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Población y sociedad

On-line version ISSN 1852-8562

Poblac. soc. vol.16 no.1 San Miguel de Tucumán Jan./June 2009

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

La percepción de cambios en la vida de hombres y mujeres, según la edad

Liliana Gastron* y Débora Lacasa**

* Liliana Gastron. Universidad Nacional de Luján. Correo electrónico: gastron@fibertel.com.ar
** Débora Lacasa. Universidad Nacional de Luján.

RECIBIDO: 11/08/08
APROBADO: 03/06/2009

RESUMEN

Para Elder el curso de vida "es un campo de investigación emergente". Según diversos autores, a medida que se envejece se perciben menor cantidad de cambios vitales; los cambios son más valorados como ganancias en todas las etapas, salvo en la gran vejez; si bien las menciones pueden referir a sí mismos o a otros significativos, con el envejecimiento hay más preocupación por sí mismos. En este trabajo nos hemos propuesto ahondar en la producción de proposiciones hipotéticas comparativas de las distintas etapas de la vida, tomando en cuenta no sólo variables temporales, sino diferencias por género para aspectos interpretativos. El trabajo de campo consistió en entrevistas semiestructuradas a 572 personas de ambos sexos, distribuidas en 5 grupos de edad: juventud (20-24 años), adultez joven (35-39 años), adultez mayor (50-54 años), vejez tercera edad (65-69 años) y vejez mayor1 (75-84 años).

Palabras clave: Curso de vida; Género; Cambios; Ganancias; Pérdidas

ABSTRACT

Glen Elder2 referred to the life course as an "emerging field of inquiry". Diverse authors have assumed that as growing old, life changes perceived by people decrease; before the advanced old age, in the balance of gains and losses, gains are more likely than losses; changes mentioned by people may be self-referred or take into account the significant others and while ageing, changes mentioned are more and more self-referred; life pathways may be distinguished in various dimensions along the life course. Our proposal in this paper was to make emerging comparative hypothetical analysis deeper in the different age brackets, taking into account not only time changes but gender differences for interpretation. Openended interviews done in the field work to 572 men and women distributed in five age groups: youth (20-24), young adulthood (35-39), older adulthood (50-54), young old age (65-69) and older old age (75-84) should help us in order to construct theoretical assumptions.

Key words: Life course; Gender; Changes; Gains; Losses

INTRODUCCIÓN

Hablamos de ciclo y de curso de la vida, de historias y de trayectorias vitales, de relatos y de revistas de vida, pero... ¿a qué hacemos referencia con estas expresiones? Ellas nos permiten ubicarnos en la perspectiva del curso de vida, que como concepto hace referencia a la secuencia de las distintas etapas de la vida reguladas socialmente según la edad. Como paradigma es una formulación intelectual que comprende un conjunto de presupuestos, conceptos y métodos utilizados para analizar dichas etapas.1
Según lo señalan algunos autores2 después de algunas décadas de tener una existencia marginal y poca coherencia en su desarrollo, la investigación sobre el curso de la vida está mostrando algunos signos de consolidación. Sin embargo, aún permanece en manos de unos pocos investigadores que están al margen de las corrientes principales establecidas en sus respectivas disciplinas, con limitada influencia en los campos establecidos de investigación. ¿Por qué entonces, se preguntan, nosotros, como investigadores de esta corriente, permanecemos en ella de manera tan entusiasta? ¿Qué tiene de especial la investigación del curso de vida como tema y como perspectiva teórica? Sentimos, de hecho, que existen algunos desafíos que se nos presentan y a los cuales debemos responder.
La primera razón por la cual esta perspectiva despierta tanto interés es de carácter general: abarca todo lo que encontramos particularmente importante en la vida humana y, a la vez, todo lo humanamente relevante está en el curso de la vida.
Una segunda respuesta es algo más específica; el abordaje del curso de la vida toma en cuenta plenamente el hecho de que nuestras vidas son procesos continuos y no simples estados o eventos que pueden ser capturados y entendidos como fotografías instantáneas.
Existe también una tercera razón, aún más fascinante; el amplio atravesamiento y la naturaleza integrativa e integradora de la perspectiva del curso de la vida con respecto a otras especialidades disciplinares institucionalizadas y más convencionales. En el caso de la sociología, por ejemplo, existen las especialidades referidas a la infancia, la juventud o la adolescencia (y hasta la post-adolescencia), a la etapa jubilatoria, a la vejez. Cada "grupo de edad" está tratado de una manera más o menos estática, y a veces hasta reificada como una categoría social homogénea y no como una etapa del proceso del curso de la vida en toda su extensión. Hay sociologías especiales de la familia, el trabajo, el mercado laboral, el tiempo libre, la estratificación y la movilidad, el voluntariado, los movimientos sociales y muchas más. Cada campo social es tratado fundamentalmente como una entidad aislada con su lógica interna y los trayectos específicos de los individuos que participan en dichos ámbitos. Cada etapa de la vida particular y cada campo específico de la sociología han desarrollado su perspectiva especializada, fragmentando vidas y contextos de individuos íntegros que pretenden estar integrados en diversos aspectos, tener diferentes relaciones sociales, pasar por distintos estadíos, y moverse en campos de acción variados. Se ha señalado3 la importancia de comprender a la persona en su conjunto (a través del tiempo) y como integralidades (estudiando amplios perfiles de trazos y características más que variaciones singulares). Es esta perspectiva abarcadora la que le da a la investigación sobre el curso de la vida su razón de ser.
Finalmente, el cuarto desafío refiere a que el análisis del curso de la vida es uno de los raros caminos en que las ciencias sociales han llegado tan lejos como para conceptualizar el tiempo, no como un suceso físico cuyos pormenores escapan nuestra comprensión teórica, sino como algo moldeado cultural, social y hasta individualmente, retrabajado y construido, algo con una existencia tanto objetiva como subjetiva. Se ha señalado4 que tanto el tiempo como el espacio no son en realidad "dados" en el sentido físico, sino que han sido construidos socialmente; podría hablarse entonces de un espacio social y de un tiempo social.
En resumen los autores destacan que tanto en el plano humanístico como en la perspectiva científica, el curso de la vida es seductor porque nos obliga a pensar destruyendo las limitaciones tradicionales de la comprensión.
En los albores del siglo XX la investigación social no tenía bases fundantes para el concepto de curso de vida. Al finalizar, este concepto se transformó en una teoría originada en la edad. Fue utilizada y adaptada a las necesidades de investigación de sociólogos, psicólogos e historiadores, entre otros, interesados en múltiples cuestiones. Según se ha señalado, ha tenido un tremendo impacto en las ciencias sociales de las últimas décadas, constituyéndose en una teoría ampliamente conocida y compartida a nivel internacional, que atraviesa distintas disciplinas y es uno de los logros más importantes en las ciencias sociales5 .
En la actualidad el curso de la vida es visualizado como una secuencia de edades estructuradas socialmente definidas que interactúan y fluctúan en un tiempo histórico y en un lugar determinados. Esta visión proviene de la comprensión de que los cambios de los individuos a lo largo de la vida tienen consecuencias para el desarrollo y que un cambio histórico puede modificar el curso de la vida y las trayectorias evolutivas reencauzando caminos previamente establecidos.
Existen algunos conceptos que desde sus orígenes aparecen como directamente relacionados con esta perspectiva: curso de vida, trayectoria, estadio o etapa, transición y evento, cuya integración al paradigma aclararemos antes de profundizar en el mismo, dada su fuerte asociación inmediata.
La trayectoria puede ser definida como un modelo de estabilidad y cambios a largo plazo6 , o una secuencia de reseñas sobre la participación social7 . En este sentido, la noción de trayectoria esta usada fundamentalmente para describir movimientos o desarrollos que tienen lugar en la totalidad de la vida. Esta explicación está cercana al uso sociológico, en tanto se encuentra algo similar en la psicología social, donde las trayectorias son concebidas como el conjunto de movimientos de un individuo en un espacio social8 , y también en demografía social con la noción de biografía9 . En un nivel más formal podemos observar las trayectorias compuestas por una secuencia de períodos de transición (cambio) y de consolidación (estabilidad).
En sociología, demografía, psicología social y otras disciplinas del campo, la noción de estadio o etapa refiere a un período de la vida de variada extensión, caracterizado por una relativa estabilidad y frecuentemente con algo similar a un balance. Puede definirse como un estado estable situado entre dos transiciones.
El concepto de transición remite a la idea de cambio: cambio de un estado o situación a otro, de un período de la vida a otro. Podría decirse que la transición es el breve período de cambio entre etapas consecutivas. Las transiciones serían momentos en una trayectoria particular caracterizadas por cambios acelerados, si se las compara con la estabilidad relativa de las etapas. La transición plantea un antes y un después. A partir de las investigaciones se sabe que las transiciones en el curso de la vida (abandono de la escuela o finalización de los estudios, ingreso en el mundo laboral, parentalidad, casamiento, divorcio, jubilación, institucionalización en hogares geriátricos en el caso de las personas de edad) tienen importancia significativa para la identidad individual y para la vinculación con otras personas y con las instituciones. Las etapas y transiciones en los cursos vitales son significativas en términos de habilidades cognitivas, representaciones del sí mismo, relaciones con los otros significativos y con el orden institucional y social.
A manera introductoria vamos a dar algunos lineamientos del marco bajo el cual realizamos la investigación e interpretamos las respuestas que expondremos a continuación. Para llevar adelante este cometido seguiremos al equipo de Lalive d'Epinay10 . De acuerdo con estos autores la perspectiva del curso de vida surgió a partir de diferentes campos disciplinarios y tradiciones de investigación. La expresión "curso o trayecto de vida" abarca realidades, significados y usos diferentes según los autores, y algunos de ellos la utilizan de manera indiferenciada e intercambiable con otros términos tales como ciclo de vida, trayectoria
de vida o biografía.
Existen un determinado número de definiciones y principios de análisis que permiten elucidar y precisar qué es lo que está en juego cuando se plantea el curso de vida.
El curso de vida designa en primer lugar un paradigma u orientación teórica11 , es decir, un conjunto de proposiciones o de enunciados metateóricos que definen un campo común de estudios y que guían el análisis tanto teórico como empírico (en términos de formulación de conceptos y de razonamiento, de identificación de preguntas para la investigación, de estrategias metodológicas, de formas de procesamiento de los datos).
De acuerdo con Ricoeur12 , el paradigma del curso de vida puede ser definido como

el estudio interdisciplinario del transcurrir de la vida humana (ontogénesis humana), es decir el análisis y la integración en un marco teórico común de las interacciones e interdependencias entre: (a) los procesos de desarrollos biológicos y psicológicos; (b) el contexto socio-histórico y las dinámicas que lo afectan, así como sus mediaciones institucionales y dentro de ellas, particularmente, los modelos de trayecto de vida como formas de regulación social; y c) los trayectos de vida individuales que se desarrollan en el marco de las obligaciones y de las posibilidades delimitadas por (a) y (b), todo esto en función de los recursos propios de cada individuo, del trabajo de reflexividad que éste maneja y de su propia identidad narrativa.

Esta definición enfatiza la necesidad de considerar el desarrollo humano como un fenómeno multidimensional, esto es, biológico, psicológico y social, y que abarca las diferentes esferas en las que transcurre la existencia (familia, educación, trabajo, salud, entre otras).
Por tanto, el estudio del curso de vida no puede realizarse a partir de una sola disciplina, sino que es esencialmente multidisciplinario y requiere la contribución tanto de la biología, de la antropología y de la historia, como de la psicología, la sociología y la demografía. Más aún, no se trata únicamente de yuxtaponer las dimensiones o esferas y los conocimientos relacionados con ellas, sino de aprehender los vínculos, las influencias recíprocas y la articulación entre ellas. En este sentido, el curso de vida es una orientación teórica con un objetivo  interdisciplinario, y hasta se diría, transdisciplinario.
Este paradigma considera al desarrollo humano como un conjunto de procesos que transcurren a lo largo de toda la existencia, desde el nacimiento hasta la muerte13 . Al tomar en cuenta las dimensiones biológicas y psicológicas del desarrollo humano, los estudios han demostrado que éstas conciernen los fenómenos que intervienen a lo largo de la vida íntegramente, y que ciertas capacidades pueden crecer hasta una edad avanzada mientras que otras pueden decaer tempranamente y que las ganancias y las pérdidas se reequilibran de manera continua14 . Sin embargo según Baltes y Smith,15 a partir de cierta edad la plasticidad neurobiológica, es decir la capacidad de los seres humanos para adaptarse, para modificarse, se reduce; inicialmente esta disminución se compensa con un mayor despliegue de los recursos socioculturales, pero estos mecanismos compensatorios pierden eficacia en la gran vejez. Esta hipótesis ha sido validada por un estudio empírico que a menudo se cita, que abarca una gama de atributos bio-psicológicos .16
En la actualidad las ciencias sociales señalan que la socialización, a partir de los estudios de Strauss,17 se trata de un proceso que abarca toda la existencia. Esta idea fue retomada por Cain;18 luego constituyó para Berger y Luckmann19 la base para establecer una diferenciación entre socialización primaria y secundaria.
Este paradigma busca, asimismo, caracterizar la sucesión de las etapas constitutivas del desarrollo humano (infancia, juventud, adultez, vejez), la transición de una a otra y la manera en que esas etapas y las transiciones son objeto de un intenso trabajo por parte de la sociedad y de la cultura. Cada etapa de la vida se caracteriza por una relativa duración temporal y por la estabilidad de sus rasgos principales, tanto por su adscripción en el desarrollo humano acorde con un cierto ordenamiento, como por su generalidad, en tanto los sujetos tienen muchas alternativas para pasar por una cierta etapa. Cada etapa, a la vez, va enmarcada social y culturalmente, en la que se ponen de manifiesto un sinnúmero de problemas, opciones y obligaciones específicas vinculadas con la edad, que estructuran la existencia de todos aquellos que acceden a dicho período.
Las construcciones sociales de cada etapa no son históricamente inmutables, tal como Ariès 20 lo destacó refiriéndose a la manera en que el concepto y el estatus de la infancia se transformaron en el transcurso de los siglos; y Laslett 21 y Neugarten,22 a su vez, atrajeron la atención sobre la transformación de la vejez en el transcurso de las últimas décadas y con el surgimiento de la tercera edad.
La cuestión del tiempo ocupa un lugar central en el curso de la vida. Pero esta variable tiene diferentes componentes que no siempre resultan fáciles de desentrañar, dado que la existencia  del ser humano aparece situada en la intersección de dos tipos de temporalidades: la de la
vida humana sus fundamentos biológicos y psicológicos y la de la vida de la sociedad, que remite al sistema social y a su historia.
En lo individual, se considera la cronología y la psicología del desarrollo, y en el plano social, aparece el tiempo histórico, con las referencias a la generación y a la inserción colectiva así como a la cohorte, desde la sociodemografía.
En resumen, nos encontramos ante tres posibilidades para analizar el curso de la vida: (a) la edad (el tiempo individual; "tengo una determinada cantidad de años") que define la etapa en referencia al desarrollo bio-psicológico o a la edad social; (b) el período (el tiempo histórico,
("estamos en el año tal"), que permite definir el contexto temporal, hechos y eventos externos al propio individuo; y (c) la cohorte, ("nací en el año tal"), que vincula a personas que están en la misma etapa de la vida con el momento histórico.23 Estas tres formas de temporalidad ponen de relieve la historicidad del sujeto, en la cual se imbrican el individuo socio-histórico y el ser bio-psicológico.24
Surge la pregunta de cómo aproximarse al estudio de esta historicidad. Así, por ejemplo, basándose en un cierto número de trabajos, los propios y los de otros investigadores, Elder,25 ha formulado cinco principios:
1. La existencia humana es un proceso continuo que se desarrolla desde el nacimiento hasta la muerte;
2. Cada trayectoria de vida está inserta y modelada por, los tiempos históricos y los acontecimientos que los individuos experimentan en el lugar en que han sucedido;
3. Las personas van construyendo su propio trayecto a través de las elecciones y las acciones que emprenden, dentro de las oportunidades, las alternativas posibles y las obligaciones impuestas por la historia y las circunstancias sociales en las que viven;
4. Las experiencias vitales se desarrollan dentro de un marco de interdependencia, con influencias socio-históricas que se manifiestan a través de una red de relaciones compartidas;
5. El impacto de los acontecimientos y de las transiciones sobre el desarrollo difiere según el momento de la vida en que acaecieron, estableciendo ritmos no predeterminados.
La noción de curso de vida no remite solamente a un paradigma teórico, sino que designa también una institución social que, como tal, constituye un objeto de estudio para las ciencias sociales en general y para la sociología en particular, en tanto supone una dimensión propia de la estructura social.26
A nivel estructural, el curso de vida fue definido como:

el modelo o modelos de currículum que en una sociedad y un tiempo determinados organiza(n) el transcurrir de la vida de los individuos, en sus continuidades y discontinuidades. Estos modelos consisten, por una parte, en sistemas de normas y de adjudicación de recursos que toman la forma de perfiles de carrera y de estatus de edad, así como de transiciones generalmente asociadas a edades típicas; por otra parte, en un conjunto de representaciones colectivas y de referencias compartidas. Constituyen una de las mediaciones centrales entre el sistema sociocultural y los individuos.27

Esta definición refiere entonces a los modelos que regulan el curso de vida de los sujetos y que delimitan las obligaciones y las alternativas de elección que se les presentan a medida que avanzan en edad.
El curso de vida también tiene un nivel individual, dado que es el resultado de una construcción del sujeto sobre la base de una negociación de los modelos de trayecto de vida disponibles. En este nivel, remite a diferentes esferas también denominadas, campos o sistemas de acción, en los que transcurre la existencia y donde se ponen de manifiesto los cambios que jalonan las etapas y los cambios transicionales.
Los cambios que ocurren en la vida de los individuos pueden ser definidos de manera objetiva por un observador exterior o bien por los mismos individuos. Esta distinción es importante ya que lo que constituye un cambio para el observador puede no ser vivido como tal por el actor y viceversa.

A ese respecto, se plantea una distinción semánticamente significativa entre las expresiones historia de vida, para la perspectiva objetivante del curso y relato de vida, para la perspectiva subjetiva.

Metodología

En este trabajo28 discutiremos los resultados referidos a los acontecimientos o cambios percibidos como significativos ocurridos durante el último año a partir del día en que son entrevistados, tomando distintas etapas del curso de vida. Estos cambios son evaluados subjetivamente por el entrevistado en términos de ganancias, pérdidas, ambas, ni una ni
la otra, son registrados de manera textual y luego son codificados en función de la esfera de vida a la que aluden, esferas que se deducen de las diferentes trayectorias que se construyen a lo largo del curso de vida individual.
Por otra parte se realizó una clasificación teniendo en cuenta al protagonista del cambio ya que si bien la pregunta estaba dirigida al entrevistado, muchas veces las menciones refieren a acciones o sucesos que le han ocurrido a otras personas pero que de igual manera ha impactado en la vida del entrevistado, pensemos por ejemplo la muerte, el casamiento de un hijo, o un nacimiento. En el análisis de resultados se ha simplificado esta clasificación y se han conformado tres categorías: entrevistado, parientes y amigos.
A continuación, se presenta un fragmento de la parte 1, del cuestionario, a partir de cuyas respuestas se procesaron los datos.

En el curso del año pasado,
ha habido cambios importantes en su vida?
Si ? No ?
Si sí: Cuáles han sido esos cambios?
Cambio 1 : .......................................................................
Ganancia ?; Pérdida ?; Ambas ? ; Ni una, ni otra ?; No sé ?
Cambio 2 : ......................................................................
Etc.
 

El relevamiento de datos se desarrolló en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires, entre los meses de mayo y junio de 2004. Las entrevistas fueron realizadas por estudiantes de Sociología de la Universidad de Buenos Aires y de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Luján. Los cuestionarios fueron auto administrados a excepción de aquellas personas que presentaban dificultades motrices o visuales.
Es importante recordar que no fue nuestro objeto el de establecer y probar hipótesis a partir de generalizaciones, sino el de hacer emerger formulaciones teóricas. Por esta razón, el tipo de trabajo no requería representatividad. Se hizo un muestreo intencional, es decir no aleatorio.
Se tomaron cinco grupos etarios: 20-24, 35-39, 50-54, 65-69, 75-84, de personas de ambos sexos. La elección de estos cinco grupos de edad representan posiciones bien definidas en el curso de la vida, lo que ha permitido una comparación hipotética entre edades distintas, a la vez que posibilitó el trazado de la curva como trayecto vital, sobre todo si se toman en consideración las diferencias de género.
Las 572 personas de la muestra han mencionado 1114 cambios en su vida, en el último año. Entonces, la mención no es equivalente a la  persona, en términos numéricos, dado que se daba la posibilidad de nombrar hasta cuatro cambios. Por lo tanto, nuestra unidad de análisis serán las menciones. Y esto está acorde con el título de la investigación: Cambios y eventos en el curso de la vida.

Preguntas y Respuestas

Toda investigación científica parte de ciertas preguntas que orientan el trabajo y nos guían en la construcción de conocimiento. Las preguntas que tratamos de responder estaban relacionadas con los ámbitos de la vida más implicados como parte de una trayectoria teniendo en cuenta, como horizonte temporal, el último año. Así, nos hemos ido formulando diversos interrogantes, que iremos comparando con las respuestas de las personas entrevistadas, a fin de analizar las posibles formulaciones hipotéticas.

1. Esferas de la vida implicadas en los cambios registrados

Según los autores, el curso de una vida individual está conformado por un conjunto de trayectorias que remiten a las diferentes esferas en las que se desarrolla la existencia:
1. Trayectorias educativas,
2. Trayectorias ocupacionales,
3. Trayectorias familiares y afectivas,
4. Trayectorias de ciudadanía
5. Trayectorias de salud,
6. Trayectorias autobiográficas,
7. Trayectorias espaciales.
Estas trayectorias se constituyen a lo largo de todo el curso de vida y pueden ser reconstruidas y analizadas desde distintos aspectos.
Nos preguntamos entonces cuáles son los cambios registrados cuando se les solicita que mencionen sucesos del último año. Y si los mismos están vinculados con las propuestas que los teóricos de esta corriente señalan.

Cuadro 1. Dimensiones de esferas implicadas en las menciones de cambios

Fuente. Investigación CEVI (elaboración propia).

Para clasificar los cambios, nos inspiramos en el marco taxonómico de Reese y Smyer29 y Diehl30 . El criterio principal nos remite a las siguientes esferas de la vida: educación, ocupación, salud, actividades de tiempo libre, la vida familiar -en este último grupo incluimos tanto la vida en pareja como a la de otros miembros de la familia, y la vida de relación en la que tomamos a los amigos. Si bien la muerte y los duelos son uno de los cambios principales que afectan a la vida familiar, como se trata de una mención especial y más frecuente en determinadas etapas de la vida que en otras, se la ha clasificado de manera separada. Por "espacial" designamos a los cambios asociados a un desplazamiento en el espacio: se trata aquí principalmente de traslados, algunas veces de migraciones. La esfera de la salud, por su parte, impone su especificidad, que nos remite a la dimensión biológica de la existencia y sobre la que se basan todas las demás esferas de la vida. En la categoría "self" agrupamos las expresiones que remiten a cambios de orden psicológico. Hemos seleccionado, finalmente, las diversas esferas de la vida implicadas, dado que algunas categorías aparecían como muy problemáticas, por lo cual presentamos una taxonomía algo diferente de la propuesta por los autores mencionados.
Analizando las respuestas, el 65 % de los cambios mencionados, están referidos a sólo cuatro aspectos de la vida según el siguiente ordenamiento: familia y pareja, ocupación, salud y educación. Estos aspectos están en consonancia con los presupuestos teóricos, si bien con diferencias en cuanto a la relevancia atribuida, según el orden.

2. Cantidad de menciones de cambios a lo largo de la vida, y comparaciones entre respuestas de hombres y mujeres

Según diversos estudios, la frecuencia de los cambios y los ámbitos de la vida mencionados son más numerosos en la adolescencia y al principio de la edad adulta que en los grupos de mayor edad.31
A fin de avanzar en el sentido de la construcción de los trayectos de vida, nos preguntamos sobre la distribución de cambios en personas que han mencionado por lo menos uno de ellos según el grupo de edad.
La mayor cantidad de menciones fueron registradas por las personas en su juventud. Luego la percepción de cambios va decreciendo a lo largo de la vida, los más jóvenes mencionan al menos algún cambio en un 85% en tanto que del grupo mayor, la gran vejez, menciona al menos un cambio un 63%. Al representar gráficamente, se observa con claridad una curva decreciente en términos de cantidad según la edad y creciente entre quienes no han podido registrar ninguno, que pasó del 15% entre los de 20-24 años al 37% en el grupo de 75-84 años. En este sentido, las respuestas han seguido los presupuestos que la tradición de los teóricos del curso de la vida viene sosteniendo.
Es interesante lo que ocurre al distribuir las menciones de cambios según el género del/a responderte. Si bien se puede observar una disminución en la cantidad de cambios tanto entre los hombres como entre las mujeres, aparecen diferencias. Las menciones sobre cambios percibidos entre las mujeres más jóvenes alcanzaron el 88%, y entre los hombres los mismos fueron del 82%, conservándose en ambos casos el sentido decreciente. Sin embargo pareciera que hay mayor brusquedad en el descenso de cambios percibidos entre las mujeres muy mayores, que llega al 61%, en tanto esta cifra es del 66% para los hombres.

3. Valoración de los cambios mencionados en términos de ganancias y pérdidas en el curso de la vida, y sus diferencias por género

Una de las grandes dificultades consiste en determinar lo que constituye una ganancia o una pérdida.32 Esta tarea se vuelve aún más ardua por el hecho de que la naturaleza de lo que es considerada una ganancia o una pérdida puede cambiar con el tiempo,33 involucra criterios objetivos y subjetivos, esta condicionada por posturas teóricas, por el contexto histórico y cultural, así como también por los criterios de aptitud o adaptación funcional.34 Finalmente, la definición misma de ganancia y de pérdida pocas veces ha sido coherente y explícita, y como toda clasificación de este tipo, contiene forzosamente una parte de subjetividad.
La originalidad de nuestra investigación es que fueron los propios entrevistados quienes han evaluado los cambios tal como fueron percibidos por sí mismos, es decir se ha adoptado el criterio de considerar las expectativas subjetivas. En efecto, el hecho de solicitar a la persona una autoevaluación del cambio, ofreciendo cuatro respuestas posibles ("ganancia", "pérdida", "ambas", "ni una ni otra") lleva a asignar a cada cambio la valoración percibida. Así concebido, este estudio permite escudriñar la dialéctica de ganancia y pérdida de acuerdo a cómo es vivida y percibida por el propio entrevistado.
De acuerdo con los investigadores, los cambios son más valorados como ganancias en todas las etapas de la vida, salvo en la gran vejez, en la cual las pérdidas las superan. En este trabajo también hemos incorporado la variable género, a los fines comparativos.
Al analizar los cambios mencionados valorados subjetivamente en términos de ganancias y de pérdidas, la percepción de cambios como pérdidas van aumentando a medida que se avanza en edad, llegando a ser casi un 50% en el ultimo grupo etario. En tanto que los cambios percibidos como ganancia en este mismo grupo es del 33%. El grupo más joven por su parte percibe los cambios como ganancias en un 66% en tanto que los percibidos como pérdidas sólo llegan a ser el 17% de las menciones. En la gran vejez (75-84) las pérdidas superan a las ganancias, lo que supone una corroboración de las dificultades en la adaptación a la disminución de la efectividad de los recursos socioculturales como mecanismos compensatorios de la pérdida de neuroplasticidad.
En la distribución de cambios mencionados por las mujeres la curva de las ganancias tiene un descenso abrupto desde las más jóvenes cuyo porcentaje alcanza al 66% al grupo de 35-39 años, que llega al 52%; luego forma una meseta para descender a niveles inferiores al 50 % (35 %) entre las muy mayores. Las menciones sobre pérdidas van aumentando con la edad, sin llegar nunca a superar el umbral del 50 % (46% de respuestas).
Las respuestas de los hombres, en cambio, que refieren a ganancias disminuyen de manera paulatina. Se pasa del 66% en el grupo de 20-24 años al 64% entre los de 35-39 años. Luego hay un descenso brusco, 47% de las menciones entre los de 50-54 años, y continúa descendiendo hasta llegar al 31 % en hombres de 75-84 años. Entonces las referencias a ganancias van descendiendo en los hombres a edades más jóvenes que en las mujeres. Las menciones sobre las pérdidas aumentan con la edad, hasta llegar al 53% en la gran vejez.
En resumen, las menciones de las mujeres describen más cambios como ganancias que las de los hombres a lo largo de toda la vida con una discontinuidad en el grupo de 35 -39 años, si bien es cierto que las ganancias disminuyen a medida que se avanza en edad. En la gran vejez (75-84) las pérdidas superan a las ganancias tanto en los hombres como en las mujeres, pero en los hombres, las pérdidas superan a las ganancias más tempranamente.

4. Personas referidas en los cambios percibidos a lo largo de la vida y las diferencias por género en las respuestas

Se suele referir al "narcisismo de las personas de edad", como característica psicológica normal de esta etapa de la vida. Numerosos autores;35 han señalado extensamente que éste es uno de los tantos prejuicios que conforman el fenómeno denominado viejismo o edadismo.
Acorde con prejuicios, entonces, si bien los cambios mencionados pueden referir a sí mismos o a otros significativos, sería más probable que, con el envejecimiento habría una mayor preocupación por sí mismos. Entre las mujeres este fenómeno sería más notorio.
De acuerdo con el cuestionario, las menciones sobre cambios podían referir a distintas personas, no solamente al entrevistado. Las respuestas sobre los cambios mencionados refirieron propio entrevistado en un 81% en el grupo de 20-24 años, pero gradualmente los cambios se refirieron a otros significativos, hasta llegar al 54% en la gran vejez. Como puede observarse, entonces, las menciones fueron en dirección opuesta a los supuestos sobre el narcisismo en la vejez preconizados en numerosos trabajos.
La diferencia de géneros en las respuestas ha sido muy notoria en este tema. Las menciones de cambios referidos a sí mismas entre las mujeres más jóvenes era del 76%, disminuyendo hasta el 48 % ya entre las de 65-69 años. Es decir que las menciones sobre cambios referidos a otros significativos, entre las mujeres, superan a las referencias a sí mismas en los dos últimos grupos de edad.
Entre los hombres, en cambio, las referencias a sí mismos, disminuyen, aunque de manera menos lineal, pasando del 86% en la gente de 20-24 años hasta el 61% en la gran edad. En todas las edades siempre han sido superiores a las de los otros significativos.

5. Trayectorias y esferas de la vida implicadas en las menciones a lo largo de la vida y sus diferencias según el género

Hacia el final de este trabajo hemos querido ofrecer elementos para la discusión teórico-conceptual sobre el curso de la vida. Para ello distribuimos las trayectorias vitales a partir de las menciones referidas a las esferas mencionadas como cambios a lo largo de la vida, y luego según el género.

Cuadro 2. Las esferas de la vida más mencionadas,por grupos de edad (%)

Fuente. Investigación CEVI (elaboración propia)

Distribución de las esferas de vida más mencionadas por grupo de edad nos muestra la importancia que adquiere cada una de las dimensiones en cada etapa de la vida, es decir nos muestra la jeraquización que cada una tiene en el curso de vida determinando de alguna manera un modelo de trayectoria.
En el grupo de los más jóvenes, la ocupación, la familia/ pareja y la educación son centrales. Este grupo es el único para el cual la especialidad tiene cierta importancia.
Un esquema similar se plantea en el segundo grupo de edad, estando la diferencia dada por la tercer dimensión más mencionada, la educación en el caso de los más jóvenes y las cuestiones económicas en el caso del segundo grupo.
La salud comienza a aparecer en el segundo grupo de edad para ir cobrando significatividad hasta llegar a ser prioritaria en la gran vejez.
La familia y la pareja ocupan siempre un segundo lugar, salvo en el grupo de 50-54, en que pasa a primer plano.
La ocupación es preponderante en los jóvenes, luego decrece hasta desaparecer en la gran vejez. La economía es una esfera mencionada por todos los grupos de edad.

El grupo de 50 - 54 es el único que menciona a la familia y la pareja en primer lugar, seguido de la ocupación, la salud y la economía.

Cuadro 3. Las esferas de la vida más mencionadas por las mujeres, por grupos de edad (%)

Fuente. Investigación CEVI (elaboración propia)

En los dos últimos grupos de edad la mención más importante es la salud, seguido de la familia y la pareja. En ambos grupos aparecen los decesos; en quinto lugar en el grupo de 65- 69 y en tercer lugar en la gran vejez.
Para las mujeres la familia y la pareja ocupa siempre el primer lugar salvo en el grupo de 35-39 años, donde el tema de la ocupación aparece como prioritario. En ese grupo está la salud por primera vez, y luego asciende hasta llegar al segundo lugar en el grupo de 65-69 y en la gran vejez. El tema de la muerte y los duelos aparece en el grupo de 65-69 años.
El tiempo libre es tema de las mujeres muy mayores. Las más jóvenes señalan cuestiones relacionadas con el espacio y la vida de relación. La economía aparece en el grupo de 35-39, y se mantiene en los siguientes.

Cuadro 4. Las esferas de la vida más mencionadas por los hombres, por grupos de edad (%)

Fuente. Investigación CEVI (elaboración propia)

Inversamente que en el cuadro anterior, puede observarse que, para los hombres la familia y la pareja sólo ocupan el primer lugar en el grupo de 35-39, en tanto que a excepción del grupo de 75 a 84 años donde la salud ocupa el primer lugar, de una manera muy importante (33% de los cambios mencionados), en los otros tres grupos de edad es la ocupación la esfera de la vida en la que se evidencian más cambios en los hombres.
Entre los hombres de 65-69 años, en mayor medida aún que en los más jóvenes, se hace mención a la dimensión espacial.
En la gran vejez se evidencia una fuerte concentración de cambios en las esferas de vida mencionadas en los tres primeros lugares lo que muestra un estrechamiento del horizonte cotidiano, circunscripto a la salud, la muerte, los duelos, la familia y la pareja.

Discusión

1. Las personas perciben mayor cantidad de cambios en su juventud. Y luego la percepción de los cambios va decreciendo a lo largo de la vida. Existen diferencias de género en el decrecimiento de los cambios percibidos. Las menciones de las mujeres que perciben cambios son mayoría en su juventud y luego su proporción decrece en mayor proporción que la de los hombres. La mayor proporción de cambios se da entre las mujeres.

2. A lo largo de la vida, los cambios evaluados como ganancias van decreciendo en tanto los evaluados como pérdidas van siendo mayores. En la gran vejez las pérdidas superan a las ganancias. Hay diferencias de género por cuanto las menciones de las mujeres a lo largo de la vida evalúan más ganancias y menos pérdidas. Esta tendencia se hace más notoria en la gran vejez. En los hombres las pérdidas superan a las ganancias en el período anterior.

3. Los cambios más mencionados por las personas a lo largo de la vida refieren a sí mismas antes que a las demás, sean parientes o no. Sin embargo van disminuyendo las referencias a sí mismas y aumentando las de los otros significativos. Las referencias a cambios en los otros entre las mujeres superan a las de sí mismas. Entre los hombres, en cambio, las referencias a sí mismos, si bien disminuyen, siempre son superiores a las de los demás.

4. Las esferas de la vida implicadas cambian con la edad y el género. En la juventud la ocupación es la más importante y luego decrece, en tanto la mención a la salud va creciendo. La familia y la pareja aparece como importante. Entre las mujeres, siempre ocupa el primer lugar salvo en el grupo 35-39, superada por la ocupación. La salud va creciendo en importancia, sin ocupar nunca el primer lugar. Entre los hombres la ocupación es relevante salvo en el grupo de los 35-39, en que el primer lugar es ocupado por la familia/pareja; la salud llega a ser prioritaria en el de mayor edad (75-84).

Como señalamos al inicio, este artículo forma parte de una investigación mayor, que se está desarrollando en diferentes países.36 En la actualidad están implicados, además de Suiza, cuyo planteo original se debe al Centro Interfacultad de Gerontología de la Universidad de Ginebra, responsable del diseño del instrumento y Argentina, a través de equipos de la Universidad Nacional de Luján y de FLACSO, se fueron añadiendo en estos últimos tiempos, la UNAM en México, la Universidad de Concepción en Chile, la Universidad Laval en Canadá (Québec), la Universidad de Lieja en Bélgica, la Universidad del Estudio de Padua en Italia y la Universidad de Nancy 2 en Francia.

NOTAS

1 Se toma un grupo de 75-84 años, pues el trabajo base es de carácter internacional, y debió considerarse la diferencia de longevidad existente en países como Argentina y Suiza.

2 Elder, Glen H. Jr., "Age differentiation and the life course", en Annual Review of Sociology, 1, 1975, pp. 165-190.         [ Links ]

1 Mortimer Jeylan and Shanahan Michael, Handbook of the Life Course, New York, Springer, 2004.         [ Links ]

2 René Levy and the Pavie Team, "Why look at life courses in an interdisciplinary perspectives" en René Levy et al. Towards en Interdisciplinary Perspective on the Life Course. Advances in Life Course Research, Vol. 10, Oxford, Elservier Ltd., 2005, pp. 3-34.         [ Links ]

3 Settersten, Richard A. Jr., Invitation to the Life Course: Toward New Understandings of Later Life. Amityville, New York, Baywood Publishing Company, Inc., 2003.         [ Links ]

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8 Viaud, Jean, "Principes organisateurs et représentations sociales de l'économie: genèse et dynamique", en Revue internationale de Psychologie Sociale, 12, (2), 1999, p. 79-106.

9 Corgeau, Daniel & Lelièvre, Eva, Manuel d'Analyse Démographique des Biographies, Paris, PUF, 1989.         [ Links ]

10 Lalive d'Épinay, Christian; Bickel, Jean-François; Cavalli, Stefano et Spini, Dario, "Le parcours de vie: émergence d'un paradigme interdisciplinaire" en Guillaume, Jean-François, Parcours de vie. Regards croisés sur la construction des biographies contemporaines, Liège, ULg, 2005, pp. 187-210.         [ Links ]

11 Merton, Robert K., Social Theory and Social Structure, New York, The Free Press, 1968.         [ Links ]

12 Ricoeur, Paul, Temps et récit, Tome3: le temps raconté, Paris, Seuil, 1985.         [ Links ]

13 Settersten, Richard A. Jr., 2003, op. cit.

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16 Heckhausen, Jutta, Dixon, Roger A., & Baltes, Paul B., "Gains and losses in development throughout adulthood as perceived by different adult age groups", en Developmental Psychology, 25, 1989, pp. 109-121.         [ Links ]

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25 Elder, Glen H. Jr., "The Life course and human development", en Lerner R. M. (ed.), en Handbook of child psychology: Theoretical models of human development, vol. 1, New York, Wiley, 1997, pp. 939-991;         [ Links ] Elder, Glen H. Jr. , " The Life Course as Developmental Theory", enChild Development, Vol. 69, No. 1 , Blackwell Publ., 1998, pp. 1-12.         [ Links ]

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27 Lalive d'Épinay, Christian; Bickel, Jean-François; Cavalli, Stefano et Spini, Dario, 2005, op. cit.

28 El presente trabajo esta basado en la investigación CEVI - Cambios y eventos en el curso de la vida. Estudio Internacional: Suiza, México y Argentina. (Université de Genève, UNAMéxico, UNLuján y FLACSO/Argentina)

29 Reese Hayne W. and Smyer, Michael A., "The dimensionalization of life events" en Callahan, E. J., McCluskey K. A. (eds.), Life span developmental psychology. Nonnormative life events, New York, Academic Press, 1983, pp. 1-33.         [ Links ]

30 Diehl, Manfred, "Self-development in adulthood and aging: The role of critical life events", en Ryff, C. D. and Marshall, V. W. (eds.), The self and society in aging processes, New York, Springer, 1999, pp. 150-183.         [ Links ]

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32 Settersten, Richard A. Jr., 1999, op. cit.; Staudinger, Ursula M. and Pasupathi, Monisha, "Life span perspectives on self, personality, and social cognition", en Craik F.I. M. and Salthouse T. A. (eds.), The handbook of aging and cognition, Mahwah (NJ), Lawrence Erlbaum, 2000, pp. 633-688.         [ Links ]

33 Baltes, Paul B. and Smith Jacqui , "Multilevel and systemic analyses of old age: Theoretical and empirical evidence for a fourth age", en Bengtson, V. L. and Schaie, K. W. (eds.) Handbook of theories of aging, New York, Springer, 1999, pp. 153-173.         [ Links ]

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36 Quienes deseen conocer detalles sobre este estudio se puede seguir el link siguiente http://cig.unige.ch/recherches/cevi.html

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