EDITORIAL

Reflexiones

Bartolomé T. Allende

Profesor Emérito de la UNC

Llegamos a este mundo sin nada y nos vamos de él solo con los sentimientos y conocimientos. Es por esto que quiero compartir con ustedes algunas reflexiones y experiencias propias y prestadas, que reflejan y describen mis pensamientos construidos en 77 años de vida y 55 años de médico.
Habla solo si vas a mejorar el silencio.
Hay situaciones en las que encubrir la verdad se tornan en traición.
El capital de una empresa Médica lo da su gente; por lo tanto, rodéate siempre de gente íntegra y con talento, dando importancia a su correcta selección y cuidado, incentivando su formación, desarrollo humano y profesional, preparando el hoy para el mañana.
Solo un hombre bueno puede ser un buen médico.
Son funciones del médico: no hacer daño, prevenir enfermedades, mejorar generalmente la calidad y la cantidad de vida, curar algunas enfermedades, en forma actualizada, efectiva, humanizada y ética. Siempre consolar.
Saber escuchar, observar y preguntar al paciente. Hay expresiones, miradas, signos y posturas que hablan, silencios y ausencias que se sienten, es la puerta que se abre al diagnóstico.
Reconocer y trabajar en los límites de su competencia, teniendo la humildad de decir no sé, no puedo o no debo, la madurez de decir me equivoqué y la osadía de decir perdóname.
Recuerda que no tratas una enfermedad, sino un ser humano que tiene esa enfermedad y que busca ayuda; el hacer el bien proporciona felicidad y un sentido a la vida, más allá de uno.
El secreto del acto médico está dado por el interés que se le brinda al ser humano.
Si bien la tecnología aporta valor a la Institución, lo importante es lo que se hace con esa tecnología.
Si quieres crecer tienes que cambiar. Todo cambio genera incertidumbre y resistencia, en consecuencia, se necesita de creatividad, flexibilidad, alta capacidad de aceptación y adaptación a lo nuevo, sin perder su esencia, sin fragmentarse y sobre todo sin perder la legitimidad.
No todo cambio trae mejoría, pero toda mejoría trae un cambio.
La constante suma de pequeños logros lleva a grandes logros.
No es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, sino el que mejor se adapta a la evolución.
Para ser grande hay que pensar en grande, con espíritu de colaboración, tener una visión clara y ser apasionados.
Sembrando primero, en tierra fértil con semilla curada, lo que se quiere cosechar, dando a cada uno lo suyo.
Para empezar un gran proyecto hace falta valentía. Para darle continuidad a un gran proyecto hace falta perseverancia, pasión y entusiasmo. Lo difícil se hace, lo imposible se intenta. No se puede hacer sin ser.
El pensar es una cualidad del ser humano. Quien no se resuelve a cultivar el hábito de pensar, se pierde el mayor placer de la vida.
Para crear se necesita, manteniendo la mente abierta: Pensar, luego buscar; Observar, luego analizar; Escuchar, luego encontrar; Preguntar, luego aprender; Dudar, luego reflexionar; Compartir, luego sumar; ser Curioso, luego investigar; Asociar ideas, luego crear y recién cuando conoces, gestiona y hace.
Mentes privilegiadas son mentes que se han preparado para serlo.
Las ideas surgen del razonamiento o de la imaginación de las personas, las que deben contar con tiempo para reflexionar y desarrollarlas, alentando la actitud creativa.
Las ideas sin ejecución son solo alucinaciones. Cuando crees que algo es posible, busca las alternativas para lograrlo en la forma mejor y más simple. Son los hechos los que dan vida.
La materialización de las ideas requiere del trabajo de un equipo integrado, donde cada uno hace una parte para luego sumarlas y compartirlas, manteniendo la identidad, los valores y el respeto, aceptando las diferencias. Es aquí donde el individualismo y la palabra “yo” no existen, lo que inspira al trabajo, la innovación y la creatividad.
Se precisa de personas, procedentes de diversos campos del conocimiento, que pueden parecer al principio completamente independientes, donde la interdisciplina y la transdisciplina cumplen un importante rol, creando espacios de colaboración para alcanzar su máxima potencia y canalizarlo hacia el desarrollo de lo deseado, aprendiendo los unos de los otros.
No tiene sentido incorporar a personas inteligentes y formadas, y después decirles lo que tienen que hacer. Incorporamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer.
Es donde se incentiva la creación de ideas, las que les ganan a los egos y donde prima el reconocimiento a todo el grupo y al entorno.
No en vano a los jesuitas se les recomendaba andar de a dos, para ver más, pensar y analizar mejor, intercambiar información y facilitar su reemplazo. Si caminas solo iras más rápido; si caminas acompañado llegarás más lejos.
Aceptemos, respetemos y valoremos la diversidad, que nos integra, enriquece y ayuda a ver la realidad. La rutina y la uniformidad agobian, son la negación del pensamiento; la diversidad es vida.
No esperemos cambios haciendo lo mismo.
Con creatividad no se nace, se hace. Sola no es suficiente, hace falta una cultura innovadora, interactuando con mentes preparadas, capaces de conectar humanidades, ciencia, tecnología, gestión y perseverancia.
Siempre hay un antes desde el que se crea. Todas las invenciones tienen un pasado, nadie es pues primero en nada. Ni siquiera uno mismo. El secreto de la creatividad es saber esconder tus fuentes.
Las ciencias nos ayudan a encontrar respuestas, y fundamentalmente formular preguntas correctas.
El conocimiento no termina con un punto final, sino con un signo de pregunta. Un aumento del conocimiento significa un mayor número de preguntas, y toda pregunta es seguida nuevamente por una nueva pregunta.
La ética sin ciencia es ineficiencia, pero la ciencia sin conciencia es temible.
El ejemplo y la transparencia de nuestros actos es la mejor forma de educar. Por lo tanto, obra siempre de modo que tu conducta pueda ser erigida como regla universal.
Si consigues algo en este mundo, recuerda que logros y trabajos de otros lo hicieron posible.
He tratado de servir a la medicina, y no de servirme de la medicina.
He vivido y gozado intensamente la vida, haciendo lo que me gusta, trabajando para el mañana, no para ver terminado lo empezado, sino intentando aportar un grano de arena a la larga historia de la humanidad.
El sentimiento que predomina en mí es el de intensa gratitud por la vida que me ha sido vivir.
Sin familia, amigos, salud y trabajo es difícil lograr la felicidad.