En coincidencia con los doscientos cincuenta años del natalicio de Georg Wilhelm Friedrich Hegel aparece la tercera edición revisada de una nueva biografía del filósofo alemán (la primera edición es de 2019). El autor, Klaus Vieweg, Profesor de Filosofía Clásica Alemana en la Universidad Friedrich Schiller de Jena, es un reconocido especialista en la filosofía de Hegel que ha realizado importantes contribuciones al campo de los estudios hegelianos, entre ellas: Philosophie des Remis: Der junge Hegel und das “Gespenst des Skepticismus” (München: Fink, 1999) y, más recientemente, Das Denken der Frei heit: Hegels Grundlinien der Philosophie des Rechts (München: Fink, 2012). El libro recientemente reeditado está dedicado al aniversario de Hegel y al “congenial (kongenialen) biógrafo de Hegel, Karl Rosenkranz”, quien en 1844 publicó en Berlín la primera biografía del filósofo alemán. La biografía de Vieweg se suma a una lista de encomiables estudios sobre la vida de Hegel que, además de la G. W F. Hegel’s Leben de Rosenkranz (Berlin: Duncker und Humblot, 1844), incluye títulos como Hegels Leben :Werke und Lehre, de Kuno Fischer (Heidelberg: C. Winter, 1901), Hegel: Biographie, de Jacques D’Hondt (Paris: Calmann-Lé- vy, 1998) y Hegel: A Biography, de Terry Pinkard (Cambridge: Cambridge Uni- versity Press, 2000). En español solo contamos con las biografías de D’Hon- dt y de Pinkard. Constituiría un gran aporte para la formación de los filósofos y filósofas de habla hispana contar algún día también con la traducción de la monumental y profusamente documentada biografía escrita por el Profesor Vieweg.

El epígrafe que abre el libro, tomado de una obra de Joseph Willm (1836), se ilusiona con que pronto aparezca una biografía sobre Hegel “escrita sin odio ni simpatía”, que muestre a Hegel en todas sus facetas, “como hombre, erudito y ciudadano”. Uno imagina que esa fue la pretensión de Vieweg y que una biografía así sería para él también la de Rosenkranz, dado que la cita de Willm sucede inmediatamente a la dedicatoria al célebre biógrafo de Hegel.

El libro contiene magníficas ilustraciones y fotografías, incluidas las imá genes en las guardas, las únicas que son a colores. La primera retrata el lugar donde escribió Hegel la Fenomenología del espíritu en Jena; la segunda, la que cierra el libro, es un grabado en cobre del edificio de la Universidad de Berlín (hoy, la Humboldt-Universitat). Podría decirse que el libro se abre con la juventud de Hegel y se cierra con su madurez, como si las páginas que el lector o la lectora tiene entre manos constituyeran una unidad indisociable.

En parte eso es lo que Vieweg quiso demostrar con su biografía: que hay un “hilo conductor” que conecta épocas y obras aparentemente contradictorias a lo largo de la vida de Hegel. Es un lugar común, por ejemplo, suponer una discontinuidad en esa vida. Existiría, por un lado, un “joven Hegel” revolucionario y un “Hegel maduro” partidario de la Restauración post-napoleónica. Sin embargo, como muestra Vieweg, Hegel nunca perdió la simpatía por los ideales de la Revolución Francesa, por el objetivo de realizar la razón y la libertad en el mundo, lo cual ha quedado retratado en el hecho de que cada año, el 14 de julio, el filósofo brindaba con champaña por los acontecimientos que dieron inicio a la revolución. “La razón y la li bertad constituyen los dos pilares fundamentales sobre los que se erige la cate dral de la filosofía de Hegel”, afirma en este sentido Vieweg (p. 17). Hegel quiso pensar la libertad y ello marcó tanto su vida como su pensamiento. El “credo de Hegel” fue, en palabras de Vieweg, el siguiente: “filosofar quiere decir aprender vivir libremente”. El “pensamiento de la libertad” fue el Grundmotiv, el motivo fundamental de su vida (p. 18), al punto tal que puede decirse que su filosofía fue un verdadero “idealismo de la libertad” (p. 21), ya desde los tiempos de Jena y hasta sus últimos años en Berlín.

Los capítulos siguen el criterio habitual de segmentar la vida de Hegel de acuerdo con las ciudades en las que vivió y trabajó: Stuttgart (Cap. I), Tübingen (Cap. II), Berna (Cap. III), Frankfurt (Cap. IV), Jena (Cap. V), Bamberg (Cap. VI), Nürnberg (Cap. VII), Heidelberg (Cap. VIII) y Berlín (Cap. IX). El último capítulo es por lejos el más extenso de esta biografía, en parte, quizás, porque en base a la labor de esos años se definió la imagen tan difundida y tan desacer tada de un Hegel acomodaticio, legiti mador del status quo, el “filósofo oficial del imperio prusiano”, como muchas veces se ha dicho. El biógrafo realiza un estudio bien documentado del contexto político y social en Berlín, pero también le dedica un gran espacio a presentar la Filosofía del Derecho de Hegel, la obra de 1821 que signó esa época y, en gran me dida, la fama del filósofo. Quisiera detenerme en el último capítulo justamente por esa razón, porque allí deberían encontrarse los principales argumentos de la defensa que realiza Vieweg de Hegel como un “filósofo de la libertad” y no ya como un filósofo de la Restauración.

Ante todo, debe decirse que resulta encomiable cuando un biógrafo afronta la tarea de resumir las principales obras del filósofo cuya vida reconstruye. Esa tarea solo es posible si se cuenta con una sólida experiencia en el campo es pecífico. Vieweg resume la Filosofía del Derecho con maestría, como el gran es pecialista que es. Hizo lo mismo con la Fenomenología del espíritu en el capítulo V y con la Ciencia de la lógica en el capí tulo siguiente. Se trata por tanto de una verdadera “biografía intelectual” (p. 20), donde la vida y la obra del filósofo tienen igual importancia. Por ello tienen un lugar destacado en el libro tanto los acontecimientos más importantes de la vida de Hegel como sus pensamientos más notables, ambas cosas expuestas en su íntima conexión.

Ahora bien, algo que queda en claro por la lectura del capítulo IX recién mencionado son los riesgos que corrió Hegel en sus años de Berlín en relación con seguidores suyos como Gustav As- verus, Friedrich Forster,Victor Cousin y Leopold von Henning que, en un con texto de creciente censura y represión a los movimientos de corte liberal tras las Resoluciones de Karlsbad de 1919, sufrieron persecuciones e incluso reclusión por parte de la policía prusiana. Hegel intercedió en varias oportunida des por ellos y se expuso de esa manera a ser él mismo considerado un “demagogo” (tal era el término utilizado en la época para referirse a los reformistas). Por sí mismo, este hecho debería valer como prueba de que Hegel no fue pre cisamente un partidario de la Restauración. Sin embargo, otras circunstancias se suman a ese hecho para debilitar la tan conocida caricatura. Por ejemplo, la aparición de la propia Filosofía del De recho, en la cual Hegel explícitamente critica al abanderado de la filosofía de la Restauración, Karl Ludwig von Ha- ller, cuya obra principal, Restauration der Staatswissenschaft (Winterthur: Steine- rischen Buchhandlung, 1816-1834), le dio nombre a su época. “La Rechstphi- losophie de Hegel es el escrito contra la Restauración en el ámbito de la filosofía”, sentencia Vieweg (p. 466). El famo so Doppelsatz del Prefacio de la Filosofía el Derecho, aquél que declara: “Lo que es racional es real, y lo que es real es racional”, no debe ser entendido como una bendición al orden prusiano, sino, al contrario, como la afirmación de que es únicamente la razón el parámetro con el cual ha de medirse el derecho (p. 469).

A su vez, la teoría de la eticidad de Hegel contiene una sólida concepción de la libertad social y política, y funda menta, de ese modo, el Estado social (p. 471), no precisamente el cercenamien to de derechos o la represión. Si en un comienzo la biografía parece defender que la libertad es el concepto clave de Hegel, sin embargo, cuando avanzamos en la lectura, nos encontramos con el hecho de que fue tan importante para él la libertad misma como el pensar la libertad. Vieweg deja muy en claro que libertad y pensamiento van de la mano en la obra de Hegel, y que tan importante como ser libre es poder pensar filosóficamente la libertad. Cada vez que es necesario, Vieweg explicita las bases lógicas de la filosofía política y social de Hegel o, más en general, nos muestra a Hegel como un filósofo de la razón, opuesto a toda forma de irracionalismo o renuncia del pensamiento. Recordemos: razón y libertad son los pilares fundamentales de la filosofía de Hegel; ninguno puede comprenderse sin el otro y ninguna comprensión del pensamiento hegeliano puede provenir del desconocimiento de alguno de estos dos pilares.

Presentando la concepción hege- liana de la corporación en la Filosofía del Derecho, especialmente la dimensión de reconocimiento (^Anerkennung) que se produce en su interior, Vieweg introduce una interesante nota en la que afirma que, así como un físico obtiene un honor especial de parte de su comunidad científica cuando gana el premio Nobel de Física, un cineasta lo logra cuando recibe un Oscar, un deportista cuando obtiene una medalla olímpica o un campeonato mundial, y un médico, cuando por ejemplo desarrolla una cura contra el cáncer, “en la corporación de los filósofos (quizás) se consiga lo mism gracias a una buena biografía de Hegel” (p. 769, nota 169.

El paréntesis es del autor). Puede darse entonces por satisfecho el Profesor Vieweg, porque su gran biografía de Hegel suma honor y reconocimiento a su ya de por sí altamente valorable trayectoria filosófica.