EDITORIAL

La cuestión de publicar

Estimados Lectores creo que muchas veces nos surge la pregunta, si vale la pena publicar. La A.A.O.T. como institución académica, en su artículo II, refiriéndose a sus propósitos, en los incisos a y b dice:

a) Contribuir al progreso de la medicina en el campo de la Ortopedia y Traumatología y realizar y fomentar en el país el estudio de la patología del aparato locomotor, en sus aspectos biológicos, experimentales, anatomopatológicos, clínicos, quirúrgicos y sociales.
b) Propender al desarrollo intelectual y cultural de sus miembros.

Por lo tanto, la forma de fomentar los saberes ortopédicos y traumatológicos es a través de publicaciones. Estas son el medio de comunicación con los profesionales. En ellas cada profesional vuelca y busca un conocimiento que le permita resolver problemas relacionados con la actividad asistencial. Entendiéndose como saber el conocimiento confiable de una disciplina.

Al hablar de publicaciones, nos referimos a Nuestra Revista, que es la ventana a estos saberes que todos los asociados necesitamos consultar. Desde 1936, en los Boletines y Trabajos de la Sociedad Argentina de Ortopedia y Traumatología, los trabajos seguían el esquema básico de una narración (introducción-desarrollo-conclusión), mediante los cuales se transmitía a los colegas saberes, de las realidades existentes, esperando una devolución de los receptores de esa información.

Posteriormente, en 1984, estos Boletines se transformaron en la Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología. En ella el esquema cambió al IMRYD (Introducción, Materiales y Métodos, Resultados y Discusión) y se mantenían los comentarios o discusiones de expertos en los temas.

Durante la Presidencia del Dr. Carlos Firpo, se incluyó a la Revista en "los requisitos de uniformidad para manuscritos presentados en revistas biomédicas". En 1999, con el Dr. Franklin Merlo, como editor, se implementó el sistema de revisión de pares (referato) para la aceptación o modificación de los trabajos para ser publicados. El trabajo es evaluado por expertos en metodología y en el tema para ayudar al autor a que su publicación llegue al lector en forma clara.

Este siglo trae aparejado los avances tecnológicos que han hecho de la información algo fugaz. Por eso, la Revista, que es la parte visible de la A.A.O.T., debe estimular esta nueva cultura en sus miembros, para que la transmisión sea válida, eficaz, eficiente y sumamente útil para el lector. La comunicación entre autor dador de saber y lector receptor de dicho saber, debe ser fluida a través del Consejo de Redacción. Con el apoyo de la institución, cada Comité facilita las herramientas a los asociados para la confección de protocolos adecuados que permitan dar un mayor nivel de evidencia.

En el siglo pasado, los lectores se conformaban con tener el conocimiento que aquí o allá se realizara y con tal o cual técnica. Actualmente, se exige más objetividad en las publicaciones, de allí el referato y la aprobación de un protocolo científico del trabajo previo a la realización, que luego publicará los resultados. Esto da al lector una certeza de que no es el azar o la subjetividad del autor que propone tal o cual técnica. Por eso, el rol de autor y lector es necesariamente cambiante, porque para ser autor se debe ser un buen lector que se nutre de una buena lectura, analizándola y encontrando el vacío de conocimiento, la pregunta sin respuesta que lo convertirá en un autor.

Lidia G. Loterzo

Secretaria de Redacción