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Revista latinoamericana de filosofía

versión On-line ISSN 1852-7353

Rev. latinoam. filos. vol.38 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov. 2012

 

CRÓNICAS

Eduardo García Belsunce
(1930-2012)

 

Con la muerte de Eduardo García Belsunce el 1 de febrero de 2012, el Centro de Investigaciones Filosóficas ha perdido un miembro valioso y un amigo por todos respetado y querido.
García Belsunce fue uno de los fundadores del CIF. Nacido en Buenos Aires el 28 de mayo de 1930, formó parte del grupo que, hace casi medio siglo, solía reunirse en el bar El Blasón, en la esquina de Las Heras y Pueyrredón, de cuyas tertulias surgió la idea de crear una institución independiente, consagrada a los estudios filosóficos. En varias ocasiones, Eduardo integró la Comisión Directiva y, entre 1971 y 1974, fue Director del Departamento de Historia de la Filosofía.
Su carrera como investigador se inició en la primera mitad de la década de 1960, con la publicación de los artículos "Hacia una nueva imagen del hombre" (Primeras Jornadas de la Asociación Argentina de Filosofía, Universidad Nacional de Tucumán, 1964) y "Aislamiento y comunicación" en el volumen colectivo del mismo título (Buenos Aires, Sudamericana, 1966). Fue posteriormente colaborador de Antonio Battro en una investigación sobre el problema del psicologismo para la que obtuvo un subsidio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). De 1967 a 1973 se desempeñó como investigador (con rango de Profesor Adjunto) del Instituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En 1970 obtuvo una beca de la Deutsche Akademische Austauschdienst (DAAD) para estudiar en la Universidad de Heidelberg. En 1985 participó de la fundación de la Asociación Filosófica de la República Argentina (AFRA).
Entre sus publicaciones filosóficas más destacadas se cuentan la edición, junto a Ezequiel de Olaso, del Diccionario de Filosofía abreviado (Buenos Aires, Sudamericana, 1970), su libro Cuestiones kantianas y un opúsculo kantiano (con su traducción de "Investigación sobre la distinción de los principios de la teología natural y de la moral", Buenos Aires, Prometeo Libros, 2007) y sus versiones castellanas de El único argumento posible para una demostración de la existencia de Dios (Buenos Aires, Prometeo Libros, 2004) e Idea de una historia universal desde un punto de vista cosmopolita (Buenos Aires, Prometeo Libros, 2007) de Immanuel Kant, ambas precedidas de estudios preliminares y acompañadas de un amplio aparato crítico.
La perdurable contribución de García Belsunce a los estudios kantianos se ve reflejada, por lo demás, en dos compilaciones que llevan prólogos de su autoría - Teoría y praxis (traducciones revisadas de Emilio Estiú y Hernán Zucchi, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2008) y ¿Qué es la Ilustración? (traducciones revisadas de Estiú y Sandra Girón, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2010)- y los siguientes artículos: "Kant y la razón sintética" (Cuadernos de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Nº 10, 1968), "Kant: ciencia, método y metafísica en 1762-63" (Cuadernos de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Nº 20, 1973), "Manche Schwierigkeiten in Kants Beweisgrund" (Akten der III Internationales Kant-Kongress 1974, Mainz, 1975), "Hay conocimiento de la realidad en Kant" (Manuscrito, Vol. II, Nº 2, Universidad Estadual de Campinas, Brasil, 1979), "Vigencia de la filosofía. Observaciones acerca de la unidad de teoría y práctica" (Actas del Tercer Congreso Nacional de Filosofía, Buenos Aires, 1982, Vol. I), "La idea de filosofía en Kant" (Revista Latinoamericana de Filosofía, Vol. XIII, Julio 1987), "The Kantian Definition of Philosophy" (Akten der siebenten Inrternationales Kant- Kongress, Band II, Mainz, 1991), "El sistema kantiano como construcción" (en Graciela Fernández y Diego Parente, eds., El legado de Immanuel Kant, Mar del Plata, Ediciones Suarez, 2004) y "Kant. La prueba ontológica en 1763" (en I., Kant, El único argumento posible para una demostración de la existencia de Dios, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2004).
Fruto de su labor como traductor y germanista, García Belsunce dejó versiones castellanas de diversos escritos de Martin Heidegger: "Epílogo al ¿Qué es metafísica?" (Revista de Filosofía, La Plata, Vol. 14, 1964), La pregunta por la cosa (en colaboración con Zoltan Szankay, Buenos Aires, Sur, 1964) y Ser, Verdad y Fundamento (Caracas, Mote Ávila, 1968). También tradujo del alemán Hölderlin y Heidegger (Buenos Aires, Mirasol, 1965), de Beda Allemann, y Lo sagrado (Buenos Aires, Claridad, 2008), de Rudolf Otto, basado en la última edición, ampliada y corregida por el autor.
Un rasgo fundamental de los trabajos filosóficos de Eduardo García Belsunce ha sido la densidad. En sus textos hallamos un lenguaje invariablemente conciso, máxima claridad conceptual, precisión filológica y argumentación rigurosa. Acaso su manera de entender la filosofía ha quedado plasmada en tres frases del prólogo que escribió para sus Cuestiones kantianas. La primera dice que el motivo que inspiró sus investigaciones no ha sido sino el hecho de participar de "la confianza en la razón, que Kant mostró a lo largo de su vida y de toda su obra"; la segunda es una cita de Sófocles: "los dioses han hecho engendrar la razón en los hombres como el mayor de todos los bienes que existen" (Antígona, vv. 684-85). La tercera da testimonio de la modestia intelectual que lo distinguía: "no hay detrás de estos artículos ninguna 'nueva' interpretación del pensamiento de Kant, sino sólo el propósito de esclarecer algunas cuestiones desde un punto de observación particular, que puede tal vez ser compartido por otros".
Amante de la música, sus conocimientos en la materia no eran los de un aficionado, sino los de un experto. En esa condición, durante años, se desempeñó como crítico de la revista Buenos Aires musical. Su artículo "Kant y la estética de la música", publicado en la Revista Latinoamericana de Filosofía, (Vol. XXXI, Nº 2, Primavera 2005), anticipaba los resultados de una indagación musicológica, que quedó inconclusa con su muerte, titulada "Problemas de estética de la música", que contemplaba dos grandes partes: "1) La expresión" y "2) La intersubjetividad del discurso como discurso sin referente".
A la pasión por la música se unía la literatura. Era un lector asiduo de Goethe, Friedrich Hölderlin y Rainer Maria Rilke, así como de Racine, André Gide y Marcel Proust. Durante largos años, fue editor de Emecé, donde publicó a Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, entre otros escritores argentinos y extranjeros.

Casado con nuestra querida colega Margarita Costa, fue un amigo leal y generoso. Quienes lo conocimos estrechamente siempre habremos de recordarlo como ejemplo peculiarísimo e infrecuente de hombre cultivado. Su interés se derramaba, con apasionada fruición, sobre un amplio campo de preferencias, plenamente afines a su sensibilidad filosófica. Su vasta erudición había modelado un estilo de personalidad, una manera de ser que se trasuntaba en su austera elegancia y en la serena disposición de su ánimo, en la sencillez y el educado respeto de su trato, en la sobriedad de su palabra y en la siempre pudorosa reserva que, al abrirse en la amistad, descubría una delicadeza interior, rica y entrañable, sabia y sin alardes, que buscaba con paciencia esforzada la verdad.

Tomás. E. Zwanck
Ricardo Ibarlucía

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