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Población y sociedad

versión On-line ISSN 1852-8562

Poblac. soc. vol.25 no.2 San Miguel de Tucumán dic. 2018

http://dx.doi.org/10.19137/pys-2018-250202 

DOI:http://dx.doi.org/10.19137/pys-2018-250202

 

ARTÍCULOS

 

Mujeres afroargentinas y el proyecto Certificar nuestra existencia. Una experiencia de trabajo multidisciplinar en Ciudad Evita (Gran Buenos Aires)

Afro-Argentine Women and the Research Project Certifying our Existence. A multidisciplinary research experience in Ciudad Evita (Greater Buenos Aires)

 

Lea Geler*
Alejandra Egido**
Rosario Recalt***
Carmen Yannone
****

 

Resumen: Este trabajo presenta los primeros resultados de la investigación Certificar nuestra existencia, llevada a cabo por la Asociación de Mujeres Afrodescendientes en la Argentina durante el año 2016 en La Matanza. Su objetivo era conocer acerca de la vida de las mujeres afrodescendientes de la zona. El proyecto es pionero en el país porque focaliza en un grupo que se considera “desparecido”, y por su metodología. Se utilizaron métodos cualitativos –arte y antropología– y cuantitativos –toma de encuestas– para realizar un abordaje más complejo que tuviera en cuenta las necesidades de las propias mujeres afroargentinas. Se describen los desarrollos de las distintas etapas de trabajo y se exponen resultados obtenidos.

Palabras clave: Mujeres afroargentinas; La Matanza (GBA, Argentina); Investigación cuali-cuantitativa

Abstract: The article introduces the multidisciplinary research project titled Certifying our Existence carried out by TES, Association of Women of African Descent in Argentina, in 2016. Its main objective was to know about the life of Afro-Argentine women from the area. This is a pioneering work in Argentina because of its methodology and because it focuses on a group considered no longer existent in the country. The research made use of qualitative methodology- art and anthropology- and also of quantitative methodology- surveys and statistical data. It centers on the different stages of the research process and presents preliminary results.

Keywords: Afro-Argentine women; La Matanza (GBA, Argentina); Multidisciplinary research

 

Introducción

Certificar nuestra existencia es un proyecto de investigación multidisciplinar llevado a cabo por Todo en Sepia, Asociación Civil de Mujeres Afrodescendientes en la Argentina (TES), con el objetivo de conocer cómo viven las mujeres afrodescendientes en el país. A través de la obtención de datos cuali-cuantitativos, se buscaba entrar en diálogo con diversas instituciones estatales y exigir, de acuerdo a los resultados, políticas públicas específicas. Diseñado por Alejandra Egido (presidenta de TES) y Mirta Atencia (coordinadora de proyectos en el espacio político Patria Grande), Certificar nuestra existencia se presentó a distintas instancias de financiamiento. En 2015, TES ganó una Beca Nacional para Proyectos Grupales del Fondo Nacional de las Artes y el apoyo económico de la ONG estadounidense When and Where I Enter (WWIE), dedicada a la mujer afrolatinoamericana,1 lo que permitió que el proyecto se pusiera en marcha.
En líneas generales, Certificar se enfrentaba a algunas dificultades específicas que resaltan su importancia. Por un lado, la negación de la presencia afro en la Argentina se encuentra todavía activa, haciendo casi imposible recabar información oficial sobre afrodescendencia en el país e, incluso, dialogar sobre el tema. Es que, supuestamente, la población afroargentina habría desaparecido debido a ciertos sucesos, como la epidemia de fiebre amarilla de 1871, la participación en las guerras de la independencia o de la triple alianza de batallones de negros y mulatos como carne de cañón, el fin de la esclavitud o el mestizaje. Como ha señalado Andrews (1989), ninguna de estas razones es comprobable ni suficiente para declarar a los afroargentinos como inexistentes. Por el contrario, la famosa desaparición de esta población debe entenderse como un complejo proceso de erosión de una alteridad interna racializada al estado nacional argentino, conocido como invisibilización, que comenzó a acentuarse en los años de 1880 y que dio lugar a un sistema particular de categorizaciones y percepciones que caracterizarían a la blanquitud argentina (Geler, 2016, 2010, 2007; Frigerio, 2006) en su también particular formación nacional de alteridad (Briones, 2005). Este largo y conflictivo proceso fue impuesto pero también negociado, retomado y/o rechazado por los propios afrodescendientes (Geler, 2010) que, lejos de desaparecer, habitaban y habitan el territorio argentino.
Por otro lado, la falta de información demográfica sobre este grupo. Como consecuencia y parte del proceso de invisibilización afro, las mediciones demográficas oficiales dejaron de incluir variables relativas a la afrodescendencia a fines del siglo XIX. Recién en 2010, y después de mucho trabajo de las organizaciones afro (López, 2006), se introdujo una pregunta de autorreconocimiento en el Censo Nacional de Población.2 Sin embargo, la pregunta se incluyó solamente en el cuestionario ampliado, que se tomó sólo en poblaciones de menos de 50.000 habitantes, y en las localidades de 50.000 o más habitantes se aplicó a una muestra probabilística de algo más del 10% de viviendas, por lo que los números arrojados por el censo son una estimación calculada a partir de una muestra.
De este modo, las estadísticas que informan sobre afrodescendencia que hay actualmente a disposición son sumamente escasas y se reducen a los resultados de la medición de 2010, que estimó una población afrodescendiente en el país de 149.493 personas, 76.064 varones y 73.429 mujeres, es decir, un 0,4% sobre el total poblacional (INDEC, 2012). Ese porcentaje estuvo muy alejado del resultado de la Prueba Piloto de Captación de Población Afro por Autorreconocimiento para el Censo 2010, realizada en 2005, que había determinado un porcentaje de 3,8% de población afrodescendiente (Stubbs & Reyes, 2006), y de los cálculos de las distintas organizaciones afro en el país, que estimaban un porcentaje similar de alrededor del 4%.
Una de las cuestiones que había arrojado el desarrollo de la mencionada Prueba Piloto fue el casi total desconocimiento de la población del vocablo afrodescendiente frente a las dificultades éticas derivadas del uso del vocablo negro, modo coloquial y, en algunas provincias, único, de referirse a los descendientes de esclavizados africanos y que, además, constituye una forma vernácula discriminatoria de referirse a los sectores populares (Geler, 2016, 2010; Frigerio, 2006). Es así que antes de la implementación de la Prueba Piloto se había trabajado con las organizaciones afro y se había consensuado en incorporar cuatro preguntas, dos para determinar si en el hogar existían personas afrodescendientes3 y otras dos para determinar si el encuestado era o tenía descendencia “africana negra” (Stubbs & Reyes, 2006: 14).4 Sin embargo, en el Censo 2010 la pregunta se realizó incluyendo el vocablo afrodescendiente y también la mención a los antepasados africanos, pero no el vocablo negro.5 Fue una hipótesis de trabajo en el desarrollo de Certificar que la forma de preguntar del Censo 2010, la metodología muestral que se implementó y la casi nula campaña de sensibilización previa influyeron en el porcentual tan bajo de población afro obtenido, y se quería indagar más en este tema para el diálogo con el estado frente a la cercanía del Censo 2020.
Por último, a la invisibilidad de la población afro y a la falta de estadísticas oficiales, se suma la escasez de estudios o trabajos que ofrezcan información cuali-cuantitativa que pueda servir de insumo para dialogar con el estado, exigir y diseñar políticas públicas, y son inexistentes para el caso específico de las mujeres afro. Además, tal como enfatizan diversas activistas y académicas (Villarrueta, 2014; Dorlin, 2009; hooks, 2004; Hill Collins, 2000) y los informes de las agencias multilaterales e internacionales,6 la mujer afrodescendiente en Latinoamérica sufre especialmente las desigualdades raciales, de clase y de género, de manera conjunta e interpenetrada. Por ello, es muy alta la necesidad de acercarse a este segmento poblacional con herramientas de investigación adecuadas que colaboren a revertir esta situación y que se obtengan datos válidos para ser utilizados en la demanda de políticas públicas focalizadas pensadas para paliar las necesidades del segmento poblacional afro, especialmente en relación con las mujeres, y en no poder negociar con el estado para que las implemente. Todo esto convierte al proyecto Certificar -en el marco del“campo afro” (Fernández Bravo, 2013: 243)7 en pionero en el país.
Bajo la coordinación general de Alejandra Egido, se llevó a cabo la investigación a lo largo del año 2016. El lugar elegido fue el Barrio BID-Villegas, Ciudad Evita, La Matanza, donde vive una gran cantidad de población afrodescendiente argentina. Se invitó a participar a todas aquellas mujeres afro que estuvieran interesadas en discutir la temática. La dinámica consistió en la realización de reuniones periódicas en el barrio, en la casa de una de las mujeres afroargentinas participantes. Se realizaron 9 reuniones in situ entre mayo y diciembre de 2016.
Es de destacar que el barrio de Villegas es conocido como de “alta peligrosidad”, tal así que fue descartado como sede de la prueba piloto de 2005 por temor a la seguridad de los encuestadores (López, 2005: 95). Efectivamente, el barrio cuenta con muy mala fama, que se reaviva en los medios de comunicación y los trasciende de manera continuada.8
Es importante mencionar también la politización histórica de la población del Barrio BID-Villegas en relación con la temática afro. En este lugar, María Magdalena Pocha Lamadrid, una de las iniciadoras del movimiento afro en Buenos Aires en la década de los 1990, centró su trabajo de recuperación de la memoria y de revisibilización a través de su asociación África Vive (Frigerio & Lamborghini, 2011); y es hoy día donde funciona la Asociación Misibamba, que nuclea a hombres, mujeres y niños afroargentinos autorreconocidos como “afroargentinos del tronco colonial” (Lamadrid, Lamadrid & Cirio, 2015: 75).
Para realizar la investigación se aplicaron tres metodologías: la cualitativa-artística, la cualitativa-antropológica y la cuantitativa. Cada una de estas áreas de trabajo tuvo una coordinadora especializada: Alejandra Egido (directora y actriz de teatro) para el área artística, Lea Geler (antropóloga e historiadora) para el área antropológica y Rosario Recalt (especialista en diseño, generación y análisis de información estadística) para el área cuantitativa. Cabe destacar que estas tres metodologías no se trabajaron ni aplicaron de forma excluyente, sino que -si bien tuvieron tiempos propios- se superpusieron constantemente y las coordinadoras de área trabajaron de manera mancomunada para recabar y analizar la información, retroalimentándose de forma continua. El proyecto contó también con una coordinadora de enlace, Carmen Yannone, encargada de la articulación entre TES y todo lo que sucedía o se requiriera en el campo, ya sea cualitativo o cuantitativo.
La metodología cualitativa (artística y antropológica) se desarrolló en los encuentros en una casa de familia del barrio. Se buscó especialmente que concurrieran mujeres afrodescendientes de todas las edades y, aunque la mayor parte de las participantes fueron mujeres adultas mayores de 50 años, participaron también mujeres adultas menores de cincuenta (entre 25 y 50 años), jóvenes (entre 17 y 25 años) e incluso niñas (entre 9 y 16 años). El promedio de asistencia a los encuentros fue de 10 personas. En ellos se presentaron dos obras de teatro y una película, así como material audiovisual de corta duración, tras lo cual se realizaron debates, se realizaron discusiones focalizadas con la finalidad de desarrollar ciertas temáticas específicas y se efectuó un relevamiento etnográfico constante. Con la asistencia del resto de las integrantes de TES, se grabaron, fotografiaron y/o filmaron todos los encuentros. El material resultante fue oportunamente mostrado y discutido con las mujeres que asistían a los talleres, y sirvió para resaltar algunas temáticas e identificar ejes de discusión que englobaran las preocupaciones comunes del grupo.
En relación con los datos cuantitativos, se creó un cuestionario de manera conjunta (TES y asistentes) que recogió las preocupaciones y preguntas de todas las participantes. Fue implementado por siete encuestadoras y dos ayudantes surgidas del grupo de mujeres afro que asistieron a las reuniones. Las encuestadoras trabajaron a través de sus contactos y con el método de bola de nieve. Además de 24 encuestas pilotos que no fueron incluidas en el análisis, las encuestadoras realizaron un total de 140 entrevistas, 20 cada una, a mujeres afrodescendientes. El trabajo de las encuestadoras fue remunerado por TES.
Finalmente, la información recabada en la etapa cuantitativa fue interpretada en base a los datos obtenidos en la cualitativa (y viceversa), lo que llevó, como veremos, a ciertas relecturas y cambios en el diseño de algunas formas de agrupación de datos. De hecho, la reinterpretación de los datos constituyó una de las fortalezas de la investigación y no, como podría parecer, una debilidad surgida de la disparidad numérica entre las asistentes al taller (10) y las encuestas realizadas (140). Justamente, que la coordinadora general fuera una activista afro y feminista, sumado a la mirada teóricamente informada (Briones, 1996) de las tres coordinadoras de área, lograron que ciertos indicios y señales se convirtieran en datos de investigación y de problematización, no siempre de interpretación coincidente.9
Este tipo de trabajo que combina la metodología cuantitativa con otras tiene pocos antecedentes en el país, aunque existen dos para destacar aquí realizados en colaboración entre el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y diversos grupos o instituciones. El primero es un estudio sobre población Trans (colectivo que engloba a travestis, transexuales, transgénero y hombres trans) en el partido de La Matanza, llevado a cabo en el año 2012 por el INDEC, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y organizaciones trans. El segundo es una investigación en la que se cruzan los datos del Censo 2010 con trabajo de etnografía centrado en la población wichí de la provincia de Salta, llevado a cabo en el año 2013 por el INDEC y la Universidad de Roma–Sapienza (Italia) (INDEC-La Sapienza, 2013). Ambos estudios se basaron en dos necesidades estadísticas distintas. El primero estaba marcado por la falta de información (no hay datos del censo de población Trans) en una población difícil de captar (es una categoría de autorreconocimiento) y que suele no estar dispuesta a ser relevada -particularmente por instituciones del estado- debido a los altísimos niveles de discriminación y rechazo que sufre (INDEC-INADI, 2012). Por estas razones se realizó un estudio cuantitativo no probabilístico y con metodología de bola de nieve que permitió ampliar el campo y la información obtenida acerca de sus condiciones de vida. El segundo, aun teniendo datos censales sobre Pueblos Originarios (por autorreconocimiento), buscó a través de una investigación etnográfica captar información específica y complementarla con la del Censo, ya que este último es una herramienta diseñada para obtener datos generales de la población y no logra relevar particularidades.
En nuestro caso, ambas necesidades estaban presentes: se contaba con alguna información censal sobre población afrodescendiente en Argentina -aunque resultante de una muestra-, pero eran datos muy generales cuyas especificidades habían quedado fuera de relevamiento; y se trataba de una población históricamente invisibilizada, negada y discriminada, muy difícil de alcanzar (la afrodescendencia también es una categoría de autorreconocimiento) desde los organismos estatales e, inclusive, desde la investigación académica.
En este artículo presentaremos brevemente, en primer lugar, el desarrollo de la investigación cualitativa para, en segundo lugar, sintetizar sus resultados más relevantes. En tercer lugar, resumiremos el desarrollo de la investigación cuantitativa. Por último, presentaremos esquemáticamente algunos resultados cuantitativos de la investigación. Nuestro objetivo es hacer una primera presentación de una modalidad de investigación hasta ahora única en el país con el colectivo afrodescendiente, que aúna metodologías y conocimientos diversos con excelentes resultados que pueden no sólo ser utilizados para cambiar la situación y las representaciones sociales acerca de las mujeres afroargentinas y afrodescendientes en la Argentina sino también re-utilizados y re-implementados por otras organizaciones y grupos.10

Desarrollo de la investigación cualitativa (artística-antropológica)

La idea a partir de la cual se implementó Certificar es que el arte tiene un poder movilizante muy alto, constituyéndose en un disparador óptimo para la discusión grupal ya que incentiva la apertura hacia temáticas que no son fáciles de encarar en contextos de precarización y vulnerabilidad histórica, tales como la discriminación, la negación, la violencia social y familiar, la pobreza, la falta de educación, etc. Se presentaron dos obras de teatro en la casa de familia donde se realizaban las reuniones, que fueron puestas en escena por la compañía teatral Teatro en Sepia11y dirigidas por Alejandra Egido. Se trató de Al costado del camino (adaptación de Alejandra Egido de la obra teatral Como si fuera esta noche de Gracia Morales, 2015) y de Afrolatinoamericanas. De voces, susurros, gritos y silencios (Guion de Alejandra Egido y Lea Geler, 2012). Al costado del camino se centra en la temática de la violencia de género intrafamiliar y en su reproducción generacional, dramatizando un diálogo entre una madre muerta a manos de su pareja y padre de su hija, y la hija, quien debe continuar enfrentando la violencia y el machismo en su propia vida. Afrolatinoamericanas es la puesta en escena de diversos textos históricos y poéticos escritos por mujeres afrolatinoamericanas, desde la época de la esclavitud hasta la actualidad, para rever las gestas, pasiones, pesares e ilusiones de las mujeres afrodescendientes de Argentina y Latinoamérica.12
En las primeras reuniones se utilizaron también como disparadores del debate videos de corta duración que versaban sobre la temática de la invisibilidad afro, discriminación racial y sexual y violencia de género. Además de este material audiovisual, una de las reuniones consistió en la proyección y debate posterior de una película, The Help/Historias cruzadas (Estados Unidos, 2011, dirigida por Tate Taylor), que ahonda en las historias de un grupo de mujeres afroamericanas empleadas en el servicio doméstico en el Sur de los Estados Unidos de la década de los 1960.
Tanto Afrolatinoamericanas como Al costado ya habían sido seleccionadas como parte de las presentaciones a realizarse en el transcurso del proyecto. La primera para entablar diálogos con las situaciones vividas por la mujer afro a lo largo del tiempo y los espacios, la segunda para poner en cuestión la temática de la violencia machista contra la mujer. Del mismo modo, los videos de corta duración habían sido pre-seleccionados durante el diseño del trabajo de campo. Por el contrario, la elección de la película fue resultante de las discusiones grupales, en las que se habló extensamente sobre la importancia del trabajo en el servicio doméstico como nicho laboral para las mujeres afroargentinas.
Es interesante mencionar también que, si para la primera obra el público se conformó principalmente con las mujeres participantes, para la segunda obra los espectadores se ampliaron exponencialmente, sumando más de 60 personas del barrio (hombres, mujeres y niños), en su mayoría afroargentinos.
La presentación de las obras teatrales conllevó mucho más que su visionado. Desde hacer espacio moviendo los muebles del hogar, pasando por el montaje de la escenografía -que requería de las manos de todas las presentes- el vestuario y el maquillaje, la cercanía del público con las actrices -no sólo espacialmente sino simbólicamente- hasta, por supuesto, el contenido de la obra, todo conmovía tanto a quienes presenciaban como a quienes trabajábamos en el proyecto. Además, llevar el teatro a una casa de familia de un barrio marginado como es el barrio de Villegas, de manera gratuita y problematizando situaciones ocultadas por la sociedad pero que la mayoría de los espectadores sufren diariamente, provocó fuertes emociones e incluso cambios de sensibilidades, algo que es inherente al teatro y a toda obra de arte. Fue especialmente emocionante para muchos/as espectadores poder ver a Carmen Yannone y a Silvia Balbuena en escena, ambas afroargentinas, actrices de la compañía teatral y miembros de TES. Es que, como quedó dicho a lo largo de las reuniones, los afro y las afro no suelen verse reflejados en los espacios de representación, y en las escasas situaciones en que aparecen en los medios públicos lo hacen de manera estereotipada, burlesca o hipersexualizada (Lamborghini, Martino & Kleidermacher, 2017; Ghidoli, 2016; Geler, 2012a, 2012b). Justamente, se puso de relevancia el poder del teatro como productor de experiencia y subjetividad (Dubatti, 2007).
Tal como se había previsto al diseñar el proyecto, la vivencia no solamente de las obras de teatro sino también el visionado de la película y de los videos, incentivaron de manera exponencial la discusión y los temas trabajados. Como consecuencia, los debates posteriores a las obras o a la película y las reuniones, calculadas en dos horas y media de duración, se extendieron en algunos casos a más de cuatro horas de enérgicas conversaciones. Los resultados principales de estas largas reuniones son los que se resumen a continuación.

Resultados principales de la investigación cualitativa (artística-antropológica)

A través de las obras-debate y de las reuniones de discusión, fueron surgiendo multitud de temas, preocupaciones y anhelos de las mujeres afroargentinas que habitan en La Matanza. Éstos se organizaron en áreas de interés y luego en ejes. Presentamos los ejes más sobresalientes, que aquí se separan a fines analíticos pero que están interrelacionados y dependen unos de otros en su desarrollo:

Reconocimiento
El (no) reconocimiento de la afrodescendencia por parte de la sociedad argentina, por un lado, y el (no) autorreconocimiento, por el otro, fue lo más reclamado y repetido en todas las reuniones. Este eje central de preocupación para las mujeres afrodescendientes de Ciudad Evita signa, además, todas las otras temáticas, ya que se vincula con éstas y es la base en que el resto se asienta. Se pueden diferenciar dos situaciones en torno al reconocimiento.
Por un lado, la falta de reconocimiento de la sociedad argentina a la existencia de descendientes de esclavizados africanos argentinos. Esto lleva a situaciones de discriminación y negación, principalmente en las escuelas y en el ámbito laboral. Si bien la falta de reconocimiento social es una constante en la vida de las mujeres afrodescendientes, se siente de manera particular a través de prácticas de negación de existencia, es decir, no permitir al otro reconocerse como afro, algo que se sufre particularmente en las escuelas. Allí, los maestros y profesores niegan no sólo la existencia de afros en el presente o pasado cercano, sino que alguno de sus alumnos/as pueda serlo a pesar de que éstos/as se reconozcan así públicamente. La especial vulnerabilidad por su corta edad, y que estas prácticas afectan la vida a largo plazo de los niños y niñas afro, hace que la negación del otro sea la cuestión más reclamada de todos los debates. Asimismo, la extranjerización que sufren los afroargentinos, es decir, la pregunta permanente sobre su lugar de origen o nacimiento mientras se asume la imposibilidad o se duda de su pertenencia nacional argentina, es una práctica que deben sufrir constantemente. Esto añade una dificultad extra a la búsqueda laboral.
Por el otro lado, la negativa o falta de autorreconocimiento. Este proceso es resultado y parte de la falta de reconocimiento social, en la medida en que se cree que se está evitando el sufrimiento. Se produce a través de prácticas de ocultamiento de las historias familiares (no hablar de los antepasados ni explicar ningún elemento relacionado con la afrodescendencia ni la esclavitud); de ocultamiento de los propios familiares de la vista pública (por ejemplo, los niños y niñas piden a sus padres afro que no vayan a buscarlos a las escuelas); de prácticas de blanqueamiento (como la promoción del mestizaje entre las familias y como enseñanza intergeneracional); entre otras. Este tipo de acciones son las que Frigerio denominó “invisibilización a nivel de las interacciones microsociales” (2006: 81).

Memoria/ orgullo
La falta de memoria y, en muchos casos, su proceso de recuperación -o rechazo de la recuperación- en la actualidad, también fueron cuestiones repetidas en las reuniones. Por un lado, hubo un reclamo permanente de falta de memoria, ya que hasta hace poco tiempo en el seno de las familias afroargentinas no se hablaba de los antepasados, no se hablaba de la esclavización, no se hablaba de África. El resultado fue la completa ignorancia de las historias familiares o de algunas tradiciones. A esto se suma una cuestión fundamental: la falta de voluntad de búsqueda, especialmente cuando se accedió a una clase social más alta o se blanqueó la piel a través del mestizaje.
Por otro lado, se puso de relevancia un proceso actual de memoria y de orgullo, especialmente a través del asociacionismo afro y su arraigo en el ámbito familiar, que permiten recuperar información, recrear diversas tradiciones colectivamente a través del aporte de diversas fuentes (memoria, archivos, libros, datos, creatividad, televisión, internet, etc.), conocer y aceptar (con enorme sufrimiento) las historias de los antepasados, trasmitirlas, y autorreconocerse como afro.

Discriminación y racismo
La vivencia de discriminación y racismo es constante para estas mujeres. Durante el trabajo se pudieron aislar espacios específicos donde estos hechos suceden con frecuencia. El primero y más destacado es la escuela. En este espacio, el color de la piel no-blanco, los intentos de autorreconocimiento censurados, la negativa de los maestros y profesores de reconocer la existencia afroargentina, la falta de currícula escolar que la tematice apropiadamente y la carencia de sensibilidad de las autoridades y profesores para impedir o prevenir actos de racismo -como el acoso, la burla o el dejar de lado de los compañeros de estudio- provoca el sufrimiento de los niños y niñas afrodescendientes, situaciones que perduran como vivencia/memoria durante toda la vida. Esto conlleva a su vez la realización de prácticas de ocultamiento (por ejemplo, pedirles a los padres afro que no vayan a buscarlos) y el desarrollo de comportamientos agresivos -que llegan a peleas físicas- en situaciones que se viven como ataques. Los comportamientos agresivos y la situación de necesidad de autodefensa constante también perduran durante toda la vida. La discriminación en la escuela es tan grave que, según los testimonios vertidos en el taller, llega a producir en los/as niños/as depresión, ataques de pánico, aislamiento (no querer salir del cuarto, no hablar con nadie) y/o vergüenza (no contar a la familia lo que sucede).
Un segundo espacio donde queda patente la discriminación es el ámbito laboral. En líneas generales, se constató que existe enorme preferencia por población blanca para cualquier tipo de trabajo calificado. Ésta suele quedar oculta bajo el eufemismo de la buena presencia y, de acuerdo a la investigación de De Grande & Salvia (2013), afecta particularmente a los habitantes de barrios marginados.
Asimismo, el racismo general que extranjeriza e hipersexualiza a las mujeres afro hace que se prejuzgue a las candidatas sobre su origen o que se descrea de su nacionalidad argentina, y que se las encasille en determinadas tareas, que en general pueden tener que ver con vender productos o atraer clientes usando su corporalidad -vista como exótica y/o sexualizada-, o con el servicio. En este sentido, históricamente, las mujeres afro han trabajado en el servicio, ya sea doméstico (limpieza, cocina, etc.) o de salud (como enfermeras o cuidadoras de ancianos y niños). Esto ha provocado que se sobreentienda a este ámbito como el único en el que se es capaz de lograr un trabajo, es decir, que se vea como la única salida laboral posible y que sea incentivada por las mismas familias. Simultáneamente, el encasillamiento de la mujer afro en las labores del servicio (doméstico o de asistencia en salud) provoca que las entrevistas laborales por fuera de ese ámbito sean en general infructuosas. Los trabajos en el servicio doméstico o en el servicio de salud (sin tener en cuenta el trabajo en hospitales) son en general los peores remunerados de la escala salarial, siendo además los más precarios en cuanto estabilidad y formalidad, la mayoría de los mismos suele ser de carácter informal, lo que ahonda en la situación de pobreza de las mujeres afroargentinas.
Un tercer espacio de vivencia de racismo y discriminación es la vía pública, donde la práctica más mencionada y repudiada entre las mujeres afroargentinas es la tradición vernácula de “tocarse la rodilla [o el codo, la oreja, cosas de oro, o todo a la vez] cuando pasa un negro”,13 acción que supuestamente da buena suerte a quien la realiza. Esto provoca respuestas de las mujeres afro que incluyen la violencia física (empujones, golpes), gritos, insultos o, por el contrario, “desear buena suerte”14 de manera sarcástica. En todos los casos, esta práctica racista es altamente conocida y repelida. Asimismo, existen acciones violentas ejercidas sin censura social en la vía pública contra las mujeres afrodescendientes en Buenos Aires, como recibir el grito de “puta” y diversas insinuaciones sexuales, o “andate a tu país, negra de mierda”.15 Las situaciones de racismo y discriminación provocan ansiedad, enojo, depresión y violencia en las mujeres afroargentinas. Simultáneamente, al igual que sucedía en el siglo XIX porteño (Geler, 2010), el racismo en la vía pública que obliga a las mujeres afro a defenderse, construye y consolida representaciones sociales de las mujeres afro como “poco educadas”16 en vez de amonestar a quienes las originan.

Condiciones de vivienda
La dificultad de salir del barrio o de vivir en un barrio elegido libremente fue repetida en las reuniones, así como se hizo énfasis en la historia de traslados forzados de las familias afroargentinas hacia los márgenes de la ciudad, primero, y hacia el Gran Buenos Aires, después. La falta de dinero necesario para comprar vivienda en otro lugar es el problema principal, aunque simultáneamente mucha gente decide quedarse. En este sentido, en el barrio la sensación es de protección frente a la angustia de la discriminación exterior. De igual modo, las distancias a recorrer hasta el trabajo/universidad y la mala fama del barrio repercuten negativamente en la búsqueda laboral y en el estudio. A la vivencia cotidiana de peligrosidad ambiental, se suma que al barrio no llega el correo y, más grave aún, las ambulancias no entran, situaciones que materializan la sensación de vivir al margen de la sociedad. Todo lo anterior conduce a que las familias, a medida que se van ampliando, continúen habitando en el mismo espacio, aumentando el hacinamiento y la precariedad de las condiciones de vida. Esto también lleva a que se acentúe el intercambio entre distintas generaciones y, en el contexto de recuperación de la memoria actual, que se logre incentivar el reconocimiento de la afrodescendencia en las generaciones más jóvenes.

Relaciones intrafamiliares
En las reuniones se discutieron diversos tópicos relativos a la vida en las familias. Uno de ellos estuvo relacionado con el mestizaje y el blanqueamiento. Es así que todas las mujeres que participaron del taller y que estaban en pareja, lo estaban con un hombre blanco. Se propuso la existencia de un mandato interno de blanqueamiento para mejorar las condiciones de vida de los descendientes (para que no sufran racismo y discriminación).17Además, se identificó a la familia afro en general como matriarcal debido a la figura del marido golondrina, específicamente de la no permanencia del hombre afro (esposo-padre) en los hogares. Estos mandatos, sin embargo, estarían en proceso de cambio en la actualidad, cuando el embarazo adolescente toma protagonismo como la problemática más acuciante en lo que hace a las relaciones intrafamiliares. Esto último se identifica como un problema particularmente profundo en relación con el abandono escolar de las jóvenes afroargentinas en la etapa del secundario, y se reconoció como un problema del barrio y no particular de las chicas y familias afro.

Falta de oportunidades y falta de representación
Es resultado de la combinatoria de los factores ya expuestos, sumados a otros no desarrollados aquí. Se vivencia la imposibilidad de ser reconocida en tanto afro, de conocer la historia propia, de profundizar en las tradiciones, de vivir en un lugar digno, de estudiar y de trabajar de lo que se estudie, de progresar, como una consecuencia de ser afro, y viceversa. La acuciante falta de modelos de mujeres afroargentinas en todos los ámbitos públicos, ya sea en la política, en los medios de comunicación, en las artes, en los deportes, en las profesiones liberales, en la investigación, etc. abona a esta situación. Se crea así un círculo vicioso del que es muy difícil salir y que provoca trastornos físicos tales como depresión y enojo, que se expresa mediante comportamientos agresivos, estar todo el tiempo a la defensiva, no “querer juntarse con otros negros",18stress y violencia.

Desarrollo de la investigación cuantitativa

El desarrollo del campo cuantitativo presentó una planificación estratégica que contó con diferentes etapas: una primera etapa consistió en el diseño, elaboración y evaluación del cuestionario en conjunto. En una segunda, se dio la selección y capacitación de las encuestadoras (siete mujeres y dos ayudantes afroargentinas, todas del barrio). La tercera etapa consistió en la realización de una prueba piloto con un cuestionario de prueba. Se realizaron 24 entrevistas entre los contactos de las encuestadoras. Durante la cuarta etapa, previa evaluación del cuestionario de prueba al que se le efectuaron pequeñas modificaciones, se realizó el relevamiento de campo. Se lograron encuestar a 140 mujeres afro o descendientes de afro. Finalmente, se trabajó en la revisión y evaluación de los cuestionarios y en la edición y codificación de las encuestas, para generar la carga y base de datos final.
Como mencionamos, el cuestionario aplicado fue confeccionado a partir de las cuestiones que las mujeres que participaron en talleros encuentros identificaron como preguntas posibles. Es decir, se basó en lo que ellas quisieron conocer de otras mujeres afroargentinas y afrodescendientes en Argentina, y en cómo delinear las distintas necesidades de este grupo para exigir políticas públicas focalizadas.
En primer lugar, se realizó una lluvia de ideas (brain storm), que consistió en que -a partir de los ejes que habían estado surgiendo en las reuniones anteriores- se identificaran núcleos de interés de las mujeres participantes sobre la temática de la mujer afro en el país.
En segundo lugar, una vez identificadas las áreas de interés de las mujeres afroargentinas del Barrio BID/Villegas participantes, se procedió a delinear módulos para recoger información. La necesidad de tener que acortar el tiempo de toma del cuestionario para no generar rechazo logrando encuestas válidas, y de buscar además información poblacional específica, llevó a reducir las áreas de interés a los siguientes módulos: 1-autorreconocimiento y reconocimiento familiar/memoria genealógica; 2-nivel de educación; 3-situación laboral; 4-cuidado de la salud; 5-situación familiar (pareja, hijos); 6-vivienda; 7-discriminación. Cada uno de estos módulos contaría con preguntas específicas dentro del cuestionario.
En la etapa siguiente, el diseño del cuestionario, se procedió a una reunión de discusión para definir las preguntas. Fue de particular importancia la (acalorada) discusión acerca de qué palabras utilizar, y cómo, en relación con la terminología de autorreconocimiento. Como mencionamos en la Introducción, este tema es particularmente importante ya que puede definir que el/la potencial encuestado/a se autorreconozca o no y puede llegar a influir de manera crucial en los resultados. Finalmente, se decidió realizar la pregunta utilizando el término afrodescendiente y agregar una pregunta abierta al final del cuestionario: ¿Le hubiera molestado si le preguntaba si usted se reconocía como Negra? La intención de este agregado fue conocer cómo reaccionarían otras personas no involucradas en el taller a estos apelativos, así como evaluar el grado de conocimiento del vocablo afrodescendiente entre la población, ya que –recordemos- éste había resultado desconocido en la Prueba Piloto del año 2005 entre la población encuestada. Además, como uno de los objetivos del proyecto era aportar a la discusión con el INDEC con miras a la inclusión de la pregunta sobre autorreconocimiento afro en el Censo 2020, entre otras políticas públicas, se puso especial énfasis en este tema.
En tercer lugar, se confeccionó un cuestionario de prueba que incluía un bloque para el hogar con tres variables y 38 preguntas más, que se llevó al Barrio BID/Villegas. En una reunión de instrucción, se presentó y discutió el cuestionario entre las siete encuestadoras y las dos ayudantes que realizarían el relevamiento en el barrio.
En cuarto lugar, se les pidió a las encuestadoras y a las ayudantes que tomaran el cuestionario a personas conocidas para identificar dudas. Simultáneamente se les requirió que armaran un listado de cuatro contactos posibles en su sector del barrio para comenzar a construir una base para el lanzamiento de la metodología de bola de nieve.
Si bien el listado de contactos previo no se pudo completar, una gran sorpresa fue que las encuestadoras realizaron en total 24 entrevistas entre sus familiares, amigos y conocidos, muchas más de las originalmente pedidas. Gracias a estas entrevistas piloto y a los comentarios vertidos por las encuestadoras, se construyó el cuestionario definitivo y se delineó la metodología final. Esas 24 entrevistas de prueba no fueron incluidas en el análisis.
El cuestionario final constó de 41 peguntas, 39 de respuestas cerradas y 2 preguntas abiertas. Se estructuró en 7 bloques (composición del hogar, afrodescendencia, educación, trabajo, salud, otros y vivienda) más la posibilidad de registrar observaciones abiertas.
Considerando que no existen bases o censo de la zona de Villegas de las que partir y elaborar una muestra probabilística, se llevó adelante un estudio exploratorio y descriptivo. Como dijimos anteriormente, el Censo 2010 realizó una pegunta sobre autorreconocimiento de la población Afro pero que fue incluida sólo en el cuestionario ampliado. Por lo tanto, aquella pregunta estaba condicionada por una muestra. Para la realización de este estudio se optó por el método denominado bola de nieve, sistema de Markov o muestreo de referencia en cadena, el cual consiste en que, a partir de un listado inicial de mujeres afro, las entrevistadas iniciales reportan, de ser posible, un contacto o más de mujeres que reconocen como afros. Luego, estas últimas reportarán a otras y así sucesivamente, repitiéndose el procedimiento y logrando un alcance mucho mayor que el muestreo por hogar que caracterizó a la toma censal.
Se propuso que cada encuestadora realice 20 entrevistas en el barrio de Villegas y alrededores a mujeres que se autorreconocieran como afrodescendientes o que tuvieran en su familia miembros que ellas reconocieran como afrodescendientes. Hay que destacar que, al ser una encuesta de autorreconocimiento, si la encuestada no se reconocía como afro (aunque había sido derivada como tal) la encuesta se podía hacer de todas maneras. Asimismo, se permitieron hacer varias entrevistas por hogar y por familia. Si bien en principio la idea era que la totalidad de las encuestas se realizaran dentro del Barrio BID/Villegas y alrededores, las encuestadoras realizaron algunas de las entrevistas entre sus contactos por fuera del partido de La Matanza: en el partido de Merlo (Gran Buenos Aires) y en el barrio de Villa Soldati (Ciudad de Buenos Aires). Aun así, aproximadamente el 80% de los casos se registró en el Barrio BID/Villegas y sus alrededores.

Resultados principales de la investigación cuantitativa

Un primer resultado a destacar es la obtención del cuestionario, que se adjunta al final del artículo. La construcción del cuestionario fue el corolario de varios meses de trabajo y respondió a los intereses de las mujeres afrodescendientes del Barrio BID/ Villegas, ya que las preguntas fueron confeccionadas y evaluadas en su totalidad por el grupo. Además, este cuestionario puede ser reutilizado en otras zonas del país para completar una visión de conjunto sobre las mujeres afro en la Argentina y es una herramienta que continúa abierta para incorporar nuevas modificaciones. Igualmente, la obtención y aplicación exitosa del cuestionario como producto conjunto demuestra que todo tipo de investigación cuantitativa en poblaciones con características particulares llevada a cabo por el estado o por entidades internacionales, multilaterales o no gubernamentales puede y debe realizarse conjuntamente con sus representantes de la sociedad civil. Y si bien se reconocieron algunas faltas o preguntas de interés que habría que agregar, éstas son posibles de ser resueltas en implementaciones futuras.

Síntesis de resultados cuantitativos

Esta síntesis tiene por objetivo dar a conocer los resultados generales de las encuestas tomadas. Con esta información, además, se comenzó a elaborar una comparación con las estimaciones obtenidas por el Censo 2010 (aquí se presentan algunas de estas comparaciones), así como la evaluación de algunas preguntas y el mejoramiento del cuestionario.
Autorreconocimiento: el 94,3% (132) de las mujeres encuestadas se reconoce Afrodescendiente y sólo un 5,7% (8) no se reconoce o lo ignora, aunque todas reconocen a su padre o madre como afro. Esto muestra las diversas formas de comprensión del vocablo afrodescendiente y se presenta como un punto que merece más investigación. El 100% de las encuestadas son argentinas.
Educación: el 90,5% (124) de las mujeres encuestadas no asisten hoy al colegio. Entre este grupo hay dos mujeres que nunca cursaron. De las mujeres que ya no asisten, 72 declaran que cursaron y terminaron solo el primario o que llegaron a cursar unos años del secundario y no alcanzaron a terminarlo. De las mujeres que no completaron el secundario (pero lo cursaron), el 74% tiene entre 20 y 39 años de edad. Por los resultados cualitativos, se podría inferir que el embarazo adolescente y la necesidad de trabajar tienen alto peso en la situación de abandono escolar en la etapa secundario.
En este ámbito fue crucial el cruce de información cuantitativa con los datos obtenidos en la etapa cualitativa, ya que motivó un cambio en la estructura de los parámetros de lectura y un resultado distinto al inicial. Es así que en un primer gráfico de educación se propuso utilizar el tramo educativo primaria completa – secundaria incompleta como un todo. Ese gráfico había sido generado según los parámetros utilizados por el INDEC para el análisis de datos en la evaluación de políticas públicas -en este caso para toda la población sin secundario- sin tener en cuenta características específicas de la población. Pero, de acuerdo a la información recolectada en el campo cualitativo, se propuso generar este mismo gráfico de educación separando las categorías primario completo y secundario incompleto. Esto debido a que las mujeres afroargentinas participantes de las reuniones declaraban que existía un mandato para las mujeres en las familias afro de terminar sólo estudios primarios para luego ingresar a la esfera laboral, en general en el ámbito de los servicios. El resultado fue muy interesante dado que del total de mujeres (56) que estaban en la categoría primaria completa – secundaria incompleta, una mayoría tiene primaria completa y no cursaron nunca la secundaria, y pone de relevancia la necesidad de complementar y corregir las categorías estadísticas con otro tipo de información cuando se aplican a poblaciones con características particulares o no conocidas. Con el nuevo gráfico se pudo hacer una nueva lectura: de las mujeres que cursaron el primario, la mayoría completó ese nivel, información que sólo pudo ser relevada gracias a los datos recabados en el trabajo previo de campo cualitativo y que, llegado el caso, cambiaría el tipo de política pública que debería diseñarse e implementarse, considerando que la población sin secundario tiene particularidades distintas si se trata de mujeres con primario completo que nunca iniciaron el secundario o mujeres que iniciaron secundario y no lo completaron.
Trabajo: del total de mujeres encuestadas, el 41,4% (58) declaran que realizan alguna actividad laboral (fija o changas), lo que resulta en un bajo nivel de ocupación. De acuerdo a la investigación cualitativa, esto puede deberse a la discriminación, racismo y falta de oportunidades, así como al nicho laboral estrecho al que pueden acceder las mujeres afro. La gran mayoría de éstas (64,3%) se dedica a actividades relacionadas con servicios (empleo doméstico, limpieza de casas, cocineras) y salud (enfermeras, una médica). El alto porcentaje obtenido confirma así lo expresado en la investigación cualitativa: la tendencia histórica que liga a la mujer afro con los servicios y empleos domésticos y de salud.
Según el Censo 2010, el 64,8% de la población afro se declaró ocupada. Este valor es mayor al declarado por la población no afro, que es de 59.8%. Si focalizamos en las mujeres afro, el resultado del Censo 2010 dio que el 54,2% estaban ocupadas, un número menor que el de hombres afro ocupados (74,9%). Sin embargo, estos son valores significativamente más altos que los obtenidos en nuestra investigación (41,4%) por lo que, aun teniendo en cuenta que la situación socioeconómica del año 2010 era mucho mejor que la del año 2016, la baja incidencia de ocupación entre las mujeres encuestadas se torna relevante.19
Salud: en líneas generales, la mayoría de las mujeres encuestadas dependen de familiares o de sus parejas para su cobertura de salud, y no cuentan con independencia en ese aspecto.
Familia: más de la mitad (52,1%) de las mujeres encuestadas convive en pareja. El 75% de las encuestadas tiene hijos.
Vivienda: el 82,9% de las mujeres encuestadas viven en casa, mientras un 12,9% lo hace en departamento. El 77,9% declaró que la vivienda es propia. Estos resultados pueden llamar la atención y ser considerados como resultados positivos, más aun comparando con el Censo 2010 de donde surgió que la población afrodescendiente del país habitaba en condiciones de alquiler (19,9%) ligeramente más que la media de la población nacional (16,1%), mientras que era propietaria de su vivienda o terreno en el 63% de los casos. Pero, por el trabajo cualitativo, sabemos que esta alta propiedad de la vivienda se debe a planes sociales en urbanizaciones varias que en las últimas décadas del siglo XX trasladaron sucesivamente a la población afrodescendiente, y no a la posibilidad de acceso personal a la vivienda gracias al trabajo y desarrollo personal.20
Terminología: la mayor parte de las mujeres que respondieron la pregunta optativa sobre terminología (110) opinaron que no les molestaría que les preguntaran si se autorreconocían negras (100). Sin embargo, que las encuestadoras hayan sido mujeres autorreconocidas como afro y que se realizara la pregunta al final del cuestionario probablemente tuvo impacto en las respuestas.

A modo de cierre

No poseer datos desagregados sobre mujeres afro en Argentina es parte de un proceso más amplio de racismo y discriminación que caracteriza al país desde su fundación como nación-estado en el siglo XIX, arrastra procesos de desigualdad instaurados desde la conquista española en América y la esclavización de personas africanas que trajo consigo y se enraíza en el establecimiento de categorizaciones sociales complejas y supuestamente des-racializadas (Geler & Rodríguez, 2016; Geler, 2010, 2016; Frigerio 2006; Briones, 2005; Guzmán, 2010; Margulis & Belvedere, 1999). Certificar nuestra existencia enfrentó la falta de información desde una perspectiva novedosa, ya que nunca antes se había llevado a cabo una investigación con las características mencionadas. A saber, complementando una metodología cualitativa que imbricaba saberes propiciados desde el arte, la discusión antropológica y la etnografía con una cuantitativa; generando reflexión y conocimiento conjunto en cada una de las instancias; construyendo grupalmente un cuestionario e interpretando sus resultados a la luz de la información obtenida con anterioridad; compartiendo los resultados con las implicadas e interesadas/os. Más que imponer categorías o preguntas, la aproximación de las dos etapas de trabajo fue la de dialogar y retomar las cuestiones que las propias mujeres afrodescendientes del Barrio BID estaban proponiendo. Gracias a trabajos como este podemos comenzar a comprender hasta qué punto lo afro en Argentina se configura en la actualidad como un estigma, y las diversas situaciones de racismo y discriminación que las mujeres afrodescendientes sufren especialmente. De hecho, gracias a proyectos como Certificar nuestra existencia puede verificarse en el país la existencia de lo que Stavenhagen (2001: 9) describió como “racismo estructural".21
Ahora bien. De acuerdo a los testimonios vertidos a lo largo de la investigación, muchas de las formas de discriminación sufridas por las mujeres afrodescendientes pueden entenderse como similares, simultáneas y paralelas a las que sufren el resto de las mujeres de sectores populares, especialmente aquellas relacionadas con el barrio, la vivienda o el embarazo adolescente. Pero el trabajo deja ver también ciertas especificidades que van trazando trayectorias particulares para las mujeres afro en el país desde pequeñas, malestares que afectan su salud (depresión, pánico, aislamiento, enojo, etc.) o designios familiares (educación, blanqueamiento, etc.) que, sumados a los condicionamientos sociales, las constriñen continuamente. La cosificación e hipersexualización de los cuerpos de las jóvenes y mujeres negras, las tradiciones vernáculas sobre la suerte de ver un/a negro/a, la extranjerización, el vacío representacional, se suman al menosprecio por su historia y por el reconocimiento de sus identificaciones, especialmente fuerte en el período escolar. Se requiere todavía de más investigación para saber cómo estas instancias influyen como marcas diferenciadoras (o no) en el ámbito del mundo popular, donde las mujeres y los hombres afrodescendientes también están sujetos a las discriminaciones generales de ese espacio.
Queda mucho por conocer todavía, pero este primer paso abre posibilidades ciertas para profundizar la investigación tomando en cuenta las necesidades y los intereses de quienes suelen quedar al margen de todo tipo de decisiones. Asimismo, la lectura de los datos cuantitativos hecha a la luz de los resultados cualitativos abre un nuevo espectro de interpretaciones, imposibles de obtener desde los números solamente, marcando la necesidad de abordajes más complejos en poblaciones con características particulares. Esperamos, entonces, colaborar para que se puedan pedir y elaborar políticas públicas que les beneficien específicamente teniéndoles en cuenta en tanto mujeres y en tanto afrodescendientes. Un avance al respecto lo constituyó la invitación realizada por el INDEC a que TES presentara algunos de los resultados obtenidos con el proyecto Certificar nuestra existencia en la primera reunión preparatoria para el Censo 2020 por la pregunta de autorreconocimiento afro realizada a comienzos de junio de 2017, a la que concurrieron organizaciones de la sociedad civil y autoridades del estado. Asimismo, la gestación por parte de Alejandra Egido de la obra teatral No es país para negras II -que retoma varios de los tópicos planteados durante la investigación-, y su presentación por parte de TES en una escuela del Barrio BID/Villegas, prevista para la primera mitad de 2018 tras ganar el apoyo del Instituto Nacional de las Mujeres, son consecuencia de un trabajo que, esperamos, colabore en eliminación del racismo y el sexismo que permanecen activos y fuertes en nuestra sociedad.

Anexo: Cuestionario implementado

Notas

* Lea Geler es doctora en historia de la Universidad de Barcelona y licenciada en antropología social de la Universidad de Buenos Aires. Es investigadora del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” (Universidad de Buenos Aires) y del Conicet. Se especializa en el estudio de las categorías de raza, clase, nación y género en la Argentina, centrándose en la afrodescendencia. Publicó Andares negros, caminos blancos. Afroporteños, estado y Nación Argentina a fines del siglo XIX (2010, Rosario, Prohistoria), coeditó con F. Guzmán y A. Frigerio Cartografías Afrolatinoamericanas 1 y 2 (2013 y 2016, Bs. As., Biblos) y numerosos artículos y capítulos en revistas y libros especializados.

** Alejandra Egido es actriz y directora teatral formada en Cuba, donde trabajó en compañías teatrales tales como Anaquillé, Cubana de Acero, Pequeño teatro de La Habana además de en la radio y la televisión. En España, país donde residió, actuó en la compañía teatral Iré y en la Fura dels Baus. En Argentina dirige la Compañía teatral afrodescendiente Teatro en Sepia y es presidenta de Todo en Sepia - Asociación Civil de Mujeres Afrodescendientes en la Argentina. En 2013 recibió el “Premio Reconocimiento” de la Fundación Agenda de las Mujeres por su trabajo por los derechos de las mujeres.

*** Rosario Recalt es licenciada en trabajo social de la Universidad Nacional de Lanús y especialista en diseño, generación y análisis de información estadística e indicadores de Género, Pueblos Originarios, Afrodescendientes y Migraciones. Su trayectoria se centra en el Sector Público. Actualmente trabaja en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos como especialista en análisis de estadísticas sociodemográficas, en particular sobre grupos étnicos. Ha realizado diferentes investigaciones sociales, organización de talleres y actividades con comunidades. Fue docente en la Universidad Nacional de Lanús y en la Universidad Nacional de Quilmes.

****Carmen Yannone es bailarina de candombe afroargentino e importante referente y militante de dicha comunidad. Es Integrante fundadora de la Compañía teatral Teatro en Sepia y Vicepresidenta de Todo en Sepia- Asociación Civil de Mujeres Afrodescendientes en la Argentina. Forma parte del grupo de Candombe Afroargentino La Familia. Entre otras presentaciones, bailó en el Show de Oswaldo Pacheco en el Canal 9, en el show de Palito Ortega en el Canal 13 y en el Teatro Alvear en el Show de Hugo del Carril Luces de Buenos Aires con Mariano Moreno.

1 Ver http://whenandwhereienter.org/denosotros.html (acceso 3 de febrero de 2017).

2 Existen variados trabajos de investigación para el estudio de las mediciones censales en Argentina en relación con las categorías racializadas en su etapa histórica (Otero, 2004, 1997/98; Andrews, 1989) y contemporánea (Ocoró Loango, 2016; Fernández Bravo, 2012; López, 2006, 2005).

3 ¿Existe en este hogar alguna persona que se considere afrodescendiente? (pregunta 6) y ¿Usted se considera afrodescendiente? (pregunta 16) (Stubbs & Reyes, 2006: 14).

4 ¿Alguna persona en este hogar tiene padre/madre, abuelo/a, bisabuelo/a o algún antepasado de origen africano negro? (pregunta 7) y ¿Usted tiene padre/madre, abuelo/a, bisabuelo o algún antepasado de origen africano negro (pregunta 17) (Stubbs & Reyes, 2006: 14).

5 La pregunta, bastante abigarrada de por sí, quedó formulada de la siguiente manera: ¿Ud. o alguna persona de este hogar es afrodescendiente o tiene antepasados de origen afrodescendiente o africano (padre, madre, abuelos/as, bisabuelos/as)?.

6 Un contundente ejemplo lo constituye el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, 2011).

7 El “campo afro” fue definido por Fernández Bravo (2013: 243) como un espacio multilocalizado, de relaciones cambiantes, fronteras imprecisas, temporalmente fragmentado y conectado con diversos actores: instituciones del Estado, dependencias públicas de distinto rango, redes de afrodescendientes organizados, grupos de población, familias y personas de origen africano, activistas, agencias de cooperación internacional, estudiantes e investigadores. Sobre el desarrollo específico del campo afro en el país, ver Frigerio (2008) y Lamborghini, Geler & Guzmán (2017).

8 Por ejemplo, “Cinco crímenes en 24 horas en uno de los barrios más peligrosos del país”, Clarín. 12 de diciembre de 2016 o “Acribillaron a pibe en Ciudad Evita”, Crónica. 27 de enero de 2016.

9 En este sentido, existieron interpretaciones contrastadas entre las coordinadoras sobre ciertos datos. Un ejemplo fue la lectura de procesos de mestizajes recabados por la información cuantitativa y la cualitativa. Gracias a esto, se presentó una nueva línea de investigación centrada en el mestizaje que se encuentra en desarrollo en la actualidad.

10 Se encuentra en preparación un trabajo que ahonda en la temática de la antropología en colaboración (Rappaport, 2008) en relación con el desarrollo de este proyecto.

11 La compañía cooperativa teatral Teatro en Sepia, fundada en 2010, fue la antecesora de la asociación civil TES- Todo en Sepia. Sobre Teatro en Sepia, ver Geler (2012a).

12 Sobre una primera versión de esta obra, ver Geler (2012b).

13 Testimonio Analía (2016). Los nombres utilizados en los testimonios son ficticios, con la finalidad de salvaguardar la identidad de las participantes del taller.

14 Testimonio María (2016).

15 Testimonio Paula (2016).

16 Testimonio Paula (2016).

17 Sobre otras aristas de este tema, ver Geler (2016).

18 Testimonio Analía (2016).

19 Si bien tomamos toda la base para realizar el cálculo, solo tenemos dos niñas menores de 14 años de edad (una de 10 y otra de 11) que no trabajan, por lo que los porcentajes obtenidos no se modificarían.

20 Se encuentra en proceso un artículo sobre este tema en particular.

21 “Las profundas desigualdades económicas […], la marginación social […], su exclusión política y su subordinación cultural, conforman un cuadro histórico de discriminación persistente que no puede calificarse más que de racismo estructural, es decir, enraizado en las estructuras de poder y de dominio que han venido caracterizando a las sociedades latinoamericanas durante siglos” (Stavenhaven, 2001: 9).

 

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Recibido: 08/11/2017
Aceptado: 07/06/2018

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