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Cuadernos del CILHA

versión On-line ISSN 1852-9615

Cuad. CILHA vol.17 no.2 Mendoza dic. 2016

 

RESEÑAS

 

Piña, Cristina (editora). En la trastienda del lenguaje: Nueve miradas de la escritura de Alejandra Pizarnik.

Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 2015.

 

Andrea Marone

Universidad Nacional de Cuyo, Argentina
andreacarlamarone@gmail.com

 

El libro es una edición de ensayos críticos sobre la obra de Alejandra Pizarnik (AP). En el contexto de una vigente divulgación internacional de la poetisa y la paulatina canonización de su tarea poética/antipoética, se ofrece una serie de nuevas miradas interpretativas.

En la trastienda del lenguaje: Nueve miradas de la escritura del Alejandra Pizarnik está conformado por nueve textos y su respectiva bibliografía. La diversidad de lecturas en la que se basan los trabajos refleja la dinámica y multidisciplinariedad de las críticas. Las citas incluyen teóricos de diferentes corrientes, tanto del área de la crítica literaria como de la literatura en sí misma, la psicología y el arte. Por dar algunos ejemplos paradigmáticos, nos encontramos con estructuralistas como Michael Foucault o Roland Barthes, posestructuralistas como Derridá o Deleuze, surrealistas como André Breton o Antonin Artaud, psicoanalistas como Freud o Lacan y representantes del Arte Pop como Lichtenstein.

Además, se ha realizado un relevamiento exhaustivo de los trabajos críticos referidos específicamente a AP, incluidos los de las autoras del libro y el de César Aira, citado repetidas veces por la polémica que generan sus puntos de vista. Clelia Moure señala "Por ello disiento con lo señalado con demasiada ligereza por el reconocido critico, traductor y novelista Cesar Aira, quien afirma que en la poesía de ´A.P.´ el stock [sic] es limitado (…)" (Piña, 160). Uno de los objetivos de En la trastienda es abrir el debate sobre aquellos aspectos de la poesía de AP que fueron abordados con demasiada ligereza y superficialidad por una crítica que insiste incisivamente en dejar de lado a las escritoras mujeres.

La encargada de la edición es Cristina Piña, la cual ha sido reconocida desde hace varias décadas por sus investigaciones y trabajo biográfico en torno a la figura de AP. Piña introduce la lectura con un prólogo sintético y conciso en el que enmarca los trabajos críticos de Pizarnik en un tercer momento evolutivo. Desde el 2004 el proceso de producción de la escritura ha sido de principal interés, entendiendo que, gracias a las numerosas ediciones de su obra, se ha ampliado significativamente el número de lectores.

Las autoras que participan de la antología son intelectuales de diferentes países. Todas han sido premiadas por sus trabajos académicos o ensayísticos y, a juzgar por las temáticas de los mismos, muestran un remarcado interés en la poesía. También, por el género como perspectiva desde dónde abordar los estudios literarios. Cuatro de ellas ofrecen su crítica desde el lugar que comparten con AP, el de ser prolíficas escritoras de poesía: Carlota Caulfield, Dores Tembrás, Ivonne Bordelois y Cristina Piña. También, la escritora Melanie Nicholson se ha interesado por la poesía Argentina y Latinoamericana desde New York  y Mariana Di Ció se ha doctorado con un trabajo sobre Pizarnik y trabaja con la literatura argentina desde París. Datos que no podemos dejar de mencionar por la necesidad de que intelectuales de países de habla no hispana se interesen en los escritores de nuestra región. La misma tarea de reivindicación de la escritura argentina la han realizado Paulina Daza y Dores Tembrás desde Chile y México, respectivamente. Finalmente, Clelia Moure aporta a los estudios de AP desde La Plata, lo más cercano al interior del país que ha sido tenido en cuenta al momento de la elección del criterio antológico. Cada una de ellas ha realizado trabajos sobre la poetisa de mayor extensión y autonomía. Sin embargo, lo interesante de la antología es que ofrece la posibilidad de presenciar el diálogo entre las diferentes miradas, las cuales se vertebran en torno a similitudes interpretativas.

Uno de los aspectos que a los seguidores de los trabajos de Cristina Piña nos llamará rápidamente la atención es su cambio de foco en cuanto a la relación entre la poesía y la vida de AP. En este último trabajo Piña formula desde una postura mucho más explícita el hecho de que la obra de Pizarnik intenta volcar en el texto la experiencia de la vida misma, estableciéndose un nexo insondable entre el autor y el texto: "la plasmación de su vida según un ideal poético tomado de la literatura, es una textualización o literalización de la propia vida" (Piña, 2015: 49).

Por la coincidencia en el criterio, o tal vez por la obviedad de la hipótesis, la relación que se establece entre la psiquis del sujeto autor y sus escritos se conforma como el eje vertebrador de los trabajos. Las autoras del texto entienden de manera unánime que al momento de hacer un análisis de los textos de AP se llega irremediablemente a vincular la poesía con el pensamiento, la cosmovisión e inclusive las imágenes que remiten a la experiencia de un ser humano frente a su propia vida.

Carlota Caulfiel describe "Reflexiones sobre la écfrasis pictórica en la poesía de Alejandra Pizarnik". En el artículo afirma que las prosas poéticas remiten a dos conocidos cuadros de Hyeronimus Bosch: Extracción de la Piedra de la Locura y El Jardín de las Delicias. A partir de allí señala dos circunstancias. La primera, el hecho de que la poetisa consigue aunar sus prosas poéticas con el arte visual, ya que los poemas se configuran como un "llamado al sentido de la vista" (Piña, 2015:207). El objetivo sería contrarrestar el vacío que le producía el lenguaje.  La segunda circunstancia, la relación de AP con uno de los más sorprendentes antecedentes del surrealismo: El Bosco, que la encuadra ligeramente entre los ecos de la vanguardia. En este contexto entendemos cuando Caulfield afirma que "De forma visceral la poeta quiere, en sus prosas poéticas, despertar la totalidad de su mundo interior y sacarlo a la superficie" (Piña, 2015: 207). Los personajes desnudos y alucinados de El Bosco vendrían a representar como una metáfora su intencionalidad poética. El juego retórico de la construcción/destrucción de la propia voz en el poema es, entonces, una problemática de tinte filosófico que se presenta de manera recurrente dentro de su aparentemente hermética poesía. Entendido este precepto de escritura, las autoras del libro se permiten el establecimiento de una vinculación entre la realidad y ficción poética en AP.

Ivonne Bordelois en el primer artículo del libro: "Alejandra Pizarnik en mi memoria" opta por el tono ensayístico. El texto resulta de sumo interés por abordar un tema del que poco se ha escuchado con anterioridad: la relación entre Pizarnik y Borges. Cuenta la anécdota de una entrevista que AP intentó hacerle a Borges y señala la existencia de un Cahier Vert en el que AP ha realizado un comentario sobre la poética de su contemporáneo. También es relevante porque describe con precisión la complejidad de la personalidad de AP basándose en la experiencia que tuvo de conocerla. Al respecto señala: "Para quienes tuvimos el privilegio de conocer a Alejandra Pizarnik, es indudable que su poesía resultaba y resulta aún hoy la extensión natural de su persona (…)" (Piña, 2015:15). Cabe mencionar que este tipo de  decisiones han resultado en otros momentos bastante polémicas para las corrientes más conservadoras de los estudios literarios. Tradicionalmente, se ha insistido en la separación de la labor literaria y la vida del autor.  No obstante, la decisión de prestar atención a este aspecto refleja el buen criterio y la actualidad de la crítica que realizan las autoras.

En "Versiones y perversiones. Una propuesta de lectura para textos inéditos de Alejandra Pizarnik", Paulina Daza analiza dos poemas que no han sido editados nunca, y a los cuales solo se puede acceder desde la Universidad de Princeton. Aborda, entre otras,  la temática de la multiplicidad de los yoes que recorren los poemas. Daza entiende que AP construía identidades textuales para deshacerse de su soledad. Por lo tanto: "La creación de yoes en su mundo poético (está) inevitablemente ligado a su vida." (Piña, 2015:98). Además, Daza interpreta la muerte de AP en el poema Epitafio. ¿En qué sentido? Cuando el yo lírico señala la pronta desaparición de la voz-Sasha, en realidad, por la coincidencia temporal, nos enfrentamos con la autora que anticipa su propia muerte: "La desaparición y muerte de este sujeto textual se presenta como si finalizara una parte de la vida. He aquí la estrecha conexión entre vida y obra de la poeta argentina" (Piña, 2015:101).

Entonces, las autoras coinciden en que AP intenta volcar la realidad y a medida que no lo consigue, pretende transmitir la imposibilidad de comunicar lo innombrable, razón por la cual se considera que en su obra plasma el lenguaje de la desarticulación. Pero la desarticulación no es solo externa, es decir, del lenguaje con sus impedimentos. Sino interna, del yo lírico  con respecto al mundo. Al respecto, Melanie Nicholson, cuya mirada de naturaleza comparatista resulta bastante sagaz, escribe una artículo muy interesante por sus referencias y contenido. En "La muñeca argentina de Bellmer: Alejandra Pizarnik y la desarticulación del yo",  se establece una relación entre AP y el fotógrafo polaco Bellmer. Ambos, a través de diferentes lenguajes artísticos, plasman su obsesión con la destrucción de la figura femenina vinculada al sadismo. En el caso de Bellmer aparentemente alejada a su identidad per ser. En el caso de Pizarnik, vinculada con cierta tendencia reiterada a la victimización.

Melanie Nicholson,  afirma que el yo lírico adopta una actitud pasiva frente a problemáticas sociales de su incumbencia. Pone como ejemplo el machismo de los grupos surrealistas que Pizarnik frecuentaba. El ejemplo resulta clarificador para soslayar una aparente contradicción. ¿Cómo puede ser que Pizarnik intente volcar su vida en la poesía si no realiza una crítica social? Debe entenderse que su indagación poesía/vida se circunscribe a la literatura como espacio para dejar sentada la imposibilidad del lenguaje. También, a la poesía como espacio en el que la carencia física se duele a sí misma. Pero, su mimetización entre la poesía y la vida no refiere al compromiso desde una perspectiva anecdótica o de denuncia. Hecho que cierto grupo de lectores le reclaman. Nicholson comenta que  "La poeta constantemente recuerda al lector que las figuras que crea no son objetos de una mirada externa sino personificaciones de su yo alienado" (Piña, 2015:230).

Entonces, la tarea poética de AP se conforma como una suerte de obsesión por contar aquello que escapa al límite de la ficción literaria. Carolina Depetris en su artículo "La aniquilación poética como plenitud" escribe sobre la insistente voluntad de AP de unir la poesía y la vida, con intenciones lejanas al utilitarismo burgués (Piña, 2015:183) y con la voluntad de despertar la memoria lingüística primitiva. Depetris analiza estas características de AP en el marco de sus lecturas de Artaud y de la teología mística, que entiende a la poesía como vehículo de un sentido trascendental. Entonces, "procurar la unión entre poesía y vida (…) es un problema constante en los escritos de la autora" (Piña, 2015:175).

En los artículos, además de plantearse que la cosmovisión poética de AP refleja su vida y personalidad, se esboza la estrecha vinculación entre poesía y pensamiento. Es decir, que no es solo la vida de la persona la que se relaciona con su obra, sino que su cosmovisión se vuelca en la labor poética, y sus pensamientos intentarían articularse desde una aparente transparencia. Mariana Di Ció aborda esta problemática en el artículo "El taller de "Corte y Confección" de Alejandra Pizarnik: pequeña anatomía de escritura". Ella Informa acerca de la técnica de composición de AP. La misma se ha analizado reiteradas veces por ser una suerte de superposición de diferentes palabras en determinados contextos que avalan la experimentación con el lenguaje. Para Di Cio, en la obra de AP "Las fluctuaciones léxicas nos permiten, en cierto modo, reconstruir el pensamiento de la autora." (Piña, 2015:78). Este pensamiento oscilaría entre la musicalidad y la ausencia.

Cristina Piña en su artículo "La biblioteca alejandrina" también se interesa por la escritura en el sentido más artesanal de la palabra. La autora señala que el corpus de las producciones de Alejandra ha sido reducido gravemente porque no se ha tenido en cuenta el libro como objeto. Piña nos informa que los libros que pertenecieron a AP están íntegramente intervenidos con anotaciones, tachaduras  e inclusive páginas arrancadas. El análisis de este material que se considera paralelo a la obra de un autor, puede, entonces, aclararnos muchos aspectos que hasta el momento han permanecido ocultos de AP.

Sin embargo, si seguimos analizando la temática de la relación entre la poesía y el pensamiento, resulta interesante el artículo de Clelia Moure: "La experiencia desnuda del lenguaje". Moure entiende que el quiebre de la tradición inamovible que consideraba a la poesía como mero vehículo estético es propio del siglo XX: "La incesante reflexión acerca del lenguaje poético ha superado durante el siglo XX una discusión antigua: la supuesta oposición excluyente entre poesía y pensamiento (...)" (Piña, 2015: 141). Sin embargo, lejos de simplificar la temática, señala que la poesía como generadora de pensamiento transmite sus ideas de una manera distinta. Y, volveremos, a uno de los ejes vertebradores de la poesía de AP, lo que transmite es la imposibilidad de comunicar y la desarticulación del lenguaje. Luego, Moure irá desglosando fragmentos de la poesía de Alejandra a la luz de teorías que avalen la vinculación entre la escritura y el sujeto, entendido como sujeto pensante.

Todas estas disquisiciones permiten a la crítica dar un paso más allá en cuanto a la interpretación de los textos líricos. Cuando se habla de crítica de la obra de AP es posible leer conclusiones como la siguiente, que parecen estar extraídas del cuaderno de un psicoanalista: "La presencia femenina niña, que es, sin duda, la figuración más compleja y rica: con la que el yo lírico mantiene un vínculo más estrecho" (Piña, 2015: 106). Esta última cita pertenece al exhaustivo artículo de Dores Tembrás Campos: "De niña a anciana. Análisis de las presencias femeninas relacionadas con la edad". Campos realiza un análisis pormenorizado de las figuras femeninas que recorren la poesía de Alejandra, tanto a nivel simbólico como en su relación con el yo lírico. Concluye en la cercanía entre la niña y la anciana, justificada con las poesías. No obstante, como señala Ivonne Bordelois al principio del libro: "La misma dificultad que se encuentra al querer aferrar el magnetismo de sus palabras, se duplica cuando se quiere evocar su personalidad" (Piña, 2015:15). Por lo tanto, la cercanía entre la figura de la niña y la autora (alejada de la voz poética) es incierta.

Concluyendo, los artículos del libro no solo son oportunos al momento de interpretar a AP sino que también reflejan una coherencia interna que va más allá de lo meramente lingüístico. Las autoras, a pesar de su diferencia contextual e inclusive idiomática, parecen haber vivenciado experiencias similares tras la lectura de AP. Esto refleja, por un lado, la uniformidad de la obra de AP, ya que el corpus analizado por cada una de las autoras es diferente. Por otro lado, el hecho de que las miradas críticas han recorrido un proceso similar, enmarcado en un momento de globalización y circulación del conocimiento.

Los temas que se han mencionado son solo algunos de los ejes vertebradores de la antología. La experiencia de lectura es sumamente fructífera porque no solo nos acerca a la poética de Alejandra, sino también a la poesía argentina, al lenguaje del siglo XX, a la relación entre el lenguaje y la realidad, a la relación entre el lenguaje y la pintura... también, a la crítica internacional. El libro, lejos de redundar en espacios comunes, hace hincapié en ofrecer miradas originales y profundas sobre la obra de Alejandra Pizarnik.

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