problema vinculado con las proposiciones de identidad.

PALABRAS CLAVE: Hacedor de verdad; Identidad; Necesidad

ABSTRACT: According to truthmaker theory, truths are made true by some entity of the world. In this paper I make a distinction between two kinds of truthmaker theory, "strong" and weak" theories, and I argue that strong theories present a problem concerning identity propositions.

KEYWORDS: Truthmaker, Identity; Necessity

A comienzos de la década de 1930, la mayor parte de los filósofos de la tradición analítica tenía poca confianza en la inteligibilidad del concepto de verdad. Cuarenta años después, Karl Popper recordaba la razón de su desconfianza:
Lo que me asustaba no era tanto la paradoja del mentiroso, cuanto la dificultad de explicar la teoría de la correspondencia: ¿en qué podía consistir la correspondencia de un enunciado con los hechos?.2
La cita de Popper refleja con bastante fidelidad la opinión de muchos de sus contemporáneos: el concepto de verdad resultaba incómodo porque (i) se pensaba que estaba vinculado con (o que debía ser explicado en términos de) una relación de correspondencia entre enunciados3 del lenguaje y hechos del mundo y (ii) por aquel entonces, nadie tenía demasiado claro en qué podía consistir esa relación. Todo cambió unos pocos años después cuando Alfred Tarski demostró que era relativamente sencillo dar una definición materialmente adecuada del concepto de verdad (para un conjunto importante de lenguajes formales) siempre y cuando el metalenguaje usado para formular esa definición satisfaciera ciertas condiciones. La propuesta de Tarski fue muy bien recibida y significó una suerte de rehabilitación (al menos en lo que a la tradición analítica se refiere) del concepto de verdad. Pero algunos creyeron ver en el trabajo de Tarski algo más que esto. Popper, por ejemplo, en el mismo texto de comienzos de la década del '70 intentaba extraer consecuencias metafísicas sustantivas de la propuesta tarskiana:

La teoría de Tarski, como todos ustedes saben y como él mismo fue el primero en subrayar, es una rehabilitación y reelaboración de la teoría clásica de que la verdad es la correspondencia con los hechos y a me parece que esto apoya el realismo.4

En los años siguientes el vínculo entre el predicado de verdad que Tarski enseñó a definir y la noción metafísica de correspondencia iba a ser muy discutido5 y, aunque es cierto que algunas expresiones del propio Tarski parecen señalar en la dirección contraria,6 hoy en día son muchos los que creen que la semántica tarskiana no debe ser entendida como una teoría de la verdad como correspondencia con los hechos (al menos si esta relación se entiende en un sentido metafísicamente sustantivo).
Entre los filósofos que no ven a la teoría de Tarski como una teoría de la correspondencia se pueden encontrar dos actitudes. Algunos creen que ésta es una virtud del enfoque de Tarski, pues entienden que les permite contar con un predicado de verdad sin tener que pagar el precio que la noción metafísica de correspondencia con la realidad supone. Pero hay también quienes creen que éste es un punto débil de la caracterización tarskiana. Algunos filósofos han argumentado que nuestra comprensión del concepto de verdad no va a estar completa hasta que tengamos una idea clara de la relación que existe entre una verdad y aquella(s) entidad(es) del mundo que la hace(n) verdadera. Caracterizar esta relación es el objetivo central de la teoría de los hacedores de verdad:
En la perspectiva de la teoría de los hacedores de verdad (Mulligan, Simons y Smith 1984, Armstrong 2004), una verdad es hecha verdadera por un hacedor de verdad, que es un hecho, un estado de cosas, o alguna entidad del mundo en virtud de la cual una verdad es verdadera. [...] la teoría de los hacedores de verdad ha sido considerada un proyecto promisorio en la medida en que puede ser considerada un intento para darle contenido metafísico sustantivo a la teoría de la verdad por correspondencia.7
En este trabajo quiero examinar una dificultad, vinculada con los enunciados de identidad, que parece presentar cierto tipo de teorías de los hacedores de verdad.

I

El objetivo central de una teoría de los hacedores de verdad es caracterizar la relación que vincula a una verdad con aquella entidad que la hace verdadera (o aquellas entidades que la hacen verdadera). Hay una tradicional definición de esta relación en términos de la noción de implicación que Gonzalo Rodriguez-Pereyra critica en un artículo reciente.8 La definición es la siguiente:

(1) e es un hacedor de verdad para <P> si y sólo si e existe y <e existe> implica <P>

Antes de considerar la crítica de Rodriguez-Pereyra a esta definición quiero señalar algunas cuestiones preliminares: (i) ‘<P>' es, por definición, el nombre de la proposición expresada por P, por lo tanto, (ii) la relación que caracteriza la teoría vincula a una entidad del mundo (e) con una proposición;9 (iii) la noción de implicación aludida en (1) se entiende en términos de la noción de implicación estricta: es imposible que <e existe> sea verdadera y <P> falsa. Es, por lo tanto, una noción modal. Finalmente, (iv) las entidades que pueden funcionar como hacedores de verdad no necesariamente tienen que ser hechos o estados de cosas: Sócrates es un hacedor de verdad para la proposición <Sócrates existe>, pues Sócrates existe y <Sócrates existe> implica a <Sócrates existe>.
Una virtud de la definición (1) es que los conceptos de existencia e implicación estricta en que se basa son (relativamente) más claros que el concepto que se quiere definir; si (1) fuera adecuada contaríamos con una elucidación satisfactoria de la relación que vincula una proposición verdadera con las entidades que la hacen verdadera. Sin embargo, Rodriguez-Pereyra argumenta que (1) no puede ser una definición adecuada pues, dado que toda proposición implica estrictamente a una proposición necesaria y que las proposiciones de la matemática pura son necesarias, se sigue de (1) que <Sócrates existe> implica a <2 + 2 = 4> y, por lo tanto, que Sócrates es un hacedor de verdad para <2 + 2 = 4>.10 Sin embargo, éste parece ser un resultado insatisfactorio pues, según afirma Rodriguez-Pereyra, una teoría adecuada de los hacedores de verdad debería satisfacer la siguiente equivalencia:

(2) e es un hacedor de verdad para <P> si y sólo si <P> es verdadera en virtud de e.

El problema con (1) es que parece poco razonable afirmar que <2 + 2 = 4> es verdadera en virtud de Sócrates. La definición (1) es, entonces, extensionalmente inadecuada.
Aunque es incuestionable que el concepto de verdadero en virtud de que figura en (2) no es un concepto absolutamente claro, parece haber cierto consenso sobre un conjunto de casos básicos de aplicación de ese concepto.11 Esto les permite a algunos defensores de la teoría de los hacedores de verdad usar (2) como un criterio de adecuación para cualquier definición de ‘e es un hacedor de verdad para <P>'. En particular, parece haber consenso suficiente acerca de que <2 + 2 = 4> no es verdadera en virtud de Sócrates, como para rechazar (1).
Podríamos llamar ‘teorías fuertes' a aquellas teorías de los hacedores de verdad que pretenden satisfacer (2), junto con las intuiciones acerca de ‘verdadero en virtud de' que mencioné en el párrafo anterior.12 Como hemos visto, estas teorías deben rechazar (1).13

II

El problema vinculado a los enunciados de identidad que quiero plantear concierne específicamente a las teorías fuertes de los hacedores de verdad.14 Podría plantearse como un problema de incompatibilidad entre cuatro tesis que cuentan con bastante consenso entre los investigadores que se ocupan de estos temas. La primera de estas tesis es presentada por Rodriguez-Pereyra del siguiente modo:

... si una proposición es verdadera en virtud de e, entonces e debe existir, puesto que ‘verdadero en virtud de' designa una relación.15

Esta tesis admite varias interpretaciones, sobre todo cuando se toma en cuenta que una proposición puede ser verdadera cuando se la evalúa con respecto a un mundo posible y falsa con respecto a otro. Según entiendo, la tesis anterior implica la siguiente (en la que ‘Héspero' y ‘Fósforo' son dos nombres del planeta Venus):

(A)  Si <Héspero = Fósforo> es verdadera en el mundo posible m, entonces existe en m una entidad e tal que e es un hacedor de verdad para <Héspero = Fósforo>.

La segunda tesis es uno de esos casos de aplicación del concepto de verdadero en virtud de sobre los que hay bastante consenso:

(B)   <Héspero = Fósforo> es verdadera en virtud del planeta Venus y de ninguna otra cosa.16

La tercera tesis que quiero considerar es generalmente (aunque no siempre) aceptada: es la tesis que afirma que la existencia de Venus es contingente. Traducido esto a la jerga de los mundos posibles:

(C)  Hay al menos un mundo posible m en el que Venus no existe. La cuarta tesis es una consecuencia de la verdad de <Héspero = Fósforo> junto con algunas de las ideas centrales de la semántica kripkeana para los lenguajes modales:

(D) La proposición <Héspero = Fósforo> es necesariamente verdadera

III

Ahora es posible presentar el problema al que he venido haciendo referencia. En primer lugar hay que notar que las tesis (C) y (D) implican el siguiente lema:

Lema I: Hay al menos un mundo posible m tal que <Héspero = Fósforo> es verdadera en m y Venus no existe en m.17
Prueba:18 El argumento procede por el absurdo. Supongamos que no existe un mundo m con las características que se mencionan en el lema I. Entonces en todo mundo en que <Héspero = Fósforo> es verdadera, Venus existe. De manera que la oración ‘Héspero = Fósforo → Venus existe' debería ser verdadera en todos los mundos posibles y, en consecuencia, ‘ (Héspero = Fósforo → Venus existe)' debería ser verdadera.19 Pero entonces, puesto que el esquema modal ‘(A → B) → ( A→ B)' es válido, de la verdad de ‘ (Héspero = Fósforo → Venus existe)' y de ‘ (Héspero = Fósforo)' (que se sigue de (D)) podríamos concluir ‘ Venus existe', contradiciendo (C).
Es sencillo ver que el Lema I nos impide aceptar conjuntamente (A) y (B). El Lema I nos dice que hay al menos un mundo posible m tal que <Héspero = Fósforo> es verdadera en m y Venus no existe en m. Por otra parte, (A) nos dice que debe haber en m un hacedor de verdad para <Héspero = Fósforo>. Pero ese hacedor de verdad no puede ser Venus, contradiciendo (B).
El problema planteado puede presentarse en forma de pregunta: ¿cuál es el hacedor de verdad de <Héspero = Fósforo> en aquellos mundos posibles en los que Venus no existe? Que deben existir esos mundos es consecuencia de (C) y (D); que debe existir tal hacedor de verdad es consecuencia de (A); la dificultad para identificarlo es consecuencia de (B).

IV

En este trabajo he intentado mostrar que, a pesar de su aparente plausibilidad, las cuatro tesis (A), (B), (C) y (D) no pueden ser sostenidas simultáneamente. Si el argumento es correcto, el defensor de la teoría fuerte de los hacedores de verdad debería abandonar al menos una de ellas. Abandonar (B) implicaría suponer la existencia de una entidad e, distinta de Venus (y cuya existencia no dependa de la existencia de Venus), tal que <Héspero = Fósforo> sea verdadera en virtud de e. La existencia de una entidad con tales características me parece problemática. Abandonar (C) es asumir la tesis de que la existencia de Venus es necesaria y, puesto que el caso que he considerado en este trabajo puede generalizarse, que toda entidad existe necesariamente. Sería un punto débil de este tipo de teorías el que tengan que comprometerse con esta tesis tan poco plausible. Abandonar (D) sería abandonar un componente importante de la semántica modal kripkeana;20 es razonable esperar que alguien que siga este camino encontrará mucha resistencia.
Tal vez la vía más plausible que el defensor de las teorías fuertes de los hacedores de verdad pueda encontrar sea, entonces, abandonar (A). Pero esto también tiene sus complicaciones. Uno podría abandonar (A) de dos maneras distintas. En primer lugar, podría sostenerse que las proposiciones de identidad como <Héspero = Fósforo>, aunque son verdaderas, carecen de hacedores de verdad. Esta no es una posición que cuente con demasiado consenso entre los investigadores. Como afirma Gonzalo Rodriguez-Pereyra:

[...] la idea detrás de la teoría de los hacedores de verdad es que, en general, los hechos aléticos (es decir, los hechos acerca de la verdad de las proposiciones) tienen lugar en virtud de hechos no aléticos".21

La expresión ‘en general' está pensada para hacer lugar en la teoría de los hacedores de verdad para cierto tipo de proposiciones muy especiales tales como las proposiciones analíticas (que pueden entenderse como proposiciones verdaderas en virtud del significado y no en virtud de los hechos) y, tal vez, algunas proposiciones semánticas tales como <Esta oración es verdadera>. Pero, dejando de lado esos casos especiales, se espera que la teoría fundamente la verdad de las proposiciones "normales" en los hechos del mundo. En particular, <Héspero = Fósforo> ni es una proposición analítica ni es una proposición semántica. Tengo la impresión de que una teoría de los hacedores de verdad que no pueda explicar la manera en que la verdad de <Héspero = Fósforo> depende de los hechos del mundo no puede contar con demasiado apoyo.22
Una segunda manera de rechazar (A) sería aceptar que si <Héspero = Fósforo> es verdadera en m, debe existir al menos una entidad e que sea un hacedor de verdad para <Héspero = Fósforo>, pero sugerir que e podría no existir en m. Los hacedores de verdad, en esta versión de la teoría, no necesitan ser entidades reales sino tan solo posibles. El problema con esta versión de la teoría es que parece no poder dar cuenta de la noción de verdad por correspondencia con la realidad. Lo que se pretende en las formulaciones habituales de la teoría es que existe una correspondencia entre las verdades y ciertas entidades del mundo que las hacen verdaderas. Lo que suele esperarse de una teoría de la verdad por correspondencia es que nos explique de qué modo las verdades corresponden con lo que es el caso y no con lo que podría ser el caso. Dicho de otro modo: lo que pretende la teoría de la verdad por correspondencia es que cuando la proposición <P> es verdadera en el mundo m, la oración ‘Existe un hacedor de verdad para <P>' sea también verdadera en m. Ahora bien, cualquiera que sea el modo en que entendamos la palabra ‘existe' en la última oración mencionada (sea como un cuantificador o como un predicado monádico), si pretendemos que sea verdadera, la semántica kripkeana nos obliga a tener entre las entidades existentes en m un hacedor de verdad para <P>. De manera que la idea de que la correspondencia pueda darse entre una proposición verdadera y alguna entidad que no pertenezca al mundo (en el que la proposición es verdadera) parece requerir una revisión bastante drástica de la teoría de la correspondencia o, tal como sucede con el rechazo de (D), nos obliga a abandonar algunos componentes centrales de la semántica modal kripkeana. Como dije un poco más arriba, creo que quien siga este último camino encontrará una importante resistencia.23
El argumento expuesto sugiere que las teorías fuertes de los hacedores de verdad tienen mucho trabajo por hacer con respecto a las proposiciones de identidad. La discusión parece relevante pues las dificultades que los defensores de la teoría habitualmente reconocen tienen que ver con proposiciones de estructura lógica compleja (proposiciones negativas o que involucran cuantificadores u operadores modales); por el contrario, las proposiciones atómicas suelen ser presentadas como (relativamente) poco problemáticas. Si lo argumentado en este trabajo es correcto, las teorías fuertes de los hacedores de verdad también tienen problemas con un grupo particularmente importante de proposiciones atómicas.

Notas

1.  Quiero agradecer a Martín Ahualli, Eduardo Barrio, Justina Díaz Legaspe, Eleonora Orlando, Gonzalo Rodriguez-Pereyra y Ezequiel Zerbudis por sus comentarios sobre versiones anteriores de este texto.

2. Popper 1972, pág. 289.

3. En esta ocasión uso el término de ‘enunciado' para respetar la cita de Popper. En el resto de este trabajo voy a usar los términos ‘proposición' y ‘oración' (según el contexto) para hablar de los portadores de verdad. El tema de los portadores de verdad podría tener relevancia para el problema que se discute en este trabajo. Véase Orlando 2007.

4. Popper 1972, pag. 292.

5. Para una presentación de este debate puede consultarse Barrio 1998.

6. Véase Tarski 1935a y 1935b.

7. Mumford (inédito).

8. Rodriguez-Pereyra 2006.

9. Como se sabe, existe un interminable debate acerca del modo de entender el concepto de proposición. Es interesante ver que la definición (1) no se compromete con ninguna caracterización específica del ese concepto. Es posible que el problema de la caracterización del concepto de proposición sea relevante para el problema que se discute en este trabajo. Sobre esta posibilidad, véase Orlando 2007.

10. En general, según la definición (1), cualquier entidad es un hacedor de verdad para una proposición necesaria. Este resultado se conoce como "Superveniencia global de la necesidad" [Global Supervenience of Necessity] .

11. Al menos esto es lo que se sostiene en Rodriguez-Pereyra 2006. No voy a discutir este punto en este trabajo.

12. Algunas personas sostienen que no tiene sentido plantear una teoría de los hacedores de verdad que no satisfaga (2). Esta parece ser la opinión de Rodriguez-Pereyra para quien (2) no es una mera condición de adecuación para las definiciones de la relación de truthmaking, sino que entiende que (2) es ella misma la definición de ‘e es un hacedor de verdad para <P>'.

13. A las teorías fuertes podemos oponer las ‘débiles', que al aceptar definiciones como (1) están forzadas a abandonar (2) o a rechazar las mencionadas intuiciones acerca ‘verdadero en virtud de'.

14. Para los problemas de las teorías débiles puede consultarse Diaz Legaspe 2007. En Orlando 2007 hay una discusión sobre la relación entre el problema que presento en este trabajo y las teorías débiles.

15. Rodriguez-Pereyra 2006

16. Según nos dice Rodriguez-Pereyra (ver Rodriguez-Pereyra 2006) esta tesis "es intuitivamente plausible y es vista con aprobación en la literatura". En rigor, Rodriguez-Pereyra está haciendo referencia a la tesis de que "sólo e es un hacedor de verdad para <e = e>", pero puesto que él acepta (2), debe considerar esta tesis como equivalente a (B).

17. Para simplificar, estoy ignorando el hecho de que los modelos para los lenguajes modales incluyen una relación de accesibilidad entre mundos posibles (y, consecuentemente, que la definición de la noción de necesidad se relativiza a mundos accesibles). El argumento presente podría desarrollarse para tomar en cuanta esta complicación.

18. Como es habitual, el símbolo ‘' representa al condicional material y ‘ ' a la noción de necesidad.

19. Recuérdese que, por definición, ‘<P>' es el nombre de la proposición que expresa la oración que ocupa el lugar de ‘P' y, por lo tanto, que <P> es verdadera (en un mundo posible) si y solo si P es verdadera (en ese mundo posible). De aquí se sigue, también, que <P> es necesariamente verdadera si y solo si P lo es.

20. (D) es una consecuencia natural una vez que uno acepta que los nombres propios como ‘Héspero' y ‘Fósforo' y la identidad se comportan en contextos modales tal como la semántica kripkeana sugiere. Una presentación sencilla de estas ideas se encuentra en Introducción a la lógica modal de G.E. Hughes y M.J. Cresswell. Consideremos un lenguaje modal L que contiene (al menos) un conjunto no vacío de constantes individuales y el predicado ‘='. Un modelo de Kripke para L es un quíntuplo ordenado M = <U, R, D, Q, V> en el que U es un conjunto (no vacío) de mundos posibles, R es una relación reflexiva definida sobre los elementos de U (la relación de accesibilidad del modelo), D es un conjunto no vacío (el dominio del modelo), Q es una función cuyo argumento es un elemento de U y cuyo valor es un subconjunto de D (Q le asigna a cada mundo posible mi su dominio Di, que es, intuitivamente, el conjunto de todos los objetos que existen en mi). V es una función que le asigna a cada expresión de L su valor semántico en el modelo (en particular, el valor semántico de una constante individual es un objeto y el valor semántico de una fórmula A, con respecto a un mundo posible mi, V(A, mi), es uno de los dos valores veritativos 1 o 0). Las cláusulas que son relevantes para (D) son las siguientes (en las que ‘a' y ‘b' son variables metalingüísticas cuyos valores son constantes individuales de L):

(i) Para toda constante individual a, V(a) D
(ii) Para cualquier mundo posible mi, V(a = b, mi) = 1 si y solo si V(a) = V(b)

La condición (i) es razonable si se espera que los valores de las constantes individuales sean objetos y se admite que el objeto asignado a una constante individual pueda no existir en cierto mundo posible. Hughes y Cresswell justifican la condición (ii) del siguiente modo: "De acuerdo con esta regla, (a = b) ha de considerarse verdadera cuando y sólo cuando a y b tengan asignado el mismo objeto; esto está, evidentemente, de acuerdo con la interpretación de (a = b) significando ‘a es el mismo objeto que b'. En efecto, puesto que ‘=' es un predicado diádico, estamos definiendo V(=) [el valor que V le asigna al predicado ‘='] como el conjunto de triples <u, u, mi > para cada u " (Hughes & Cresswell 1968, pag. 163. He modificado ligeramente el texto original para adaptarlo a la simbología que he venido utilizando). Pero es importante tener claro que aunque (i) y (ii) sean suficientes para justificar (D), cualquier otra aproximación a la semántica modal que justifique (D) alcanza para el argumento principal de este trabajo.

21. Rodriguez-Pereyra 2006.

22. Uno podría pensar en dos razones para defender la tesis de que <Héspero = Fósforo>, pese a ser verdadera, carece de hacedor de verdad. La primera es que es necesaria, la segunda es que es una proposición de identidad. Ninguna de las dos cuenta con apoyo entre los defensores de la teoría de los hacedores de verdad. En particular, puede ser interesante notar que el argumento en contra de (1) expuesto al comienzo de este trabajo se apoya en que la proposición necesaria de identidad <2 + 2 = 4> tiene un hacedor de verdad. Lo mismo sucede con tres de los cuatro argumentos que Rodriguez-Pereyra usa para rechazar el "Principio de Implicación" (Entailment Principle).

23. Ezequiel Zerbudis (ver Zerbudis 2007) sugiere que una concepción realista de los mundos posibles podría hacer frente a la objeción. Tengo dudas de que esas concepciones puedan resolver el problema que se discute aquí que es el de encontrar un hacedor de verdad para la proposición de identidad <Héspero = Fósforo>. El realismo modal tipo Lewis, al menos en sus versiones más conocidas, hacen imposible la identidad a través de los mundos posibles. En estos enfoques la identidad suele ser reemplazada por una relación de contraparte. No veo cómo esto podría resolver un problema acerca de las proposiciones de identidad. O, tal vez, podría entenderse la sugerencia como la propuesta (demasiado drástica) de resolver el problema negando que existan proposiciones que afirmen la identidad (en el sentido de Kripke) de entidades a través de los mundos posibles. También en este caso, como sucede con el abandono de (D), se estarían abandonando algunas tesis centrales de la semántica kripkeana.

23. Ezequiel Zerbudis (ver Zerbudis 2007) sugiere que una concepción realista de los mundos posibles podría hacer frente a la objeción. Tengo dudas de que esas concepciones puedan resolver el problema que se discute aquí que es el de encontrar un hacedor de verdad para la proposición de identidad <Héspero = Fósforo>. El realismo modal tipo Lewis, al menos en sus versiones más conocidas, hacen imposible la identidad a través de los mundos posibles. En estos enfoques la identidad suele ser reemplazada por una relación de contraparte. No veo cómo esto podría resolver un problema acerca de las proposiciones de identidad. O, tal vez, podría entenderse la sugerencia como la propuesta (demasiado drástica) de resolver el problema negando que existan proposiciones que afirmen la identidad (en el sentido de Kripke) de entidades a través de los mundos posibles. También en este caso, como sucede con el abandono de (D), se estarían abandonando algunas tesis centrales de la semántica kripkeana.

21. Rodriguez-Pereyra 2006.

22. Uno podría pensar en dos razones para defender la tesis de que <Héspero = Fósforo>, pese a ser verdadera, carece de hacedor de verdad. La primera es que es necesaria, la segunda es que es una proposición de identidad. Ninguna de las dos cuenta con apoyo entre los defensores de la teoría de los hacedores de verdad. En particular, puede ser interesante notar que el argumento en contra de (1) expuesto al comienzo de este trabajo se apoya en que la proposición necesaria de identidad <2 + 2 = 4> tiene un hacedor de verdad. Lo mismo sucede con tres de los cuatro argumentos que Rodriguez-Pereyra usa para rechazar el "Principio de Implicación" (Entailment Principle).
Podría concederse que la concepción realista de Lewis refuerza el concepto de existencia lo suficiente como para permitir una teoría de la correspondencia "transmundana"; pero lo hace a costa de debilitar el concepto de identidad, y es por eso que no parece ser una respuesta adecuada al problema planteado aquí. Por otra parte, cualquier concepción (sea llamada ‘realista' o no) que intente preservar la identidad (en el sentido de Kripke) a través de los mundos está obligada a hacer una distinción entre el mundo real y los "otros mundos" (por ejemplo, sosteniendo que el mundo real es concreto y los otros mundos son, aunque existentes, abstractos). Esta distinción, según creo, permitiría formular una objeción similar a la expuesta en el texto principal.

BIBLIOGRAFÍA

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12. Tarski, A. 1983: Logic, Semantics, Metamathematics. Indianapolis: Hackett.        [ Links ]

13. Zerbudis, E. 2007: "Identidades a posteriori y hacedores de verdad: modos de salir de una aporía" (en este volumen).        [ Links ]

Recibido el 08-01-07; aceptado el 08-05-07

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