SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.20 número2Un nuevo orden político: Provincias y estado nacional, 1852-1880Empresarios ricos, trabajadores pobres: Vitivinicultura y desarrollo capitalista en Mendoza (1850-1918) índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

  • Não possue artigos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Población y sociedad

versão On-line ISSN 1852-8562

Poblac. soc. vol.20 no.2 San Miguel de Tucumán dez. 2013

 

RESEÑAS

Invaders as ancestors. On the intercultural making and unmaking of spanish colonialism in the Andes.
Peter Gose, University of Toronto Press, Toronto, 2008, pp. 380.

 

El libro de Gose nos propone una nueva mirada sobre los procesos de conquista en los Andes, poniendo el foco en cómo las poblaciones locales, al tratar a los invasores como ancestros, plantearon una estrategia por la que buscaron "domesticar su poder y hacerlo servir a los intereses indígenas" (p. 6). Plantea, en una forma estimulante, que la incorporación colonial tuvo implicancias significativas para ambos grupos. El autor logra mostrar cómo los españoles fueron involucrados también en las lógicas locales de estas poblaciones de las que, en definitiva, eran profundamente dependientes, tanto para reclutar trabajo como para gobernar a través de los curacas. Este es un punto de partida interesante del trabajo puesto que no sólo recorre el bagaje cultural propio de los grupos andinos, sino que también considera con detenimiento los marcos interpretativos de los españoles, modelados a la luz de los procesos de reconquista de la península ibérica. En este sentido, Gose propone que el culto andino a los ancestros presentaba muchos paralelos con aquel que se dispensaba a los santos, en el marco del cristianismo europeo (incluyendo la momificación con la consiguiente veneración de las reliquias en el caso de estos últimos). De esta manera, los españoles y las poblaciones indígenas son puestos por el autor en el mismo plano de análisis.
La ancestralidad, tal como surge del título, es la clave que organiza la totalidad de la propuesta del autor. Es a través de los ancestros y de sus referentes, de las momias a los espíritus de las montañas, que se repiensan en el libro algunos de los procesos de conquista y evangelización, en un largo recorrido temporal que abarca desde el siglo XVI hasta, incluso, la actualidad. En esta consideración, su trabajo se articula explícitamente y de un modo no exento de discusiones con una línea dentro de los estudios andinos, desarrollada ya desde los trabajos de Zuidema (1973), que ha puesto en evidencia la centralidad de los ancestros en las formas de organización social desde momentos prehispánicos.
A lo largo de los ocho capítulos que conforman el libro, Gose recurre a diferentes crónicas, documentos históricos e información etnográfica. Sin desmerecer el minucioso tratamiento que hace de estas fuentes, por momentos se extraña un cruce de estos datos con los que surgen de las largas tradiciones de investigación arqueológica, dentro de los estudios andinos. Para desarrollar su línea argumental, el autor comienza con las implicancias que tuvo que las poblaciones andinas consideraran a los españoles como "viracochas", es decir ancestros fundadores, en el contexto de una tensión entre la conquista y la alianza. Esta consideración fue comprendida en un primer momento, desde los marcos interpretativos españoles, como una presencia del Dios cristiano y de los apóstoles, previa a la conquista, basada en la "razón natural", una suerte de conocimiento primigenio de las  sociedades indígenas sobre la "fe verdadera". Ciertamente, las poblaciones locales ya habían desarrollado estas estrategias de asimilación de los invasores como ancestros desde momentos prehispánicos, incluso con los incas. Estas estrategias les posibilitaban establecer alianzas productivas que permitían un mutuo provecho. En este establecimiento de relaciones podía fortalecerse la veneración de un ancestro compartido o erigirse el culto a uno nuevo. En los Capítulos 4 y 5, Gose desarrolla dos de los temas principales del libro: la política de reducción de la población establecida por el Virrey Toledo en la segunda mitad del siglo XVI, y las campañas de extirpación de idolatrías. Al respecto, y en función de sus intereses, se concentra en cómo la reducción se aplicó tanto sobre los vivos como sobre los muertos, a partir de la obligación de enterrar a los difuntos en las iglesias. Esto motivó intensas luchas como consecuencia de las prácticas de las poblaciones andinas de retirar los cuerpos de los antepasados para llevarlos a los sepulcros ancestrales, lo que motivó cruentas acciones de extirpación. A partir de una serie de casos, el autor observa cómo los curas extirpadores reforzaban una separación entre los cultos al no ser capaces de observar, o no estar dispuestos a reconocer, que las poblaciones locales estaban incorporando conceptos cristianos en sus transformadas prácticas religiosas, que comenzaban a involucrar incluso el bautismo.
A partir del siglo XVII, comenzó una suerte de doble debilitamiento. Por un lado, como consecuencia de las estrategias de extirpación y, por el otro, por  la erosión de la organización del ayllu en torno a la figura del curaca y su autoridad ancestral. Como argumenta Gose a lo largo de los Capítulos 6 y 7, esto llevaría con el tiempo, en el XVIII, a un desmoronamiento del gobierno indirecto, al establecimiento de nuevas formas de solidaridad intergrupal dentro de los ayllus y a la emergencia de nuevas formas ancestrales en torno al culto a las montañas. Este último punto es el eje de los capítulos siguientes y tal vez uno de los más polémicos del libro. Tal como lo propone, este culto a las montañas, que es intensamente referido por numerosas etnografías andinas, surge como un desarrollo tardío recién en el siglo XVIII, para reemplazar la veneración ancestral de las momias, sus sepulcros y reliquias. Concretamente, el autor plantea que el paisaje "absorbió las funciones ancestrales previamente corporizadas en las momias y los ídolos" (p. 241-242), lo que en definitiva disolvió el gobierno indirecto y estableció, en estas renovadas formas  ancestrales, nuevos canales de relación con las autoridades coloniales. Esta misma aproximación estaría presente también en el modo en que las poblaciones andinas, ya en momentos republicanos, se relacionaron con, y asimilaron a, los funcionarios e instituciones de los estados nacionales para sostener sus formas de organización y el dominio comunitario sobre la tierra.
En síntesis, lo que plantea Gose es un camino alternativo, y más complejo, para pensar en las relaciones intergrupales que se establecen en los procesos de conquista, en discusión con las miradas de los estudios poscoloniales que enfatizan la dominación y subyugación de las poblaciones colonizadas, lo que en definitiva implica retirarles cualquier tipo de capacidad de agencia en el establecimiento de los vínculos. Lo que muestra Gose en su libro, por el contrario, es cómo estas poblaciones locales participaron y participan activamente de estos procesos, estableciendo sus propias reglas de juego, negociando, asimilando y resistiendo. Ciertamente la argumentación del autor puede provocar, en más de un momento, incomodidades a los investigadores que trabajamos sobre estas temáticas, pero al mismo tiempo es una invitación a reflexionar sobre ciertas premisas de las que partimos en nuestros análisis.

Carolina Rivet
Instituto Superior de Estudios Sociales (CONICET - UNT)

REFERENCIAS

1. ZUIDEMA, Tom (1973). Kinship and ancestor cult in three Peruvian communities. Hernandez Principe's account of 1622. Bulletin de l'Institut Français d'Études Andines, Lima, Tomo 2, N° 1, pp. 16-33.         [ Links ]