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Revista latinoamericana de filosofía

versión On-line ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. vol.36 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mayo 2010

 

ARTÍCULOS

Pierre Bayle: el pirronismo contra la razón en el commentaire philosophique

John Christian Laursen

Universidad de California

RESUMEN: Últimamente Pierre Bayle ha sido interpretado como un racionalista, pero este artículo arguye lo contrario, que igualmente se puede interpretarle como un escéptico pirrónico. Hay efectivamente al menos dos caras para cada argumento en casi todo lo que escribió. Su Comentario filosófico de 1686, aceptado por muchos como una de las mayores defensas de la tolerancia religiosa en la historia de la filosofía, contiene precisamente esa tensión entre racionalidad y escepticismo. Esto puede ser entendido como una propuesta distinta y valiosa de hacer filosofía, comparable al método de otros escritores por la tradición escéptica como Sexto Empírico y Montaigne. Para que consiga defender la tolerancia a pesar de admitir la fuerza de la educación se requiere una interpretación caritativa.

PALABRAS CLAVE: Escepticismo; Pirronismo; Racionalismo; Tolerancia; Pierre Bayle

ABSTRACT: Recent work on Pierre Bayle interprets him as a full-blooded rationalist, but this article argues that he may just as well be interpreted as the opposite, a Pyrrhonian skeptic. There are indeed at least two sides of the argument in almost everything he wrote. Bayle's Philosophical Commentary of 1686, widely accepted as one of the greatest defenses of religious toleration in the history of philosophy, contains just such a tension between rationality and skepticism. This can be understood as a distinct and valuable approach to philosophy, comparable to the method of other writers in the skeptical tradition such as Sextus Empircus and Montaigne. To make the case that it succeeds in defending toleration requires a charitable interpretation.

KEYWORDS: Skepticism; Pyrrohonism; Rationalism; Toleration; Pierre Bayle

Pierre Bayle ha sido interpretado como un racionalista y como lo contrario, un escéptico pirrónico. En casi todo lo que escribió hay efectivamente al menos dos caras para cada argumento, y uno puede encontrar refutaciones en un lugar de casi todo lo que afirmó en otro. Pienso que esto puede ser entendido como una propuesta distinta y valiosa de hacer filosofía, comparable por lo demás a la tradición pirrónica en la medida en que es en muchos sentidos similar al método de otros escritores de esa tradición, tales como Sexto Empírico y Montaigne.
El Comentario filosófico de Bayle de 1686, aceptado por muchos como una de las mayores defensas de la tolerancia religiosa en la historia de la filosofía, contiene precisamente esa tensión entre racionalidad y pirronismo. Desde cierto punto de vista, por lo tanto, la obra es internamente contradictoria, y quizá incluso incoherente. En tal caso, si la filosofía depende de la consistencia y la coherencia, el texto, como texto filosófico, sería un fracaso. Pero podría haber sin embargo alguna lección para aprender de esa clase de fracaso. Consideremos pues los antecedentes del Comentario de Bayle.
Una de las piezas de ligereza interpretativa más fascinante en la historia de la religión pertenece a una parábola de Jesús relatada en San Lucas, capítulo 14. En esa parábola, un hombre prepara un banquete e invita a sus amigos. A éstos no les es posible asistir, por lo tanto el hombre ordena a su sirviente "salir por caminos y cercas" en busca de gente y "obligarla a entrar". Esto es manifiestamente una historia acerca de invitar gente a un banquete, pero sirvió ya a San Agustín para justificar la persecución violenta de los herejes. El "banquete" fue interpretado para significar la iglesia, y la palabra "compeler" (Agustín usaba las palabras "compelle intrare") fue tomada como una justificación del uso de la espada para traer gente a la iglesia. Hablo de "ligereza interpretativa" porque supongo que no tengo que proporcionar una lista de todas las cosas que Jesús afirma sobre la paz y la dulzura ni decir que son muy pocos los lugares donde manifiesta cosas que podrían ser interpretadas para insinuar que la violencia es un buen medio de convertir a la gente.1

De todas maneras, en el siglo XVII los católicos se apoyaban en la interpretación de Agustín para justificar el envío de los protestantes a las galeras, para obligarlos a hospedar tropas en sus casas hasta que se convirtieran y muchas otras medidas similares. Y además parecía que las quejas de los protestantes contra los católicos por la mala interpretación de este pasaje no tenían efecto sobre sus propias interpretaciones, puesto que recurrían a la misma cuando eran ellos los que tenían el poder para convertir católicos a la fuerza.
Bayle, protestante francés por nacimiento que estaba viviendo en el exilio de Rotterdam, respondió a Agustín y a los católicos con un Comentario filosófico sobre estas palabras del Evangelio, Lucas 14:23, "Oblígalos a entrar para que mi casa pueda estar llena."2 La obra, como hemos dicho, contiene los argumentos más rigurosos a favor de la tolerancia religiosa en la tradición occidental de la temprana modernidad. Pero, aunque parezca mentira, no ha recibido la atención que recibió la breve Carta sobre la tolerancia de Locke, aun cuando vaya más lejos y su publicación haya sido anterior a ésta.3 Una de las razones que puedo sugerir para este relativo descuido es el chauvinismo inglés. En efecto, nunca se debe subestimar la influencia del nacionalismo en la historiografía de la filosofía y la historia de las ideas, pues todo el mundo quiere que su tradición nacional y lingüística sea la cuna de la mayoría de los trabajos importantes.
La literatura especializada está dividida en torno a la cuestión del racionalismo de Bayle. Nuestro ensayo contribuirá a ese debate. Por un lado, Gianluca Mori y Jonathan Israel sostienen que Bayle, confiando en última instancia en la razón, era por encima de todo un racionalista.4 Por otro lado, Richard Popkin describe a Bayle como un ‘superescéptico'.5 Estos polos establecerán los términos para nuestro análisis en lo que sigue. En tal sentido, sobre este asunto y con respecto a este texto, sostendré que Popkin está más cerca de la verdad que las interpretaciones racionalistas.
El Comentario filosófico de Bayle está dividido en cuatro partes. Las primeras dos aparecieron en 1686, la tercera en 1687, la cuarta en 1688. La última se ocupa detenidamente de la fascinante cuestión de la conciencia errónea, introduciendo comparaciones con jueces y doctores que cometen errores de buena fe. La tercera refuta oración por oración el argumento de San Agustín que justificaba la violencia basándose en la interpretación de la parábola del banquete. La segunda es una respuesta a las objeciones e inicia el análisis de la conciencia errónea. Comenzaré con la primera, que presenta nueve argumentos en contra de la lectura de la parábola como una justificación de la violencia.
Bayle formula sus argumentos recurriendo a una declaración de la prioridad de la razón, a la que llama de varios modos: "lumière naturelle" ["luz natural"], "principes généraux de nos connoissances" ["principios generales de nuestros conocimientos"] (367), "lumière intérieure" ["luz interior"] y "vérité intérieure" ["verdad interior"] (369). Todos los teólogos, afirma, confían en la razón cuando elaboran argumentos. Eso significa que "la razón, que nos habla por medio de los axiomas de luz natural o de la metafísica, es el tribunal supremo que en última instancia y sin apelación de todo lo que nos es propuesto".6 La moción decisiva de Bayle es afirmar que la razón presenta naturalmente la idea de igualdad y equidad moral. Se deduce de allí que "hay que someter todas las leyes morales a esta idea natural de equidad".7
Esta va a ser la guía última para destacar el valor de la tolerancia. Pero también se encuentra aquí el principal problema. ¿Hay realmente unos "sentimientos de honestidad impresos en las almas de todos los hombres",8 una "luz interior que se comunique inmediatamente a todos los espíritus"?9 Igual de importante, ¿es dicha conciencia o luz la misma en todo hombre? La defensa de Bayle de la tolerancia depende de esto. De otra manera, algo más que dice socavaría tales recursos. Afirma también, en efecto, que "es entonces de acuerdo a sus propias luces que cada uno se determina".10 Si tales luces son diferentes en diferentes personas, todos sus argumentos sobre la luz natural y la filosofía pueden ser refutados por la afirmación de que dos personas no ven el asunto de la misma manera.
El primer argumento de Bayle contra una interpretación literal de la palabra "compeler" como justificación de la violencia es que resulta "refutada por las nociones claras y distintas de la luz natural". 11 Comienza con la afirmación de que "por las ideas más puras y claras de la Razón, sabemos que hay un Ser soberanamente perfecto, que gobierna sobre todas las cosas, que debe ser adorado por el hombre, que aprueba ciertas acciones y las recompensa, que desaprueba otras y las castiga".12 Esto pudo haber sido dado por supuesto por todos o la mayoría de los lectores contemporáneos de Bayle, pero ciertamente hoy no sucedería lo mismo. Los científicos dirían que las "ideas más puras de la razón" nada dicen acerca de seres perfectos que gobiernan el mundo y que deberían ser adorados. Se deduce de allí que el recurso a la "razón" no es válido para rechazar conversiones forzadas. Un lector de Bayle, David Hume, escribió sólo unas pocas décadas después que "la razón es y sólo debe ser esclava de las pasiones".13 Kant, por su parte, pensó que había ideas de la razón pura, es cierto, pero buena parte de la historia de la filosofía a partir de Kant ha impugnado esa noción, diciendo que la razón está mezclada siempre con otras cosas.
Bayle llega a usar su idea de razón para concluir que Dios sólo quiere conversiones sinceras, no hipócritas, y la violencia sólo genera hipocresía. Pero ésta es una interpretación discutible de lo que Dios quiere. ¿Cómo sabemos que Dios no acepta la hipocresía? La posición de Bayle, pues, también se basa en una interpretación discutible de la religión como un todo: "la naturaleza de la Religión consiste en ser una cierta persuasión del alma en relación con Dios".14 Sin embargo, mi interpretación de las religiones más legalistas, entre las que pueden incluirse el Judaísmo y el Islam, es que el alma del creyente no es muy investigada ni evaluada en la medida en que las leyes sean observadas. Bayle no confía en la luz y la razón abstracta, sino que da por supuesto una interpretación cristiana de la religión.
Otra afirmación de Bayle es asimismo tema de debate. Dice que"La violencia es incapaz… de persuadir al juicio".15 Pero incluso John Locke reconoció que esto no es completamente así. Nosotros estamos familiarizados con el llamado "lavado de cerebros". Suficiente violencia y miedo pueden (no digo "deben") cambiar las mentes de las personas. Otra vez, Bayle está confiando en una psicología discutible para lo que él declara que es un argumento de razón pura.
El segundo argumento de Bayle es que la persecución está en contra del espíritu del Evangelio. Esto es ciertamente una interpretación plausible. Pero es solamente una interpretación. Bayle pregunta si "la luz natural no dice a todos aquellos que la consultan atentamente, que Dios es justo, que ama la virtud",16 etc. Mucho depende de qué significa "consultar atentamente", pero es al menos posible para una persona razonable concluir que Dios no es totalmente imparcial y justo. Los maniqueos concluían que debe haber dos Dioses que se enfrentan, porque hay demasiado sufrimiento en el mundo para que haya solamente un Dios que sea justo. Bayle va a elaborar una larga lista de verdades semejantes que no son evidentemente verdades para todos. "Que es honesto y digno de elogio perdonar a los enemigos"17 no es aceptado por todo el mundo. Por tal comportamiento uno podría ser calificado en muchos lugares de apocado o idiota.
El séptimo argumento de Bayle es una variación del argumento del espíritu del cristianismo: es el argumento de los primeros siglos. Teodosio y Agustín fueron innovadores al permitir la violencia; hasta entonces los cristianos no confiaban en ella (387). Pero Teodosio y Agustín no tenían tras de sí la autoridad de los cristianos originales. Por lo demás, el octavo argumento de Bayle hace uso de esta historia, citando los reclamos de los primeros cristianos en contra de la persecución violenta (388).
El tercer argumento es que el sentido literal de la parábola, que justifica la violencia, confundiría la justicia con la injusticia y la virtud con el vicio, disolviendo así la sociedad. Es una variación del argumento de Tucídides según el cual la guerra civil conduce a cambiar radicalmente los significados de las palabras. Bayle señala que esa doctrina convierte la violencia y el vicio en bondad, equidad y justicia, con tal de que sean ejercidas en contra de los herejes. "No habría ningún crimen que no se convirtiera en un acto de religión".18 Y como "cada religión se considera la única verdadera",19 cada una se autoriza a cambiar el significado de las palabras (375). Bayle llama a tal cambio "la doctrina más abominable que jamás haya sido imaginada". 20 También aprovecha la oportunidad para señalar que los reyes nunca estarán a salvo si esta doctrina es aceptada: ellos pueden usarla para justificar la violencia contra los súbditos, pero la doctrina también justifica la violencia de los súbditos contra ellos (376).
El noveno argumento de Bayle es en cierto modo un corolario del tercero: es que los verdaderos cristianos, quienquiera que sean, estarían involucrados en un continuo derramamiento de sangre. Como "cada partido se cree ortodoxo… cada secta se creería obligada a"21 perseguir a las demás (391).
El cuarto argumento vuelve a una perspectiva global. Si los cristianos tienen el derecho de efectuar conversiones violentas, entonces también lo tendrán los "infieles". Bayle argumenta a favor del derecho de hacer proselitismo basado en el "deber de todos" de escuchar las opiniones de los otros para averiguar si están en la verdad (377). Esto podría ser un deber exigente, que requiere dedicar una gran cantidad de tiempo a escuchar, aunque, en su opinión, uno se reservaría el derecho de discrepar incluso después de haber escuchado. A continuación, tomando el ejemplo de los chinos, dice que si ellos se enteraran de que el cristianismo cambia a voluntad los significados de robo, asesinato y rebelión, estarían justificados para expulsar enseguida a los misioneros (378). Concluye afirmando, con bastante ironía, que lo malo de ello es que los chinos se verían privados de conocer la verdad transmitida por los misioneros. En consecuencia, la interpretación literal de la palabra"compeler" tiene que ser falsa.
El quinto argumento es que la interpretación literal justifica el crimen. Aun si está limitada al poder gubernamental, y por lo tanto no puede justificar la violencia de la multitud, siempre será llevada demasiado lejos, y cualquier violencia innecesaria es un crimen. Uno de sus principales ejemplos es el acuartelar soldados en casas de protestantes hasta que estos se conviertan. Debido a la debilidad y el egoísmo humanos, de los cuales tenemos "bastante evidencia", 22 esto no puede hacerse sin injusticia. (En términos contemporáneos, los abusos de la prisión de Abu Ghraib en Irak fueron inevitables; no se puede enviar soldados a ningún lado sin algunas fallas residuales de disciplina, violencia no autorizada, y abusos de poder.) Otro crimen, además, será la hipocresía que resulta de la violencia. Usando el lenguaje del cristianismo, dice que sería "en verdad blasfemar de la manera más criminal del mundo"23 interpretar el lenguaje de Jesús para aprobar tal proceder (382).
No es suficiente, afirma Bayle, decir que la conversión violenta está justificada por ley. "Toda ley que obliga contra la conciencia es hecha por una persona que no tiene autoridad para promulgarla y excede su poder",24 y es por lo tanto injusta (384). La conciencia "es la voz y la ley de Dios".25 Los príncipes no tienen "ni de Dios ni del hombre, el poder de ordenar a sus súbditos actuar en contra de su conciencia".26 Adviértase que ésta es una definición protestante de la conciencia, no compartida por la mayoría de los católicos. Retornaremos después al desarrollo hecho por Bayle de la defensa de la coerción con vistas a salvar a la gente de una conciencia errónea. Por ahora, sólo observaré que Bayle justifica tal salvación de una persona por "raisons de Politique" ["razones políticas"], esto es, cuando una secta es "justificadamente odiosa con respecto al bien público".27 Pero ése no es el caso en Francia. En este punto, Bayle alude a Basílides, Gran Duque de Moscovia, como un ejemplo de tiranía (385). Mandar a sus súbditos que transpiren en una mañana fría es precisamente tan imposible como mandar a la gente que crea en algo que no cree.
El sexto argumento es que el permitir a los cristianos hacer conversiones forzadas los privaría de una de sus principales objeciones contra los musulmanes. Los cristianos siempre habían afirmado que las falsas religiones dependen de la fuerza mientras que la verdadera religión podría confiar en la verdad. Si ellos confiasen en la fuerza estarían concediendo que su religión podría no ser verdadera.
La Segunda Parte del libro de Bayle se ocupa de las objeciones a estos argumentos. Pero no veo que resuelvan los puntos críticos que he formulado más arriba. Sigue refiriéndose a "respeto por la recta razón"28 y las "nociones más claras de la metafísica"29 como si esas nociones no fueran problemáticas. ¿Qué pasa si la luz de la naturaleza, la razón, la verdad interior, y rótulos semejantes no conducen en realidad ineluctablemente a la igualdad, la libertad, y la tolerancia? Bayle ha elaborado un argumento filosófico -no un argumento utilitario o teológico, o de razones de estado- contra el uso de la violencia en materia religiosa, y fracasará si se lo puede responder filosóficamente. Eso significa que si nosotros podemos redefinir la religión como algo que no tiene nada que ver con la conciencia -quizá obediencia a la ley sea suficiente-, concebir a Dios como poco interesado por la hipocresía -¿cómo sabemos qué es lo que hace?-, y entender la autoridad pública como una fuerza en contra de los derechos individuales -la mayoría del mundo siempre ha creído eso-, las conclusiones de Bayle no se seguirán. No estoy argumentando que deberíamos hacerlo así, sólo indicando la fragilidad del argumento de Bayle. Él tiene una comprensión particular de la razón, la luz y la verdad. Dice que su comprensión es universal, pero que en parte es una cuestión empírica: ¿es así?
Si Bayle se diese cuenta de que sus declaraciones acerca de la razón natural, la luz natural y la aceptación universal de sus principios morales son problemáticas, entonces sus afirmaciones podrían ser parte de un argumento retórico destinado a persuadir a aquellos que están inclinados a creerlo de todas maneras. Podría haber tenido razón para pensar que serían argumentos exitosos en su entorno francoparlante o en la República de la Letras de su tiempo en general. Pero entonces no es un argumento filosófico en el verdadero sentido, es meramente un argumento retórico, un argumento ad hominem o dialéctico.
Hasta aquí he presentado los argumentos racionalistas de Bayle y mi propia valoración crítica. Hasta aquí los intérpretes de Bayle que encuentran que él es un racionalista están justificados. Pero ahora llegamos a la parte más interesante: el socavamiento crítico al que Bayle somete sus propias afirmaciones acerca de la racionalidad de la tolerancia religiosa. Voy a mostrar que del capítulo 8 al 10 de la Segunda Parte sigue una estrategia escéptica en vez de una estrategia dogmática al argumentar contra la idea de que Jesús quería que se persiguiera para obligar a la gente a unirse a su iglesia. Anteriormente, en unos pocos lugares, había recordado que la gente solía equivocarse en el pasado y podía estar todavía equivocada. Pero ahora hay una apelación fuerte a la ignorancia e ineptitud humanas. Éste es el famoso análisis hecho por Bayle de la conciencia errónea.30
Recuérdese que Bayle ha estado confiando en una noción fuerte de verdad. Ahora sin embargo argumenta que "todo lo que una conciencia bien esclarecida nos permite hacer para el avance a la verdad, una conciencia errónea nos lo permite por aquello que creemos verdad".31 Pero si la conciencia errónea existe y tiene derechos,¿cómo podemos alcanzar alguna vez una única verdad? "La ley de no contradecir jamás las luces de nuestra conciencia es tal que Dios mismo no puede nunca dispensarnos de ella",32 dice; se trata de"una ley eterna e inmutable".33 Pero ¿qué estabilidad o unidad tendremos si las conciencias pueden invocar luces y verdades opuestas?
Bayle reconoce que sus argumentos justifican a quienes persiguen a conciencia. Sólo responde que "no significa que hagan sin crimen lo que hacen con conciencia",34 y que "esto no impide que debamos clamar fuertemente contra sus falsas máximas y tratar de iluminar mejor sus inteligencias".35 Pero, aun así, ellos están justificados para actuar según sus entendimientos equivocados, e incluso obligados a hacerlo así. En tal sentido, debemos decir que las afirmaciones de Bayle de que nadie aconsejaría jamás "la sodomía, el asesinato y la rapiña"36 porque están patentemente en contra de "las ideas de la ley natural"37 y las escrituras (431) están simplemente equivocadas: en algunos lugares y algunos tiempos la gente ha considerado aquellas acciones como justificables.
Lo peor de todo para una doctrina que depende de la "verdad" y la "luz" son los argumentos epistemológicos, especialmente los del Capítulo 10. "Dios no ha impreso en las verdades que nos ha revelado, en su mayor parte al menos, ninguna marca o signo por los cuales pudiéramos ciertamente discernirlas".38 Si "la conciencia nos fue dada como la piedra de toque de la verdad"39 y nuestras conciencias se equivocan, entonces no estaremos de acuerdo sobre las verdades (437). Admitida cualquier noción de la Caída, tenemos que concluir que "en la condición que se encuentra el hombre Dios se conforma con exigirle que busque la verdad de la manera más cuidadosa que pueda",40 no el real hallazgo de ella (438). Bayle incluso concluye que las conciencias no son muy diferentes de las cuestiones de gusto: "No importa si esta conciencia presenta a un hombre tal objeto como verdadero, a otro como falso… ¿Acaso el gusto de un hombre no le muestra como buena una comida que el gusto de otro le muestra como mala?".41 Pero las verdades y la luz formaron el edificio entero de los alegatos a favor de la tolerancia hasta este punto en el Comentario filosófico, y ¿ahora son simplemente cuestiones de gusto?
Espero que ya se vea claramente que esta línea de argumentación va a socavar todo lo que Bayle ha dicho sobre la razón y la racionalidad. Quiero demostrar aquí que es una línea de argumentación que está muy cerca del pirronismo, e incluso probablemente en deuda con él. Los lectores de este artículo sabrán que el pirronismo consiste en un conjunto de argumentos que ostensiblemente se remontan a Pirrón de Elis y están reproducidos del mejor modo en los escritos de Sexto Empírico.42 Uno de ellos es que deberíamos suspender el juicio acerca de las pretensiones de conocer la verdad detrás de las apariencias porque nuestro mejor razonamiento no nos da ningún conocimiento cierto de ella; otro es que las diferentes costumbres que encontramos por el mundo socavan toda afirmación según la cual alguna de ellas es correcta o incorrecta en un sentido fundamental. El pirronismo no es filosóficamente incoherente ni tampoco necesariamente inmoral.43 Mi argumento general es que Bayle tiene mucho en común con esta tradición, y que el pirronismo de Bayle socava su racionalismo.
Ahora voy a argüir que lo que Bayle dice acerca de la conciencia errónea y la fuerza de la educación y la costumbre es pirrónico. Él no lo cataloga explícitamente así en este texto. Hay buenas razones para eso. El pirronismo estaba asociado estrechamente con la inmoralidad y el ateísmo, y Bayle mismo tuvo que agregar una "Aclaración sobre el Pirronismo" a la segunda edición del Diccionario histórico y crítico (1702) para desviar las acusaciones de que su trabajo era subversivo.
El argumento de la fuerza de la educación y la costumbre era un argumento que Bayle ya había formulado muchas veces. Podemos tomar un ejemplo de sus Pensamientos diversos sobre el cometa, de 1682. La mayor parte del tiempo, dice allí, uno no vive por principios propios, sino de acuerdo a "el temperamento, la natural inclinación hacia el placer, el gusto que uno tiene por ciertos objetos, el deseo de complacer a alguien, un hábito adquirido en el contacto con los amigos".44, 45 Hay cierta evidencia de que esta clase de argumento proviene de la orientación de Bayle hacia las tradiciones escépticas. Sabemos que las había estudiado tempranamente porque en una carta a Minutoli de 1673 parafrasea a Sexto Empírico en el sentido de que "la división más general entre todas las sectas de filósofos es entre aquellos que piensan haber encontrado la verdad, aquellos que piensan que no puede ser encontrada, y aquellos que piensan que no la han encontrado aún y continúan investigando", y pasa revista a varias enseñanzas de los académicos y pirrónicos.46
Pero el libro en el cual Bayle explicó del modo más extenso el significado del pirronismo fue su Diccionaire historique et critique de 1697, escrito bastante después del Comentario filosófico. Su artículo sobre Pirrón, en particular, examina los elementos principales del pirronismo. Éstos pueden ser provechosamente divididos en, por un lado, las críticas a la razón y, por el otro, la afirmación de que la costumbre y la educación determinan la mayor parte de lo que pensamos. El pirronismo ofrece una serie de ideas que socavan la razón: "el espíritu de los hombres es cambiante";47 "la inconstancia de las opiniones y pasiones humanas es tan grande que podría decirse que el hombre es una pequeña república que cambia a menudo sus magistrados";48 los "buscaban siempre sin encontrarse seguros en ningún sitio, a cada momento se sentían dispuestos a razonar de una nueva manera, según la variación de las circunstancias".49, 50 Sobre el papel de la costumbre y la educación, "Pirrón sostenía que nada era realmente esto o aquello, y que la naturaleza de las cosas dependía de las leyes y de las costumbres; es decir, que mediante sus leyes y costumbres los hombres establecían que ciertas cosas fueran buenas, laudables, malas, censurables, etc."51, 52
El artículo de Bayle sobre Pirrón también nos proporciona un motivo para buscar su interpretación del pirronismo en otro lugar. Él dice de Pirrón que "sus opiniones apenas diferían de las de Arcesilao",53 jefe en un tiempo de la Academia y uno de los fundadores del escepticismo académico.54 Había solamente una diferencia, que los académicos afirmaban la incomprensibilidad de las cosas mientras que los pirrónicos suspendían el juicio incluso respecto de eso: "en todo lo demás se parecían perfectamente".55, 56
Por lo tanto, cuando el artículo sobre Carnéades, sucesor de Arcesilao, dice que "no admitía más que probabilidades para el disfrute de la vida, y por lo demás no creía que hubiera certeza ni evidencia alguna",57,58 podemos considerar eso como una crítica implícita y escéptica de las afirmaciones acerca de la verdad y la razón, tales como aquellas que hizo el mismo Bayle acerca de la tolerancia en el Comentario filosófico. Y lo mismo cuando dice de los académicos que "su especulación estaba suspendida entre dos contrarios, pero su práctica se ceñía a uno de ellos"59 para observar a continuación que "todo el mundo cabe allí: no se vive según los principios";60 también esto, en efecto, podría ser entendido como un socavamiento más del racionalismo de la primera mitad del Comentario filosófico.61

El pirronismo es mencionado o discutido en muchos otros artículos, usualmente para indicar temas ya conocidos como la debilidad de la razón y la fuerza de la costumbre y la educación.62 Y, con suficiente frecuencia, los mismos argumentos son utilizados sin referencia al pirronismo. En un artículo advierte que "nuestra razón sirve sólo para embrollar todo y para hacer dudar de todo: tan pronto como ella levanta un edificio, provee los medios para tirarlo abajo":63, 64 esto puede ser interpretado como un análisis del propio texto de Bayle en el Comentario Filosófico. En otro sostiene que "las ideas de virtud dependen de la educación y la costumbre", 65, 66 no de la razón. En sus observaciones sobre los maniqueos insiste en que la razón humana "es un principio de destrucción… [y] solamente adecuada para hacer al hombre consciente de su propia ceguera y debilidad".67, 68 En la exposición de Spinoza, advierte que "no hay contradicción entre estas dos cosas: (1) la luz de razón me enseña que esto es falso; (2) lo creo sin embargo porque estoy convencido de que esta luz no es infalible". 69, 70 Finalmente, critica a los socinianos por su confianza en la razón, que "es apenas apta para convertir a la gente. Es más apropiada para llevar al pirronismo".71, 72 Tales observaciones son repetidas en una serie casi infinita de variaciones sobre el tema en los vastos textos de Bayle.
Al volver al Comentario Filosófico, por lo tanto, es posible reconocer el vocabulario y el modo de pensar que Bayle utilizó posteriormente para describirse como pirrónico o al menos como escéptico. La verdad es, insiste Bayle, que nosotros creemos lo que creemos basado en nuestra educación. "la educación es indudablemente capaz de hacer desaparecer la claridad de las verdades de derecho". 73 Entonces, ¿qué ha sucedido con su empresa de enseñarnos que las verdades y la luz conducen a la tolerancia? Si algunas "verdades" son incorrectas y algunas son correctas, y la educación determina cuáles son las que pensamos como correctas, no podemos basarnos en tales creencias. Él está tratando de educarnos para creer las ideas acerca de la tolerancia que piensa que son correctas, pero no tiene más seguridad que los perseguidores.
La parte cuarta, el Suplemento, refuerza este lado del argumento de Bayle. Demuestra una y otra vez que es "la fuerza imperiosa de la educación"74 y "la educación y la costumbre"75 lo que determina las creencias, no la razón, la conciencia universal y la luz natural. Incluso resulta que en la misma razón hay argumentos a favor de ambos lados de cada asunto. Aún más, un nuevo motivo para dudar de la universalidad de la razón como tal es que no sabemos por qué una serie de argumentos atrae a una persona y otra serie a otra. Todo lo que Bayle puede decir es que "tiene por su propia naturaleza una disposición espiritual para ser más afectado por ciertas razones que por otras"76 (532). Cada persona puede ser atraída por una serie de razones "por el solo temple de su inteligencia".77

Como Bayle expresa, "no veo por mi parte que deba haber necesariamente una pasión criminal en el corazón que lleve a un hombre a preferir las razones que combaten ciertas partes de la ortodoxia antes que las razones que las sostienen".78 Pero si la "razón" puede ir por cualquier camino, ¿qué pasa con todos los atractivos de la razón y la luz natural del comienzo del libro?
Una respuesta a esta cuestión sería distinguir la ortodoxia religiosa, justificada solamente por razones teológicas (si eso no es una contradicción en los términos para Bayle), de las solemnes afirmaciones acerca de la verdad y la justicia del comienzo del libro, que podrían deducirse de la razón filosófica. Pero Bayle ha concedido que también la razón filosófica puede equivocarse. Tanto la razón teológica como la filosófica pueden ser erróneas.
Otro capítulo del suplemento, titulado "Si las pruebas de la verdad son siempre más sólidas que las de la falsedad"),79 socava aún más cualquier afirmación a favor de la razón filosófica. Hay, dice, "verdades necesarias… tan evidentes… [que] llevan con ellas mismas su prueba, que nadie impugna".80 Pero estos son sólo, literalmente, los puntos que nadie impugna. Los perseguidores no sólo impugnan obviamente las ideas de la gente que persiguen, sino que también, de manera igualmente obvia, impugnan la idea de la tolerancia. Así, éstos son casos en los que "una verdad necesaria no es evidente".81 Y la gente decide sobre estas verdades según cómo "se determina por las ideas que son más del gusto de su temperamento". 82 En cualquier caso, las opiniones "han tenido cada una sus partidarios en diferentes países en diferentes siglos".83 Una persona "no toma partido más que por cierta inclinación de su temperamento, y no por la fuerza de las pruebas".84 Eso significa, por supuesto, que sobre los asuntos controvertidos como el valor de la persecución, no es la razón abstracta y universal sino más bien el temperamento el que determina qué camino tomaremos. Es fácil ver por qué Walter Rex concluye que "ahí no quedan sino las ruinas. Uno se pregunta si aún permanece la idea de tolerancia".85 Otro erudito tiene razón cuando dice de Bayle que "deberán pasar varios años para que esta atmósfera de escasa confianza se disipe y las Luces insuflen su optimismo".86
El dilema aquí es que, por un lado, Bayle ha hablado sobre las verdades más claras de la razón y la luz natural, etcétera. Pero también, en muchos casos, ha levantado barreras epistemológicas para saber cuáles son esas verdades, y ha demostrado que somos prisioneros de nuestras conciencias, ya sean correctas o erróneas, y productos de nuestra educación. ¿Se puede tomar ambos caminos? Hay un patrón general en Bayle según el cual cualquier cosa que diga en un lugar la niega en otro. Siguiendo ese patrón, fuertes y solemnes afirmaciones para resolver el asunto de la tolerancia y la persecución que se encuentran al comienzo del Comentario Filosófico resultan socavadas al final del mismo.
Es sumamente desconcertante que Bayle concluya el importante capítulo décimo de la Parte II diciendo que la conciencia nos ayuda a rechazar a "que sin ella podrían decirnos que no hay nada cierto". 87 Pero él precisamente ha demostrado eso. ¿No se dio cuenta cuáles eran las implicancias de lo que estaba demostrando?
Mucho de lo que Bayle dice, por lo tanto, parece justificar el juicio de Richard Popkin, según el cual "el ataque a fondo de Bayle sobre todo lo que se dice y todo lo que se hace llevó el escepticismo hasta sus últimas consecuencias".88 Popkin es consciente de las reinterpretaciones recientes que ven a Bayle como un "moralista convencido" (294) que confiaba en la razón, y reconoce que "adoptó opiniones morales ciertas" (297). Sin embargo, puesto en el contexto del reconocimiento de los derechos de la conciencia errónea, el hecho de que algunas conciencias estén en lo correcto y otras equivocadas no nos ayuda en mucho. Bayle puede creer que su razón le enseñó algunas verdades, pero también reconoce que la razón de otras personas les enseña a ellas otras verdades. Esto puede ser interpretado como un tipo de suspensión del juicio acerca de la verdad universal de las ideas morales, y equivale a seguir la confianza tradicional del escepticismo en las costumbres y la educación a fin de determinar la "verdad" para los propósitos de la vida.
Espero que mi análisis haya mostrado, al menos prima facie, que Bayle llevó a cabo el proyecto escéptico pirrónico en su Comentario Filosófico, aunque no haya dicho explícitamente qué era lo que estaba haciendo. Más tarde, en las exposiciones del pirronismo, él describe, a menudo con las mismas palabras, lo que había hecho en el Comentario Filosófico. El resultado es que un libro, que empieza suponiendo verdades universales y escrupulosos fines morales, termina sosteniendo que un argumento que no podemos utilizar para perseguir a la gente que creemos equivocada es el buen argumento pirrónico de que rara vez podemos decir con seguridad quién está en lo correcto y quién equivocado. Los buenos argumentos pirrónicos justifican esta conclusión: la razón es débil y ella misma cae en paradojas, y nosotros somos productos de nuestra educación. Por lo tanto, ¿cuál es el Bayle real, el dogmático racionalista o el pirrónico que admite la debilidad de la razón y el irresistible poder de la educación y la conciencia?
Rainer Forst piensa que Bayle se salva a sí mismo de este dilema mediante "un retorno a su argumento normativo a favor de una moralidad independiente del respeto mutuo y la justificación, combinado con el argumento a favor de la restricción epistemológica". 89 Se basa en una declaración del final de la Parte II del Comentario (ignorando lo que se dice en la Parte IV, el Suplemento) donde Bayle retorna a la "luz revelada [que es] tan clara que pocas personas pueden equivocarse cuando de buena fe buscan lo que es" (101). Bayle nos ha dado muchas razones para pensar que no hay semejante luz universal revelada donde quiera que haya asuntos polémicos. El requisito de la buena fe, además, ya había sido utilizado por los católicos contra los protestantes, y da por sentado que una persona puede saber cuando otra actúa de buena fe. Por lo tanto, no parece ser uno de los mejores argumentos de Bayle, y puede ser interpretado más generosamente como un eco desechable de la retórica que había impulsado en la primera parte del libro, antes de lo que desarrolló en la segunda parte (capítulos 8 y 10 de la Segunda Parte y el Suplemento).
Forst sigue tratando de usar alguno de los argumentos de Bayle en el Diccionario para justificar "una explicación refinada de la coexistencia epistemológica de la fe con la razón y al mismo tiempo por encima de la razón" (102). Obsérvese que puede no ser enteramente claro qué significa "con y al mismo tiempo por encima de la razón". A Bayle se le atribuye la opinión de que la "razón tiene que reconocer su ‘fragilidad' y confiar en una ‘mejor guía, que es la fe'. La fe está basada en la confianza y en una clase de certeza moral, y su razonabilidad consiste en buena medida en la conciencia de eso" (102). Este argumento "completa el componente epistemológico de la justificación de la tolerancia hecha por Bayle" (102). Una vez más, no es enteramente claro qué quiere decir, pero uno puede preguntarse cómo la certeza moral y la confianza pueden crear razonabilidad. La fe basada en la confianza y en un tipo de certeza moral era, por supuesto, lo que había llevado a las interpretaciones de las palabras de Jesús en San Lucas que justificaron las persecuciones contra las que argumentaba Bayle.¿La "conciencia" reflexiva de la certeza moral las hace razonables? No veo cómo tales aserciones superan el dilema que Bayle ha identificado en el Comentario Filosófico. Estas páginas del argumento de Forst se leen más bien como las nuevas ropas del Emperador en el cuento de Hans Christian Andersen: ¿una aserción retórica de que Bayle se salva a sí mismo nos convence realmente de que lo logra?
Concluyo que en el mejor de los casos Forst está haciendo una interpretación caritativa. Bien podría ser una reconstrucción de lo que Bayle podría haber dicho si hubiera calculado cómo salir de su aprieto, tal como Forst piensa que lo hizo. Pero quizá es sólo la teoría de Forst, no la de Bayle. ¿Puede Forst tomar ambos caminos?¿Hay un criterio racional que es accesible solamente a través de la fe y la certeza moral no racional? ¿Puede ser ignorado todo lo que Bayle ha dicho acerca de la ignorancia, los perseguidores a conciencia, y el papel de la educación en crear diferencias de opinión? Quizá la posición de Forst es sólo una ilusión basada en una filosofía optimista de la historia que piensa que todas las contradicciones, paradojas, y aporías pueden ser reconciliadas y resueltas. Pero,¿qué ocurre si Bayle encontró que no pueden ser reconciliadas? ¿Y qué ocurre si estaba en lo correcto?
Forst proviene de la tradición kantiana y habermasiana que piensa, siguiendo a Kant, que hay una racionalidad y una filosofía que nunca serán reemplazadas (i.e. las de Kant). Pero, ¿qué pasa si la historia real es más complicada? Hace veinte años Alasdair MacIntyre dio a luz un libro titulado ¿La justicia de quién? ¿Cuál racionalidad?90 No creo que Bayle aprobaría muchas posiciones de MacIntyre, pero sí creo que el Bayle de los capítulos 8 y 10 de la Segunda Parte y del Suplemento aprobaría las preguntas del título.¿Cómo podemos saber que hay una racionalidad? El mismo Kant se preguntó, "¿Qué puedo saber? ¿Cómo puedo conocer?" Pero nunca se preguntó si la razón puede criticarse a sí misma ni si es confiable cuando así lo hace. Comúnmente, como Bayle manifestó, no aceptamos los juicios de partes interesadas en las controversias, y esto es lo que Kant y Forst hacen. Si Bayle fue tan inteligente como para evitar ese error, entonces podría ser que sus aporías no sean resueltas.
Uno de los tantos aspectos notables del enorme y reciente trabajo de Jonathan Israel, Enlightenment Contested, es que lo único que él puede ver es el lado racionalista de Bayle. "Para Bayle… la razón filosófica more geometrico es el único criterio de lo que es verdadero" (72). "Bayle realmente basa su pensamiento… en un fundamento radical cartesiano matemático-histórico y racionalista" (77). "Sobre la racionalidad fundamental de la moralidad humana… Bayle se niega a comprometerse y nunca es escéptico" (558). Israel dice que la teoría de la tolerancia de Bayle está "basada exclusivamente en la razón filosófica y las nociones de ‘equidad'" y parece aceptar completamente las aserciones de Bayle de que la razón conduce a la "equidad, igualdad, libertad individual y una tolerancia comprehensiva" (147, 680). Pero olvida los lugares donde Bayle sostiene que la razón puede decirnos también otras cosas.
Israel es optimista, casi un ilustrado arquetípico que piensa que es obvio que si la gente pensara sólo correctamente estaría de acuerdo con él respecto de las virtudes democráticas. Pero ¿se puede responder a la Segunda Parte de Bayle, capítulos 8 a 10, simplemente rechazándola? ¿Y qué pasa con el Suplemento? ¿Qué haremos con la deconstrucción de la razón de Bayle y el reconocimiento de que estamos enceguecidos por nuestra educación? ¿Qué pasa si las cosas son mucho más complicadas y la misma razón corrosiva, que menosprecia las afirmaciones del cristianismo y la monarquía, también menosprecia la igualdad y la democracia?
La interpretación de Israel requiere ignorar la caracterización hecha por Hume de la razón como una esclava de las pasiones y la observación de Nietzsche de que la razón probablemente sugiere la desigualdad y el privilegio del más fuerte. También requiere ignorar la propia crítica de Bayle a les rationaux (Jaquelot, Le Clerc y Bernard), quienes argumentaron que la razón nos lleva directamente a los principios cristianos. Bayle demostró que no lo hace, y que desde el punto de vista de la razón hay serias paradojas en el cristianismo. Es difícil creer que no se haya dado cuenta de que hay paradojas en la igualdad liberal, y también en la democracia. Para tomar un ejemplo, éstas suponen que se debe tratar a la gente mala de la misma manera que a la gente buena. Si empezamos a decir que uno debería tratar por igual a la gente igualmente buena, tendremos el problema de Aristóteles para decidir qué igualdad es la relevante para la justicia: ¿el mérito?, ¿la fuerza?, ¿la virtud?, ¿la ascendencia? Poca gente -incluso pocos filósofos- está de acuerdo en cuáles son hoy las igualdades relevantes. Muchos de los textos de Bayle socavan la razón, y pueden ser adversos al proyecto de Jonathan Isarael de ubicar a Bayle y la razón en el corazón de la Ilustración radical.
Israel ha leído el Suplemento y menciona la discusión de Bayle acerca de la conciencia errónea (149-154). Pero no parece creer que haya implicancia seria alguna para su interpretación. Trata a todo como parte de su argumento a favor de la racionalidad. "Nada podría ser menos pirrónico que el sistema del pensamiento moral, social y político de Bayle", insiste (670). Pero en un lugar tiene que interpretar a Bayle reemplazando algo que falta: cuando reconoce el poder de la educación en el análisis de Bayle, agrega que el mismo, "presumiblemente, lleva a que el lector infiera, sin una explicación detallada de su parte, que por lo tanto la educación debe ella misma ser fundamentalmente reformada" (569). Y sí, yo supongo que los problemas de Bayle serían resueltos si todas las conciencias equivocadas fueran educadas con opiniones no erróneas. Pero Bayle mismo no muestra ninguna confianza de que tal cambio pueda llevarse a cabo, y esa puede ser la razón de que no recomiende la reforma educativa que Israel sugiere que podría haber recomendado.
Esto es parte del panorama de una interpretación general de Bayle. Si es cierto que en algún lugar de sus escritos Bayle contradice y socava todo lo otro que ha dicho, cualquier intento de utilizar sus ideas en un "proyecto Ilustrado" sencillo y unidimensional de la razón y la luz natural corre el riesgo de fracasar. Quizá Bayle sea realmente un pirrónico. Pero quizá eso no es malo en absoluto. Un libro de argumentos en contra de la persecución, incluso si los últimos argumentos socavan los del comienzo, podría tener el efecto de promover la tolerancia. Quizá el socavamiento pirrónico tenga incluso el efecto de impedir que la tolerancia favorezca un rígido dogmatismo. Para aquellos que lo consideren detenidamente, puede incluso revelar cuán frágil es la tolerancia, y por lo tanto cuánto respaldo necesita.

Notas

1. Jesús volcando las mesas de los cambistas y persiguiéndolos fuera del templo (Juan 2:15) o diciendo que "Yo vine no a traer la paz, sino la espada" (Mateo 10:34).

2. Commentaire philosophique sur ces paroles de Jésus-Christ, "Contrain-les d'entrer" (Rotterdam, 1686-88) citado de la edición de La Haya de 1727, reimpreso en Pierre Bayle, Oeuvres diverses, vol. II, ed. Elisabeth Labrousse (Hildesheim: Georg Olms, 1965).         [ Links ]

3. Ver J. C. Laursen, "Baylean Liberalism: Tolerance Requires Nontolerance" in J. C. Laursen and C. Nederman, eds., Beyond the Persecuting Society: Religious Toleration Before the Enlightenment (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1998), 197-215.         [ Links ]

4. Gianluca Mori, Bayle Philosophe (Paris: Champion, 1999);         [ Links ] Jonathan Israel, Enlightenment Contested: Philosophy, Modernity, and the Emancipation of Man 1670-1752 (Oxford: Oxford University Press, 2006).         [ Links ]

5. Richard Popkin, The History of Scepticism from Savonarola to Bayle (Oxford: Oxford University Press, 2003).         [ Links ]

6. "le tribunal suprême & qui juge en dernier ressort & sans apel de tout ce qui nous est proposé, est la Raison parlant par les axiomes de la lumière naturelle, ou de la Métaphisique" (368).

7. "il faut soûmettre toutes les loix morales à cette idée naturelle d'equité" (368)

8. "sentimens d'honnêteté imprimez dans l'ame de tous les hommes" (369)

9. "lumière intérieure qui se comunique immédiatement à tous les esprits" (369)

10. "c'est donc sur ses propres lumières que chacun se détermine" (370)

11. "refuté par les notions claires & distinctes de la lumière naturelle" (370)

12. "par les plus pures & les plus distinctes idées de la Raison, nous connoissons qu'il y a un Etre souverainement parfait, qui gouverne toutes choses, qui doit être adoré de l'homme, qui aprouve certaines actions & les récompense, & qui en désaprouve d'autres & les punit" (371)

13. David Hume, A Treatise of Human Nature, ed. Selby-Bigge (2d ed. Oxford: Oxford University Press, 1978), Lib. II, Parte III, Sección III, p. 415.         [ Links ]

14. "La nature de la Religion est d'être une certaine persuasion de l'âme par raport à Dieu" (371).

15. "la violence est incapable… de persuader l'esprit" (371)

16. "la lumière naturelle ne dit-elle pas clairement à tous ceux qui la consultent avec attention, que Dieu est juste, qu'il aime la vertu" (373)

17. "Qu'il est honnête & louable de pardonner à les ennemis" (373)

18. "Il n'y auroit point de crime qui ne devint un acte de Religion" (375)

19. "chaque Religion se croit seule la véritable"

20. "la plus abominable doctrine qui ait été jamais imaginée" (375)

21. "chaque partie se croit orthodoxe…chaque secte se croiroit obligée de"

22. "assez d'évidence" (382)

23. "en vérité blasphêmer le plus criminellement du monde"

24. "Toute loi qui oblige à agir contre sa conscience, est faite par un homme qui n'a point d'autorité de la faire, & qui passe son pouvoir"

25. "est la voix & la loi de Dieu" (384)

26. "ni de Dieu, ni des hommes, le pouvoir de commander à leurs Sujets qu'ils agissent contre leur conscience" (384)

27. "justement odieuse, par raport au bien public" (385)

28. "respect pour la droite Raison" (414)

29. "plus claires notions de la Métaphisique" (422)

30. Ver J. C. Laursen, "The Necessity of Conscience and the Conscientious Persecutor: The Paradox of Liberty and Necessity in Bayle's Theory of Toleration" in Luisa Simonutti, ed., Dal necessario al possibile: determinismo e libertà nel pensiero anglo-holandese del XVII secolo (Milano: Angeli, 2001), 211-228.         [ Links ]

31. "tout ce que la conscience bien éclairée nous permet de faire pour l'avancement de la vérité, la conscience erronnée nous le permet, pour ce que nous croïons la vérité" (412)

32. "La loi de ne pas choquer les lumieres de nôtre conscience est telle, que Dieu ne peut jamais nous en dispenser"

33. "une loi eternelle & immuable" (424)

34. "il ne s'ensuit pas qu'ils fassent sans crime ce qu'ils font avec conscience"

35. "cela n‘empêche pas qu'on ne doive crier fortement contre leurs fausses maximes, & tâcher de répandre de meilleurs lumieres dans leurs esprits" (430-431)

36. "la Sodomie, le muertre & le brigandage"

37. "les idées de la droiture naturelle"

38. "Dieu n'a pas imprimé aux véritez qu'il nous révele, à la plupart du moins, une marque ou un signe auquel on les puisse surement discerner" (437)

39. "la conscience nous a été donnée pour la pierre de touche de la vérité"

40. "dans la condition où se trouve l'homme, Dieu se contente d'exiger de lui qu'il cherche la vérité le plus soigneusement qu'il pourra"

41. "N'importe que cette conscience montre à l'un un tel objet comme vrai, à l'autre comme faux… Le goût de l'une ne montre-t-il pas comme bonne la viande que le goût d'un autre montre comme mauvais?" (441)

42. Ver J. C. Laursen, "Skepticism" in M. Horowitz, ed., New Dictionary of the History of Ideas (New York: Scribner's, 2005), 2210-2213.         [ Links ]

43. Ver J. C. Laursen, "Yes, Skeptics Can Live Their Skepticism and Cope with Tyranny as Well as Anyone" en J. Maia Neto and R. Popkin, eds., Skepticism in Renaissance and Post-Renaissance Thought (Amherst: Humanity Press, 2004), 201-223 y J.         [ Links ] C. Laursen, "Skepticism, Unconvincing Anti-Skepticism, and Politics" in M. A. Bernier and S. Charles, eds., Scepticisme et modernité (Saint-Étienne: Publications de la Université de SaintÉtienne, 2005), 167-188.         [ Links ]

44. "le tempérament, l'inclination naturelle pour le plaisir, le goût que l'on contracte pour certains objets, le désir de plaire à quelqu'un, une habitude gagnée dans le commerce de ses amis"

45. Pierre Bayle, Pensées diverses sur le Comète (1682), Sección 136.

46. Correspondance de Pierre Bayle, eds. E. Labrousse, A. McKenna, et al. (Oxford: Voltaire Foundation, 1999), vol. 1, 185.         [ Links ]

47. "l'esprit des hommes est journalier"

48. "l'inconstance des opinions & des passions est si grande, qu'on diroit que l'homme est une petite République qui change souvent ses Magistrats"

49. pirrónicos "cherchoient toujours; ils ne faissoient forme nulle part; à tout heure ils se sentoient prêts de raissonner d'une nouvelle maniere, selon les variations des occurrences"

50. Pierre Bayle, Dictionaire historique et critique (Amsterdam, 1730) vol. 3, 735 , "Pyrrhon", nota F.         [ Links ]

51. Pyrrhon soutenoit que réellement aucune chose n'étoit ceci ou cela;& que la nature des choses dependoit des loix & de la coutume; c'est-à-dire que les hommes, par leurs lois et par leurs coutumes établissoient, que certaines choses fussent bonnes, louables, mauvaises, blâmables, &c."

52. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 3, 735, "Pyrrhon", nota I.

53. "ses sentimens ne différoient guere des opinions d'Arcesilas"

54. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 3, 731, "Pyrrhon", texto principal.

55. "en tout le reste ils se ressembloient parfaitement"

56. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 3, 731, "Pyrrhon", nota A.

57. él "n'admettoit que des probabilitez pour l'usage de la vie, & qu'au reste il ne croioit point qu'il y eut quelque certitude ou quelque évidence"

58. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 1, 58, "Carneade", nota B.

59. "leur spéculation étoit suspendue entre deux contraires; mais leur pratique se fixoit à l'un des deux"

60. tout le monde en est logé-là; on ne vit pas selon ses principes"

61. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 1, 61, "Carneade", nota G.

62. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 4, 781, Índice.

63. "notre raison n'est propre qu'à brouiller tout, & qu'à faire douter de tout: elle n'a pas plutôt bâti un ouvrage, qu'elle vous montre les moiens de le ruiner"

64. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 1, 707, "Bunel", note E. Véase Pierre Bayle, Diccionario histórico y crítico, trad. F. Bahr (Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 2003), "Bunel", 21, nota E.         [ Links ]

65. "les idées de la vertu dépendent de l'éducation & de la coutume"

66. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 2, 854, "Jonas", nota C.

67. "est un príncipe de destruction… [et] elle n'est propre qu'à faire connoître à l'homme ses tenèbres & son impuissance"

68. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 3, 306, "Manichéens", nota D.

69. "il n'y a point de contradiction entre ces deux choses: 1, la lumiere de la Raison m'aprend que cela est faux; 2, je le croi pourtant, parce que je suis persuadé que cette lumiere n'est pas infaillible"

70. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 4, 259, "Spinoza", nota M. Véase Diccionario histórico y crítico, trad. Bahr, "Spinoza", 334, nota M.

71. "n'est guere progre à gagner les peuples. Il est plus progre à conduire au Pyrrhonisme"

72. Bayle, Dictionaire historique et critique, vol. 4, 232, "Socin", nota I.

73. "L'education est assurément capable de faire évanouir la clarté des véritez de droit" (442)

74. "la force impérieuse de l'éducation"

75. l'éducation &… l'accoûtumance" (525, ver también 526)

76. "il a de sa nature un tour d'esprit, à être plus frappé de certaines raisons que de quelques autres

77. "par le seule trempe de son esprit" (532)

78. "je ne vois point pour moi, qu'il le faille nécessairement une passion criminelle dans le coeur, pour engager un homme à préférer les raisons qui combatent certaines parties de l'Orthodoxie, aux raisons qui les soutiennent" (532)

79. "Si les preuves de la vérité sont toujours plus solides que celles de la fausseté" (546ff.)

80. "véritez nécessaires… si évidentes… [qui] portent leur preuve avec elles que personne ne conteste" (546)

81. "qu'une vérité nécessaire n'est point évidente" (546)

82. "se détermine par les idées qui sont plus du goût de son tempérament" (546)

83. "ont eu chacune leurs partisans en divers païs en divers siecles" (546)

84. "ne prend partie que par quelque penchant de tempérament, & non par la force des preuves" (547)

85. Walter Rex, Essays on Pierre Bayle and Religious Controversy (The Hague: Nijhoff, 1965), 185.         [ Links ]

86. Fernando Bahr, "El poder intelectual en la Europa moderna: Esbozo de una historia de la República de las letras" en Julio de Zan y F. Bahr, eds., Los sujetos de lo político en la filosofía moderna y contemporánea (San Martín: UNSAM, 2008), 69.

87. aquellos "qui sans cela nous pourroient dire qu'il n'y a rien de certain" (443)

88. Popkin, The History of Scepticism, 300.

89. Rainer Forst, "Pierre Bayle's Reflexive Theory of Toleration" in M. Williams and J. Waldron, eds., Toleration and Its Limits (New York: New York University Press, 2008), 100.         [ Links ]

90. Alasdair MacIntyre, Whose Justice? Which Rationality? (Notre Dame: Notre Dame University Press, 1988).         [ Links ]

Traducción: Lisandro Pedro Aguirre
Recibido: 05-09;
Aceptado: 12-09

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