COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS

María González Navarro. Interpretar y argumentar. La hermenéutica gadameriana a la luz de las teorías de la argumentación, Madrid-México D.F., Plaza y Valdés Editores, 2009, pp. 446.

Adrián Ratto
Universidad de Buenos Aires

Este libro de María González Navarro es el resultado de una tesis doctoral. En el mismo se analizan los desarrollos de la hermenéutica filosófica y de la teoría de la argumentación. El objetivo es sacar a la luz el "diálogo subyacente" que, según la autora, existe entre las dos corrientes. En un plano más general Navarro pretende mostrar el nexo estructural que existe entre el proceso argumentativo y el interpretativo. El problema de la racionalidad humana, sostiene, "resulta de todo punto inabordable si no se analiza la conexión entre los procesos interpretativos y los argumentativos. (...) interpretar sin argumentar es vacuo, pero argumentar sin dar lugar a una interpretación posterior es algo vacío y carente de sentido" (pp. 23, 24).
El libro, estructurado según la tradición retórica renacentista, consta de cinco partes: introductio, praeparatio, contentio, propositio y resolutio. La sección central es la tercera, donde se demuestra la hipótesis principal del trabajo, a saber, que existe una estrecha relación entre la hermenéutica gadameriana y las teorías de la argumentación. Las dos secciones que la preceden son introductorias. En éstas se presentan las tesis y los objetivos del trabajo, y se prepara el terreno para los desarrollos de la contentio, demostrando que la hermenéutica gadameriana hunde sus raíces en cinco principios: a) principio de la historicidad de la comprensión, b) principio de la preestructura de la comprensión, c) principio de la estructura especulativa del lenguaje, d) principio de la productividad histórica, e) principio de la historia efectual. Estos principios constituyen una "ontología lingüística" y son, según la autora, "los principios que rigen en el pensar" (p. 50). En estas secciones se analizan además otros temas, como el problema de la tesis consensual de la verdad o el de la relación entre la tópica, la retórica, la dialéctica y la dimensión interpretativa de la racionalidad, los cuales van desdibujando la barrera que separa la hermenéutica de las teorías de la argumentación.
La tercera sección es la más importante del libro. Allí se demuestra que la hermenéutica gadameriana y la teoría de la argumentación no son campos separados. Para demostrar la tesis la autora prueba que "existe una profunda conexión entre la ontología lingüística y los presupuestos filosóficos presentes en los desarrollos de la argumentación" (p. 242). La hermenéutica filosófica, sostiene, "proporciona el modelo de una ontología lingüística que da basamento especulativo a las teorías de la argumentación" (p. 272). En los dos primeros capítulos de la sección Navarro se encarga de justificar la hipótesis. En el primero, "Ontología lingüística y teoría de la argumentación", reconstruye la historia de las teorías de la argumentación y revisa teorías según las cuales la evaluación de un argumento no puede realizarse con independencia de los factores situacionales o pragmáticos que intervienen en el mismo. De esta manera prepara el terreno para el segundo capítulo,"Interpretar y razonar", quizás el más importante del libro, donde se presentan distintos argumentos con el objetivo de mostrar el vínculo que existe entre la teoría de la argumentación y la ontología lingüística delineada en la praeparatio. Pero la autora no sólo demuestra que los razonamientos presuponen una dimensión hermenéutica, sino también que las interpretaciones están vinculadas a la lógica: "si todo argumento encierra una interpretación, toda interpretación se realiza conforme a la especificidad de las construcciones argumentales" (p. 227). En los dos últimos capítulos de la sección, "Interpretación y razonamiento abductivo" e "Interpretación y controversia", Navarro se ocupa de mostrar que las interpretaciones tienen una estructura lógica y que en general esa estructura es de naturaleza abductiva.
A la luz de los resultados obtenidos en las secciones anteriores, en la cuarta parte, se presenta una "metodología argumentativa de la interpretación". Esa metodología se apoya en la idea de que existe una estructura lógica de las interpretaciones, conforme a unos topoi y a un modelo de razonamiento dialéctico. Tres son los problemas que una metodología argumentativa de la interpretación debe abordar: a) el de la relación que las interpretaciones guardan entre sí, b) el del sentido de los enunciados, c) el de la determinación del tipo de función lógica discursiva que tiene una argumentación (cfr. p. 341). La sección se cierra con la puesta a prueba de la metodología mediante el análisis de dos casos concretos: el primero es el de la definición pública de la salud y la enfermedad, el segundo, el del uso de la noción de "norma" en la construcción religiosa de la autoridad y su relación con el tema del laicisismo.
Finalmente, en la resolutio se exponen las conclusiones, se indican algunos de sus límites y se señalan algunas de las posibilidades que abre la investigación. En las últimas líneas la autora encuadra las tesis del libro en el marco de un tema más general, a saber, el de la reflexión sobre un modelo de "racionalidad más flexible" con respecto al que se desprende del paradigma de la filosofía moderna (p. 419).
Gadamer y Habermas, hermenéutica y teoría de la argumentación, filosofía continental y filosofía anglosajona son algunas de las más importantes divisiones que fracturan actualmente el espacio de la discusión filosófica, y que Navarro intenta superar en este libro. Consideramos que la rigurosidad de la investigación y la originalidad de las tesis presentadas hacen de este trabajo un aporte significativo para el campo del debate filosófico y lo convierten en un material de interés tanto para los especialistas como para la comunidad filosófica en general.