SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número2Háblame de colores: Cultura y política en el debate racial cubanoEscribir el espacio ausente: Exilio y cultura nacional en Díaz, Wajsman y Bolaño índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Cuadernos del CILHA

versión On-line ISSN 1852-9615

Cuad. CILHA vol.16 no.2 Mendoza dic. 2015

 

DOSSIER

Apuntes para un mapa de la historiografía cubana más reciente (1985-2015)

Notes for a Map of Historiography Cuban most recent (1985-2015)

 

Félix Julio Alfonso López

Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, Cuba
felix@sangeronimo.ohc.cu

 

Recibido: 17/VI/2015
Aceptado: 22/VII/2015


 

Resumen: El objetivo de este ensayo es ofrecer una visión de conjunto de lo más relevante de la producción historiográfica cubana en los últimos tres decenios, a partir de las transformaciones que la propia realidad  insular ha vivido en este periodo y que se han reflejado en el trabajo profesional de los historiadores. Superada la rigidez y el estancamiento de los años 70, a partir de la segunda mitad de los 80 y hasta el presente, la historiografía cubana muestra una diversidad temática, un dinamismo epistemológico y una disposición a la actualización de su discurso, que la convierten en una de los espacios intelectuales de mayor actividad e influencia en la sociedad contemporánea de Cuba.

Palabras clave: Historiografía; Cuba; Crítica historiográfica.

Abstract: The aim of this paper is to provide an overview of the most relevant Cuban historiography production in the last three decades, from the transformations that the island itself has actually lived in this period and which have been reflected in the professional work of historians. Overcome the rigidity and stagnation of the 70s, from the second half of the 80s until the present, the Cuban historiography shows a thematic diversity, an epistemological dynamism and willingness to update his speech, making it one of the areas of greatest intellectual activity and influence in contemporary society in Cuba.

Keywords: Historiography; Cuba; Historiographical criticism.


 

El presente texto se propone analizar, de manera panorámica, lo más relevante de la producción historiográfica cubana en los últimos treinta años. Un buen punto de partida para este análisis lo constituye el conjunto de trabajos recopilados en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí en sus dos primeros números de 1985, justo al cumplirse el primer cuarto de siglo de la Revolución en el poder, donde se realiza un balance bastante pormenorizado, por áreas temáticas, de lo producido hasta esa fecha1.

Transcurridos treinta años desde aquella primera cartografía, no se ha reeditado una empresa similar de recuento y crítica historiográfica de carácter integral, que sistematice la producción de los autores de mayor relieve y verifique la aparición de nuevos aportes, géneros y campos intelectuales, como es notable en la historia social, cultural y de las mentalidades; aunque en los últimos lustros se han producido acercamientos valiosos a este tópico, desde lugares y puntos de vista disímiles que abarcan estudios de perfil general junto a otros con objetivos más específicos, como es el caso de la actualización y el balance historiográfico contenidos en el volumen colectivo La historiografía en la Revolución cubana. Reflexiones a cincuenta años, cuyas visiones a partir de diferentes autores y temáticas, buscan trazar un mapa de la historiografía cubana contemporánea2.

La producción ensayística sobre la historiografía cubana actual constituye ya un corpus apreciable de reflexiones, y aparece dispersa en numerosas revistas y libros. Entre los textos más trascendentes en este sentido considero los de Jorge Ibarra Cuesta, Oscar Zanetti, Fernando Martínez Heredia, Enrique López Mesa, María del Carmen Barcia, Carmen Almodóvar, Mildred de la Torre, Hernán Venegas Delgado, Olga Portuondo y Edelberto Leiva Lajara3. También son de gran interés las entrevistas realizadas en diferentes momentos sobre sus trayectorias profesionales a importantes historiadores como Manuel Moreno Fraginals, Julio Le Riverend, Jorge Ibarra Cuesta, Francisco Pérez Guzmán, Oscar Zanetti y María del Carmen Barcia, así como las aproximaciones a la historiografía más reciente realizados por Ricardo Quiza y Rafael Rojas4. En las páginas que siguen consignaré la deuda contraída con muchas de las ideas que aparecen en esos trabajos.

Los años ochenta representan para la historiografía cubana un momento de transición y superación de la rigidez prevaleciente en el decenio anterior. La propia sociedad cubana también vivió sus procesos de "Rectificación de errores y tendencias negativas" con el propósito de perfeccionar el socialismo insular. En 1981 se produjo el primer intento de asociar a los historiadores cubanos en una organización profesional, desde la desaparición de la Academia de la Historia de Cuba y otras instituciones afines como la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales. El contexto era radicalmente diferente, pues miles de graduados en historia habían egresado de las universidades y ejercían su labor en diferentes sectores, desde la investigación y la docencia hasta la promoción cultural. La Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), si bien trató de aunar esfuerzos dentro del gremio de historiadores, no logró realizar un congreso con los resultados científicos de sus miembros hasta varios lustros más tarde, en 1997, retomando de este modo la iniciativa que idearon Emilio Roig y Portell Vilá en el año 1942.

Una institución que tuvo como misión en esos años nuclear a los investigadores históricos y "crear diferentes empresas investigativas capaces de contribuir al fortalecimiento de la ciencia histórica nacional" fue el Instituto de Historia de Cuba (IHC), fundado en 1987 como resultado de la fusión de tres organizaciones precedentes: el Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba; el departamento de Historia de Cuba del Instituto de Ciencias Sociales de la Academia de Ciencias de Cuba y el Centro de Estudios de Historia Militar del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. En sus más de dos décadas de vida, el Instituto de Historia de Cuba ha producido una vasta obra individual y colectiva5, destacándose en este último plano los cinco tomos de una Historia de Cuba, de los cuales han aparecido tres volúmenes: La colonia. Evolución socioeconómica y formación nacional de los orígenes hasta 1867 (1994), Las luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales, 1868-1898 (1996) y La neocolonia. Organización y crisis desde 1899 hasta 1940 (1998). Resultado de largos años de investigacionesde un nutrido grupo de historiadores de todo el país en fuentes primarias y bibliográficas, esta obra representa el más serio intento de síntesis totalizadora del devenir de la sociedad insular en sus aspectos económicos, sociales, políticos, ideológicos y culturales6.

A finales de los años ochenta comenzó también a vertebrarse el proyecto de escribir las historias provinciales y municipales, rectorado metodológicamente por el Instituto de Historia de Cuba y las secciones de historia de los comités provinciales del PCC, y con la colaboración de los Ministerios de Educación, Educación Superior y Cultura7. En realidad las investigaciones en historia regional habían comenzado desde los años setenta, como resultado de los planes de desarrollo integral del país puestos en práctica por la Revolución, del trabajo del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de Cuba y del movimiento de activistas de historia desarrollados en las comunidades y centros laborales. Ya en los ochenta el centro más importante de producción teórica se desplazó a la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, con un grupo de investigadores liderados por Hernán Venegas Delgado8.

La contribución de las historias regionales y locales a la historia nacional es un hecho innegable, y también debería serlo para el desarrollo intelectual y cultural de sus propias comunidades, pero a más de veinte años de distancia muchos de sus resultados, verdaderamente relevantes, permanecen parcialmente inéditos, aunque algunos han visto la luz en fechas recientes y muchos han sido incorporados a la enseñanza general o socializados en el conocimiento de las personas de sus respectivas provincias y municipios. También la creación de sellos editoriales en todas las provincias dio un enorme impulso a la publicación de numerosos trabajos, de calidades diversas, sobre temas y procesos de la historia regional y local, que de otro modo hubiera sido difícil poder dar a la luz. Ante la imposibilidad de mencionar las decenas de títulos que cada año salen de dichas casas editoras, señalo la existencia de empeños loables de recopilación de la historiografía local, como sucede con el libro Tres siglos de historiografía santiaguera (2001), de Rafael Duharte Jiménez, Olga Portuondo Zúñiga e Ivette Sóñora Soto; los Cuadernos de Historia Principeña, coordinados por la profesora e investigadora Elda Cento con una periodicidad anual, y Voces de la República: una visión contemporánea, con sustantivos aportes a la historiografía republicana, promovidos con carácter regular por el escritor espirituano Juan Eduardo Bernal Echemendía.

La producción historiográfica del decenio de los ochenta superó en calidad a lo existente, y vieron la luz diversas obras de gran valor centradas en fenómenos de tanta importancia como el de la esclavitud y las luchas por su abolición, cuyo centenario se conmemoró en 1986. Los textos de Mildred de la Torre, Fe Iglesias, Gloria García, María del Carmen Barcia y el binomio de Eduardo Torres Cuevas y Eusebio Reyes son magníficos ejemplos en el tratamiento a las numerosas aristas del tema, desde el comercio y las estadísticas de importación de africanos, pasando por el análisis de la burguesía esclavista hasta el ideal abolicionista y los corolarios raciales de aquel fenómeno9.

Otras miradas al universo de las culturas de origen africano fueron realizadas en perspectiva etnográfica y desde una sugestiva simbiosis entre antropología e historia, como el estudio del ñañiguismo realizado por Enrique Sosa, quien reconoce el aporte abakuá al acervo cultural y folclórico de la nación, aunque sus premisas aparecen viciadas por el hecho de considerar a los ñáñigos un "atavismo" social y de ahí que postule: "la inmediata necesidad de su investigación exhaustiva, antes de su definitiva desaparición como ‘sociedades secretas’ anacrónicas en una sociedad comunista". Una recuperación del legado cultural y de resistencias abakuá aparece en las obras de Tato Quiñones y Oílda Hevia10.

Dentro de la historia económica considero un clásico el libro de Alejandro García y Oscar Zanetti sobre los ferrocarriles: Caminos para el azúcar, publicado en 1987, pero cuyo trabajo de recopilación de información fue realizado en la década anterior con el concurso de estudiantes de la carrera de historia de la Universidad de La Habana. Más que una historia del ferrocarril en sentido estricto, este ensayo es una aproximación totalizadora a los múltiples efectos e interrelaciones de este medio de transporte con la economía y la sociedad insular durante los siglos XIX y XX. Estos autores han seguido realizando monografías apreciables en el campo de la historia económica, como en los estudios de García sobre la burguesía comercial, la dominación neocolonial en Cuba y el complejo productivo del plátano11; y los ensayos de Zanetti acerca de las relaciones de dependencia de la burguesía cubana al mercado estadounidense, las contradicciones cubano-hispano-norteamericanos en la encrucijada de los siglos XIX al XX y las políticas socioeconómicas en la etapa republicana. Un nuevo libro de este autor realiza una revisión exhaustiva del auge y decadencia del universo azucarero en las Antillas de habla española12.

La historia político-militar, de larga data en la historiografía cubana, privilegió durante los años setenta y ochenta las gestas independentistas del siglo XIX. Si en los sesenta la tónica fue la publicación de un vasto cuerpo de la literatura de campaña, en los setenta y ochenta aparecen con más frecuencia las biografías de los grandes héroes y heroínas de aquella gesta13. Los maestros Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo combinaron sus revisiones sobre la figura de Carlos Manuel de Céspedes, las guerras del 68 y el 95, con trabajos sobre Martí y otros próceres independentistas14. En este contexto Francisco Pérez Guzmán fue un ejemplo de investigador consagrado a la historia militar con resultados meritorios ya desde sus primeros libros sobre la guerra en La Habana y la batalla de las Guásimas, pasando por el texto sobre la llamada Guerra Chiquita escrito en colaboración con Rodolfo Sarracino, hasta sus últimas obras de madurez: el penetrante estudio sobre la reconcentración de Weyler, Herida profunda, y su reveladora Radiografía del Ejército Libertador, excelente análisis de las interioridades y contradicciones del brazo armado de la revolución de 189515.

En el orden de los repertorios bibliográficos se publicaron en los sesenta y los setenta útiles colecciones sobre la Guerra de los Diez Años (1968), la Guerra Chiquita (1975) y la Guerra del 95 (1976). En este propio campo, la publicación por el Centro de Estudios Militares del Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba (1510-1898), en tres volúmenes (biografías, acciones combativas, expediciones navales y acontecimientos político-militares) aparecidos entre 2001 y 205, constituye el más abarcador prontuario de conocimientos sobre los combatientes cubanos y sus hazañas bélicasdurante la época colonial.

En el caso de la historiografía obrera del siglo XX considero entre los hitos más importantes los trabajos de Carlos del Toro, John Dumoulin y Olga Cabrera16, especialmente de esta última su libro Los que viven por sus manos (1985), donde no solo indagó con exhaustividad las fuentes primarias de archivos y la prensa del primer cuarto de la República, sino que además se apoyó en fuentes tradicionalmente no consideradas por los historiadores del trabajo, como son las obras de los novelistas Carlos Loveira, Jesús Castellanos y José Antonio Ramos. Precisamente uno de los mayores déficits de la historiografía cubana sobre la clase trabajadora ha sido, como señala con lucidez Ricardo Quiza, que:

Ha descrito la acción de las organizaciones y líderes sindicales, las huelgas, paros y mítines públicos, así como la función de los proletarios en la lucha contra las dictaduras, no obstante muchos indicadores que conforman "el rostro" de esta clase social no aparecen reflejados, entre ellos los niveles de vida y salud, el salario, el consumo, la capacitación, así como la relación con el medio ambiente, las migraciones, el entorno laboral, las costumbres, la cultura y la vida cotidiana17.

Junto a las luchas de los obreros también ocupó espacio la historia del movimiento estudiantil, un factor esencial en el proceso revolucionario cubano durante la república. Partiendo de la prolija indagación de Ladislao González Carbajal sobre el Ala Izquierda Estudiantil, se publicaron la compilación documental de Olga Cabrera y Carmen Almodóvar sobre las luchas universitarias en la etapa de 1923 a 1934 y el ensayo de Niurka Pérez Rojas18 acerca del movimiento estudiantil universitario en la época postmachadista. Por razones obvias, la historia de rebeldías del estudiantado también ocupa un lugar sustancial en la obra colectiva Historia de la Universidad de La Habana (1984), preparado por Ramón de Armas, Eduardo Torres Cuevas y Ana Cairo Ballester. La historia del primer partido comunista, sin embargo, no tuvo resultados apreciables hasta la aparición de la monografía de Angelina Rojas Blaquier19 décadas más tarde.

En el campo de la historia política descuellan los trabajos de Ramón de Armas, Francisco López Segrera y Germán Sánchez Otero sobre los partidos políticos burgueses en la etapa neocolonial, y de José Antonio Tabares del Real sobre la revolución de los años treinta y la figura de Antonio Guiteras20. El proceso revolucionario de los años treinta, de cardinal importancia en las luchas del pueblo cubano contra la dominación capitalista, contó con recopilaciones documentales sobre figuras centrales como Pablo de la Torriente Brau (Diana Abad, 1973, y Víctor Casaus, 1981), Antonio Guiteras (Olga Cabrera, 1974), Julio Antonio Mella (IHMCRC, 1975) y Rubén Martínez Villena (Raúl Roa,1982). Asimismo ha tenido aproximaciones de carácter general en las obras de Lionel Soto y Francisca López Civeira, pero es en los ensayos de Jorge Renato Ibarra y Fernando Martínez Heredia21 donde aprecio una mayor problematización sobre los enormes retos y dificultades de aquella revolución que al decir de uno de sus máximos protagonistas, Raúl Roa, "se fue a bolina".

Un caso interesante en el examen de los treinta lo constituyen los libros, a medio camino entre la historia y la novela, de Newton Briones Montoto, especialmente el dedicado a examinar la figura de Antonio Guiteras22, y desde la historia de la cultura la profesora e investigadora Ana Cairo realizó una abarcadora síntesis de la producción literaria y testimonial relacionada con aquella etapa en La revolución del 30 en la narrativa y el testimonio cubanos (1993). Cairo también ha desplegado una preciosa labor de recopilación de textos y valoraciones acerca de importantes figuras históricas como Bartolomé de Las Casas, Máximo Gómez, Julio Antonio Mella, Eduardo Chibás y Raúl Roa, recogidas algunas bajo el sugerente título de Imaginarios.

El período de los gobiernos "auténticos" (1944-1952) ha tenido monografías de calibre en las obras de Enrique Vignier y G. Alonso, Mario Morales Rodríguez, Raúl Aguiar Rodríguez y Humberto Vázquez García23; sin embargo, carecemos de buenas biografías de los principales actores políticos del autenticismo y la ortodoxia24, con la excepción de Eduardo Chibás25, como en general de la mayoría de los representantes del poder de la burguesía en la etapa republicana. En fecha reciente también se han realizado algunos estudios sobre la figura deletérea de Fulgencio Batista, su élite militar y las alternativas desde la oposición burguesa a su régimen tiránico26.

La historia de la revolución iniciada en los años cincuenta tuvo estudios notables en las obras de la periodista Marta Rojas y del investigador Mario Mencía27 sobre el grupo de asaltantes al Cuartel Moncada; no obstante, las circunstancias específicas de tratarse de un proceso en el que muchos de sus protagonistas aún viven, ha postergado trabajos de síntesis histórica más allá del relato testimonial, las compilaciones documentales o las biografías de los héroes y mártires de aquella gesta28. La etapa de la lucha armada en la Sierra Maestra ha sido uno de los escenarios de la revolución que cuenta con importantes monografías, como las realizadas por Andrés Castillo Bernal y Roberto Pérez Rivero29. No sucede lo mismo para el caso de la lucha clandestina en las ciudades, el movimiento de resistencia cívica o los frentes exteriores del movimiento de liberación nacional30. Obras pioneras en la reconstrucción política de los primeros años de la revolución en el poder las constituyen los trabajos testimoniales de Antonio Núñez Jiménez, Luis María Buch Rodríguez y Reinaldo Suárez31. Las agresiones directas del gobierno de los Estados Unidos contra la naciente revolución y la guerra irregular desplegada con apoyo de la CIA durante las décadas de los 60 y 70 son aspectos donde los avances de investigación muestran ya resultados de alto nivel.

Una zona bastante desatendida antes de 1959, la historia de América Latina y el Caribe y sus relaciones con la historia nacional, ha tenido durante toda la etapa revolucionaria estimables acercamientos en los libros de José Luciano Franco, Omar Díaz de Arce, Francisco Pividal, Francisco Pérez Guzmán, Luis Suárez Salazar, Felipe Pérez Cruz, Wilfredo Padrón Iglesias, y de los profesores de la Universidad de La Habana Alberto Prieto Rozos, Sergio Guerra Vilaboy y Digna Castañeda Fuertes, quienes cuentan ya con una dilatada y reconocida obra32.

Los estudios sobre la cultura y las mentalidades no gozaron del favor de los historiadores durante los setenta y ochenta –pese a que este campo contaba ya con investigaciones relevantes en algunos países latinoamericanos, Europa y los Estados Unidos–, con la excepción de los libros de Jorge Ibarra Nación y cultura nacional (1981) y Un estudio psicosocial del cubano (1985), donde aborda diferentes aspectos de historia intelectual y cultural. Un novelista y ensayista como Reynaldo González propuso un interesante acercamiento a la historia del racismo en la colonia desde el análisis literario, en su libro sobre la novela Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde, titulado Contradanzas y latigazos (1983)33, y también un penetrante estudio sobre los medios masivos de comunicación en el capitalismo, específicamente lo relacionado con el impacto social de las radionovelas: Llorar es un placer (1989).

La monumental y erudita historia sociocultural El libro en Cuba, realizada por el ensayista y crítico literario Ambrosio Fornet, y cuyo prólogo aparece firmado en octubre de 1981, inexplicablemente no fue publicada hasta trece años más tarde. Un intento de síntesis de la historia de la cultura cubana fue propuesto por Francisco López Segrera, en el cual se respira todavía la atmósfera dogmática y de prejuicios anticatólicos de los años setenta, al analizar por ejemplo la poesía del grupo Orígenes y afirmar: "El carácter místico de esta poesía, que lleva a algunos de sus cultivadores a una unión íntima con Dios, aumenta y refuerza el distanciamiento de los mismos con respecto a la sociedad"34.

El texto más revolucionario en este sentido lo produjo nuevamente Moreno Fraginals y lo tituló "Hacia una historia de la cultura cubana", conjunto de diecinueve ideas de carácter histórico-social cuyos contenidos expresaban "una re-interpretación de la historia cubana, y en especial de su cultura, con una nueva metodología y análisis de nuevas fuentes, además de proceder a una nueva lectura (o a una contralectura) de las fuentes tradicionales". Este revisionismo transgresor, tan caro a Moreno, iría de la mano de un marxismo creador y subversivo, que ampliaría la visión del historiador "al riquísimo mundo de la cultura dominada, rompiendo las barreras de la cultura dominante"35.

El propósito de entender y escribir la Historia de Cuba como una Historia de la Cultura Cubana ponía énfasis en una visión desmitificadora y descolonizadora de la historia nacional, como reacción a los estragos causados por la aplicación indiscriminada de los postulados del marxismo dogmatizado en numerosos territorios del saber y particularmente en la ciencia histórica. Su promotor refirió así los objetivos de aquel proyecto:

Nació la idea de escribir una historia de Cuba, en colaboración, que sumara los esfuerzos de un grupo de investigadores, incorporara los últimos hallazgos documentales y sumara, sin esnobismo, las riquísimas posibilidades metodológicas que estaban proporcionando a las ciencias históricas las teorías desarrollistas, el estructuralismo, la prosopografía, la historia de las mentalidades, [...] los estudios de familias, la semiología, la antropología cultural, las actuales tendencias sociológicas, la socio lingüística como hallazgo histórico, el uso del ordenador como herramienta en las investigaciones cuantitativas, etc.36.

Muy relacionada con las investigaciones y la difusión de la cultura, ha sido la labor de la Oficina del Historiador de la Ciudad, y particularmente la obra teórica y práctica de su director, Eusebio Leal Spengler37. La Oficina del Historiador de la Ciudad heredó el patrimonio historiográfico y el acervo de publicaciones legado por Emilio Roig, y en las últimas décadas ha venido desarrollando una intensa labor de protección patrimonial, ha estimulado numerosas pesquisas históricas y arqueológicas, y su casa editorial ha dado continuidad a los proyectos de su fundador38.

Una herramienta fundamental para el trabajo del historiador, las compilaciones documentales, cronologías comentadas y repertorios institucionales y biográficos, de larga tradición en la bibliografía cubana, han tenido en la etapa revolucionaria algunos trabajos verdaderamente monumentales. La primera de estas recopilaciones pertenece a la doctora Hortensia Pichardo y se publicó en cuatro tomos y cinco volúmenes, entre 1973 y 1980, bajo el título de Documentos para la historia de Cuba, un venero de fuentes primarias que comprende desde el siglo XVI hasta la década de 1940.

Una aproximación a la historia de la ciencia histórica cubana, con útiles comentarios y análisis orientadores sobre sus principales exponentes y corrientes historiográficas, fue recogida en dos tomos por la profesora Carmen Almodóvar en su Antología crítica de la historiografía cubana (1986, 1989) de las épocas colonial y republicana, muy válida para la labor docente. Otra obra de enorme importancia por la información de referencia que ofrece es la de Guillermo Jiménez, dos gruesos volúmenes dedicados a las empresas capitalistas de fines de la década de 1950 ya los más importantes propietarios de la propia etapa39. Precisamente este tipo de repertorios pueden ser muy útiles para monografías dedicadas al examen de la burguesía cubana, un campo de estudios escasamente atendido donde destaca la obra póstuma de Carlos del Toro, La alta burguesía cubana 1920-1958, (2003). Para el período posterior a 1959 son de gran utilidad la cronología elaborada por José Cantón Navarro y Martín Duarte Hurtado en dos tomos (dedicadas a los períodos 1959-1982 y 1983-2000) y la recopilación de documentos, leyes, decretos, discursos, entrevistas, etc. de los primeros años de la Revolución en el poder (1959-1961) realizada por José Bell Lara, Delia Luisa López y Tania Caram40.

Los últimos veinticinco años, vividos bajo el enorme impacto de la crisis económica, han significado cambios notables en la producción historiográfica cubana, como en tantos otros aspectos de la vida general del país. Esta transformación ha resultado a la larga beneficiosa, pues ha puesto de relieve nuestras carencias y también una riqueza de perspectivas y asuntos desconocidos con anterioridad. Entre los aspectos más positivos de la crisis de paradigmas provocada por el derrumbe del socialismo real, está el hecho de que propició a los historiadores cubanos el reencuentro y la actualización con las principales corrientes de la historiografía y el pensamiento contemporáneos, que había sido pospuesta décadas atrás. A partir de los noventa empezaron a leerse con avidez autores de las más diversas escuelas teóricas y tendencias de pensamiento, si bien de modo fragmentario y no sistemático, pues dependió en buena medida de iniciativas individuales o donaciones esporádicas. De este modo irregular llegaron a los investigadores cubanos las obras de Michel Foucault41 y Jacques Derrida, Jurgen Habermas y Pierre Bourdieu, Paul Ricouer y Michel de Certeau, Richard Rorty y Robert Darnton, Carlo Ginzburg y Giovanni Levi, Roger Chartier y Peter Burke, Immanuel Wallerstein y Homi Babha, Benedict Anderson y Partha Chatterjee. También se volvió a leer a Antonio Gramsci, José Carlos Mariátegui y Rosa Luxemburgo42.

Desde hace más de dos décadas, los estudios históricos en Cuba presentan una variedad discursiva y enfoques multidisciplinares verdaderamente notables. Sin ánimo de ser absoluto, pues solo mencionaré aquellos trabajos publicados dedicados a la historia nacional, pudieran destacarse las dilatadas contribuciones realizadas a una reescritura de la historia de la Colonia y la República, tomando como base la interpretación de nuevas fuentes disponibles en archivos de España y Estados Unidos, realizada por Rolando Rodríguez43.

Destaca la complejización desde la teoría marxista de los estudios políticos y culturales sobre la Revolución Cubana debidos –en rápida enumeración– a Fernando Martínez Heredia y María del Pilar Díaz Castañón; los trabajos de historia económica efectuados por Fe Iglesias, Mercedes García y María Antonia Marqués Dolz; los desarrollos en regionalística presentes en las obras de Hernán Venegas y Olga Portuondo; los estudios de historia urbana de Carlos Venegas, Alicia García Santana y Arturo Sorhegui; los enfoques sociales de la esclavitud desplegados por Gloria García y Manuel Barcia; los ensayos sobre historia de las élites, la familia esclava, las capas populares y los cabildos negros habaneros de María del Carmen Barcia; la historia cultural propuesta por Ana Cairo, Blancamar León, Ricardo Quiza, Marial Iglesias, Adrián López Denis y Pablo Riaño; los estudios sobre marginalidad y criminalidad de Yolanda Díaz; la historia del asociacionismo científico y del medio ambiente expuesta por Reinaldo Funes; los estudios sociales de la ciencia de Pedro Marino Pruna, Rolando Misas y Leida Fernández; los aportes en sociología histórica realizados por Alain Basail; las novedosas visiones sobre la figura de Máximo Gómez y el liberalismo decimonónico de Yoel Cordoví; la historia social de las mujeres desarrollada por Julio César González Pagés; la antropología histórica de la sexualidad escrita por Abel Sierra; la aplicación de las teorías de Foucault sobre la prisión de Julio César González Laurerio; los avances en microhistoria de la esclavitud y estrategias de resistencia familiar en los ingenios realizados por Aisnara Perera y María de los Ángeles Meriño; la historia de las órdenes religiosas y de la iglesia católica de Edelberto Leiva Lajara y las propuestas de Antonio Álvarez Pitaluga sobre la figura de Máximo Gómez y su entorno familiar, quien además se interna en la historia revisionista de la guerra del 95 desde una perspectiva novedosa y polémica.

Nótese en el listado anterior la confluencia de varias generaciones de historiadores, y la riqueza que significa para las jóvenes y pujantes cohortes historiográficas contar con el magisterio de sus mayores, y para estos la retroalimentación con las ideas de sus discípulos. Ello ha sido posible no solo por la calidad acumulada de los graduados universitarios, pese a la masividad registrada en los últimos años, sino también porque las oportunidades para investigar y publicar se han diversificado, sobre todo con el sistema de ediciones territoriales, y aun cuando esta relativa amplitud exija mayor rigor a la hora de seleccionar qué se publica, también es garantía de diferentes espacios para el conocimiento y el debate de nuevas obras. La pluralidad de enfoques, metodologías y discursos historiográficos es considerable, como ya hemos visto, y en el orden temático, lo social y lo cultural predominan hoy, en sus múltiples variantes, sobre lo económico y lo político-militar44.

El modo de narrar la historia también ha cambiado, y es posible percibir un goce estético en la escritura, sin perder el rigor expositivo, muy superior a los cargados textos interpretativos o positivistas de décadas precedentes45. Incluso un historiador tan severo en sus juicios sobre la etapa revolucionaria como Rafael Rojas, debe admitir que en los últimos diez años: "la historiografía cubana, a pesar de sus notables vacíos, de la persistente fragmentación de su campo intelectual y de la instrumentación política a que la somete el Estado, ha conseguido algunos avances"46. Coincidimos con Rojas en que uno de los mayores retos de los historiadores cubanos en los próximos años será lograr una "historiografía crítica, profesional y heterodoxa" del proceso iniciado en 1959, tarea intelectual evidentemente ineludible, aunque no necesariamente compartimos todas sus premisas teóricas en este sentido. En nuestra opinión, además del enorme reto que supone historiar la Revolución Cubana en todas sus contradicciones y sin apologías empobrecedoras, la historiografía cubana tiene también otros desafíos impostergables.

La destacada historiadora santiaguera Olga Portuondo ha señalado la persistencia de una visión machista y de un criterio liberal burgués en muchas obras, con sus corolarios reduccionistas, folcloristas y discriminatorios; las insuficiencias en cuanto al tratamiento novedoso y multidisciplinar de ciertas épocas históricas (los siglos XVI al XVIII son un buen ejemplo)47 y los modos de reproducción de la vida social ajenos a la plantación esclavista. La propia Portuondo ha dado un giro novedoso en sus intereses historiográficos, ahora más enfocados en aspectos disímiles de la historia social y cultural, como es notorio en sus magistrales ensayos sobre la Virgen de la Caridad del Cobre, el costumbrismo y los imaginarios sobre los terremotos en Santiago de Cuba, y los acercamientos biográficos a poetas del calibre de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, Manuel Justo de Rubalcaba y Manuel María Pérez48.

Otro asunto es la relativa ausencia de una crítica sistemática, honesta y responsable sobre la producción historiográfica del país49, la escasez de publicaciones seriadas especializadas en historia50 y el desconocimiento a nivel general de las obras producidas en el interior del país51. El pensador e historiador Fernando Martínez Heredia constata la paradoja que significan los enormes avances por complejizar y profundizar las investigaciones históricas, y su expresión en obras escritas de gran valor, y el escaso impacto que esto tiene en su socialización a todos los niveles, desde la escuela hasta los medios masivos de comunicación. Como resultado de ello se produce una ruptura entre la historia de calidad consumida por grupos de especialistas y la historia muchas veces mediocre y trivial que se destina a amplias capas de la población. El efecto no es solo el desinterés por el conocimiento de la historia nacional en sectores estratégicos de la sociedad, como son los estudiantes y jóvenes en general, sino que sus consecuencias pueden ser peores a largo plazo. En este sentido Fernando apunta sagazmente cómo, en medio de una poderosa ofensiva ideológica y cultural del capitalismo contra el proceso socialista cubano, y de sus propias contradicciones internas, "[u]na Historia tan deficiente y poco capaz de servir para comprender el devenir del país y su presente no tendría fuerzas para aportar al pueblo sus hechos y sus ideas"52.

Comparto estos juicios valorativos de extrema lucidez y reconozco la enorme complejidad de escenarios que la escritura de la historia en Cuba deberá afrontar en los años venideros. A los problemas metodológicos y científicos propios del quehacer historiográfico, tales como la excesiva dispersión de las investigaciones o su insuficiente divulgación, la escasez de revistas especializadas y la imposibilidad de acceder a importantes fuentes primarias en el extranjero, se une el creciente deterioro de los más importantes fondos bibliográficos y documentales del país. A ello debe agregarse el compromiso de abrir nuevos campos a la investigación (vida cotidiana, imaginarios, asociacionismo, historias del ocio y los deportes, mentalidades, prosopografías, grupos subalternos, resistencias y adecuaciones a la dominación) la necesidad de una mayor visión transdisciplinaria (sociología histórica, antropología histórica, historia de la cultura, hermenéuticas del discurso histórico) y no retroceder en los territorios del conocimiento social previamente alcanzados, con libertad para investigar cualquier tema con pluralidad de enfoques y diversidad de criterios avalados científicamente.  

Para conjurar los peligros, los historiadores cubanos cuentan con un enorme acumulado de logros en las más diversas zonas del conocimiento histórico y la conciencia de no volver a repetir los errores del positivismo ramplón y el marxismo especulativo. El futuro de la historiografía cubana no podrá ser un lugar para el adocenamiento elitista, la doctrina escolástica o el relativismo estéril, todo lo contrario, deberá ser plural y diverso, profundo y crítico, riguroso y comprometido con la verdad. Solo así podrá continuar librando sus combates por la historia, como pedía el maestro Lucien Fevbre, sin dejar de ser auténticamente revolucionaria.

Notas

1. Se trata de las ponencias presentadas en el evento de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), en octubre de 1984, por Oscar Zanetti, Mildred de la Torre, Francisco Pérez Guzmán, Ibrahim Hidalgo Paz, Alina Pérez Menéndez, Lilian Vizcaíno González, Ana Cairo, Alejandro García Álvarez, Olga Portuondo Zúñiga, Hernán Venegas Delgado y Gloria García, y Dolores du Breuil.

2. Me refiero tanto a Oscar Zanetti (Zanetti, Oscar. "Medio siglo de historiografía en Cuba; la impronta de la Revolución", Cuban Studies, 40, 1, 2009: 74-103) y José         [ Links ] María Aguilera Manzano ("La Revolución cubana y la historiografía", Anuario de Estudios Americanos, Sevilla, 65, 1, enero-junio, 2008: 297-320),         [ Links ] como La historiografía en la Revolución cubana. Reflexiones a cincuenta años (Rolando Julio Rensoli Medina, coordinador. La Habana: Editora Historia, 2010),         [ Links ] que recoge reflexiones teóricas y análisis de más de quince autores.

3. Ibarra Cuesta, J. "Historiografía y Revolución", Temas, n. 1, 1995;         [ Links ] Ibarra Cuesta, J. "Análisis de la historiografía cubana", Memorias. Programa profesional XVI Feria Internacional del Libro de La Habana (2007);         [ Links ] Zanetti, O. Isla en la historia. La historiografía de Cuba en el siglo XX (2005),         [ Links ] Zanetti, O. "La historiografía económica de Cuba; una travesía de medio siglo", Rábida, Huelva, n. 25, 2006;         [ Links ] Zanetti, O. La escritura del tiempo. Historia e historiadores en Cuba contemporánea (2014);         [ Links ] Martínez Heredia, F. "Historia y marxismo", La Gaceta de Cuba, n. 4, 1995;         [ Links ] Martínez Heredia, F. "¿Para qué la Historia?", Caminos, no. 7, 1997;         [ Links ] Martínez Heredia, F. "¿Renovar la historia política?", en: El ejercicio de pensar (2008),         [ Links ] y Martínez Heredia, F. "Combates por la historia en la Revolución", La Gaceta de Cuba, n. 1, 2009;         [ Links ] López Mesa, E. "Historiografía y nación en Cuba", en: Consuelo Naranjo Orovio y Carlos Serrano (eds.), Imágenes e imaginarios nacionales en el Ultramar español (1999);         [ Links ] Barcia, M. ""El tema negro en la historiografía Cubana del siglo XX", Revista del Caribe, Santiago de Cuba, n. 44, 2004;         [ Links ] Almodóvar, C. "Las deudas de la historiografía cubana: el período 1895-1898", Ayer, 26, 1997;         [ Links ] De la Torre, M. "La nueva mirada de la historiografía cubana", Espacio Laical, 3, 2008;         [ Links ] Venegas Delgado, H. "La historiografía regional y local en América Latina y el Caribe: una visión desde Cuba", Santiago, Universidad de Oriente, 86, 1999;         [ Links ] Portuondo, O. "Historiografía de Cuba e Historia regional", Revista del Caribe, n. 24, 1994;         [ Links ] Portuondo, O. "Historia regional e historiografía contemporánea", en: Natividad Alfaro Pena e Israel Escalona Chádez (coords.), De la historiografía cubana. Memorias de la XV Feria Internacional del Libro (2007);         [ Links ] Portuondo, O. "Luces y sombras de la historiografía cubana en 50 años de Revolución", La Gaceta de Cuba, n. 3, 2009;         [ Links ] Leiva Lajara, E. "Nación, nacionalidad e historiografía en Cuba", Espacio Laical, n. 3, 2008.         [ Links ]

4. Quiza Moreno, R. "De adelante pa’ atrás: un análisis de la "novel" historiografía cubana", en Nuevas voces… viejos asuntos. Panorama de la reciente historiografía cubana (2005), Rojas, R. "Dilemas de la nueva historia", Encuentro de la Cultura Cubana, Madrid, n. 50, 2008 y Rojas,         [ Links ] R. La máquina del olvido. Mito, historia y poder en Cuba. México: Taurus, 2012.         [ Links ]

5. Ver una exhaustiva relación de estas obras en De la Torre Molina, Mildred et-al (comp. y redacción general), La obra historiográfica del Instituto de Historia de Cuba. Veinte años. La Habana: Editorial Historia, 2008.         [ Links ]. Un grupo de trabajos de los investigadores más jóvenes de dicho Instituto aparece en el ya citado libro compilado por Quiza, Nuevas voces…viejos asuntos.

6. Otros esfuerzos de síntesis de la historia nacional, de pretensiones más modestas y enfocados hacia la enseñanza, han sido publicado por Eduardo Torres-Cuevas y Oscar Loyola Vega. Historia de Cuba. Formación y liberación de la nación (1492-1898). La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 2001;         [ Links ] Francisca López Civeira, Mario Mencía y Pedro Álvarez Tabío. Historia de Cuba. Estado nacional, dependencia y revolución (1899-1958) (2012); José Cantón Navarro y Arnaldo Silva León. Historia de Cuba. Liberación nacional y socialismo (1959-1999) (2009).

7. Rolando García Blanco. "La historia regional en Cuba: actualidad y perspectivas", Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, enero-junio, 1990: 5-17.         [ Links ]

8. Carmen Guerra y Hernán Venegas Delgado. "Sobre la historia regional en Cuba: una experiencia de trabajo en la región central", Islas, Santa Clara, n. 78, 1984 y Venegas Delgado,         [ Links ] H. Provincias, regiones y localidades. Historia regional cubana. Caracas: Fondo Editorial Tropykos, 1993;         [ Links ] Venegas Delgado, H. Teoría y método en historia regional cubana. Santa Clara, Cuba: Editorial Capiro, 1994 y Venegas Delgado,         [ Links ] H. La región en Cuba. Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2001.         [ Links ].

9. Varios trabajos sobre la esclavitud de la autoría de José Luciano Franco, Julio Le Riverend, Hortensia Pichardo, María del Carmen Barcia y Fe Iglesias, entre otros, fueron publicados en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí en 1980. Los textos de Mildred de la Torre, Fe Iglesias y Gloria García fueron recogidos en el volumen colectivo La esclavitud en Cuba. La Habana: Editorial Academia, 1986.         [ Links ] Véase, además, los de Barcia, María del C. Burguesía esclavista y abolición. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1987;         [ Links ] Torres Cuevas, E. y E. Reyes. Esclavitud y sociedad. Notas y documentos para la historia de la esclavitud negra en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. 1986;         [ Links ] Laird W. Bergad, F. Iglesias García y María del C. Barcia. The Cuban Slave Market, 1790-1880. Cambridge: Cambridge University Press, 1995.         [ Links ] Un exhaustivo resumen del tema de la esclavitud y de los estudios sobre la población negra en general aparece en Barcia, María del C. "El tema negro en la historiografía Cubana del siglo XX", Revista Del Caribe, Santiago de Cuba, nº 44, 2004, 102-110.         [ Links ]

10. Ver Jesús Guanche. Procesos etnoculturales en Cuba (1983);         [ Links ] Rafael López Valdés. Componentes cubanos en el etnos africano (1985);         [ Links ] Enrique Sosa, Los ñáñigos (1982);         [ Links ] Tato Quiñones. Ecorie Abakua (1994),         [ Links ] y Lanier Hevia. "La sociedad secreta Abakuá: una organización del entorno portuario de La Habana y Matanzas del siglo XIX", Cuba y sus puertos (siglos XV al XXI). Memorias del I Coloquio Internacional Ciudades Portuarias de Iberoamérica y el Caribe (2005).         [ Links ]

11. Alejandro García. La gran burguesía comercial en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1990;         [ Links ] Alejandro García. De la consolidación a la crisis. Dos momentos de la dominación neocolonial en Cuba. La Habana: Editorial Félix Varela, 2001 y Alejandro Garcí         [ Links ]a. La costa cubana del guineo. Una historia bananera. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2008.         [ Links ]

12. Zanetti, O. Comercio y poder. Relaciones cubano-hispano-norteamericanas en torno a 1898. La Habana: Casa de las Américas, 1998;         [ Links ] Zanetti, O. Los cautivos de la reciprocidad; La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003;         [ Links ] Zanetti, O. Las manos en el dulce. Estado e intereses en la regulación de la industria azucarera cubana, 1926-1937, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2004;         [ Links ] Zanetti, O. La república: notas sobre economía y sociedad. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2006;         [ Links ] Zanetti, O. Economía azucarera cubana. Estudios históricos. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2009 y Zanetti,         [ Links ] O. Esplendor y decadencia del azúcar en las Antillas hispanas. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales y Ruth Casa Editorial, 2012.         [ Links ]

13. Se destacan las biografías de Antonio Maceo, de Luis Aparicio; José Maceo, Flor Crombet, Guillermo Moncada, Juan Bruno Zayas y Quintín Banderas, de Abelardo Padrón; Carlos Roloff y José Lacret Morlot, de Rolando Álvarez; Leoncio Prado, de César García del Pino; Federico Fernández Cavada, de Mary Ruiz; Mariana Grajales y Ana Betancourt, de Nidia Sarabia y Henry Reeve, de Gilberto Toste.

14. Fernando Portuondo. Estudios de historia de Cuba (1973);         [ Links ] Portuondo F.,  y H. Pichardo. Carlos Manuel de Céspedes. Escritos (1982), en 3 tomos,         [ Links ] y Portuondo, F.  y H. Pichardo. Dos fechas históricas. 10 de octubre de 1868, 24 de febrero de 1895 (1989).         [ Links ]

15. Pérez Guzmán. La guerra en La Habana (1974),         [ Links ] La batalla de Las Guásimas (1975),         [ Links ] Herida profunda (1998) y Radiografí         [ Links ]a del Ejército Libertador, 1895-1898 (2005).         [ Links ] Pérez Guzmán y Sarracino. La guerra chiquita: una experiencia necesaria (1982).         [ Links ]

16. Del Toro. El movimiento obrero cubano en 1914 (1969) y Del Toro.         [ Links ] Algunos aspectos económicos, sociales y políticos del movimiento obrero cubano (1933-1958), (1974);         [ Links ] Dumoulin. Azúcar y lucha de clases 1917 (1980) y Dumoulin.         [ Links ] El movimiento obrero en Cruces, 1902-1925. Corrientes ideológicas y formas de organización de la industria azucarera (1981);         [ Links ] Cabrera. El movimiento obrero cubano en 1920 (1969) y Cabrera.         [ Links ] Alfredo López. Maestro del proletariado cubano (1985).         [ Links ]

17. "¿Dónde están los que ‘pinchan’? Trabajadores, historiografía y revolución", La Gaceta de Cuba, septiembre-octubre, 2009: 13.

18. González Carbajal. El Ala Izquierda Estudiantil y su época (1974);         [ Links ] Cabrera y Almodóvar (comps.). Las luchas estudiantiles universitarias, 1923 a 1934 (1975) y Pé         [ Links ]rez Rojas. El movimiento estudiantil universitario de 1934 a 1940 (1975).         [ Links ]

19. Angelina Rojas Blaquier. Primer Partido Comunista de Cuba, 3 t. Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2005-2006.         [ Links ]

20. De Armas, López Segrera y Sánchez Otero. Los partidos políticos burgueses en Cuba neocolonial, 1899-1952 (1985);         [ Links ] Tabares del Real, La revolución del 30. Sus dos últimos años (tercera edición revisada, 1975) y Guiteras (segunda edició         [ Links ]n corregida, 1990).         [ Links ] Sobre Guiteras existe una biografía de Olga Cabrera: Guiteras, la época, el hombre (1974).         [ Links ]

21. Ibarra Guitart. La mediación del 33. Ocaso del machadato (1999) y Martí         [ Links ]nez Heredia, La revolución cubana del 30. Ensayos (2007).         [ Links ]

22. Newton Briones Montoto. Aquella decisión callada (1998),         [ Links ] Newton Briones Montoto. Acción directa (1999) y Newton Briones Montoto.         [ Links ] Esperanzas y desilusiones. Una historia de los años 30 (2008).         [ Links ]

23. Vignier y Alonso. La corrupción político administrativa en Cuba 1944-1952 (1973);         [ Links ] Morales Rodríguez. La frustración nacional-reformista en Cuba republicana (1997);         [ Links ] Aguiar Rodríguez. El bonchismo y el gangsterismo en Cuba (2000);         [ Links ] Vázquez García. El gobierno de la Kubanidad (2005) y La expedició         [ Links ]n de Cayo Confites (2012).         [ Links ]

24. Un ejemplo muy reciente es la obra de Pedro Méndez Díaz y José Manuel Bisbé York. Manuel Bisbé. La huella de su ejemplo. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2009.         [ Links ]

25. Elena Alavez Martín. La ortodoxia en el ideario americano (2002) y Elena Alavez Martí         [ Links ]n. Eduardo Chibás: clarinada fecunda (2009).         [ Links ] También José Diaz Roque y Doris Era González. Eduardo Chibás: el gran cívico (2005).         [ Links ]

26. Newton Briones Montoto. General regreso (2005);         [ Links ] José Luis Padrón y Luis Adrián Betancourt. Batista. Últimos días en el poder (2008);         [ Links ] Servando Valdés Sánchez. La élite militar en Cuba (1952-1958) (2008);         [ Links ] Jorge Renato Ibarra Guitart. El fracaso de los moderados en Cuba. Las alternativas reformistas de 1957 a 1958 (2000).         [ Links ]

27. Rojas, M. La generación del centenario en el juicio del Moncada (1979);         [ Links ] Mencía, M. La prisión fecunda (1980),         [ Links ] Mencía, M. El grito del Moncada (1986) y Mencía, M. Tiempos precursores (1986).

28. Centro de Estudios de Historia Militar. Moncada. Antecedentes y preparativos y Moncada. La acción, tercera edición (1985);         [ Links ] José Bell Lara. Fase insurreccional de la revolución cubana (2007).         [ Links ] Entre las biografías destacan las realizadas por William Gálvez sobre Camilo Cienfuegos y Frank País: William Gálvez. Camilo, señor de la vanguardia (1979) y William Gá         [ Links ]lvez Frank. Entre el sol y la montaña (1991).         [ Links ]

29. Castillo Bernal. Cuando esta guerra se acabe. De las montañas al llano (2000);         [ Links ] Pérez Rivero. Maffo (1998),         [ Links ] Pérez Rivero. Desventura de un ejército (2003) y Pé         [ Links ]rez Rivero. La guerra de liberación nacional. Formación y desarrollo del Ejército Rebelde (2006).         [ Links ]

30. Gaspar González-Lanuza Rodríguez. Clandestinos. Héroes vivos y muertos (2007);         [ Links ] José M. Cuesta Braniella. La resistencia cívica en la guerra de liberación de Cuba (1997);         [ Links ] Sergio López Rivero. Emigración y revolución (1955-1958)(1995).         [ Links ]

31. Núñez Jiménez. En marcha con Fidel. 1959 (1982) y Nú         [ Links ]ñez Jiménez. En marcha con Fidel. 1960 (2003);         [ Links ] Buch Rodríguez. Gobierno revolucionario cubano: génesis y primeros pasos (1999);         [ Links ] Suárez. Un insurreccional en dos épocas, con Antonio Guiteras y Fidel Castro (2001),         [ Links ] Suárez. Otros pasos del gobierno revolucionario cubano (2002) y Suá         [ Links ]rez. Gobierno revolucionario cubano. Primeros pasos (2003).         [ Links ]

32. Franco. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe (1789-1854) (1965);         [ Links ] Franco. Historia de la Revolución de Haití (1966);         [ Links ] Franco. Armonía y contradicciones cubano-mexicanas (1554-1830) (1975);         [ Links ] Díaz de Arce. Ensayos latinoamericanos (1971);         [ Links ] Díaz de Arce. El proceso de formación de los estados nacionales en América Latina (1988);         [ Links ] Pividal. Bolívar: pensamiento precursor del antimperialismo (1977);         [ Links ] Pérez Guzmán. Bolívar y la independencia de Cuba (1988);         [ Links ] Suárez Salazar. América Latina y el Caribe: medio siglo de crimen e impunidad (1948-1898) (2001);         [ Links ] Suárez Salazar. Madre América. Un siglo de violencia y dolor (1898-1998) (2003);         [ Links ] Pérez Cruz y Suárez Salazar. Bicentenario de la primera independencia de América Latina y el Caribe (2010);         [ Links ] Pérez Cruz (coord.). Cuba en el movimiento independentista nuestroamericano (2012);         [ Links ] Padrón Iglesias. Cuba en la vida y obra de Francisco de Miranda (2010);         [ Links ] Prieto Rozos. La burguesía contemporánea en América Latina (1983);         [ Links ] Prieto Rozos. El movimiento de liberación contemporáneo en América Latina (1985);         [ Links ] Prieto Rozos. Albizu Campos y el independentismo puertorriqueño (1986);         [ Links ] Prieto Rozos. Centroamérica en Revolución (1987);         [ Links ] Prieto Rozos. Crisis burguesa e imperialista en América Latina (1988);         [ Links ] Prieto Rozos. Guerrillas contemporáneas en América Latina (1990),         [ Links ] Prieto Rozos. Ideología, economía y política en América Latina (2005);         [ Links ] Prieto Rozos. Evolución de América Latina contemporánea. De la Revolución Cubana a la actualidad (2009) y Prieto Rozos.         [ Links ] Visión íntegra de América (2012);         [ Links ] Guerra Vilaboy. La república "artesana" de Colombia (1980);         [ Links ] Guerra Vilaboy. Paraguay: de la independencia a la dominación imperialista, 1811-1870 (1984);         [ Links ] Guerra Vilaboy. Historia y revolución en América Latina (1989);         [ Links ] Guerra Vilaboy. Los artesanos en la revolución latinoamericana, Colombia 1849-1854 (1990);         [ Links ] Guerra Vilaboy. América Latina y la independencia de Cuba (1999);         [ Links ] Guerra Vilaboy. El dilema de la independencia (2000);         [ Links ] Guerra Vilaboy. Tres estudios de historiografía latinoamericana (2002) y Guerra Vilaboy.         [ Links ] Jugar con fuego: guerra social y utopía en la independencia de América Latina (2010);         [ Links ] Castañeda Fuertes. Introducción al estudio del movimiento obrero caribeño, (1831-1939) (1992).         [ Links ]

33. Este libro fue reelaborado en 2012 por su autor, incluyendo numerosos grabados de época y fragmentos de fuentes historiográficas que enriquecen de manera notable el análisis, así como un prefacio de Manuel Moreno Fraginals.

34. López Segrera hace la afirmación, un tanto arbitraria a nuestro juicio, de que "La cultura nacional aparece en Cuba alrededor de 1880, con la novela realista y posteriormente con el Modernismo entre otras manifestaciones culturales". Sin embargo, le reprocha al modernismo que no logre captar plenamente la esencia nacional, aunque más adelante se contradice al afirmar que fue Martí, un modernista ejemplar, "el fundador de nuestra cultura nacional popular". López Segrera, Cuba: cultura y sociedad (1989): 75.         [ Links ]

35. Moreno Fraginals. "Hacia una historia de la cultura cubana", Universidad de La Habana, n. 227, 1986: 41.         [ Links ]

36. Moreno Fraginals. Cuba/España, España/Cuba. Historia común. Barcelona: Editorial Crítica, 1995: 13.         [ Links ]

37. Leal Spengler, Eusebio, Regresar en el tiempo (1986),         [ Links ] Leal Spengler, Eusebio, La Habana, ciudad antigua (1988),         [ Links ] Leal Spengler, Eusebio, Verba Volant (1990),         [ Links ] Leal Spengler, Eusebio, La luz sobre el espejo (1996),         [ Links ] Leal Spengler, Eusebio, Carlos Manuel de Céspedes. El Diario Perdido (1998),         [ Links ] Leal Spengler, Eusebio, Fundada esperanza (2003) Leal Spengler,         [ Links ] Eusebio, Patria Amada (2005) y Leal Spengler,         [ Links ] Eusebio, Legado y memoria (2009).         [ Links ]

38. La empresa editorial más ambiciosa emprendida hasta el presente por la Oficina del Historiador es la publicación, en colaboración con la Editorial Pueblo y Educación, de la monumental Historia de la educación en Cuba, en diez tomos, de la autoría de Enrique Sosa y Alejandrina Penabad (Sosa, E. y A. Penabad. Historia de la educación en Cuba, 10  tomos, Oficina del Historiador y Editorial Pueblo y Educación, 2001).         [ Links ] También se viene publicando una selección del copioso epistolario de su fundador, Emilio Roig de Leuchsenring, en cuatro volúmenes.

39. Jiménez Soler, G. Las empresas de Cuba 1958 (2004) y Jimé         [ Links ]nez Soler, G. Los propietarios de Cuba 1958 (2008).         [ Links ]

40. Cantón Navarro y Duarte Hurtado, Cuba: 42 años de Revolución. Cronología histórica 1959-1982 y 1983-2000 (2006 y 2007);         [ Links ] Bell Lara, López y Caram, Documentos de la revolución cubana, en tres tomos correspondientes a los años 1959, 1960, 1961 (2008).         [ Links ]

41. Un ejemplo de su diversa y por momentos confusa recepción puede verse en el volumen Inicios de partida. Coloquio sobre la obra de Michel Foucault, publicado por el Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, en 2000.         [ Links ] Solo en 2009 ha visto la luz una recopilación de textos canónicos de Foucault realizada por el poeta e investigador Víctor Fowler.

42. Esta revalorización del pensamiento marxista antidogmático ha tenido uno de sus núcleos fundamentales en la Cátedra Antonio Gramsci del mencionado Instituto de Investigaciones de la Cultura Cubana Juan Marinello, donde se han promovido varios talleres y conferencias, luego recogidas en forma de libro: Rosa Luxemburgo. Una rosa roja para el siglo XXI. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello (2001);         [ Links ] Mariátegui. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello (2002);         [ Links ] Hablar de Gramsci. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello (2003) y Gramsci,         [ Links ] los intelectuales y la sociedad actual. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello (2006).         [ Links ]

43. La prolífica obra de Rolando Rodríguez abarca títulos como: Rodríguez, R. Cuba: la forja de una nación (2005);         [ Links ] Rodríguez, R. Cuba: las máscaras y las sombras. La primera ocupación (2007);         [ Links ] Rodríguez, R. República de corcho (2010);         [ Links ] Rodríguez, R. República rigurosamente vigilada. De Menocal a Zayas (2012);         [ Links ] Rodríguez, R. Rebelión en la República. Auge y caída de Gerardo Machado (2013);         [ Links ] Rodríguez, R. La revolución que no se fue a bolina (2013).         [ Links ]

44. En la historia militar son de interés los estudios realizados por Gustavo Placer Cervera sobre la toma de La Habana por los ingleses y la guerra de 1898: Placer Cervera, G. El estreno del Imperio: La guerra de 1898 en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2005 y Placer Cervera,         [ Links ] G. Inglaterra y La Habana: 1762. La Havana: Editorial de Ciencias Sociales, 2007.         [ Links ]

45. En este sentido Ana Cairo señaló, refiriéndose al valor de la escritura de Raúl Roa y Carlos Rafael Rodríguez,la necesidad de una prosa histórica que ayudara a que "algunos trabajos de historiografía no fueran lecturas casi exclusivas de especialistas, aprendices de tales, de aficionados "estoicos", de estudiantes coyundeados por profesores –todos aburridos, semidurmientes, refunfuñeantes ante la tarea hercúlea de leer sin disfrute– sino placer de un amplio público […] ciertas obras carecen del público suficiente al convertirse en una labor ciclópea pasar de las primeras páginas de lectura", Ana Cairo, "La revolución del 30: una aproximación historiográfica", La revolución del 30 en la narrativa y el testimonio cubanos. 1993: 100.         [ Links ]

46. Rafael Rojas, "Dilemas de la nueva historia". Encuentro de la Cultura Cubana, otoño 2008, nº 50, p.153-158.         [ Links ]

47. Con la notable excepción de César García del Pino, quien ha tributado importantes libros sobre esta etapa: El corso en Cuba. Siglo XVII (2001) y La Habana bajo el reinado de los Austrias (2008).

48. Sirvan de ejemplo: Portuondo, O. La Virgen de la Caridad del Cobre: símbolo de cubanía (1995);         [ Links ] Portuondo, O. Viñetas criollas (2009);         [ Links ] Portuondo, O. Un guajiro llamado El Cucalambé (2010);         [ Links ] Portuondo, O. Manuel Justo Rubalcava, el desconocido (2010);         [ Links ] Portuondo, O. Manuel María Pérez y Ramírez, polígrafo cubano (2014);         [ Links ] Portuondo, O. ¡Misericordia! Terremotos y otras calamidades en la mentalidad del santiaguero (2014).         [ Links ]

49. Vale la pena leer, al respecto, Ricardo Quiza. "Necesidades y problemas de la crítica historiográfica", en Memorias. Programa profesional XVI Feria Internacional del Libro de La Habana, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2007 y Pedro Pablo Rodrí         [ Links ]guez. "Contextualización de la crítica historiográfica", en Memorias. Programa profesional XVI Feria Internacional del Libro de La Habana, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2007.         [ Links ]

50. La revista de historia más importante, y prácticamente la única con ese perfil en Cuba, Debates Americanos, comenzó a publicarse en 1995 por la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de la Universidad de La Habana,         [ Links ] y se mantiene hasta la actualidad. La otra revista es digital y se titula Caliban. Revista Cubana de Pensamiento e Historia: www.revistacaliban.cu        [ Links ]

51. Olga Portuondo. "Luces y sombras de la historiografía cubana en 50 años de Revolución", La Gaceta de Cuba, La Habana, nº 3, mayo-junio, 2009, 38-39.         [ Links ]

52. Fernando Martínez Heredia. "Combates por la historia en la Revolución". La Gaceta de Cuba. La Habana, nº 1, enero-febrero 2009, 3-5.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons